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Primeros Auxilios


Jessie Black Lestrange
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Marzo daba comienzo con vientos helados que curtían la piel tersa de Jessie mientras caminaba por los jardines del colegio Hogwarts de Magia y Hechicería. La grava crujía bajo los pies de la bruja de largos cabellos rojos sangre a cada paso que daba en dirección a su destino pensando en que podía hacer con aquellos chicos que serían su alumnos ese mes.

 

Suspiro al tiempo que ajustaba su capa de viaje sobre sus hombros para cubrirse del fuerte viento que en ese momento azotó en los jardines; abrió la puerta de ingreso al castillo y cerró detras de ella. Sonrió al sentirse de nueva cuenta en aquel lugar ya que no era la primera vez que venía a impartir una clase en la gran institución magica.

 

Caminó hasta llegar a la enfermería encaminandose a una de las paredes. Sacó su varita magica y la apuntó a la pared frente a ella murmurando un par de hechizos hasta que la pared aunque a simple vista parecía una pared normal no lo era.

 

Agitando una vez más su varita magica invocó cuatro mochilas con los materiales necesarios que sus alumnos necesitarían (vendas, pociones, unguentos y cataplasmas) dejandolas sobre una camilla que estaba del costado izquierdo a la pared que Jessie había manipulado.

 

Ahora solo restaba que sus alumnos llegaran y confiaba en que estos no tardaran mucho en llegar, pues la nota que les había mandado por medio de su lechuza les decía que los esperaba a primera hora de la mañana del primero de marzo en la enfermería del colegio.

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Afligido me encontraba en la colina de las nieves eternas y observa el horizonte, en ello me llega un aviso o memorándum sobre la aceptación a la clase de primeros auxilios y una sonrisa se me dibuja, pero aún no deseaba ir y no lo podía negar que sentir el frio por mi cuello me agradaba mucho, pero el tiempo pasaba y sabia que una u otra manera me marcharía, así que tome mi varita de la nieve y me desvanecí.

 

-Tanto tiempo que no pasaba por esta institución, bueno al menos hasta que vi herbolaria. Me pregunto si el/la profesora será de mente abierta.

 

Camine por el lugar indicado, mientras que a cada poso se desprendía pétalos de flores y suspiraba lentamente, evocando algunas memorias, hasta que me detuve y observe todo el entorno, al parecer era uno de los primeros en llegar, algo que al ser un Malfoy era común, al menos eso creía yo.

 

-Interesante

 

Añadía al pasar por el umbral de la enfermería y los cuadros solo me observaban, incluso escuche algunas murmuraciones de los estudiantes.

 

-Supongo que es en este lugar donde me enseñaran los primeros auxilios.

 

Clave la mirada en la docente.

 

-Soy Demian Malfoy

 

Le extendía la mano a @@Jessie Black Lestrange y esperaba que esta fuera más divertida, no sé, provocar algunas heridas y luego si me acordaba sanarlas.

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Un sobre blanco aterrizo suavemente sobre el rostro del mago, obligandolo a abrir los ojos y ver la lechuza posada en una de las ramas de los arboles que lo miraba inquisitivamente. Lo escucho hablar y ordernarle abrelo, como si tuviese la misma habilidad de un ser humano para entablar una conversacion, pero era su cerebro, su esquizofrenia metiendose en el dia a dia para perturbarlo como si no estuviese acostumbrado a ese tipo de situaciones a lo largo del tiempo.

 

Obedecio a la lechuza y abrio el sobre leyendo el mensaje sobre su clase de conocimiento, una vez mas debia ampliar su sabiduria sobre el mundo magico, pero esta vez si era algo desconocido de cierta forma para el. Los primeros auxilios eran algo importante para los magos que ansiaban trabajar en el hospital San Mungo, realizar pociones curativas, ayudar a los heridos; para el era algo mas personal y egoista, esperaba encontrar lo necesario para hacer desapercer las voces y alucinaciones de su cabeza con algun truco desconocido.

 

Hogwarts era el punto de encuetro, el impresionante castillo rebosante de luz y energia juvenil deseosa de aprender los poderes basicos e increibles del mundo, emanaba un aura diferente y dentro del Fined algo desperto. Una nostalgia, un afan por convertirse en niño y repetir sus aventuras en la academia de magia y hechiceria, vivirlo todo una vez mas sin crecer o graduarse, vivir eternamente alli, donde todo parecia ser mas feliz.

 

El taconear de sus zapatos se escuchaba por los pasillos yendo a direccion a la enfermeria donde iba a realizarse la clase. No pudo disfruitar como antes de las conversaciones entre los cuadros, estas se vieron opacadas por las voces a su alrededor maldiciendo e insultando todo lo que podian, alertando como si algo terrible fuese a pasarle en Hogwarts. Al llegar, empujo la gigantesca puerta dejando ver la sala con dos personas en ella.

 

Varias camillas dispersas a los costados de la habitacion tendidas perfectamente, cortinas a los lados de cada una de ellas para ofrecer algo de privacidad al paciente de turno. En ese momento no habia ninguna persona internada alli, sin embargo, una de las dos personas parecia ser la profesora. Una joven de tez clara con un destacable cabello rojizo que iluminaba el escenario, ubicada cerca de la entrada y una camilla donde se encontraban cuatro mochilas equipadas para cada uno de sus pupilos.

 

Zepharias no saludo, no tuvo la educacion de antaño y camino hasta sentarse en una de las camillas libres esperando a sus demas compañeros. No le importo que su tunica negra estuviese ligeramente sucia, ni que su cabello estuviese rebelde y desordenado. Su mirada saltaban de un lado a otro tratando de observar el origen de las voces desconocidas que lo llamaban.

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-Curioso no pense que llegarian los enfermos.- Hice referencia Fined. -Pero puedo deducir por la apariencia del mismo que padece de...- Le clave la mirada en la facilitadora. -O me pudiera equivocae, pero esa peste que proviene en verdad es repugnante, a no ser que esa su fragancia. Por ello, pido que me disculpen, pero tengo que tomar un poco de aire fresco.

 

Camine y me aleje un poco, mientras que pensaba lo aburrido que seria la clase y tener que preocurar que en verdad me interesa el bien comun, pues solo deseaba expandir el poder del libro de la fortaleza, dado que no habia recibido la notificacion de aprobar o no ese curso, al cabo de ese tiempo ya me encontraba alejado y al regresar me encuentro tapado con la ayuda de mi mano con un pañuelo impregnado de una dulce y exotica fragancia de rosas y nectar de los dioses egipcios.

 

-Espero que no le moleste, pero es que ese aroma de aquel paciente no lo soporto y con alguien de mi condicion social, esta practica es como una labor social y de gran caridad, espero en verdad no ofender a nadie...

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¡De nuevo tarde! Últimamente el trabajo le absorvía más tiempo del que realmente le gustaría, y estaba adoptando la mala costumbre de llegar tarde a todos los sitios donde no debía hacer representación oficial o cualquier acto de trabajo similar. Aún así, esperaba poder unirse a la clase del Ateneo de Conocimientos a la que se había anotado hacía ya algún tiempo, y de la que había recibido la carta no hacía mucho. Además, en aquella ocasión le resultaría bastante agradable, pues conocía a la persona que daba la clase, quizás eso jugase a su favor para dejar de lado el retraso que llevaba.

 

Los últimos metros hasta la enfermería de aquella institución mágica que era el Colegio Hogwarts los realizó casi corriendo, aunque por respetar las normas del lugar decidió no llegar a hacerlo por tarde que fuese a llegar. Una vez hubo llegado, pudo observar que ya se habían reunido tres personas allí, la profesora del conocimiento en cuestión, primeros auxilios, y dos personas que probablemente serían compañeros, alumnos de aquella materia. Curiosamente ambos eran conocidos del warlock, con uno de ellos había compartido clase varios días atrás, el otro era otro warlock al que había visto bastante por el Ministerio de Magia, aunque parecía que tendrían que salir de aquel lugar para comenzar a hablar entre ellos.

 

¡Siento el retraso! Me he liado con algunos trámites antes de venir y se me ha echado el tiempo encima ─ comentó el joven de forma rápida, excusándose mientras recobraba el aliento después de la carrera que había realizado desde la entrada del centro hasta la enfermería ─ ¿Me he perdido algo? ─ añadió observando como uno de sus compañeros se encontraba sentado en una de las camillas libres, y el otro parecía más ansioso por entablar una conversación. Acto seguido saludó con un golpe de cabeza a su compañero de profesión, no parecía encontrarse en disposición de hablar.

 

Aquella materia le resultaba verdaderamente fascinante, el hecho de poder aprender primeros auxilios podría ser de mucha utilidad en el futuro, tanto para poder salvarse a sí mismo, como para ayudar a otros. Además, así podría ampliar aún más el poder que le otorgaba el recién cursado libro de la fortaleza.

 

Hola hermana, cuánto tiempo ─ comentó en tono bajo pero cariñoso, dirigiéndose solo a la profesora de la materia, hacía mucho tiempo que no veía a su familia, quizás después de aquella clase debiera hacer una visita a la residencia de los Black Lestrange.

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Poco a poco iban llegando los alumnos al aula donde sería impartida la clase de primeros Auxilios.

 

Hacía tiempo que Jessie no se sentía tan nerviosa al impartir una clase, primero que nada porque impartiría la clase a dos altos funcionarios ministeriales y segundo porque uno de esos altos rangos era su hermano mayor y como su otro hermano, este también tenía la costumbre de meterse con ella y hostigarla cada que pudiera.

 

El primero en llegar fue uno de los chicos que conocía de la marca, al menos de vista, seguido de uno de los funcionarios y por ultimo su hermano. Saludó con cortesía a Demian, sonrio con amabilidad a Undefined y negó divertida ante las palabras de su hermano.

 

-Tiempo...

 

Comenzó a caminar y dio una palmada al aire llamando la atención de los chicos que la acompañaban aquel día. Observó por uno de los grandes ventanales sin perderse de la realidad pero buscando la mejor forma de comenzar con aquello. Tomó aire un par de veces y girando sobre sus talones fijo sus grises ojos en sus estudiantes.

 

-Bien, tres de cuatro, un numero considerable tomando en cuenta que solo ha faltado el diez por ciento del alumnado... pero no podemos esperar más tiempo, si llega que se nos una. Así que... comencemos de una vez.

 

Caminó hasta lelgar frente al escritorio, dio un saltó y se sentó de frente a sus alumnos con una amplia sonrisa en sus labios color carmín. Sus grises ojos brillaban de emoción al tiempo que agitando su varita magica al aire comenzó a escribir los puntos claves de aquella clase, como la diferencia entre urgencia y emergencia, el triangulo de la vida y los diversos nudos que había para pdoer realizar un rescate exitoso.

 

-Bien, esta clase no es como ustedes cren, como hacer hechizos magicos para facilitarles la vida, magos peresoso. Creen que solo con agitar la varita es más que suficiente para salvar una vida pero no ven los efectos contra reproducentes de los hechizo que realizamos para acelerar el proceso de curación y lo que a la larga generan en el cuerpo humano.

 

Tomó aire al tiempo que de otro salto bajaba del escritorio y comenzaba a pasear entre sus alumnos.

 

-Supongamos que en este momento le hagó un corte a Zurin con un cuchillo, generando una herida sangrante, profunda, de corte regular. Lo más sencillo sería aplicar dictamo en la zona. Tontos aquellos que para una herida sangrante aplican un episkey, No hay huesos rotos en una herida sangrante, a menos que sea una fractura expuesta o interna pero para eso se necesita una revisión primaria... Bueno, nos hemos alejado del tema.

 

Se mordió el labio inferior intentando retomar el hilo de sus pensamientos. Sus pasos se escuchaban por toda el aula y con cada paso que daba su largo cabello rojo rebotaba en su espalda provocando que sus caireles jugaran entre ellos.

 

-¡Oh si! El dictamo, como tal su uso modera es excelente en heridas pequeñas ocacionales, ¿pero qué ocurré cuando se utiliza con frecuencia? Entre los muggles existe una enfermedad muy extraña que los mata en poco tiempo que viene a raíz de la malformación o mutación de las celulas en cualquier parte del cuerpo. A nosotros como magos no nos da dicha enfermedad pero... si creamos una especie de resistencia a ciertas pociones y unguentos que solemos utilizar con frecuencia para la rapida sanación de heridas sobre todo aquellas personas que estan en constante riesgo por culpa de su trabajo por ese motivo llega un punto en que el sanador solo limpia la herida y deja que el cuerpo sola la cure.

 

Explicó sin dejar de caminar por el aula pensando en la mejor forma de explicar lo que había dicho sin que fuera un rollo tan rebuscado y sabía que la mejor forma era con su hermano. Agitó de nueva cuenta su varita magica haciendo aparecer un kit de primeros auxilios frente a cada uno de sus estudiantes que no serían la victima. Pobre de su hermano... aunque uno tendría que sacrificarse y no sería ella.

 

-Lo siento Zurin, pero mi ropa no puede mancharse, Bipa me mataría si llego a casa llena de sangre.

 

Caminó con elegancia hasta su hermano y con un rapido movimiento de varita hizo aparecer una daga especial que había conseguido en su libro de la sangre, no era el uso indicado para aquella arma y mucho menos porque no la estaba activando aunque... no, aun no era el momento.

 

Se acercó a Zurín y clavó la daga justo en el centro del abdomen del mago, sonrió con malicia mientras lo sostenía con su mano derecha al tiempo que con la izquierda retorcía la daga en el interior del abdomen de su hermano.

 

-No moriras, yo me encargaré de eso, confía en tu hermanita.

 

Volteó a ver a sus alumnos una vez que dejó el cuerpo de Zurín en el piso, del cual salía una copiosa cantidad de sangre de la herida que la propia Jessie le había provocado. Su mano izquierda manchada de sangre se alzó en dirección de los jovenes que observaban lo que había hecho la Black Lestrange y los señaló a ambos para que se acercaran.

 

-Se perforó vaso y se daño el higado, eprsonalmente me encargue de que su vida penda de un hilo y tienen como maximo... cinco minutos para que no muera desangrado mi querido hermano. No magia, no pociones, no unguentos. Todo lo que necesitan esta en esos kit... trabajen, dudas... las responderé si mantienen con vida a mi hermano; sino... ¡Dense por muertos!

 

Una risa cantarina salió de sus labios mientras regresaba sobre sus pasos y se sentaba de nueva cuenta en el escritorio con un ágil salto. No dejaría morir a su hermano pero tampoco se privaría de un poco de diversión.

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El choque de ambas manos de la profesora lo saco de sus cavilaciones trayendolo nuevamente a la enfermeria, captando su atencion. Escuchaba la chachara que impartia detras de su escritorio mientras colocaba un par de cosas importantes para la explicacion de la asignatura en el aire con su varita, como si hubiese un papel transparente donde quedaba plasmado cado uno de sus movimientos. Fined desvio la mirada y noto a uno de los miembros warlocks presentes, al igual que el, para ampliar sus conocimientos.

 

Explico la diferencia anatomica entre un muggle y un mago, recalcando como el uso frecuente del dictamo afectaba gravemente a los no magicos provocando la muerte debido a una desconocida enfermedad. Menciono como los primeros auxilios no son solamente episkeys por todas partes y los metodos alternos eran mas efectivos, una simple cremita podia hacer mucho mas en poco tiempo, la especializacion de ciertas pomadas para ciertas heridas y todo eso iba a transmitir a sus alumnos como parte de su trabajo. Educar.

 

Caminando por toda el aula, la chica hizo aparecer dos nuevos kits frente a dos de sus alumnos y en un momento inesperado aparecio una daga en el puño de su mano clavando la misma en el abdomen de Zurin causando una herida que emanaba sangre a borbotones, manchando la vestimenta del joven y el suelo donde yacia tendido en el suelo. Todo era parte de la clase, pues su tarea era curarlo con lo disponible en las mochilas que recien habian llegado a la habitacion.

 

Entre gritos y lamentos, Zepharias se acerco al cuerpo del Warlock y abrio el kit de primeros auxilios. Estaba abarrotado de dimuntos frascos con nombres, gasas de color blanco, jeringas con diferentes tipos tamaños, algunas cosas que deducio eran para el dolor; estudio las botellitas y escogio una con el nombre de dictamo que como habia dicho la profesora minutos antes era apropiado para heridas sangrantes. La inclino un poco dejando caer dos gotas del liquido en el abdomen y un vaho blanquencino aparecio brevemente.

 

Poco a poco, la herida se fue cerrando, como si volviese en el tiempo segundo a segundo hasta cerrarla. Sin embargo, no pudo asegurar que su higado estuviese curado completamente, no creyo en ese momento que el dictamo funcionase con esas heridas a organos vitales. No estaba seguro.

 

- No, debe bastar eso - Respondio a una de las voces que habia declarado muerto al mago.

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Finalmente parecía que no había llegado tan tarde al lugar, la clase no había ni tan siquiera había comenzado, por lo que podía relajarse y disfrutar de un agradable aprendizaje de la mano de su hermana, aunque como de costumbre no dejaría pasar la oportunidad de hacerla rabiar si encontraba la oportunidad adecuada, aunque debía andarse con cuidado no fuera a ser que le reprobase por pesado. Parecía que la clase comenzaría de un momento a otro, pues con el sonido de una palmada, Jessie llamó la atención de todos los alumnos presentes, y resaltó la ausencia de uno más.

 

La clase comenzó con una explicación por parte de la bruja de conceptos sencillos de primeros auxilios, aunque poco a poco fue aumentando el nivel hasta llegar a detalles como la diferencia entre la aplicación de díctamo en muggles o en magos. Parecía claro que los magos tenían una tolerancia mayor a ciertos tipos de sustencias, aunque también parecía que era importante recordar que abusar de ellas podría hacer que no tuvieran efecto a largo plazo, inutilizando algunos de los remedios conocidos por la medicina mágica, aquello resultaba bastante interesante por lo que el joven warlock se anotó mentalmente preguntar más sobre ese tema más tarde.

 

También dedicó una severa mirada, con algunos toques de temor, hacia su hermana por aquella frase de cortar al mago con un cuchillo, esperaba que solamente fuese un ejemplo verbal y no tuvieran que practicar con sus propios cuerpos, no solía apetecerle generalmente recibir heridas tan gratuitas. A pesar de la mirada, parecía que sus temores se harían realidad, Jessie hizo aparecer un kit de primeros auxilios delante de los otros dos alumnos que se habían presentado a la clase.

 

Ehm...creo que te has olvidado de darme mi kit de primeros auxilios... ─ comentó el joven algo asustado, se estaba temiendo lo peor mientras su hermana se paseaba entre los alumnos. Acto seguido, su hermana se dirigió directamente a él, confirmando lo que hasta el momento solo había sido para él un mal producto de su imaginación. Al ver como la daga aparecía en las manos de Jessie supo lo que estaba a punto de ocurrir, iba a sufrir una herida con el utensilio que empuñaba la profesora de la clase, esperaba que al menos estuviera todo controlado, porque sabía que no iba a poder hacerla cambiar de idea ─ Si muero te perseguiré como fantasma por toda la eternidad ─ añadió el chico ocultando su miedo con humor antes de que la profesora clavase la daga en su abdomen, produciendo tal dolor que le hizo proferir un grito del cual no salió sonido, pues se había quedado sin habla.

 

En ese mismo instante cayó al suelo, se estaba desangrando poco a poco, se retorcía de dolor y parecía que su hermana no iba a hacer nada por ayudarle, al menos por el momento. La chica le había prometido que no moriría, pero el warlock no las tenía todas consigo. Había sufrido heridas en el pasado, pero ninguna le había perforado un órgano vital, esperaba que la profesora supiera lo que estaba haciendo, no quería morir en una clase de primeros auxilios, sería una curiosa ironía de la vida.

 

Aunque el dolor le hacía perder la consciencia en cierto modo, el chico se intentó concentrar en lo que estaba ocurriendo, no quería caer al suelo definitivamente y perder el sentido de la realidad en aquel momento. Así pues, supo que la primero persona que acudió en su ayuda fue Zepharias, el compañero warlock, que comenzó a aplicarle algunos remedios de los que encontró en el kit de primeros auxilios. Al principio quiso matarle, pues la herida comenzó a doler aún más, durante unos instantes llegó a pensar que aquel warlock se había equivocado con lo aplicado, pues sintió tanto dolor que estuvo a punto de desmayarse una vez más. Aunque eso cambió pronto, un instante después el dolor parecía remitir, aunque no del todo, algo seguía doliendo, pero parecía que aquella herida estaba sanando, al menos había dejado de salir sangre.

 

No tenía claro que todo se hubiera curado, pues aún le dolía bastante la zona afectada por la daga de su hermana, pero quiso esperar a las palabras de Jessie para saber si la curación de Zepharias había sido suficiente o no.

 

Her...mana, me sigue doliendo la zona del da...ño ─ comentó entre quejidos de dolor, aún estaba sintiendo bastante el daño recibido ─ ¿es cuestión de ti...empo o falta algo por...hacer? ─ añadió antes de respirar profundamente para intentar concentrarse en eliminar el dolor de su mente, siempre había creído en la concentración para realizar ciertas cosas ─ ¿qué has utilizado, por cierto? ─ terminó dirigiéndose a la persona que le había sanado en principio.

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Era extraño que el repugnante aroma de Fined fuera capaz de causarme un fuerte dolor de cabeza, sin contar que su voz era como un taladro perfora mi paz, que clase de ser podia ser esa cosa, por lo que opte alejarme e ignorar lo que de su boca salia.

 

Al hacerlo note como uno de mis compañeros de clase se encontraba sangrando y fue que pense un Episkey y la herida de Zurin sano, pero algo me hizo pensar que ello no bastaria, dado que esa zona comenzaba a ponerse negra "Seria que la hermana le enveneno? Al menos eso explicaria la necrosis de la piel" Era lo que pensaba, sin contar la palides de ese sujeto (@@Mr Zurin ).

 

-Que tenia esa arma? Ya que le sigue doliendo y ante de tenerlo como tormento, supongo que fue una clase de veneno o maldicion.- me sacaba del bolsillo un bezar. -curiosamente tengo algo, que te lo puedo dar Zurin di asi lo deseas.- y le clave la mirada al mismo.

 

Off

Estoy desde el cel, por ello no le puse negrilla al hechizo.

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Parecía que Zepharias no sería el único en intentar ayudarle, pues poco después de la primera atención sanitaria recibió la ayuda del otro compañero de clase, el mismo que había sido su compañero en la instrucción sobre el Libro de la Fortaleza. Este pareció quedarse pensando unos segundos, aunque sin realizar ningún tipo de hechizo, ni aplicar nada que pudiera ayudarle, simplemente se había detenido frente a él pensativo. Al menos fue así hasta que el mago abrió la boca para comentar su idea sobre lo que había ocurrido allí, una suposición que implicaba un veneno o una maldición en la daga que su hermana le había clavado previamente.

 

¿Her...hermana? ¿Veneno? ¿Maldición? Dime por favor que...se está equivocando y mi malestar...no tiene nada que ver con e...eso ─ murmuró el warlock en un tono mínimamente audible por la chica, pero esperaba que le hubiera entendido. A pesar de la curación de Zepharias seguía encontrándose mal, se estaba poniendo blanco y parecía que la herida del hígado no había terminado de sanar, o hacían algo aquellos chicos o finalmente esperaba que su hermana tuviera que intervenir, pues de lo contrario acabaría en el otro barrio ─ ¿bezóar? No...creo que deba ser necesario si no hay veneno...de alguna clase ─ terminó antes de cerrar la boca para contener las fuerzas. A cada segundo que pasaba se encontraba peor, y no sabía que hacer.

 

Estaba claro que su hermana tenía razón, había dejado su vida al borde de la muerte, ahora tocaba que ella actuase, pues el joven mago no tenía posibilidad alguna de hacer algo por él mismo en aquel momento, bastante tenía con tratar de mantener la calma y pensar en que saldría de aquella situación con una simple historia que contar en el futuro.

 

*desaparezco*

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