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Historia de la Magia


Nathaniel Malfoy
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La tarde se asentaba en Ottery St. Catchpole con un tiempo más bien cuestionable. Arreciaba la lluvia, caía con una intensidad tan destacable que los cristales de la ventana del aula en la cual Nathaniel impartiría sus clases, temblaban como si fuesen a ceder ante tales presiones.

 

Su vestimenta no era nada excesivamente pensado; una camisa blanca y unos pantalones de lino gris perla, con unos zapatos de ante marrón y, por encima de todo aquello, una túnica verde esmeralda. Algún que otro motivo plateado salpicaba la prenda más exterior, con grabados pertenecientes a la familia Malfoy. Se vio reflejado en el empañado cristal por el que proyectaba su mirada al exterior. Lucía pálido.

 

Los terrenos circundantes al lugar se encontaban empapados. Aquello no sería bueno para las cosechas del profesor de Herbología que, si no usaba la magia para frenar el contacto de sus plantas con la lluvia, todas éstas morirían por ahogamiento. Se dio la vuelta y miró el reloj de pared de la enorme y vacía sala. Las seis en punto. No tardarían en llegar sus alumnos y, con suerte, éstos vendrían provistos del ejemplar de Bathilda Bagshot que siempre usaba para la iniciación de sus clases de Historia, libro que había mencionado en la lechuza de bienvenida a cada alumno. De no traerlo, se enfadaría, pues se vería afectada la ruta inicial del conocimiento.

 

Las mesas se apilaban de dos en dos, en dos filas perfectamente trazadas una a cada lado del aula. A los costados, enormes ventanales dejaban entrar la luz natural que, en aquel caso, se veía mermada por el mal tiempo que azotaba a las tierras inglesas. Unas cortinas de seda de color violáceo cubrían cada lado de las seis imponentes ventanas, que habían sido lavadas recientemente y dejaban un gusto a jazmín similar al del incienso que siempre encendía antes de cada clase. Le gustaba jugar con los olores e iluminaciones, aunque en este caso no hiciese mucho por poner juegos de luces. La lámpara de araña, con lágrimas de cristal, era la única fuente de luz verdadera que servía para facilitar la visión a los estudiantes que estarían por llegar.

 

Se fue acercando a la mesa y dejó caer su cuerpo en la silla. Chasqueó los dedos y tras él apareció una frase en el encerado de pizarra negra.

 

 

Bienvenidos y bienvenidas a Historia de la Magia.

Editado por Nathaniel Malfoy

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La carta de aceptación para cursar el conocimiento de Historia de la Magia había llegado hacía algunos días, sí el momento de por fin aprobar ese rídiculo conocimiento había llegado. No entendía como es que seguía sin aprobarlo, cuando era una amante de la lectura y la historia, ¿sería su culpa? era muy probable que no, todo lo era de los profesores que nunca habían logrado captar lo suficiente su atención, como para continuar activa durante una clase, así que esperaba que durante esa clase, pudiera aprobarlo, porque no pensaba gastar más en clases fallidas.

 

Considerando la posibilidad de no llevar el libro que le solicitaba el profesor, negó con lentitud, claro que lo llevaría, de algo tenía que servir el ser propietaria de una librería, por lo que envió su elfina doméstica: Clariss, para que lo consiguiera y en cuanto se lo llevó hasta su habitación en la casona Black Lestrange, lo guardó entre los pliegues de su capa de viaje y dio un medio giro, para desaparecer envuelta en una voluta de humo negro, rumbo a las afueras de la Universidad Mágica.

 

Midiendo cada uno de sus pasos, esbozó una media sonrisa porque las gotas de agua intentaban filtrarse por su abultada capa de viaje, pero no lo conseguirían, por lo que sin detenerse siquiera a observar los paisajes que le ofrecía el recinto, continuó con sus pasos hasta llegar al aula, en la cual rezaba "Historia de la Magia", segura de que sería la primera en llegar, ingresó sin molestarse en tocar la puerta. Sin embargo, se llevó la sorpresa de encontrarse con el profesor sentado sobre una silla, mirando a las bancas.

 

—Espero no llegar muy temprano —soltó deshaciéndose de su capa de viaje, para dejar al descubierto un provocativo vestido negro que hacía juego con las zapatillas que había elegido para ese día, mientras que su rubia cabellera de inmediato tomó su sitio habitual sobre sus hombros—. ¿Es usted el profesor Malfoy? —añadió recorriendo al mago de arriba a abajo con descaro, como quien analiza a una posible conquista.

 

La clase podría volverse un poco interesante, porque el pelirrojo era más que atractivo y eso generaba un sinfín de posibilidades. Considerando eso, se sentó sobre su escritorio, esperando la respuesta a su pregunta con una sonrisa coqueta en sus labios.

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Terminó de tomar su taza de café mientras terminaba de adorar el paisaje que adornaba la tarde en los terrenos de su castillo. Todos los matices, colores, aromas y texturas que les otorgaba la primavera hacía que la imponente construcción en Ottery resaltara por encima de las otras.

 

- Amo Emmet es hora de que vaya al Ateneo para el cursado de su nuevo conocimiento.

 

La chillona voz del elfo irrumpió la calma que tenía. Shave ya estaba acostumbrado a los regaños del vampiro y de las palabras mal sonantes que podía escupirle en la cara pero el sirviente tenía razón. Con el comienzo del mes de julio, el Nigromante, había alcanzado el nivel mágico que le permitía adquirir un nuevo conocimiento el cual sería adicionado a los otros cinco que ya poseía.

 

Dio el último sorbo a su infusión y dejó la taza de porcelana en la mesada. Su túnica azul, algunos libros que hacían referencia a varios temas de historia de la magia, principalmente el de Bathilda que fue pedido en la lechuza que le llegó en la mañana; nunca salía sin algún apunte de la materia ... por cualquier cosa que el profesor preguntara. Tomó sus cosas y le dio las últimas indicaciones al elfo.

 

Desapareció sin más desde la cocina, uno de las ventajas de ser patriarca de la familia.

 

Cuando hubo tocado suelo firme en los terrenos del Ateneo de Conocimientos fue directamente hacia el tablón en donde se publicaba la lista de las aulas en los que se cursarían los conocimientos del mes. Encontró la correspondiente a Historia de la Magia y se encaminó hacia allí. La puerta estaba un poco entre abierta. Por el pequeño espacio que quedaba pudo ver al profesor, que resultaba ser nadie más que Nathaniel aquél mago con el que compartía el mismo bando de preferencia, la Marca.

 

Terminó de abrir la puerta con un pequeño empujón. Su primera vista fue hacia las cortinas violeta (hermoso color por cierto), la luz de la tarde que se colaba por las ventanas y un delicado aroma a incienso que inundaba la habitación. Luego puedo notar la presencia de otra compañera y amiga de bando, Mia, la mortífago Directora de Gringotts.

 

- Buenas tardes - saludó a ambos presentes mientras tomaba asiento al lado de la bruja - Disculpen la tardanza. Cosas de familia surgieron a último momento - se excusó.

 

Se terminó de acomodar. Colocó el ejemplar del libro que había pedido el profesor y aguardó.

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Crazy Awards 2018:

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Señora Black Lestrange, alguien debería decirle que los escritorios no son para sentarse.

 

Aquel fue el primer comentario que el joven de cabello rosa acababa de hacer antes de posar su mirada al profesor de Historia. Al ver de quien se trataba pensó que aquello debía ser una broma, Nathaniel Malfoy le iba a dar una clase de Historia de la Magia o era que la clase había cambiado a Historia de la sexualidad. No lo tenía muy en claro, pero aun recordaba el pergamino con la nota de que los iba a estar esperando con el libro de Historia que tenía ya más de mil años que no era actualizado.

 

Aries era especial hasta cierto punto cuando se trataba de su formación, odiaba tener que llevar libros a sus clases, los consideraba inútiles y estorbosos, así que trataba de leer los libros antes de cada clase para memorizarlos y no tener que llevarlos a clase.

 

Nathaniel Malfoy, vaya sorpresa. Es usted profesor de conocimientos… espero no se tome a mal la forma en como lo trate en clase.

 

Tras dejar de ver al pelirrojo que se veía mejor sin ropa que con ella, saludo a su compañero Emmet, lo había visto un par de veces dentro de la fortaleza oscura, al parecer aquella clase podía ser todo lo divertido que podría llegar a ser una clase de Historia.

 

Haughton, un gusto verlo por aquí.

 

Había saludado a todos los presentes a su forma de ser, pero al igual que la Matriarca de los Black Lestrange no había podido dejar de sonreír de manera lasciva. Le divertía la imagen que se acababa de hacer en su cabeza, era obvio que esta clase debía terminar en la cueva de los pretty boy Dirty boy, ahí nadie los juzgaría. Pero por el momento trato de poner más incómodo al Malfoy.

 

¿Hace cuánto está dando Historia de la Magia? ¿Lo cree necesario? ¿Qué temas vamos a tratar?

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Despues de un dia de regreso al Mundo Magico bastante productivo, al siguiente dia me llego una lechuza de la nueva clase que tenia en la nueva Universidad Magica.

 

Habia postulado para las tres materias que mas me intrigaban y gracias a Merlin habia quedado en la que se me hacia mas interesante, sonrei para mi mismo, esa clase serviria mucho para mis propositos de acabar con los bandos.

 

Me habia pintado con rotulador verde y negro permanente el simbolo de los Mortifagos en el brazo izquierdo y en el otro brazo a un fenix de color amarillo brillante. Era mejor tener los dos lados cubiertos, los protegi con un hechizo que los haria imborrables por lo menos en la hora de clase.

 

Pedian en la lechuza una copia de historia de la Magia de Bathilda Bagshot, lo que afortunadamente ya habia comprado por adelantado y llevaba la mitad del libro leida, aun faltaba leer algunas paginas del libro sin embargo pensaba leerlas en clase.

 

Me vestii y me dirigí hacia la clase con libro bajo la manga. Llevaba una tunica morada que me protegia del frio y ademas atras de esto llevaba mi playera de manga larga y unos pants que me servirian por si tenia que quitarme la tunica. Llevaba tambien en el zapato izquierdo mi varita, aunque era una clase de historia, la llevaba por si pasaba algo anormal.

 

Llegue al lugar de la clase, ya habian llegado algunos maestros y por lo que vi tambien el profesor.

 

-Buenas tardes- salude cordialmente lanzando una sonrisa a mis compañeros e intentando esconder un poco de mi nerviosismo. - Llegue a tiempo para la clase? O ya me atrase mucho?- pregunte al ver a toda la clase callada...

 

 

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El tiempo no dejaba de transcurrir, de la misma manera en que alumnos no dejaban de arribar al aula. Afortunadamente, dos de ellos, eran miembros de la Marca Tenebrosa, por lo que estaba segura que podrían llevar a buen término las lecciones y que disfrutarían algo de diversión si se lo proponían, y pensando en eso, respondió al saludo de Emmet con una cabezada y se corrió un poco sobre el escritorio para que él pudiese acomodarse cómodamente a su lado.

 

—Señorita Black Lestrange, aunque te cueste trabajo cariño. —respondió ante el comentario del pelirosa— ¿Verdad que es toda una revelación? —respaldó el comentario relacionado a que precisamente el Malfoy fuera su profesor de Historia de la Magia— Estoy segura que nos enseñara cosas realmente entretenidas y que podremos aprovechar en nuestra vida diaria.

 

Levantándose de la mesa, se encaminó hasta él pelirrojo y esbozó una media sonrisa traviesa antes de pasar su mano por el contornó de sus hombros, para después bajar por uno de sus brazos, el cual apretó un poco, disfrutando de sus torneados músculos. Al soltarlo, levantó un pulgar, en señal de aprobación, dejando claro a sus compañeros que sí, él profesor tenía alguna que otra habilidad que enseñarles y poner en práctica.

 

— ¿Nos enseñarás algo relacionada a las fiestas que se vivían en los Bacanales —preguntó al oído del Malfoy, recordando como el nombre estaba asociado a las interminables y atrevidas orgías del imperio romano. Alejándose un poco del lugar, volvió a sentarse a lado del Haughton y notó la presencia de alguien más, un joven que nunca había visto.

 

Saludándolo con un simple movimiento de su mano, espero a que el profesor por fin dijese algo más, porque su silencio comenzaba a terminar con su paciencia de una manera sobrenatural, lo que generaba que su imaginación, comenzará a volar creando interesantes propuestas de como incordiar a alguien.

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Sabía quiénes eran sus alumnos, lo sabía.

 

Pero no le gustaba del todo pensar en ello.

 

De la lista de inscritos al conocimiento impartido por el también profesor de Hogwarts Nathaniel Malfoy, figuraban varios mortífagos. ¿Qué había de malo en aquello? A simple vista nada, si fuesen sólo ellos en una clase íntima y familiar.

 

El problema residía precisamente en que la realidad era todo lo contrario. Compartían aula con gente que no figuraba en la Marca Tenebrosa y deberían de andar con pies de cristal en cuanto a las confianzas. No podrían hacer comentarios que los delatasen, ni tampoco algún que otro hechizo extraordinario.

 

Y ahí estaba el ensimismamiento del pelinaranja.

 

Independientemente de que la clase estaba preparada para comenzar, se había dispersado de tal manera que parecía como si hubiese perdido la facultad del habla. Iban y venían los cuchicheos en un rumor continuo de los alumnos. También las preguntas de cuándo comenzaría todo. Agitó la cabeza, negando con ella, aclarando sus pensamientos e infundiendo sentido común a su cerebro. Tenía que masticar y digerir aquellos comentarios y caricias de Mia, y esquivar las preguntas incómodas de ella y Aries. Resopló y se rascó la nuca.

 

- Veamos, la clase debe comenzar. - dijo en apenas un hilo de voz. Carraspeó para aclarar la garganta y comenzó con los paseos tan míticos como enigmáticos que siempre trazaba durante sus cátedras.

 

- Está todo preparado y debemos comenzar. Redundancias a un lado, sé que el ejemplar del libro que os he pedido quizás os parecerá un tanto anticuado. No lo es. -

 

Sus pasos hacían un sonido zigzageante en la sala, casi hipnótico. Arrastraba los pies como si aquello le ayudase en el flujo de pensamientos.

 

- Este libro tiene una característica exclusiva que otros libros de Historia de la Magia no tienen. Dice cosas sin leerlas. -

 

Había sonado de nuevo demasiado disperso. ¿Podría estar ahí precisamente el vínculo familiar que le unía Orión? Ambos eran extravagantes en ciertos momentos, en ciertas expresiones.

 

- Quiero decir que menciona cosas como muy por encima, casi sin prestarle atención. Pero si sabemos jugar con esas armas, será una gran noticia.

 

Había parado en seco su travesía de repetición infinita. Cambió su camino y lanzó sus pies hacia la mesa del profesor, en la que tenía el ejemplar original que tanto valoraba. Lo abrió por una de las páginas previamente consultadas.

 

- Página 31.-

 

Con voz queda levantó la vista del libro para cerciorarse de que sus alumnos habían recibido y llevado a cabo la orden. Volvió al tomo.

 

- Si leéis por aquí, mencionan diferentes esculturas mágicas que fueron importantes en Hogwarts y demás colegios de Magia y Hechicería. Pero tampoco van muy a fondo. Pero sí eran importantes. Pero... No se sabe muy bien porqué. ¿Me explico?-

 

En realidad no se había explicado. Pero él se entendía.

 

- Resumiendo, tomad esto. Nos vamos al antiguo Hogwarts.-

 

Lanzó con su diestra un bolígrafo recién invocado a cada uno de sus alumnos que, en realidad, era un traslador.

 

Se iban de viaje.

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El joven hechicero que daba la clase de Historia de la Magia, no me daba mucha confianza, sin embargo al oir lo primero de las esculturas o estatuas del antiguo hogwarts se sintio mas confiado. Podia decirse que el joven se habia leido bastante bien algunos fragmentos de la historia de magia.

 

Despues de ordenarnos irnos a la pagina 31 donde se veian las esculturas de Hogwarts, que habian pasado sin son ni gloria y era lo que parecia que ibamos a descubrir a traves de un traslador que avento hacia nosotros.

 

-¿Osea que viajaremos al pasado? ¿Como es posible eso?..- dije mientras tocaba el boligrafo y este hacia su magia, brillando en un tono azulado haciendo que de repente sintiera como dejaba de tocar el piso por un breve momento y sentir como volaba por los aires por unos momentos hasta aterrizar de pompas en lo que sentia como pasto fresco.

 

Pudo ver frente a el el majestuoso castillo de Hogwarts, lugar de las mejores clases en el momento, cuando senti que todos los demas alumnos y el profesor se encontraba alli levante la mano, apartando la mirada del castillo y posandola en el profesor.

 

-Disculpe tengo varias dudas que me gustaria que respondiera, en primera tenia entendido que los viajes al pasado, habian quedado en el pasado, pues en Historia de la Magia hacen referencia a que los giratiempos que habia en el pasado todos se habian hecho añicos, la unica forma de viajar al pasado seria con un pensadero, ¿Esto es como un pensadero?- pregunte ansioso- La siguiente duda es ¿En que epoca estamos? La epoca de el trio dorado, o la epoca de Tom Riddle, el niño malcriado, o la epoca de Grindelwad?.- dije tomando aire para la siguiente- ¿Podremos interactuar con el ambiente? ¿O somos fantasmas?- pregunte ansioso de saber las respuestas...

Editado por Jacob Cullen Black Potter

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Wiiiii, el antiguo Hogwarts…

 

Si, el nigromante se estaba burlando del profesor, odiaba viajar al pasado, estar en el pasado no era estudiar la historia, era analizar los hechos de ese presente y eso hacía que perdiera el chiste, puesto que al estar ahí significaría cambiar un poco el transcurso de la historia. Así que estaba molesto, pero dejo que el pelirrojo procediera a explicar por qué eligió aquel lugar en la Historia.

 

Sabe, yo al único lugar que lo acompañaría sin preguntar es a su cama. —el Ivashkov era directo y le gustaba molestar al profesor. —Pero, no vamos a aquel lugar, así que sea bueno y ayúdeme a entender ¿por qué viajar al pasado para visitar Hogwarts? Y no Estudiar el recinto en la época actual.

 

Sus palabras habían quedado flotando en el aire, cuando el traslador en forma de pluma los llevo a lo que era Hogwarts. Aries miro a todos lados y se golpeó la cabeza con la pluma mientras sacaba la varita mirando a sus compañeros.

 

Lo mejor será no ocasionar ningún daño o el curso en el futuro puede cambiar. —guardo su varita y activo el poder de los anillos, lo mejor era caminar con total sigilo por Hogwarts y que nadie los viera. Capaz si alguien lo llegaba a ver se enamoraba de él. —Vamos, caminemos a buscar las esculturas que dice acá el joven.

 

Mientras caminaban le había hecho una señal a Mía para que activara su anillo de los oídos indiscretos, lo mejor era que tampoco nadie los escuchará hablar no era bueno para nadie ser descubierto en otra época que no fuera la de ellos.

 

Emmet —por un momento había olvidado que al saludarlo lo había tratado de forma muy cordial y nada amistosa. —tienes el anillo de la escucha? Puedes escuchar si en aquel pasillo se encuentra alguna persona. Creo ahí está la primera escultura a estudiar.

 

Tras dar todas aquellas indicaciones se dirigió al profesor que se encontraba callado.

Espero no le moleste mi iniciativa profesor, pero es lo mejor para no alterar el transcurso de los años.

Editado por Ariel Aries Bra Yaxley

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Sí. Iban a viajar al antiguo Hogwarts. El vampiro recordaba haber hecho lo mismo en una de sus clases de Magia Avanzada cuando llevó a sus alumnos al medio de plena batalla. Ahora seguramente, Nat, no tenía el mismo plan ya que había hecho mención a algunas esculturas y estatuas que todavía estaban en pie en aquél emblemático símbolo escolar que se alzaba entre las montañas.

 

Un nuevo muchacho había arribado a la clase. Le había hecho algunas preguntas al profesor pero justo, en ese momento, había lanzado el traslador para poder viajar a Hogwarts. Algo movido estuvo el viaje. No estaba acostumbrado aquél método de transporte en donde parecía que había un embudo que se los comenzaba a tragar a cada uno que pasara por ahí.

 

Cuando hubo tocado suelo firme lo primero que intentó fue recobrar el sentido de la orientación para ubicarse en tiempo y espacio. Cuando pudo hacerlo, de manera parcial, la pregunta del pelirrojo. Los anillos de los libros que el Nigromante ya había cursado siempre estaban con él por cualquier cosa que sucediera.

 

- Accio anillos.

 

Conjurando con Nix aquél hechizo una bolsita de plástico salió de su mochila. Dentro de ella estaban todos los anillos:

 

- Anillo de salvaguarda contra oídos indiscretos, anillo de escucha y el anillo detector de enemigos. ¡Acá tengo los tres!

 

Gritó sin darse cuenta de que un alumno del colegio pasaba frente a él y se quedaba mirándolo sorprendido. Sin chistar ni decir nada alcanzó a Mia y Ariel para ponerse a su par y comenzar con la búsqueda.

 

- ¿Cómo sabes que allí atrás está la estatua? - preguntó a su compañero mientras se colocaba, en su dedo anular, el Anillo de Escucha. Su oído se agudizó bastante pudiendo escuchar lo que se decía detrás de aquella pared - Hay dos alumnos hablando de una tarea de pociones que es complicada por no sé que cosa ... - les comentó a sus compañeros - Pero no dicen nada de estatuas.

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