Prueba del Libro de la Sangre 14

[Zack Ivashkov]

En el interior de un pueblo casi cuya reducida población se refugiaba en lo poco que quedaba de las antiquísimas estructuras, se concentró el cuarteto de magos. Uno de ellos, en calidad de tutor, se vio en la necesidad de enfrentarse a su pupila con la intención de ayudarla -o complicarla- a atravesar la prueba final del curso.

 

El escenario también estaba ocupado por los otros dos duelistas, Dave y Amelie. Ellos, como oponentes, comenzaron a evaluar su entorno. Si bien todo era un caos al rededor, habían rocas de diferentes tamaños y formas. Los escombros no paraban de caer, parecían nunca agotarse los edificios. Así como también algunas estatuas y alargadas y gruesas antorchas de madera se distribuían por todo el cuadrilátero. Si bien, un par no podía intervenir en el duelo que los otros dos llevaran, todos estarían juntos en el mismo lugar.

 

Para esos últimos instantes de la clase, los Uzza habían preparado una serie de obstáculos que tendrían que sortear mientras su compañero intentaba asesinarlos. O como mínimo, desarmarlos. Solo de aquellas dos formas terminaba el encuentro. A no ser que gracias a las trabas todos murieran. En ese caso sería una pena por los pupilos.

 

**********

Reglas de la Prueba.

• Podrán usar hasta los hechizos de Graduados. Más los del Libro Nivel 1, Nivel 5 y Nivel 7. (LINK)
• En sus primeros post, la Daga de Sacrificio se activa y les produce una herida en el pecho a ambos duelistas. Deberán curarse antes de empezar el duelo.
• En el segundo post de cada duelista, aparece una criatura de clasificación X (la que prefieran) para atacar a cada duelista. Es decir, aparecen 2 criaturas, una para cada uno.
• En el cuarto post, el Juramento de Sangre les prohibe lanzar rayos por ése turno.
• Si el rival no responde en 24hs, se derrumba un edificio cercano y deberán evadir los escombros en un nuevo post.
• La prueba finaliza el día 03 de Mayo

[Darla G Dumbledore]

Al llegar a aquella especie de plaza en medio de los escombros de los derruídos edificios se había encogido de hombros, acomodando la daga una vez más en su cintura y con Edelweiss, su varita, en la diestra.

El lugar era un asco, al menos ninguno de los escombros superaba los veinte centímetros de lado, el único problema era que los edificios a su alrededor seguían lanzando al vacío sus restos, ¿lo bueno? El tamaño y la distancia a la que éstos estaban de las parejas contrincantes. ¿Lo malo? No dejaban de caer cada tanto, levantando pequeñas polvaredas al destruirse contra el suelo de piedra.

Las estatuas destruídas eran otra cosa, estaban cada una caída junto a su pedestal de piedra de un metro de alto y de lado, eran de tamaño natural, parecían representar a guerreros que tenían un metro noventa de alto, no más que eso. Las antorchas flotaban alrededor del "cuadrilátero" de cincuenta metros por cincuenta, suficiente para que los cuatros pudieran enfrentarse en aquel extraño duelo que era la prueba. Sentía que no se parecería en nada al enfrentamiento que había tenido en el libro anterior.

--Acepto –dijo deteniéndose de pronto y girando sobre sus pies, a mitad del cuadrilátero, a quince metros de las estatuas y sus pedestales y a ocho de Zack –¿será aquí mismo entonces?--preguntó poniéndose en guardia y esperando que cuando llegara a casa Seba no tuviera que curarle demasiadas heridas, eso no le iba a hacer nada de gracia a su prometido.

Parecía que sí, y todo daba la sensación de estar listo para el duelo, pensó que no había logrado tener contacto ni con Zack ni con Hades en sus duelos, ahora tenía la chance y ni la mano le había dado al ángel caído, por lo cual hizo una leve reverencia en señal de saludo y se preparó para el combate. Sin embargo de pronto sintió un dolor en su pecho que la obligó a dar un paso atrás casi arrastrando sus zapatillas sobre el suelo, sorprendida. Sobre su pecho una mancha oscura se agrandaba sobre la remera mangas cortas gris topo que lucía, levantó la vista y observó que Zack tenía el mismo superficial corte. Sin embargo él no parecía tener su daga en las manos. Miró la cintura de su pantalón estilo cargo, color negro, allí estaba la suya.

Una duda de pronto la carcomió ¿sería aquello una forma de estar cortados y poder disponer de lo que le ocurriera al otro? ¿Podría alguno de los dos hacer un juramento de sangre tras ese corte? Sobre todo considerando que no lo había realizado el otro. Mucho menos se imaginaba acortando la distancia lo suficiente para aplicar una marca de sangre en el mago frente a ella, teniendo en cuenta que no habían tenido contacto previo.

Demasiada pérdida de tiempo, pensó para inmediatamente pensar en una curación[/i] cuyo efecto inmediato sanó su herida del pecho tal cual un episkey ¿cuál era la ventaja de utilizarlo? Que no le consumía acción, ¿cuál era la desventaja? Que no podría volver a hacerlo, maldijo mientras por su mente pasaba un seccionatus[/i], la brillante docena de mediaslunas de acero surgieron de su varita con la intención de clavarse en la mayor cantidad posible en el pecho de Zack, quizás dos o tres en el pecho y otras tantas en sus brazos. Todo dependía de la suerte ya que no las podía mejor dirigir y mucho menos esperar que todas impactaran, aparte de que no sabía si Zack no las desvanecería antes de que llegaran.

[Zack Ivashkov]

La osadía de Darla la llevó a ser ella quien se enfrentara con el tutor. Este último, gustoso, aceptó el ofrecimiento con una leve reverencia, iniciando así el enfrentamiento. Antes de blandir su varita, echó un vistazo a los otros dos pupilos. Ellos deberían enfrentarse el uno al otro y no parecían estar muy entusiasmados en comenzar. Tarde o temprano el incentivo del corte en sus cuerpos los impulsaría a dar batalla.

 

-No olviden lucirse. A los Uzza les gusta que sus alumnos los sorprendan. Y a mi también- Dijo en voz alta con una sonrisa maliciosa justo cuando una herida se abrió en su pecho. Empuñó la diestra drenando el dolor con ese gesto, evitando así soltar un quejido o una expresión de sufrimiento. Con el tiempo en las batallas se suponía que la gente perdería sensibilidad, pero no. Era todo lo opuesto. Cada vez eran más vivas las experiencias. Con un pensamiento, el hechizo episkey cerró dicha brecha sangrante tan pronto como se creó.

 

-Evanesco- Pensó en cuanto Darla le apuntó con su arma mágica. La lluvia de medias lunas se desvaneció en el aire poco antes de que alcanzaran su cuerpo. Había sido un ataque sencillo, por lo que evitarlo no resultó tan complicado, mucho menos para alguien tan experimentado como él. Se encogió de hombros a sabiendas de que no tendría chance de realizar un movimiento más y esperó a la respuesta de su contrincantre.

 

Darla tendría que aprovechar los poderes del libro. Teniendo a Zack como victima de prueba, podría demostrar que conocía todos los hechizos y que sabía utilizarlos de la manera correcta. El castaño levantó una ceja esperando que su siguiente movimiento fuera alguno de los recientemente estudiados.

[Darla G Dumbledore]

Los ojos de la Potter Black estudiaron a Zack, había mostrado un par de gestos que le habían parecido interesantes. Pocas veces tenía oportunidad de enfrentarse a un experto como él. Sí, culpa de ella y su vagancia, por eso lo estudiaba de pies a cabeza, desde sus zapatos , pasando por su túnica y observando con curiosidad su mirada castaña sobre la cual una ceja se había elevado. No le hacía gracia no saber si bajo la túnica llevaba pantalones y camisa o si llegara a morphearla terminaría con un mago con medias tres cuarto y calzoncillos largos más una camiseta de tiras.

La imagen se le hacía terriblemente irrisoria, pero mejor se concentraba en lo que estaba haciendo, pensando la estrategia, después de todo, como lo esperaba, Zack había desaparecido las medialunas por lo cual pensó en una maldición sobre él. Su próxima invocación o hechizo saldría terriblemente mal al no poder pronunciarla correctamente, tal el efecto que tenía sobre sus palabras, evitando que resultara en algún efecto real sobre nadie al ser una versión ridícula del original. Lo que la llevaba a un pequeño incordio, si Zack llegaba a utilizar un no verbal, iba frita, pero debía intentarlo, seguramente él también se lo vería venir, pero bueno, era cuestión de esperar que él no supiera leer la mente de ella y no teniendo forma de saber que había sido maldecido no pudiera hacer nada.

Antes de que pudiera volver a atacar a Zack, un hipogrifo comenzó a descender en un vuelo veloz hacia Darla. Apareció a unos metros de la pelirroja, la vampiresa se sorprendió del repentino ataque y a sabiendas de que tendría que evitar ataque intentando alguna defensa intentó pensar rápidamente.

Podía atinar a extender su mano libre apoyándola en el pecho de la bestia mientras murmuraba “Obedire”, haciendo aparecer una marca de sangre, que se grabaría en el animal y el efecto sería instantáneo, permitiéndole a Darla controlarlo por unos instantes.

Pero claro que había algo mejor, “nunca salgas sin ellos” le habían dicho y por eso ella llevaba los amuletos y anillos que le otorgaban los tres libros que había adquirido hasta ahora, por ello recurrió a pensar en un Orbis Bestiarum, lo que provoco que se formara un anillo dorado que envolvió al hipogrifo permitiéndole controlarlo por el doble de tiempo, en este caso, que si hubiera utilizado el obedire.

Sin dudarlo, y teniendo en cuenta que no había podido hacer otra cosa, le dio la orden a la bestia para que atacara al pobre Zack. Ok, no, no era tan pobre, estaba segura que el Ángel Caído le rompería los esquemas… eso claro si es que el animal no desparecía de la misma forma que había surgido con sus "bonitas" garras de la nada.