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Yaxley Manor (MM B: 109997)


Orión Yaxley
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Dejé caer la peluca al suelo, sintiéndome desnuda frente a la azul mirada de la Delacour. Una suave sonrisa apareció en mis labios al escuchar sus palabras y sólo pude asentir ante ellas. Sabía que para ella sería difícil digerir cada confesión de esta noche, pero me prometí que le sería sincera y que fuera cual fuera su decisión final no le seguiría ocultando más mis secretos. La voz de la rubia se notaba apagada, gracias a mis anteriores palabras. Sabía que no le gustaría escuchar aquello, más cuando conocía su naturaleza nata por defender la vida y todo aquello que respiraba.

 

- Se que no te iba a importar, pero no sabía si te iba a gustar mi yo sin cabellos - Dije, encogiéndome de hombros tras sus palabras. Iba a seguir hablando, cuando una interrupción de su parte me hizo callar. Sus preguntas me dejaron helada y luego de pasar mi mano por mi calva con nerviosismo decidí pararme para quedar de cuclillas frente a ella, tomé sus manos y empecé a relatar.

 

- Aún lo hago - Acaricié sus manos con cuidado - Se que eso no te agrada, la mera idea de saber que tu novia es una asesina, pero mi naturaleza me lo exige. A veces evito hacerlo, por lo menos cuando estoy contigo, prefiero calmar mis inmensas ganas de sangre por estar a tu lado - Confesé, dejando un beso sobre sus manos - No quiero que me tengas miedo ¿Sí? Primero doy mi vida antes de ser yo la causante de cualquier daño físico sobre tu cuerpo - Admití, dejando claro un punto importante - Ahora no mato tanto como cuando era joven, por ahí en los años 60. Ahora,lo hago para alimentarme y por mi bando - Susurré lo último - Dennis, estoy metida en cosas ilegales, he evitado con todo involucrarte para no traerte problemas por si algún día me descubren. Pero debes saberlo, los bandos existen y estás frente a una mortífaga - Solté, esperando cualquier reacción de su parte.

 

Mi cuerpo temblaba de ansiedad, sintiendo los nervios crecer a medida que los segundos pasaban - Soy dueña de la red más grande de prostitución en Italia, llevo años dentro de ese mundo pero hace mucho mi cuerpo no es objeto de ello. Gracias a esos años dentro de los burdeles conocí a Jeremy, mi hermano quien entonces no tenía ni idea de mi existencia y yo menos de la suya - Relamí mis labios, mientras hacía una pausa - Tuvimos una aventura, como cualquier par de jóvenes hormonales y de eso salieron un par de niñas bonitas que son nuestras hijas - Apreté sus manos, más nerviosa que antes - Jeremy nunca lo supo, hasta hace poco que las niñas decidieron venir a Londres a conocernos. Sí, era joven y las dejé abandonadas en orfanatos a ambas. Tenía miedo, porque las introducieran en el mismo mundo donde crecí y me crié - Solté, bajando la cabeza para evitr su mirada.

 

- La cosa es que, mi lazo con Jeremy va más allá del familiar, más allá de nuestras hijas. Durante un inconveniente en el laboratorio clandestino de la marca tenebrosa él y yo tuvimos un percance, y por consecuencia me llevé una mordida de su parte - Llevé mis manos al borde de mi camisa, descubriendo mi cuello para mostrarle la marca de sus colmillos - Después de eso, comenzó nuestro lazo de sangre, lazo que suelen tener las parejas vampiras como señal de amor eterno. Por ello, su comportamiento posesivo conmigo - Llevé mi mano a mi mejilla, retirando las lagrimas de mis mejillas.

 

- Dennis, se que todo lo que te estoy contando es demasiado. Pero quiero quiero sepas, necesito que lo sepas. No puedo aguantar el tener que mentirte todos los días de mi vida. El tener que ver tus ojos inocentes luego de cada cosa que hago de la cual no te haces ni una mínima idea. Sé que es difícil, y se que quizás quieras irte y lo entenderé. Pero quiero que también sepas que te amo, te amo con cada partícula de mi cuerpo - Me quedé callada, expectante ante sus acciones y movimientos.

 

@@Dennis Delacour

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La rubia sentía su cabeza a punto de estallar mientras observaba a la bruja frente a ella tener una lucha interna al parecer tratando de decidir qué decirle o no decirle, que podía ser peor de lo que ya le había informado, de su pasado y de sus actividades. La escucho cuando le dijo con duda en su voz que no sabía si le habría gustado sin cabello, por Merlín la adoraba con locura y eso nunca le habría importado pero no dijo nada más. Le había hecho unas preguntas a la Triviani y esperaba por las respuestas, pero cuando vinieron deseo no haberlas hecho.

 

La ojigris se ubicó frente a ella y tomando sus manos le soltó aquellas otras revelaciones. Cada una de las palabras que vinieron a continuación fueron como dagas que se clavaban lenta y dolorosamente en su pecho, aún lo hacía, aún cegaba la vida de las personas. Que lo evitaba por estar conmigo lo más que podía y porque simplemente no lo evitaba del todo — debe haber otra manera en que puedas alimentarte sin tener que matar — dijo en un susurro casi inaudible pero sabía que ella lo escucharía.

 

Pero luego de eso otra palabra llamó mi atención de inmediato "bando", la rubia sabía lo que significaba aquella palabra de primera mano, lo sabía porque ella era parte de uno de la Orden del Fénix, bando que buscaba proteger a la comunidad mágica de la magia oscura y ahora frente a ella tenía a su novia diciéndole que pertenecía al bando que ella debía perseguir y combatir. Un aire helado recorrió su espalda ante sus palabras, amaba al enemigo con todas sus fuerzas cuando debía luchar contra el. Fue inevitable que sus lágrimas empezaran a caer por sus mejillas, cada cosa que salía de los labios de su novia de aquellos labios que adoraba y le daban la felicidad en cada beso ahora la estaban matando lentamente con cada revelación. No dijo nada acerca de ella solo se limitó a escuchar lo que Zoella tenía para decir.

 

Cómo era posible que conociera tan poco a la persona que amaba y que decía que la amaba, que alguien pudiera ocultarle tantas cosas de esa manera. Se había cegado por amor y no había visto más allá de lo que había querido ver. Cuando la bruja nombró al Askar por acto reflejo se soltó del agarre de sus manos, habían tenido algo y tenían hijas no una sino dos, se pusó en pie manteniendo la mirada fija de dolor en la persona en la que más había confiado en su vida después de su familia.

 

Luego cuando le habló de su lazo sintió que le faltaba el aire, se giró para buscar la salida pero no pudo avanzar un paso más, sentía rabia, traición, pena, tantas cosas que lo único que no se sentía en ese momento era viva, sentía como si simplemente estuviera en un cuerpo vacío. Volvió su mirada a la bruja — "señal de amor eterno" me dices, es decir que tienes algo con él, con razón querer matarme se ha de estar riendo de lo est****a que he sido estando contigo cuando tú le amabas a él entonces? — decía con rabia en su voz — porque se supone que eso es el amor eterno o no? — las palabras salían sin pensarlas siquiera.

 

Las palabras que siguieron fueron las que más dolor le causaron y vio cómo las lágrimas caían de los ojos de la Triviani mientras las decía — como puedes decir que me amas cuando amas a otro, como puedes decir que me amas cuando me has mentido, cuando has asesinado y tal vez después de eso me has dicho palabras dulces, cuando manejas cosas ilegales que explotan a otras personas y cuando haces daño a los demás. Como creer en tus palabras que me hablan de amor cuando no se quien es la persona que hay frente a mi, cuando no se siquiera si lo que dices de amor es cierto cuando has mentido tanto. Como poder creer eso cuando todo lo demás ha sido falso? — y ya no pudo más cayendo de rodillas con las manos cerradas de rabia por todo lo que sucedía.

 

— Y ahora qué hago yo sin ti y lo que pensaba que eras, que hago yo amando a alguien que no se si realmente existe, que hago yo con mi vida si a este punto ya nada importa. Tomala como has tomado tantas otras y tal vez como en algún momento lo hubieses podido hacer de no habernos cruzado de esta manera. Soy tu enemiga natural o eso es lo que los mortifagos piensan no? amante de sangres sucias todos los que pertenecen a la Orden del Fénix, porque eso soy. Soy Fenixiana y bien puedes apagar mi vida como tantas otras — y así sin más se lo dijo, se lo confesó aún a sabiendas que eso podría implicar terminar de perder todo, pero en ese momento la Delacour ya no tenía nada pues amaba con el alma y corazón a alguien que no sabía si era real y si de verdad la llegó a amar en algún momento.

 

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La última vez que había pisado la Manor una tormenta de nieve había dejado a la Black en el encierro junto a los integrantes de la familia Yaxley. Recordaba muy bien haber aprovechado el más ínfimo vestigio de escape para salir volando hacia la boda de su hijo, por lo que le había quedado pendiente una nueva visita. Entre medio habían pasado muchas cosas, su nombramiento en el Profeta, la expedición al desierto, el compromiso de Gatiux con Orión, e incluso las corridas detrás de Maida para sacarle una entrevista.

 

El último acercamiento que tuvo la Black con los Yaxley fue en un intento de ataque a la Mansión Granger. De esta última experiencia Goshi se quedó con un sabor amargo. Había notado en la mirada de Orión aquel brillo que le atraía de sus aliados en las guerras pasadas, y sabía que entre ellos había una conversación pendiente.

 

La Black tenía sus ideales. El Yaxley era muy claro que tenía los suyos, sólo que nunca pudieron sentarse frente a frente para conversarlo.

 

Al llegar a la puerta de la mansión tocó tres veces. De inmediato sintió un temblor en sus pies, muy similar al que había percibido en la casa de los Granger.

 

Levantó la vista, chequeando si se encontraba en el castillo correcto, pero la Yaxley era imposible de confundir en aspecto. La austeridad le daba cierta originalidad a aquellas instalaciones. No por menospreciarla, aunque... Goshi no podría vivir allí aunque le pagasen. Ya bastante con la experiencia de haber vivido en pocilgas del mundo muggle.

 

Volvió a tocar la puerta. Le extrañó no recibir respuesta.

 

- Yo entiendo que estén en contra de utilizar elfos domésticos, pero estaba segura que Gatiux había traído los suyos...- Pensó en voz alta.

 

Miré hacia ambos lados. Unos cuantos metros a su izquierda pudo notar una ventana, que lamentablemente se encontraba cerrada pero cuyo vitráu quizás le podría dar un vistazo hacia el interior de la manor sin hacer demasiado escándalo. Se acercó a urtadillas y aprovechó una piedra que se encontraba pegada a la pared para treparse y cobrar una mayor altura.

 

Apoyó sus manos en la ventana para ayudarse a que no le diera el reflejo, pero el interior estaba igual de oscuro que la noche que la albergaba allí fuera.

 

- Esto no puede ser...

 

Dio un par de golpes en el vidrio de la ventana. Sin respuesta, de no ser por el temblor que retumbaba en las paredes de la Manor.

 

- Algo está sucediendo aquí dentro... Y dudo que sea algo bueno.

 

Pegó un salto alejándose de la ventana y empezó a analizar el perímetro. Tenía que encontrar la manera de ingresar.

Editado por GoshI

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"por que nunca hay nadie cuando aparezco?" Al parecer siempre decidiaregresar a mi hogar cuando todos estaban de aventuras por ahi. Luego de aparecer en mi habitacion y no escuchar ruidos alrededor supe que estaba mas solo que mi padre en su busqueda de adeptos para reestablecer el dominio de la marca tenbrosa. Mire hacia la ventana, tentado de satar a los terreos como antes pero al final me decidi a tomar el camino largo.

 

Baje por las escaleras mirando mi brazo izquierdo, la marca se veia apagada, casi borroneada. No habia pasado un minuto de esos meses en los qu no hubiera estado pensando en el fin de la guerra. La disolucion de aquella organizacion que perseguia mis mismos intereses.

 

Negue con frustracion, si tenia que erradicar la plaga muggle del mundo solo, asi lo haria.

 

Aguce el oido al bajar, un sonido particular venia desde la ventana, golpes que parecian demasiado ritmicos como para ser una rama dandole al vidrio. Me acerque rapidamente para comprobar si toda mi famlia habia quedado fuera de la manor por culpa de alguna maldicion o peor, si yo habria quedado atrapado por culpa de algun experimento de Orion.

 

Para mi sorpresa la puerta se abrio sin problemas al tirar del picaporte. "Maldita sea, visitas... o peor.... alguna revision de aurores" ahora que la marca no tenia el poder de proteger a las familias del ministerio, las revisiones de aurores habian incrementado casi de manera exponencial.

 

Mire a la bruja con cara de "largate"

 

- En que puedo ayudarla? -

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Cuando volví hacia la puerta para encontrar una posible forma de entrar, la misma se abrió del otro lado y un mago peliblanco con cara de pocos amigos se presentó ante mi. Lo miré de arriba a abajo, pero más que hiciera el esfuerzo no recordaba haberlo visto anteriormente ni en la Yaxley, ni en ningún evento organizado por el Ministerio. Tragué saliva para aclarar mi garganta.

 

- Buenas noches. - Extendí mi mano.- Mi nombre es Goshi Black. - Así como la extendí, quité la mano de enfrente mío al notar su rechazo a estrecharla y la guardé en el bolsillo.- Buscaba a Orión, pero ya me empezaba a preocupar por no recibir respuesta y...

 

Intenté mirar por encima del hombro de aquel mago, sin mucho éxito por mi baja estatura.

 

-...esos temblores. - Volví a mirarlo a los ojos.- ¿Usted también los sintió?

 

Hice una pausa.

 

- ¿Sabes si Orión está bien?

 

Se me habían pasado cientos de ideas por la cabeza que podrían estar afectando a la Manor en ese momento, y las cosas en Ottery estaban igual de extrañas que en el Ministerio. Estábamos en Guerra con Bulgaria y, sin bandos ni un Ministerio capaz de garantizar la seguridad, no quedaba otra que protegernos entre quienes considerábamos aliados.

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Aaron Black Yaxley

 

El muchacho había sido inteligente pues hasta ahora no se me había ocurrido accionar un lumos para enfrentar a la oscuridad que comenzaba a hundirnos más y más a medida que bajábamos por unas cuantas escalinatas y bodegas que parecían estar olvidadas hace varios siglos. ¿Quién lo diría?, a pesar de la apariencia de la manor, la misma escondía un sin fin de secretos, entre ellos la música que provenía de sus mazmorras. De pronto, entre unos gritos graves y un dialecto que no entendía las paredes retumbaron otra vez soltando polvo acumulado.

 

-La verdad parece que fuese alguna tribu de trolls...- comenté a Matthew haciendo caso omiso a su comentario sobre el tráfico o venta de dragones. Lo cierto es que no me percaté de lo que dijo. Me detuve y prendí la punta de mi varita con un lumos sin siquiera mirar al muchacho. Tenía mi orgullo ¡¿cómo no se me había ocurrido?!. Soplé a una placa incrustada en la madera de un barril de alcoholes- ¡mira ésto!...ori...que asco, orina de dragón año 1865... no bebería eso ni aunque me dieran la mítica de sáuco... ¿sabes para qué sirve?

 

Sin esperar respuesta, seguí buscando camino entre maletas y cajas olvidadas hasta dar con una pequeña compuerta por la que habría que pasar de punta y codo. Miré a Matthew, estábamos con el rostro sucio, al menos él sí ...y yo, pues ni siquiera me había alcanzado a cambiar luego de mi regreso desde la clase del libro de la sangre en la india. Di un par de suaves puntapiés a la compuerta, el segundo vino con otro gran estruendo que alertó mi posición y luego la abrí con un alohomora.

 

-¿vas primero?... - ¡¿Qué era eso de "vas primero"?!, es decir, resguardaba mi integridad sí, pero sonaba algo cobarde. Sin embargo siempre había alguien a quien sacrificar, ¿sacrificaría a mi hijo?. Tampoco es que fuese tan grave cruzar una compuerta pero, ¿hacia dónde te llevaba esa compuerta?- descuida muchacho, yo voy...- a veces me desconocía "descuida muchacho, yo voy" remedé como un est****o en mi cabeza al tiempo que comenzaba a deslizarme por aquella compuerta.

 

"hijos", pensé.

 

La base parecía frágil, como alguna especia de latón, una que cedió rápidamente para hacerme resbalar por una especie de tobogán que me hizo caer sobre una clase de container de carbón, o al menos eso parecía.

 

Escuché el estruendo de un felino que salió corriendo; los cantos se oían por todas partes, estaba ahí, a unos cuantos metros de un Orión que parecía danzar drogado con quizás que clase de sustancias mágicas. Me levanté y me fijé que Matthew no cayera encima mío pues ya era suficiente con la polvareda negra que había levantado a mi caída. Tosí y divisé a Gatiux justo cuando se desploma al suelo, junto a ella estaba Evedhiel y Maida -hace tiempo no veía a Maida- Sacudí mis prendas, apagué la luz de la varita y la envainé a mi cinto. Orión parecía no inmutarse a nuestra presencia ni a la caída de su mujer.

 

Quise acercarme, más otro estruendo rompió el equilibrio ¿habría que esperar hasta que el viejo Yaxley terminara su ritual chamánico?, ¿Gatiux se habría caído por alguno de los movimientos?, tampoco es que eran taaan fuertes... volví a sacudir las prendas y al cabo de comenzar a caminar hacia las brujas unas antorchas se encendieron mostrando una infinidad de máscaras apegadas a la pared, máscaras con los rostros de todos los magos y brujas de Ottery...algunos jamás los había visto.

Editado por Aaron Black Lestrange

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¡Qué fácil y cómodo era tener un auto! Algo tan... mundano, quizás. ¿Muggle? Sí, es posible, considerando que había aprendido a conducir con ellos. Mas no importaba, si se tenía en cuenta la comodidad para desplazarse en situaciones cotidianas. No, no, las apariciones le provocaban migrañas cuando no se trataban de asuntos 'oficiales'. O algo así. Además, había perdido la bolsita esa curiosa, que se expandía y que uno podía meter hasta una casa. Aunque sospechaba que la había robado Matthew.

 

¿¡Dónde está el bastarde!? ―vociferó fuera de la Manor, los muros decadentes, la apariencia pobre.

 

Candela sabía que Matthew, su hijo, estaba en ese lugar. Por tanto, se tomó la molestia de poner todas las cosas del chico en el baúl del auto y, con poca amabilidad, se las entregaría. Bueno, la Triviani no estaba acostumbrada a los modos suaves y, casi casi, que empezaría a golpear la entrada con el Ford si no aparecía el vástago que, hacía tanto, quería asesinar.

 

Que no, que no era un bastardo, pero para la gitana todos sus hijos eras bastardos. Ese era el amor que mostraba con ellos.

 

¡Golpearé hasta que salga, y no es amenaza! ―Bueno, sí, no quería hacerle marcas innecesarias al auto (?).

 

Que sí, que lo estaba echando. Hasta le hacían un favor, ella quería deshacerse de su hijo y ya con eso era uno menos. Sin embargo, no podía ser muy obvia porque los Yaxley podrían querer regresárselo (xD).

 

¿Tú qué haces aquí? ―enarcó una ceja al descubrir a Jeremy en el baúl.― ¿¡Dónde están todas las cosas que puse aquí!? ―No, no estaban. Maldito Jeremy, tenía que ser su parte Askar. ¡Mira que arruinar parte del plan de su madre!

 

 

@ @ @

 

PD: Hola, vinimos a molestar :3

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~ Mosquito ~          Ianello 

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La oscuridad de la noche penetraba toda la comunidad mágica mientras una figura femenina se escurría por los callejones en dirección al Castillo Ravenclaw. Las gotas finas de sudor se escurrían por su frete y provocaban que el cabello se le pegara a las sienes. El suave rocío mojaba la capa de viaje impermeable que llevaba aquella noche, mientras que la capucha de la misma le cubría el rostro y su largo cabello rubio platinado, dejando que algunos de sus mechones escaparan por la parte inferior de la gabardina.

 

Definitivamente todo se le había salido de control, absolutamente nada de aquello debía haber ocurrido de esa manera... Sacudió la cabeza de un lado a otro mientras su visión se nublaba torturándola con fragmentos de recuerdos casi tangibles de lo que acaba de hacer.

 

Sus pasos atropellados resonaban por las calles adoquinadas, pero ella era incapaz de oírlos. El bombeo de su corazón se había apoderado de todos sus sentidos, haciéndola perder la orientación. Caminaba cada vez más rápido, intentando escapar de sus de aquellos pensamientos que no dejaban de arremolinarse dentro de su cabeza para pronto estallar.

 

Estuvo al borde del colapso hasta que un temblor leve sobre la superficie de la tierra la hizo parar en seco sobre la acera, trayéndola de vuelta a la realidad. Pestañeo varias veces mientras buscaba con la mirada algo que le pareciera familiar, pero no encontraba nada… No sabía en donde se encontraba.

 

Giró un par de veces, sobre su mismo eje, analizando todo lo que tenía a su alrededor, examinando con deteniendo hasta su propia apariencia. Sus manos estaban manchadas de negro hasta más arriba de sus muñecas, las movió de un lado a otro apreciándolas con detenimiento mientras su entrecejo se fruncía. ¿Cómo había terminado así? Ni siquiera lo recordaba.

 

Bastó tan solo un chasquido para eliminar cualquier rastro de hollín de sus manos, incluso de su ropa. Cuando sus obres color plata se alzaron pudieron divisar la silueta de una bruja a tan solo un par de metros. Goshi Black, con tan solo verla dentro de la cabeza de la Hawthorne se oyó un <<click>> y, en ese mismo momento una corriente eléctrica atravesó su columna vertebral logrando expandirse hasta sus extremidades.

La recordaba del Laboratorio de Investigación Clasificaba, donde ella había alcanzado el puesto de Medimago Jefe, en tan solo un par de segundos todos aquellos recuerdos pasaron sobre sus ojos… Los cuerpos desnudos y sin vida de sus compañeros, el olor repugnante de los ungüentos, el sonido que emitían los guantes blancos de látex al golpear sus muñecas y el ensordecedor pitido que emitían los boxes anunciando la llegada de un nuevo paciente.

Sin darse cuanta había avanzado hasta la entrada de aquella particular vivienda. — ¡Goshi Black! —Exclamó con su particular acento francés mientras se acercaba aquellas personas. — ¿Qué es lo que está pasando aquí? — Inquirió, haciendo referencia al temblor.

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Cuando Jeremy vio a su madre metiendo las cosas de su hermano sin cuidado en las cajas, le dio mucha curiosidad. ¿Que había hecho Matthew para merecer aquel trato? ¿Otra vez se había apareado con alguien y la había hecho abuela? Todos sabían que la Gitana no quería a sus hijos e intentaba matarlos en cualquier oportunidad que tuviera. Que tanto él como sus hermanos, osaran reproducirse ya sobrepasaba un límite primordial no escrito sobre el legado Triviani. Los galeones movían los intereses familiares. (Y el amor que se tenían también)

 

Mientras Candela llenaba el auto nuevo de las cosas del Maty, Jeremy las sacaba y las guardaba en otro lugar con ayuda de los Chuck. De ninguna manera iba a permitir que la locura pasajera de la matriarca, le hiciera perder dinero. Las cosas podían venderse a buen precio. Tanto Patricia como el Matthew tenían un exquisito gusto al vestir con sedas caras y cueros de squib.

 

-¡Vieneeeeee, Jemy! -Susurro con voz chillona su elfo personal Rambaldo, por lo que el Askar no tuvo tiempo de desaparecer y se metió en el baúl con la esperanza de trasladarse en pleno vuelo.

 

No pudo hacerlo. Mientras escuchaba a su madre gritar, si… gritar, porque eso jamás consideraría llamarlo cantar. No había sufrido un agudo peor que cuando la canción entonada por Karina la princesita llegó a su clímax (“Con la misma moneda te pagué infeliz…”). Casi se suicida. Pero lo soporto hasta llegar.

 

-Vine a buscar a Zoella -Mintió descaradamente cuando fue descubierto antes de poder siquiera reaccionar para escapar. Estaba aturdido por el viaje- Los Chuck se llevaron todo lo del baúl, y yo quería viajar gratis.

 

Salió del auto manteniendo una prudente distancia. Tampoco es que quería morir tan rápido. Debía heredar todo antes. ¿Zoella estaba por ahí? Cuando vio la desesperante visión de la vivienda Yaxley se quedó mudo. Uno viviendo en el gran lujo y la pobre de Eve sufriendo necesidades en esas rocas que parecían abandonadas. D: xD

 

-¿Cómo es que viven así? ¿Cuál es el truco? -Preguntó sin poder creerlo del todo. Para Jeremy había tongo.

 

@@Candela Triviani @ @

 

PD: No me maten al Jeremy. xD

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Aaron Augustine Black Yaxley

 

Rostros, máscaras por montones apegadas a la pared, ¿qué clase de misterios escondía la humilde morada de los Yaxley?. Orión comenzaba a cubrirse en una especie de capullo transparente color violeta y casi podía apostar que estaba convulsionando allí dentro, sin percatarse de nuestra presencia y levitando a centímetros del suelo mientras unos tambores inexistentes resonaban por todo el salón. Fueron un par de segundos hasta que otro estruendo azotó el lugar, fue tan fuerte que algunos peñascos que sobresalían de la pared cayeron junto con máscaras que al quebrarse se esfumaron en estelas de mil colores. Busqué a las brujas con la mirada, no les hallaba. El inmenso lugar se estaba viniendo abajo.

 

-¡Matthew cuidado!- grité al muchacho al tiempo que la pared rocosa cerca de el comenzaba a derrumbarse- ¡Maida!...¡Evedhiel! ...- les llamé sin respuesta, de hecho no sabía si me escucharían pues el ruido del derrumbe aturdía los oídos al punto de apocar los tambores. Saqué la varita y apacigüé el peñasco que caería sobre mi muchacho. Tosí por la polvadera que difuminaba un poco la luz del capullo en el que se encontraba el viejo Yaxley.

 

Dí un par de pasos hacia atrás, desorientado, buscando a los demás ¡hasta Matthew, a quién había resguardado, se me había perdido!. El lugar crujía y algunas voces milenarias se oían por todas partes, como si hubiésemos despertado algo- esperen- como si Orión hubiese despertado algo. ¿Qué estaría pasando arriba?, ¿sentirían el derrumbe?, ¿nos caería la manor encima?. Seguí buscando rápidamente, pensando luego en un salvaguarda mágica que me volvería intangible al menos por unos segundos. Rasgué con la varita al frente para soltar una ráfaga de viento que me permitiese ver más allá y ahí pude notar a las tres brujas, una desmayada ¡¿nadie hacía nada por ella?!. Corrí...

 

-...nos vamos de acá...- dije al llegar e hincarme para tomar el pulso de Gatiux-... me la llevo...

 

¡Paff!

 

Desaparecimos al instante, enfocando la mesa en la cocina de los Yaxley. Esperaba que la bruja no sufriera desparticiones, de hecho, esperaba que los demás también hubiesen desaparecido del lugar. Ya en la cocina con la bruja sobre la mesa rectangular los sismos eran de mediana intensidad; ¡abajo era un caos!...

 

>>¡Golpearé hasta que salga, y no es amenaza!<<

>>¡Goshi Black!<<

 

¿Quién gritaba? o... ¿quiénes? (los quiénes de villa quién(?)). Estaba aturdido aún por los sonidos de allá abajo, mis oídos estaban sensibles... murmullos, conversaciones lejanas; todo lo contrario a haber quedado más sordo ¿magia?, ¡obvio!, todo parecía estar al revés. Me apoyé sobre la mesa sin saber qué hacer con la futura esposa del causante de todo ésto. Mi collar de curación estaba defectuoso, ¿y el de ella?. La bruja me había sanado hacía un rato atrás... ¿qué pasaría si lo tomaba prestado?...

 

Extendí la mano, estaba sucio- si me pudiese ver en un espejo me vería empolvado, con manchas negras por todas partes producto del carbón- y de pronto sentí que alguien estaba dentro de la casa...me rehusé a quitarle el collar a Gatiux; tomé su pulso nuevamente y sacando la varita pensé en un episkey para curarle. Luego me volteé a ver quién entraría por la cocina. Tosí.

 

Estaba listo para ocupar la varita de ser necesario...

 

 

OFF: Bienvenidos !! ... adecuarse al rol familiar es una opción, necesaria a la vez (?) xD @ @ @@Candela Triviani

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