Prueba de Videncia #7

[Sajag]

¡Qué gran paisaje se extendía ante sus ojos! Aunque no era la primera vez que estaba allá, el Arcano de la Videncia siempre veía de forma diferente aquel lago de profundidades incógnitas y de contenido insospechado para todos los pupilos de todas las Habilidades. Para cada uno de ellos era completamente diferente y, en el caso de Sr. Bastian, había encontrado una forma original de cruzarlo. Sajag tuvo que mirar dos veces aquella multitud de cartas del tarot puestas como alfombras flotando por encima del agua corrosiva. Después se giró hacia Bastian.

 

- ¿Ve lo que ha hecho este maldito lago? No le va a dejar equivocarse...

 

El Arcano puso el pie en una de las cartas, no muy grande, lo suficiente para que un pie humano quedara encima en equilibro. Después puso el pie en otra de las cartas y fue avanzando, dejando algunas atrás, obligándose a dar zancadas; en otras, la adecuada estaba tan cerca que tenía que dar pasitos muy juntos... A mitad del camino, se paró y miró hacia atrás.

 

- Tome la decisión adecuada, Sr. Bastian... Tiene todas las cartas del Tarot en su contra, sólo las correctas le dejarán avanzar y cruzar el lago.

 

Como aviso, puse el pie en una y ésta estalló en una llamarada de fuego antes de caer al infinito de las aguas oscuras que la acogieron sin apagarla. Durante mucho tiempo se pudo ver que se sumergía en ellas aún luciendo aquel fuego intenso. Sajag no se volvió y siguió avanzando, pasando aquella prueba que, para él, era fácil. También lo sería para él si dejaba que su Ojo Interior le guiara.

 

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[Juliens]

No recuerda los detalles del día en que se enfrentó al Portal para dominar la habilidad de la oclumancia. Recuerda haber sorteado uno a uno los obstáculos iniciales impuestos por la Arcana y posteriormente aquellos que el mismo Portal decidió para él. Pero olvidó ya la hora del día, incluso la fecha que realizó la prueba. No sabe si llovía o si el sol brillaba. Pensar en eso no le ayuda, por lo que simplemente deja de pensar en ello. Su pasado lo marca, pero es el futuro el que tiene que fabricar. Se concentra en el presente, en como encontrar lo que busca.

 

—Conozco al lago y él me conoce, estaré bien.

 

Observa la mecánica del "juego". Tiene que elegir sin fallar. ¿Pisar o no pisar una carta? Mientras Sajag camina destellos de información bombardean su cabeza. Son sus propios pensamientos, son esa parte de si que no entiende tomando el control. Se deja llevar, deja que sea su ojo interior quien se encargue de tomar las decisiones. Probablemente es la primera vez en que voluntariamente le da paso al ver.

 

¿Puedo pisar? Es la pregunta que se formula en su mente. El Loco le contesta que si por lo que su pie derecho se posa sobre la carta del Arcano Mayor. Se concentra posteriormente en la Reina de Copas pero esta se niega a darle una respuesta. Decide no tomar esa camino. Es el As de Oros quien le contesta de forma afirmativa, quien le muestra un futuro próspero por lo que salta hasta la siguiente carta.

 

Continúa su camina pisando La Estralla que es en donde encuentra una respuesta afirmativa para su espíritu. El siguiente lugar seguro es brindado por Juicio quien le afirma que encontrará el éxito siguiendo aquel camino. Su último paso sobre el agua es la Reina de Oros, termina la travesía pisando en seco al otro lado del lago.

[Sajag]

Sajag le siente llegar y se acaricia la barriga, en un gesto nervioso pues sabe lo que viene. Es la parte que menos le gusta de todas de su parte de Maestro, llevarles a la boca del lobo, literalmente, porque hacia allá encaminará a Bastian.

 

- Te dije que era fácil, muchacho... Las cartas son certeras siempre, tenlo en cuenta. Lo que falla es la interpretación que la da el Vidente. Si te dejas guiar por tu Ojo Interior, nunca fallarás.

 

¿Era eso cierto? El Arcano sabía de casos que no había sido así pero... eso era en Videntes estropeados por la codicia y el desenfreno. Suspiró levemente e inició el camino hacia la maleza, dándole la espalda.

 

- Un gran poder conlleva una gran responsabilidad, joven mago...

 

Ahora no hablaba el maestro amigo sino el Arcano que Todo lo Ve. Sabía de las tentaciones del Alma y de la codicia que despertaba el poder Ver más allá que el resto de las personas. En uno mismo y en la familia que le acompañaba... Por eso, un buen Vidente era aquel quien no pedía nada a cambio ni aceptaba lo frugalidad de lo que le ofrecían... Algunos de sus pupilos vivían en castillos de oro, disfrutando de una Videncia corrompida. Tal vez por eso, Sajag prefería vivir en la austeridad, sin pertenencias valiosas excepto en el alma...

 

Pero esa era su historia. La de Bastian, la decidiría él y sólo él. El Arcano, por mucho que se alegrara de algunas de sus vivencias y se entristeciera por otras que aún no le habían ocurrido, dejaría en todo momento que fuera él quien decidiera. Es lo que debía ser.

 

- Le dejo aquí, Sr. Bastian, delante de los senderos de la bruma. No son difíciles de superar, sólo ha de escoger el camino correcto que lle llevará al bosque que rodea el laberinto.

 

Los senderos eran simple caminos de tierra y barro, llenos de arbustos y malas hierbas que sólo dañaban el cuerpo si te atrapaba una Tentacula o si te picaban las ortigas, si te distraían los Glumbumble que pululaban indulgentes entre los árboles podridos. Pero cada uno de ellos estaría rodeado de una bruma que, sigilosa, rodearía al hombre, un muchacho aún para el anciano Sajag. La neblina era lo realmente peligroso, ya que vendría acompañada por fragmentos de la historia pasada, presente y futura del Warlock y todas le dirían que el camino correcto al bosque era ese, que lo eligiera. ¿Sería capaz de elegir bien? Sí, Sajag sabía que pasaría la prueba pero con un gran dolor dentro por la elección, que le dejaría minado para cruzar el bosque, donde se encontraría con otro gran peligro y, ahí, sí necesitaba todos sus sentidos activados porque...

 

Sajag se estremeció. A veces, le parecía cruel pedir tanto a sus pupilos y las pruebas que surgían para demostrar que podía hacerlos siempre le sorprendían por su dureza. Pero aceptó el hecho de que Bastian debería morir para cruzar el bosque. ¿Lo aceptaría él o daría media vuelta?

 

- Llegarás al bosque. Debes cruzarlo para llegar al laberinto. Pero ningún humano vivo puede cruzarlo, la Muerte lo ha tomado. Tu animagia no te servirá, sólo serías un animal muerto expuesto a los carroñeros para alimentarse de tu carne muerte. Has de morir para cruzarlo. Y has de llegar muerto delante de la entrada al Laberinto, donde te esperan tres cuencos de Agua. Sólo uno de ellos contendrá el Efluvio de la Vida. Pero no te puedes entretener, esta poción de vida sólo dura activa media hora.

 

Sajag se iba y lo dejaba sólo. No le gustaba ver el sufrimiento aunque sabía que estas pruebas serían cada vez más dolorosas, física y psíquicamente. Pero, en el último segundo, decidió ayudarle un poco. Todos sus compañeros Arcanos le creían demasiado sensible ante las pruebas que obligaban a pasar a sus pupilos:

 

- Eres Nigromante, eres Animago, eres oclumante y eres metamorfomago... Las cuatro habilidades deberás usar, de alguna manera, para atravesar el bosque, pero siempre muerto. Recuerda que un alma suelta tiende a olvidar su objetivo y desvanecerse para cruzar el limbo, aísla tu mente de la llamada de los Muertos que viven en el Bosque. Transformáte en lo que necesites antes de morir para que tu... compañero - El Arcano señalo al animal que les seguía a todas partes como si no pudiera abandonar a su Amo, escondiéndose ante él. - te lleve hasta la entrada del Laberinto. Como Nigromante, controla tu alma para que le acompañe y le pida que derrame el cuenco correcto sobre tu cadáver.

 

Sajag siguió avanzando y, esta vez sin darse la vuelta, añadió:

 

- Por favor, Sr. Karkarov, escoja bien...

 

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[Juliens]

—Ha sido fácil gracias a que usted causó que creyera en esta magia desconocida y desconcertante.

 

Respira profundamente un par de veces, luego otra y un par más. El bosque de aquella isla es misterioso para él, le recuerda cada uno de sus pasos y la forma que luchó contra todas las habilidades hasta dominarlas. Siente de nuevo el agua en el aire, en las plantas e incluso en los animales. Se conecta con ella, es una sirviente fiel. Todo el miedo restante y los nervios de último momento desaparecen. Se nubla su vista en el momento en que siente las ortigas en los brazos. Siente el pasado sobre sus hombros.

 

Flota a varios metros del suelo. La viene cae. Puede moverse aunque no siente un cuerpo, se acerca a las manchas rojas sobre el suelo. Ve también un espectro, una criatura de las sombras blandiendo una guadaña. Reconoce a su padre y se reconoce él mismo. Sergey lucha contra aquella criatura hasta que logra vencerla. Modifica los recuerdos de su versión joven haciendo ver como si aquel enfrentamiento nunca hubiese sucedido. La sangre es felina, lo sabe. Solamente uno de los tigres, el único blanco, está con vida. La madre del animal, o el padre, tenían el gen de los tigres blancos y saltó solamente a uno de ellos. Sin embargo todos eran especiales, toda la camada había sido "tocada" y tenían en su interior un pedazo del espíritu de un humano. Aunque ya están muertos. Se permite ver más lejos, mucho más atrás. Puede llegar a su "yo" niño realmente, lo sabe. Obligarse a ir antes, obligarse a encontrar a todos vivos. Pero no lo hace porque es el pasado, y el pasado no es ya su tiempo. Se halla nueva en el bosque. Observa como el primer camino es bloqueado por la flora de la isla.

 

Vuelve a pasar. No está ya la isla. Pero esa visión es un tanto distinta. Está en su castillo junto a su esposa, junto a sus hijos y junto a varios de los tigres (estos últimos durmiendo en el suelo del salón) disfrutando del calor de la chimenea. Lee la nota en El Profeta de como él podría estar apoyando a la Orden del Fénix. ¿Qué más da? Le agrada que la noticia esté justo debajo del titular "La Marca Tenebrosa ha caído". Es su futuro, lo sabe. Pese a todo, pese a que se siente cómodo se pone de pie. Es un augurio del futuro, uno en donde puede disfrutar de las comodidades de un mundo en paz. Pero él no quiere ese futuro. Está conforme con la caída de la Marca Tenebrosa, pero él sabe que aunque no pueda dedicarle mucho tiempo al bebé que descansa sobre los brazos de Valkyria su deber está para con el resto del mundo.

 

Se cierra el camino del futuro. Porque aunque su visión contenga brochazos de verdad aún es perfectible. Él quiere vivir el presente, no pensar en el futuro ni en como está pensado que sea. Sigue el camino que representa a su presente, un presente de trabajo y sacrificios. Mientras camina hace uso de la oclumancia para olvidar lo que vio. No quiere saber que quizá pudo salvar a otras criaturas como Harimau, ni quiere saber que le depara el futuro.

 

Harimau está con él y podrá ayudarlo, debe ayudarlo. Se sienta en la entrada del laberinto, no ve que haya otra opción. Cierra los ojos y le cuenta, mentalmente, el plan de acción al tigre. El animal ruge molesto. No le agrada la idea, hay tantas cosas que pueden ir mal y que nadie debería siquiera intentar. Conforme pasan los segundos siente las cicatrices desaparecer, su cuerpo se vuelve más pequeño, la nuez de adán se encoje en su cuello y el cabello -antes rebelde- ahora se ve arreglado. Está usando la mertamorfomagia para tener de nuevo doce años. Sin embargo su magia no mengua.

 

Conoce el cuerpo humano, el cuerpo animal y la muerte. Encuentra en su cerebro el lugar exacto que debe bloquear. De esa forma su alma se mantendrá fuerte y se aferrará a su cuerpo, se mantendrá cuerda. Será una especie de fantasma, no uno como tal pero algo parecido. Pero la oclumancia no es suficiente, en absoluto. Dibuja varios símbolos sobre el suelo luego de hacerse una herida en el dedo. Son símbolos que lo mantendrán anclado al mundo de los vivos, la oclumancia evitará que esa ancla lo convierta en una alma en pena.

 

Invoca un Kansho. Como adulto su tamaño es demasiado para que, convertido en tigre, pueda ser cargado por Harimau. Como niño, sin embargo, será un tigre mucho más pequeño que su compañero. Clava el mango de la daga en el suelo. Usa la animagia para ser un tigre. Es pequeño, casi un cachorro. Se deja caer sobre la daga la cual se clava directamente sobre su corazón.

 

Entonces todas sus preparaciones comienzan a funcionar. La nigromancia proyecta su espíritu junto a Harimau y la oclumancia evita que se vuelva loco. Harimau muerde el cuello del pequeño tigre y comienza a caminar. La critura está triste y asustada. Tiene miedo que al final todo vaya mal y que Bastian no pueda volver.

 

—Todo irá bien —dice el espíritu flotante para reconfortar al felino.

 

Llegan al final del laberinto luego de varios minutos, pero aún queda tiempo. Se acerca a los cuencos, alguno de ellos le permitirá volver. Los dos de los extremos son lujosos, son todo lo contrario a lo que su alma pretende demostrar. No elige aún. Toca (más bien se acerca puesto que no es físico en ese momento) el de la derecha "Yo te salvaré, mía es la vida". Prosigue a tocar el de la izquierda "Sigue mi camino". Finalmente toca el del medio. "Confía en tu ojo interior, elige bien"

 

— El del medio. Derrama su contenido sobre mi cuerpo

 

Harimau suelta el cadáver del tigre y lo moja con el contenido del cuenco. No pasa nada por unos segundos que parecen eternos. El espíritu comienza a volverse borroso, a atenuarse. Entonces el agua brilla y el cachorro de felino se pone pie y se sacude toca el líquido de su pelaje. Se deforma al desactivar la animagia y, siendo nuevamente un adolescente humano, usa la metamorfomagia para adoptar su apariencia real.

[Sajag]

El Vidente estuvo conteniendo el aliento hasta el final. Las situaciones más inverosímiles eran las que causaban, muchas veces, el abandono de las pruebas antes de llegar al Portal. Era preferible. Una vez, uno de sus pupilos perdió la razón dentro de él y perdió la cordura. Era algo que nunca más quería sufrir así que prefería poner las pruebas más difíciles posibles para llegar a la Pirámide donde podría ayudarlos, aunque eso significara empezar de cero, o podrían arrepentirse y huir del lugar, puesto que significaba que, si en algún momento volvían a sentirse capaces, volverían a intentarlo. Pero nunca más quería que ninguno de sus alumnos cayera dentro del Portal. Le costó muchísimo encontrarlo, sacarlo y llevarlo a un centro médico.

 

Pero este no sería el caso. El Sr. Karkarov estaba preparado y lo acababa de demostrar en las dos pruebas que había cruzado, con ciertas dificultades, eso sí. Más de uno se hubiera pensado eso de morir para conseguir vincularse al Anillo pero él no lo había dudado y había conseguido llegar hasta el Animal del Laberinto.

 

Bueno, aún le quedaba el último de los obstácul0s aunque éste era, en sí, el más fácil y el más difícil de todos.

 

Tras conseguir volver a la vida y entrar en el laberinto se encontraría con la sorpresa de un terrible animal que custodiaba unos objetos: la Mantícora tenía orden de permitir al Warlock escoger uno y sólo uno de los objetos más peligrosos que jamás encontraría en el Reino Unido y dejarlo salir.

 

El animal tenía cabeza humana pero su cuerpo de león y cola de escorpión le hacían muy peligroso. Y obligaría a Bastian a respetar la norma o no le dejaría salir, ni vivo ni muerto, del Laberinto.

 

- Bienvenido a mis dominios...

 

El Warlock no debía confiarse de sus palabras pronunciadas con ese ritmo sinuoso casi cordial. Era un ardid. La Mantícora nunca sería amable con una futura presa. Si no fuera porque se lo había prometido al Arcano, quien sabía cómo dominarlo, Bastian ya habría sido desmenbrado.

 

- En el centro del Laberinto hay un altar, con 7 elementos mágicos. Deberá coger uno, sólo uno, y llevarlo al Portal, ante El Arcano de Videncia. Respetaré tu decisión, sea la que sea. Pero si intentas llevarte más de uno, la Muerte te espera. Así que pasa rápido, antes de que olvide mi promesa a Sajag y te haga servir de cena...

 

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- El Maestro me pidió que te dijera... "Escoge bien... El objeto que más falta te vaya a hacer en el futuro..."

 

Sajag cerró los ojos ante el Portal, haciendo girar su anillo de la Videncia en su dedo regordete. La Puerta empezó a vibrar y un rayó de luz lo iluminó por completo mientras éste se abría. El Arcano no miró a su espaldas, sabiendo que su pupilo iba a entrar con uno de los objetos elegidos. Abrió su mano derecha y, sobre su palma, brillaba un anillo muy similar al suyo. Sabía que Bastian reconocería en él el pseudo anillo que le permitiría entrar en el Portal y sufrir, SUFRIR, la gran prueba que le vincularía a la Habilidad de la Videncia o le mataría.

 

Le habló, sin mirarle a la cara para que no viera el desánimo que reinaba en su rostro.

 

- Este es el momento esperado... Aún puede dar media vuelta, Señor Karkarov... No sería deshonroso dar marcha atrás y volver por donde ha venido... Pero si aún quiere realizar la prueba, si aún sigue decidido a cruzar el Portal abierto, deje aquí su varita, todo tipo de magia y sólo usted y ese objeto elegido podrán cruzarlo. No es un objeto permanente. Sólo tiene un uso y después, desaparecerá de su mano. Espero que haya elegido bien. ¿Tiene confianza en que su Ojo Interior le ha rebelado el Objeto adecuado...? Si es así... Afirme con rotundidad su deseo firme y sin presiones, póngase el Anillo Provisional de la Videncia y cruce.

 

El Arcano guardó silencio en espera de las palabras del hombre. Se sentía cansado, muy cansado... Pero lo peor estaba aún por llegar.

[Juliens]

Bastian siente al animal antes de verlo. No le da miedo, todas las bestias son de una forma u otra capaces de ser subyugadas. Sin embargo sabe que debe tomarse las cosas con calma y con mucho cuidado. No perder la concentración, gracias a ella está en ese lugar listo para enfrentarse a la que es la prueba más difícil.

 

—No pretendo faltarle al respeto, pero estos no son sus dominios...

 

Cierra los ojos por una décima de segundo. Las imágenes pasan por su memoria. Son recuerdos. Recuerdos de cada uno de los guardianas a los que se enfrentó. Pero logra ver más que solamente los guardianes conocidos. El vínculo con los anillos de la habilidad le muestra los guardianes de pasado. Aquellos guardianes del laberinto que llegaron a interponerse entre los nigromantes, los animagos, los metamorfomagos y los oclumantes.

 

—Son los dominios de todos aquellos que han guardado el paso

 

Toca con la mano izquierda el anillo de la nigromancia que descansa en su dedo. El aire se vuelve gélido y la vida se aleja lentamente del lugar. Suelta el aire por la boca y todo regresa a la normalidad. No es momento de ser nigromante, pero necesita recodar una de sus pruebas más difíciles para tomar la decisión correcta.

 

—La mano de la gloria me acompañará, que la muerte cuide a uno de sus amos...

 

Toma la mano de la gloria y continua con el camino. Pese a que ya la ve por quita vez le sigue pareciendo impresionante. La pirámide que da origen a la magia de las habilidades. El hogar del Portal de siete puertas.

 

—Estoy listo, maestro.

 

Se desprende de todos sus objetos mágicos. No teme alejarse de sus habilidades mágicas. Los anillos son meras posesiones que le brinda únicamente facilidad. No le brindan el poder de la animagia, de la nigromancia, de la metamorfomagia o de la oclumancia. Son una forma de canalizar y aumentar, sin embargo esa magia es parte de su cuerpo.

 

Se coloca el anillo de la videncia y se pierde en el portal.

 

 

[Sajag]

Ya no quedaba tiempo para retroceder. Su pupilo había escogido aquella mano y había entrado en la pirámide con ella. El resto de objetos peligrosos se habían desvanecido en el aire y ahora Bastian afirmaba su decisión de entrar en la prueba del Portal. ¿Qué decir? Ya no era momento de hablar. Era el momento de dejarle actuar.

 

Sajag estaba desanimado pero no podía dejar que el Warlock lo intuyera. De todos los objetos... ¿Por qué precisamente ese? El Portal no iba a ser benévolo con él. Tal vez tendría que haber escogido la poción curativa en vez de... No, debía de dejar esos pensamientos dañinos y misericordiosos a un lado. El Arcano sabía cual iba a ser su decisión, aún antes de que el Sr. Karkarov eligiera. No fue la que él hubiera preferido. Pero había sido su decisión, como había sido también la de entrar en el Portal sólo ayudado con ella, con aquella mano cadavérica.

 

Sajag no se atrevió a hablar. Bajó la mirada a sus pies, a pesar de estar de espaldas a él cuando entró; permaneció en silencio y probó a relajar su mente. En aquel momento su estado de nervios era tal que ni un mantra hubiera podido hacerle recuperar la calma interior que precisaba para controlar sus movimientos.

 

Le vio despojarse de todo, ajustarse el anillo y entrar en el Portal. Sólo entonces se dio la vuelta y miró el Portal. Odiaba las pruebas; eran demasiado duras y dolorosas y pocas mentes podían soportar aquello. Lanzó un leve suspiro y se retiró hacia una de las esquinas de la amplia habitación, para esperar el regreso de Bastian.

 

- Que la suerte acompañe tus pasos y que la luz de la Mano de la Gloria sea suficiente para enseñarte el camino de vuelta, Sr. Karkarov.

 

El Warlock había entrado a un lugar en el que estaría sólo y perdido. Ojalá encontrara cómo regresar ileso en cuerpo y mente.

 

- Así sea... - murmuró. Después se sentó en un taburete bajo y empezó a mover las cartas antiguas que siempre llevaba encima, como si le hiciera falta leer en ellas lo que estaba sucediendo allá dentro.

[Juliens]

Abre los ojos con mucha más calma de lo normal. Se siente relajado, ajeno a cualquier cosa que sucede a su alrededor. Está sentado meditando, en armonía perfecta con el ambiente que le rodea. Se encuentra sobre la nieve más no la siente fría. Varios animales duermen junto al fuego que inició antes de comenzar a meditar. Intenta localizar a su tigre más no logra verlo. Vuelve a cerrar los ojos para intentar localizarlo con la mente. Nada. Quizá están demasiado lejos el uno del otro, sucede con más frecuencia de lo que le gusta admitir.

 

No tiene la varita mágica pues no la necesita. Vive del bosque y de la magia que puede realizar sin una varita. Recuerda haber dejado detrás de si cualquier vestigio de la magia moderna. Lo único que le hace falta es poder concentrar su poder en cuidar sus huertos y el propio bosque. Pasaron ya tantos años que ni siquiera recuerda su nombre o lo que sea que hacía en aquella otra vida. Y aunque él no lo recuerda ya, dejó la vida moderna cuando toda su familia fue asesinada. Él mismo bloqueó sus recuerdos haciendo que sean inasequibles. Se dio una apariencia distinta y de igual forma se obligó a olvidar como usar la metamorfomagia. Conserva la nigromancia y cierta capacidad para "ver más lejos" que las personas normales. Envuelto en un paño sin importancia, en medio del bosque, guarda la mano de la gloria.

 

Se pone de pie y comienza a caminar. El faldón de la túnica blanca se arrastra por el suelo con cada paso, rompiendo el silencio que normalmente reina en sus dominios. Va descalzo, ya no le molesta la nieve entre en sus dedos ni las piedras que antes lastimaban las plantas de sus pies. Se dirige a su cabaña, alguien está por llegar. Las imágenes llegaron hace ya varias semanas, alguien que acude a solicitar ayuda.

 

—Tú de nuevo, siéntate

 

En aquellas tríbus, las que colindan con su bosque, creen que él es una especie de sabio que cuando quiere trae recuerdos del futuro o del pasado para dar consejos que siempre son certeros.

 

—Han pasado años, señor...

 

Asiente para dar la razón al muchacho. Recuerda su rostro, cuando lo visitó antes apenas y tenía un par de pelos en rostro. Era un niño. Sin embargo ya no lo es. Se puede ver en su mirada, en su porte y el aura que desprende. Es ya un hombre, un hombre que al parecer sufre mucho.

 

—Te diré lo mismo que hace diez años. No tengo consejos para ti, nada se me ha presentado. Sin embargo...

 

Deja de hablar porque sabe que no es él quien lo está haciendo. Con el tiempo aprendió a callar a su voz interior. No siempre era bueno decir todo lo que el futuro mostraba. Si le dices a alguien que va a morir probablemente deje de disfrutar el tiempo que le queda intentando no morir. Morirá en vida y morirá después.

 

»... acabo de ver cosas que se pueden cambiar, cosas que están borrosas. Cosas a las que podrás enfrentarte. Llegará un día en que tendrás que elegir uno de dos caminos, ambos llenos de dolor; tendrás que decidir entre dos personas. No te diré a quien debes elegir, no es mi trabajo hacerlo. Pero te daré un consejo: debes elegir con el corazón. Veo ambos futuros, ambos resultados. Si eliges bien sufrirás mucho, si eliges bien sufrirás probablemente más. Pero si eliges con el corazón, cuando el dolor termine podrás continuar con tu camino.

 

Se pone de pie.

 

»Vete. Si eliges bien volverás, de una forma extraña pero volverás. En el camino de lo correcto hay imágenes oscuras que intentan aclararse, sonidos que quieren ser escuchados y revelados.

[Sajag]

El Arcano permaneció sentado en el suelo, amenizando la espera con una canción de su niñez, allá en aquella India que ahora no era como la que él había conocido: aquellos campos interminables de té y azafrán habían sido sustituidos por una urbe llena de gente... Aún así, Sajag añoraba aquellas tierras coloridas y su gente de carácter tan diferente al occidental. Había aprendido mucho en Londres, en los internados de lujo donde sus padres le habían olvidado, en aquellos años difíciles en los que él sólo era un muchacho imberbe que se permitía todos los lujos y excesos que el dinero de su familia le podían permitir. Sí, era un Arcano con educación extremada pero ahora, allá en la Pirámide, sentado en la posición de meditación, extendiendo las cartas del tarot en varias tiradas para ver lo que sucedía tras el Portal, pensaba en la India y en la tranquilidad de sus tardes soleadas.

Barajó bien antes de poner una segunda tanda de cartas encima de las que ya había extendido a su alrededor. Después, giró una, con los ojos cerrados, sabiendo perfectamente la que era sin necesidad de ver el dibujo:

- El mundo... El cambio que presentía ya está aquí... Se inicia una nueva etapa en su vida, Sr. Karkarov... Tal como había predicho... Se ha adentrado en una madurez emocional que, tal vez ahora, con familia, mujer e hijos, no se esperaba... Sus barreras espirituales han caído. Es Vidente. Sr. Karkarov...

 

El Arcano abrió los ojos y sonrió, tristemente, ante la carta que había dejado boca arriba. Era esa. No había sorpresas. Bastian había visto su futuro, ese que podría ser pero que podría evitar. Sólo dependía de él y de lo que aprendiera durante las pruebas a las que le estaba sometiendo el Portal.

 

Dirigió su mirada hacia él, apagado, cerrado, imbatible... Estaba allá, desafiante, esperando que el Warlock perdiera la cordura y que no tuviera éxito en su deseo. Pero Sajag conocía su firmeza y su capacidad de reacción. Sabía, lo había visto, que volvería. Además, la Mano de la Gloria le serviría de luz en el momento más oscuro de su vida, pasada, presente o futura, real o inventada por el propio Portal. Atravesaría su lindar y su anillo de la Videncia se vincularía...

 

Aunque aún quedaba mucho para ello. ¿Cuánto tiempo había pasado? Sajag no tenía ningún reloj que le acompañara; lo prefería. Volvió a barajar las cartas que quedaban y empezó una tercera ronda de cartas boca abajo para elegir otra, la que le indicaría lo que estaba Bastian haciendo ahora...

 

La rutina era primordial en la tirada de cartas así que siguió poniéndolas boca abajo hasta que tocó la definitiva. El dedo índice sobre ella tembló. ¿Esa carta...? El Arcano contuvo el deseo de levantarse y correr hacia el Portal para implorar que le dejara sacarlo. Pero era anciano y sabio: iba a ser duro pero el Warlock contaba con mucho ingenio para superarla. Poco a poco, le dio la vuelta, pero se negó a mirarla. No... Aún no...

[Juliens]

El tiempo es para él algo sin significado ya. Aunque en realidad han pasado ya varios inviernos él lo siente como un pestañeo. Aún recuerdo a aquel joven, apuesto, que acudió en busca de su consejo. Una sonrisa se dibuja en su rostro. Él no busca predicciones, él no busca imágenes del futuro. Los destellos aparecen en su mente cuando es necesario, cuando hace falta.

 

En ambos caminos predichos para el muchacho había sufrimiento y traidores. Pero en el camino ilógico estaba la felicidad al finalizar la jornada, el premio más ansiado. La visión llega en forma de sonidos y no de imágenes: el grito de un bebé al nacer. Se pone de pie luego de emitir un suspiro y por primera vez en mucho tiempo es él quien busca una visión, un indicio del futuro. Ve muerte pero no tiene miedo. No hay muerte en el camino que va a emprender, es la mano de la muerte lo que se le presenta.

 

Abandona la tranquilidad del bosque, en donde está meditando, y se dirige con paso lento a la cabaña. No usa ya la varita mágica, la dejó de usar hace tanto tiempo que no recuerda cuanto ha pasado y tampoco la necesita. Mueve las hojas del suelo, y luego retira la madera que lo aísla de la fría tierra. Tarda más o menos media hora hasta que sus dedos tocan la mano de la gloria. La guarda entre sus prendas y comienza a alejarse en dirección a las tierras de aquel joven.

 

—Adiós...

 

Sabe que no va a regresar, se despide de todos los animales que le han acompañado durante todos los años de vida en el bosque. Parpadea varias veces con suavidad atrayendo las imágenes del futuro, los sonidos del futuro y los olores que aún no han llegado. Cada paso lo acompaña asentando el largo bastón rudimentario delante de él.