Historia de la astronomia

[Ragnar Bjorn Lodbrok BL]

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Alumnos Historia de la magia.

Mei Black Delacour

Kaiser Lord Pilu

Alumna Astronomía

Jessie Black Lestrange

 

El mes seguía avanzando, los años transcurrieron. Hacía un lustro las personas estaban asustadas por un acontecimiento que se pronosticara por una cultura de América de gran relevancia.

 

Eran los primeros días del mes de Agosto, en aquella torre de astronomía se localizaba un testarudo profesor realizando unos estudios. Enfrascado en su investigación, analizando algunos datos que esperaba que su compañero le ayudara a resolver.

 

No sabía si el profesor de historia de la magia tuviera conocimientos sobre esta cultura, pero esperaba que pudiera ayudarme con la investigación. Sobre todo en esa investigación que podría ser el fin de nuestra civilización en la actualidad. Y no hablaba de esos muggles, aunque probablemente también tuvieran sus repercusiones.

 

- Espero que Nathaniel conozca de los Mayas - En el escritorio no se localizaban en esta ocasión telescopios ni nada por el estilo, se veían múltiples mapas celestiales que no estaban del todo completos. Así como algunos documentos muy antiguos que había recopilado en algunos viajes a Centroamérica.

 

- De igual forma espero no se le olvide en lo que habíamos acordado - Esperaba que si no pudiera ayudarlo con conocimientos que tuviera, poder obtener los conocimientos de mano propia por lo que seguramente necesitaríamos ayuda de nuestras victimas alumnos.

 

La cita para la clase, no seria en la típica aula de clases, por lo que esperaba que vinieran preparados para un viaje de miles de años. No sabia como avisarle a su madre que podría que su hija, ahora mi alumna y su hijo probablemente nunca regresaran a la mansión. Esperaba que su colega hubiera avisado a sus alumnos que vinieran de igual forma preparados, o al menos que el supiera tambièn como regresar los a su tiempo actual.

 

@@Nathaniel Malfoy

Editado 2 de Agosto del 2017 por Dave Black Lestrange

[Nathaniel Malfoy]

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- Rápido, estoy cansado de avisarte, tengo que irme a trabajar. -

 

La voz del mortífago londinense se extendía por toda la sala de estar hacia la cocina, donde su elfo doméstico preparaba el desayuno. En realidad no tenía que echarle la bronca de semejante manera, pegando gritos y culpando a la criatura; él mismo se había quedado dormido y tenía el tiempo justo para desayunar y partir hacia el punto de encuentro.

 

- ¡EL PUNTO DE ENCUENTRO! - ahogó un grito.

 

Se había olvidado de avisar a sus alumnos. Consultó rápidamente su agenda con la mano derecha mientras que vio por el rabillo del ojo al elfo venir con una bandeja. En ella dos tostadas de pan de centeno de unas dimensiones XXL venían en un platillo de cerámica. Con tomate por encima cortado en dados, perfectamente aliñadas con unas gotas de aceite de oliva virgen extra y, para dar un toque más mediterráneo, una pizca de orégano. En un tazón no excesivamente grande, café con leche, oscuro. Emanaba de la bandeja un aroma sencillamente perfecto. Y para terminar, un vaso pequeño de cristal, chato, con zumo de naranja recién exprimido.

 

- A veces no valoro lo mucho que vales, pequeñín. - masculló mientras recogía la bandeja y acariciaba la arrugada y fría cabeza del elfo doméstico que recibió el cariño con una sonrisa de oreja a oreja. Tras una pronunciada reverencia, se esfumó. El profesor de Hogwarts y del Ateneo comenzó a escribir con caligrafía bastante cuestionable un par de notas. No se había esmerado ni lo más mínimo en dar detalles, sólo escribió un "Estimados alumnos" acompañado de la hora, el lugar y su firma.

 

- Et voilá! - dobló ambas notas y las introdujó en un sobre para despues colocarlas en las lechuzas que descansaban en el interior de las jaulas de la habitación contigua a la sala. Ambas partieron hacia sus destinos.

 

No tardó él tampoco en terminarse su desayuno y cepillarse los dientes. Antes de salir por la puerta principal de la mansión, -- pues quería ir andando y respirar el aire fresco de la mañana -- se echó un vistazo en el espejo. Un sobretodo negro, de piel de ante, yacía abierto sobre la camisa blanca de seda y un pantalón vaquero de color azul intenso. En sus pies unos zapatos negros de punta más bien redondeada limpios y atados en un lazo desigual. Asintió y se echó a andar.

 

 

 

-------

 

- Sí, debería de ser éste... - entre dientes mascullaba, consultando las páginas de un ejemplar. Era de origen muggle que, aunque fuese algo cuestionable, él apreciaba. Quizás aquellos años que pasó exiliado en territorio muggle -- entre Galicia (España) y Sutton (Inglaterra) -- le sirvieron para valorar y cogerle cariño a aquellas personas que carecían de magia pero que tenían una serie de características que les hacían resolver otros enigmas de igual o mejor manera. Muchos de sus compañeros de bando y demás personas allegadas al pelinaranja expresaban su malestar acerca del aprecio que éste guardaba por los muggles. ¿Y qué? Al fin y al cabo eran sólo opiniones. No todos podían ser iguales. "La civilización de los antiguos mayas" rezaba la inscripción de la portada. Escrito por Ruz Lhuillier Alberto.

 

Se encogió de hombros, dado que no guardaba ni la más remota idea de quién demonios era aquel escritor. Lo que sí que sabía era lo que tenía el interior del libro -- que ya lo había consultado varias veces -- y la información, detalles y ejemplos que incluía eran del todo veraces.

 

Llegó tras una breve caminata al encuentro de Dave, profesor de Astronomía. Lo saludó cálidamente con una palmada en la espalda.

 

- Buenas, compi. ¿Preparado? He traído giratiempos para todos, por si a alguno se le ha olvidado. - en el interior del bolsillo de su enorme y espaciosa chaqueta tenía cinco diminutos giratiempos, del tamaño de un dedo índice, que esperaban para ser usados por él y sus alumnos.

 

- Esperemos que no tarden, quedan tres minutos. - musitó, consultando su reloj de muñeca.

[Jessie Black Lestrange]

Al parecer su hermano no aprendía y ahora la hacía ir a la torre de astronomía y lo peor de todo, la hora. Ella debería de estar plácidamente dormida pero la realidad era otra muy distinta.

 

Caminaba con elegancia por los pasillos de Hogwarts, su andar tranquilo dejaba un suave eco allá por donde pasará. Traía una mochila consigo donde guardaba todo lo indispensable para lo que ella era experta, primeros auxilios. Así como también un montón de.mapas de estrellas, compases y plumas con sus respectivos frascos de tinta.

 

Un pantalón de mezclilla negro, botas estilo militar que le llegaban por debajo de las rodillas, una blusa negra entallada a su cuerpo que acentuaba su figura esbelta. Su largo cabello rojo lo llevaba recogido en un moño alto con rodete con uno que otro mechón ondulado enmarcando su marfileño rostro.

 

Al llegar a donde sabía que estaría su mellizo tocó la puerta para llamar la atención del, en este caso, profesor.

 

-¿Sabías que es de mala educación no dejar dormir a la gente?

 

Se recargo en el marco de la puerta cruzando su pie derecho por delante del izquierdo mientras desenvolvía una paleta de cereza para llevarla a su boca.

[Kaiser Lord Pilu]

El sol brillaba con fuerza en la mañana londinense, las lluvias de la madrugada habían ayudado a aclarar el panorama y ahora el cielo se encontraba totalmente despejado, o por lo menos eso era lo que podía observar desde mi pequeño balcón del condominio que poseía a las afueras de londres. Mis manos recorrían las cuerdas de la guitarra criolla que había adquirido hace unos días en una tienda de antiguedades, que misteriosamente continuaba desafinada a pesar de los largos acordes que realizaba.

 

Mientras continuaba con la tarea, una pequeña lechuza finalizó el recorrido de su vuelo sobre la baranda principal del mirador, depositando una carta a mis pies. La tomé sin perder el tiempo y leí cuidadosamente su contenido. El profesor Nathaniel anunciaba el comienzo de la clase a la cual me había inscrito en el ateneo de conocimientos para ampliar un poco mi sapiencia sobre algunos temas académicos. En la misma el profesor detallaba las coordenadas para el lugar de encuentro.

 

-La torre de astronomía.- Musité mirando los arboles de la campiña que se veían a lo lejos. -La única que conozco es la de hogwarts...., pero, ¿porque llevaríamos la clase de historia de la magia en un lugar así? Pregunté con incredulidad casi en un susurro. -Eso no importa, la clase empieza pronto y ya voy tarde.- Dije apoyando la guitarra sobre la silla donde hace segundos estaba sentado.

 

Me dí una ducha rápida y luego tomé un vaso de jugo de naranja, mientras terminaba de abrochar los últimos botones de la camisa negra que ahora vestía, acompañada de un jean gris y una zapatillas deportivas. Cuando estuve listo, tomé la mochila que ya tenía preparada con anterioridad, llena de elementos útiles y me dirigí al callejón contiguo de siempre.

 

Desde aquel sucio lugar desaparecí en dirección a unos terrenos linderos a la escuela mágica. Al llegar, emprendí el recorrido hacia hogwarts a toda velocidad, cruzando varios lugares conocidos, que me trajeron nostálgicos recuerdos. Por fin arribé a mi destino, luego de subir la escalera en forma de caracol, golpeé la puerta de madera con suavidad antes de ingresar.

 

-Buenos días! por favor disculpen la demora.- Formulé en un tono amistoso y con una gran sonrisa en el rostro.

 

 

@@Nathaniel Malfoy @

[Mei Black Delacour]

No es que le entusiasmara especialmente aquella materia… pero en algún momento debía de tomarla, ¿no?

 

Observó la carta que le avisaba del comienzo de su clase de Historia de la Magia y, sin poder evitarlo, lanzó un largo suspiro de resignación. No, la historia no era su fuerte, tal vez se debiera al hecho de que tenía una memoria de pez en muchos aspectos, o vaya a saber uno por qué. Aunque habían temas que sí le gustaban, había otros que esperaba no fueran tocados en aquella clase, o acabaría dormida sobre el pupitre o donde fuera que estuvieran. Si algo le había enseñado la Universidad es que no podía esperar clases normales en un aula y ya.

 

Soltando otro largo y exagerado suspiro, se terminó de prender los botones de la blusa –aunque dejando los dos superiores abiertos ya que su cuerpo lo pedía gracias al bendito calor- y, estando ya lista y preparada, desapareció con rumbo al lugar de encuentro.

 

No tardó demasiado en llegar luego de caminar un poco. Golpeó dos veces la puerta de entrada a la sala, sólo por educación, y luego abrió la puerta, asomándose para ver si ya se hallaban allí. Pues sí, parecían haber varios en aquella ocasión.

 

—Buenos días — saludó en general, notando la presencia de algunas personas que no tardó en reconocer.

 

Avanzó, acercándose a quienes parecían ser los alumnos en aquella ocasión y tratando de apoyarse contra la fría pared para darse un descanso, observó a quien creía sería su profesor de aquella ocasión. Pues debía admitirlo, tenía un aspecto particular como pocos que ella recordara.

[Ragnar Bjorn Lodbrok BL]

La mente del profesor estaba totalmente en otro lugar, la camisa mal abotonada dejaba notar que ni se había tomado el tiempo de arreglarse para esa clase. De igual formaba las mangas de la camisa con una levantada y la otra manchada de tinta por haber pasado por descuido sobre los mapas astrales que se encontraba realizando en ese momento.

 

Ni cuenta se daba de que el coprofesor ingresara al aula, hasta que escucho su voz comentarle sobre algunos giratiempos que ya teníamos pensado para poder disfrutar del todo la experiencia de la clase que llevaríamos acabo. Sin embargo esperaba que de igual forma todos tuvieran las licencias de aparición ya que nos tendríamos que transportar a otra ciudad en otro país. La aparición conjunta podría ser un problema si tenían que ir todos a la vez. Una de las ventajas de trabajar con los de transportes era poder tener ese contacto para las relaciones de otros países y podernos aparecer sin tener consecuencias por el uso de este medio en otro sitio.

 

De un momento a otro el aula estaba por completo llena, sin embargo el profesor de astronomía solo pensaba que tenía a su compañero de clase. Seguía sin prestar atención a su entorno por la preocupación que tenía por el gran suceso que estaba por acontecer.

 

- Nathaniel, ya esta todo preparado? -

 

Oía la respuesta, aunque fue más las palabras de la melliza la que me hizo salir un poco de la concentración.

 

- Si yo no duermo nadie dormirá en esta clase. Sobre todo usted señorita si quiere obtener conocimientos en esta clase - Fue en ese momento que se dio cuenta de que la torre estaba totalmente repleta de los alumnos y del profesor.

 

- Si me disculpan -

 

En ese momento entre al despacho pequeño, para tomar el maletín que estaba listo para el viaje que se iba a llevar a cabo. Salí de aquel lugar no sin antes arreglar un poco la vestimenta, dejando un pantalón más cómodo para el clima en el que habitaríamos por unos momentos.

 

- Muy bien muchachos, no se si el profesor Nathaniel tenga algo que decirles para prepararlos a la clase que esta por iniciar de su parte. Por mi lado soy el profesor de Astronomía y necesito unos minutos contigo Jessie para que te ponga en un previó de lo que daremos en este asignatura -

 

Sin dejar que tomaran la palabra me aleje del centro de la habitación volviendo a la mesa donde se encontraban los mapas astrales que estaba dibujando todo este tiempo, esperando que me siguiera la pelirroja.

Editado 5 de Agosto del 2017 por Dave Black Lestrange

[Jessie Black Lestrange]

Haciendo una mueca imitando a su hermano, Jessie se divertía lo mejor que podía con lo que tenía.

 

Había observado como llegaban uno a uno los que serían los estudiantes de la otra asignatura y para su desgracia conocía al otro profesor y no le agradaba del todo.

 

Aún cruzada de brazos observaba todo con lujo de detalle, desde el pésimo arreglo personal de su mellizo pasando por la forma en que quería llamar la atención el chico de la otra clase e incluso Mei, que no le quitaba los ojos de encima a Nathaniel.

 

-Hey Delacour, tu profesor tiene novia y hasta donde tengo entendido tu estas casa... Creo

 

Sonrió divertida, con una mueca que demostraba que disfrutaba de la pequeña broma a la Delacour.

 

Vio salir a su mellizo por una puerta adyacente y regresar a los minutos con otra ropa pero aún así nada arreglada.

 

Lo siguió sin oponerse mientras en el camino arreglaba un poco la ropa de su hermano con la varita lo mejor que podía debido al movimiento.

 

- Tú explicas yo arreglo

 

Acomodó el cuello de la camisa, limpio las manchas de tinta de las mangas, alisó el pantalón con un simple movimiento de varita para finalmente con un pañuelo quitar las manchas de pintura del rostro de su mellizo y acomodar su cabello...

[Nathaniel Malfoy]

Como nadie se había pronunciado todavía acerca de los giratiempos -- ni siquiera su compañero de cátedra -- el Malfoy llevó la iniciativa. Tras las preguntas de Dave acerca de si el profesor de Historia de la Magia necesitaba hacer alguna indicación previa, negó con la cabeza, carraspeando a continuación.

 

- Chicos, sólo deciros que toméis ésto... -

 

Lanzó un giratiempos a cada uno. Éstos emitieron un sonido metálico al viajar un breve recorrido por el aire y cayendo en las manos de cada uno de los alumnos. Y de Dave, que también lo había capturado.

 

- Y cinco vueltas y media. Queda a vuestra disposición dar seis vueltas y aparecer en el siglo cuatro con los dinosaurios y demás paranoias muggles... - negó con la cabeza y puso los ojos en blanco. - pero eso ya no es asunto mío. Si queréis aprobar, seguidnos.

 

 

-------

Recobró las ganas de vivir.

 

Cada vez que se desaparecía aseguraba que tenía ganas de vomitar, sí. Como todo mortal. Pero es que los viajes en el tiempo ya estaban hechos de otra pasta, eran peores. Era como... besar a treinta dementores. Cesó en su afán por pensar en lo ocurrido y echó a andar hacia delante sin mirar siquiera quién lo seguía y quién no. Escuchó pasos tras él así que todo debía de estar saliendo a pedir de boca.

 

Siempre que se visitaba el pasado, un pasado lleno de gente, había que guardar las formas. Era tradición para el Mago Oscuro la de mantener la compostura y ni siquiera preocuparse por guiar a sus camaradas. ¿Por qué? Pues la respuesta era bien básica: cuanta menos información se obtuviese en el pasado de esos habitantes del futuro, menos se modificarían las cosas. Mejor seguir conservando todo lo que le rodeaba, fuese bueno o malo.

 

El escenario que se presentaba ante él era un largo corredor de mármol. No sabía muy bien dónde se encontraba, a decir verdad. Sus pies retumbaban contra el suelo en lo que parecía una escena del todo claustrofóbica. Era un corredor que no parecía tener fin, en el que las paredes no tenían ventanas, todo de un color blanco perla, con algún que otro detalle en ocre. Techo, paredes, suelo. Todo igual. Personas iban y venían, hablando diálogos que poca atención levantaron en el londinense que, cabizbajo, trataba de identificar dónde se había aparecido. En su diestra llevaba el libro que mostró minutos antes a sus alumnos.

 

Se paró en seco.

 

- Pregunta para nota... ¿Alguien tiene la más remota idea de dónde estamos? -

 

Había preguntado totalmente en serio aunque, como solían hacer los profesores, con gesto fanfarrón con la única intención de hacerse el interesante.

 

- Profesor Black Lestrange, ¿usted? - giró la cabeza mirándolo a él. Al fin y al cabo había sido idea suya visitar a los mayas. Si él tenía algún plan relacionado con la Astronomía quizás le ayudase...

 

- ¡Bombarda Máxima! - gimió.

 

Como un loco que había sufrido un brote psicótico apuntó al techo. No tardó en gritar aquellas palabras que causaron la explosión en mil añicos del techo marmóreo. Los allí presentes ahogaron un grito; personas del pasado corrían hacia adelante, otras se habían acurrucado en el suelo y otros, simplemente, lloraban. Los magos allí convocados, por contra, habían preferido protegerse usando la magia.

 

- Interesante cielo, ¿no es así? Ahora interprételo y sáquenos de aquí, señor Black Lestrange. Tenemos prisa por salir del pasado y terminar éstas clases. -

 

Estaba un tanto... bipolar.

[Mei Black Delacour]

A pesar de que había permanecido tranquilamente en un rincón, esperando hasta que la clase comenzara oficialmente, un comentario malintencionado llegó a ella de quien ya esperaba fuera así.

 

Mei levantó levemente la cabeza para mirar a Jessie directamente a los ojos con cara de póker.

 

—Deja de imaginar cosas — se limitó a decir. No iba a profundizar en explicaciones como que le había llamado la atención que el hombre llevara un atuendo más común en muggles que en un mago que se apellidaba ni más ni menos que Malfoy, era un gasto de tiempo y esfuerzo que prefería dedicar en otra cosa.

 

Para cuando giró la cabeza para centrarse en su profesor, se encontró con que justo en ese momento el mismo le lanzaba algo, lo cual atrapó rápidamente entre sus manos. Las abrió, para encontrarse con sorpresa ni más ni menos que un giratiempos. Levantó una ceja, notablemente extrañada, pero no tuvo demasiado tiempo de darle vueltas al asunto cuando las primeras instrucciones le fueron dadas.

 

 

 

De haber podido vomitar, lo habría hecho, pero su estómago estaba tan retorcido que nada podría salir a través de él. Por un momento sintió que era preferible ser atravesada por mil hechizos antes de realizar nuevamente un viaje como aquel. Ah, pero aquello había sido únicamente la ida, aún faltaba la vuelta… claro, si es que quería regresar a su tiempo.

 

Siguió a quien daba las órdenes, caminando por un pasillo realmente inquietante. No había demasiada luz, sino la justa y necesaria para brindar el ambiente perturbador a aquel camino sin fin. Entonces, el hombre habló, haciendo una pregunta que ella habría deseado responder si tan sólo supiese la respuesta. No iba a arriesgarse, ¿cómo podía saber dónde estaban si no podía ver nada más que aquel pasillo casi infinito? Y las personas que andaban cerca de ellos si bien tenían una apariencia particular y que sabía que había visto en alguna otra parte, no lograba reconocerlos del todo.

 

—¡¿Pero qué rayos?! — exclamó al oír el estallido que repentinamente el profesor había causado en el techo, haciendo que sacara rápidamente su varita y se protegiera de los escombros que caían hacia ella y Kaiser, quien se hallaba próximo a su lado —. Vaya, qué forma de solucionar las cosas — comentó por lo bajo a nadie en particular, la verdad es que estaba bastante anonadada con aquel comportamiento tan… extremo, por llamarlo de alguna forma.

 

Observó el cielo estrellado por encima de ellos. Sí, el mismo era completamente diferente al de su época, habían retrocedido tantos siglos y milenios que las constelaciones tenían una forma totalmente diferente, incluso podía identificar estrellas que nunca había visto antes, pues en el “futuro” ya no existían.

 

—Más que una respuesta, yo tengo una pregunta, ¿a qué hemos venido? Dudo que sólo sea estudiar el comportamiento de esta… civilización en particular — concluyó, a fin de cuentas su profesor no parecía ni mínimamente interesado en las personas asustadas que había a su alrededor.

[Kaiser Lord Pilu]

Ambos profesores parecían ser personajes bastante extraños, el primero estaba totalmente desaliñado y parecía vivir constantemente en un limbo personal, el segundo estaba lo suficientemente bien arreglado para brindar la cátedra, pero su semblante demostraba un marcado malhumor. Lo único en lo que los profesores parecían coincidir era en su desgano, lo cual me resultaba sumamente divertido mientras los observaba con detenimiento.

 

La última estudiante en ingresar al aula era conocida, aunque nunca habíamos cruzado palabra, habíamos coincidido en algunos lugares de mutuo interés y sabía perfectamente de quien se trataba, así que al cruzar miradas hice una pequeña reverencia con la cabeza en señal de respeto.

 

Las dos señoritas también se conocían, o por lo menos eso daba la impresión, ya que mantenían un corto, pero a la vez intenso diálogo sobre los diferentes estados civiles que poseían algunos de los integrantes del salón, lo cual resultaba gracioso.

 

El profesor Nathaniel cortó la tensión lanzando a cada uno de nosotros y a su compañero de clase un giratiempo, indicando la cantidad de vueltas que debíamos darle para viajar al tiempo correcto. Eso terminó por sorprenderme un poco, ya que esperaba una clase un poco mas teórica, pero evidentemente esta, terminaría siendo práctica.

 

No podía quejarme de todas formas, dado mi reciente comportamiento de índole público dentro del ateneo, ahora solo deseaba pasar la clase lo mas tranquilamente posible.

 

Observé con calma como los profesores y mis compañeros iban desapareciendo uno a uno, yo simplemente continuaba ensimismado, pensando a que lugar viajaríamos. Parte de mi corazón deseaba viajar al japón antiguo, al período Edo, para poder admirar a los antiguos samurais y su destreza con la katana, mientras que mi mente deseaba conocer mas a fondo el oscurantismo.

 

Finalmente decidí girar el aparato mágico las vueltas indicadas. Al tocar tierra, el paisaje me daba vueltas y las rodillas me temblaban, entonces mi mano buscó involuntariamente algún sostén, pero solo encontró la pared. Una sensación nauseabunda me invadía, había olvidado los efectos secundarios que causaban los viajes por el tiempo y era lógico, no usaba un giratiempo desde mis épocas en hogwarts.

 

Un poderoso estruendo hizo que me enfocara en el techo, que ahora por obra del profesor se desplomaba sobre nosotros. Tomé mi varita rápidamente aunque seguía sumamente mareado e inestable y cuando me disponía a conjurar un hechizo para desviar la trayectoria de los escombros, Mei se adelantó protegiéndonos a ambos.

 

-Gracias señorita, no me esperaba eso.- Dije con una sonrisa en el rostro mientras giraba con rapidez la varita entre los dedos de la mano izquierda.

 

Mis orbes por fin lograron enfocar con claridad y podían apreciar un largo corredor de mármol, ahora lleno de escombros y a unos personajes sumamente extraños que nos miraban visiblemente asustados, vestidos con ropajes antiguos que no alcanzaban a cubrir la mayor parte de su anatomía, evidentemente se trataba de un antiguo pueblo indígena.

 

Mis oídos aún zumbaban un poco, pero pude alcanzar a escuchar al profesor de historia, que le preguntaba a su colega la ubicación exacta de nuestro paradero, mientras observaba el cielo, así que me dediqué a copiar su movimiento y me encontré observando el cielo mas estrellado que había visto en mi vida, algunas constelaciones brillaban en el firmamento como nunca.