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Prueba Libro del Caos #9


Bakari
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Bakari hizo de una roja irregular un Traslador. El hechizo era simple, demasiado para lo que él acostumbraba, así que el Portus afectó a otras pequeñas rocas sin que fuera su intención, pero tuvo el disimulo de no decir nada al respecto. Sus estudiantes aún estaban demasiado entretenidos con la Rueda de la Fortuna como para prestarle verdadera atención a lo que él hacía en cuclillas en el suelo. Cuando se puso en pie, dejó la roca levitando ante los ojos de Thomas y Heliké y sin más explicaciones, desapareció dejando atrás el sitio que habían utilizado para su aprendizaje.

Como el resto de los Uzza, el guerrero prefería usar un domo como centro para su prueba, sólo que a diferencia del resto el suyo parecía más un rodeo, una cerca hecha por un alambre de púas bastante alto. Dudaba que sus estudiantes huyeran, realmente, pero era parte de su personalidad hacer algo rudo acorde al Caos que estaban apunto de invocar. Por lo tanto, no había en realidad nada excesivamente llamativo; era un terraplén, un lugar baldío y plano en comparación al resto del desierto del Ateneo, pero no muy lejos de lo que ya habían frecuentado.

Lo único que había en la plana arena eran restos de lo que podrían haber sido estatuas elegantes y mármol en algún momento, cuando no habían sido destruidas por una tempestad. En total, el domo tenía unos veinte metros de radio y daba libertad para el movimiento, tanto de ellos como lo que invocaran. En el mundo mágico las invocaciones podrían ir desde animales hasta fantasmas e incluso objetos inanimados con la facultad de moverse, de modo que un espacio idóneo era necesario o al final más que un rodeo tendría un corral.

—El duelo comenzará y con ellos, la prueba del libro del Caos.

Sus palabras llegaron a los oídos de Heliké y Thomas cuando arribaron, uno a cada extremo del círculo que había hecho para ellos.

—Por lo tanto —prosiguió—, prepárense para jugar con las probabilidades. No es cuestión de maestría, es cuestión de suerte. Y poder. Así que no bajen la guardia en ningún momento, no saben cuándo la suerte podría ponerse en su contra.

Heliké Vs. Thomas

  • Reglas
  • El duelo tendrá una duración de una semana, cerrando el día 29/05/2017.
  • Pasadas 24 horas sin respuesta del contrincante, los ataques se considerarán impactados.
  • Pasadas 48 horas sin respuesta del contrincante, se considerará abandono (reprobará) y el instructor, Bakari, tomará su lugar.
  • Los hechizos permitidos son los de la lista de neutrales, bando hasta el rango Tempestad (MT) y Legionario (OdF) y los libros de hechizos hasta el libro del Caos.
  • Nos guiaremos por las reglas de Duelos y Asaltos.
  • Por ésta prueba, se podrán lanzar dos de los dados a elección del duelista, recordando que los Magos y Brujas con Nivel Mágico superior a 20 e inferior a 30 sólo podrán utilizarlos una vez por asalto/redada/duelo, mientras que los Niveles Mágicos a partir del 30 podrán utilizarlos 2 veces por asalto/redada/duelo.
  • Las dudas sobre la prueba podrán ser realizadas en el topic de dudas y consultas del libro del Caos.

Suerte, saludos.

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-Es bastante curioso este Libro... ¿No lo crees Helike?- preguntó el legilimago a su compañera, quien ya había dado por finalizado el "experimento" de la Rueda de la Fortuna que, para él mismo, no fue nada más que irrelevancia en su más pura manifestación empírica. Pero justo cuando el muchacho iba a lanzar otra interrogante hacia el guerrero del Caos; una roca irregular se plasmó ante sus esmeraldas expresivas, levitando como un objeto más influenciado de forma precisa por el encantamiento Wingardium Leviosa. Sin mayores dudas, Thomas cogió con su diestra aquella cosa inerte; trasladándose gracias al hechizo Portus hacia una arena de duelo muy peculiar y algo escalofriante. Aún conservaba las mismas ropas que en un comienzo (una sudadera azul rey, bermudas de jeans algo desteñidas por el tiempo, y un par de deportivas níveas un poco descuidadas) cuando se encontró con la Rambaldi a orillas del lago que colindaba con la tienda del tiferim; recordaba ese episodio con simpatía, pues había tratado de educar a su "ahora contendiente" sobre las consecuencias del consumo de tabaco; obviando que ella era "inmortal". -¿Estás bien, linda?- le consultó a la vampiresa mientras se ponía de pie luego de la abrupta caída ocasionada por el viaje en el traslador. -Creo que es hora de demostrar lo aprendido ¿No?- agregó sonriendo el paladín; manteniendo una distancia de 8 metros de frente a la figura de la funcionaria ministerial, la cual parecía estar en perfectas condiciones con todos sus sentidos en orden y sanos (especialmente su visión). Restos de estatuas, mármol y mucha arena era lo que se apreciaba cercado por la reja de alambre de púas; lo que hacía dudar al Gryffindor sobre si estaba en un campo baldío del desierto del Ateneo o en una de las infinitas cárceles desoladas de Azkabán para sus reos peligrosos.


-¡Comprendido!- respondió con voz aguerrida el fenixiano, al mismo tiempo que adquiría la postura característica de enfrentamiento que había aprendido desde infante en las clases de Hogwarts. Lo primero que hizo el apuesto chico fue reunir las fuerzas oscuras para invocar la "Rueda del Caos", direccionando toda su energía hasta las palmas de sus manos a la hora de concretar su objetivo general. Al no sentir ni mayores fortalezas o debilidades en su cuerpo posterior a su estrategia de duelo; el vidente optó por iniciar la batalla con un hechizo muy conocido por los que han pasado ante el arte del Equilibrio. -Cinaede- vociferó; emergiendo un veneno gaseoso extraído de los Pétalos de Pensamientos, el cual penetró en las vías respiratorias de Helike, cortándolas "en el acto".

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off: lo siento, no me acordé de poner el maldito cógido de los dados -.- por eso la edición del anterior posteo, os pido perdón a ambos.


- si tú lo dices, ésto está sacándome de mis casillas -protesté yo. Vi por el rabillo del Uzza como aprovechó el momento para invocar un traslador. Yo lo recogí y sentí el tirón y por supuesto, caí de bruces al suelo...


- ¡Odio éstos trastos! -solté enfadada- definitivamente debían de permitirnos el uso del hechizo de aparición es mucho más fácil y...


- sí, bien... supongo -no podía evitarlo, estaba más que cabreada con el libro, con el tutor y con la situación con la que nos encontrábamos pero al menos, el chico era bastante galante en preguntarme como estaba...


- ¿tú? Veo que te has aparecido sin problema -dije con una sonrisa...


- Supongo, no es la mayor alegría de mi vida, la verdad -comenté, sin poder evitar mostrar una cara de asco.


Me había cambiado de ropajes para estar más cómoda. Un chandal negro, zapatillas de deporte y camiseta. Até el pelo en una cola de caballo alta para que no me molestase.


Suspiré, agotada. Lo que más me apetecía en éstos momentos era estar en una bañera llena de espuma, relajada con un gramófono de fondo con música clásica y por supuesto además de champán con un buen cigarrillo. Si no saliese demasiado herida con esas dichosas pruebas bien podía hacerlo cuando terminase.


Había visto como el joven había invocado sus propias fuerzas. Había salido una especie de hechicera...


- Ni lo intentes maldita bruja... No soy una lesbiana como mi hermana. Ella sí te besaría sin problemas - quizá era un poco bruta, pero seguro que mi compatiotra se reiría a gusto ante semejante contestación. Pero eso indicaría por fuerza mayor que me estaba resistiendo y bastante a sus encantos por supuesto, la imagen de mi pareja, Matt, me estaba ayudando bastante.


No me había dado tiempo y el maldito gas que había hecho brotar el español había y estaba llegando ya, a mis fosas nasales. A pesar de usar mi propia magia invocando el resto de poderes del libro del caos, no me había servido de ayuda.


- anapneo - me costó decir el hechizo. El efecto del conjuro sería para desatascar mis vías respiratorias que ya estaban bastante afectadas por ese gas y luego apuntando mi varita hacia mi garganta, pensé rápidamente en un "episkey" para curarme las posibles heridas. Aún así, sabía que lo tendría bastante difícil. El invocar la Rueda del Tiempo no es que me beneficiase mucho. Tendría que aplicar otro conjuro sanador, para cuando tuviese oportunidad de hacerlo. Definitivamente estaba bastante perdida en el tema de duelos. Tendría que retomarlo en un día de éstos.
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<<¿A quién demonios le ha hablado?>> se preguntaba, una y otra vez, el muchacho de mirada esmeralda luego de haber oído un testamento de insultos hacia una "bruja" que parecía tener una "condición sexual" distinta a la de Helike; sensación un tanto "fuera de lo habitual" que dejó perplejo al Gryffindor, justo en el momento en que la española trataba de utilizar las fuerzas del caos para manipular el tiempo; no consiguiendo absolutamente nada "a vista y paciencia" del paladín heredero de las auras de Uther. Una sonrisa se dibujó, a continuación, en la fisonomía del animago; cayéndole en gracia el "humor negro" de la Rambaldi, quien logró pronunciar "a duras penas" el conjuro inicial para frenar la intoxicación masiva provocada por el gas de los pétalos de pensamientos. Pero, antes de que la vampiresa siguiera con su maniobra de curación (previo al Episkey que debía realizarse); Elros empuñó su varita con mayor determinación, pensando en aquel polvo conformado de huesos cristalizados de un sujeto que falleció mediante fuego mágico. Fue así que la "Arena del Hechicero" volvió a introducirse en las órbitas oculares de su rival (debido a que Bakari ya la había cegado en la clase) luego de dispersarse por el aire, privándole de aquel sentido que únicamente le dejaría con la posibilidad de conjurar efectos e invocaciones sin puntería alguna.


-Lo siento, linda- susurró el adolescente casi en un sutil suspiro, observando a la distancia que su contendiente apuntaba con su arma hacia su propia garganta, claramente para sanarse de las heridas. <<¿Por qué no usó el Anapneo de forma mental si tanto le costaba hablar?>> se cuestionó casi con efecto retardado, memorando que aquel hechizo estaba permitido de efectuar en casos de "vida o muerte" como el producido por el Cinaede. Ya sin vacilaciones, el veinteañero proveniente del futuro volvió a apuntar hacia la esbelta figura de Helike, esta vez pensando en el poderoso fuego como su perfecto aliado. Tan pronto como las palabras "Flechas de Fuego" resonaron en su consciencia; una andanada de filamentos llameantes salieron disparados, unos tras otros, desde la maderosa de pirul del fenixiano, cuyo objetivo era incendiar y quemar la piel inmortal de la mujer de belleza exuberante que tenía al otro lado del coliseo desértico donde se desarrollaba el duelo.

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Por mi parte, seguía bastante cabreada con lo que estaba pasando. La falta de práctica con el uso de hechizos en los duelos, me hacía ver que tenía que seguir practicando para renovar "poderes" que tenía en desuso. Gracias a las enseñanzas de Bakari, me centré en invocar al Señor del Caos. En ésta ocasión, me había salido una ninfa, sin usar varita, gracias a poder que había "salido de mis manos" y bueno, sonreí al verla. Había tenido mucha suerte. Curó todas las heridas que tenía gracias al cinaede que me había lanzado mi compañero, además de otros daños que pudiese tener en esos momentos.

 

Sonreí ahora, más contenta y esperando estar más centrada vi como el español actuaba de nuevo. Negué con la cabeza, así que, tampoco iba a esperar a que esos hechizos me afectasen. Suspiré cansada, ahora más que nunca me apetecía un baño súper relajante con... Bueno, sabía que debía olvidarme por completo. Al parecer el mago también estaba sorprendido en lo que había dicho. Sonreí burlonamente.

 

Pensé en el conjuro...

 

- Obsistens -el hechizo no verbal, había salido de mi propia varita de álamo, de un tono color violeta. Éste me había rodeado e impidió que sus flechas de fuego me afectasen, ya que ese hechizo, fue absorbido por el cerco luminoso que me protegía en esos momentos. Pero por desgracia, no me había dado tiempo siquiera a evitar la maldita arena del hechicero. Aproveché la ocasión de que estaba la bella ninfa que había invocado y usando sus dones curativos, me había lanzado un episkey y yo aproveché la ocasión, ya que aún estaba algo cegada por esa arena maldita y pensé en un "episkey" curándome con la varia, en dirección a los ojos.

 

off: espero haberlo hecho bien .-.

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<<¡Vaya! No la vi aparecer>> pensó en exclamación el Gryffindor cuando la figura de una ninfa se materializó junto a Helike; claramente la bruja había utilizado por última vez (según las reglas impuestas por Bakari al comienzo del duelo) las fuerzas del caos, resultando a su favor. Elros sabía que dicha bella doncella de la naturaleza poseía un sinfín de propiedades curativas, por lo que dedujo que los efectos de la Arena de Hechicero se habían esfumado como hielo frente al sol (debido a que el Cinaede ya no debería de haber dejado restos del veneno mortal en el cuerpo de la joven Rambaldi posterior a sus acciones previas). <<Se ahorró de utilizar el Cantar de Eleboro para recobrar la vista>> caviló el veinteañero sonriendo de medio lado; gesto que se acentuó en él tras visualizar que la española utilizaba el cerco de materia luminosa del arte druida para defenderse de la andanada de fuego. -Muy bien pensado. Eres astuta, linda... Veamos cómo te va con esto- vociferó Thomas hacia el otro lado del campo de batalla, no sin antes pensar en una estrategia viable que le permitiese atacar a su oponente a sabiendas de que la ninfa seguiría ayudando a la vampiresa por un tiempo más. -Morphos- susurró apuntando hasta el chándal azabache de la Vladimir, justo antes de que ésta consumiera su segunda acción en combate. Fue así que aquella prenda de vestir mutó en una temida avispa marina, la cual se aferró con sus tentáculos al muslo derecho de la inmortal; inyectando una ponzoña letal que fue acompañada de mucho ardor y dolor. -Lo siento... Te debo un pantalón- pronunció con gracia el animago.


<<¿Por qué se curó de nuevo? Debería estar sana... Bueno, ahora ya no lo está con esa picadura>> se dijo para sí mismo cuestionándose el accionar de Helike, pues parecía estar un tanto confundida en la contienda. La "medusa de caja" continuaba pegada en la extremidad inferior de la Rambaldi al momento de que el fenixiano volvió a aferrar con seguridad su varita, alzándola en dirección a la mujer para conjurar un hechizo de bando muy útil. -¡Floreus!- fue la palabra que salió desde los labios color carmesí del apuesto paladín; efecto que produciría que saliera un ramo de rosas blancas del extremo distal del arma de la vampiresa cuando ésta tratase de lanzar un contraataque.

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- Tampoco es para tanto, Thomas, tampoco para tanto- hice aspavientos con la mano y pude notar cómo mis pantalones se transformaban. Sonreí burlona...

 

- Que Matt no se entere que quieres verme en bragas -y estallé a carcajadas. Pero ya notaba cómo ese maldicho bicho estaba inyectándome su veneno, pero antes de seguir avanzando debía tranquilizarme porque claro el genio ya se me estaba subiendo como la espuma... Negué con la cabeza y suspiré para tranquilizarme.

 

Vi como alrededor nuestro había restos de otras batallas. Piedras de gran tamaño y otras pequeñas, vi una mediana que serviría para lo que quería justo al lado de una de mis zapatillas de deporte que aún conservaba.

 

- morphos -susurré el hechizo y el efecto fue instantáneo. La roca de, que parecía mármol se transformó en un bezoar y me lo llevé directamente a la boca, para atajar el veneno que ya corría mi torrente sanguíneo.

 

- ¡silencius! -grité el hechizo silenciador. Su hechizo, floreus, no salió con lo que al menos tenía una oportunidad para seguir haciendo algo más. No sabía cómo iba a acabar el duelo, pero de momento aún conservaba la ninfa que había invocado (con suerte) gracias a los poderes del Señor del Caos. Bueno, otros "poderes adicionales".

 

- ¿Cómo crees que Bakari, verá el duelo? -dije, media burlona, no podía evitarlo porque sabía que, de momento, no podía decir nada.

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