Jump to content

Leyes Mágicas y Estudios Muggles


Patrick Colt
 Compartir

Leyes Mágicas y Estudios Muggles  

5 miembros han votado

You do not have permission to vote in this poll, or see the poll results. Please sign in or register to vote in this poll.

Publicaciones recomendadas

Diario Hoy,

 

Buenos Aires, La Plata, 25 de junio 1989.

 

Masacre en el Hospital Neuropsiquiátrico Dr. Alejandro Korn de Melchor Romero en la Provincia de Buenos Aires.

 

La pasada noche, dentro de las instalaciones del nosocomio se dio el homicidio serial de más de una veintena de miembros del personal médico que allí laboraba, y más del 80% de los pacientes internados.

 

El Diario Hoy tuvo acceso a imágenes exclusivas de lo que quedó tras el paso de quien aún se desconoce propició el macabro hecho. El número de víctimas aún se desconoce mientras la Policía Federal realiza las investigaciones y el conteo de los fallecidos. Tampoco se maneja aún la cifra de personas heridas.

 

 

 

Así lo delataba el diario argentino. La hoja del periódico se achurraba en el puño de un hombre que caminaba por un pasillo desolado. No se dio la oportunidad de terminar de leer el artículo, que desechó de inmediato. La pintura se desprendía de las paredes en complicidad con los años de total abandono, al igual que la integridad de sus enceres que permanecían encerrados.

 

Lo que sí parecía permanecer intacto a lo largo del camino, eran aquellas manchas distorsionadas y oscuras de lo que alguna vez fue la sangre de las múltiples víctimas. Se estampaban por doquier ilustrando la masacre a su cargo y que cobró vida en aquel lugar.

 

El Hospital de Melchor Romero jamás había estado bajo la lupa pública previo al escándalo, pero posterior jamás alguien estuvo de acuerdo en recorrer nuevamente las instalaciones.

 

Ya no servía para alguna otra tarea que no fueran las esporádicas visitas del Mago Tenebroso, quien astutamente custodiaba los interiores con su presencia oscura. Y, a sabiendas que no era un lugar al que llegaran las tendencias muggle, también lo utilizaba para ocultarse. Ser uno de los peores criminales de la época, le otorgaba una responsabilidad vestida de adrenalina e intranquilidad para cometer actos aún peores. Siempre lo perseguían.

 

En su mano zurda, ella vibraba intensa. Reconocía el lugar en donde estaban y seguramente remembraba lo que ocasionó toda la magia que fue escupida por su punta de Acacia negra. Era esa fiel arma que Patrick Colt no soltaba jamás; así como sus ideales de purgar la sangre.

 

En ese preciso instante, ardió su tatuaje tenebroso. Su color era tan macabro como el del rastro seco de sangre que vacilaba por doquier, en cada esquina del trayecto donde hacía muchos años atrás habría aniquilado más de una centena de muggles. Los consideraba impropios de la vida y un insulto a la misión mágica. El mundo debía ser restaurado, extrayendo a esos seres de su tierra.

 

- Es un llamado de la Universidad Mágica, mi señor - le indicó su elfo doméstico de piel oscura quien lo seguía con paso apresurado e intentando no toparse con esos manchones oscuros testigos de tanta muerte - clase de Leyes Mágicas con

 

- con Estudios Muggles, de Sagitas -. Completó el segundo elfo al otro lado del hombre, quien luchaba por mantener tapada su nariz, el olor a humedad y putrefacción le causaba repugnancia.

 

El Cardenal de la Muerte sonrió. Debía toparse nuevamente con la pelivioleta, ésta vez, debía extraer de la mujer mayor información. A Patrick Colt ya no le bastaba con saber que ella era Miembro de la Orden del Fénix, por lo que debía averiguar, inclusive, donde duermen sus familiares.

 

- Es hora de darle hermanitos a la Historia que vi nacer en éste hospital - y con esa sonrisa ancha y cínica en su rostro, desapareció.

Ex-Líder de Bandos | Ex-Wizengamot | Ex-Orden de Merlín 1ra Clase
ovh5AOg.jpg
 iHZc2NJ.gif 1MEiDe4.gifDwz5N3J.gif

Enlace al comentario
Compartir en otros sitios web

  • Respuestas 14
  • Creado
  • Última Respuesta

Top participantes en este tema

¡Por fin una clase normal y corriente, sin problemas, sin salidas ni peligros! Esta vez, sabiendo que mi alumno sería el mismísimo Director de la Academia, decidí ser tradicionalista y dar la clase en la Torre de Conocimientos, en la escuela. Quería evitar problemas como la última vez, que aquel asesino de Patrick había atacado a mi alumna y a mí en medio de una oficina muggle. Menos mal que los Directores de la Academia no se había enterado o me habría caído un rapapolvo de aúpa.

 

Así que hoy, en el centro de estudios y sin poner en peligro a Niko. Lo había preparado todo para que la pared del fondo, la de la pizarra, se convirtiera de forma mágica en una calle muggle desde donde podría enseñarle la teoría sin intervenir en ninguna práctica peligrosa. Podría ir cambiando de planos como si estuviera en una película de cina y enseñar moda, edificios, artilugios maravillosos que funcionaban sin magia... Yo misma estaba maravillada mientras montaba imágenes vivas que irían plasmando, de forma segura, todo lo que quería enseñarle a mi primo Uzumaki. De alguna manera, aquella iba a ser la más y mejor clase de toda la historia de la Universidad.

 

Estaba muy preparada y me sabía toda la teoría de corrido. Empezaría con la teoría de las leyes que ocultaban la magia a los muggles y daría mil datos aburridos pero necesarios. Aquella clase iba a ir muy bien, sin peligros, sin riesgos, sin ataques inesperados y sin sentirme vulnerable. La puerta se abrió y un elfo me acercó un pergamino. Era de la Dirección. Por un momento pensé que @@Niko Uzumaki no iba a venir a la clase y se disculpaba pero me anunciaban que mi clase sería compartida con el profesor de "Leyes". Sonreí, feliz, puesto que eso entraba en mis planes de la teoría de Estudios Muggles. No me pregunté quien sería el profe, pues hacía tiempo que no iba a reuniones del Claustro; me pregunté si él tendría inconvenientes en dar la clase en el aula o si tendría que ceder un poquito y salir al exterior del campus.

 

Mientras no me encontrara con Patrick...

kNTUx8c.gifsf6Sw.gifHdDMuO2.pngXXBPo79.gifKRLtVZp.gif

D69M3Vr.jpg

  tOWLU4S.gif  KhGckEc.gif.6e9b2b71e2797bafac6806b66df1d1b0.gif     Icr0JPz.gif

0jsC0dL.pngWliKSjc.pngckkcxVm.png

Enlace al comentario
Compartir en otros sitios web

En efecto, así fue.

Cruzó el umbral de la puerta de entrada de la Universidad. A su paso, un rastro intangible de opresión y densidad se dejaba percibir sin esfuerzo alguno. El pabellón de docencia parecía recriminar la llegada del hombre, pues lo ignoraba y se mantenía firme en todo lo alto. Digno de un templo mágico como ese.

Ésta vez, la clase tocaba en el turno diurno. La mañana era fresca pues la brisa que corría lo hacía de manera libre, entre el verdor de los terrenos se purificaba y se colaba entre sus paredes atravesando los amplios ventanales en forma de arco que rendía pleitesía al paraíso que se desplegaba debajo del sol. Sin embargo, con la presencia de Patrick Colt, la paradoja se recreaba peor.

En ese instante iba solo, sus elfos habían recibido instrucciones de custodiar el hospital y también su varita de Acacia. En cambio, llevaba una varita de Cedro, también negra, por simple precaución. Estaba ejerciendo un cargo dentro de una institución mágica regulada por el Ministerio de Magia y que, de ser posible, pudiese ser intervenida en cualquier momento. Y Patrick Colt no era un mago en el que la sociedad pudiese confiar.

Al girar la última esquina ampliamente iluminada, y con la luz del sol sobre su rostro, avanzó hacia el aula de la Torre de Conocimientos. Por un momento dudó de su compañera de clase, Sagitas, la elección de un salón tan apartado dentro del edificio era de sospechas. Pero era ella, una bruja que se divertía haciendo creer a todos los habitantes de Londres que era una pobrecilla payasa ingenua de peluca violeta, sin embargo para él resultaba ser el ícono viviente de que la Misión de la Orden del Fénix no se encontraba tan extinta como creía.

Apartó la puerta.

El aula fue presa de una lobreguez inmediata. La densidad se adueñó de cada espacio dentro de sus paredes. Era él, Patrick Colt, mago tenebroso capaz de obtener cuerdas ilegales en toda institución mágica. Y, aunque no fuera un mago en el que se pudiera uno fiar, tenía aliados a su favor que lograban permitirle encuentros como ése. Anne había hecho un excelente papel de Directora durante los últimos tres meses.

- Leyes Mágicas - dijo, irrumpiendo totalmente con la tranquilidad del lugar, de Sagitas y del curso regular de una clase que debiera ser compartida - soy Patrick Colt y en instantes compartiremos conocimientos con la profesora de Estudios Muggles: Sagitas E. Potter Blue.

Pero que conociendo al Cardenal de la Muerte, sólo sería una clase promesa de problemas.

Ex-Líder de Bandos | Ex-Wizengamot | Ex-Orden de Merlín 1ra Clase
ovh5AOg.jpg
 iHZc2NJ.gif 1MEiDe4.gifDwz5N3J.gif

Enlace al comentario
Compartir en otros sitios web

estáis como cabras, ésto será interesante jajajaja

 

On:

 

Y digo yo, ¿porqué anotarme a Leyes Mágicas? Mi cabeza retumbaba esa pregunta en la que no encontraba respuesta. A pesar de trabajar como pasante en el Bufete Vladimir, tendría que tener un título oficial o algo. Bueno, no es que me importase mucho, también era cierto, que hacía mil años que no me pasaba por ahí. Algo de lo que Bonifacci estaría contento. Ese chusma de elfo no es que me soportase y por ende yo tampoco lo soportaba... Estaba tan pensativa, mascando un poco de regaliz tumbada en una tumbona de playa hasta que la vi...

 

Una pequeña lechuza blanca provenía de la Universidad. Hacía mucho tiempo que me había inscrito a esa asignatura y bueno, no negaba que estaba ansiosa por empezar. El ave dejó la carta encima de mis manos y giró de nuevo para volver a su destino. Ahí se me informaba de la hora y tenía curiosidad por saber quién sería mi profesor, o profesora. Pero lo que más me inquietaba era si tenía que llevar o no toga. No lo dudé más y me cambié de ropa, me puse un traje pantalón chaqueta negro, con botas de aguja y una camisa blanca.

 

Me puse por encima la vieja toga del negocio que suponía que regentaba Sagitas y por debajo de la camisa el monedero de piel de moke en dónde llevaba mis múltiples cachivaches. Tomé el anillo de la habilidad y lo coloqué en el dedo corazón. Recogí mi varita de álamo y susurrando un 'fulgura nox' se abrió un portal oscuro dentro de mi propia habitación, del castillo Rambaldi. Suspiré y empecé a avanzar con paso firme y seguro hasta que la luz del sol me cegó durante un segundo.

 

Cuando me acostumbré a la luz del sol, crucé todos los terrenos hasta llegar al aula en dónde se suponía que daría la clase. Pregunté a uno de los empleados y a me dirigí a ella. Entré en el interior y quedé estupefacta. Los reconocí a ambos. Sagitas y Patrick Colt.

 

- Vaya, vaya, vaya... ésto es de lo más interesante -dije con un tono burlón mirándolos a ambos. Me senté lo más cerca posible de ellos y saqué pergaminos y los cachivaches que necesitaría para escribir, de dentro del morral de cuero.

 

- Supongo que usted será mi profesor, ¿verdad? -dije, manteniendo la vista y la sonrisa en Patrick- es un honor conocerlo por fin. Estoy ansiosa por ver, lo que puede enseñarme profesor.

 

Sentada en mi silla hice que las patas traseras se inclinasen un poco para balancearme con suavidad mientras los veía a ambos. No sabía porqué, pero me daba la sensación de que la clase podía acabar en desastre...

Enlace al comentario
Compartir en otros sitios web

Grité. ¿Quién podía acusarme de blanda por hacerlo? Allá delante, tras una oscuridad total de la clase, que no sé si fue debida a un polvo peruano o si fue sencillamente que las velas se habían apagado, estaba él. El hombre de quien llevaba un tiempo escapando por los pelos. ¿He dicho por los pelos? No, no, había sido porque soy buena y valiente y tengo un gran control sobre mis poderes mágicos y porque soy mejor que él. Carraspeé y, con un gesto rápido, me parapeté tras el respaldo de una silla que había al lado de la mesa de los profesores. Una silla. Sólo una, ¿qué hacía él aquí?

 

-- ¿Qué...? -- conseguí pronunciar, con voz de p***.-- ¿Compartir qué...? Yo no quiero compartir nada contigo.

 

Busqué con la mirada a mi alumno, al director de la Universidad, para que dijera que aquello era una broma de mal gusto.

 

-- Tú no eres el profe de...

 

La puerta se abrió y esperé con gran esperanza que Niko apareciera allá. Pero no fue así. Si existe en el mundo mágico eso de la Ley del tal Murphy, se acababa de cumplir: entró mi sobrina Heliké.

 

-- No... -- Meneé varias veces la cabeza, negando que aquel binomio se hubiera podido juntar de alguna manera en mi presencia. -- No, no, noooo.... Vosotros dos juntos es ... Imposible.

 

La señalé con un dedo acusador. Heliké llevaba la túnica del Bufete Vladimir.

 

-- ¡Túuuuu! Te has confabulado con éeeeeeel... ¿Pretendes deshacerte de mí antes de la boda? Pues no podréis conmigo...

 

Vale, mucha palabrería mientras seguía sin reaccionar, con la silla por delante y olvidando que tenía una varita por algún sitio. Siempre la perdía en los momentos importantes.

kNTUx8c.gifsf6Sw.gifHdDMuO2.pngXXBPo79.gifKRLtVZp.gif

D69M3Vr.jpg

  tOWLU4S.gif  KhGckEc.gif.6e9b2b71e2797bafac6806b66df1d1b0.gif     Icr0JPz.gif

0jsC0dL.pngWliKSjc.pngckkcxVm.png

Enlace al comentario
Compartir en otros sitios web

Me cansaba la perorata lanzada por Sagitas al verme. Negué con la cabeza y extraje del morral del cuero, un trozo largo de regaliz que empecé a mascar, mirando a la pelivioleta con un gesto de burla...

 

- Vamos mujer, no seas tan dramática...

 

- Yo he venido aquí para dar clases de Leyes Mágicas, deberías hacértelo mirar -señalé con el dedo índice a la sien- ves conspiraciones por todas partes, yo aquí sólo soy una alumna más, como esperas al tuyo... que por cierto, ¿no debería de estar ya aquí? -pregunté, con voz inocente.

 

Puse la silla en posición horizontal y apreté los puños que los golpeé encima de la mesa.

 

- ¡Ya está bien Sagitas! -grité, como protesta -deja de hacerte líos mentales... lo de la boda, ya hablaremos, ésto no es el momento ni el lugar para ello....

 

Y recogí la botellita de tinta que, peligrosamente estaba llegando al límite de la mesa y amenazaba con romperse en el suelo, volviéndola a poner en su lugar, al lado de la pluma, mientras, intentando tranquilizarme comer la regaliz que había sacado anteriormente.

Enlace al comentario
Compartir en otros sitios web

Y ahí estaba nuevamente ella reaccionando de manera distinta a la prevista.

 

No era nuevo para el Mortífago que la manera en que Sagitas desviaba la atención fuera una de sus mejores vocaciones. Si seguía así, cómo podría probar a la población de Magos Tenebrosos que ella era un miembro de la Orden del Fénix; o quizás uno más. En su gran mayoría, los había logrado convencer que bajo sus manos descansaba la responsabilidad de haberlos extinguido. Era una responsabilidad llena de calma como las hojas de los árboles que bailaban alrededor de la Universidad al compás de la brisa que corría.

 

Su triunfo, bajo esa leyenda, era como la oscuridad que lo rodeaba: incapaz de ser disuelta ni siquiera por la luz solar del verano londinense. Pero que no solo era externa, sino que se impregnaba hasta las raíces más profundas de su ignominioso corazón.

 

El olor a vela conquistó el salón. En cada cirio, la cera derretida se secaba producto de la falta del calor de su candela que parecía haberse rendido ante la presencia del hombre. Mientras que, la bruja de cabellos violeta, terminaba cubriéndose tras una silla en el único pupitre que encontró. Patrick Colt tuvo la sensación de ver temblando la silla que ella sostenía.

 

Al momento en que iba a responder sus palabras, la puerta del salón volvió a abrirse y el espanto en la voz de Sagitas volvió a acentuarse. El Cardenal de la Muerte observó de un lado al otro, conectando la entrada de Heliké con la escena de Sagitas, la escena de Sagitas con la entrada de Heliké, una y otra vez formando esa secuencia que le robó una mediana sonrisa.

 

Sin embargo, su alumna saludó con una frase poco peculiar y que al asesino le tumbó el gesto de gracia. La fulminó con una mirada de destello dorado en su pupila, muy profundo y duro, logrando recrear una esquina del sol dentro de una cueva en medio de la roca.

 

Levantó su varita, sin apartarla de su vista, pero apuntando al techo; de él se desprendieron rocas de la nada misma que se fueron apilando en el medio del aula. El sonido era tormentoso y crujiente a medida que se iban armando como un rompecabezas. Al final, una lápida de casi tres metros se estampó entre la pizarra y las sillas de los alumnos, con un grosor no mayor a un metro y un aspecto tan desafiante, que convencía a quienes estaban cerca de alejarse.

 

- Así de estricta es la Ley Mágica - en su centro, en todo lo alto, grandes letras esculpidas de un color blanco brillante sobre áspera piedra rezaba: Estatuto Internacional del Secreto -. Romperla tiene costo: Azkabán.

Ex-Líder de Bandos | Ex-Wizengamot | Ex-Orden de Merlín 1ra Clase
ovh5AOg.jpg
 iHZc2NJ.gif 1MEiDe4.gifDwz5N3J.gif

Enlace al comentario
Compartir en otros sitios web

Seguía "matando" a Sagitas con la mirada. La verdad es que llegaba a ser bastante cansina por no decir, paranoica con el tema que había tocado. Pensaba que ya estaba más que asumido ese tema y lo último que me esperaba era que lo mencionase en medio de una clase como era de Leyes Mágicas. Suponía, por mi parte, que ella daría Estudios Muggles. Lo que yo desconocía era quién sería su alumno.

 

Tomé otra regaliz y seguí comiéndola. El señor Colt parecía que se divertía ante nuestra pelea, porque apenas había dicho palabra. Ni tan siquiera cuando yo, había formulado mi saludo. Por supuesto, no era para hacerle la pelota para que me aprobase ni mucho menos, pero conocía el respeto y más aún, cuando se trataba de temas de enseñanza...

 

Fijé mi vista a mi profesor y en su mirada... Bueno, no es que le tuviese miedo pero parecía que quería intimidarme. Sin poder evitarlo, esbocé una sonrisa burlona negando con la cabeza. Sabía que no podría hacerme nada si pensaba hacerlo. Estábamos en la Universidad y ahí los alumnos estábamos, por decirlo de alguna forma, protegidos.

 

Habló y lo que menos me esperaba era que cayese algo del suelo. Del susto, casi me caigo de la silla y eso que estaba en posición horizontal. Puse voz a mis pensamientos...

 

- ¡c***, qué susto! -protesté yo. Moví mi mesa y arrastré la silla hacia atrás al ver la forma de la lápida y las letras que poseía. Negué de nuevo con la cabeza. Y cuando terminó de decir esas palabras...

 

- Disculpe señor, pero hasta joven de seis años sabe lo que eso conlleva -intentaba que no sonara ni burlón ni pretencioso- al menos claro, que se haya criado en una familia mágica. Es lo que se da por hecho, que todos lo sepan.

Enlace al comentario
Compartir en otros sitios web

- Torre de Conocimientos - El Director le dijo a sus elfos que ese sería el lugar en el que se realizaría su clase de Estudios Muggles. En caso de necesitarlo con mucha urgencia tendrían que ir a buscarlo hasta dicho lugar para hacerlo salir, aunque esperaba que eso no fuera necesario porque llevaba muchos meses sin aprender un conocimiento y deseaba disfrutar la tranquilidad del aprendizaje sin ningún tipo de contratiempo.

 

El Tonks iba tarde por lo visto pero no le importaba porque siempre tenía muchas cosas para hacer y era todo un milagro si lograba cumplir con todos los tiempos de su apretada agenda - Espero que la clase sea interesante - En un giró inesperado había decidido cambiar su inscripción para tomar un conocimiento que no necesariamente era el principal o en el cual podría tener un mejor desempeño así que tenía claro que sería una clase interesante.

 

Al entrar notó que la clase era compartida aunque eso ya lo sabía por ser el director. No obstante, no esperaba encontrarse con una escena como aquella - Pero... ¿qué es este desastre? - Esperaba que los profesores tuvieran un poco más de control al saber que uno de los directores estaría en dicha torre para la clase pero no parecía ser el caso. El Tonks no entendía qué era lo que estaba sucediendo pero con una lápida en la mitad del salón no podría tomar una clase apropiada.

 

- ¿Qué se supone que debo pensar de esto? - Su mira se centró en Sagitas que era la encargada de enseñarle Estudios Muggles y su profesora en dicho momento - ¿Así debo aprender sobre los muggles? - Sabía que dicha lápida había sido generada con magia y quizás no podría estudiar los temas que lo tenían en dicho lugar pero Sagitas tendría que determinarlo y no él.

w3PBwnw.png


Zn4buB8.gif


Enlace al comentario
Compartir en otros sitios web

-- ¡Leñes! ¿Encima tendré yo la culpa?

Solía ser una bruja responsable que huía de los problemas pero en aquella clase parecía que me habían perseguido. ¿Quién en su sano juicio juntaría a aquellos dos ante mi presencia? Alguien que no supiera lo loca que me volvía con ambos delante, por supuesto.

Que la sosa de mi sobrina me gritara, me molestaba; mucho.

Que el inepto de mi compañero de clase se comportara como un loco asesino y rompiera una losa en medio de la clase, me molestaba; mucho.

Pero que el Director de la Universidad llegara y me pidiera explicaciones, a mí, de lo sucedido, me cabreaba. Y mucho. Y fue por eso que le contesté de forma abrupta y con un claro enfado en el rostro.

-- Señor Uzumaki. Llega tarde. Si hubiera llegado a su hora hubiera visto que ese vandálico que ha puesto como profesor -- y señalé a Patrick Colt -- se ha comportado como un loco y ha lanzado ese pedruscolo en medio de la clase, destrozando varias sillas con su exagerado y dramático gesto

Paré sólo para tomar aire y después señalé a mi futura nuera.

-- Y su alumna no se crea que está teniendo un mejor comportamiento. Ha estado hablándome de forma prepotente y abusiva -- ¡hala cómo me pasaba! -- y me ha estado faltando al respeto que como docente me merezco. Yo la mandaba a casa con un castigo ejemplar como el de no poder apuntarse a ninguna asignatura más en todo un año. ¡Y encima come en clase! -- sin invitar, la muy mala.

Puff, sí, me había pasado pero como para algo soy la profa, intenté arreglar la situación.

-- De todas maneras, usted ha venido aquí como alumno y ahora mismo no es Director, así que no le obligaré a tomar medidas tan duras contra el alumnado ni contra el profesorado, sino que le pasaré esta nota sobre leyes mágicas que protegen a los muggles, para que las lea. Es algo vital y seguramente ya conocido por todo mago a estas alturas de estudios universitarios pero no vamos a empezar la casa por el tejado. Tome nota, eso es un refrán muggle que, por si no lo sabe, significa que hay que empezar las cosas por el inicio, no por el final, o no se entiende nada.

 

Vi la varita encima de la mesa de profesores y me acerqué, teniendo buen cuidado de no dejar muy lejos la silla que había hecho servir de parapeto, además de no acercarme mucho a Patrick Colt. No esperaba que se atreviera a nada, delante del Director, pero tampoco iba a fiarme sin tener la varita en mi mano. La tomé y casi suelto un suspiro. Hice un movimiento rápido y el pergamino con las notas más importantes sobre las leyes mágicas que protegían a los muggles de los hechiceros.

 

-- Léalo bien porque son muy importantes.

http://i.imgur.com/5AIcRfL.jpg

 

 

-- Ese es un resumen de lo que es la Ley de Estatuto del Secreto de los Magos de 1689, que supongo que todos los presentes aquí conocen -- hice un ademán de "reconocimiento" al otro profesor que bien podía pasar por una burla, siendo él quien impartía la clase de Leyes Mágicas. -- Es esa que tan teatralmente ha roto el Señor Colt escenificada en esa lápida.

 

Le di la espalda tanto a Patrick como a Heliké, para pasar de ellos dos, aunque no solté la varita por si la necesitaba. No me fiaba de ese asesino.

 

-- También se la conoce como el Estatuto Internacional del Secreto. En el año 1689, aunque algunos profesores de Historia de la Magia sitúan su aprobación tres años después, se aprobó esta Ley que sirve tanto para proteger a los muggles de nosotros como a nosotros de ellos. Se prohíbe cualquier manifestación de magia delante de los llamados muggles, es decir, los que son ajenos a la magia. Toda falta se penaliza a una condena en Azkabán, como bien dijo el Sr. Colt antes de que usted llegara, u otra cárcel mágica según el país en que se cometa la falta. No pueden ni siquiera imaginar que somos magos y que podemos gobernar la magia. Es de los mayores logros unánimes de las Leyes Internacionales.

 

Esperé un minuto para continuar, tanto para respirar (a mí noooo me gusta hablar) como para que mi alumno tomara notas o considerara la importancia de esta Ley.

-- Fue necesario crear esta Ley porque, por regla general, los muggles tienen tendencia a relacionar la brujería con algo malévolo y maléfico, y durante la Edad Oscura muchos de nuestros similares fueron desaparecidos durante las persecuciones contra todo aquel que supiera usar la magia. Incluso sus propias poblaciones fueron diezmadas por el mero hecho de sospechar de ello, muchas veces de forma infundada. Por otro lado, muchos magos se creían superiores por saber usar la magia de manera que abusaban de ese poder maltratando a los muggles.

Suspiré, era un problema que se mordía la cola, en el origen y en la consecuencia. Ahora me giré hacia los otros dos presentes en el aula, como si quisiera recalcar que me creía que ellos dos podrían ser de este tipo de personas malvadas que actuaban así.

-- La comunidad internacional se vio obligada a intervenir y crearon esta Ley con multitud de cláusulas hasta llegar a la que hoy conocemos. En resumen, queda así: cada comunidad mágica se hace responsable de todo suceso mágico que ocurra en su territorio y tendrá que dar explicaciones. Para eso está la Representación de la Confederación Internacional de Magos en cada Ministerio de Magia de cada país.

Me acerqué a Niko. Ya se me había pasado el enfado. Así era yo, tan pronto me enfadaba que me desenfadaba. Menos con Heliké, con ella estaba enfadada todo el rato, algo muy habitual en la mansión cuando nos visitaba; más bien cuando venía a visitar a su novio, mi hijo Matt.

-- Supongo que te has fijado -- ya cambiaba del "usted" al "tú" -- que el Ministerio es muy estricto en el conocimiento de las mascota de las familias. O son estrictos en el uso de la magia por los menores de 17 años fuera del centro docente o de sus domicilios particulares. Pues ese control deriva de esta Ley. Si alguna de las criaturas se escapa y arma algún estropicio en presencia muggle, o si algún menor fanfarronea con sus poderes delante de algún no-mago, al MM de Londres se le caería el pelo y tendría que dar explicaciones exhaustivas a la Confederación Internacional de Magos.

Aunque ya me sentía feliz impartiendo la clase, no olvidaba el peligro que eran esos dos por separado y más si estaban juntos, así que no cesaba de mirar por encima de mi hombro, para controlarlos. Esperaba que Niko no se diera cuenta. O sí. En algún momento, le diría que sospechaba, o más bien sabía, que ese profesor era un peligro para Ottery, la Universidad y para el mundo entero.

-- Si un muggle se entera de que somos magos, no sólo se te caería el pelo, primo -- ¿cuánto tiempo hacía que no le llamaba así, tan cercano a mí? -- sino también al Gobierno Mágico del que formamos parte ; todo puede acabar fatal. Cárcel... Pérdida del puesto de trabajo, imposibilidad de ejercer ningún puesto oficial en el Ministerio durante un período de tiempo... Esta ley del Secretísimo Secreto es muy importante. Eso sí, el Ministerio se encargará de corregir lo sucedido, ya que hay un departamento que se encarga de deshacer los desaguisados: el departamento de Reversión de Magia Accidental y Escuadrón de Excusas Muggles.

Y sonreí, orgullosa de haber sido la Directora de ese departamento durante mucho tiempo.

kNTUx8c.gifsf6Sw.gifHdDMuO2.pngXXBPo79.gifKRLtVZp.gif

D69M3Vr.jpg

  tOWLU4S.gif  KhGckEc.gif.6e9b2b71e2797bafac6806b66df1d1b0.gif     Icr0JPz.gif

0jsC0dL.pngWliKSjc.pngckkcxVm.png

Enlace al comentario
Compartir en otros sitios web

Guest
Esta discusión está cerrada a nuevas respuestas.
 Compartir

×
×
  • Crear nuevo...

Información importante

We have placed cookies on your device to help make this website better. You can adjust your cookie settings, otherwise we'll assume you're okay to continue. Al continuar navegando aceptas nuestros Términos de uso, Normas y Política de privacidad.