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Prueba del Libro de las Auras 4


Runihura
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Estaba en la naturaleza de los Uzza ser renuentes a compartir su cultura con extranjeros y mucho más sus conocimientos mágicos. Y si buscaban una razón más, era aquella. Era el tercer intento de Ishaya por pasar la clase y lo que le molestaba no era impartirla sino que tener que, una vez más, probarlo. Dentro del razonamiento de los Uzza había una regla: o entiendes o no eres digno. En el caso de los magos comunes, tratabas hasta que podías y eso la irritaba. No obstante, no era algo que pudiera saberse por su expresión.

Estaba pasiva, tanto que podría estar dormida con los ojos abiertos, mirando al infinito como si esperara que algo grande sucediera. Pero en realidad solo esperaba a Ishaya, porque lo había citado una vez más en el mismo domo de la vez anterior. La cúpula de cristal no era demasiado alta, quizás tanto como un apartamento normal, al igual que sus dimensiones. Suficiente espacio para moverse y poco como para huir.

Dicho domo estaba ubicado en el desierto del Ateneo, muy cerca del árbol de Fuego y la plaza donde el guerrero Badru solía esperar a sus pupilos. Por ende, la ubicación del domo había variado ligeramente y el suelo bajo sus pies era arena, no tan alta como para ser un problema pero lo bastante como para que los pies de Runihura se hundieran en ella y le fuese más complicado moverse. Era un interesante sitio para un duelo.

-Ishaya -saludó, cuando este apareció al fin.

El joven estaba preparado para empezar, sin mucha conversación. Y ella también. Sacó la vara de cristal, que pasó a ser una varita normal, y empezó el duelo.

-Silencius

El primer efecto de aquella contienda iniciaba silenciando a su oponente, para que la primera acción de su turno siguiente tuviera que ser obligatoriamente una acción no verbal. Posteriormente, Runihura canalizó su energía en las manos, apoyándose con un pequeño baile corto y extendido.

-Aura del Escudo Fantasmal .

Un chasqueó potente de su varita invocó el fantasma de un guerrero Uzza antiguo, proveniente de las historias de su pueblo. Le dedicó una reverencia que fue respondida por el hombre y entonces, estaba marcado su destino. En el siguiente turno, cuando Ishaya hubiese atacado, la protegería de una de sus acciones, a elección. Era el momento de probarlo, esperaba, por última vez.

 

 

Ishaya Vs. Runihura

  • El duelo tendrá una duración de una semana, cerrando el día 09/07/2017.
  • Pasadas 24 horas sin respuesta del contrincante, los ataques se considerarán impactados.
  • Pasadas 48 horas sin respuesta del contrincante, se considerará abandono (reprobará) y el instructor, Runihura, tomará su lugar.
  • Los hechizos permitidos son los de la lista de neutrales, bando hasta el rango Mago Oscuro (MT) y Templario (OdF) y hechizos del libro de las Auras.
  • Nos guiaremos por las reglas de Duelos y Asaltos.
  • Por ésta prueba, se podrán realizar un aura en un duelo individual, recordando que éstas están permitidas únicamente en duelos grupales.
  • Las dudas sobre la prueba podrán ser realizadas en el topic de dudas y consultas del libro de las Auras.
Editado por Runihura
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Resultaba que el estudio de las auras era bastante sencillo, lo que se dificultaba era el soportar el ego de la guerrera Uzza que impartía curso si se pudiera llamar a eso un aprendizaje como tal; había confiado de todos los guerreros en uno solamente, en Badru, el más independiente de ellos y con verdaderos deseos de enseñar los secretos de su propio libro, los demás simplemente... simplemente estaban ahí para cumplir con un "mandado".

 

Aparecí en el mismo sitio que la vez pasada para la prueba del libro, con una túnica blanquecina de cuerpo completo, cuello alto y mangas largas; un hermoso abrigo plateado cubríéndome por completo y un par de botas gruesas que me llegaban a las rodillas hechas del mismo material que el abrigo. Ocultas a la vista estaban mis amuletos y anillos de todos los libros pasados, aunque ninguno podría utilizar en aquella ocasión, en verdad me sentía orgulloso de poder llegar hasta ese punto en mi entrenamiento personal.

 

Sostenía mi varita de 21 cm en mi mano derecha, sintiendo el ambiente de inmediato del lugar elegido para aquel enfrentamiento, posicionándome a unos siete metros de distancia del cuerpo de Runihura quien, ahora, tenía una cara de aburrimiento en vez de estar molesta por todo. Vaya gamma de emociones que manejaba la mujer. Sonreí cuando mencionó mi nombre y sentí el silencius en seguida en mi garganta, algo que no me molesto en absoluto ya que, al ver que convocaba un fantasma protector, debía de aprovechar la situación a mi favor.

 

Pensé un necrohands de inmediato para que un par de manos fantasmales aparecieran a mis costados, dispuestas a defenderme de cualquier próximo ataque que quisiera lanzar mi contrincante y que durara más tiempo en el campo de batalla.

 

- Detritus.

 

Era obvio que terminaría por protegerme al inicio del duelo y no había mejor forma que hacerlo que invocando una niebla que me cubría de inmediato mi cuerpo para los ataques físicos y hechizos como rayos e invocaciones. Si era inteligente, podía entender la estrategia que estaba utilizando, algo que no dudaba, pero no me concentraría en ello porque estaba más preocupado porque todo lo que pensara y dijera fuera de acuerdo a lo que necesitaba ver, escuchar, sentir o lo que fuera; por ello no estaba de más aclarar que su silencius solo afectaba una acción, mi primera acción donde creaba las necrohands y, una vez terminado ese efecto, podía hablar libremente para ahora lanzar mi detritus.

 

Acto seguido me concentré para invocar un aura de confusión. Desde mi varita surgió una tenue neblina gris que cubría el campo de batalla, esto para aturdir y confundir a Runihura durante el resto del duelo (lo que duraría el aura, vaya, unos 10 turnos) obligándola a que uno de sus hechizos sea en específico el que yo estaba pidiendo: lumos.

 

Lumos, un hechizo bastante utilizado en la comunidad mágica pero que poco podría ayudarle en el duelo, esperando que con esta aura activa pudiera tener un poco más de movimientos dentro del duelo.

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El inglés se limitó a deshacerse de su silencius realizando un hechizo no verbal. Nada que no pudiese prever, pero la verdad era que había esperado algo mucho más ofensivo que unas simples manos fantasmales. Ladeó la cabeza, algo decepcionada, pero sin reflejarlo demasiado en sus facciones, la verdad era que no podía esperar mucho más de él, a fin de cuentas estaba allí por tercera vez.

 

—Pongamos esto un poco más emocionante… Morphos — murmuró justo antes de que Ishaya lanzara su segundo hechizo. Inmediatamente, una de las botas que llevaba el hombre mutó y se transformó en una avispa marina que quedó en contacto directo con su piel dado que no había llevado nada por debajo de las botas, envenenándolo casi al instante.

 

Ese era el famoso bichito que usaban muchos ingleses a la hora del combate con varitas, lo cual le había llamado la atención en aquella primera prueba que tuvieron que controlar entre Badru y ella misma. Era curioso ver cómo el animal envenenaba a tal velocidad, incluso antes de que el detritus alcanzara a cubrir al hombre por completo, pero igual de curioso era ver cómo el mismo quedaba moribundo adherido a la pierna del hombre debido a la escases de agua necesaria para su supervivencia. Ya era tarde para el animal, pero para el hombre, bueno, él aún tenía tiempo.

 

Levantó nuevamente la varita, dispuesta a realizar su próximo movimiento, pero en vez de su siguiente movimiento, algo más se coló en su boca y salió por sus labios:

 

Lumos.

 

Un balbuceo tonto, casi inteligible, pero que surtió efecto. De la punta de su varita emergió una cálida luz que no iluminó nada: a fin de cuentas era pleno mediodía, el sol veraniego inundaba todo y encandilaba bastante.

 

Sacudió la cabeza, notando que había sido atacada por un aura que duraría un largo rato, por lo que debería de ser cuidadosa para evitar usar mal sus ahora limitadas opciones.

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Era para mi un placer ver como se deshacía el guerrero fantasma que estaba para proteger a Runihura en nuestro encuentro, su aura activa de escudo, por ello es que había preferido lanzar ciertos ataques que parecían defensivos antes de continuar con un enfrentamiento donde su escudo activo evitaría cualquier tipo de hechizo (efecto, rayo o invocación) debido a que las características mágicas le ayudarían... debí de esperarme a que mi aura activa eliminara la suya porque no podían estar dos auras invocadas al mismo tiempo ni se podía invocar más de una por persona en cada enfrentamiento.

 

Menosprecia a tu contrincante y tendrás las de perder, por eso es que seguía sin inmutarme a pesar de sentir un veneno recorrer mis venas, tenía el tiempo suficiente para curarme.

 

- Absorvere.

 

Ocurrieron dos cosas interesantes para ese momento. Mis manos fantasmales, las necrohands, tuvieron la orden después de que la guerrera Uzza lanzara su Lumos en golpearla contra el suelo, teniendo una mano sosteniendo ambas muñecas hacia atrás (arriba de su cabeza) y la otra presionando su pecho para que no se levantara. Justo en esa posición mi efecto surtió efecto en los huesos de la mano con la que sostenía la varita para que todos se rompieran y comenzaran a pudrirse, las falanges y los metacarpos para que no pudiera sostener su varita y cayera al suelo.

 

Mi contrincante tendría que realizar un episkey de emergencia si no quería perder la extremidad debido a la enfermedad rarísima, parecida a la gangrena, ya que en el siguiente movimiento necesitaría dos episkey y sus hechizos estaban bastante limitados en esos momentos como para que se diera el lujo, es por eso que aproveché ese momento para realizar en la otra bota que tenía libre el conjuro que me libraría de mi propio mal.

 

- Morphos.

 

Un besoar se transformó de inmediato y me lo tragué para curarme, justo después de ello mi detritus comenzaría a finalizar con su efecto quedando a merced de Runihura aunque, bueno, confiaba en que estuviera lo suficientemente concentrada y preocupada en su propio bienestar más que en lanzarme miradas de desaprobación, decepción, condescendencia o lo que estuviera haciendo al sentirse decepcionada por estar en el primer duelo verdadero que tenía con mi persona... le serviría más estar "presente".

 

En esos momentos me di un respiro para ver la niebla grisácea que seguía cubriendo el campo de batalla, el aura de la confusión que seguía activa, esperando ver si era el primero o el segundo hechizo de la mujer el que resultaría siendo un simple lumos.

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Hizo una leve mueca con la boca, el aura de confusión usada contra ella misma, era algo irónico, aunque no imposible, a fin de cuentas, cuando había sido entrenada para manipular y perfeccionar el manejo de las auras, había tenido que enfrentarse al efecto de ellas de primera mano. Podía decir que no era la primera vez que se veía bajo sus efectos, y por ello mismo sabía cómo aprovecharlas dentro de lo que pudiese para su ventaja.

 

Lo siguiente que sucedió la tomó desprevenida, o más bien, el ataque fue demasiado rápido. De primera, sintió cómo su mano se quebraba de forma dolorosa, dejándola con poca fuerza, pero aun sosteniendo la varita en su mano, floja, pero aún en mano; Ishaya debía hacer mucho más para que su varita cayera, aquel hechizo no era suficiente. Luego, las manos fantasmales que había invocado anteriormente la atraparon de tal forma que terminó viéndose con las manos hacia atrás, por encima de su cabeza, viéndose en el suelo en una posición más que incómoda y limitante.

 

Aqueora — murmuró con la mejilla contra el suelo arenoso.

 

El efecto fue instantáneo y una masa de agua la rodeó completamente, liberándola del agarre de las necrohands ya que el hechizo las había expulsado inmediatamente. Además, sintió cómo su mano aliviaba un poco el dolor gracias a la curación que el aqueora le había regalado. No era común en ella usar aquel tipo de hechizos, pero nada se lo impedía, mucho menos cuando tenía que librarse de aquellas manos y curarse la suya propia.

 

Mientras el mago realizaba su próximo hechizo luego de ella haber realizado el aqueora -un morphos bezoar para librarse de los efectos del veneno- aprovechó para moverse, alejándose de las necrohands y acortando la distancia de su estudiante, ahora rival, pero asegurándose de que las manos fantasmales no estuviesen cerca de ella, por lo menos de momento.

 

Lumos — volvió a decir, esta vez más consciente de que este hechizo saldría inevitablemente de su varita. El aura de confusión seguía activa y por el momento no podía hacer nada para contrarrestarla.

 

Ahora sólo faltaba ver el próximo movimiento de su contrincante.

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Después de realizar el lumos, su burbuja de agua (el aqueora) terminó de realizarse al finalizar el tiempo del conjuro dejando libre a mi contrincante de cualquier tipo de protección, por ello era que mis manos fantasmales volvieron a atacarla para tomarla de cada muñeca y jalarla hacia atrás, regresando a una posición segura a unos nueve metros de mi y que su varita nunca estuviera dirigida a mi cuerpo para que sus rayos e invocaciones fueran inútiles.

 

Era momento de jugar un poco con su cuerpo.

 

- Séneca...

 

El efecto fue de inmediato para resecar la garganta de mi contrincante deshidratándola para limitar sus funciones en el duelo dejando solo el tiempo suficiente para que pudiera lanzar cualquier conjuro verbal como primera respuesta, después de ello estaría obligada a defenderse de manera no verbal... sumando el hecho de que tenía todavía que verse obligada a lanzar lumos durante un buen tiempo en nuestro enfrentamiento.

 

Debía de ser cuidadoso con lo que iba a realizar a continuación, un pequeño descuido y me vería obligado a alargar la prueba más de lo que planeaba aunque en realidad no tenía prisa por terminarla, al final de cuentas estaba deseando poder enfrentarme a Runihura en un duelo de verdad y no solo intentos de uno.

 

- ¡Cruciatus! - dije en seguida arriesgándome a lanzarle una maldición imperdonable a la guerrera, por el simple hecho de que podía hacerlo.

 

El rayo atravesó la distancia que nos separaba a ambos duelistas para impactar de lleno en su pecho, retorciéndola de tanto dolor que estaría completamente perdida en las acciones del enfrentamiento para perder, inclusive, un movimiento permitido.

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