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Idiomas & Adivinación


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IDIOMAS &

ADIVINACIÓN

Junio del 2017

 

 

 

Demasiado rápido había llegado el sexto mes del año para mi gusto, sentía como si en un simple abrir y cerrar de ojos se me hubiera ido el 2017 frente a mi; la llegada de mi hijo Eirian era uno de los motivos por los que sentía que la vida pasaba corriendo, pero también el hecho de estar siempre en las aulas de clases ya sea como profesor o como estudiante y, bueno, en esta ocasión me tocaría enseñar un poco de la vieja arte de la adivinación aunque el aula la cambiaríamos un poco.

 

Junto con mi compañera @@Aleera Lux Evanik Malfoy pudimos coordinar nuestra asistencia, junto con ambas alumnas @@Joa Macnair Crowley y @@Mery Gaunt Karkarov, a la Convención Internacional de las Artes Adivinatorias de este año, que se celebraban en Estocolmo, Suecia, un país bastante cercano a nosotros y con una cultura espléndida.

 

- Por favor, no se vayan a perder, - decía cuando entrábamos en el hermoso edificio que se había aclimatado al evento, como si fuese un estadio de Quidditch pero, bueno, un tanto diferente - no saben lo confuso que es estar en medio de tantos magos y brujas que quieren ayudar utilizando "su ojo interno" y no queremos eso, ¿cierto?

 

Llegamos a un palco especial en aquel edificio para tomar asiento y acomodar nuestras cosas, un sitio cercano a una conferencia de la importancia de este tipo de artes mágicas en la sociedad moderna con exponentes de todos los países... es ahí donde entrarían Aleera y Joa, aunque no me metería en esos asuntos, me tenía que concentrar en los ponentes.

 

- Muy bien Mery, antes de empezar, quisiera que me contaras un poco de ti y el por qué has escogido este conocimiento para cursar: qué sabes del mismo, qué te llama la atención, qué es lo que esperas o deseas obtener de este curso, ¡todo es válido!

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Feliz de estar al frente de su primera clase en la Universidad, avanzaba entre la multitud siguiendo a su compañera. Este mes las clases se dictaban relacionadas con otro departamento lo que los hacía movilizarse a Estocolmo. Era una ciudad muy linda y, en estos momentos, cuna de cumbre mágica. Si bien la adivinación no era una de sus especialidades había escuchado que en cumbres como éstas pasaban cosas... extrañas y su alma curiosa no pudo negarse a pasar por aquí

 

-Seguro sacaremos algo lindo… -pensó para sí, manteniendo la sonrisa en su rostro mientras que su compañera daba una breve indicación. Esperaba que entre ambas pudieran cuidar de dos alumnos de posgrado sin acabar en un psiquiátrico. Recordaba que la última vez que se realizó en Europa San Mungo prestó sanadores especialistas en salud mental para reforzar ante una epidemía de magos que pensaban que iban a morir a la brevedad o, peor aún, que ya estaban muertos.

 

-Joa, ¿Cómo estás? Soy Aleera y seré tu profesora y guía en los idiomas… –le dijo acercándose mas para no necesitar ser oida por un grupo de brujas francesas que hablaban demasiado alto. De inmediato se vieron resguardadas en un hermoso edificio y la profesora de Adivinación los condujo a un reservado- la idea es que la clase sea relajada y enfocada en tus objetivos. Me gustaría que me cuentes por qué elegiste esta clase y qué idiomas conoces.

 

Mientras, Aleera, dejó un pequeño bolso de mano sobre la mesa y se quitó la capa de viaje. No había planeado iniciar la clase en el exterior pero amaba los desafíos y aquel viaje sería uno de los mas interesantes. Miró a la otra alumna que estaba siendo interrogada por Yekaterina y le sonrió, a lo mejor podía consultar una vidente acerca de su futuro.

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  • 3 semanas más tarde...

Finalmente sería capaz de cursar un conocimiento nuevo, aquel que había deseado desde su graduación en la antigua Academia: Idiomas. Por distintas razones no pudo tomarlo antes y ahora que podía hacerlo casi no controlaba su entusiasmo, más aun al notar que el lugar dónde se llevaría a cabo su clase estaba tan cerca de casa. Si bien resultaba en una agradable sorpresa, no era mayor que el encontrarse en medio de un tumultuoso mar de gente.

Su emoción se veía opacada por lo difícil que era ignorar el bullicio, evitar tropezar con alguien y hacer caso al valioso consejo del profesor encargado de Adivinación sobre no perderse ―y sin duda no quería andar preguntando a magos y brujas con el supuesto don de la visión―. Por suerte, pronto encontraron refugio en un edificio ambientado adecuadamente para la ocasión, permitiéndole presentarse y responderle a su profesora sin tener que gritar para ser escuchada.

Un gusto, Aleera ―sonrió ligeramente, aliviada cuando encontraron sus asientos―. Sinceramente, no creo poder relajarme en una convención como esta, pero no será difícil concentrarme en el objetivo y disfrutar de aprender lo necesario. De hecho, a diferencia de otros conocimientos que pude haber tomado, Idiomas es, en cierta forma, uno de puro interés personal. Me parece fascinante las diferencias entre los lenguajes, una necesidad saber apreciarlas y superarlas para poder comunicarnos como sociedad.

Hizo una pausa dejando a un lado su capa de viaje, ¿necesitaría papel y pluma? No estaba segura de cómo iría la clase, ¿traducirían para Mery y su profesor? Les dio un vistazo, dudosa antes de seguir contestando lo pedido por Aleera y presentar sus inquietudes sobre el curso.

Soy finlandesa, así que mi lengua materna es el finés ―prosiguió―. Necesito el inglés en mi vida diaria en la sociedad británica, lo aprendí desde pequeña, también un poco de irlandés, pero es realmente muy poco. Es una lástima que no aprendiese sueco con anterioridad, sería más útil hoy, ¿no? No sé si es ese nuestra tarea hoy, ¿ser interpretes para esta convención?

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Mira que ella no era una persona de viajar demasiado por temas de estudios, al contrario, prefería viajar para olvidarse de los problemas y para relajarse más de lo relajada que estaba ya, últimamente no hacía lo más mínimo ni en el ministerio ni en ningún lado, debía de ser sincera y admitir que no movía un dedo ni para rascarse la mejilla.

 

Seguía a su profesor, Ishaya, por todos los lados en los que se metía. Atravesaba las puertas que el atravesaba, asentía si el afirmaba algo o negaba si éste también lo hacía, podría decirse que era un completa sombra de el chico, el cual también era un compañero de bando, u muy buen compañero, para ser concretos.

 

- ¿Ojo interno?, ¿qué? -susurró Mery mientras arrugaba la frente y refunfuñaba por no enterarse de nada.

 

Miró al palco donde acababan de llegar y de colocar su trasero encima de una silla, bastante cómoda. Giró su cara hacía Ishaya y se le quedó observando mientras el hablaba con emoción y le hacia una serie de preguntas que, por una parte le parecían aburridas pero, que por otra, le encontraba todo el sentido del mundo, ella misma lo hacía en sus clases de Aritmancia.

 

- Pues, ya me conoces, aunque sea poco, así que... He escogido éste conocimiento porque creo que será un paso más para completar mi habilidad adivinatoria, que creo que servirá para complementar curiosidad e interés por saber que tal me irá la vida -se encogió de hombros-. Solo creo que puedo llegar a ser buena en éste ámbito de la magia,¿no crees? -sonrió enseñando los dientes.

 

@ Zamolódchikova

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Aleera se acomodó en su asiento mientras su alumna se presentaba, le pareció una joven agradable, sería buena compañera para el viaje que habían planeado con Yekaterina. Sonrió asintiendo mientras se familiarizaba con las leguas que ella conocía.

 

-No, no vas a necesitar para anotar, ni serás traductora –Aleera tomó el pequeño bolso con el que había llegado y revisó el interior, extrajo una serie de pergaminos que extendió hacía Jo.- Como veras o imaginaras, el idioma es un código que usan las culturas para comunicarse, el mismo puede ser oral, escrito o ambos como la mayoría de los que conocemos hoy en día.

 

Aleera mostró que uno de los pergaminos contenía un mapa mágico de la ciudad, otro era una especie de definición con historia incluida, algo así como la teoría de la materia.

 

-Si nuestra clase se basara únicamente en teoría me haría vieja en este mismo instante. En uno de los pergaminos tenes un resumen de las palabras mas frecuentes. Nuestra primera tarea será así, vas a bajar a la convención y mezclarte con los magos y brujas, con ayuda del material que te di, entrevistaras a 5 de ellos, todos deben ser de nacionalidades diferentes y me contaras dónde se formaron para la adivinación, puede ser un “don de familia” –Aleera hizo con los dedos un gesto como encerrar entre comillas- o por estudio, la idea es que trates de hacerte entender y vos a ellos. No uses el inglés, claro está.

 

Aleera le sonrió, aguardó un momento para que su alumna se pusiera al corriente de los papeles en sus manos y por si surgía alguna pregunta. Al cabo de un rato añadió.

 

-Bueno, para esta prueba tenes 24hs, que te sea leve

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Punto bueno: no iba a tener que traducir la infinidad de discursos que podrían dar durante la convención; ante esto, esperaba que su alivio no fuese demasiado evidente. Por supuesto que estaba entusiasmada con la clase, pero no soportaría estar sentada por horas prestando atención a exposiciones sobre cómo elegir una buena bola de cristal o la lectura correcta de las hojas de té, ¡moriría de aburrimiento antes que terminase el primer ponente!

No quería ofender al otro par de tutor-estudiante, pero lo cierto es que no iría a una convención de aquel tipo por voluntad propia, dudaba que siquiera la mitad de los asistentes tuviese el don de la adivinación. Gran parte sólo andaría soltando palabras al azar con la intención de sonar interesantes y misteriosos, lo mejor era no prestar atención y mantener las interacciones en el mínimo posible. Sin embargo, su momentáneo alivio fue destruido enseguida al escuchar el segundo punto, el malo: bajar y entrevistar a cinco participantes de aquel loco evento.

Sabía que el tiempo pasaba de forma habitual, Aleera hablaba a una velocidad normal y le ofrecía los pergaminos amablemente, pero para la Macnair se sentía como si ya hubiese empezado a hablar otro idioma ―uno que sonaba rápido e indescifrable―, le arrojase las guías y, cual animación muggle, le tomase de los hombros, le diese media vuelta y una patadita en el trasero para lanzarla a aquella jauría de autoproclamados adivinos. Era muy difícil conseguir que su rostro mostrase confusión, pero ahí estaba, por lo menos durante el segundo que le tomó recuperar la compostura.

Sí, lo haré ―aseguró aunque no se le hubiese preguntado―. Cualquier cosa excepto envejecer, ¿no? Mi cabello se volverá blanco si me quedo a escuchar la conferencia ―su voz sonaba distraída mientras estudiaba rápidamente los pergaminos. No mentía, prefería ir a hablar con algunos magos que quedarse allí, sólo esperaba encontrarse con los menos dementes del lugar―. Volveré.

Por curiosidad, dio un vistazo al otro par antes de dejar sus cosas en su asiento, y se alejó llevando sólo su varita, los pergaminos y una pluma consigo. No era tan difícil. Iba memorizando y practicando la pronunciación en varios idiomas de las palabras que creía necesitar: ‘hola’, ‘ayuda’, ‘cómo’, ‘aprender’, ‘adivinación’, ‘gracias’, ‘adiós’. Podía hacerlo, no debía entablar una extensa y complicada conversación, con aquello bastaría, sólo le preocupaba que su pedido de ayuda fuese sacado de contexto y terminase tal cómo había advertido el profesor de adivinación. Quizás él si tenía el don.

Ty v poryadke? ―Le preguntó un hombre alto, rubio y de ojos azul hielo cuando ella, distraída con sus papeles, tropezó con él.

¿Qu…? ―Se interrumpió. No usaría el inglés para nada, tal como se le había dicho. En lugar de eso, hizo un gesto con sus manos indicándole que esperara al tiempo que buscaba en el pergamino algo parecido a cómo había sonado eso. ¿Ruso? ‘¿Estás bien?’ Sería mejor sacarle provecho a aquel accidente― ¿Da? ―Asintió dudosa― Ya. Vopros. Veshch'. ―Se sentía como idi*** hablando así ‘Yo. Preguntar. Algo’, pero era lo mejor que podía hacer de momento. Al menos a él le causaba gracia.

Así, con una torpe pronunciación de ‘Kak. Uchit'. Gadaniye.’, el mago se las arregló para entender y responderle, más con gestos y señas que con palabras, que era su primera vez en un evento como aquel y que apenas comenzaba a mostrar interés en aprender sobre el tema. Bueno, palabras más, palabras menos.

Tenía el mapa de la ciudad que le había facilitado Aleera, no habría problema con arriesgarse a salir y alejarse del edificio, pero antes de hacerlo prefirió visitar los baños. No importaba la nacionalidad, los asistentes eventualmente tendrían que visitar dos lugares básicos, uno era ese, otro alguna cafetería o bar, así que comenzaría por allí en un intento de terminar su misión rápidamente. Y tuvo suerte.

Una bruja española y otra francesa, por lo que dijeron, ambas recién graduadas de Beauxbatons ― ¡una palabra reconocible sin ninguna guía!―, accedieron a responder su pregunta en una mezcla de ambos idiomas ‘Nous sommes partisans de Cassandra Vablatsky’ ‘Queremos ser grandes videntes como ella’ ‘Bien sûr, nous avons un don natural’ ‘Estar rodeada de más personas con nuestro don ayuda a abrir más nuestro ojo interno’ ‘Oui. Le sort des personnes ouvre devant moi ce livre’ ‘El suyo, por ejemplo…’. Eso era suficiente, no necesitaba escuchar más y esperaba que Aleera tampoco, les interrumpió con un ‘Merci. Adiós’, mezclando los idiomas como ellas lo habían hecho. Lo único bueno de aquella caótica conversación era que, si bien su pronunciación del francés era tan mala como su ruso, el español se le daba extrañamente bien.

Salió del edificio con la firme intención de evitar a magos o brujas jóvenes; no es que los más ancianos fuesen necesariamente adivinos reales, sólo esperaba que sus ánimos no estuviesen tan elevados y sus voces fuesen más bajas que los gritos de ese par. Al menos en el exterior, mientras más se alejaba del centro de la convención, las calles se hacían silenciosas. Era un descanso para sus atormentados oídos, pero no quería alejarse demasiado, era más probable encontrarse participantes del evento en locales cercanos que al otro lado de la ciudad.

Sería más difícil decir a simple vista si los magos europeos estaban allí para la convención internacional o sólo se trataba de residentes cumpliendo con sus rutinas; sin embargo, quienes venían de lugares más lejanos, se delataban con sus vestimentas, tal como una pequeña ancianita de rostro pálido, ojos rasgados, y pasos cortos a causa de su yukata japonesa.

Sumimasen ―le interceptó la Macnair con una leve reverencia antes de hacer su ya muy repetida pregunta.

Hasta el momento había sido el idioma más complicado de entender, pero la amable bruja era buena con los gestos y paciente al esperar que la joven identificase las palabras necesarias. Según lo que logró entender, y que le confirmó cuando lo repitió, en su caso no se trataba de un don de familia, la asiática había puesto especial énfasis en el área durante sus estudios en Mahoukotoro y al graduarse había continuado aprendiendo, decidida a compensar con esfuerzos la ausencia de don natural, logrando desarrollarlo con la práctica.

¡Estaba cansada! Sí, prefería aquello a estar sentada durante la conferencia, pero su cerebro se agotaba de tener que aprender y comprender frases tan diferentes en tan corto plazo de tiempo. Al menos la experimentada hechicera había sido amable y no ofreció decirle su fortuna. Luego de despedirse de ella pensó que no haría ningún mal adentrarse en un bar y descansar un poco antes de continuar.

Hei! ―Le saludó un fornido hombre mayor con cabello largo y rubio que recordaba el color de la arena cuando se sentó a su lado en la barra.

Era un saludo simple y nada especial, aun así el tono le resultaba suficientemente familiar para arriesgarse a preguntar.

¿Suomalainen?

No se equivocó. El hombre sonrió asintiendo y le invitó un vaso de vodka “no tan bueno como el de casa”. Finalmente, la bruja se permitió tener una conversación más fluida, agradable a pesar de tratar sobre esas artes adivinatorias de las que tanto dudaba. Perrtu, el hombre, también estaba allí para la convención, sólo había salido a pasear mientras “hablaban los charlatanes”; era un finlandés del pueblo saami en cuya familia se daba muy bien el don de la adivinación, de hecho, estaba allí en representación de ellos y daría un par de charlas. A pesar de ello, tampoco fue tan temible como el par de jóvenes brujas y no hizo mención alguna a su futuro, terminaron su copa y le acompañó de regreso al edificio, donde la pelinegra se apresuró a regresar a su asiento junto a Aleera.

¿Podemos mantenernos alejadas de los franceses durante lo que reste de la convención? ¡Son tan ruidosos! ―se quejó al sentarse.

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Mery se había sorprendido un poco por lo cuestionamientos hechos, sobre todo porque era información muy básica para comenzar la clase y que, con la misma, podríamos partir desde cierto punto para no dar tantas vueltas a un asunto que bien queda bastante claro desde el inicio.

 

- Me agrada que quieras tener todo el conocimiento posible acerca de la materia, - le comenté en seguida mientras desviaba mi vista hacia el conferencista que comenzaba a impartir su charla, eso nos indicaba a bajar la voz y actuar con cuidado, no queríamos parecer irrespetuosos - así que sabrás a la perfección que la habilidad mágica y el conocimiento especial son dos cosas muy distintas aunque vayan íntimamente relacionadas.

 

Estiré un poco mi mano derecha para dejar ver mis anillos de habilidad, los cuatro eran sumamente iguales con la única diferencia de que cada uno tenía el sello que correspondía a oclumancia, metamorfomagia, adivinación y animagia. Eran delgados, plateados y, cuando me los quitaba, podrían darse cuenta que eran tres circunferencias en el mismo anillo, con un brillo azul grisáceo que desprendían del sello de la habilidad.

 

- Adivinación fue uno de los primeros conocimientos en los que me especialicé, - proseguí - sobre todo porque el arte adivinatorio comprende muchas ramas que un mago o bruja puede desarrollar y, al principio, me sentí decepcionado por no poder tener visiones más profundas como para poder brindar profecías al Ministerio de Magia. - Solté el pequeño chiste, conociendo todos los accidentes que se habían dado ya en la sala de profecías del depto. de misterios y que toda la comunidad inglesa conocía. - Claro, las artes adivinatorias necesitan de cierto poder y control del ojo interno, pero desarrollar como tal la habilidad mágica comprende un adiestramiento en la materia exhaustivo.

 

Rápidamente saqué de mi monedero de piel de moke un viejo libro acerca de la lectura de manos para conocer la vida de una persona, entregándoselo a Mery.

 

- Comencemos con lo que el otro puede ofrecernos, con lo que ya se tiene para trabajar y a partir de ahí utilizaremos nuestros poderes para profundizar en el tema. Aquí mi mano, vamos, hazme una lectura y no temas en "equivocarte".

 

Sonreí tranquilamente esperando que entendiera que el libro se lo regalaba y que podía utilizarlo como apoyo para el primer ejercicio del curso.

 

@@Mery Gaunt Karkarov

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Asintió mientras observaba como la pequeña conferencia comenzaba. Algunas miradas se clavaban en Ishaya y Mery, quizás porque hablaban más fuerte de la cuenta o simplemente por ser personas cotillas. Negó con una pequeña sonrisa en el rostro mientras volvía a mirar a su profesor de Adivinación.

 

- Todavía no tengo muy claro como es eso de controlar lo del ojo interno, pero vaya, que supongo que todo será cuestión de práctica -susurró mientas se encogía de hombros y suspiraba con fuerza, sientiendose demasiado resignada e inútil para sacar ese conocimiento.

 

Sonrió de oreja a oreja cuando un libro, no demasiado grande, le fue entregado a la pelirrosa. No sabía si se lo estaba prestando o regalando, pero le importaba poco, quizás más adelante podría ir a una librería para comprar uno parecido. Abrió el libro por la primera página y arrugó la frente, ¿desde cuando las manos tenían tantas arrugas que significaban una cosa u otra?

 

Estiró su mano y la observó, notandola casi totalmente libre de arrugas. Gruñó y volvió su vista al libro. Cuatro lineas principales, mano derecha u izquierda...

 

- Jo.der, pues si que tiene cosas una mano... -refunfuñó mientras acababa escogiendo la mano derecha ya que en el hombre esa mano, la dominante, es el cúmulo de cosas que le han pasado en la vida y que muestran un futuro.

 

Agarró con decisión la mano de Ishaya y comenzó a observarla, empezando a notar como algunas lineas aparecían. Miró el libro y encontró que había cuatro arrugas importantes: La del corazón, la de la fortuna, la de la cabeza y la de la vida. Volvió a mirar en la mano, encontrando las tres horizontales y otra vertical.

 

- Bien, empezaremos por la linea del corazón... -dijo casi para si misma mientras la trazaba en la mano del profesor lentamente y leía el libro-. Larga y curva, desde el dedo índice hasta el final, lo que significa que expresas tus sentimientos con facilidad -dijo aquellas palabras mirando fijamente a los ojos de Ishaya-. Si seguimos por la línea de la cabeza... -volvió a mirar el libro para ver que era la linea central y horizontal, giró su mirada a la mano, la trazó con el dedo, volvió al libro-. Profunda y alargada, conectada a la línea de la vida... Tienes las ideas claras, eres decidido... -se rascó la frente y volvió a mirar el libro, ahora tocaba la línea de la vida-. Aquí, en la de la vida, tienes muchas líneas -abrió sus ojos, cansada-. eso significa que tienes mucha vitalidad, como si fueras un gato y tuvieras muchas vidas... -sonrió y soltó una pequeña carcajada-. Y por último tenemos la línea de la fortuna, la cual tienes cambios de dirección e interrupciones, así que tendrás muchos cambios de vida debido a agentes externos -cerró el libro de golpe y observó al mortífago, esperando a que le dijera que se lo había inventado todo.

 

@ Zamolódchikova

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Sonreía cada vez que alguna palabra de Mery salía conforme veía mi mano, la verdad es que podía ser una lectura demasiado general de una persona pero era suficientemente exacta para que cualquier exéptico pudiera mantenerse a raya durante un buen rato y, bueno, la verdad es que lo había hecho muy bien para ser la primera lectura... si es que era la primera.

 

- Bien Mery, muy bien, - dije mientras señalaba con mi índice izquierdo las conexiones de algunas líneas sobre los "bultos" de mi mano, los famosos montes - con esa base uno puede ir sumando los demás significados y profundizar en la lectura. Como bien dijiste, la línea de la vida va desde el monte de Marte y el de Neptuno, creando el monte de Venus...

 

Di unas cuantas vueltas a las páginas del libro hasta llegar a dicha parte donde las interpretaciones cambiaban un poco, profundizándolas más bien, todo por la influencia de aquellos planetas representados en cada persona. Proseguí.

 

- Cuando el monte de Venus es más abultado acentúa la lectura que acabas de hacer, peor mira, en esta ocasión es más bien plano y hasta podríamos decir que con una ligera depresión en medio lo que significa que las decisiones que se han tomado, sobre todo una en particular han afectado el curso de su vida drásticamente. Cambios, muchos cambios gracias a las decisiones puntuales.

 

Miré con curiosidad el rostro de Mery y giré mi cabeza al conferencista ya que en esos momentos estaba en una parte importante del discurso, haciéndole entender a mi alumna que había que prestar atención.

 

- Lo importante del ojo interno es que funciona diferente en cada persona y cada mago o bruja tiene su propio camino para entenderlo. Es conocido que hay una gran parte de la población que cree que este tipo de magia, las adivinatorias, no están bien fundamentadas porque lo dejamos todo al azar o al destino, sobre todo porque se les hace más complicado el asegurar algo que no es tangible y que nace desde nuestra propia consciencia y la del otro: fusionamos tantas cosas al mismo tiempo que lo ven imposible.

 

<<Por eso creen que el ojo interno es una farsa, inclusive a un punto donde les gusta desacreditarnos, sin entender que hasta ellos pueden llegar a encender el suyo. Veámoslo como un músculo, si nunca lo ejercitamos pues jamás crecerá, pero si todos los días estamos trabajando en él, dentro de un tiempo tomará mayor forma.>>

 

Sonreí ampliamente mientras dejaba que la bruja de muy avanzada edad continuaba con su charla y yo regresaba ante la atención de Mery.

 

- Así como lo has oído, todo es cuestión de trabajar constantemente y tener estos principios básicos siempre presentes, claro, siempre tendremos algunas cosas que se nos escapen pero eso es completamente normal.

 

Cerré mi mano entre la suya y coloqué la otra encima de la misma, tomándola mientras se respiraba un ambiente de paz y tranquilidad durante un par de segundos, en seguida saqué una baraja de Tarot y se la coloqué en sus manos.

 

- ¿Proseguimos? - Mantuve mi sonrisa dibujada en mi rostro. - ¿Cómo iniciamos una lectura del tarot?

 

@@Mery Gaunt Karkarov

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Observó a Ishaya hablar sobre algunas cosas, pero en su cabeza solamente resonaba la primera frase, y era un Muy bien que hacía sentir más tranquila y relajada, ni que decir de la felicidad y emoción que corría por todo su cuerpo, tanto que, sin quererlo, gritó en medio de la conferencia, tan chillido que sintió como sus mejillas se enrojecían, y eso que la sangre no es que fuera algo que recorriera su cuerpo demasiado.

 

- ¡TOMA YA! -fue lo que se escuchó por toda la conferencia, acompañado de un salto de la silla donde estaba sentada. Al instante, sus manos taparon su boca, asustada y avergonzada. Seguro que su profesor le regañaría y quizás le suspendiera el conocimiento. Aunque habiendo leído las manos bien, no debería ser ético suspenderla.

 

Se volvió a sentar, agachando su cabeza y haciendo que sus cabellos rosas taparan su cara lanzó un largo suspiro lo más silencioso posible y hasta que la voz del conferenciante no volvió a sonar, no alzó su mirada.

 

- Lo siento... -susurró en dirección a su compañero de bando-. Es que la emoción pudo conmigo -se encogió de hombros y puso cara de niña buena-. No había llegado a pensar que podría acertar a la primera una lectura de manos, aunque seguro que no ha sido muy específica -enseñó levemente los dientes en una sonrisa.

 

Volvió a mirar hacia la conferencia, donde algunas personas seguían mirando de vez en cuando en su dirección. Tragó un nudo y prestó atención a las palabras que salían por la boca de un señor, bastante sabio le pareció a Mery.

 

- Así que una vez descubra mi ojo interior, puedo entrenarlo y ejercitarlo hasta tal punto que pueda manejar el tema de la adivinación lo mejor posible... -dijo casi para si misma mientras agarraba las cartas que le había dado.

 

¿Qué quería ahora, echar un tute?, ¿quizás una brisca? Frunció el entrecejo mientras las miraba y observaba que no eran unas cartas de poker ni españolas. Suspiró casi aliviada, era muy mala en esos juegos.

 

- Pues, una lectura del tarot... Empezará con tener unas cartas originales -dijo alzando su baraja y sonriendo-. Y supongo, y esto te prometo que te lo voy a decir sin leer ni saber nada del tema, que tendremos que barajarlas, colocarlas sobre la mesa en alguna posición que desconozco, preguntar, porque claro el tarot sirve para responder preguntas y eso, ¿no? -soltó una pequeña risita y continuó-. y luego, pues supongo que elegir una carta, darle la vuelta, y como quien eche las cartas debe de saber su significado, pues lee -sintió que todo lo que dijo era una gran tontería, ero, ¿qué más daba? Lo importante era aprender.

 

@ Zamolódchikova

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