Jump to content

Prueba de Videncia #9


Sajag
 Compartir

Publicaciones recomendadas

El Arcano no podía acceder al Portal de nuevo y todo lo que sucedía dentro de él, lo desconocía. No podía ver por las pruebas que Castalia podría estar viviendo pero notó que el color rosado de su propio anillo se acentuaba y el calor le hizo girarlo varias veces para evitar que le quemara.

 

Algo pasaba allá dentro. ¿Debería intervenir? Sajag había entrado sólo una vez en el Portal, interrumpiendo una prueba. Las consecuencias fueron fatales para su pupilo. Siempre se había preguntado si su muerte se debió a lo que pasó dentro o si fue por su irrupción. De todas maneras, siempre se había culpado de su intervención tardía.

 

¿Debería entrar y sacarla?

 

Sabía lo que iba a suceder si lo hacía. Si Sybilla había necesitado sangre para entrar, el Arcano también la necesitaba. La Magia siempre se cobraba sus actos de alguna manera...

 

¿Entraba...? ¿En serio le necesitaba...? ¿Estaría en peligro...? Había demasiadas incógnitas en aquel momento, la peor era no saber qué podía suceder si entraba con Sybilla escondida en un cuerpo al que estaba carcomiendo. Castalia se merecía vivir su propia vida y aquella mujer la estaba consumiendo...

 

De repente, el calor se fue y el rosa volvió a ser tan tenue que apenas se distinguía. Fuera lo que fuera, aquello que había pasado ya no estaba allá. Soltó el aliento retenido mientras tomaba una decisión y se frotó el anillo.

 

- Resista, señorita Castalia. Lo logrará. Lo sé. Sólo confíe en sí misma.

 

Tal vez, sólo tal vez, si la muchacha estaba tocando el anillo que los vinculaba en ese momento, sentiría los ánimos que le mandaba.

m1Q3ONE.png
Enlace al comentario
Compartir en otros sitios web

Las lágrimas aún corrían por mi rostro cuando miré a mi alrededor. Conocía aquella ubicación aunque nunca había estado y un escalofrío recorrió mi columna vertebral mientras me movía, presurosa, hacia el patio principal del castillo. Instintivamente toqué los anillos que siempre llevaba conmigo, los de los Libros de Hechizos y las habilidades pero me sorprendí al encontrarme con uno inesperado. La sensación al tocarlo fue de tibieza y... ¿buenas intenciones? Sí, era como si el anillo le hablara y le dijera que todo iba a estar bien, que ella podía. Frunció el ceño y siguió avanzando.

 

A pocos metros de la entrada principal del castillo había un reguero de personas muertas. Si el olfato de licántropo no me fallaba, algunos eran humanos pero otros... eran licántropos. Se me hizo un nudo en el estómago. Había una muchacha rubia tendida en el suelo, mirando hacia las estrellas, mientras salía sangre de su abdomen. Una mujer de cabello oscuro estaba arrodillada a su lado. Junto a ella, un hombre sostenía en sus brazos a la mujer rubia y otro maldecía desde la distancia, mordiéndose los nudillos.

 

-¡Noooooooooooooo!- el sonido desgarrador que salió de los labios del hombre que estaba junto a la mujer me dijo más de lo que necesitaba saber y sentí que tenía el corazón en mi puño. Me tapé los ojos porque ya sabía lo que venía.

 

-No quiero- susurré a nadie en particular-. No quiero ver esto- se me escapó un sollozo.

 

El pasado. No el mío, claro, sino el de Sybilla... el de Aidan... el de Henry... Todos los pasados. ¿Estaba condenada a ver los pasados, presentes y futuros de todo el mundo al poseer aquella habilidad? ¿Sería mi perdición ser capaz de saber cuando alguien amado iba a morir, cuando su partida era inminente? ¿Podría vivir sabiendo que de un momento a otro iba a llegar la visión de mi propia muerte, la de mi hija adoptiva... la de mi primo o sobrinas? ¿Era eso realmente lo que quería o prefería seguir en la ignorancia?

 

<<Tú nunca ignoraste lo que pasaría, Castalia>> dijo una voz dentro de mi y me sobresalté. Sybilla. <<Siempre tuviste el don contigo sólo que estaba dormido hasta que decidiste ir con el Arcano. La videncia no se hace, se nace con ella y tú tienes el don, como lo tuve yo y como lo tendrán tus hijos y los hijos de tus hijos. Quizá nunca se despierte en ellos o quizá lo haga en todos, no lo sabes pero no puedes sacarlo de tí porque así eres>> me estremecí de nuevo, volviendo la vista hacia Aidan que ahora se encontraba aprisionado entre las manos de Henry que lo sostenían en el aire mientras Sybilla intentaba apartarlos.

 

-¿Viste esto venir?- le pregunté.

 

<<No. Yo ignoraba mis dones... A veces veían y a veces no. No tenía idea cómo utilizarlos. Me entrené mucho después con Sajag para poder llegar a saber más sobre mis dones. Si hubiera tenido la capacidad de hacerlo antes, nunca hubiera dejado que nada hiriera a Joanna>> y lo decía con sinceridad. <<Esto destruyó a Henry por completo y yo lo amaba, con todo mi corazón. Destruyó a Aidan, lo más parecido que he tenido a un mejor amigo en mi vida... Y mató a Joanna, la única persona que siempre vio lo que yo era y me quiso igual>> no había mentira en sus palabras mientras me contaba eso y supe que ella no era tan mala como Sajag creía. Quizá le había roto el corazón al Arcano pero no era... malvada.

 

-¿Y qué hay de tu propia muerte, la intuías?- me arriesgué a saber.

 

<<Siempre supe que podría morir y siempre supe que sería a manos de un ser querido. Yo no estaba destinada a vivir tantos años, Castalia. La maldición que lleva mi sangre debía terminar con mi vida a los treinta años y no lo hizo porque alguien me convirtió en un ser inmortal, pero sabía que tarde o temprano mi vida iba a terminar y quizá este es el momento>> suspiró y sentí su pesar en cada palabra. <<No me enorgullezco de la mayor cantidad de cosas que he hecho en mi vida, pero siempre fueron para sobrevivir o salvar a un ser amado. Unirme a las filas Mortífagas fue un acto de lealtad para con mi hermana Latil, no fue porque me gustara ir matando muggles por la vida... yo me crié entre ellos. Siempre fue para proteger a mi familia... incluso dejar a Sajag... Pero de todos modos no funcionó>> me quedé petrificada.

 

-¿De qué hablas?-

 

<<¿Creíste que no sabía que tenía que conseguir su sangre para entrar al portal? Lo vi, hace años. Cuando hice mi prueba, vi su muerte en mis manos. Yo parada, delante del portal, daga en mano y su sangre recorriendo mi piel... No podía resistir perderlo... Yo había perdido tanto...>> hizo una pausa y entonces miré alrededor.

 

Aquello.... aquello era el portal. ¿En qué momento lo había cruzado? Sabía... una parte de mi lo presentía que nada de eso era real pero, al mismo tiempo, sí lo era... Yo estaba dentro del portal. El hechizo de nigromancia había funcionado tal como Sybilla había dicho y yo estaba dentro del portal, haciendo mi prueba. Miré el aro en mi dedo. ¿Alguien más había sabido que se encontraba dentro de un portal haciendo la prueba o yo era la primera que desafiaba aquellas leyes mágicas?

 

<<Es por mí. No se supone que esté aquí, así que la magia del portal no me afecta y por eso sabes que estás dentro de él. No ocurrió durante la prueba de nigromancia porque yo no era tan fuerte como lo soy ahora, así que el portal no me reconoció.. De todos modos, yo nunca tuve esa habilidad. La videncia, sin embargo, es otra cosa>>.

 

-¿Entonces puedo decidir salir cuando quiera? ¿Qué es lo que el portal me está mostrando ahora mismo?

 

<<Ni más ni menos que tu pasado y el mío, los posibles escenarios de nuestras muertes. Pero seguimos vivas>>

 

La escena del castillo cambió mientras ella hablaba y nos transportamos a una playa fría. Las olas rompían contra una cabaña que se suponía albergaba botes y había tres brujas batiéndose a duelo. La melena de Arya era fácilmente reconocible y también el pelo oscuro de Sybilla. Pero la tercera mujer, a pesar de llevar su máscara, yo sabía que era Leah. Y luego estaba la bebé que lloraba dentro de la cabaña.

 

<<Esta es mi muerte y nuestro comienzo>>.

 

-¿Por qué me muestra esto el portal?-

 

<<Porque hay algo allí que necesitamos para el ritual>> dijo simplemente Sybilla.

 

Y, entonces, lo supe. Todo lo que había pasado hasta el momento en mi vida me había llevado allí, a cursar Videncia, a conocer a Sajag, a entrar dentro del Portal. Todo me llevaba a buscar la forma de devolver a Sybilla su cuerpo o sacarla para siempre del mío y tuve la sensación de claridad que llevaba tiempo buscando. Mi mano se apretó alrededor de mi anillo y una luz blanca me envolvió. Ya sabía lo que debía hacer entonces.

https://i.imgur.com/g1G6WRb.gifhttps://i.imgur.com/kYY7Ngy.gif
vjewzeJ.jpg
NiqQIUZ.gifGxQq8SZ.gifiAGBpD8.gif
nqOolSA.gif

 

 

Enlace al comentario
Compartir en otros sitios web

Es muy duro ser Vidente y vincularse al Anillo. Muchos de sus aprendices habían perdido la simpleza o la ingenuidad de querer ser miembro de este grupo reducido de buenos Visionarios cuando sabían los dones beneficios pero también los inconvenientes de pertenecer a este gremio. Sybilla lo sabía, el sentir una y otra vez futuros, presentes, pasados ajenos que se metían en la cabeza y se mezclaban hasta hacer un cúmulo gris de experiencias que no eran propias. Sybilla lo sabía. ¿Se lo diría a Castalia? ¿Se daría cuenta ella misma? Sabía que era una muchacha inteligente, aunque estuviera débil por el parasitismo de la anterior Vidente?

 

Sajag esperaba que sintiera que ella era importante sin necesidad de acompañantes superfluos. Y que consiguiera salir sola del Portal. Si pudiera hacer que Ella se delatara... El mismo portal la destruiría. Había cometido el error de no llevarse suficiente sangre a su interior para protegerse. Estaba desvalida. Castalia tendría que decidir si dejarla sobrevivir o dejarla pudrirse allá dentro, consumirse si un cuerpo que la sostuviera.

 

- ¿Tanto la odias?

 

Aquella voz interrumpió su mantra, ya endeble con estas cavilaciones mentales.

 

- ¿Tanto la amas aún?

 

El Arcano elevó la cabeza hacia el punto en que sentía aquella voz. Aunque no viera a su dueño, sabía quien era. No en vano, él le había enseñado todo lo que el arcano sabía ahora y le había ascendido al cargo que ahora ostentaba tras su muerte. Era su Maestro.

 

Un Arcano es el Gran Mestre de su habilidad pero conoce todas las habilidades presentes. Por ello, era capaz de comunicarse con aquel Gran Hombre muerto pero vivo en su memoria. Sajag agachó la cabeza en señal de respeto.

 

- ¿Tanto... la temes?

 

Una lágrima surcó la cara morena del Arcano y contempló como el Portal se abría, poco a poco, insinuándose una luz que iría creciendo a medida que la prueba acabara y Castalia y, tal vez, Sybilla, salieran de ella.

 

- Dime, Amigo mío. ¿Le ayudarás a sobrevivir o le ayudarás a morir para siempre?

 

Sajag cerró los ojos y apretó con fuerza, pensativo. No hacía falta decir nada. Ambos, su Maestro y él, estaban viendo el futuro y lo que iba a suceder a continuación. Tembló levemente. No era cobarde. No se puede ser cobarde para vivir en un mundo difícil de visiones. Pero sintió miedo. Por él. No por su muerte, por su posible desaparición, por ver de nuevo a Sybilla o por deberse a su pupila a quien quería de vuelta sana y salva.

 

Era por los sentimientos escondidos que afloraban como los pétalos de los lotos que crecen al recibir los primeros rayos de sol en el nuevo día. Esos sentimientos que había olvidado que existían de tanto mantenerlos ocultos.

 

Contempló la vela, con una llama casi extinta, y la daga. ¿La apagaría de un soplido? ¿Se cortaría él y regaría la entrada del portal para que no se cerrara con Castalia aún dentro.

 

- Tal vez, amigo, no era ella la destinada a matarte sino tú a hacer un sacrificio...

 

Sajag contempló la puerta y sopesó las dos manos con un objeto en cada una de ellas.

 

¿Lo correcto?

 

¿Lo que quería?

 

¿La daga...?

 

¿La vela...?

 

Abrió los ojos y contempló el Portal.

 

Se abría.

m1Q3ONE.png
Enlace al comentario
Compartir en otros sitios web

El portal me "escupió" y me costó un momento adaptarme a la oscuridad mientras me tambaleaba, agudizando la vista para poder ver con mayor claridad. Frente a mi estaba el Arcano con rostro estupefacto, sosteniendo con una mano la vela casi consumida y con la otra la daga. Su mano ya no sangraba pero aún estaba el surco y la carne abierta allí donde yo le había efectuado el profundo corte. Ni siquiera se había sanado y eso me llevó inmediatamente a sacar mi varita y apuntar a su mano.

 

-Espiskey- musité. La herida se cerró despacio y dejó una brillante cicatriz que cruzaba desde el pulgar hasta el extremo opuesto del dorso de la mano-. ¿Por qué no se ha curado usted mismo?- pregunté, tomando ahora la vela casi consumida-. Revertatur ad antiquitatem vestram- susurré, haciendo que la vela volviera a adoptar su forma anterior, totalmente nueva, como si nunca se hubiera encendido aunque la llama seguía allí y así debía ser hasta que saliera de la Gran Pirámide.

 

-Ya sé lo que debo hacer ahora para poder realizar el ritual, Maestro. Creo... creo que estamos listas para seguir cada una nuestro camino, por separado- le dije, con una luz de esperanza brillando en mi rostro.

 

Pero el Arcano parecía totalmente consternado por su visión de mi persona y temí... temí que él estuviera decepcionado de mi. ¿Acaso lo había hecho mal? ¿Acaso no había obtenido el Aro de Videncia? Me ruboricé pensando en todo lo que había pasado llegando hasta allí. Nunca había tenido una visión de aquel futuro, donde yo salía de la Gran Pirámide y obtenía la habilidad. Pensaba que era porque la presencia de Sybilla no me dejaba verlo, ya que ella no podía entrar al Portal, pero realmente nunca me había planteado por qué no podía ver más que muerte para nosotras. Aún así, allí estaba, sana y salva.

https://i.imgur.com/g1G6WRb.gifhttps://i.imgur.com/kYY7Ngy.gif
vjewzeJ.jpg
NiqQIUZ.gifGxQq8SZ.gifiAGBpD8.gif
nqOolSA.gif

 

 

Enlace al comentario
Compartir en otros sitios web

El Arcano contempló, hechizado, la apertura del Portal. Lo miró, esperanzado y horrorizado por lo que podía suceder en aquel momento. Cuando la vio salir, expulsada mejor dicho, sintió el terrible impulso de apagar la vela. Sin embargo, permaneció quieto, estático, contemplando la transformación de su pupila que había acaecido en aquel interior vedado para él.

 

Sajag se arrepintió al instante de dejar que Castalia tomara el control y le robara la vela. Por un instante, había tenido la vida de su anterior amiga en sus manos y... había perdido la oportunidad de devolver las cosas a su lugar, como se suponía que debían de ser.

 

Sin embargo... El Portal era el gran sabio y la había dejado salir, así que tal vez eso fuera lo correcto.

 

- Estás actuando en contra-natura, Sybilla - murmuró tal flojo que seguro que ni ella misma le oyó. Después dejó que sus palabras murieran en sus manos y sólo hizo un ademán en el aire. El anillo de la chica se hizo más rosa y más fuerte, adquiriendo el poder de todos los anillos juntos. Ahora era una Vidente, sin lugar a dudas. Como siempre, el futuro no estaba escrito y la interpretación de las Visiones era siempre acercamientos a lo que podía ser o podría ocurrir pero nada estaba escrito en su totalidad. Asintió a la muchacha. - Sí, lo sé, ahora sabes cómo acabar el ritual..

 

Se alejó un paso. No le gustaba estar tan cerca de la energía que aún sentía de Sybilla.

 

- Hazlo, libérate. No puede consumirte para siempre y, ahora, tienes la fuerza de otra Habilidad que te ayudará en el camino. Haz lo que debas de hacer, Hermana de la Visión. Tuyo es el Anillo que te une a todos nosotros, los Videntes ya consumados.

 

No dijo nada más. El Arcano hindú era parco en palabras pero le había sido imposible mantenerse callado estando junto a ella. Esperaba que la ya no-pupila de Videncia se fuera, se alejara de la Pirámide y desapareciera de los terrenos de la Universidad.

 

Entonces, y sólo entonces, apagaría la vela.

m1Q3ONE.png
Enlace al comentario
Compartir en otros sitios web

-No fue su deseo unirse a mi, Arcano- intenté decirle, mientras él expresaba las ansias que lo carcomían porque Sybilla se desprendiera de mi cuerpo-. No fue ella quien decidió consumir mi vida y no seré yo quien decida apagarla. Sé que debería hacerlo, ella ya ha vivido, me lo ha dicho, pero creo que aún le queda camino por recorrer. El futuro es incierto para ambas pero ahora lo sé, sé que no necesito verlo para sentirlo y que no necesito creer para sentir. Gracias por sus enseñanzas, Maestro- una de mis manos rodeó la vela que se encontraba en la otra y susurré unas simples palabras en latín para perpetuar la llama, que ni el viento ni la magia pudieran apagarla hasta que hubiéramos salido de la Gran Pirámide.

 

Veía en los ojos del viejo que él quería hacerlo, quería quitarle la vida (o el alma o lo que fuera) a Sybilla y verla partir de una vez. Pero desconocía si era por temor o por amor... ¿por odio quizá? ¿Qué cosa tan terrible podría haberle hecho ella para que él la detestara como lo hacía? Una voz sonó en su cabeza pero no la de la ya conocida Macnair, sino la de un hombre. Era una voz antigua, profunda y contenía muchísima sabiduría.

 

-El momento ha llegado... ¿qué harás ahora?- dijo la voz, pero me di cuenta de que no estaba dirigida a mi, sin embargo la oía fuerte y clara, como si aquella presencia estuviera entre Sajag y yo.

 

-Debo irme- le respondí.

 

La piedra del anillo de Videncia resplandeció cuando me dirigí a la puerta abierta de la Gran Pirámide y di un paso en el exterior, hacia la escalinata que ahora aparecía ante mis ojos para dejarme marchar.

https://i.imgur.com/g1G6WRb.gifhttps://i.imgur.com/kYY7Ngy.gif
vjewzeJ.jpg
NiqQIUZ.gifGxQq8SZ.gifiAGBpD8.gif
nqOolSA.gif

 

 

Enlace al comentario
Compartir en otros sitios web

Guest
Esta discusión está cerrada a nuevas respuestas.
 Compartir

×
×
  • Crear nuevo...

Información importante

We have placed cookies on your device to help make this website better. You can adjust your cookie settings, otherwise we'll assume you're okay to continue. Al continuar navegando aceptas nuestros Términos de uso, Normas y Política de privacidad.