Reciclaje 2.0 modificado

[Thoth]

- Cinaede

 

Sentencie y alrededor de mi oponente comienza a producirse una extraña niebla venosa invisible, que apenas si podía suponer que se había creado con eficacia, la misma era producto de la extracción de los Pétalos de mi Pensamiento. Tal toxina comenzaba a producir efectos inmediatos, por lo que si este no se curaba pronto moriría, sin contar las cualidades ocultas que había desarrollado. Dicho poder, lo había adquirido por el libro de los guerreros Uzza.

 

-Disculpa, que no me presentará, pero no veo sentido en ello, por lo que te referirás a mí, como Can Maldito, dado que soy maldito y mi condición es de licántropo.

 

Le acote en tono de burla, dado que a pesar de la tempestad que se desataba y con cada gota de lluvia humedecía mi cuerpo desnudo de topa ropa física, ya que había creado en apariencia una prenda no física, la misma era un atuendo oscuro como la noche con decorado en bronce y azul, como un cráneo que es atravesado por una espada. Y dicha prenda no era de un material, era más una ilusión, pero que ocultaba incluso su rostro en una máscara. Mi voz maldita había llegado de la nada alcanzar por medio de mi hechizo esquiable a los hechizos de Mago Oscuro o Templario, por la letalidad de su poder, incluso a la de un ser más poderoso.

 

-Nos encontramos en el mismo infierno, bueno mi visión de este, es un lugar desolado, que cae la tempestad, pero no el rayo y relámpago, ni más nada aquí, que tú y yo. Por lo que no existe los objetos orgánicos e inorgánicos, cercano a nosotros. Debo admitir que este suelo maldito, no florece nada, pero será un perfecto lugar para dejar tu cuerpo después que de mate.

[Helike R V PB]

No había caminado mucho tiempo. Sentía cómo mi mente vagaba una y otra vez por los recuerdos. El hecho de ir a cazar esa noche, hacía que mis sentidos estuviesen al 100% pero mi mente me indicaba otras cosas. No entendía para nada, cómo hacía resurgir en mi cabeza, la visión de un infierno.

 

- El infierno no existe. Sólo los creamos nosotros -susurré más para mí que para el silencio nocturno de la noche. Había incado mis colmillos en un cervatillo joven. Su sangre hacía que me revitalizara. Evidentemente no funcionaba tan igual como la de un humano, pero ya había realizado bastantes sangrías en mi pasado, como para seguir haciéndolas en el siglo XXI. Y además, eran otros tiempos.

 

Ataviada con unos leggins, bailarinas y una camiseta había salido así del castillo Rambaldi para alimentarme. Até el pelo en una cola de caballo alta y recogí la varita del monedero de piel de moke, que llevaba al cuello. Necesitaba tener las manos libres para ir de caza. Susurré un lumus y se encendió al conjurar el encantamiento.

 

Me sorprendió. No era precisamente un lugar idílico. Estaba al borde de lo que parecía una pradera o un llano, no sabría decir. Esa misma noche, no había luna y a pesar de tener los ojos agudizados gracias a mi naturaleza, apenas pude dislumbrar mucho. La cacería había terminado al lado de ese linde infernal. ¿Había entrado en una especie de entrada al infierno? Pudiese ser. Las gotas de lluvia me mojaban completamente y maldije por no lanzar un impervius anteriormente. Tan sólo por las moscas.

 

Percibí que me faltaba el aire. Sentía que me ahogaba. Alguien había lanzado esa magia que conocía demasiado bien.

 

- ¡malnacido! -solté con genio. Aunque un aroma familiar llegó a mis fosas nasales. "Licántropo" pensé para mí y no pude evitar ponerme en alerta. No podía dislumbrar la sombra que había visto. Sólo sabía que era un hombre lobo. Debía actuar rápido.

 

Apunté la varita hacia mi garganta, seguía negando con la cabeza mientras el gas, otra vez, hacía que me estrangulase mis vías respiratorias.

 

- anapneo - el efecto fue instantáneo y el gas dejó de hacerme efecto, con lo cuál, pude "respirar" nuevamente.

 

Luego recordé el hechizo de "Arena de Hechicero" y que lancé directamente a los ojos de mi contrincante esa noche usando la varita. Tenía la suerte que era un conjuro no verbal y suponía que intentaría neutralizarlo... Estaba a una distancia de unos siete metros. Podía distinguir la sombra, pero no quien era. Eso me retorcía las entrañas de la rabia. ¿Quién sería ese malnacido que atacaba sin ver a quién tenía enfrente?

 

@ lo siento compañero! con su permiso, ya he editado. ¡Gracias! [/size]

Editado 3 de Junio del 2017 por Helike Rambaldi Vladimir

[Thoth]

Después que mi adversaria destapara sus vías respiratorias me concentre en su camiseta manga larga, algo que sin duda alguna me sería muy útil, por lo que le apunte en torno a su dirección.

 

-Vitae

 

Aquella prenda superior (la camiseta manga larga) le comenzará a salir pequeños dientes en su manga y cuello, lo que le comenzó a causarle heridas a esa mujer, sin contar, que provocará un segundo efecto el mismo consistía en afectar su a puntería. Por lo que poco a poco cada gota de sangre se comenzó a observar.

 

-Curioso no.

 

Le acote en tono de burla y fue en ese momento que perdía la vista, algo que sin duda le regresaría a ella, por lo que mi mente paso una única palabra “Arena de Hechicero” algo que provoco que ella quedara ciega, al menos jugaríamos en las mismas condiciones, no podía negar que sería muy interesante, pero sería divertido. Eso me producia un cierto placebo . Ello me producia cierto placer y morbo.

[Helike R V PB]

El licántropo parecía que ni siquiera se molestaba en decir nada. Eso me sorprendía porque, cada vez que me enfrentaba a alguien así, siempre tenía algo que decir. Negué con la cabeza y suspiré. Tendría que enfrentarme a él. Sabía que era un hombre, pero no tenía ni idea de quién, al llevar en su cara una careta que cubría todas sus facciones. No supe cómo pero noté cómo la manga se me transformaba en algo y no pude evitar decir, ¡qué asco! pero algo debía hacer, porque además, notaba como me arañaba, como si fuese una araña, o algo parecido.

 

Me la arranqué de inmediato y la pisé con todas mi fuerzas. Lo bueno que tenía era que no llevaba sangre y las heridas que me había hecho, no eran de gravedad. Con tal de cambiar la varita de mano, era más que suficiente para seguir "batallando" en ese lugar infernal. El aroma a azufre nos invadía a ambos y algo me decía que, ciertamente ese bosque escondía un portal a los infiernos... "malditos infiernos" dije para mí, y eso que no había acabado con él, pero ya me sentía cansada.

 

Pero antes, de nada, sentí como me escocían los ojos y reconocí enseguida los efectos del hechizo que me había lanzado mi contrincante. Puse una mueca de desagrado y negué con la cabeza, pero algo debía de hacer así que, susurré el hechizo que me protegería el sentido de la vista y susurrando:

 

- Cantar de Eleboro -el efecto del conjuro lo que hacía era restablecer mi visión y curarme de la semi-ceguera que me provocaba la Arena de Hechicero que me provocaban en la vista, haciendo que perdiese puntería y al menos con eso, conseguiría restablecer todos los sentidos que tenía más afectados. Noté cómo la vibración musical que conocía salía de mi varita y cuando terminó ya, al menos podía ver bien.

 

- flechas de fuego -con el pensamiento había invocado unos filamentos de fuego que, si mi rival no conseguía evitarlo, ardería sus prendas sin remisión y le causaría heridas más graves de las que tenía yo en esos momentos. Sería mucho más grave que el sectusempra y al menos eso, me daba más habilidad para usar los hechizos de los libros y algo de lo que me sentía bastante agusto de poder usar.

 

- ¿Sabes que es de mala educación atacar sin al menos, saber el nombre de tu "enemigo"? -le dije al mago, con una mueca burlona, pero que en mi interior sentía la rabia que me había producido al atacarme sin más ni más.

 

@

[Thoth]

Mi creatura tenebrosa sufrió al momento que ella se arrancó una manga de las dos, curiosamente varita, dándome eso a favor, ya que ahora podía impedir que apuntara, pues la sostenía en el brazo cubierto por la manga que existía aun de la prenda, esta manga no poseía dientes. En verdad me cuestionaba el diseño que le había dado, pero sirvió a su fin y gracias a que no se la arranco toda, su cuello seguía siendo lastimado por dientes.

 

-Interesante movimiento.

 

Y en ese instante mi oponente se sano los efectos de mi arena del hechicero, se me ocurrió apuntarle, aunque me encontraba aún no podía observar.

 

-Morphos.

 

Y la prenda inferior (leggins, bailarinas) se transformó una avispa marina y le inyecto su letal toxina, por suerte me había salvado de que se produjera un perfecto cambio de daños, dado que mi creatura jugo a mi favor, hizo que ella no apuntara bien, pues hacia que moviera la mano, por lo que las flechas de fuego salieran desviadas. Solo observa el estado envenado de mi oponente y mencione, mientras que mi otra mano aparecía una daga para el ritual de sacrificio.

 

-Immolo oppugnare

 

Al momento que lo mencione la active la daga y me causaba herida profunda en la pierna izquierda, lo cual ocasiono que mi oponente presentara la misma herida, curiosamente por mi mente pasaba una única palabra.

 

“Curación”

 

Lo que me permitió curarme de esa herida, sabía que mi oponente no le bastaría para sanar completo ese poder, dado que contaba con las heridas consecutivas necesitaría al menos otro hechizo sanador, lastimosamente no eran algo serio, pero si continuo.