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~ Historia de la Magia


Nathaniel Malfoy
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«Todos los alumnos de Hogwarts estaban de acuerdo en que Historia de la Magia era la asignatura más aburrida que jamás había existido en el mundo de los magos. El profesor Binns, su profesor fantasma, tenía una voz jadeante y monótona que casi garantizaba una terrible somnolencia al cabo de diez minutos (cinco si hacía calor).»

Harry Potter y la Orden del Fénix




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- Rápido, Chávez. Tienes que estar más rápido en ocasiones como éstas, sino no daré llegado a las clases y es el primer día. - la voz del ex-Nigromante lucía de mejor humor que otras veces. ¿Cuál era el motivo? A decir verdad, era debido a múltiples factores que se habían dado recientemente: su estabilidad sentimental, su trabajo en el bastión tenebroso, las reuniones familiares y, por último, aquella lechuza que recibió unos días atrás donde se le informaba de la concesión del trabajo de profesor de Historia de la Magia. Quizás para otras personas fuese una asignatura aburrida, que carecía de acción y que se remontaba a leer y releer libros de los cuales no se sacaría nada en limpio.


Pero no. El británico estaba más que convencido que cualquier docencia se vería con buenos ojos si la persona que la impartía transmitía su pasión a los pupilos. Daba igual que fuese aritmética, Encantamientos, Historia, Leyes o Pociones. Cualquier cosa dependería del maestro. Y principalmente eso era lo que activó, en aquella mañana soleada, al londinense. Finalmente el elfo logró planchar su americana gris oscura a tiempo y dejándola impoluta, casi nueva y con una perfección más que destacable.


- Buen trabajo, pequeñín. - las palabras cariñosas sonaron extremadamente mal en la boca del Malfoy. ¿Qué le estaba pasando? ¿Dónde estaba aquella faceta escondida? Se encogió de hombros, siendo consciente de que incluso Chávez estaría atónito de recibir tales muestras de afecto. Dio los dos últimos mordiscos al plátano y tiró la monda a la basura. Giró sobre sus tacones y se desapareció en un santiamén.




***********************



Tras dejar la mansión, sus pasos se extendieron con celeridad por la Universidad Mágica. Allí había citado a sus dos primeros alumnos, quienes iniciarían una nueva etapa y abrirían la veda de enseñanza de Nathaniel Malfoy. Respiró fuertemente por la nariz, cerrando los ojos y dejando que sus pulmones se llenasen al máximo. Olía a nuevo; probablemente debido a sus nuevos zapatos de charol. Un uniforme elegante pero sutil: la americana gris planchada por su elfo salvaguardaba a una camisa de seda italiana blanca, con algún detalle en gris perla que bordaba los bolsillos y puños. Los pantalones exactamente idénticos en tonalidad a la chaqueta y por último, dejando entrever sus desnudos tobillos en los que los calcetines no aparecían por ningún lado, unos zapatos de charol negros con los cordones alineados a la perfección. La noche anterior se había conjurado a sí mismo un encantamiento para que no se le rozase el material sintético de su calzado con los talones y demás partes del pie, puesto que sino iban a ser bastantes los días sintiendo molestias a la hora de caminar sin calcetines. Malditas modas muggles y maldita la hora en la que decidió encandilarse por ellas.


Sus pasos se fueron sucediendo el uno tras el otro recorriendo las instalaciones de la Universidad. La lechuza previamente enviada a las dos personas inscritas a Historia de la Magia deberían de haber llegado ya, indicándoles como era de esperar, la localización del aula de Historia de la Magia dentro de la Universidad. El joven pelinaranja llegaba con tiempo de sobras y decidió darse un paseo por el lugar para así irse familiarizando con la que sería una de sus "segundas casas" donde ganar unos galeones para ir tirando a fin de mes.


E incluso había llegado a tal punto de ilusión por retomar las docencias en organismos regulados del mundo mágico, que se había hecho con un mapa que detallaba a la perfección dónde estaba cada sitio localizado, incluyendo así las aulas, cafeterías y demás rincones de esperar. Desplegó el pergamino para observar el sistema de organización del primer piso y localizó su destino: Aula 4F. Tomó el camino más corto y tras dedicarle un par de segundos a su reloj de mano, se puso manos a la obra.


No tardó en llegar, mas el haber ido andando por las escaleras hizo que jadease levemente. Accionó la manilla dorada y fría de la puerta y se adentró en el lugar. No era extremadamente lujoso, tampoco era sofisticado: era lo que se podría esperar de un aula convencional y así se había encargado de hacérselo llegar a sus superiores. No necesitaba nada que no fuesen libros, espacio necesario y un entorno iluminado. Un habitáculo ancho, con capacidad para alrededor de treinta alumnos que se sentarían en mesas apiladas en dos hileras, con un pasillo en el medio de éstas tandas. Es decir, visto desde arriba, constituirían tres líneas definidas por una hilera de mesas a la izquierda, un pasillo ancho por el medio y la otra hilera de mesas y sillas. Al fondo o, mejor dicho, a la cabecera de todo ésto estaba su zona que se identificaba por tener una mesa en el centro del pasillo, de roble macizo, con un encerado tras de sí de dimensiones gigantescas. Las paredes del lugar no existían; habían sido cubiertas por estanterías repletas de libros que tenían que ver con la historia de los antepasados mágicos, bien fuesen libros de corte biográfico, histórico en su totalidad, o más hacia ejes fantásticos.


Los únicos lugares de la pared que no eran estantería llena de volúmenes literarios eran las anchas cristaleras, ventanales que filtraban la luz del día mediante unas cortinas de lino morado. Caminó hacia su mesa, que también poseía en el hueco esperado de colocación una silla de aspecto cómodo y tacto mullido. Por el camino disfrutó del olor a incienso. No quiso sentarse, tomó su varita en la mano derecha y con una floritura uno de los libros comenzó a vibrar en la esquina inferior izquierda de la sala. Sonaba de fondo un hilo musical instrumental de pianos y violines, con el volumen perfecto para no prestarle demasiada atención y disfrutar de él a la vez.


- Accio "A History of Magic" - musitó completando su movimiento de muñeca. Éste fue volando hacia él de manera controlada hasta descansar en la mesa contigua al encerado. Abrió con su diestra el ejemplar de Bathilda Bagshot como si se lo conociese de memoria, en la página que a él le interesaba. Lo dejó allí descansando y retomó la varita en su mano más hábil, para así comenzar a escribir en el encerado. Se dio la vuelta completamente, girando su atención total hacia la pizarra y allí formuló sus preguntas: "¿Qué es la Historia de la Magia para vosotros?", "¿Podrías nombrar un hecho puntual de nuestra Historia?" y, por último, "¿Conoces a algún presidente/a del MACUSA? Si es así, nómbralo". Cada una de las preguntas en una perfecta caligrafía y similar orden precedido de un guión que indicaba una nueva tesitura. Escuchó pasos tras de sí. Los alumnos habían llegado.


- Buenos días, chicos. Bienvenidos. Soy Nathaniel Malfoy, nuevo profesor de Historia de la Magia. Será un placer para mí que compartamos éstas clases y me gustaría que nos pudiésemos tutear y que os sentéis cerca de mi mesa. - dijo mientras giraba sobre sus talones para mirarlos de frente. - Me gustaría que os presentaseis y que me contestaseis a éstas preguntas con brevedad, para hacer así una rápida evaluación de conocimientos con los que ya contamos de antemano. - continuó diciendo. Carraspeó y sonrió, expectante.

Editado por Nathaniel Malfoy

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Hizo a un lado la libreta de notas, dejaría descansar un poco su mente de aquel mensaje cifrado. Reviso nuevamente el en listado. De los conocimientos que se impartirían en este mes, se encuentra "Historia de la Magia".

 

La pluma la dejo descansando sobre el escritorio de caoba, con sincera alegría recordó las clases de historia, tres diferentes profesores, cada uno con su estilo para enseñar. Cada una tan interesante, que era motivo de tristeza que contasen con tan poco tiempo para dedicarlo a su estudio. Podría...si, ¿Porque no?

 

En un instante se animo, se incorporó y fue a tomar su colgante...Darla Potter Black se lo obsequió en la navidad pasada, y era uno de sus tesoros: una biblioteca personal dispuesta en el interior del colgante. No solo era por ser amigos, o lo fueron desde que se identificaron como amigos de los libros y desde aquel día que se afilio a la Librería "House of the Books"...hace ya tres años...se veían muy a menudo y hasta se tratan con afecto.

 

No se distrajo ni un momento más, tomo una capa negra con botonadura de plata y se la coloco sobre su camisa verde esmeralda, el resto de su vestimenta formal es negra, de costumbre coloco entre sus ropas, los amuletos y objetos mágicos, así como sus anillos, no hay porque desdeñarlos, cuando le son tan útiles.

 

Fue a las afueras del castillo y ahí uno de los elfos tenía alistada su motocicleta mágica, de ese modo quería llegar a la Universidad Mágica. Al arribar ahí, lo siguiente, era localizar el lugar de la clase, fue al tabloide de anuncios, por lo general colocan en ese sitio las clases, los profesores responsables de impartirlas y la ubicación donde se impartirán...¡Bingo! era en un aula del primer piso. Entonces camino hasta aquel lugar, el más complicado (? de los pasos a realizar, era entrar al aula y hablar con el profesor.

 

Tenía que atreverse, ¡todo por saber un poco más! dio pasos al interior del aula he hizo una reverencia para saludar.

--Buen día! Es un placer conocerlo profesor Malfoy, mi nombre es Antoni Ryvak, acudo a usted con una petición ¿Me admite como alumno oyente señor? ¡la Historia de la Magia siempre me ha fascinado!

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- La Historia de la Magia sólo es el conjunto de sucesos que fueron marcando las diferentes etapas de la evolución propia de la Magia hasta nuestros días. Narradas, claro, desde la perspectiva hegemónica y opresora. El lado victorioso escribe la historia. Por último, me es imperante destacar que la Historia Mágica es una construcción, además.

 

Carraspeó. No quería abalanzarse teóricamente sobre el Malfoy. Seguramente él sabía cosas más generales que en cierta medida necesitaba para su trabajo dentro del Ministerio. No es que el Yaxley era ignorante, sino de que sabía más sobre la Muggle, que la Mágica. Se manejaba mejor en los sucesos del ocultismo, que lo oficial. La clase sería interesante. Dio un punto de vista post-estructuralista.

 

- Si mi memoria no falla, en los veinte, la presidente del MACUSA fue Seraphina Picquery. Fue de la casa de la Serpiente Cornuda, en Ilvermorny.

 

De ahí es que lo sabía. No era un dato perdido, sino uno que en sus años mozos lo tuvo que estudiar. Aclaró la garganta. Estaba un poco estirado, sentado en el borde de la silla, con la espalda encorvada y pegada al respaldar. Puso las palmas en los bordes y se incorporó. Era un modismo que tenía cuando comenzaba a prestar atención.

 

- No sé si es un suceso. Pero, el primer basilisco creado fue por Herpo el loco. Mago griego, hablante de pársel. Uno de los primeros magos oscuros. Primer mago en lograr un horrocrux y seguir viviendo.

 

Tenía frente suyo un pedazo de pergamino y una pluma con tinta fresca. No tenía anotado más que garabatos de constelaciones y algún que otro detalle en runas.

 

- Soy Orión. Trabajo en Cooperación Mágica. Me gustaría ahondar en conflictos bélicos impulsados desde el propio Ministerio de Magia, como aparato estatal que engloba la comunidad mágica británica. Me interesan también las tensiones entre las regiones de Gran Bretraña. Sé por experiencia propia que Escocia a veces no quiere cooperar así como así.

 

Se acomodó sus cabellos cobrizos con puntas azules. No eran tan anaranjados como los de su primo, pero se veía que estaban emparentados. Se había tentado en preguntar sobre la Yaxley, pero sabía que ni él sabía específicamente las respuestas y con dos personas ajenas al resto de la familia, todo se complicaba. A veces, hacía falta mantener el decoro y la seguridad personal. Carraspeó por última vez, girando la cabeza hacia Sagitas, dándole pie para que hable.

 

Se desabrochó las mangas de su camisa blanca. No tan cara o fina como el profesor. El Mago Oscuro prefería vestimentas más simples.

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Me había sorprendido recibir una lechuza en la que me indicaban que había sido admitida como alumna en Historia de la Magia y que se daría en el aula 4-F. ¿Dónde demonios estaba y quién era el loco que daba clases en el Ateneo? Con lo chulo que era dar clases al aire libre...

 

Dejé caer los pies de encima de la mesa del Claustro de Profesores, donde estaba preparando mi propia clase de este mes y busqué en el planning del edificio la situación de la misma. Era la primera vez que iba a esa clase. Caminé por los pasillos de piedra, haciendo apenas ruido con mis bambas violetas de color amarillo, hasta que di con el lugar adecuado. Abrí la puerta. La verdad es que puede ser algo descortés pero siempre se me olvidan las formas sociales en pos de la familiaridad.

 

-- Hola, llego tarde. Lo siento...

 

Me senté cerca de Orion, a quien saludé. Al profesor no le conocía, tal vez era alguien recién entrado en el Ateneo, pero parecía muy serio.

 

-- ¡Qué montón de libros! -- le dije por lo bajini a mi compañero de clase. La mesa era amplia y aquella aula imponía, grande, para muchos más alumnos que los que éramos en aquel momento, con mucha luminosidad, algo que me encantaba; no soportaba las clases de aspecto penumbroso y lóbrego. Y las cortinas eran de un color precioso. -- ¿Tenemos hilo musical! ¡Qué gozada de clase...!

 

Era algo ambigua mi frase. Me había imaginado una clase muy aburrida, así que los aspectos externos que entretenían mejoraban mi impresión de lo que iba a ser estudias Leyes. Sin embargo, hice una mueca extraña al leer las preguntas de la pizarra. Esperaba que no tuviéramos que contestarlas... El profesor se presentó como un Malfoy y me hizo caer el alma a los pies en cuanto dijo que nos presentáramos y sí, agggg, que contestáramos las preguntas.

 

Dejé que empezara Orion, no por amabilidad sino para ser un loro y copiarme las respuestas. Además, mi sobrino Anthony había entrado para pedir ser oyente y yo le saludé con la mano, divertida. ¿En serio oyente de una de las clases más aburridas de todo el Ateneo? Bueno, eso era lo que se decía, yo aún no podía dar fe de eso.

 

Enarqué una ceja ante la respuesta pomposa de Orion. ¿Cómo pretendía que le copiara lo que decía si era incapaz de pronunciar eso de prespec... perspoct... perspectiva hergomónica, no, harmónica, no, hegemónica... Leñes, mejor daba mi propia versión de la pregunta o iba a quedar en ridícul0:

 

-- Soy Sagitas Potter Blue, hem... Sagitas sin más. ¿Qué es la Historia de la Magia para mi? Pues el estudio espero que divertido de lo que sucedió de forma mágica a lo largo de la historia desde los primos brujos prehistóricos hasta la actualidad. Espero que esté llena de anécdotas divertidas y que no haya que aprenderse fechas ni nombres impronunciables de brujos.

 

Mi respuesta no era tan técnica como la de mi compañero pero también molaba...

 

-- ¿Un hecho histórico puntual? Sí, me sé uno, cuando un dragón escapó de una de las mansiones del pueblo y generó un incendió en el barrio de Whitechappel al oeste de Birmingham, allá por el 1790. Se trata del Gran Incendio que devastó media ciudad y los del departamento de Excusas Muggles tuvieron que idear un incendio por un escape de gas, por aquel entonces recién instalada en la ciudad. Ello obligó a la redacción de una Ley complementaria a la del Secretismo de la Magia ante los muggles que obliga al ministerio de cada país a controlar la población de criaturas de más de 3XXX y prohibir su presencia en ciudades muggles de más de cien mil habitantes. Creo que también obligaba a llevarlas a una Reserva, pero de eso no estoy segura...

 

Sonreí ante la noticia que les había contado. Sabía mil anécdotas como Profesora de Estudios Muggles. La siguiente pregunta no me resultaba del todo cómoda porque Orion había dado nombre y apellidos y yo, personalmente, no había retenido la respuesta. ¿Me dejarían tener la vuela pluma para que copiara al instante todo lo que decía y así yo poder repetirlo sin hacer el ridícul0?

 

-- ¿Macusa es el nombre de una especie de Serpiente Cornuda? No lo sabía... Aunque yo también pongo nombres raros a mis animalitos. Tengo un basilisco llamado Teodoro.

 

Sonreí, satisfecha por haber sabido improvisar respuesta a las tres preguntas. Tal vez la clase fuera interesante, al fin y al cabo.

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Un montón de cosas habían sucedido en apenas unos minutos: una persona se había presentado allí, siendo el primero en hablar, para tratar de asistir a las clases sin estar siquiera en la lista. El ex-Nigromante, pensativo, lo miró a los ojos y volvió la vista hacia uno de los papeles que había depositado con anterioridad en la mesa. Verificó que su nombre no estaba allí apuntado así que no tardó en tomar una pluma y entregársela al recién llegado.

 

- Toma, apúntame tu nombre aquí. Claro que puedes estar de oyente sin problema ninguno. Cualquier duda que tengas puedes preguntármela y considérate un alumno más. - indicó con una sonrisa cordial en sus finos y blanquecinos labios. Al poco rato de que éste se sentase y agilizase aquel mero hecho burocrático de anotar un nombre para llevar constancia de la asistencia a clase, el británico cambió su sonrisa por un gesto de sorpresa. ¿Es que Orión realmente iba a asistir a las clases de su primo? No pudo evitar bufar con un falso enfado. En el fondo le encantaba tenerlo allí pero no lo admitiría puesto que había que guardar las formas.

 

Para cuando hubo asimilado todos estos hechos y sus alumnos, incluyendo al recién incorporado, estuvieron asentados, las respuestas a las preguntas comenzaron a llegar a sus oídos, a viva voz. Asentía atentamente a todo lo que decían tanto Orión como Sagitas, a quien recordaba de su antigua etapa en el mundo mágico, hacía alrededor de siete u ocho años. Ambos alumnos se habían dejado hechos importantes por el medio, mas no podía evitar sorprenderse de aquellas contestaciones que iban más que bien encaminadas. Como era de esperar, Orión había dejado un par de matices de sus conocimientos e ideologías humanistas; nada que le sorprendiese de él. Lo conocía suficiente. Le gustaba saber, sin embargo, que su primera clase podría ser fructífera y ver que había gente que aún en la actualidad guardaba algo de aprecio por las historias de los antepasados mágicos de Ottery y alrededores, así como de otras partes del mundo. ¿Cómo podría ser capaz alguien de rechazar e incluso infravalorar el trabajo y avances realizados por magos antiguos que habían dado pie a nuestra evolución presente?

 

- Pues, la verdad, no puedo estar más contento. - comenzó a hablar cuando ellos hubieron terminado. - No me cabe duda de que ésta clase será una mezcla de productividad y diversión, o eso espero yo también. - continuó diciendo. Con su diestra accionó la varita y borró todas las preguntas del encerado. Poco a poco fueron escribiéndose nuevas letras con la misma caligrafía que la inicial -- que era la suya propia -- formulando una especie de apuntes que estaban siendo copiados del ejemplar del libro de Bathilda Bagshot. Aquellas líneas iban formándose y hablaban precisamente del MACUSA.

 

- Bien, como podéis leer aquí mismo, el MACUSA es el nombre que se le da como acrónimo al Mágico Congreso de USA, creado en 1693. Sé que las fechas siempre son tediosas y aburridas de aprender, pero durante este curso de Historia de la Magia no aprenderemos muchas, aunque sí querría que os quedaseis con las que yo considero más importantes. Esta es una de ellas en vista de cómo orientaré la enseñanza. Apuntadla. - su voz sonaba clara. Había avanzado unos pasos hacia el borde de la mesa y así mismo el borde del altillo del profesor y dejó caer su trasero sobre la mesa de roble. Informal, pero cómodo y cercano a sus alumnos. Tragó saliva para hidratar su garganta y continuar hablando. - Podéis usar vuelaplumas, pero id apuntando éstas cosas que os voy diciendo y a la vez resumiendo en el encerado. - indicó mientras a sus espaldas las letras no cesaban en su empeño por formar frases y a su vez, oraciones. - Vale, pues el MACUSA se forma tras la introducción del Estatuto Internacional del Secreto y, por ello, podemos afirmar que el MACUSA nació siendo algo clandestino, una organización con administración propia que tenía como objetivo la felicidad de los magos y brujas de todo el mundo. - iba tomando pausas para respirar y aclarar la garganta. Así también no se hacía todo tan pesado y los pupilos eran capaces de copiar o de asimilar lo que estaban escuchando.

 

- El MACUSA estaba inspirado en el consejo de Magos de Gran Bretaña, que si no lo sabéis es... - movió sus manos en el sentido de las agujas del reloj. - ¡Bingo! El antepasado de nuestro conocido Ministerio de Magia del que hoy gozamos. ¿Comprendéis ahora la importancia de la Historia? - inquirió satisfecho. Conforme las letras iban llegando a la parte inferior del encerado, automáticamente las de la parte superior y por ende más antiguas, se iban borrando. Era un ciclo. Tomó la palabra de nuevo.

 

- Ahora que ya hemos introducido lo del MACUSA y tenemos un poco más claro ésto, quiero que toméis ésto en vuestras manos. - con un nuevo ademán de varita había hecho que tres giratiempos se posasen sobre las mesas de sus alumnos; uno para Orión, otro para Sagitas y otro para Antoni. - Sí, son giratiempos. Os estaréis cuestionando porqué e incluso que qué loco estoy por hacer esto y usar éste tipo de cosas. Como ya sabréis no podemos alterar el pasado, pero... ¿qué mejor forma de conocer la historia pasada? Seamos observadores de ella y tomemos notas. Tenéis que darle seis vueltas y media. Ni una más, ni una menos. - advirtió. Las consecuencias de darle más vueltas sería algo devastador, puesto que alguno de ellos se aparecería en otro lugar y época completamente diferentes y tendría que lidiar con todo lo que surgiese solo.

 

- El plan consiste en lo siguiente: obviamente no podemos ser vistos. Con éste numero de vueltas viajaremos a Norteamérica, a la época del primer presidente del MACUSA, el señor Josiah Jackson. La prioridad de éste muchacho es la de proteger al mundo y en especial a los Estados Unidos de los magos más oscuros y por ende, más peligrosos. Nos apareceremos de inmediato cuando demos las vueltas que os he dicho, en la entrada del edificio en el que se reunían, justo al lado de un enorme contenedor de basura. Allí tendremos que ver cómo se viste la gente de la época, que espero que no sea demasiado diferente a la nuestra, y colarnos en la reunión que el señor Jackson mantendrá con los primeros doce voluntarios en ayudarle a dar caza a los magos tenebrosos. Mantendrán una reunión, si mal no recuerdo, a las doce de la mañana. Nosotros apareceremos a las diez en el contenedor, así tenemos dos horas de margen para conseguir ropa diferente si fuese necesario, burlar a los guardias de seguridad que están vigilando que nadie se cuele y conseguir entrar en el despacho donde se reunirán las trece personas, es decir, los doce voluntarios y el presidente Josiah. ¿Entendido? - preguntó con ojos ilusionados. Esperaba que todo saliese bien y que sus alumnos se mostrasen participativos y al menos la mitad de motivados que él. Era sin duda una aventura que al Malfoy le seducía. Carraspeó de nuevo y lanzó una mirada expectante.

 

- Cuando estéis listos, tomad todo lo que necesitéis y partamos a Norteamérica, Canadá, Toronto. Repito, el plan es pasar desapercibidos, quizá tengamos que aplicar algún hechizo aturdidor o algo para poder colarnos en la reunión, pero una vez lleguemos a la puerta del despacho de Josiah, el 90% del plan estará hecho. Dentro de su despacho hay una puerta que lleva a un habitáculo de unos siete metros cuadrados aproximadamente en donde no hay nada más que utensilios de limpieza y algún libro. Es ahí donde nos meteremos cuanto antes para presenciar la reunión y saber de qué hablan, así como identificar quiénes fueron los primeros doce aurores que combatieron el mal. - sus palabras salían con ilusión de la garganta. Hacía tiempo que no ejercía de maestro y qué mejor forma que yendo al pasado con sus alumnos para retomar viejas costumbres.

 

- Cuando queráis, nos vamos. - finalizó.

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¡Hey! ¡El Profe acababa de hacerme un halago! Bueno, a los tres, diciendo que estaba contento de nosotros. Me sorprendió que acogiera a Anthony en la clase y le agradecí que le dejara estar en ella, puesto que su presencia siempre era divertida. Escuché la explicación sobre el Macusa y me llevé una ligera decepción puesto que ya estaba pensando en ir al Magic Mall a comprar una Macusa cornuda. ¿Qué es lo que habría dicho, entonces, Orion? Tendría que prestarle más atención.

 

Me revolví, inquieta, en mi asiento. Ya empezaba con los nombres y las fechas... Bufé un poquito, muy bajito... Menos mal que dijo que podíamos usar vuelaplumas y la mía apareció al instante para copiar todo lo que dijera el maestro, incluyendo las pausas, los "hum..." o "hem..." que pronunciara mientras yo dibujaba circulitos y otras formas geométricas en la mesa, con la punta del dedo, con la cabeza apoyada en la otra mano. Ya decía yo que una clase dentro de un aula sólo podía ser aburrida...

 

Por ello, me sorprendió que el profe se acercara a nosotros y nos diera un objeto. Pegué un bote enorme al reconocerlo.

 

-- ¡Es un giratiempo! ¡¡Dioses, Dioses...! ¡Giratiempos...! Pensé que el único que quedaba era aquel legendario...

 

Bueno, claro, seguro que éstos no eran ni la mitad, ¡ni un tercio! de lo que sería el Objeto Legendario que se suponía que se custodiaba en el Ministerio. Miré primero a Orion y después a Anthony. Después cubrí con mis manos aquel objeto como si temiera que, de un momento a otro, se fuera a disparar, a saltar, a esconder..., a desaparecer. Lo noté, sólido, bajo ellas. Mi corazón latía con fuerza. Tenía atrapado un giratiempos... Podía... Podía... Mi cabeza subió len-ta-men-te hacia encontrar la mirada con el Profesor. Acababa de decir justamente lo que yo pretendía hacer: cambiar el pasado.

 

Hice un pequeño rictus de enojo. Había olvidado por completo dónde estaba y para qué había ido a esta clase: aprender Historia Mágica, no para ir al pasado e impedir la muerte de alguien muy importante para mí.

 

-- Seis vueltas y media -- repetí, mientras mi vuela pluma subrayaba la frase. Observé mi atuendo. ¿En qué año había dicho que íbamos a aparecer? Tejanos, bambas lilas con cordones amarillo, chaqueta con bolsillos de moke y el pelo morado al viento, sin recoger... -- Creo que yo sí necesitaré camuflarme un poquito. ¿Se nos permite hacer magia? Quiero decir, tengo una poción desilusionadora que seguro que me haría invisible.

 

Bueno, ya lo veríamos. De repente, la clase se había hecho emocionante y eso me encantaba. Se me había ido el ensueño como por encanto y deseaba irme YAAAA. Me puse el giratiempos en el cuello y tomé con mi mano la vuela pluma y el cuadernillo para que fueran tomando nota de todo lo que viéramos en Norteamérica.

 

-- Estoy lista, ¿puedo, puedo...? -- pregunté, casi sin poder frenar mis dedos sobre el resalte que tenía que girar para retroceder en el tiempo.

 

Pero... Un momento... ¿A dónde dijo que íbamos a ir? ¿A la reunión de...? Apreté con fuerza el giratiempos contra mi pecho y busqué la mirada del Profe Malfoy.

 

-- Esto... ¿Está seguro? ¿En serio quiere ir a la primera reunión de ese presidente Jonsin, Jonsén... Johnson...? ¡Jackson! -- Acababa de recordarlo y sin leerlo de la libretita que estaba usando para apuntar todo. -- Pero... Pero... ¡Usted sabe lo que pasó en esa reunión!

 

Mira por donde, yo no recordaba lo que era el MACUSA pero sí que recordaba las anécdotas de lo sucedido. Como profesora de Estudios Muggles, sabía de memoria detalles que afectaban a mi clase. Una de ellas era la gran Afectación de Magia Oscura ocurrida en la primera reunión de la Formación de los Doce. ¡Por los Dioses, todo el mundo sabe quienes fueron los Doce!

 

Miré a mi alrededor, buscando la complicidad de Orion o de Anthony pero como no la conseguí, volví a dirigir la mirada hacia Nathaniel.

 

-- Los Doce se juntaron en una casa para hablar sobre cómo reconocer y atrapar a los magos tenebrosos. En aquella época había muchos más porque aún podían campar a sus anchas. Recuerdo que...

 

¿Cómo era la historia? Como se daba fuera de Londres no le había hecho mucho caso, pero sabía que era importante.

 

-- Recuerdo una historia de un ataque en aquella reunión. ¿O fue antes la matanza muggle y fue lo que provocó la reunión? No lo recuerdo con claridad pero sí que había varios Aurores, o lo que en aquella época se podría considerar precursores de aurores, que intentaban convencer a los otros de luchar con todo lo que tuvieran a su alcance, aunque hubieran digamos daños colaterales...? Quiero decir que unos intentaban atacar a los magos oscuros con sus mismas armas y otros querían impedir el uso de la magia oscura y no aplaudían el uso de la misma magia para cazarlos.... en fin... Quiero decir... ¿No fue en esa reunión donde se plasmaron todas las reglas básicas del comportamiento de un Auror, en la que descubrieron un espía escondido que fue el primer juzgado dentro de su Ministerio de Mag..., digo, el Macusa?

 

No sabía bien qué era verdad y qué era un mito o leyenda histórica pero lo que menos me interesaba ahora es que nos pillaran en el armarito y pensaran que éramos nosotros ese espía, espías en este caso. ¿El pasado se podría o no cambiar, si nos atrapaban allá dentro?

 

-- Creo recordar que estaban Mungo MaloDuffy, Cormac O’Brien El Irlandés y Abraham Potter Blue. No creo que fuera un antepasado mío. Estoy segura. No recuerdo si era de los que defendían palo por palo o de los que no querían usar la magia magia que los tenebrosos pero... No quisiera encontrármelos cara a cara...

Editado por Sagitas E. Potter Blue

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*Mi atención estaba puesta en una sola cosa: La respuesta del profesor a mi petición. Tan ansioso, que aunque escuche aquella bella música y percibí aquel sutil aroma, no pensé en ello. La mirada fija del joven Malfoy, mostró en un principio sorpresa y después parecía evaluar la respuesta a darme. Yo estaba enterado, que aunque existe esta opción de participar de oyente, en realidad no es muy usual, además de que cada profesor, era libre de admitir o no a los interesados, por eso mismo aguardaba sintiendo que mi pulso estaba acelerado*.

 

Es increíble como a veces, los segundos parecen ser más extensos, el profesor Malfoy miro un papel sobre su escritorio, donde tenía un libro abierto y unas plumas, parece que revisaba ese papel y extendió hacia mi una pluma, pidiendo me anotará.

Su respuesta fue afirmativa, y con alegría tome la pluma y anote en la lista del profesor, mi nombre:

Antoni Ryvak Dracony

--Muchas gracias profesor.-- Le agradecí y entregue la pluma.

Después salude muy alegre a mi tía Sagitas agitando la mano, tome asiento a un lado de ella y cercano a la mesa del profesor que se veía y escuchaba muy animado, más que yo! me sentía como uno de esos héroes, que les avisan que tienen una nueva misión y con rapidez busque en el bolsillo de mi camisa, mi cuaderno de notas, que por costumbre llevo ahí para un acceso rápido, lo toque con mi varita para volverlo a su tamaño normal y con un movimiento ágil de mi mano, aparecí mi pluma.

 

No deseo perderme de ningún detalle y es mejor si estoy preparado. Ahora que el profesor me daba su anuencia para estar en la clase, dedique unos segundos a apreciar la dedicación que presto a preparar el aula. La música que eligió es de mi preferida, mi estudio de pintura tiene música clásica de piano, para que los clientes la escuchen mientras esperan su turno, y en mi hotel, el ascensor dispone de música instrumental, que acompaña a los clientes en su ascenso o descenso. ese detalle es muy bueno, como el incienso, que mucha gente solo puede disfrutarlo en los templos, porque relaja y levanta mucho el animo. Mis sentidos se sentían gozosos, a la vista estaban un gran número de libros!! oh, por Merlín! si que era una excelente atmósfera para aprender!^^

 

Escuche con atención a Orión y a Sagitas, el hecho histórico que mencionó ella era muy interesante, hice una nota con el año 1790...cuando los magos terminaron de dar sus respuestas, el profesor expreso su alegría pues con tan buenos magos, se auguraba una clase fenomenal. De Orión se que es muy entusiasta y que le encanta la adivinación, de mi tía Sagitas recuerdo que tiene unos años más que yo en la comunidad, que es muy activa, alegre y que sabe muchas cosas de la magia. Yo también pienso lo mismo que el profesor Nathaniel Malfoy..."pintaba como una de las mejores clases que tomaría".

 

Comenzó a exponer y en la pizarra también iba anotando datos y hechos importantes, lo mejor era hacer un cuadro de registro y usar la vuela pluma, me alegro de tener lo necesario para ello. Mientras lo escucho hablar, me van surgiendo dudas y para no olvidar las, voy escribiendo en el margen derecho del cuaderno (¿Qué acontecía en Europa en 1693? ¿existía comunicación con los homólogos en Norteamérica?) Sonreí al escuchar ese dato..."Los londinenses fueron modelo para los Nortemericanos...oh, si! Entonces fuimos los precursores".

 

Iba realizando el apunte en mi cuaderno de notas y entonces el profesor movió su varita, de principio pensé que aparecería un mapa, o pinturas, pero lo que puso a nuestro alcance...era ni más ni menos que un giratiempo!...nos miramos sorprendidos...pero parecía que mi tía le sorprendía mucho más, y me preguntaba porque razón, no podía pensar porque el pasado le causará tanto asombro que hasta parecía que algún plan estaba maquinando.

 

Atendí a la advertencia del profesor..."seis vueltas y media...seamos observadores y tomemos nota" Mi expectativa sobre la clase se elevo, cuantas veces las personas escriben libros pero nos deja pensativos en si es la versión verídica...que el papel de historiador debe de ser de lo más complicado, porque tiene que ser objetivo...recordé lo que Orión respondió sobre: "el lado victorioso escribe la historia" ...

 

También me puse al cuello el giratiempo, después nos explico el profesor el plan. No sonaba muy complicado, pero uno nunca sabe, ...tomar lo que necesitaramos....bien, podría ser mi capa camaleón...volví a tocar con la varita mi cuaderno de notas este se empequeñeció hasta ser del tamaño justo para guardarlo en el bolsillo de mi camisa.

 

Me levante visiblemente emocionado, lo más rápido era llamar a Jerard para solicitar que llevará mi capa camaleón, aunque tenía también mis anillos y demás objetos mágicos...si...pensando lo mejor, no me era tan necesaria la capa.

 

Me uní a mi tía Sagitas con ese entusiasmo que era el realizar tan ilustrativo viaje y sonriendo también anuncie en voz alta:

--¡Yo también estoy listo! Quiero comprobar si entre esos doce magos se encuentra Theodard Fontaine, un mago del que nos contó el profesor Richard Weasley en un campamento realizado en verano hace como unos cuatro años en Hogwarts.

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Orión contuvo todas las ganas de golpear su cabeza contra el escritorio. Odiaba los viajes en el tiempo. Al menos, mediante giratiempo. Que bueno, eran los únicos viajes que conocía en definitiva. Refunfuñó por debajo tomando el pequeño reloj de arena entre sus dedos. En parte, le tenía que dar crédito a Nathaniel, no había mejor forma de estudiar el pasado que realmente… viviéndolo, en cierto sentido.

 

Igual, odiaba los viajes. Más que nada, por el terrible miedo que le causaba el no llegar cuando tenía que hacerlo. La última vez que le habían encomendado hacer lo mismo, cayó medio día antes, teniendo que refugiarse en uno de los bares para obreros y bueno, todos podemos imaginarnos cómo terminó todo eso. Y si no, mejor.

 

Esta vez eran un par de años antes. Nada complicado. Se quedó en silencio tras escuchar a Sagitas. Él por su parte le parecía algo nuevo lo de la reunión de los doce. Sentía que lo había escuchado en una clase en Ilvermorny, pero eso sólo significaba que había dormido toda esa clase. Se rascó la barbilla e intentó recordar. Por su parte, no quería ser el primero en viajar hacia lo desconocido.

 

- Pues, tengo entendido que un latino estuvo, Carlos López –los nombres que no le eran habituales se fijaban con más facilidad. Igual, tenía dos en la punta de la lengua-. ¡Y Mary! Mary Jauncey.

 

Nathaniel lo miró nuevamente. Orión se encogió de hombros. No se acordaba bien del otro nombre.

 

- ¿Grimstch? No, Grimsditch. Ditch, eso era. Robert era el nombre. Ellos tres también estaban en la reunión. Supongo que para trazar un plan importante, en esa época no existía el aparato burocrático que tenemos ahora. Más que individualismo metolodógico en la forma de hacer política, supongo.

 

Sabía que él sólo necesitaba un gorro y ya estaba listo para partir. Sólo necesitaba ver la vestimenta de la época para pasar desapercibido. De ahí en más, quedó expectante, porque no sabía bien dónde y cómo se había llevado a cabo esa reunión. De todas maneras, sus dedos estaban pegados al comando del giratiempos, cosa que, en el momento que Nathaniel comenzara el viaje, él lo seguiría.

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Escucho los datos que su tía Sagitas empezó a compartir, la verdad hasta parecía "drama" pero también le despertó poderosamente la curiosidad, llegar en el momento clave...eso era tipico! aunque era consciente que era el más riesgoso de "observar por cuenta propia y en persona" pero ¿qué era la vida, sino un riesgo constante?

 

Muy interesante sonaba lo de la conspiración y el desenlace de aquella reunión...al menos se giro a ver al profesor, tal vez y disipara las dudas o mejor, y animara a todos a comprobar lo que realmente ocurrió.

 

Su mano estaba sobre el giratiempo, a una señal del profesor y él daría las vueltas a aquel objeto mágico. Por lo demás, se sentía confiado en los recursos de la magia que conocían, sobre todo su tía Sagitas, aunque Orión no se quedaba atrás y además estaba el profesor, el que muy previsor, recalcaba que debían pasar desapercibidos, así que aguardo algo impaciente.

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Mis dos compañeros me hicieron sentir una miedosa. No es que me lo dijeran a la cara o insinuaran que era una gallina pero... Su forma más entusiasta que la mía de aceptar el ir a aquel escobero de la Historia.. Anthony estaba entusiasmada y demostró tener gran conocimiento de la historia pues mencionó unos nombres que a mí se me habían olvidado pero que reconocí en cuanto los mencionó. Al menos uno de ellos había estado implicado en el sucedo muggle. Me costaba recordar la historia de otros países pero estaba segura que fue en algo relacionado con esta fecha lo que originó la gran caza de las Brujas de Salem. ¿O me confundía de Estado? Brrrr... Con lo fácil que hubiera sido estudiar la historia londinense, llena de anécdotas...

 

Orion también mencionó varios nombres conocidos, aunque muy en la penumbre de mi mente. Sabía que eran nombres importantes aunque aún se me escapaba el significado de aquella reunión, sólo sabía detalles, de esos que son insignificantes para comprender la historia aunque, en su momento, seguro que fueron claves para algo.

 

-- Bueno, vale... Pero si me matan en el lejano Oeste, me enfadaré, que lo sepa... -- Sí, siempre protesto, no puedo evitarlo. Pero allá estaba, con la punta de dos dedos esperando la señal para irnos al Quinto Pimiento y conocer a unos históricamente archifamosos que, ahora mismo, todos habíamos olvidado, o al menos en parte. -- ¿Nos vamos? Sólo espero que la ropa de esa época no fuera la de los buenos samaritanos que se cubrían el pelo con un velo blanco y con un lacito negro para ocultar el pelo y con vestidos hasta por encima del pelo para no enseñar ni un trocito de carne. Más que samaritanos, eran puritanos. En fin... Estoy lista -- admití, con más pasión de la que me hubiera gustado aparentar.

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