Herbología - Cuidado de Criaturas Mágicas

[Anne Gaunt M.]

Anne tomó el trapo que su hermano le ofrecía y lo mojó en el agua que le pasó para luego limpiarse un poco la cara. Cuando lo hubo hecho, soltó el trapo y se echó agua en la cara. Podría haberse limpiado con magia, pero así le resultaba mucho más estimulante. Miró al Haughton con complicidad.

 

— Yo salgo completa. Pero mi ropa está para ir directa a la basura —bromeó. Luego recobró la seriedad para escuchar las siguientes instrucciones pues, al parecer, aún debía responder una pregunta.

 

Observó al bowtruckle de Emmet cuando éste se la presentó. A la Gaunt le brillaban los ojos de emoción.

 

— ¡Es preciosa! ¡Hola, Princesa! ¿Desde cuándo la tienes, Emmet? Nunca la había visto por el castillo. Yo también quiero tener un bowtruckle, mira que tengo animales... pero ninguno de estos —comentó, mirando a la criatura con mucho interés. Entonces Emmet lanzó la pregunta que debía responder y Anne sonrió, pues conocía la respuesta sin problemas—. Si alguien intenta hacer cualquiera de las cosas que has dicho con el hogar de un bowtruckle, éste le arrancará los ojos. Bueno, al menos lo intentará. ¿Ves? —señaló a Princesa, acercándose un poco más a ella—. Para eso usan esos dedos largos y puntiagudos, para defender lo que es suyo. Práctico, ¿verdad? Aunque no hay nada que un puñado de cochinillas no puedan solucionar con estas criaturas —añadió. Era una experta en criaturas mágicas, dedicaba mucho tiempo a estudiar a sus criaturas, las que había acogido en el Castillo Gaunt, y jamás desperdiciaba la ocasión de leer un buen libro sobre ellas para aprender todo lo posible.

 

Esperó entonces a que su hermano dijera algo. No sabía si se le habría escapado algún detalle, pero después del esfuerzo que había hecho en el laberinto, deseaba haber acertado para terminar cuanto antes. Necesitaba una ducha. Y un buen descanso también.