Libro de la Sangre XI

[Orión Yaxley]

Se recuperó bien gracias a las pociones que le aportó Gatiux. Guardó en su bolsillo las botellitas vacías. Había perdido bastante sangre y no ingerir alimento en ese tiempo fue el detonante para que se quedara planchado sobre la roca donde se sentó. Aun así, la caminata no fue del todo terrible y se pudo llegar a buen puerto, en este caso, buena cueva.

 

Comenzaron a caminar hacia los adentros de la cueva mientras la voz de Hades daba las últimas indicaciones. El punto final. Siempre era sorbe el punto final. Éste ya lo estaba cansando, porque siempre tenían que ir hacia otro sitio y nunca llegaban a poder utilizar los hechizos en un duelo en específico. Pero bueno, respiraba hondo y volvía a recuperar la paciencia. Después de todo, como venimos diciendo hace los últimos posts, la estaba pasando bien con Gatiux.

 

Asintió cuando sacó el sickle. Excelente forma de tomar decisiones. A veces lo mejor era dejar las cosas a la suerte.

 

- Iremos por el estrecho entonces. Es el que más me gusta.

 

Comenzaron a tantear las paredes del pasillo, iluminado por antorchas de fuego eterno. Se sorprendió que por ese lugar no se aparecieran muertos vivos o algo así. Hasta ahora, ésos habían sido los obstáculos más importantes. Digo de un Nigromante, como Hades. Por suerte, Emmet se había sumado al grupo. Otra mano más era necesaria. No tenían ni idea de lo que se iban a enfrentar

 

- Vigila por donde pisas, no vaya a ser que esto sea una especie de sarcófago y salgan pinchos de las paredes. No quiero ser zumo de Gatiux.

 

- ¿Piensas que este es un templo sagrado o algo así? Digo, una cueva profunda, trampas, y vaya uno a saber qué recamaras están por doquier -luego miró a Emmet-. ¿Qué piensas al respecto?

 

Pensó en tirarse detritus. No lo haría con la gente ahí. Entrelazó sus manos con la de ella.

 

- Tienes razón con lo de las trampas. Haremos lo siguiente. Es una corrida de medio minuto la que tenemos que hacer. Si nos tiramos una salvaguarda mágica y tomamos carrera, podremos pasar por el lugar sin problemas.

 

Sacó las botellitas que antes había usado y miró hacia Gatiux y luego al vampiro.

 

- Intentaremos algo antes.

 

Movió la varita y rellenó los tubitos con agua para que tuvieran peso. Los lanzó con la suficiente fuerza que fueron rodando por el suelo. De esa forma accionarían suficientes trampas. Una copia barata de Indiana Jones y sus canicas. Luego pensó en Salvaguarda mágica. Asintió a sus compañeros. Era momento de correr.

Editado 22 de Febrero del 2017 por Orión Black

[Gatiux]

Gatiux rió por lo bajo la broma subida de tono que había hecho su acompañante mientras le dirigía una mirada cargada de significado, entre pervertida y con varias promesas en cuanto salieran de allí. Tuvo que morderse la lengua y agachar la cabeza cuando Emmet les dió alcance pero con la sonrisa aún en el rostro. Carraspeó suavemente. La mayoría del tiempo solía descentrarse si se encontraba a solas con Orión, la llegada del Nigromante era bastante oportuna para volver al objetivo de la tarde.

 

- Claro, Emmet. Ven con nosotros.

 

Asintió al plan de Orión, le parecía perfecto. Ella también habría propuesto la solución del Salvaguarda Mágica, pero lo que fue aún más brillante fue lo de llenar las botellas de agua para que tuviesen peso y lanzarlas a rodar delante de ellos. Antes de empezar a correr, Gatiux conjuró una bola de luz para que iluminase el camino unos cuantos pasos por delante del que iba primero, en este caso Orión, y luego le dirigió un leve asentimiento con la cabeza. Estaba preparada para correr.

 

- ¡¡Emmet, prepárate!! ¡¡¡Tres, dos, uno!!!

 

Como si estuvieran sincronizados, Orión y Gatiux se movieron al tiempo. Primero él lanzó las botellas y luego comenzaron a correr a toda velocidad. -Salvaguarda Mágica- había pensado al tiempo que su compañero desaparecía. Si hubiera tenido un cuerpo físico, aquella flecha se habría clavado en su frente, pero traspasó el aire, ahora eran poco más que fantasmas. Saltó al tiempo que saltaba el mortífago que iba primero, repitiendo sus movimientos. Si no hubiera sido por el Salvaguarda aquella roca que salió de repente de un lateral les hubiera mandado hasta la otra pared con fuerza.

 

Siguieron corriendo. Ya no faltaba mucho.

 

Llegando al final tuvieron que saltar por encima de un foso de piedras puntiagudas. ¿Olía a sangre? Alguien debía de haber tenido mala suerte y caer allí dentro. Al llegar al final del camino, tras la agitada carrera, volvían a ser corpóreos. Allí no había nada. Gatiux frunció el ceño y miró a los ojos azules de Orión. Era muy extraño que hubiesen ido a parar a un sitio sin salida después de que les intentaran matar todas aquellas trampas.

 

Soltando la mano del mortífago comenzó a palpar la piedra que tenía enfrente, recorriéndola de arriba a abajo con paciencia. De pronto la mano de la Malfoy se hundió más allá. Asomó con cuidado la cabeza para comprobar si aquello era la entrada escondida u otra trampa más. Por suerte para los tres se trataba de lo primero.

 

- Es por aquí, chicos.

 

Un camino aún más estrecho que daba a parar a una zona amplia de la enorme cueva en la que se adentraron. Suspiró con algo de cansancio. ¿Acaso no se acababa nunca?. Sus ojos amarillos buscaron a Hades, debía estar por allí como les prometió, tal vez camuflado con el paisaje, la última vez salió de la nada.

[Emmet Haughton Gaunt]

<< Corre y no te dentengas por nada en el mundo. Corre como siempre lo has hecho >> (?)

 

Habái visto toda la preparación que el Black hizo para que las trampas se activaran con las pequeñas botellitas de agua que él había rellenado con su propia varita. Cuando comenzaron a rodar por aquella superficie, Gatiux y Orión, salieron a a las corridas para cruzar del otro lado. Por su parte, Emmet hizo lo mismo pero antes se había vuelto etéreo con el Salvarguarda Mágica logrando pasar sin ningún tipo de rasguño. Pudo notar cómo los pinches traspasaban su figura fantasmagórica y, la roca que había pasado cerca de Gatiux, rozó al vampiro pero sin hacerle algún tipo de daño.

 

No podía permitir que el efecto del hechizo se pasara por lo que, al llegar al otro lado después de haber pasado los primeros obstáculos, tomó carrera y saltó por el foso de piedras puntiagudas. Sin duda varios habían terminado su vida allí dentro. Se podía sentir el olor a sangre que salía de aquél hueco. Ni quería imaginarse el final doloroso y sangriento que tuvieron que pasar.

 

El efecto del hechizo se terminó justo llegando a la entrada de la caverna o cueva que Hades, el educador, había dicho que los esperaría para finalizar la travesía del Libro.

 

- Juro que jamás de los jamaces (?) volveré a este lugar.

 

Soltó tomando todo el oxígeno que podía después de aquella corrida. Hacía mucho no pasaba tanta adrenalina aunque agregándole el toque de mortalidad que el profesor había decidio darle al cursado.

 

- Si mal no recuerdo, Hades tendría que estar dentro de la caverna esperándonos. ¿O no?

 

Los miró a ambos sacudiéndose el polvo que tenía encima.

[Hades Ragnarok]

El Ragnarok de una u otra forma sabia lo que estaba sucediendo con cada uno de los alumnos y lo que hacian para pasar por aquellas pruebas, había algo de acción y lastimosamente él sabía que habría mucho mas, conocía aquel sitio y ni siquiera habían llegado a la mitad o descubierto todos los horrores que podía esconder aquel perdido y tetrico lugar del planeta. ¿Cómo la había encontrado por primera vez?, la respuesta era sencilla, una vez que había sido mordido y trasformado, el cainita odio en lo que se había convertido, luchaba con sus propios demonios una vez que había intentado matarse tantas veces y el barco donde viajaba de polizonte naufrago, al ser el único sobreviviente no le había quedado más remedio que vagar por allí, justo en ese momento fue que apareció ante él aquel lugar.

 

Cerro los ojos para meditar. Ademas, de aquella forma podia confiar en sus otros sentidos. Bufo por lo bajo para despeus dibujar una mueca. Abrio los ojos y observo a aquel punto donde despeus de un rato aparecieron aquellos que habian sobrevivido a los obstaculos y a la clase. Se coloco a unos pasos de ellos estudiándolos con la mirada preparándose para mover la varita de ser necesario o usar algunos trucos que tenia debajo de la manga, sin embargo, se volteo

 

-Muy bien, felicidades, veo que estan completos y sin mutilaciones -dijo divertido- solo un poco mas y podremso salri de aqui.

 

La luz que se encontraba a unos cuantos metros frente a él era extraña y diferente a las conocidas, se movía de forma aleatoria, era como si algo estuviera iluminando alguna gema preciosa o se estuviera reflejando la luz en algún lugar. Dibujo una mueca, no le daba mala espina pero su instinto le decía que debía tener cuidado.

 

Una luz cegadora cubrió el lugar en un segundo, tan rápido que no les había dado tiempo de reaccionar ante aquello, un segundo después ya no se encontraban en aquella cueva, todos tanto él como Gatiex, Emmet, Orion, Catherine y Bel habían desaparecido.

[Melrose Moody]

En la cueva

 

-No lo necesitas -señaló Catherine cansinamente-. Suelta eso ya, es tarde.

 

Los espíritus se habían desvanecido pero también con ellos la expresión de Dayne. Habían ya cobrado su precio. Catherine sólo sabía a qué orden de los oscuros pertenecía y aunque poseían habilidades para comunicarse con espiritus debía haber algo más que hubiese conectado con ellos que hizo que aquello sucediera. Ahora los espíritus parecían manejar su cuerpo, que se movía como el de un títere. Fue así, que llegaron ante Ragnarok, que ni siquiera parecía haber percibido el cambio radical en su alumno. Catherine tampoco dijo nada para revelarlo y por el contrario se quedó algo rezagada, para impedir que fuese notado.

 

Negó con la cabeza y dejó así que el primer grupo marchara primero luego de que Ragnarok se retirara de la manera más inverosímil posible. Ella misma había deseado ir por el camino que el primer grupo había tomado pero no se arriesgó a ir por allí también. No sabía a qué paso irían y aunque pudieran abrirles camino no era seguro que las trampas no se reactivaran o que algo peor les sucediera. Así que convencida de lo que hacía, tomó el camino de la izquierda.

 

Bel marchaba a su lado aunque su expresión era indescifrable. Poco después de trastabillar por ese pasillo iluminado con pobres luces, llegaron a un lago. Catherine suspiró. Las aguas subterráneas eran una de las cosas que más detestaba. Uno no sabía que cosas podían estar reptando en sus aguas. De cualquier forma, todo aquello parecía una maldita trampa así que no se molestó por ser discreta. Al contrario. Sin consultarlo con Evans y en cuanto todos estuvieron arriba, dio unos toques con su varita al bote para que éste empezara a avanzar con rapidez. Apenas iba a mitad de camino sin saberlo, cuando aquellas cosas comenzaron a rodearlos y a obstruirles el paso.

 

Cadáveres. El rostro de Catherine se crispó en una mueca de desprecio. Por suerte, su anillo detector de enemigos había alcanzado a alertarla justo a tiempo. Innumerables veces dijo "incendio" y vio las llamas salir disparadas de su varita, aunque sólo fuese por unos segundos. Los cuerpos combustibles de los inferi quedaban sólo rezagados, pues pronto el agua apagaba las llamas y todo terminaba por quedar a medio consumir. El olor era insoportable.

 

Fue entonces cuando Catherine recordó su amuleto volador y lo extrajo de su morral. Fue con él con el que logró salvar la distancia que les quedaba hasta la orilla opuesta. Se había jugado la vida, por supuesto, ya que si hubiese faltado mucho podrían haber caído directamente al agua y haberlas visto negras aunque no fue así. Apenas en tierra firme echó a correr, llevando a Dayne consigo y apurando a gritos a Bel. De hecho, corrieron por un rato antes de atreverse a detenerse. Habían atravesado la primera parte del recorrido pero...

 

Fue en ese momento en que vio claramente ante ella a su madre. A pocos metros de ella, un niño Malfoy de cabello completamente negro le sonreía. Un maldito niño Malfoy, el mismo niño Malfoy que la había arrojado de lo alto de la torre de la nigromancia. Su madre, en cambio, lucía tranquila. Con aquella vestimenta de la era medieval, completamente vulgar y como sacada de épocas pasadas, como había sido siempre.

 

Catherine parpadeó pero la visión no desapareció ¿veía Bel lo mismo?

[Rory Despard]

Seguíamos el estrecho sendero y yo continuaba pensando en aquellos fantasmas ¿cómo podía Catherine haberlo olvidado tan fácilmente? Por eso era que no podía dejar de verla como una mujer desagradable en incontables ocasiones. En cuanto a Hades Ragnarok, de sólo pensar que una persona de ese calibre enseñaba en la universidad me ponía los nervios de punta. Tampoco tenía una idea clara de qué podía estar sucediéndole a Jank y Catherine lo llevaba consigo como si fuese un bolso o uno de sus libros. Su actitud me molestaba más y más, algo típico de los Moody.

 

La imagen de los ancianos seguía en mi cabeza cuando subimos a la barca y me acosó mientras ésta avanzaba. Por eso no protesté al inicio. Cuando reaccioné, ya era tarde.

 

-Pero... ¡¿acaso estás loca?! -en la oscuridad en que la caverna se había sumido debido a que las antorchas habían quedado atrás, todo parecía ser más siniestro y mi voz reverberó con mayor fuerza de la que había podido calcular- no te das cuenta que algo podría alcanzarnos o...

 

Demasiado tarde. Para cuando lo había dicho los inferi ya habían empezado a rodearnos y mis manos sólo sujetaron mi varita con fuerza. Pronto, nos defendíamos desesperadamente con llamaradas que sólo conseguían alejar los cadáveres por breves intervalos. Por más que hacía un esfuerzo sobrehumano por recordar no era capaz de traer a mi memoria un hechizo de aquellos libros que pudiese sernos útil en tales casos e intentar leer el libro en sí mismo gastando la varita en intentar dar alguna luz habría sido más que iluso, peligroso.

 

Pronto, Catherine dio con otra opción. No me gustaba nada y discutimos sobre ello pero llevé las de perder. Los inferi empezaban a sobrepasarnos y la alarma se cernía sobre nosotras al igual que la cerrada oscuridad. Así, apreté el amuleto que colgaba de mi cuello y pensé en lo que necesitábamos y en él para hacer sus poderes efectivos. Empecé a levitar suavemente primero y a mayor altura después. Abandonamos la barca. La travesía no duró mucho y no habríamos visto la tierra debajo de nosotros de no ser por las llamaradas que lanzaba Catherine de vez en cuando a pesar de que llevaba consigo a Jank. Si había algo que tenía que aceptar era que tenía fuerza y determinación... pero ninguna otra cosa más. Alcanzamos tierra firme pero no nos detuvimos en la orilla si no que corrimos como alma que lleva el diablo por un largo trecho. Las luces habían vuelto a brillar en las paredes, aunque seguían siendo tenues y el camino era ahora más estrecho.

 

Era imposible determinar si nos hundíamos más en las entrañas de la caverna o estábamos cerca de salir. Fue entonces cuando la voz de mi prometido me asaltó y dejé de prestar atención a todo lo demás. Porque era imposible, sencillamente imposible, que él estuviese allí ¿qué clase de magia oscura podía estar operando para traerme de vuelta su voz de manera tan nítida?