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Libro de la Sangre XIII


Hades Ragnarok
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Podía oler la sangre. Por cada punto que pasaban sus ojos .habían rastros de que allí se había llevado acabo una batalla. Entrecerró los ojos mientras estudiaba el terreno. Podía sentir en sus células la expectación como si él fuera a pelear en alguna batalla. En su espalda se encontraba su eterna Katana la cual a simple vista no se podía ver ya que estaba oculta mágicamente. En sus níveos dedos estaban tanto su instrumento mágico, aquella varita que pedía un sacrificio de sangre y la daga que venia con aquel libro, La daga del sacrificio.

 

El había invocado aquella daga desde el inicio sabiendo que tendría que usarla, quizás le dejaría aquello a sus alumnos, si es que decidían aceptar aquella “misión” o mas bien si es que a la final optaban por nos salir corriendo y continuar con el aprendizaje del aquel libro.Suspiro, en la clase pasada de los 4 alumnos solo habían sobrevivido 2 y a duras penas, se pregunto ¿Cuántos serian esta vez los que tendrían el honor de ser el alimento de las peores alimañas del inframundo?

 

Aquel campo que se extendía frente a él parecía estar en calma, había una tenue y agradable brisa que jugaba con el pasto y la hierba que se levantaba. El cielo estaba claro, con pocas nubes y el sol iluminaba cada centímetro de aquel lugar. Conocía perfectamente el terreno, tenían que caminar algunos kilómetros para llegar a visualizar algunos arboles o cambiara aquel paisaje y entrar en otra superficie quizás mucho mas peligroso, aunque nada estaba disco o escrito, tal vez, el verdadero peligro estaba allí.

 

Escuchó algunos pasos, al parecer muchos de los alumnos habían llegado caminando, otros se habían aparecido. Se encogió de hombros, al menos habían llegado a tiempo ya que aquella vez no iba a aceptar retrasos, sino, seria él mismo quien eliminara a cada uno de aquellos aprendices sin importarle nada, de todas maneras, podría hacerlo pasar como un… accidente.

 

-Bienvenidos sean todos –comento observando a los ojos a los alumnos-, espero estén preparados para sumergirse en los extraños secretos de la sangre y de esta magia oscura y secreta que va a llegar a sus mentes –dibujo una mueca- si desean irse, correr o no continuar lo mejor es que lo decidan de una vez, si le temen a la sangre creo que este es el lugar menos indicado –bufo de manera casi imperceptible- no esperare a nadie, no me va a importar dejarlos atrás de ser necesario para que puedan defenderse solos, de igual manera si están aquí es porque tienen algún conocimiento de defensa y porque aprendieron algo del libro anterior o al menos eso espero.

 

Se acerco a ellos y sin pedir permiso o decir alguna palabra los toco en el hombro dejando la marca de sangre para luego comenzar el camino rumbo al primer obstáculo que seguro encontrarían, claro estaba, era obvio que seria así ya que, ¿Cuándo habían tenido una misión o una clase normal sin que corrieran algún tipo de peligro?, la respuesta era tonta, fácil y obvia… Nunca.

 

@@Adam Lockhart @ @@Mr Zurin @@Jank Dayne

Editado por Hades Ragnarok

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Era el día, un nuevo reto, lleno de expectativas se cernía sobre la Lockhart, quien se despedía de su hijo recién nacido, dejándolo en manos de su más fiel elfina y por supuesto de su padre Ishaya quien estaba más que capacitado para defenderlo en caso de peligro y para prodigarle además de mimos, lo que el infante necesitara durante la ausencia de ella que ahora se marchaba para adiestrarse con los guerreros en el tercer libro.

 

-- @@Adam Lockhart no llegues tarde-- le sugirió a su hijo desde el pasillo camino a las escaleras, fue hasta la biblioteca donde encontró el pequeño bulto con las compras literarias adquiridas en el Magic Mall, tomo el libro de cubierta rojo vino o más bien debería decir rojo sangre y lo metió en el pequeño bolsito encantado que cruzaba su pecho de forma práctica encima de una blusa blanca en contraste con el pantalón negro , sobre los que vestía una túnica abierta del mismo color del pantalón.

 

Un par de minutos después se encontraba justo donde debía estar gracias a las útiles apariciones, frente al profesor, no pudo reprimir un gesto de sorpresa al darse cuenta que era nada menos y nada menos que el cainita ex - compañero Sanador en San Mungo, aquel a quien siempre había considerado misterioso, pero que profesionalmente se había ganado su respeto. Movió la cabeza en gesto negativo como si quisiera desprenderse de sus pensamientos porque eran parte del pasado y tenía un presente al que debía estar totalmente atenta, en ese hilo de ideas reconoció que había querido investigar sobre lo que se aprendería en la clase, pero como era obvio quienes tenían la destreza de aquel nivel, estaba impedidos por una especie de pacto o juramento de no divulgación y no habían soltado prenda, excepto un “Ya verás cuando te entrenes” y allí estaba.

 

¿Se burlaba de ellos al pedirles que corrieran o se marcharan? Bueno muy motivador no era el discurso introductorio, una sonrisa se dibujo en sus rosados labios, miedo ¿Qué era eso? Y menos a la sangre, un liquido que conocía muy bien, que se había cansado de manipular y que además como sacerdotisa evitaba derramar, aunque siempre habían sus excepciones, especialmente cuando se encontraba con seres que no tenían el más mínimo respeto por la vida y gozaban arrebatándosela a otros.

 

Cuando el mago la rozo Cye se puso alerta, tanto porque percibía una energía desconocida como porque recordaba las palabras de amigos que le habían contado cosa, incluso ella misma había tenido que curar las heridas de su nieta luego de clases cursadas con el Ragnarok, “Esta un maldito suicida” o “fulanito desapareció en la clase” incluso Bo había dicho mucho tiempo atrás “creí que no saldría viva” bueno pues Cye estaba determinada a terminar la clase, hacerse con la aprobación del Uzza respectivo y no morir en el intento. Como si su cuerpo obedeciera a lo que estaba pensando se puso erguida y levanto el mentón en gesto de total control mientras que se encontraba por fracciones de segundo con las orbes de Hades preguntándole mudamente ¿Y ahora qué?

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El Ragnarok comenzó a caminar por aquel camino donde solo se podía ver la lejanía y el cielo, así que definitivamente y de una u otra forma estaban a descubierto de lo que quisiera atacarlos y hacerles daño, sin embargo, él estaba preparado por si sucedía alguna eventualidad, pero ¿sus aprendices lo estaban?, ¿Quién sería el primero en caer?. Bufo por lo bajo, la verdad es que mientras menos fueran menor la responsabilidad.

 

Miro de reojo para ver si lo seguían y solo pudo ver la sombra de Cye, al parecer los demás habían tomado en serio las palabras del Ragnarok y se habían quedado en aquel punto sanos y salvos, pero la Lockhart había tomado aquel reto personal y estaba siguiendo sus pasos. Dibujo una mueca, tal vez había llegado el momento de comprobar si la dulce familiar de su jefa tenía algo de garra y de furia acumulada. Quizás si, quizás no, había aprendido a no menospreciar a nadie.

 

-Si tienes alguna duda es mejor que comiences a preguntar –comento en tono serio sabiendo que ella le escuchaba pero no la miró- es mejor que entiendas los oscuros misterios de este libro por las buenas y no tengas que aprenderlo por las malas como mucho de los aprendices que han pasado por estos extraños secretos

 

Se detuvo y recorrió con la mirada aquel campo, era extraño pero todo parecía tranquilo, más de lo que el gustaría. En aquel punto, o pasado cierto tiempo generalmente solía suceder alguna cosa, pero esta vez no había sucedido nada, al menos aun.

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El lugar parecía haber sido azotado por una tormenta de maldad. Jank recorrió la pradera sangrienta sin dejar de prestar atención a cada centímetro del suelo. Los cuerpos que aún no reclamados yacían sobre el suelo cubiertos de los restos de sus ajenos, mientras que cada cierta cantidad de pasos se topaba con los restos de algún caído que apenas alcanzaba a esquivar. La escena activó automáticamente recuerdos de memorables batallas donde el objetivo por la victoria los cegaba de los destrozos que dejaban atrás para obtenerla. Una parte de él extrañó aquello, y la otra solo tuvo que dejar su mirada puesta sobre los ojos sin vida de una mujer llena de lodo seco.

 

Las indicaciones de Hades, como de costumbre, carecían del espíritu aventurero que tanto añoraba Dayne. Sin embargo, al ser el tercer intento por cursar una clase que sinceramente, empezaba a agotar su entusiasmo, agradecía que el profesor no invirtiera su tiempo en darles un punto de encuentro incontrable, como lo solía hacer él cuando impartía aquellas cátedras. Si bien extrañaba la sensación de la sabiduría transformarse en aprendizaje práctico, los consejos invaluables de la boca directa de los Uzza y la posibilidad de compartir conocimientos a magos incluso más experimentados, estaba seguro que el capítulo había cerrado de una menera contundente pero sana. Por lo que estaba totalmente dispuesto a disfrutar de una clase entera como un simple estudiante. O al menos lo intentaría.

 

Para cuando llegó al campo solo podía visualizar las siluetas de Cye y Hades perderse entre el camino que el segundo había elegido tomar. Corrió lo suficientemente de prisa para alcanzarlos cuando éste daba el último aviso a Cye. Por su parte, Jank verificó el peso sobre su espalda; bastó con que saltar dos veces para que el libro de la sangre se hiciera notar rebotando entre los pliegues de una mochila de cuero viejo. La varita la escondía en la tobillera izquierda, tras el calcentín, como siempre.

 

- Perdonen la demora - traró de excusarse. Se acercó hasta el profesor y, sin previo aviso, estrechó su mano, igual que a Cye, a pesar de conocerlos de sobra, pero con eso la marca estaría presente entre los tres -. Y bien, ¿qué sigue? Quiero saber más acerca de esos secretos.

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El vampiro se detuvo al escuchar unos nuevos pasos que los seguían, al parecer al fin Jank se había dignado a moverse desde la primera posición en la que habían estado y los habían alcanzado. Sin embargo, siguió esperando que Cye dijera alguna cosa pero quizás se había vuelto muda o estaba encerrada en alguno de sus pensamientos. Suspiro, si no había dudas pues esperaba que al menso salieran vivos ellos de aquella clase. Ladeo la cabeza al escuchar las palabras de jank, aquella pregunta que sencillamente no tenía que ver con lo que se encontraba entre las páginas del libro de la sangre, claro estaba, el chico debía sabérselas e memoria porque si la memoria del cainita no le fallaba aquella seria como al quinta o sexta vez que el Dayne intentaba cursar aquella clase y el Ragnarok ya se estaba cansando de aquello.

 

-De seguir –dijo en tono serio- caminar, falta un poco para llegar a donde deseamos, al menos encontraran un poco de sombra más adelante –dijo señalando algún punto en la distancia que seguramente aun aquellos alumnos no podían visualizar, pero que él conocía a la perfección- pero el hecho es que aun sigo esperando saber si tienen alguna duda antes de que algo extraño suceda –comento sin más- hasta ahora hemos tenido suerte y nada ni nadie nos ha atacado, pero jamás se sabe.

 

Sin perder más tiempo siguió caminando.

*************

 

Se detuvo al pie de aquel árbol, había perdido la noción del tiempo, habían caminado por muchas horas y ahora permitiría que Cye y Jank descansaran un poco.

 

Con un rápido movimiento trepo a una de las ramas más altas para ver lo que podrían encontrar mas adelante. Entrecerró los ojos, la verdad no era que el molestara aquella extraña tranquilidad, más bien era lo mejor pero ya en aquel punto debía de haber sucedido alguna cosa, a menos que alguien estuviera quitándole los obstáculos del camino, cosa que quizás era buena o mala, todo dependía de las intenciones de quienes estuviera haciendo aquello. Suspiro y bajo para reunirse con lso alumnos quienes no se habían percatado de que algunas serpientes venenosas y una jauría de enormes lobos hambrientos los estaba acechando.

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Los pasos de la Lockhart la guiaron justo detrás del maestro, aun preguntándose porque la había tocado momentos atrás, o más bien rozado, bueno aunque tenia algún tiempo de haber comprado el libro, no lo había leído, su tiempo había estado dedicado al embarazo peligroso que recién había culminado con la llegada de su bebe y luego adaptarse a lo que significaba un nene recién nacido en casa y la llegada de otro que habían dejado a las puertas de su hogar de tan solo tres años de edad… no tiempo no le había sobrado, pero seguramente eso no le iba a importar en absoluto al cainita.

 

El silencio del paraje no le molestaba, aunque si la alertaba, nunca era bueno tanto y menos con la intromisión de extraños, eso lo había aprendido en sus años de sacerdocio y convivencia con la naturaleza, con los seres mágicos que la habitaban y los elementos que hacían parte del todo. Belisama, su varita, estaba en la diestra, mientras que la surda y su dedo pulgar sobre el anular palpaba el anillo detector de enemigos que aun no vibraba.

 

No paso mucho tiempo para que Hades le sugiriera hacer las preguntas que tuviera aconsejándole descubrir los misterios de aquel libro de manera serena y no en el calor de un incidente, aunque esas no fueron precisamente sus palabras. Fue cuando llego Jank Dayne un compañero fenixiano a quien le alegraba tener cerca, tanto que le sonrió cuando este le estrecho la mano, vaya manía de estar tocando, aunque era un simple gesto de cortesía, tampoco lo había tenido antes con ella, ¿Qué les pasaba a estos magos? quizás ella estuviera paranoica.

 

Paso largo rato en el que caminaron en silencio, cosa a la que la sacerdotisa estaba completamente acostumbrada, a días, semanas enteras de largas y extenuantes caminatas, de total silencio y observancia a su entorno, de meditación e introspección, ahora era diferente, un libro estaba en su bolso y un mago caminaba delante de ella con la venia de los Uzza para enseñarles, se arrepentía de no haber hojeado, de no haber leído antes y prepararse para lo que sea que venía. --¡¡Maldición!!-- externo casi sin darse cuenta al tiempo que se detenían bajo la sombra de un viejo árbol.

 

En su cabeza las palabras de Hades seguían dando vuelta. Pero que tenia ella que preguntar, excepto --Puedo saber porque me toco-- dijo de frente y sin tapujos, es que bueno habían trabajado juntos durante mucho tiempo y en algunas ocasiones en espacios no tan amplios y jamás le había puesto un dedo encima, no era de socializar él o de preocuparse por los demás más allá de lo éticamente medico, entonces alguna razón habría de haber ahora, además que no fue solo a ella, también lo había notado.

 

--Cuando empezaremos a aprender-- la impaciencia era uno de sus defectos y quienes la conocían lo sabían, pero no era fácil de detectar, Hades no la conocía tanto como para saberlo, sus orbes celestes se oscurecieron un poco ante el silencio reinante y luego de enfocar a su maestro se dirigieron al Dayne quien parecía saber más de que iba todo aquel asunto, ósea que si sus apreciaciones eran ciertas ella era la novata del momento.

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- Por mi parte no hay ninguna duda - respondió desbordando sinceridad, después que Cye, mientras se estrujaba la nariz - me leí todo de camino acá, aparte de haberlo aplicado un par de veces en el pasado.. Como bien sabes.

 

La marcha del trío no se hizo esperar desde entonces. Durante el trayecto se tomó el tiempo para detallar a Cye de reojo; hacìa unos tres años que había perdido la comunicación constante con los miembros de la Orden que no simpatizaran con las batallas o el área de defensa. Apartó las celebraciones, los festivales mágicos, las aventuras y reuniones que organizaban sus compañeros para enfocar toda su atención en rastrear, cazar y matar. Tuvo que pasar demasiado tiempo para que se percatara del grave error que había cometido al ensimismarse en una sola cosa, y la bruja era un ejemplo de su pérdida.

 

Aun así, Jank no perdió la esperanza de volver a estrechar lazos amistosos con sus colegas, menos durante aquellos tiempos tan sombríos que atravesaban. Según había escuchado de una boca cuyo rostro no recordaría, Cye era parte de la orden de avalon, por lo que el lugar en donde se estaba desenvolviendo la clase le venía como anillo al dedo para su energía interior. Porque a pesar de que no fuese el mejor de los paisajes, suponía que los sacerdotes lograban hallar la belleza hasta en la flor marchita. O eso había alcanzado a escuchar durante alguna procesión.

 

El sol se encontraba en su punto más alto cuando Hades se detuvo repentinamente frente a un árbol frondoso. Jank aprovechó para echarse a un lado del tronco y aprovechar la gloriosa sombra que éste ofrecía voluntariamente. A pesar de que era la oscuridad, la sangre y los espíritus desdichados los que fortalecían su magia interna como Oscuro, como un Evans, también sentía simpatía por la naturaleza útil. Tal vez Hades compartía el mismo sentimiento, puesto que sintió un impulso por escalar las ramas y llegar hasta la punta.

 

- Que bueno que vine preparado - dijo hacia Cye, a la par que extraía de su bolso una cantimplora que mantenía el frío apesar de los días que habían pasado desde su última recarga. Fue allí, cuando quiso ofrecerle a Lockart un trago, que se percató de la presencia de la primera amenaza en el camino. Jank se levantó de un brinco y extrajo a Libra, su fiel varita chispeante, desde el extraño escondite tras su tobillo. De su punta apareció una luz verde que alumbró el improvisado casco oscuro que oscasionaban las hojas del árbol.

 

- Supongo que esto responde a tu pregunta. ¡Ven aquí, lobito!

 

Dos lobos blancos se aproximaron hacia él tan rápido que a Jank solo le dio tiempo de parpadear. Dio un empujón a Cye para que los animales pasaran entre ambos y chocaran contra el tronco. En el trayecto, Jank logró rozarlos con la yema de los dedos. Al estrellarse giraron sus cabezas hacia él, quien prontamente agitó a Libra y apuntó al que corría más rápido, gritando: - ¡Obedire!

 

La bestia se paralizó en seco y, al instante, dio media vuelta para atacar a su hermano de manada. Pudo derribarlo fácilmente debido a su contextura y su nueva inteligencia inducida. A su vez, aplastó la cabeza de una serpiente traicionera que se deslizaba directo al tobillo de su nuevo amo, exparsiendo sus restos entre las pezuñas. Dayne dejó que éste se hiciera con el banquete, pero antes hizo que liberara a su contraparte aunque con una clara advertencia marcada de quién era el alfa.

 

- Creo que lo estoy haciendo mejor - y era cierto. En comparación a la clase pasada, Jank se había vuelto un repentino maestro de ese encantamiento en particular, ya que la criatura se acercó hasta él y se posicionó a su diestra, incluso dejándose acariciar por el humano - ¡Intenta algo similar, Cye!

Editado por Jank Dayne

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Ahora mismo sentía envidia de aquellos dos magos, en especial de su compañero Jank, estaba segurísima de que tenia conocimientos bueno más conocimientos de aquel libro que ella que era una completa ignorante en el tema y al parecer Hades no tenía la paciencia de explicárselo con manzanitas o estaba concentrado en otro asunto allá arriba en la copa del árbol. Así que palpo la superficie del tronco con sus manos, en silencio le agradeció por la sombra prodigada, pego su espalda al árbol usándolo como apoyo al tiempo que sacaba de su bolso el libro de cubierta rojo sangre. Casi tenía miedo de abrirlo y que le brotaran chorros del vital liquido, pero negó con la cabeza y sonrió “eso es paranoia” pensó.

 

--¿De qué hablas?-- dijo la Lockhart ante las palabras del Dayne que anunciaban cierto preparativo, vio que sus manos se movieron dentro de la mochila que llevaba sin sospechar que lo que buscaba dentro era una cantimplora con algún liquido. Hasta ese momento no había notado que tenia sed, ella había sido menos conciencia, sin embargo no estaba desprovista del todo, como sacerdotisa acostumbrada a largas travesías y poquísimas cosas encima solo había pensado en llevar un par de frutas, si necesitaba liquido lo hubiera extraído de una jugosa manzana que además contenía azucares saludables y aptos en determinadas situaciones. Casi podía jurar que su compañero le iba a ofrecer un trago hasta que en vez de eso recibió un empujón, bueno no de inmediato, primero uso la varita para deshacerse de cierto animal rastrero y luego con el empujón la libro del ataque de un par de lobos.

 

--¡Demonios!-- se quejo, pero no de Jank, sino de los animales, vio todo lo que sucedió a continuación y se quedo petrificada y cuando él le dijo que intentara algo igual ella apenas negó con la cabeza. Sus ojos que parecían la única parte viva y móvil de todo su cuerpo buscaron el libro que había rodado un poco más allá y se había abierto, al fin pudo caminar y fue por él cuando lo alzo estaba justo en la pagina donde un titulo salto a sus ojos “Marca de Sangre” sus orbes discurrieron ávidamente por las letras subsiguientes abriéndose cada vez más

 

--¡Demonios!-- termino de leer el párrafo concerniente a la marca y busco con un dejo de resentimiento a Hades --Me marcaste como a una...-- entonces recordó el apretón de mano de Dayne --Tú, tu también-- un par de preguntas surgían en su mente, ¿debía haber la intención de marcar o el simple rose funcionaba? porque si era lo último ellos también estaban marcados, en especial Jank que había estrechado sus manos, luego ¿Cuánto tiempo duraba la marca, porque desde que Hades y su compañero la tocaran habían trascurrido como media hora por decir lo mínimo, tenía que ponerlo en palabras o Hades había adivinado el curso del pensamiento de la chica e iba hacer la aclaración sin una pregunta en voz alta.

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El vampiro se encontraba cerca de los aprendices observando lo que estaba sucediendo y lo que podría suceder, sin embargo, prefirió que fueran ellos solos quienes descubrieran el peligro en el que estaban, él se encargaría después de recoger los cuerpos si es que llegaban a morir. Al escuchar la pregunta de Cye no pudo más que dibujar una mueca. Recordó a Bodrik y todo lo que había tenido que pasar la chica en aquel libro con un secretismo tan oscuro, al menos aun no se habían metido en tantos problemas.

 

-Simplemente porque podía –dijo divertido- aunque también porque de una forma u otra, ya sea por las buenas o por las malas tendrían que aprender, solo que por el bien de ustedes es preferible que sea por las buenas, un sacrificio de sangre no sería agradable ¿no et parece? –respondió tranquilamente recordando toda la sangre que había derramado ante los sacrificios que había hecho- o simplemente coloque en ti una marca de sangre y en cualquier momento podría obligarte a realizar alguna cosa -se encogió de hombros- y sobre aprender –la miro a los ojos- creo que ya lo están haciendo, si no se han dado cuenta, todo comenzó en el preciso momento en que llegaron aquí y los toque.

 

Luego de aquello volvió a reinar el silencio hasta que el Dyane hablo. El Ragnarok asintió, efectivamente Jank era uno de los primeros en ver el libro y el que jamás lograba terminarlo, siempre o terminaba en shock o desaparecía misteriosamente quizás huyendo de aquellos oscuros secretos, sin embargo, el cainita deseaba saber si esta vez seria diferente y podría al fin finalizar con aquello.

 

Ladeo al cabeza mientras se quitaba de encima aquellos peligros para observar a jank arreglárselas con aquellos lobos, aunque claro estaba las serpientes se podría decir que estaban ya encima de ellos. Rio al escuchar la acusación de la Lockhart.

 

-Así que al fin y a la final te diste cuenta y como te dije, desde que llegaron están aprendiendo –asintió- efectivamente te coloque una marca de sangre y para colocarla simplemente debes pensar en ella o tocar a tu objetivo –dibujo una mueca- digamos que tienes que tocar a la persona y dejar como tal la marca, tener la intención de dejarla es suficiente –rio divertido- supongo que te preguntaras ¿Cuánto tiempo dura? –entrecerró los ojos- eso creo que dejare que seas tú misma quien lo descubra pero se puede decir que allí queda hasta que sea simplemente utilizada –rio ante la cara de la chica- solo dura unos minutos, así que quizás ya no tenga efecto en ti… o quizás si

 

************

 

Había pasado ya aquella primera prueba y ambos alumnos lo habían hecho relativamente bien. El cainita había comenzado nuevamente a caminar para llegar al riachuelo que se encontraba cerca de aquel antiguo templo, en el cual deberían entrar para seguir el camino y así de una vez por todas llegar al final.

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- Sí, yo también - respondió sin tapujos, cargando sus palabras de cierta jocosidad involuntaria, tal y como sucedía ante las reacciones tardías de las personas - pero solo por si acaso; la marca no solo es últil para herir después de todo.

 

Jank no quiso separarse del lobo hasta que fue realmente necesario. Rascó atrás de sus orejas y, aplicando un leve emujón en su espalda, lo liberó de la magia que lo obligaba a permanecer calmado cerca del humano. A partir de entonces volvería a pertencer a su propia naturaleza guerrera y sin escúpulos que tantos años de vida le aseguraría. Su padre jamás se había tomado la molestia de comprarle un perro, y Pandora, cuando la conoció, supo que sus regalos no pertenecerían al mundo de la materia. Así que trataría de atesorar esos escasos minutos en su memoria en compañía de algo semejante a un perro el tiempo que hiciera falta.

 

Cuando Hades reaunudó la marcha, el mago guardó su varita mágica tras los pliegues de su roído pantalón. Si bien no era el escondite predilecto de tan poderosa arma, no se fiaba de su profesor; la posición de Libra llegaba a ser uno de los puntos más fuertes de los que se sostenía para el buen inicio de alguna situación que requiriera el uso de éste, lo cual alimentaba su paranoia conforme se iba descubriendo el sitio de guardado. Aunque sabía que no le garantizaría la victoria si de una trampa oscura se tratase..

 

La vista del templo alumbrado por los últimos rayos solares deleitaron las pocas espectativas restantes de Jank. La primera prueba había sido ridículamente fácil, por lo que esperaba encontrarse con retos realmente dignos de usar tales encantos prohibidos para gran parte de la comunidad de hechiceros al rededor del mundo. Cuando sus pies rozaron la orilla del riachuelo, aprovechó para llenar su cantinplora y purificar el agua una vez almacenada. Las bacterias extraídas las expulsó en el aire, siendo llevabas por la brisa devueltas hacia la tierra. Jank observó curioso a la edificación.

 

- ¿Debemos cruzar por el río o hay algún camino que mis ojos no captan aún?

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