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Tienda del Magic Mall


Sagitas E. Potter Blue
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Aquel Centro Comercial siempre me había producido respeto. No sólo por ser la gran tienda donde se vendían todos los objetos mágicos del país sino por el movimiento económico que generaba diariamente. Tal vez pocos lo imaginaban pero el Concilio de Mercaderes era un gran Lobby del comercio nacional que tenía el control exclusivo de criaturas, pociones y objetos mágicos del mundo mágico. ¡Si hasta controlaban los Libros de estudio en la Universidad y la magia más oculta que se podía conseguir de forma legal! Su poder era muy amplio y abarcaba todas las facetas importantes en la vida de los vecinos del pueblo.

Y me habían elegido a mí para la inauguración de aquel día. Accedí, por supuesto, porque era un honor ser escogida entre tanta gente loable de Ottery. Pero ahora me arrepentía. No me gustaba la Oratoria y mi don de palabras se diluía en un tartamudeo que hacía inteligible todo lo que decía. A pesar de haberme vestido de forma elegante, con un sencillo pero cautivador vestido negro con mariposas violetas que hacían juego con mi pelo y con unos zapatos negros de tacón alto, sentía que estaba fuera de lugar en aquel pequeño estrado, contemplando a los invitados a aquella ceremonia de re-inauguración y de homenaje a una gran miembro de nuestra comunidad. Contemplé los rostros de la Logia y Autoridades del Ministerio de Magia que me rodeaban y les sonreí de forma automática.

Era hora de comenzar.

-- Bienvenid...

No se oía. Había olvidado aplicarme un Sonorus para que mis palabras se oyeran más allá del vestíbulo en el que nos hallábamos. Había gente que no había podido entrar, esperando fuera, en la acera del Callejón Diagon, frente al Banco de Gringotts, a los que también tendría que hacer llegar mi mensaje. No tenía tiempo de arrepentirme de estar allá, así que proseguí, ahora con un buen timbre de voz que alcanzaría a todos los presentes.

-- Bienvenidos a la inauguración de esta nueva fase del Magic Mall.

No sé porqué miré hacia adelante, a los rostros de los presentes. Tragué saliva y carraspeé. Actuar en público en el Circo no me importaba; hacía el numerito sin mirar a nadie y prestaba atención a las criaturas, lo verdaderamente importante en ese momento. Estar delante de tanta gente y hablar era peor, mucho peor, me trababa y las palabras no me salían. Me mordí levemente el labio superior para reaccionar. Después seguí hablando.

-- Hoy es un día especial porque abrimos de nuevo las puertas de este gran edificio con novedades que serán muy bien acogidas por todos. Estoy segura de ellos. Los Miembros del Concilio de Mercaderes han trabajado duro para poder traernos animales y objetos acorde al día de hoy. Seré breve para que puedan obtenerlos antes de que se agoten. Pero antes...

Ahora tragué saliva porque la emoción me embargaba. Tal vez no fuera la mejor candidata ni el mejor miembro del pueblo para estar hoy aquí, hablando de aquella persona que había abandonado el pueblo. Pero también sentía el dolor de la pérdida que compartía con todos los que la habían tenido cerca en algún momento durante el tiempo que estuvo en nuestro pueblo.

-- Antes que las puertas de la Tienda se abran, queremos rendir homenaje a una vecina de Ottery St. Catchpole que dedicó mucho tiempo y esfuerzo en el Magic Mall y que hoy estaría orgullosa al ver los progresos que se han hecho en él.

Señalé una cortinilla de terciopelo negro que había en la pared, al lado de la placa conmemorativa de la inauguración oficial del 2016, casi un año atrás.

-- Queremos honrar la figura de Lyra Katara Selwyn, quien recientemente ha abandonado nuestro pueblo, y es por ello que insto a todos a aplaudir y acompañar a los miembros de la familia Ivashkov y Triviani a las que pertenecía; a las familias con las que mantenía o mantuvo en algún momento lazos de parentesco; a los amigos que tenía e hizo a lo largo de estos años; a los compañeros de trabajo que añoran su presencia; a los conocidos que, en algún momento, pasaron por sus locales a comprar y comprobaron la gran persona que era. A todos los que la conocían, a todos los que la echamos de menos, éste es nuestro homenaje a su persona.

Tuve que tragar saliva un segundo para poder proseguir. Era un momento emotivo para todos los presentes.

-- Es por ello, que el Ministerio de Magia, en colaboración con los Miembros del Concilio de Mercaderes, en su honor, ha añadido una criatura que nos permitirá recordarla en todo momento. Cualquier ciudadano que lo desee, puede adquirirla ya que habrá stock suficiente para todos, aunque sólo se permitirá la compra de una unidad por persona.

Levanté la varita y murmuré un Lumus, dejando que la punta encendida señalara al cielo mientras la cortinilla se corría y dejaba ver la placa que quedaría para siempre en el vestíbulo del Magic Mal..

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Aquel día me había pasado por el Mall. No era muy de gastar, aunqeu de vez en cuando uno se pasa hacer un par de adquisiciones.

 

Además, llevaba toda la semana oyendo a mi madre hacer preparativos en casa, con Jack, de un lado para otro. Y estaba nerviosa, lo sabía. Se le notaba bastante, puesto qeu estaba acostumbradas a los eventos con la familia, no a un evento en el cual inauguraría un nuevo Mall, algo relacionado con el Concilio, gente importante.

 

Incluso yo había decidido ser algo formal, asi qeu me puse un pantalón negro, una camisa azul claro con las mangas remangadas y zapatos. Eso si, no se me ocurriría ponerme en primera fila, sino que me quedé al fondo de la multitud que había acudido a la nueva apertura, mientras observaba con una ligera sonrisa como Sagitas, tan elegante con aquel vestido negro de mariposas violetas, exponía aquella placa honorífica y daba por inaugurado el Mall.

 

Fue entonces cuando avancé, abriéndome paso hasta ella.

- Hasta se te ve formalita - le dije, riendo. - Vengo a echar un vistazo por aquí. A lo mejor hasta compro algo.

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Tuvo la sensación de que solo habían cambiado de locación, nada máss, ya que la oficina estaba intacta, al menos para como la recordaba.

 

A excepción de la nueva vista panorámica, que ofrecía buena iluminación a través de gigantescos ventanales antiguos, todo permanecía en su sitio, como si se tratara de una fotografía estática. Jank repasó con los dedos los libros de cuentas milenarios, los tomos privados acerca de criaturas sin nombre o extintas, amplias bitácoras que databan de los mismísimos inicios del concilio, e incluso las cartas secretas de Marco. Nunca había tenido tiempo para leerlas. Ni siquiera, durante los años que había prestado servicio a la organización, se había molestado en asistir a más de dos reuniones por año.

 

- Quizás las cosas habrían sido distintas - solía suponer cuando escuchaba conversaciones o leía artículos donde describían la caída financiera del Magic Mall durante los últimos meses. No es como si él hubiese hecho la diferencia, pero el trabajo en conjunto con aquella Logia a la que había pertenecido había sacado a flote un imperio que ninguno se preocupó en mantener. Cada quien había tomado su camino, unos más acertados que otros. Todos, excepto Lyra.

 

Se le retorció el estómago cuando empezó a caminar por la pared de los recuadros. Retratos de vivos y muertos, pilares antiguos del Concilio de Mercaderes le echaban miradas inquisitivas, escudriñando con ojos ficticios los pasos inseguros del hombre. Se detuvo unos instantes para observar la pintura que estaba dedicada a Cissy, Zack, Leah y él, minutos antes de que el edificio abriera sus puertas por segunda vez y recibiera a las multitudes. Si bien jamás había terminado de confiar en ninguno de los tres, Jank aprendió a diferenciar la vida laboral con la corriente, y una vez dentro de la materia, todos eran fieles compañeros. Sabían lo que hacían, y sus rostros llenos de expectativa no mentían.

 

Al final, se sentó durante horas frente al retrato de Lyra, cuya inscripción bajo la madera decía: "Miembro de Honor", realizado dentro del molde de una patita de gato. Por más que lo evitó, a su mente empezaron a llegar trozos de su propia historia con la bruja, sobretodo de los primeros días en Londres. En aquel entonces, hacía ya casi seis años, Lyra lo había recibido como a un hijo y le dio un empleo de medio tiempo en el Honeydukes de Diagon. Tal vez no fue el empleo donde más duró ni donde fue más últil, pero la generosidad de la mujer lo impulsó a creer en que no todos los ingleses eran como se los habían pintado, y que sí calaría dentro de aquel nuevo y extraño país. Jamás lo olvidaría.

 

Su boca permaneció cerrada todo ese tiempo, incluso cuando sus lágrimas tocaron sus labios. Solo lo llegó a distraer las voces lejanas del bullicio de abajo. Jank se limpió las lágrimas y se asomó por los ventanales, solo para presenciar la aglomeración de personas que se habían congregado para una apertura tan especial. Pensó que debían haber sido más, muchos más. Se tomó el tiempo necesario para bajar por las plantas e ir acomodando su traje formal, que consistía en una túnica de mangas largas y tela negra hasta el suelo, solo adornada por la "CM" bordada sobre los pliegues del lado izquierdo.

 

Usando el "Salvaguarda Mágica", traspasó la pared de la trastienda que daba con las calles, y escuchó el discurso de Sagitas, la Warlock encargada del asunto, en sumo incógnito. Solo se hizo notar cuando levantó la varita junto a los demás para exclamar un último Lumos en honor a una de las almas que había cambiado su vida para siempre.

Editado por Jank Dayne

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Me encontraba discutiendo con @@Emmet Haughton Gaunt sobre nuestra relación, dado que para nadie era un misterio que nuestro amor era algo toxico e incluso extraño, fue por tal motivo que abandonando el hogar de los Gaunt, apenas pude notificarle entre líneas que ahora formaba parte del Magic Mall. Era posible que mi esposo por ser miembro de la logia ya sabía de aquel dato.

 

Los días pasaron y había acogido en la familia Luxure, adoptando incluso su apellido como propio. Para cuando me encontraba dispuesto a laborar, me entero que ahora los Warlock daba el acto de inauguración, dicho evento no era mi agrado, pero allí debería aparecer como un empleado más, a pesar que en mis adentros anhelara otro puesto de más prestigio.

 

“Los sangre sucia y sus amistades, incluso ahora deberemos rendir honor a los animagos, no niego que la dichosa Lyra fue una extraordinaria bruja, pero de allí a colocar todo en memoria de ella, me parece algo absurdo.”

 

Bajaba la mirada, cuando me encontraba caminando por las calles con mi varita en mano. Lo curioso es que para ese momento pensaba renunciar, dado que dicha notificación de empleo con mi esposo y en mi actual situación no me agradaba, quizás era por ello los pensamientos que poseía encontraba de la difunta bruja o la desaparecida ex miembro de la logia y gran distinguida dama de la sociedad.

 

Y usando el “Salvaguarda Mágica” ingreso y observo @@Jank Dayne . Siendo este funcionario de la logia, se me ocurrió dejarle mi carta de renuncia.

 

Para: Los miembros de la Logia, jefe y empleados del Magic Mall.

De: Demian Luxure

 

Me dirijo en esta oportunidad para comunicarle mi renuncia ante esta institución, dado que no me parece muy moral tener que trabajar al lado de mi esposo, el integrante de la logia el sr. Gaunt. Por ello y ante el bien del prestigio de esta institución me desincorporo de esta institución, en verdad agradezco su oportunidad y les deseo lo mejor.

 

Antemtante:

 

Demian Luxure.

 

Luego me marche de dicho ente, con algunas lágrimas en el rostro.

 

Lord. Asdrual Licaón

 

Comenzaba aplaudir ante las palabras de la Warlock y simplemente notaba como mi sobrino, quien se había cambiado de nombre ahora parecía algo triste, me preguntaba si algo tenía que ver con su relación. En ello bajo la mirada y me pongo a la disposición de la comunidad. En esa ocasión portaba un traje forma, uno que era adecuado para la ocasión.

 

-Sr. @@Matt Blackner sea bienvenido.- Y le entregaba un mapa del lugar. –como podrá observar, esta insitución es amplia de lo que parece. En total posee cuatro o era cinco plantas. En la inferior, se encuentra las creaturas, la primera los objetos, la segunda las pociones y la tercera los objetos más peligroso que podrá conseguir.- Hice pausa. –Sin embargo, ronda el rumor de una planta misteriosa que solo se aparece a los que ella disponga, pero la misma puede ser solo un rumor, dado que ni aparece en el mapa.

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  • 1 mes más tarde...

Había pasado ya varios días desde que se había abierto la nueva versión del Magic Mall. Los empleados parecían ya haber retomado todo con calma y los nuevos se estaban adaptando a aquel nuevo y rápido ritmo de trabajo, ya que ahora las compras eran más frecuentes y mucho más rápida y sencillas que antes. Sin embargo, aún podían existir uno que otro detalle que propiciara la molestia de los clientes, es por eso, que en la parte principal del lobby, había una casetita con formularios de quejas y sugerencias.

 

Aquella mañana de septiembre, le había tocado a Keaton Ravenclaw irla a revisar, la verdad que para él era algo fastidoso, pues tenía plena confianza al menos en su trabajo y no creía que hubiera reclamos, pero en los que no confiaba era en los nuevos, al ser eso precisamente, podían tener algunos fallos en sus ventas que el ojiverde esperaba no sucedieran, y no por otra cosa, sino porque no quería que el renombre de la Mall se viera afectado.

 

--Menuda pérdida de tiempo. Como lo suponía, no hay ni una sola queja, es más, ni sugerencias o felicitaciones --Dijo abiurrido el Yaxley --AUnque bueno, si fuera por un artículo defectuoso, seguramente no sería en este lugar donde encontraría el reclamo. Para nada, los ingleses somos buenos para el alboroto y el jaleo y seguramente habrían ido hasta con el Ministro para pedir el reembolso --Dijo para sí.

 

Esperaba algo de movimiento, por lo que se acercó a la entrada de la Mall y quitó el letrero de cerrado para iniciar con aquel día de ventas. Esperaba todo fuera tranquilo, no tenía muchas ganas de pelear con nadie.

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La castaña se dirigio con pasos largos luciendo aquel conjunto de falda-short corto de color amarillo. Iba rebuscando en su bolsa de mano...un conteo rápido de sus galeones pues tenía días que hizo un retiro considerable a su bóveda, pero sus actividades laborales le habían impedido asistir a la Magic Mall, por lo que se hizo propósito de asistir en este día.

 

Iba sola, para poder curiosear a sus anchas y disponer de todo el tiempo que se le antojase, lo divertido de hacer "las compras".

 

Cruzo aquella puerta, otro día contemplaría el escaparate mágico, se marcho a donde se encuentran las escaleras y subio de buen agrado.

 

Lo primero que visitaría sería el piso dedicado a las pociones. Lleno el formulario y entrego al empleado el mismo...unos minutos y le entregaron dentro de una bolsa su pedido, ella pago y se encamino ahora a las escaleras. Otra compra tenía en mente, cuando se pregunto si los frascos de poción tendrían en la etiqueta, la cantidad de poción que hay en cada uno. Así que hizo un alto y saco uno de los frascos...

 

Varias cosas pasaron: se sintió desconcertada, luego incredulidad y luego enfado. Le habían entregado mal las pociones, las metio de vuelta a la bolsa y enfilo sus pasos al sitio de la Magic Mall donde atienden al público con sus reclamos.

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Había estado a punto de revisar el stock de los huevos de dragón, por si alguno quedaba de más y entonces aprovecharía a echárselo al bolsillo. Pero, desafortunadamente, estaba todo en orden. Maldijo la hora en que se decidió hacer aquel inventario para su jefe, se dejó las pestañas por cumplir con esa tarea y ¿todo para qué? Si la idea de todo ello era aprovecharse del pequeño control que tendría en el stock para empezar a desaparecer productos. Oh, sí. Porque siempre había una razón oculta para todo lo que hacía la Triviani.

 

De todos modos tendría que pensar en otra forma de alterar ese inventario, con algo de magia quizás. Pero es que eso de hacer de buenita y todo bajo regla, como que iba opacando su propia dignidad. Sí, sí, una dignidad oscura, pero cada uno la usa de la forma en que quiere y cómo le conviene.

 

― Fred, ¿has visto a Apolo? ―preguntó al encargado de una de las plantas.

 

Apolo Granger era uno de los nuevos empleados que había ingresado al Concilio en la última camada, junto con otras brujas más; pero de todos los recién llegados, el Granger era el único que podía tener algún artefacto que le sería de utilidad a la gitana para próximos actos delictivos.

 

― ¿Tengo cara de ser el guía, señora? ―Ah, pues, Fred no era muy amigable que digamos.

 

― Uhm... No, pero si de niñero. Mejor le pregunto a Wanda. ―la Triviani le dedicó una sonrisa bastante falsa al hombre y siguió su camino hasta la Primera Planta.

 

Decidió obviar el hall, no estaba preparada.

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~ Mosquito ~          Ianello 

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Lord. Asdrual Licaón

 

No evocaba mucho sobre cómo había estado la inauguración, dado que había sido tan poco asistida por el profeta, que suponía que no era algo de gran magnitud. Al menos, la misma se había dado y muchos habían quedado contentos. Es posible que la noticia no se hiciera resonar como se debía o era quizas nuestro deber como empleado invitar local por local a dicha apertura ¿Pero será por eso que las ventas habran sido reducidas? O es que era ya este el fin del mundo y nadie pasaba a comprar nada.

 

- ¿ @ te encuentras por estos rumbos?

 

Lance la pregunta al viento, pues me encontraba revisando los almacenes y me daba cierto miedo deambular sin mucho ruido, apenas algunos ruidos de las creaturas eran mi compañía, pero temía a esos libros de magia guerrera y los amuletos rarísimo que nuestro director conseguía.

 

-Al parecer la prestigiosa Triviani.- Haciendo referencia a la nueva integrante de la Logia. –Ha conseguido subir de escalafón, me pregunto cómo lo habrá conseguido y si yo pudiera hacer lo mismo no estaría de malas, dado que algún directo extra no está nunca demás. Igual, ya casi me pongo a huelga, pues mis arcas en el banco no han sido depositabas, en verdad los duendes son mezquinos.

 

Allí lanzaba una queja en la soledad, pues estaba casi seguro que nadie me acompañaba en esos parejas, ya ni las moscas me eran compañía, pues todo incomparable y andábamos en la peor crisis económica que se había visto. Solo esperaba encontrame con alguien, pues no estaba seguro de cuanto debería estar en esos rumbos o mayor aún como regresar nuevamente a la tienda, ya que me habia perdido.

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  • 2 semanas más tarde...
Nunca había visto a tanta gente reunida en el Magic Mall y, teniendo en cuenta que estaban en una temporada baja de compras, aquello era más que sorprendente. Pero era la reinauguración y la habían presidido los mismísimos Warlocks del Ministerio -bueno, una representación de ellos-. El discurso allí pronunciado había sido de lo más emotivo. Todo estaba limpio y reluciente, y cada expositor había sido vestido con todo detalle para realzar los productos que se enseñaban al público. En las estanterías no se podía ver ni una mota de polvo. Los objetos más codiciados se encontraban bajo unas vidrieras de seguridad para evitar que cualquiera se acercara indebidamente a ellos aprovechando el bullicio.


Pero una vez hubo terminado la ceremonia de apertura, tocaba volver a la normalidad. Y es que, aunque la tienda conservara las mismas dimensiones que siempre -ahora se veía más amplia tras la limpieza general exhaustiva-, la forma de contabilizar las compras y su correspondiente stock sí que había variado un poco. Necesitaba investigar el almacén para comprobar la nueva organización. Se sirvió un vaso portátil de café de la sala multiusos de los empleados antes de bajar.


Una vez allí, pudo escuchar cómo una voz familiar pronunciaba su nombre. Siguió la pista de lamisma hasta encontrarse con el tío egipcio de Demian.


Hola, caballero. Es usted lord Asdruan, ¿verdad? ¿Así lo suelen llamar? ―preguntó― ¿Y qué hace por aquí? ¿Una mañana aburrida? He traído café, por si quiere un poco. Está recién hecho.


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Lord. Asdrual Licaón

-Es Asdrual.

 

Le había comunicado a mi colega y me cuestionaba un poco sobre su pregunta, quizás ella no se había enterado de mi asignación como empleado de este local, admitía que no era un joven que estaba dispuesto a cargar enorme cantidades de peso, pero gracias a la magía ese detalle fisico no afectaría. En eso recuerdo el ofrecimiento que ella me había hecho, por lo que siendo lo más adecuado posible me niego, dado que el cafe no era lo mío.

 

-Pero no se preocupe, supongo que el nombre tiende a confundir. En verdad me alegra encontrarme con una jovencita que es tan amable y dulce, así que por este momento no me apetece tomar un poco de café, pero si gusta la puedo acompañar, quizás tomando poco de agua o algo de té de petalos de flores silvestre.- Baje la mirada. -El motivo es que andaba realizando inventario, pero creo que se ha extraviado un pedido que se realizo a los mercados internacionales, supongo que pudieramos preguntarle al Minsiterio de Magia al recpecto, pero no estoy seguro.

 

Camine un poco y observa el entorno, por si las dudas, dado que no conocía muy bien al ser que tenía al frente y no era que me pusiera a desconfiar, pero desde hace tiempo la situación de Gran Bretaña no era la misma y ya no me encontraba a cargo de un salon de clases, por lo que mi visión de la forma de proseguir ante lo que sucedía, era algo cuidadosa y desconfiada, dado que no le había escuchado su nombre, pero con mi escasa visión intente ver si ella portaba un menbrete, curiosamente yo lo hacía.

 

-Me pregunto ¿Por qué al público no le parece interesante nuestros productos? ¿Acaso el Concilio de Mercaderes realizamos algo que le ofendiera?

 

@

 

Off. Disculpa la demora.

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