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Prueba de Nigromancia #8


Báleyr
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Salió de la mazmorra media hora antes de medianoche, caminando lentamente con ayuda del bastón para disimular la tomara de la pierna izquierda. Sobre la mejilla llevaba una profunda cicatriz abierta cubierta por un extraño ungüento gris que brillaba bajo la luz de la luna. Unas profundas ojeras destacaban sobre las facciones angulosas de su rostro, y llevaba el ojo malo oculto bajo un parche. Esa noche los años habían aflorado y en cada paso demostraba su avanzada edad. Esa noche se sentía como el viejo que era, como el saco de huesos y memorias centenario que se hacía pasar por profesor. De vez en cuando, como esa noche, sus incansables batallas le pasaban factura para recordarle que no era más que un rufián. Poderoso, sí, pero de naturaleza mortal.

 

Antes de salir, envió una lechuza a Hades para indicarle la hora y el lugar de la prueba, hacia donde se dirigía con parsimonia. Cruzó las callejuelas de arena y roca, entre las pequeñas casas y edificios de ladrillo cocido. De vez en cuando se encontraba con algún alumno que apresuraba el paso al avistarlo, sin siquiera dedicarle una mirada de soslayo. El Arcano de Nigromancia siempre había sido un puesto de respeto que imponía al alumnado y a la sociedad mágica en general. No solo por el halo de misticismo y leyenda negra que rodeaba la materia, sino porque los propios Arcanos eran magos de conocida y dudosa reputación. Sus habilidades en las artes oscuras no dejaban indiferentes a nadie.

 

Se detuvo al llegar a la orilla y elevó el brazo derecho con la vara de cristal. Con la punta hizo una floritura precisa sobre el aire, dibujando un corte desde donde se comenzó a abrir un portal. En el agujero desaparecía toda luz y todo sonido de este mundo, absorbiendo incluso el calor y la humedad de esa noche en la que se avecinaba una tormenta. Bajó el bastón y se adentró en el mundo de los muertos. Esa sería el primer obstáculo. Para pasar al otro lado del río y llegar a la isla, Hades tendría que abrir un portal hasta el otro mundo y atravesarlo.

 

Parecía sencillo pero no lo era. El viejo se desplazó por una profunda oscuridad, iluminado apenas por el brillo rojizo que desprendía la vara, tiñendo sus barbas grises con destellos sanguinolentos. La luz de la vara y su mera presencia le hacían fácil el viaje en un mundo que no era apto para los vivos; él era quien era después de haber luchado cientos de años contra los demonios de las profundidades y los suyos propios. Caminar por el caótico mundo de las almas en pena podía ser un suplicio para un ser de mente débil. El aire enrarecido y tóxico, el excesivo frío y las ilusiones de las desdichadas almas podían tumbar incluso al más valiente de los magos si dejaba espacio en su mente para la duda, para el recuerdo y para el dolor. Por eso sería la segunda barrera: salir indemne de ese mundo y llegar a la Isla.

 

Báleyr golpeo el suelo con la vara y un sonido atronador rompió los lamentos que susurraban a sus oídos. Otro golpe en el suelo y abrió otro portal desde el que se podía ver la orilla del río, los juncos mecerse al compás de viento y la pirámide al fondo de todo, brillando con destellos plateados.

 

La tercera barrera la encontraría antes de entrar en el laberinto, junto a las cajas de madera apiladas al lado de los setos. En ellas encontraría, cadáveres, partes humanas en frascos, así como calderos y una daga. Esta vez no iba a traer almas de vuelta al mundo sensible y terrenal, sino que iba a darles vida a esos cuerpos inanimados para hacerse su propio y pequeño ejército de no vivos. Todo estaba anotado en la nota que le dejó sobre la mesa de sacrificio de piedra.

 

¿Para qué iba a necesitar eso? El Arcano ingreso en el laberinto y a cada paso se fue encontrando con cuerpos inanimados, cadáveres grisáceos y repugnantes dispuestos como soldados a cada metro, en cada recoveco y esquina hasta el final de las callejuelas angostas. Esos seres, al menos cincuenta, iban a cerrarle el paso a Hades, por lo que le vendría bien la ayuda de más de un no vivo para hacerle la labor más fácil. Esa era la última barrera antes de encontrar al otro lado la pirámide.

 

El viejo se ubicó junto a la puerta de la pirámide, dándole la espalda a la estrella de siete puntas. Nadie se convertía en amo de la muerte tras pasar esos obstáculos, ni tampoco al pasar la prueba. Aquello era solo el inicio de un proceso muy largo que le costaría a Hades más que unas pocas gotas de sangre.

 

- Las barreras están dispuestas, Ragnarok. Primero has de abrir un portal para atravesar al mundo de los muertos. Luego, deberás salir vivo y cuerdo de las fauces de la muerte, sin perderte en sus trampas e ilusiones, te van a seducir con sueños de viejas primaveras, te ofrecerán el poder de dioses inexistentes para amarrarte a ellas.

 

La voz del anciano llegaba hasta la otra orilla, hasta su alumno, como una advertencia en medio de la tormenta que comenzaba a desatarse sobre la Universidad.

 

- Si eres capaz de sortear los dos primeros obstáculos, tendrás que hacer frente a otros dos en la otra orilla. En la isla te esperará tu destino si eres lo suficientemente hábil como para darlev ida a tu propio ejército de no muertos y para, finalmente, enfrentarte a los terrores que acechan dentro del laberinto. Solo entonces, podrás acceder a la prueba final de la Habilidad. Éxito.

 

Báleyr sacó su pipa y comenzó a lanzar volutas de humo a la noche.

 

@@Hades Ragnarok

 

 

 

 

 

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El vampiro se mantenía en posición de loto. Sus ojos se encontraban cerrados mientras dejaba pasar el vital gas por sus pulmones inertes, era de noche, había pasado gran parte del día allí sin moverse. Una piedra cayo estruendosamente golpeando las paredes de aquel desfiladero donde estaba hades reflexionando. Aquella altura era prácticamente imposible para un “humano” ya que escaseaba el aire o era demasiado enrarecido. Trabajaba la paciencia, algo que a veces se le daba bien y a veces mal. El Ragnarok se preparaba para lo que sabía que estaba por venir de cualquier momento a otro. Báleyr le había dicho que le avisaría cuando llegara el momento de presentar la prueba, sin embargo, no había sido claro en ¿Cuánto tiempo debía esperar el cainita? No escuchaba absolutamente nada, había bloqueado la mayoría de sus sentidos.

 

A lo lejos parecía que la tormenta estaba por explotar pero aquello no inmuto al vampiro, no se movería de allí a menso que fuera realmente necesario, debía enfrentar sus propios demonios, entrar a su propio inferno y salir cuerdo de todo aquello, de eso estaba seguro. Permitió relajarse sabiendo que una vez que todo empezara iba a afrontar pruebas difíciles y podría hasta querer rendirse pero ya lo había dicho muchas veces ya… “Si elegiste un camino, acepta las consecuencias de tus actos”.

 

Por un segundo había logrado la paz que necesitaba y en aquel momento logro escuchar a lo lejos un aleteo que se acercaba poco a poco al lugar donde estaba meditando, podía escuchar aquel ulular peleando con las ráfagas de viento. Lentamente se permitió abrir los ojos sin saber si aquello era lo que esperaba o algo mas, aun así, su instinto le decía que se arrepentiría si dejaba pasar aquello por mucho más tiempo del necesario. Si el mensaje era para él no debía dejar esperando mucho tiempo más a su maestro.

 

******************

 

Apareció justo cuando aquel rayo cayó iluminando el sitio. Recorrió el lugar con la mirada. Sus orbes negros estudiaron cada centímetro de aquel paisaje buscando indicios que el dijeran que era lo que debía hacer, sin embargo, no había encontrado nada. Báleyr le había dicho cual era el lugar de encuentro pero no le había informado mucho más. Miro el cielo y sintió el gélido aire de la tormenta golpear con cada célula de su níveo cuerpo. Dibujo una mueca mientras daba unos pasos adelante y volvía a revisar aquella caligrafía. Bufo, lo había leído rápido por lo que no había visto aquel último detalle entre líneas. Una mueca torcida apareció en su faz. Allí estaba aquel detalle.

 

Recorrió los último metros hasta llegar a la orilla donde debió realizar aquel “salto de fe” por llamarlo de alguna manera, un punto donde lo terrenal y lo espiritual se había tocado hacia unos momentos. Cerro los ojos, recorrió en sus pensamientos cada enseñanza anterior y aquella, reviso mentalmente si llevaba todo lo que necesitaba, sus artefactos, amuletos, pociones, todo lo que siempre se encontraba con él estaba en su lugar, había llegado el momento de seguir… hasta el final

 

-Fulgura Nox –pensó el vampiro. Inmediatamente gracias al poder que este tenía y emanaba se abrió aquel portal justo de la altura del cainita. Gracias a los conocimientos de nigromancia que había obtenido pero que aun no poseía del todo supo que aquel portal había funcionado justo para lo que necesitaba, para cruzar al mundo de los espíritus. Miro hacia atrás, nadie mas estaba por allí, ni siquiera algún animal que pudiera acompañarle o entrar por error.

 

Cruzo aquel portal el cual se cerró tras de él inmediatamente. Dio los pasos necesarios pasando así la primera prueba u obstáculo que se le estaba presentando, pero aquello de seguro no era nada con respecto a lo que vendría después. Una vez que llego al mundo de los espíritus cerró los ojos, simplemente para poder sentir con sus otros sentidos cada cosa que le estuviera rodeando, los olores, los sonidos, todo venia a él una vez que había cerrado por un momento el sentido de la vista. Había visto a Báleyr usar su varita pero él lo había hecho de otra forma y ambas eran validas.

 

Movió la varita parta usar el Homenum Revelio y el encantamiento brújula para así encontrar a su maestro si es que se encontraba cerca de allí esperándolo. Este al ser el único humano o vivo fue detectado sin más por la varita o el encantamiento del mortifago así que siguió el rumbo que esta le indicaba.

 

Se detuvo cuando llego a un punto donde podía escuchar innumerables murmullos y las visiones comenzaron a pasar frente a él. Pudo ver su antigua mansión, su antigua vida en Grecia., aquellas visiones de su pasado lo estaban atrayendo más de lo que le gustaría admitir. Noto como todo había cambiado, el mundo de los espíritus donde se encontraba ya n estaba, ahora estaba en la mansión Ragnarok en aquel lugar secreto que había revelado muchas veces. Subió las escaleras y dio unos pasos más. Allí estaba la puerta de su antigua habitación. Movió la mano y esta se abrió sin ningún problema. La habitación blanca estaba tal como la había dejado. La cama de dosel donde tantas cosas habían sucedido seguía allí. Todas sus pertenencias, menos las cosas más importantes. El recuerdo el atravesó con dolor el corazón y le hizo otra marca en el alma como si quiera destrozársela en pedazos. Se asomo por la ventana y vio aquellas palabras dibujadas en japonés insultándolo. Negó y dio unos pasos atrás. Allí estaba un sitio “importante” uno que había marcado su maldita cobardía, el punto donde se había sentado y se había rendido.

 

Se sentó en aquel punto otra vez sintiéndose derrotado pero un escalofrió cruzo su espalda. Negó con la cabeza y se levanto rápidamente. Esta vez no lo permitiría, iba a salir de aquella pesadilla. Iba a luchar contra sus propios demonios, ya lo había perdido todo una vez, ya casi nada le quedaba.

 

Abrió los ojos con determinación y volvía a estar en aquel punto del inframundo o del mundo de los espíritus donde se encontraba. Tomo la varita con más fuerza y camino un poco más. Ahora la visión era muy diferente. Estaba en otra ciudad de su Grecia, un lugar mucho más lejano que su hogar. Se sentó en aquella roca esperando lo que sabía que vendría, había reconocido el lugar, estaba siendo torturado otra vez con otra de aquellas visiones, una donde se veía torturándose así mismo pidiéndole perdón a su amiga por haber matado a su padre. El cainita había jurado que era diferente, que no odiaba ni tenía nada contra los licántropos y aun así, aquella visión lo estaba atormentando por segunda vez pero se obligo a despertar.

 

-maldición, creo que los espíritus desean que me suicide y me quede aquí con ellos –susurro mientras volvía a caminar siguiendo el camino trazado para llegar a un tercer lugar.

 

Aquella otra ciudad mucho más hermosa se levantaba ante él. Podía ver al creador. Veía aquella bestia venenosa atacándolo y sin dudarlo iba a ayudarle. Le había salvado la vida. Fue el momento en que la diosa comenzó a odiarlo con todas sus fuerzas, fue el momento en que recibió un regalo que jamás podía haber imaginado y fue donde otra de aquellas maldiciones que el perseguían había comenzado, el había sido el causante de mucho dolor y por ello el Karma se las estaba cobrando todas. Sion pensarlo otra de aquellas cicatrices que se habían cerrado se abrió, cada una era dolorosa tanto o más como la que le seguía, pero debía aguantar, no podía perder la cordura, no en aquel lugar y momento.

 

-Maldición Ragnarok compórtate y recupérate, ¿Qué esperas? Mueve tu maldito trasero de una vez, aun tienes mucho que alcanzar –se riñó así mismo, su oscuridad le estaba hablando directamente- Vivit Sub Pectore Vulnus -se dijo- Por mí se va a la ciudad del llanto; por mí se va al eterno dolor; por mí se va hacia la raza condenada: la justicia animó a mi sublime arquitecto; me hizo la divina potestad, la suprema sabiduría y el primer amor. Antes que yo no hubo nada creado, a excepción de lo eterno, y yo duro eternamente. ¡Oh vosotros los que entráis, abandonad toda esperanza! –se repitió.

 

Se concentro tal como lo había hecho antes de comenzar con toda aquella prueba y camino un poco más, esta vez no permitiría que le afectaran aquellas cosas. Observo su pasado, cosas alegres y dolorosas, cada cosa era diferente, el mundo de los espíritus iba y venía con cada una de aquellas visiones, aun así el Ragnarok siguió adelante y hasta donde mas pudo. Respiro profundamente, aquel mundo ya no le estaba afectando, al parecer había pasado la segunda prueba u obstáculo por lo que abrió otro portal, este para llegar a la otra orilla según las palabras que había escuchado de su maestro, allí en otro lugar de la isla seguiría la prueba.

 

@Báleyr

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A medida que las volutas de humo se perdían ascendiendo hacia el cielo nocturno, fue sintiendo como su conexión con su pupilo se iba fortaleciendo poco a poco a medida que se acercaba a la orilla del lago. Ni toda su experiencia como Nigromante, ni todos sus años de estudio, ni todo su tiempo como catedrático le habían bastado para comprender la verdadera naturaleza de aquel extraño vínculo que se formaba entre profesor y alumno cuando estos progresaban hacia las fases más avanzadas de la habilidad; lo más que había llegado a comprender, quizá también con una pizca de suposición, era que la magia misma establecía entre ellos un canal de comunicación que se consolidaría verdaderamente luego de que la prueba del portal fuese superada, lo cual constituía requisito indispensable.

 

Para cuando su discípulo se paró frente a las aguas del lago, ya podía sentir todo aquello que él percibiese o pensase, lo que bastaría para observar su progreso desde allí hasta que terminase por salir del portal (si es que lo lograba, claramente). Consciente de que pasaría un buen rato hasta que llegase a la puerta de la pirámide y de que sus articulaciones no tolerarían el peso de su cuerpo por tanto rato, ni siquiera con la ayuda del bastón, se valió de su vara de cristal para encantar una roca de superficie superior lisa, lo suficientemente cómoda para que el anciano tomase asiento y colocase su báculo sobre su falda. Acto seguido, se entretuvo jugueteando con la pipa entre sus labios para luego cerrar los ojos y concentrarse plenamente en la vivencia de su alumno.

 

Comenzó a acariciar su larga cabellera por encima de su hombro y arqueó su ceja sorprendido al ver la destreza con la cual su alumno abrió el portal hacia el mundo de los muertos; ciertamente no esperaba que lo hiciese tan rápidamente y a juzgar por sus hilos de pensamiento, no le tomó demasiado trabajo, más no dudaba de las habilidades de Ragnarok y estaba seguro de que era capaz de eso y más. Su pupilo no sólo se mostraba notablemente ducho hacia la disciplina, sino que tenía dentro de sí una auto-exigencia y una perseverancia que le recordaban un poco a sí mismo. Aquellos rasgos eran apreciables en cada pensamiento, cada acción y cada palabra del mago y no bastaba con que los desafíos que tenía por delante fuesen difíciles, sino que él mismo se complicaba aún más las cosas por su propia personalidad.

 

Las imágenes y recuerdos que se sucedieron a continuación y se desplegaron por la mente del Ragnarok no tenían demasiado sentido para el arcano, quien solo podía comprender una parte de todo ello. Lo único que podía inferir, por la totalidad de la experiencia, era que eran recuerdos importantes y de gran valor sentimental para su alumno, quien por un momento pareció estar al borde de perderlo todo para luego recomponerse valientemente y encontrar su camino fuera del mundo de los muertos y hacia el otro lado de la orilla. El Arcano permaneció con los ojos cerrados, carraspeó sonoramente y se mantuvo expectante a lo que haría su alumno a continuación mientras resistía el constante impulso de rascarse el ungüento que llevaba por encima de la cicatriz en su rostro.

 

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Se mantuvo serio ante aquel extraño espectáculo una vez que había atravesado aquel portal. Notó aquellas multitudes susurrantes que sólo pululan en las sombras, de aquel lugar. Movió la mano pero la oscuridad del sitio parecía infranqueable. El vampiro sabia que se había metido en algo que quizás podría superarlo, aun así debía intentar por todos los medios sobrevivir, mas cuando aquellos espíritus lo estaban rodeando quizás para advertirle o para pedirle algún favor especial como llevar mensajes a sus seres queridos, algunos quizás pedían un sacrificio o la cabeza del vampiro.

 

Estaba atento a lo que le rodeaba, su instinto le decía que no podía bajar la guardia, principalmente porque las pruebas anteriores habían ido creciendo en dificultad una vez que estaba en ella y estaba seguro que la prueba a la que se tendría que enfrentar ahora era mucho más complicada que entrar en aquel mundo y casi perder la cordura.

 

Cuando llego a aquel punto antes de pisar el laberinto que lo estaba esperando pudo notar unas cajas selladas, elevo una ceja de manera inquisidora. Dio un paso mientras seguía con la varita entre sus níveos dedos. Se movió lentamente con cautela esperando alguna sorpresa que no sucedió... Si aquellas extrañas caja sestaban allí era por algo, así que no espero mas, no había escuchado ninguna otra palabra o instrucción de su maestro por lo que supuso que aquello lo había dejado allí para él, y aunque la curiosidad mato al gato el vampiro reviso todo aquello.

 

Dibujo una mueca cuando todo lo que se encontraba en aquellas cajas se hallaba ordenado. Trozos de cadáveres, calderos, y la daga en sus manos serian los testigos de aquello que intentaría hacer, el solo y así había entendido aquella prueba debía traer a la vida a aquellos cuerpos desmembrados. No estaba seguro de aquel paso per se sentía observado, no solo por los espíritus sino por alguna otra fuerza. Cerró los ojos y se forzó a respirar el aire enrarecido de aquel mundo espiritual donde estaba, aunque no necesitaba que pasara el enrarecido gas por sus pulmones muertos aun así había realizado aquella acción para centrar todo el poder que ameritaba. Una vez que abrió los orbes negros como el abismo comenzó con aquel ritual. Abrió el grimorio y comenzó a leer aquellas palabras que no habían sido repetidas en mucho tiempo y era la primera vez que salían de la boca del Ragnarok, un cantico extraño, palabras tan antiguas como el mundo mismo, todo se estaba materializando en aquel ritual. Hizo el movimiento con la daga realizando el sacrificio necesario que ameritaba la ocasión, debía realizar aquello, aquel pago para poder traer a la vida a aquellos que se habían marchado y que reposaban en los calderos frente a él.

 

Comenzó a realizar algunos movimientos con la daga y su varita, mientras las palabras seguían saliendo de su boca. Sus ojos estaban cerrados, no podía permitirse fracasar en aquello o terminaría pagándolo. El había revivido a muchos en el ala de sanación mortifaga en SM o en su trabajo en la segunda planta de la institución lo cual se le daba muy bien, pero aquello era mucho más poderoso y siniestro, magia blanca y oscura, lo religioso y lo pagano, todo mezclado para un fin, traer a la vida y dar vida a quién ya no estaba allí. Seguía recitando aquellas palabras mientras abría lentamente los ojos para volver a leer el grimorio. Una vez que termino de decir aquellas palabras sintió como si el aire cambiara, como si se hubiera agotado todo el oxigeno y el ambiente era mucho más extraño, enrarecido y oscuro, como si algo hubiera robado cada molécula que le rodeaba. Se sentía cansado como si la energía se le hubiera ido en un instante.

 

Cuando termino aquel ritual frente a él se encontraban muchos no muertos que le observaban. En los ojos de los cadáveres, de aquel ejercito de no muertos se podía notar que no estaban alegres por haber sido llamados o devueltos a la vida, quizás aquello terminaría siendo parte de algún tipo de maldición o simplemente eran cuerpos o espíritus errantes que debían completar alguna extraña misión para poder ser libres y al fin descansar en paz, Báleyr su maestro no le había informado nada de aquello. Se le erizó el vello de los brazos y percibió una horrible fetidez que le hizo pensar en cosas que había experimentado cuando era un neófito: sangre derramada en un antiguo altar de piedra (cosa que acababa de hacer), el aliento repulsivo de un asesino.

 

 

*************

 

 

El techo de la caverna o laberinto era tan alto que bien habría podido ser un gran nubarrón, pero las estalactitas emitían leves destellos grises y tenían puntas afiladísimas. Intentó no pensar que le podrían caer encima en cualquier momento, había varias de ellas desperdigadas por el suelo, incrustadas en la tierra negra tras derrumbarse. Aún así sabia que un salvaguarda mágica podría ayudarle. Supuso que los muertos no tenían que preocuparse por nimiedades como que te despanzurrara una estalactita del tamaño de un misil. Siguió caminando y la oscuridad aumentó. Los colores se desvanecieron aun más. La multitud de espíritus parlanchines empezó a menguar, quizás se habían rendido de intentar advertirle al Ragnarok que debía alejarse de allí

 

Aquel sitio se volvió cada vez mas empinado. Las paredes de la gruta se estrecharon a cada lado, definitivamente había entrado en una especie de túnel. Ya no había ningún sonido, sólo roca desnuda y la tenue luz de las estalactitas encima. El túnel se volvió aún más oscuro y frío. Se volteo para ver a aquel ejército que había convocado, aun no sabía al motivo exacta por la cual había sido obligado a ello, pero por alguna razón que no había entendido aun había realizado el ritual para probar que era digno y estos seguían sus ordenes esperanzados de ser liberados de aquel “trance de muerto vuelto a la vida”.

 

Suspiró analizando la situación, pero a pesar de todo le inquietaba la idea de que no habían encontrado aun nada extraño. Se detuvo y razonó un poco aquello, primero había sido el caos, luego la tranquilidad.

 

-El ojo de la tormenta –susurro para sí mismo sabiendo que ahora más que nunca podía bajar la guardia.

 

Aquel último paso que dio fue el causante de que el caos volviera a reinar. Habían caído las barreras mágicas del laberinto, era como si alguna alarma hubiera sido activada. Observo aquellos cadáveres que venían al encontró del Ragnarok y su ejército, los “guardianes” de aquel laberinto maldito le superaban en número, eran alrededor de 50, aun así el cainita debía confiar en que todo saldría bien, tenía su varita, tenía sus conocimientos y a aquel ejercito de no muertos, si hubiera podido usar su Katana, a Garras de Fuego, hubiera estado completo.

 

La batalla comenzó mientras el lanzaba algunos hechizos y evitaba algunas heridas su ejército peleaba codo a codo con los guardianes de aquel lugar. Podía ver de reojo a alguna que otra sombra invocada, podía notar a los espíritus que se arremolinaban para ver lo que estaba sucediendo, al cosa es que si intentaba mirarlos de frente podía traspasarlos, eran solo una mancha realmente opaca en aquella oscuridad así que solo podía notarlos si los miraba de reojo, aun si estos le habían intentado advertir pero él, no le sabía hecho caso y ahora se encontraba en aquel aprieto eliminando como podía a la resistencia “inmortal”

 

-<<Un, dos, tres pollito ingles>> -canturreo para sí mismo el infantil mantra para mover la varita rápidamente- Un, dos, tres pollito ingles –volvió a repetir esta vez subiendo el tono de aquel extraño cantico- Un, dos, tres pollito ingles –finalizo en voz alta sacando así todo el caos que tenia acumulándose en el pecho, aquel dolor mortal, aquella herida que comenzaba a sangrar, todo lo que había sido, todo lo que era y todo lo que seria se acumulo para realizar aquel ataque…

*************

 

Los cadáveres yacían en el suelo desparramados, algunos ojos lo miraban de manera acusadora en el suelo o saliéndose de las cuencas de los cráneos que estaban a sus pies. Algunas articulaciones aun se movían, el líquido vital o lo que fuera que salía de aquellos cuerpos era ya un horrible charco pestilente. La batalla había sido dura porque simplemente el vampiro había querido demostrar algo, que a pesar de todo aun tenía el poder y podía seguir creando el caos. Aquello fue como si estuviera luchando contra sus propios demonios de vuelta en el mismísimo inferno.

 

“Respiró” profundamente, mientras se alejaba de aquella escena, al menos aquellos cuerpos que él había creado eran libres, habían pagado su deuda, ahora era cuestión de ellos mismos o de los antiguos encargarse de lo que vendría después, al menso esperaba que uno que otro cruzara la luz. Por extraño que pareciera había salido solo con algunos rasguños, solamente porque había usado la daga del sacrificio y su sai también para luchar cuerpo a cuerpo.

 

Cuando llegó a la puerta de la pirámide se detuvo, estaba frente al viejo Arcano. Al menos esperaba que aquello hubiera salido bien y fuera suficiente, deseaba que le permitiera seguir adelante, sino, tendría que seguir trabajando para mejorar, ya aquello no estaba en sus manos, la decisión era del nigromante.

 

@Báleyr

Editado por Hades Ragnarok

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El viejo arcano permaneció sentado en la piedra mientras tamborileaba con los dedos su largo báculo de cristal opaco y hacía uso de la conexión con su alumno para evaluar su progreso. El enorme laberinto que los separaba a ambos magos se alzaba delante del Ragnarok, quien llegó a su entrada para encontrarse con los múltiples calderos y una misión cuya evidencia era tan grande que sólo un tonto no hubiese sabido qué hacer. Contuvo la respiración por unos muy pocos segundos, lo máximo que su frágil cuerpo aguantó sin ceder ante la presión de sus desesperados pulmones que rogaban a gritos una renovación del aire, mientras Hades comenzaba con el ritual.

 

Un brote mínimo más presente de orgullo surgió dentro de su pecho al ver como su pupilo realizó el ritual con suma confianza y destreza; en cuestión de minutos, donde antes habían trozos de cadáveres mal irrigados y algo putrefactos, ahora había personas en un estado de semi-vitalidad. Sin saber, pero a la vez sabiéndolo, el joven se había creado su propio ejército para la inminente batalla que le aguardaba dentro del laberinto. Sin saberlo, estaba sometiéndose aún a otra prueba, dado que si bien muy pocos eran capaces de devolver los muertos a la vida, aún menos eran aquellos quienes podían constituirlos con el poder suficiente como para batirse a una lucha.

 

Y así avanzaron por el laberinto, algo más lento de lo que el Arcano hubiese querido, pero a paso seguro. No era un hombre al cual paciencia le faltase, al contrario, más su cuerpo exclamaba a gritos un descanso en su cabaña por unos cuantos días y no estaba ni cerca de contestarse con el pequeño descanso que el anciano se había tomado al sentarse sobre la roca. Sin embargo, para cuando el momento de la batalla llegó, todo dolor y cansancio desapareció en respuesta a la arremetida de adrenalina que recorrió todo su cuerpo.

 

Jugueteó incómodamente con su parche, luego con su cabello y por último con su báculo mientras observaba la contienda; su alumno se manejaba con una destreza sorprendente lo cual daba cuenta de sus habilidades mágicas. Apenas había entrado en su cerebro producto de aquella conexión, había sensado una gran oscuridad, más sólo ahora era realmente evidente cuando la canalizaba en encantamientos mágicos. Gruñó con disgusto al verlo utilizar uno de los encantamientos de aquellos malditos Uzza, más se decantó por dar como aceptable la resistencia que los no-vivos ni muertos que había reencarnado habían opuesto.

 

Solo dos de ellos acompañaron al Ragnarok hasta el final del laberinto y la entrada a la pirámide, más estos murieron al instante cuando, tras carraspear levemente, el anciano chasqueó sus dedos y estos cayeron al suelo desmembrándose inmediatamente. Se puso de pie y recibió a su alumno, para luego comenzar a caminar lentamente hacia la puerta de la Gran Pirámide que, tras instrucción del arcano, se abrió de par en par para darles acceso.

 

- Hades, es mi obligación preguntarte una vez más. - dijo el Arcano, tras lo cual tomó su báculo y pronunciando un extraño encantamiento ancestral, abrió el famoso portal que le daría acceso a la prueba - ¿Estás listo para tomar la prueba?

 

De decir que sí, no debería hacer más que sumergirse en lo que sea que el portal le tuviese preparado. Desde ese entonces, el Arcano no sería más que un expectador.

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El Ragnarok se encontraba parado frente al tuerto, las heridas que había tenido hacia algunos minutos habían sido curadas. Aquellos 2 cadáveres que le habían acompañado hasta el final ahora eran solamente cenizas gracias al movimiento del arcano. “Respiró” profundamente mientras meditaba y se preparaba para lo que estuviera por venir.

 

-Gracias por el sacrificio -susurro el vampiro a aquellos cuerpos que habían vuelto a la vida gracias a él y que ahora podrían descansar nuevamente en paz.

 

El Ragnarok se movió un par de pasos para ajustar su posición mientras la varita se encontraba en sus níveos dedos. Observaba la pirámide para después mirar fijamente al ojo que le quedaba al viejo maestro. Simplemente esperaba a que este hablara y cuando escucho aquella pregunta asintió. Se dio cuenta que había pasado ya una parte importante de aquella habilidad pero que lo peor o lo más difícil estaría por venir ahora. No lo medito, había llegado tan lejos y no iba a echarse para atrás, simplemente pro un momento fue aquel neófito que una vez había sido y al cual no le importaba absolutamente nada, ni las ordenes, ni las reglas.

 

-Estoy preparado para afrontar lo que sigue –le dijo a Báleyr- dígame por favor que es lo que sigue o que es lo que tengo que hacer

 

Un poco mas y seria todo un nigromante, un poco mas y obtendría aquello que había ido a buscar, solo esperaba que los espíritus de aquellos que alguna vez lo amaron estuvieran orgullosos por aquel logro, también esperaba, que si llegaba el momento de volver a Grecia podría sobrevivir una vez mas.

 

@Báleyr

Editado por Hades Ragnarok

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Contempló seriamente a su alumno por un momento, mirándolo a través de su único orbe intacto mientras sentía un casi irresistible impulso de rascarse la fuerte picazón que el ungüento sobre su cicatriz le provocaba; odiaba en demasía aquella crema más era lo único que le aliviaba el intenso ardor que tendría de no aplicársela, y a pesar de los años y de haber tolerado torturas mucho peores encontraba que prefería la picazón antes que el ardor. Buscó cualquier retazo de duda en la mirada del muchacho, un hábito que había tomado desde hacía tiempo y para el cual se valía de su instinto para determinar si estaban listos o no para ingresar en la gran pirámide. No tenía motivo alguno para demorar más tiempo su entrada al portal, por lo que le indicó que lo siguiese con un gesto y comenzó a caminar, con ayuda de su báculo, en dirección a la pirámide.

 

Sus puertas se abrieron para darles paso sin tener que tener él que interceder: aquella ancestral construcción tenía una magia que Báleyr solo podía soñar con entender y con la cual sentía que había establecido algún tipo de conexión. Era una teoría reciente de él, pensó mientras ingresaba en la pirámide que estaba agradablemente iluminada por un par de antorchas, que toda la energía mágica no era más que un continuo en el espacio y tiempo y que, a pesar de estar distribuida en decenas de millones de magos, plantas, criaturas y objetos, era la suma de las partes la que verdaderamente componía a la magia. Salió de sus cavilaciones en cuanto el haz de luz del portal los iluminó tanto que por poco los obliga a cerrar los ojos: el portal estaba listo, su alumno también.

 

- Pues muy bien, si estás seguro, es hora de que leas este pergamino antes de proceder, la sección que habla sobre la prueba del portal de las siete puertas bastará. -si bien esperaba que ya hubiesen leído el pergamino de antemano, prefería prevenir antes que lamentar y el que avisa no traiciona. Aprovechó a tomar asiento dentro de la pirámide mientras su alumno realizaba la lectura obligatoria. - Ten en cuenta que yo no tengo influencia alguna sobre la prueba, será el portal quien decida cuándo estás listo y será el portal quien elija los obstáculos que tienes por delante. Mucha suerte, Hades. Estaré esperándote aquí a tu regreso. - agregó mientras tomaba la mano de su alumno y le colocaba en el dedo índice el anillo de la habilidad, éste no se encontraba en su estado final, por supuesto, era un mero anillo de aspirante que sólo se transformaría debidamente si él superaba la prueba.

 

Cerró los ojos para sumirse en un profundo estado de meditación, dando por zanjada su conversación con el joven. Lo único que debía hacer era atravesar el portal y, desde entonces, todo quedaría en sus manos: él mismo determinaría su destino.

Editado por Báleyr
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Observo el movimiento del Arcano quien el cedía el paso a aquella pirámide después de entregarle aquel pergamino. Recordó haberlo leído en su prueba de metamorfomagia y para evitar algún problema o inconveniente decidió volverlo a leer, solo para estar seguro.

 

-Supongo que solo puedo decir que nos veremos al otro lado –comento sin más el Ragnarok tomando aire en una respiración profunda para soltarlo un segundo después.

 

Dio unos cuantos pasos para tomar todo lo que pudiera necesitar, pociones. Ingredientes, etc., y se adentro en la pirámide. En un segundo estaba en aquella habitación circular. Observo al suelo y noto aquella estrella y como las puertas comenzaban a aparecer después de un rápido giro. Intento identificar la de metamorfomagia pero todas eran iguales. La mueca que apareció en la faz del cainita al ver como aquella puerta que estaba a su mano derecha se abría fue más que nada de sorpresa. Aquella era la puerta de los nigromantes y el debía ahora afrontar todo aquello “solo”.

 

***************

 

Abrió los ojos una vez que apareció en aquel sitio. Lo reconoció al instante pero no era posible que estuviera allí, aun así no se equivocaba, aquel era parte de su pasado, también podía sentir en cada una de sus células el momento que estaba por vivir.

 

Era cierta mañana de año nuevo, aun no había salido el sol, las estrellas a punto de borrarse de la bóveda del cielo, se destacaban todavía, como grandes lagrimas luminosas, y el aire conservaba la singular limpieza del alba africana..

 

-La reserva de Masai… -susurro.

 

Observo aquel camino de tierra que cruzaba parte de aquella lejanía. Se encontraba en el mismo lugar. Estaba sobre aquel árbol donde había estado cazando. A lo lejos noto aquel jeep que circulaba con algunos ocupantes que al igual que el estaban buscando una buena presa, claro estaba, ellos como deporte y diversión, él, para alimentarse. Negó con la cabeza, recordaba lo sucedido después, algo que él no había podido cambiar, algo que quizás por ello la pirámide lo había llevado hasta allí.

 

Corrió rápidamente por aquella pradera, el sol ya iba comenzado a levantarse, sin embargo, a él en aquel momento no le importaba, podía olerlo, podía oler la sangre en el ambiente y pronto todo empeoraría ya que, seguramente los otros animales también habían podido captar el olor de sangre humana y sangre animal. Llego al sitio pero al menos estaba preparado ya psicológicamente, la primera vez era un neófito buscándose a sí mismo, ahora era un vampiro experimentado. Vio aquel cuerpo mutilado junto al del león que lo estaba destrozado y cerca de ellos el cadáver de una jirafa. En aquel punto supuso que a la jirafa la había matado algo más y no aquel felino. No lo pensó 2 veces y con un rápido movimiento elimino a la fiera

 

***************

 

Se había alejado con aquel cuerpo mutilado, llevaba cada una de las piezas o partes que había podido recoger. Esperaba que nadie echara de menos a aquel muerto o que no hubieran visto la trágica escena ya que iba a revivirlo y seria un tanto difícil de explicar si aparecía nuevamente con vida frente a aquellos que lo habían dado por muerto, aunque claro estaba, de ser así, hubieran matado al animal y se hubieran llevado el cadáver para darle sepultura. Busco una buena zona, recordaba que por allí estaba la hacienda de la baronesa Blixen quien tenía mucho tiempo que no se encontraba en el lugar, Dibujo una mueca al llegar al sitio, pero antes reviso que no hubiera moros en la costa. Sin más, se adentró en la antigua casona y comenzó a prepararlo todo.

 

Saco de su monedero de piel de mole aquellos ingredientes, las velas y comenzó a preparar el ritual. Una vez que todo estuvo listo el cainita nuevamente volvió a revisar que todo estuviera en orden y que no faltara nada, en aquel punto no deseaba crear o traer una aberración o hacer alguna cosa mal, ya que, una vez comenzado el ritual no podía ni debía detenerse.

 

Se levanto y dio algunos pasos movió la varita para revisar por última vez que no hubiera nadie cerca y luego de aquello saco el grimorio, la daga y comenzó con aquellas extrañas palabras salidas desde el inicio de los tiempos. Recito aquello y comenzó a mover las manos con el compás de aquel réquiem de muerte y vida, hizo el sacrificio que se ameritaba y simplemente espero.

 

Unos minutos después aquel cadáver había vuelto a la vida. El vampiro una vez que se había dado cuenta que había funcionado recogió todos los instrumentos y los guardó, lo mejor era que no notaran su presencia en el lugar, al menos por esta vez había cambiado aquel pasado y el había salido… bien.

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El Arcano no tenía control alguno sobre los obstáculos que sus alumnos debían atravesar; probablemente era aquello lo que más le llamaba la atención de aquella antigua forma de magia, dado que a pesar de sus múltiples exposiciones a su funcionamiento todavía no llegaba a entender del todo cómo era que funcionaba. Desde su primer momento como profesor y a lo largo del tiempo, portal y Arcano habían forjado una relación donde la función de Báleyr no era otra que la de volver a sus alumnos lo suficientemente buenos como para afrontar la prueba.

 

Naturalmente, el veredicto final lo tenía el portal, quien las más de las veces coincidía con el anciano tuerto. Había excepciones, claro, pero hacía ya tiempo que no lidiaba con una de ellas y en verdad prefería enfocarse en su pupilo actual. Hades apareció en una vasta extensión de tierra que el Arcano no reconoció pero que percibió como familiar y emocionalmente significativa dado que así lo percibió él. No entendió cuál era el propósito de llevarlo allí hasta que vio la sanguinolenta masacre de la cual el muchacho participó.

 

Sin ser consciente de ello, Hades poco a poco estaba demostrando su aptitud en determinadas pequeñas características que hacían a un buen Nigromante. Por poco se pierde la oportunidad de verlo acabar con la fiera de un solo saque por una arremetida de tos que lo sacudió de la nada, más pudo presenciar el evento a medias luego de recuperarse y lanzar un escupitajo al suelo de la Gran Pirámide. Lo contempló una milésima de segundo cuando impactó contra el suelo, asegurándose de que no tenía sangre y de que sus flemas no estaban causándole demasiado problema.

 

- Van a tener que darme vacaciones, nada de pupilos nuevos o se quedarán sin maestro. - comentó quejoso para luego disponerse a observar como su alumno realizaba casi completamente a la perfección un ritual de resurrección que devolvió a la vida a uno de los perecidos bajo la masacre. Su trabajo había sido, en verdad, impecable dado que el no-muerto-ni-vivo demostraba características bastante creíbles.

 

Todavía quedaba más. El portal estaba contento con lo que había visto, podía sentirlo, pero no le era suficiente. Su alumno debía enfrentar el próximo obstáculo.

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El portal o aquella pirámide estaban jugando con él. No sabia como había llegado a aquel sitio, pero claramente estaba que lo reconocía. Sus orbes observaron aquella hermosa y extraña oscuridad, el silencio tal como aquel inclemente clima era gélido. Los luceros del firmamento brillaban. Tanto las constelaciones del dragón y la del perro parecían llamarle, tal como lo habían hecho hacia muchos años atrás. Las paredes blancas parecía que se cerraban con el paso de aquel barco ballenero donde había viajado y trabajado cuando era joven, cuando era un simple mortal y no un vampiro neófito. Suspiro, aquello era Alaska antes de ser transformado.

 

Comenzó a buscar en su mente, en su memoria, ¿Qué había pasado en aquella época?, ¿Qué era lo que había sucedido? y ¿que era lo que el destino o aquella poderosa fuerza quería que el cambiara o enmendara?, su memoria era lama, eso cualquier persona que lo conociera lo sabia, así que tenia que rebuscar en lo mas profundo de su mente para intentar dar con al respuesta, Sino, en lo que comenzaran los acontecimientos a suceder de seguro reaccionaria por instinto, ya que aquello no era un deja vu, ni una visión, aquello era su pasado.

 

Podía sentir el frio colarse por cada una de sus células. Se movió para comenzar a calentarse y al pasar por aquella ventana de uno de los camarotes dibujo una mueca al ver la visión de lo que era o solía ser. El cabello seguía siendo negro y corto, alborotado, tal como siempre había sido, su piel era mucho mas oscura y no la nívea membrana que le caracterizaba. Sus orbes eran marrones, no negros como los llevaba ahora. Mucho de él había cambiado tras todo lo que había pasado y marcado al vampiro. Suspiro, al menos estaba vivo y vestido para la ocasión.

 

-<<Piensa un poco>> -se dijo así mismo obligándose a reaccionar- <<si estas aquí, a esta hora sencillamente era porque te tocaba hacer guardia, ¿Qué es lo que harías en esa situación?>> -sin mas comenzó a golpear con los pies el piso de la embarcación para quitarse un poco el frio y de allí comenzó a caminar hasta la cocina para buscar el acostumbrado te con whisky para calentarse.

 

******************

 

-“Aviso importante para todas las embarcaciones, la temporada ballenera termina el martes 14 a las 17 horas” –escucho a lo lejos mientras pasaba por la canina de radio.

 

Se detuvo en seco, algo le había llamado la atención, algo venia a su mente pero negó con al cabeza, aquello era como cuando decían que tenia la palabra o la respuesta en la punta de la lengua, así se sentía y maldijo por ello.

 

-“Llevamos buen tiempo creo que lo lograremos” –escucho decir mientras comenzaba a revisar las cosas que se encontraban en la cubierta- “una ballena mas y esta temporada sea nuestra”

 

******************

 

-“Ragnarok asegura esa amarra, no podemos dejar que esta tormenta nos venza” –oyó gritar el capitán mientras el “vampiro” corría para asegurar aquellas cuerdas- “al fin pudimos capturar a esa maldita ballena, no podemos rendirnos ahora”

 

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-“Las tormenta es cada vez mas fuerte, si continuamos así podríamos volcar, tendremos que ir mucho mas lento, no podemos perder el arrastre de la ballena” –escucho.

 

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-”Debemos hacer algo, esos desgraciados tiburones están comenzando a quitarle trozos a la maldita ballena, debe llegar a salvo y no con tantas heridas si es que queremos el premio al final de la temporada, con lo mucho que nos costo al fin atraparla, por fin la ballena mas grande la que nos daría la gloria a todos por primera vez ” –decía el capitán mientras le ordenaba que tomara los rifles, y arpones para intentar herir a los tiburones que los seguían gracias a la sangre que salía del cetáceo.

 

******************

 

Ahora si había caído en cuenta de donde estaba o a que situación se estaba enfrentando. El cainita estaba lanzando cargas explosivas al mar para alejar todo lo que pudiera a los tiburones del cachalote que arrastraban y aquella tormenta que cada vez era mas cruenta no les estaba ayudando nada ya que debían ir mucho más lento para no soltar el gran premio de toda una temporada de trabajo fuerte. Pero al escuchar aquel grito desgarrador que sobrepaso el sonido del viento y el gritos de los tripulantes supo que todo estaba perdido, aquello era lo que había estado esperando desde hacia minutos, el sonido, el réquiem de muerte que debía evitar.

 

******************

 

El barco se movía de un lado a otro amenazando con naufragar mientras aquel grumete al que llamaban Juan cedía ante el dolor y el delirio causado por la fiebre en el camarote. Uno de aquellos cables le había herido de gravedad casi cercenándole uno de los miembros, la situación era tan grave y desesperada que habían tenido que darle algo para que mordiera y emborracharlo para que intentara perder la conciencia. Este había perdido mucha sangre y se seguía desangrando poco a poco. Todo el que pasaba pro allí lo miraba con lastima y negaba con la cabeza como deseando que terminara de morir o poder ayudarlo de alguna forma pero solo había una solución razonable, soltar aquella ballena que tanto les había costado para así aminorar un poco la carga y que el barco pudiera sortear mejor la tempestad. Los gritos de Juan eran cada vez mas intensos y eso afectaba al resto.

 

-Lo mejor será que yo me quede cuidándolo capitán –dijo el vampiro para quedarse solo con Juan- yo soy joven y no tengo la experiencia que tienen todos ustedes sorteando esta calamidad, así que puedo ayudar intentando que se sienta mejor o al menos que logre aguantar hasta que lleguemos al barco insignia y podamos trasladarlo en el helicóptero al hospital mas cercano –suspiro.

 

******************

 

Observaba el cuerpo inerte de aquel hombre. A la final después de perder sangre, los espasmos y el gran dolor que había sentido Juan había respirado pro última vez y yacía muerto frente al Ragnarok, este se había dejado ir para no sufrir mar. El cainita no pudo más que sentir lastima por su compañero con el cual había compartido muchas horas de trabajo y alguna que otra guardia custodiando el puente o que no fueran a golpear contra un iceberg

 

-Descansa en paz Juan –susurro el vampiro- o mejor dicho, nos vemos en un rato –murmuró.

 

No perdió tiempo y se levantó, movió la varita rápidamente realizando algunas florituras colocando sortilegios protectores en aquella habitación, si alguien intentaba acercarse para ver como estaba el chico simplemente daría la vuelta recordando que tenia que hacer otra cosa o debía seguir trabajando para sortear aquel vendaval que no dejaba ni siquiera escuchar los pensamientos ya que, cada vez aquel temporal era mucho mas fuerte, quizás se había convertido todo en un huracán y ellos estaban allí metidos.

 

Movió la varita otra vez esta vez para cerrar las persianas y nadie pudiera ver lo que sucedía adentro, además de colocar el encantamiento muffliato para que nos e escuchara absolutamente nada de lo que estaba sucediendo allí.

 

******************

 

El vampiro se encontraba agotado, había usado mucha de su energía intentando mantener el control y la concentración mientras las palabras ancestrales salían de su boca porque debía realizar aquel ritual bien y sin errores, pero con todo lo que estaba sucediendo le había costado un poco mas de la cuenta, pero al menos todo había salido bien y el pecho del grumete comenzaba a subir y a bajar de manera lenta a pesar de lo mal que se encontraba. Aquello le había costado un poco más…

 

******************

 

-“esperemos que aguante el viaje y sobreviva” –dijo a la final el capitán- no nos queda de otra, ya lo decidimos, vamos a salvarle la vida al grumete, tendremos otro año mas para ganar ese premio” –dijo saliendo el camarote. El vampiro habia usado al nigromancia para revivir al hombre y por suerte nadie se habai dado cuenta

 

Pero aquel año seria elúltimo del vampiro allí y no sabia si al año siguiente en la nueva temporada lo lograrían.

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