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Yaxley Manor (MM B: 109997)


Orión Yaxley
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Habitación de Kya

 

— ¿Y decimos que somos primos y ya esta? No es que me guste la alternativa pero...

Apolo se levanto de la cama de Kya de un salto. Un momento después su gato, Shadow, ocupo su lugar en la cama soltando un bufido. Nunca le habían gustado las mascotas, fueran de la especie que fueran, y en este caso el sentimiento parecía ser mutuo. Desde que había llegado esa mañana temprano al parecer nuevo hogar de la Black, ya había intentado arañarlo dos veces. Esquivando la mochila de viaje con la que había ingresado a la Manor se alejo lo mas que le permitía la amplia habitación. Apoyándose en la destartalada puerta de la entrada luego de dudar si lo aguantaria, continuo.

 

De todas formas algo hay que decirle a tu padre. — ¿Por que su nombre le sonaba? ¿Lo habría escuchado antes? — No me haría gracia pensar que estoy traspasando alguna defensa mágica y salga empujado por la ventana. Y es que después de lo que me comentaste... es como si todos llevaran dianas de tiro en la espalda.

 

Agradecido de Kya, quien había accedido a recibirlo en su hogar por la complicada situación en la que se encontraba en su hogar actual, se dio cuenta de que la honestidad de la chica decía mucho de ella. No se iba a molestar en hacer la verdad mas agradable claro, pero al menos Apolo tenia claro donde se estaba metiendo. Y es que su otra opción era regresar a Estados Unidos, y no conocía a nadie mas en toda Europa a quien poder pedirle ayuda. Al menos si tuviese mas dinero podría intentarlo por su cuenta, y ni eso.

 

Y es que la desesperación que el chico de cabellos azules sintió tuvo que ser mucha para pedirle ayuda a Kya, y estuvo gratamente sorprendido de que lo hubiese invitado. La chica estaba igual a como la recordaba hace tantos años, y pese a lo reservada que había sido siempre uno podía intuir que no es que tuviese una vida fácil. Sea que lo que fuera, le agradaba pensar que se permitía al menos tener el lujo de unos cuantos amigos alrededor del mundo.

 

Bien, si preguntan somos primos lejanos — concedió finalmente Apolo, irguiéndose y echándole sutilmente al objeto con forma de reloj que tenia sujeto en la mano izquierda. — No es que se pongan a verificar... Tienen cosas mas importantes de las que preocuparse.

 

 

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Lo sabia. Inmarcable — espetó cerrando Google Maps con otro toque de su reloj. — Sea lo que sea que proteja este lugar al menos en teoría esta funcionando bien.

Con suficiencia sacudió un poco su brazo. Las recientes mejoras que le había hecho a su reloj (con la ayuda de una entusiasta Taurogirl y una desastrosa clase de Runas Antiguas) le permitían hacerlo funcionar en Ottery sin mayores problemas. Todo lo demás sin embargo (su teléfono celular por sobre todo) permanecía apagado desde el momento en que había puesto un pie en las inmediaciones del pueblo hace meses. Pero por algo se empieza, pensó. Haber podido conectar su reloj a Internet era de sus mejores avances.

 

Estoy seguro que con algo de ayuda este lugar se va a ver increíble — soltó mirando por la ventana, donde el sucio reflejo de la ventana le devolvió la silueta de un alto y delgado joven. — La fuente que vi en la entrada, ¿no se ve impresionante? Aunque no es que el clima acompañe.

 

Trataba de obviar de la conversación la parte en la que suponía que cualquier magia que afectara a los familiares y los defendiera no funcionaba en él, que no tenia ningún lazo sanguíneo en Europa que remotamente lo pudiese emparentar. Que el supiera al menos. El lado positivo es que lo que sea que estuviera por ahí no iba tras él, y si podía ser de ayuda. Volvió a mirar por la ventana, extrañado. Estaba seguro de que no había nubes en el cielo esa mañana, cuando el había aparecido en la colina contigua.

 

Ehhh... ¿que son esas cosas? — espetó cruzando los brazos por el frió viendo al cielo por la ventana. — Parecen capas voladoras.

@@Kya D. Black Yaxley

Editado por Apolo Granger

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Emiliano Black

 

El vampiro estaba cegado por instinto, beber la sangre de lo primero que se le cruzara por delante. Grave error había sido el de Maida que en un intento de suicidio quiso reducir a Emiliano tomándole de las muñecas; por un instante el francés quiso reaccionar pero su sed fue superior e intentó abalanzar su cuerpo hacia la bruja con los caninos dispuestos a clavarse donde pillase lugar, sin embargo y para sorpresa suya, la joven Yaxley tomó una apariencia sin igual y redujo al mago tirándolo al suelo. No sabía si su éxito había sido por la ceguedad de sus actos o por la debilidad que padecía ante la mordedura del licántropo muerto en las afueras del terreno.

 

Quizás si había sido mera debilidad ante la ceguedad de sus instintos, puesto que Maida actuó con rapidez para que Black no volviera a caer en la demencia vampírica. Un montón de pociones y la presión en la herida, ¿bastarían?, eso esperaba y parecía tener éxito, ya que las heridas se cerraban poco a poco y parecía que la tos jadeante se esfumaba al pasar de los segundos.

 

-Más...más te vale...- susurró entre alivios y dolores ante la promesa de la bruja- haber dicho antes ...-tosió. Ya casi no había líquido negro- haber dicho antes que eras un demonio...-sonrió burlándose de la situación- parece mejor que ser reducido por una bruja corriente ¿no crees?...

 

Tosió otro par de veces y se dejó llevar por la ayuda de Maida, para levantarse y ver a quién se acercaba a la habitación. Su oído volvía a canalizar bien los sonidos...

 

>>¿Quién es éste?<< ¡Vaya modales!, pensó el vampiro.

 

-Más respeto a tus mayores, humana...-tosió a un costado, aún estaba débil- ... de aquí puedo sentir como tu corazón bombea lo que necesito y justamente ahora no es buen momento para ti.

 

>>...Planeaste para las chicas...<< ¿Qué me cree? ¡¿Una atracción muggle?!, volvió a cuestionar en su mente. Se soltó de Maida e intentó retomar postura para sobreponerse ante la recién llegada. Si no es por las palabras de su, odiaba admitirlo "salvadora", quizás y probaba la sangre ferviente de...su... ¿madre?.

 

Emiliano, ante su condición, podía recuperarse más rápido que el común de los humanos- era lo poco que aceptaba de ser un vampiro, la curación- las pociones parecían surtir efecto con mayor porcentaje y con ello fue recobrando fuerzas mientras el frío a su alrededor seguía como noche de invierno.

 

-Dementores...-carraspeó, ya casi no tosía- a mi no me han seguido- se encaminó a la ventana que parecía estar en un bucle de hielo y volvió su mirada al par de brujas con la diestra en la herida abdominal que casi cerraba por completo- ¿A quién buscan?

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Ayudó a su hija como esta le había pedido, pero mantuvo una postura bastante recelosa. No conocía al caballero y por su actitud estaba dudando si ayudar a curarlo, o petrificarle y huir hacia el peligro de la sala. Bufó sus palabras descorteces y puso por un instante la mirada en su hija, con preocupación de que estuviese sana y salva.

 

Quizá fue por su actitud recelosa o por el hecho de que ya los dementores habían succionado casi todo lo bueno que tenía que no tuvo consideración alguna al momento de curarle.

 

-Va a doler- Susurró pasando sin permiso la varita por las escasas heridas que quedaban. Ya había notado que el hombre podría sobrevivir con ellas y su proceso curativo era de esperarse para un vampiro, pero les seria más útil que conservase su fuerza para poder salir de allí con vida... y simplemente le había caído mal y merecía sufrir un poco.

 

-Si le clavas los dientes a alguien en mi casa date por hombre muerto- Espetó de forma grosera y muy cercana a la ira. Respiró profundamente e intentó enfocarse en algo que no fueran los horribles sentimientos y sensaciones que despertaban en ella los dementores. Si los odiaba no era por otro motivo más que por lo mucho que la afectaban, quisiera o no.

 

-Maida, bebe...- dijo tomándola por los hombros y besando su frente -voy a necesitar que revises las habitaciones ¿si?, no quisiera que alguien quede atrapado, hay que evacuar la Mannor, voy a revisar el piso de abajo, creo que vi gente por allí-

 

No le encantaba la idea de que su hija quedase con aquel hombre extraño, pero necesitaba asegurarse que aquellas personas que había visto al llegar, ya se hubiesen ido. Se alejó de la habitación a toda prisa y bajó las escaleras en dirección al hall de entrada. Nunca esperó encontrarse con semejante situación.

 

Su otro hijo estaba junto a Jessie y el cuerpo inerte de su hermano ¿que el maldito castillo no les iba a dar un poco de descanso?

 

Con el uso de la varita y mucho más que esfuerzo logró sacar una estela plateada lo suficientemente fuerte para espantar a los dementores que estaban tras la puerta del sótano para cerrarla y aplicar un sello mágico. Aunque ya comenzaba a notarse su agotamiento continuó andando hasta llegar a ellos, se agachó y se dispuso a evaluar la condición de Orión y sin poder evitarlo un grito de espanto irrumpió el silencio siniestro de la edificación.

 

A su hermano le habían dado "el beso".

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Orgullo hasta cuando chillas por el dolor, Black —sentenció la bruja sonriéndole de lado—. Da igual si te reduce Maida la bruja o Maida la otra, prefiero que me guardes ese secreto, de momento.

 

No era que renegara de su condición demoníaca, era que francamente, no la entendía. No la había entendido nunca y era por eso, que normalmente era sencillamente ella. Hacía había crecido, y así le gustaba ser, lo desconocido, la asustaba. La aterraba. Pero siempre salía a flote en situaciones como esta, en la que su integridad estaba en peligro.

 

La casi amenaza que había soltado en contra de su madre, casi la hace reír. Lu era inmune a esas cosas, y además, estaba bastante más preocupada por los dementores que otra cosa. Así que quizá, solo quizá, ni le hubiera escuchado.

 

No. Si lo oyó.

 

Genial, amenaza contra amenaza. Suspiró un tanto cansada y aliviada a la par, cuando vi que por fin, la vida de Emiliano parecía estar en completo fuera de peligro.

 

Iré a hacer lo que me pides, y no te preocupes, perro que ladra, jamás muerde —dijo a madre antes que esta desapareciera y giró la vista a Emiliano Black—, ¡Ay perdona, creo que los perros con los que te cruzaste tú, si que te mordían y ladraban! ¡Qué talentosos! ¿No crees?

 

Caminó por delante de él, hacia los pasillos, y esperó que él la siguiera. Después de todo, era lo único que podía hacer. Revisó una de las habitaciones contiguas, nadie. La habitación de Cillian, nadie. Casi cuando daba por finalizada su misión en el segundo piso, luego de cinco o seis puertas más, escuchó sonidos de la habitación de Kya, su prima. No la veía con tan malos ojos por ser de la familia, pero la extraña relación que había tenido o que tenía, ¿quién podría decirlo con certeza?, con su hermano, la incomodaba. Sacudió la melena y puso la varita en alto.

 

— Sé que en tu vocabulario quizá no figure la palabra "gracias", pero con que no amenaces a mi familia, me sentiré afortunada Emiliano —dijo mientras volteaba a verlo—. En cuanto terminemos con el temita de los dementores, resolveremos tu problema, te lo prometo.

 

Tocó con los nudillos la puerta de dónde provenían los sonidos, rezando por no encontrarse con una escena embarazosa.

 

¡Kya! ¿Kya? Necesitamos bajar al primer piso, sal de inmediato —llamó a los gritos mientras acompañaba su desesperación con golpes en la puerta, uno tras otro, uno tras otro.

 

 

 

@ @@Luisitha Black M.

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  • 3 semanas más tarde...

Muchas personas, en general, se guían bajo el pensamiento de que el mundo lo manejan los poderosos. Entendible en cierta medida porque estos perfiles en su mayoría ansiaban el poder por sobre todas las cosas. Manejaban grandes cantidades de dinero, personas, armas químicas, o magia. Mecanismos iguales a los ojos de la coerción social. Los grandes, los ricos, los bélicos. Los que ostentaban rangos, los que manejaban por detrás las cosas. Todos tenían dos puntos en común: carne y hueso.

 

Por más mago avanzado, con libros, habilidades, conocimientos, razas que a veces rayaban los límites del conocimiento humano, todos estaban a merced del artificio de la carne. Al daño. Al mismo dolor. ¿Por qué preocuparse si uno puede curar casi cualquier tipo de herida mágica? Porque lo material incluso tiene memoria. Y Orión no había recibido un beso cualquiera. Su misma ánima había sido despojada.

 

Su cuerpo inerte se encontraba en el salón familiar, junto con Luisitha, Cillian, Bridget y el lastimado Emiliano. En la cocina, Gatiux. En el primer piso, Apolo, Kya y Maida a pocos metros de distancia y separados por la puerta de la habitación de la hija de Orión.

 

Una leve correntada de aire polar recorrió los viejos espacios de la Manor. La puerta de entrada que había sido de vía de escape para Emiliano iba tomando un color pálido producto de la acumulación de escarcha. Una gruesa capa de hielo se generaba en los espacios de las aberturas, impidiendo su apertura. El frío había convertido a lo que era una casa cómoda en una formidable jaula de hielo.

 

Los dementores que Luisitha había espantado desde un inicio, huyeron despavoridos hacia la cocina donde estaba la Malfoy. Las viejas tuberías y hornallas vibraron ante la presencia de la magia. Los dementores eran sólo un comienzo de lo que sería el primer ataque sorpresivo a la Yaxley. Un líquido viscoso, como si fuese petróleo comenzó a brotar de las paredes y conductos que hacían de una cocina, una cocina en sí. Era un líquido orgánico, que se pegaba al resto de los objetos y burbujeaba a altas temperaturas, un contraste incómodo entre el frío de las criaturas encapuchadas y esta nueva amenaza.

 

En el salón, la situación se ponía un poco más complicada. La puerta debajo de la escalera que comunicaba a la despensa y a la puerta trampa se abrió de golpe. Primero era una brisa, que fue in crescendo hasta convertirse en un fuerte tornado que succionaba TODO. El cuerpo de Orión cedía ante la fuerza de la naturaleza y se iba arrastrando de a poco. Era como si el mismo sótano reclamara nuevamente a su presa.

 

Al mismo tiempo, el techo de la habitación de Kya cedió ante la presencia de los dementores. El mismo reloj y los aparatos electrónicos que Apolo llevaba consigo presentaba un nuevo incentivo para los típicos guardiacárceles. No porque se alimentarán de electricidad, sino porque representaban una nueva forma de amenaza. Los pedazos del tejado que había arreglado con efectividad Gatiux, volaban hacia los dos que estaban dentro del lugar.

 

Las acciones importaban, porque era la única manera de generar reacciones. A veces, estas últimas podían significar peores situaciones que la original. Eso dependía de la inteligencia, el poder y la valentía de cada uno de los magos en la Manor.

Editado por Orión Yaxley

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un día mas recorriendo caminos, era tan de mi estar en todos lados pero habían cuentas que debía hablar era muy extraño sentir tal sentimiento pero mi curiosidad no esperaba, viendo la gente pasar sintiendo el aire correr viendo el sol brillar mi gesto no era muy agradable, recordé momentos de mi vida los cuales quisiera volver a ver.

 

Pensando en un momento mis pies se detuvieron y mi camino finalizo al ver el enorme castillo de los yaxley tan glorioso como siempre, mi sonrisa mostraba una cierta alegría decidí dar la sorpresa supuse que ya era hora o tal vez no, el momento de volver era ahora no quería esperar mas , que impaciente y algo absurdo pero era cuestión de tiempo para que supieran quien era yo ... sentí mi ego elevarse y mi mirada saltear mi sonrisa levantarse.

 

Camine un poco mas sintiendo un poco de presión ante la reacción era inevitable que tal vez que me quisiera matar, mientras tuviera mi varita supuse que iba estar bien. Mi reptil durmiendo me sentí mas seguro ya que podía manejar lo a mi antojo, mis labios algo resecos empezaron a sentir ansias y temor o algo mas ..... llegando a la puerta y consumiéndome en mis pasatiempos tome encenta mi pequeño plan, mi manos sudaban un poco - pero por que me siento así serán que si me matara - pensé y me concentre en ello cada segundo que daba un paso y meditaba mis palabras para darle la cara .

 

Vi la puerta cerca y mi cara fue bajando poco a poco tome mi sombrero y me lo acomode mi mano en mi bolsillo de mi pantalón vi la puerta ... he ¡ al parecer los cambios en aquel lugar habían cambiado lo cual me dejaba con una mirada perpleja no sabia como actuar pues en el lugar donde estaban era un tanto pequeño no muy grande pero supuse que era cómodo y al parecer en reparación, mi mente se sintió algo mal por no estar con en momento era inevitable ser un maldito que en ese instante marcho sin palabra alguna.

 

-Tock Tock ¡¡ ..... no muy fuerte espere un instante pero no quise interrumpir pero no se solo tenia que volver mi instinto me lo decía, nose supongo que ahora la familia tienes varios problemas y seguramente nadie se acuerde de mi en ese instante supongo no querida lamentar tenia que ser fuerte y mirar de frente a mi padre.

 

Toque de nuevo pero no habían reacciones, pegue mi oreja un poco mas a la puerta no escuchaba mucho pero se alcanzaban a escuchar una voz y la de mi padre, mis ojos se abrieron de repente mi cuerpo empezó a sentirse nervioso y de una manera rara, mis sentidos se agudizaron y decid escuchar un poco mas, no sabia que pasaba en aquel lugar.

 

pense un poco todo lo que pasaba quería saber por que estaban en la manor, mi mente quedo perdida en aquella pregunta quede quieto y con la mirada tranquila pero perdida solo esperaba que mi padre me pudiera dar una respuesta.

 

@Orión Yaxley

 

Jorah Yaxley

Editado por Kira Black

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Dentro de cada mago, de cada bruja, y de hecho de cualquier ser humano, se hallaban recuerdos horripilantes, recuerdos que en ocasiones nos gustaría borrar de nuestras mentes, pero que de alguna u otra forma, siempre lograban regresar en los momentos más inoportunos, era por ello, que Keaton Ravenclaw no quería regresar a la Manor de los Yaxley, pues pese a que ya había hablado con Orión acerca de su pasado negro con esa familia, él lo había convencido de volver solo para ayudarle un poco a levantar el apellido.

 

—Pues bueno, ya no hay marcha atrás —Se dijo a sí mismo cuando llegó a las afueras de aquel sitio.

 

Estaba al tanto de que los elfos no podían entrar a la Manor, lo cual, francamente, le fastidiaba, estaba sumamente acostumbrado a sus servicios, pero igual no era del todo malo, al menos tendría que salir de donde fuera su habitación y caminar por los pasillos dándose la oportunidad de platicar con el resto de la familia. Solo conocía a dos, de momento, a Orión, a quien había citado en su Taberna, y a Maida, aquella chica que tan amablemente le había indicado de la re apertura de aquel lugar, por lo cual, debía acudir y ver qué más cosas se cocían entre los nuevos Yaxley.

 

Sin embargo, al cruzar la línea que separaba los terrenos Yaxley de la calle, el patriarca de los Ravenclaw sintió aquella ráfaga gélida que él tan bien conocía. El sol, de pronto, desapareció y fue absorbido por la nada, la felicidad del mundo se había extinguido, pero al vampiro aquello no le preocupó en los absoluto, sabía bien qué hacer, pese a que le daba una pereza enorme, luchar contra dementores era lo que menos quería en aquel momento, pero parecía que se comenzaban a expandir por el lugar, pues el frío se hacía cada vez más denso y penetraba más hondo en el cuerpo.

 

—Menudo día he escogido para venir —Dijo el Ravenclaw y sacó de entre sus ropas su varita y un monedero de piel de moke que tenía un hechizo de expansión indetectable que guardaba varias cosas que seguramente utilizaría.

 

Se echó a correr y de detrás de las altas columnas de la entrada, vio emerger a tres dementores, puso ojos en blanco y apuntó su varita hacia esos dos inmundos seres. —¡Expecto Patronum! —Exclamó y un Oso Panda emergió de su varita mágica de cerezo y fue a dar contra esos dos seres que salieron despavoridos.

 

Detestaba hacer magia de luz, lo odiaba, pero era el único hechizo que funcionaba. Siguió su caminado corriendo y se halló ante una puerta más pequeña que daba a los jardines, donde entró rápidamente pensando que se salvaría de los dementores: grave error. La escena que se montaba en las cocinas era algo raro entre una parodia cómica y una escena de terror. Un par de aquellos seres ponzoñosos se estaba lanzando ante una mujer (@Gatiux) que no parecía querer defender, ¿sería que se quería suicidar recibiendo un besito? Mala elección.

 

—¡Expecto Patronum! —Volvió a decir y el Oso Panda emergió de nuevo de su varita, haciendo que los dementores salieran despavoridos —¿Señorita? ¿Se encuentra usted bien? —Dijo en pos de la mujer que estaba ya tirada en el suelo en una posición bastante rara, ¿sería contorsionista?

 

Esperó alguna señal de vida, mientras ponía atención a los ruidos de las plantas de más de arriba para ver si alguien más estaba en peligro.

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Solo tardo un momento en darse cuenta de que algo no estaba bien. Una capa de hielo comenzó a avanzar rápidamente desde la ventana, logrando que Apolo retrocediera asustado por la sorpresa. Lo primero que pensó es que la temperatura estaba descendiendo rápidamente a causa de alguna tormenta, pero la sensación antinatural que sentía al ver el hielo comenzar a acercarseles le hizo darse cuenta de que era cosa de magia.


Pero no pudo preguntar nada. Al momento siguiente tocaron a la puerta de la habitación de Kya, y el pánico comenzó a crecer. Se estaba sintiendo mal, como nunca se había sentido antes, y no podía entender que era lo que pasaba. Estaba... ¿triste? No, era miedo, pero le estaba costando poder razonar correctamente. Y es que el hielo comenzó a rodearlos a medida que la habitación decendia varios grados mas. Le hecho una mirada a la Black y sacando su varita se acerco a la puerta.


¡BUM!


Solo alcanzo a agarrar el picaporte con la mano, por que al momento siguiente medio techo se derrumbó sobre la puerta, soltándola de los goznes y empujando a Apolo con un estrépito fuera de ella. Se salvo de ser aplastado solo por el tirón que le dio la puerta al caer, pero el enorme boquete del techo preparaba algo peor. Las extrañas capas negras parecían ser criaturas, que ahora formaban un enorme remolino sobre la Manor.


Pero no se quedo viéndolas. De un salto quedo arriba de la puerta que había caído, y al volver asustado se dio cuenta de que había dejado a Kya atrás. Gritaron lo suficiente para hacerse saber que estaban bien, pero con los escombros bloqueando todo iban a tener que separarse. Recordando a la voz femenina del otro lado de la puerta, y sin dejar de mirar de reojo hacia las horribles criaturas que merodeaban, comenzó a avanzar entre los escombros antes de caer de bruces nuevamente.


Activando nuevamente la pantalla del reloj ilumino el lugar. Habia tropezado con algo junto antes de llegar a la escalera. No, no con algo, con alguien. El brazo era todo lo que podía ver, cubierto sobre un montón de tejas. Asustado empezó a levantarlas con su mano libre, mientras que su varita seguía apuntando hacia el cielo. Una joven se encontraba inconsciente y con un feo desgarrón en su ropa. El pánico que había sentido se sumaba a todas las horribles sensaciones que pasaban por su cuerpo. No... no estaba muerta... ¿o si?


Re... Rennervate — exclamó con dificultad, soltando una luz roja de su varita.


Temblando, le costo apuntar correctamente a la chica, pero un soplo de alivio le llego cuando la chica abrió los ojos al instante. Al parecer no estaba lastimada, por que no le costo nada ponerse de pie. El problema fue que no tuvieron tiempo para hacer nada, aunque estaba claro que la chica quería preguntar algo. Al momento siguiente escucharon un chirrido, y mientras una lluvia de tejas suelta comenzaban a lloverles encima las criaturas que sobrevolaban la mansión se lanzaron sobre ambos en picada a toda velocidad. Mientras Apolo levantaba la varita, se dio cuenta de que habían sentido su presencia por el hechizo que habían realizado.


¡GLISSEO! — espetó tomando el brazo de la chica, apuntando a la escalera junto a ellos.


Aunque había sido su intención atacar a las criaturas, no tenia idea que eran o si eran demasiados para ellos. De un golpe seco con su varita, la escalera se transformo en un tobogán y empezó a arrastrarlos junto a la serie de escombros. Apolo se protegió la cara con el brazo y dejo que la marea de objetos los llevaran hasta la planta baja, de donde salieron en un derrumbe de materiales que cubrió el acceso a los niveles superiores. Incorporándose rápidamente y viendo alrededor, se dio cuenta de que habían llegado al salón.


La chica se encontraba ayudando a un tipo a salir de la base los escombros. Al parecer no había subido sola, pero no parecía que estuvieran lastimados. La buena noticia es que habían bloqueado el acceso de lo que fuera que estuviera allá arriba, y en el salón se encontraban todos los demás familiares. La mala; no había rastro de Kya, el lugar estaba cubierto de hielo y parecía que estuviesen dentro de un vendaval, ademas de se había hecho un horrible corte en el brazo de la varita que comenzó a gotear un poco de sangre.


¿Don-de... que...? — intentó preguntar, volviendo a cubrirse la cara con el brazo.

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Unas personas vestidas con atuendos oscuros y cuyas capuchas tapaban su cara entraron en la cocina. Gatiux se rió al verlos. Nada le advertía que fueran algo diferente, o sí pero no lo estaba viendo. Para un borracho era fácil malinterpretar señales. Ni siquiera el frío que parecía estar adueñándose de la cocina.

 

- Ahora jugamos a los mortífagos estando en casa, ¿eh? -entornó sus ojos amarillos- Hubieran avisado de que era un desayuno temático.

 

A Gatiux le fastidió un poco que nadie la hubiese avisado. Uno de aquellos mortífagos se acercó hasta ella, cada vez más cerca como si le quisiera decir algo. Pensó en que se disculparía por no haberle dicho nada de la fiesta de disfraces, pero le olía el aliento a rayos, y la capa también. Y ella se sentía un poco débil por no haber desayunado, le fallaban las extremidades, se sentía cansada.

 

Esa sería una forma absurda de morir. Sin darse tan siquiera cuenta de lo que estaba sucediendo. Cuando uno se enfrenta a la parca puede elegir si rendirse a ella o luchar. Gatiux se había enfrentado ultimamente a la muerte más de lo que hubiese deseado nunca, y en todas las ocasiones se agarró a la vida con uñas y dientes. No era propio de ella rendirse sin más.

 

Cayó contra el suelo. Y cuando volvió a abrir los ojos tenía a un muchacho vestido normal a su lado que le preguntaba si estaba bien. Obviamente no estaba bien, estaba borracha y algún familiar le había tirado contra el suelo después de comprobar su aliento algo de mal gusto y fuera de lugar. Quien quiera que fuese debía de aprender modales.

 

- Hola. Creo que no te conozco. Soy Gatiux. -arrastraba algunas palabras- Alguien pensó que era buena idea montar una fiesta para desayunar, ¡pero han sido maleducados y me han tirado al suelo al ver que no estaba disfrazada de mortífaga como ellos!

 

Fue hasta la despensa y comió una barrita energética con chocolate y muesli tras unas cuantas galletas. Y mientras recuperaba fuerzas vio salir del fregadero una sustancia negra y asquerosa que regurgitaba de las cañerías. Se apartó y chocó contra la mesa, miró al chico para comprobar que estaban viendo lo mismo y que no era algún tipo de alucinación inducida. Las paredes estaban derramando lo que fuera aquello. Gatiux se frotó los ojos.

 

- ¿Qué se supone que es eso?

 

@@Keaton Ravenclaw

«I'm a villain, and villains don't get happy endings.»
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Cada segundo se congelaba más y Kya no abría la maldita puerta, ya los nudillos comenzaban a dolerle de tal frenesí con el aporreaba la madera una y otra vez. Aquella acción acabó muy de pronto, intentó retroceder unos pasos y con eso, empujó a Emliano. El techo, inexistente, la madera, inexistente. En cuestión de instantes, ella se vio bajo una tormenta de tejas y cosas raras cayéndole encima.

 

No supo más, ni siquiera del vampiro. Lo buscó con la mano a ciegas, pero al no encontrarlo, su cuerpo se dejó ir en la inconsciencia unos minutos. ¿O menos tiempo? No sabía, por alguna razón, su mente voló de la mano del vampiro que había sido atacado por los licántropos, estaban nuevamente en la Galería de Arte en la que se conocieron, viendo con detenimiento el cuadro de aquel baile que acabó en masacre. Emiliano Black, a pesar de todas las señales que gritaban "Peligro", alrededor suyo, no lograban generarle el miedo natural a la Yaxley, qué cosa rara aquella.

 

Al abrir los ojos, no tuvo tiempo de analizar nada, alguien tiraba de ella y sus dedos por fin lograban palpar algo, ¿Emiliano? Iba a jalarlo pero no tuvo tiempo, se vio lanzada o empujada, ya no estaba segura, a través de una rampa hacia el primer piso. Las cosas caían por sus lados, y ella continuaba buscando con las manos a su compañero. Cuando todo el ruido de la caída terminó comenzó a abrirse campo para ubicarlo, sin preguntar nada a nadie, hasta que sintió tocar con la yema de sus dedos la dureza de su p...iel. ( :lol: :perv: ), lo normal, era un vampiro.

 

¡Black! —chilló tratando de llamar su atención, no podía estar muerto, si no lo habían matado los perros, menos una simple caída, y ya no estaba tan débil o sí. Giró a ver a Apolo— ¡Ayúdame!

 

Pero no hizo falta, luego de despejar un poco más la zona, el alto vampiro salió sacudiendo la cabeza, quizá para liberarla de polvo.

 

¿E-estás bien? —preguntó tomándolo de la mano, y poniéndose al fin, de pie— ¿Por qué hay dementores en la casa? ¿Dónde está Kya? ¿Y tú quién eres?

 

Nada de lo que sucedía ese día en la Manor tenía coherencia, desde la presencia de los dementores, hasta la ausencia de Nathaniel cuando todo se venía abajo. ¿Qué clase de suerte tenía su novio que siempre desaparecía para estas cosas? ¿Y por qué no le avisaba para librarla ella también? Miró a los hombres que la acompañaban y supuso que se veía igual de polvosa, despeinada y confundida. Lo que hacía todo más bochornoso, era que seguía en pijamas.

 

@@Apolo Granger @Orión Yaxley @ @@Luisitha Black M.

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