Secuestrados

[Adryanie]

Abrió los ojos sintiendo como si no los hubiera abierto. Oscuridad total no podía ver ni la palma de su mano frente a ella. Se levantó a duras penas como si hubiera estado en coma durante varios días... Pronto encontró una pared en la que apoyarse y fue encontrando el contorno de aquella habitación y lo más importante, encontró un tomo el cual accionó al momento.

 

Una luz cegadora le quemó las retinas e inundó la habitación en la que estaba la cual ni se molestó en investigar, solo quería salir de allí y descubrir lo que pasaba. Se encontraba en un tipo de valle, podía ver las montanas alrededor de ella y por lo demás no había mayor cosa sólo pasto y pasto y pasto, kilómetros de él a todo su alrededor, si acaso algunos árboles demasiado largo de donde estaba para divisarlos con claridad.

 

Miró hacia atrás y la sorpresa que tuvo simplemente no tuvo cabida en su expresión, el lugar donde se encontraba ella ya no estaba, ni siquiera tuvo tiempo de fijarse en dónde estaba atrapada ¿Era una casa?¿Una habitación? ¿Sólo una ilusión? Al volverse de nuevo miró a su oponente... Cuando se disponía a preguntarle si sabía el porqué se encontraban ahí notó que este llevaba su varita en la mano.

 

Sus instintos de auror se activaron al mismo tiempo también.

 

- Sectusempra- Pronunció como hacía mucho no lo hacía. El rayo letal rojizo surco los escasos cuatro metros que los separaban para impactar en el pecho de su rival. Al instante unas pequeñas heridas se abrieron en la piel de su oponente extendiéndose por todo su cuerpo, si no se curaba moriría desangrado.

 

Se arregló mientras tanto el vestido negro que llevaba y hasta ese momento se percató de que no tenía zapatos por eso la extraña sensación que sentía en sus pies al contacto con el césped. Se preguntó de nuevo dónde diablos estaría y quien los había llevado hasta allí.

 

 

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vs quien sea con el rango que posean XDD Libros hasta la sangre porque hasta ahí he llegado.

 

[Jank Dayne]

Cayó de rodillas al quinto intento. Sin importar cuántos rayos saliesen de su varita o cuantas maldiciones escupiera por la boca, seguía sin poder usar sus ojos. Incluso había intentado prender fuego a su ropa, a su piel, a su propia varita.. Pero el fracaso solo daba pie a la desesperación. Tardó varias horas en concentrarse y entrar, de una manera poco ortodoxa, al trance que necesitaba para salir de ese apuro con impunidad. Respiró profundamente y la contuvo hasta que encontró la pared tras su espalda, donde pudo deslizarse y encontrar un interruptor que no dudó en accionar. Si eso lo mataba, al menos sabría que estuvo vivo.

Por el contrario, tuvo que cubrir sus ojos del sol encandilante que lo recibió. Al principio la majestuosidad del valle lo distrajo de la máscara de plata que cubría su cara, la cual no notó a pesar de ser considerablemente pesada. Sin embargo, la atención al paisaje fue nublada por la presencia de Adryanie a la que quiso saludar inmediatamente; si alguien tan cercano a él se encontraba a leguas tan perdido como él, quizá se tratase de algo más personal de lo que creía. Solo cuando la mujer se giró se percató de que su lengua se encontraba plegada a la garganta.

>> ¡Espera, Adry! ¡Soy yo! << era lo que intentaba gritar a los cuatro vientos, pero solo se escuchaban intentos vanos de un perro gruñón. La máscara, aparte, cubría todo su rostro tan semejante a la de un mortífago que Jank no culpaba a su amiga del alma a que tuviese tan ofensiva reacción. No obstante, cuando el rayo salió disparado de la varita de la bruja e impactó en su pecho, Evans alzó a Libra para dejar en claro que no se trataba de un desconocido corriente, al menos.

- Ardius Floreus!

Fue lo primero que de sus labios salió. La maldición, al parecer, solo funcionaba para las palabras cotidianas, pero quien fuese el responsable de aquella magia había dejado las intenciones claras: toda oración cuyo fin fuese herir o defenderse, Jank tendría la oportunidad de pronunciarla. Solo esperaba que eso bastara para acabar con la locura más temprano que tarde. Se rascó el dedo meñique del pie izquierdo con la palma del pie derecho; estar descalzo le propinaba una sensación de irónica libertad. Por ahora, el próximo hechizo de su rival solo resultaría en flores rojas que carecerían de magia alguna aparte de su belleza.

- Confundus - pensó, afectando drásticamente la mente de Adryanie. La bruja se adentraría en un mundo repleto de pensamientos inconclusos y divagaciones que, pese a durar unos segundos escasos, serían suficientes para idear una estrategia pasiva pero victoriosa. Apretó el medallón que colgaba de su pecho y pensó en un Curación para sanar la herida producto del sectuempra que le hacía botar sangre. Ésta se cerró pronto, aunque aún quedaba la sensación de pérdida.

- Sectusempra!

El rayo que salió disparado de su varita fue directo al pecho de Adryanie y recorrió los cuatro metros y medio que los separaba. Jank se apartó otro paso largo hacia atrás apenas el hechizo chocó contra ella. Sabía que podría librarse de eso; después de todo, no se trataba de cualquier auror. Algún día la escena se convertiría en una anécdota tan amarga que los haría reír.