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Prueba de Oclumancia #8


Aailyah Sauda
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El puente estaba abierto y ella comenzó a travesarlo rápidamente para llegar al otro lado y evitar que un posible ataque pues en ese momento era blanco fácil y podría caer en el foso profundo que protegía el castillo de intromisiones de ejércitos enemigos y en el caso de la joven le producía cierto recelo atravesar por medio de aquel puente y caer en su oscura agua que seguramente estaría protegido por alguna criatura especializada en atacar y defender la fortificación.

 

Avanzó decidida sobre la madera con mucho cuidado sin perder de vista las murallas por si parecía alguien para atacar desde allí, pero jamás apareció ningún caballero o guerrero a tratar de detenerla, sin embargo, una fuerte voz se escuchó desde el interior y fue una voz que en un principio le costó reconocer. Una voz que pese a la tranquilidad de sus palabras llenaba de terror el corazón de la adolescente que inmediatamente después sintió como poco a poco su corazón se aceleraba como si del aleteo de un colibrí se tratara.

 

-No tienes permiso para entrar a nuestra Orden- escucho en la voz de Mei la Actual líder de la Orden del fénix- no deberías estar qui – escuchó ahora la voz de Aleera con la mismo tonó aterrador con que la había recibido el primer día que visitó a su madre en la mansión de la familia Felagoun-Evanik. De todos modos, la joven no deseaba desistir y pese al miedo que sentía en ese momento continuaba dando pasos firmes hacia la entrada.

 

Era como si cada una de esas personas le observaran desde la parte superior de la muralla y pese a ver con claridad la entrada a la fortificación esta se iba volviendo menos clara que al principio de su avance y por un momento sus pasos estuvieron silenciosos sin un reproche, pero con tiempo suficiente para desistir su avance. ¿Realmente seria apta para ingresar al bando? – se preguntó por lo que precio una eternidad pues pese a su naturaleza guerrera hacia algún tiempo que había dejado la batalla de lado para dedicarse únicamente a la sanación, pero había muchos reproches por parte de altos rangos y compañeros que no comprendían.

 

La actitud de Aleera no fue sorpresiva, aunque habría heridas dentro de su corazón, sobre todo porque al final la Malfoy había abandonado a su abuelo Dagonet para contraer matrimonio con un hombre del que muchos sospechaban era mortifago y que poco después de ser efectuado el matrimonio la abandono por otra mujer hasta que una vez supo que estaba comprometido con Arya quien hasta ese momento perteneció a su familia y luego la abandono por seguir al hombre ese.

 

No podían culparla por ninguna de esas cosas, pensó aun con la respiración entrecortada. Ella trabajaba arduamente para atender a los heridos en batallas y llevar además la logística y organización de algunas de las incursiones del bando por ello levantó la cabeza en alto tratando de obtener la imagen de Mei dispuesta a decirle lo que estaba pensando, pero su intentó fue fallido pues de la Mujer no había rastro alguno visible.

 

Nunca sería una Malfoy, nunca cambiaría a mi familia por ideas retrogradas por eso no se arrepentía de haberse marchado el día de la mansión, aunque a decir verdad su única pena había sido alejarse de su madre quien siempre le demostró amor, aunque fueron esas mismas ideas de Aleera las que terminaron alejando a su padre Finn del lado de Euge y desde ese momento su padre se marchó de Inglaterra y Bodrik solo había podido verlo una vez desde entonces.

 

Supo en ese momento lo que había atormentado su vida desde niña y deseo nunca haber salido del castillo Lockhart para conocer a su familia Materna pues esa conexión con ellos había había desatado un gran conflicto interno y un gran temor de volverse como su madre y abuela a quienes se parecía tanto físicamente hasta el punto de cambiar el color de sus ojos en la oscuridad para adoptar el verde que pertenecía a su madre.

 

Entonces algo sucedió y el puente que estaba más allá de la mitad en ese momento se estaba transformando en una especie de caverna y en el interior de ella se hallaba un hombre y ella lo conocía pues se trataba de Elvis Gryffindor quien hacía mucho tiempo se había convertido en líder de la Orden de la mano de plata y Bodrik sabía a la perfecciona lo que estaba recordando y la pregunta la escuchó muy clara ¿porque elegiste la orden? Y aun el hombre había preguntado de nuevo, pero esta vez la imagen de Elvis cambio por la de Adriano Wallace o Ishaya como la mayoría conocía a su Abuelo y la pregunta era referente a al clan al que pertenecía.

 

Lagrimas brotaron de sus ojos y fue entonces que cayó de rodillas en la cueva mientras sus ojos continuaban en el espejo de agua donde se veía la imagen de su madre con suma claridad llamándola a sus brazos como una visión alternativa de lo que habría ocurrido de ser criada por su madre dentro del castillo Malfoy que era donde ella vivía y obviamente allí jamás hubieran reprimido el instinto que Bodrik como hija de una vampiro y humana poseía como una afinidad a la sangre.

 

De haber sido criada en tales condiciones Bodrik no hubiese sido tímida pues jamas le habrían resguardado en el interior de su casa y desde niña se habría acostumbrado a matar para obtener el líquido escarlata lo que mantendría sus ojos de color verde al estar completamente sumida en la oscuridad y entonces algo más surgió desde la fortaleza y era la risa estridente de Akiles Carrow quien había sido artífice alguna vez de una especie de broma de mal gusto. Si Bodrik hubiese sido criada por Eugenia aquella maldad jamás hubiera tenido lugar y entonces se vio a si misma portando una máscara en lugar de tener el rostro iluminado como solía hacerlo y entonces entraría en las batallas completamente sedienta de sangre y seguramente con Akiles y Farkas como amigos.

 

El recuerdo de que suceso, aunque fue un sueño producto de la sangre que Akiles le obligo a beber le había convertido por una noche en el ser a quien ella más temía entonces su ojos rojos y sedientos eran lo único que se vería atreves de la máscara plateada y portando una espada destrozaría la vivienda de una familia muggle de quienes sin pensarlo terminaría alimentándose.

 

-No, noooo. Esta no soy yo- grito con la garganta seca- Soy una guerrera Paladín y mi herencia me la dio mi Abu- se aferró al suelo en intento ponerse de pie, aunque con mucha dificultad.

 

-No te tengo miedo- dijo cerrando los ojos y visualizando la fuente cristalina del templo paladín para invocar su energía.

 

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“Un maldito demonio eso es lo que eres, es lo que siempre fuiste… ah pero o pudiste mi hija prefirió irse antes que entregarte su alma” “¿Estás seguro? Jajajaja Tal vez no tuve su alma pero su cuerpo…”

 

--¡BASTA! No soy un fantasma, si quieren decirme algo háganlo pero más vale que estén seguros de lo que dicen y que sea cierto, porque sino, aunque estén muertos, van a pagarlo-- dijo con una ira que dormía en el interior de la bruja y que jamás había aparecido, solo había dado destellos en muy contadas ocasiones. Ahora escucho unos pasos acercarse, un mago cubierto con una túnica negra dejo caer la capucha mostrando una cabellera rubia como el sol y unos ojos rojo sangre, además de unos colmillos.

 

“Nunca te has preguntado porque la sangre te afecta” antes de que la Lockhart pudiera decir o hacer algo, una uña filosa rozo la carne de su mano y gotas del maravilloso liquido comenzaron a salir tintando la blanca piel, pero el olor ya llegaba a las fosas nasales de la bruja, sus orbes de un azul clarísimo cambiaron a azul turquesa como el de un mar embravecido, se sintió mareada, como antes… El pañuelo perfumado de su abuelo tapo la herida recién hecha y el otro mago rio a carcajadas en su cabeza, propinándose otra herida el mismo, de mayor profundidad para que la sangre brotara rauda y callera ante los ojos de la Lockhart.

 

Como antes su mejor defensa había sido usar ese fuego ardiente y continuo que se mantenía en su interior, su sangre se calentó, como todo su cuerpos y ardía literalmente, tanto que su abuelo tuvo que retirar la mano de sobre la suya porque se quemaba y el pañuelo cayo, Cye simplemente paso su mano sana a pocos centímetros sobre la herida y esta dejo de sangrar y se cerro, gracias a la magia sacerdotal de la cual era portadora.

 

--No sé quién eres, ni que quieres, pero estoy segura de algo, tu no defines lo que soy, porque yo he trazado mi camino y mi destino lo decido yo-- Cye había avanzado hacia el mago y le hablaba enfrentando miradas, ella tenía los ojos de su madre y el cabello de su padre, según recordaba le había comentado Heyda, algo que nunca entendió del todo porque el padre que conocía era pelirrojo, tuvo el impulso de tocar la mano del mago, pero en vez de ello, paso la suya muy cerca de la de el curándolo, aunque si resentimiento por aquel momento le gritaba que no lo merecía.

 

--Y le diré algo más señor, un padre es aquel que esta junto a un hijo, que vive sus sueños y sus desvelos, que sufre sus agonías y brinda consuelo, que enseña, que ama, que entrega su mejor legado y que le deja ser, no solo el que engendra-- había comprendido con una frialdad que ese hombre había tenido que ver en su procreación, miro a su abuelo y supo que ese era uno de los dos secretos que le decía algún día le confesaría. El intento hablar y ella lo miro tan cortante que el mago retrocedió un paso.

 

--Oclumens-- dijo con voz demasiado tersa para el tumulto de emociones que cualquiera pudiera estar sintiendo, pero a pesar del tono, la convicción y la fortaleza que sentía al pronunciar cada palabra hizo que de inmediato su mente se cerrara echando de ella a esos dos individuos que al no tener entradas en sus emociones y ella ser capaz de controlar sus sentimientos se desvanecieron como la bruma, dejándola sola, y permitiéndole cerrar los ojos.

 

Cuando los abrió el paraje había cambiado totalmente, así como sus ocupantes. Estaba claro que la Lockhart a esas altura había comprendido que el portal utilizaría cada una de sus emociones, escondidas o no, de sus secretos para hacerla desistir, para que sucumbiera, pero hasta ahora no lo había conseguido a pesar del peso de aquello que ella misma acababa de descubrir, ahora entendía porque había nacido con genes vampíricos, porque la sangre la afectaba y porque su abuelo de niña había construido un laboratorio en aquella torre, donde alquimistas, sanadores, magos de renombre habían diseñado un sistema para drenarle la sangre a la chiquilla y cambiarla completamente, con ello suponían que su ser vampírico desaparecería, aunque algo de rastro quedo en ella, que la afectaba en menor grado que a otros, nunca tomo sangre o la necesito, sin embargo el olor de la misma cuando provenía de un vampiro le producía una sensación muy, muy rara. Cye era sacerdotisa de nacimiento, de raza, como herencia de su madre, pero ahora no estaba segura si el fuego que ardía en ella provenía de su madre o de aquel mago, que su abuelo había llamado demonio y que ella reconoció en él, como fuera, lo había transformado, transmutado para bien y eso no cambiaria.

 

Por un momento el pensamiento de la rubia lo ocupo su nieta pelinegra que era semi-vampiro, @@Bodrik que aun sin sufrir el proceso que ella, había logrado controlar esa sed y se una bruja integra y respetuosa de la vida, al punto de lidiar con sangre casi a diario por su empleo y salvar a cuanto mago o bruja ponían en sus manos, tanto por deber como por humanidad y convicción propia. Estaba claro que el destino no estaba escrito, sino que una mismo lo construía.

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La fuente era realmente cristalina y Bodrik podía perderse mirando sus aguas por horas pues siempre le parecía que los movimientos suaves de sus aguas podían llevarse la energía negativa con la que estaba cargada y renovarla a una energía limpia y tranquila que era necesaria para que un paladín cumpliese su papel en el mundo pues no solo sus hechizos serian más efectivos, sino que también su armonía con la naturaleza y el poder de su mente y aura.

 

Entonces escucho con claridad la voz de su padre y en ese momento se vio a si misma gateando por los terrenos del castillo Lockhart un tiempo en el que Finn Lockhart permanecía aun junto a su hija adiestrándola en el control de su sed que era más intensa en sus momentos de infancia, pues en aquel tiempo su naturaleza de Semivampiro era mucho más primaria como cuando un bebe desea leche materna sin importar el momento ni la hora, pero esa sed fue madurando a medida que los meses pasaban y fue Finn con la ayuda de Cye e Ishaya quien enfocó su deseo ardiente para que se volviera completamente controlable por la niña.

 

Volviendo a las palabras de Finn, este le hablaba de la misma manera como había escuchado las otras voces; como si provinieran del interior de la fortaleza oscura a la cual continuaba avanzado atreves del puente levadizo de madera, pero a diferencia de las demás voces este no le hablaba a su yo adolescente, sino que le hablaba a esa niña de tan solo 8 años de edad que aun permanecía dentro de ella (esa era su edad de nacimiento, pese a la edad que aparentaba en cuerpo y alma), << No temas mi bebe, sé que no quieres hacerle daño a ese venado>> dijo su padre y entonces Bodrik se vio a ella misma dando unos pasos sobre la nieve lejos de gran Bretaña en lo que parecía una montaña y de la mano de su padre.

 

El venado estaba frente a ellos a una distancia razonable y aunque Bodrik estaba inmóvil había algo en su mirada que para Finn no pasó desapercibido pues era un vampiro desde hacía ya mucho tiempo y gracias a un anillo que consiguió en uno de sus viajes el mago controlaba su sed efectivamente y estaba empeñado en entrenar a su hija para evitar que terminara convirtiéndose en una amenaza para la población de magos donde residía su familia paterna y donde planeaba dejar a la pequeña al cuidado de sus abuelos ( El mago nunca permanecía en su solo lugar pues para él era más costosa la el mantenerse libre de sangre), para irse a un templo japonés donde aprendía todo sobre meditación y control de sus impulsos.

 

-No eres un monstro- Susurró el mago de nuevo mientras la niña que aparentaba unos 5 años lloraba en el piso del castillo Lockhart mientras el retrato de Gilderoy Lockhart la cuidaba como hacía desde el mismo momento de su llegada al castillo como una recién nacida, pero esta vez guardaba silencio a la esperaba de la instrucción de su padre y sintiendo a cada cosa que el Lockhart enseñanza a su pequeña niña- Eres Fuerte y guerrera- Repitió el mago de ojos azules.

 

En ese momento la Bodrik del presente comenzó a llorar pues no conocía tal recuerdo y siempre había atribuido su elección profesional a su madre y abuela materna quienes había sido Sanadoras en el mismo hospital del que ella ahora era Directora, pero su visión le había dado una nueva perspectiva pues su lugar no era el de mortifaga al lado de su familia materna como siempre le habían dicho ellas, aunque no con exactitud, sino con sutileza para que ella no conociera su vinculación al bando mortifago, sino más bien a los ideales que ellas seguían y que Bodrik jamás pudo seguir.

 

Protegía la vida gracias a las enseñanzas de Finn, gracias a su entrenamiento y gracias al amor que siempre recibió de parte de Cye e Ishaya quienes enseñaron todo en lo que ella creía y a lo que era y a sus ideales y gracias a su raza paladín había conseguido el control total de su sed y la fuerza que necesitaba para mantenerse firme pese a su vínculo materno. Seguramente por eso la Odiaba esa mujer.

 

-Eres una fracasada, jamás serás fuerte como nosotras- dijo una voz que llevaba años sin escuchar- no tienes coraje, no tienes talento solo eres una basura – la voz de Juve Malfoy (aunque ha tenido muchos nombres) retumbaba en su cabeza intentando obligar a la niña para usar un hechizo contra un muggle.

 

Era su Bisabuela materna y siempre la odio desde el día en que su padre muy orgulloso por el amor que sentía por su madre y su hija intento llevarla hasta la mansión donde residía Eugenia y desde donde fue sacado casi a patadas tanto por Juve como por Aleera quienes se oponían a vincularse con un apellido como el Lockhart que siempre fue asociado a miembros de la orden del fénix y que para ellos era una deshonra.

 

-Eres una decepción- dijo de nuevo Juve – Nunca tendrás el valor necesario para pertenecer a nuestra familia. No te reconozco como bisnieta, para mí no eres más que basura – repitió una y otra vez.

 

-Oclumens – pensó cerrando su mente y poniendo una barrera hecha del agua cristalina de la fuente del templo de clan, su visión de pronto se esfumo como si se le hubiera quitado un gran peso de encima y frente ella el castillo estaba abierto pero ya no se veía como la fortaleza oscura Nurmengart(la cárcel Morrtifaga) sino que frente a ella aparecía el bosque prohibido y un viento suave rosaba su piel, pero al dar el primer paso hacia allí el lugar volvió a verse como mera energía como cuando entró por el portal. Entonces pensó en @ .

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Sauda seguía de cerca la evolución de sus pupilas dentro del portal y presintió el momento exacto en que ambas brujas habían alcanzado su máximo potencial. No podía hacerles saber que ya estaban listas, porque sólo ellas podían decidirlo, pero al ver la forma en la que una pensaba en la otra se dio cuenta de que el Portal había terminado su trabajo y a ella sólo le restaba esperar a que salieran de allí.

 

-Excelente chicas... excelente- murmuró, parada sobre la estrella de siete puntas mientras su rostro permanecía impasible.

 

Ellas no la escucharían pero sabrían que había llegado el momento, que ya estaban listas. Su entrenamiento había sido duro y habían pasado mucho tiempo con ella, pero al final el esfuerzo había dado sus frutos y ahora sólo podía pensar en que ellas dos se vincularían al anillo por fin.

 

-Aquí las espero, señoritas Bodrik y Cye- agregó.

 

El Portal comenzó a brillar por detrás de la puerta cerrada y Sauda esperó, ansiosa. ¿Quién pasaría primero por allí para recibir el Aro? ¿Cómo estarían más allá de lo que ella podía presentir a través de los anillos que les había entregado? No lo sabía, pero estaba ansiosa por descubrirlo, mucho más que con otros pupilos que había tenido, porque las había visto evolucionar, a ambas brujas.

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Nunca supo cuánto tiempo estuvo sumergida en su visión pues cada escena era tan real que había llegado a ser muy estresante a tal punto de haber olvidado su prueba tal y como dijo la arcana que sucedería, sin embargo, sus enseñanzas habían llegado a los más profundo de su mente convirtiéndose en parte de ella misma y de no ser así, no hubiese conseguido apartar las palabras de Juve en el momento preciso y Fue su relación con Cye y con el resto de su familia Paterna la que le proporcionó la fuerza y determinación para derrotar su miedo.

 

Frente a ella todo se había convertido en energía luminosa que fluía hacia ella cargándola como a una batería y dejando que saliera todo lo negativo, todo lo malo que a lo largo de su vida atemorizaba y llenaba de dudas su corazón adolescente y era Gilderoy su tatarabuelo junto con sus amorosos abuelos quienes al final habían creído en su voluntad y en la pureza de su alma y gracias a su apoyo incondicional se había convertido en la bruja que era con deseo de mejorar más y más.

 

Avanzó sobre el piso hecho solo de energía, sintiendo una vibración con cada pasó y de pronto le entro la urgencia por salir por traspasar aquel camino para poder encontrar a Cye y con cada paso se sentía más unida a ella como si la rubia la estuviera llamando, pero sin que Bodrik pudiera verla.

 

Caminó por algunos minutos hasta que la divisó a una distancia considerable y de pronto le entro la urgencia por correr hacia la abertura y entonces dejo que sus pies aumentaran la velocidad con un único pensamiento de salir, aunque por el momento no recordaba con exactitud donde se hallaba.

 

El portal estaba frente a ella dejando un leve vistazo del exterior y antes de que pudiera salir una nueva figura apareció cerca de ella y decidió esperarla hasta que ambas Lockhart tomadas de la mano se lanzaron como si se tratase de un tobogán y lograron salir con vida de la pirámide que las vinculaba con el Aro de la habilidad de Oclumancia y con la arcana Sauda.

 

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El paraje había cambiado, de un solitario y nocturno bosque, a un estanque lleno de flores, de lirios para ser precisa, rodeados de sauces blancos, del sonido tranquilizador del agua, y de la presencia de seres mágicos diminutos, el viejo sauce sacudió sus ramas como si bostezara, Cye comprendía muy bien su lenguaje, fue hacia él y lo abrazo, escuchándolo, agradeciéndole tantos años de compañía, de confidencias, luego dejo rodar su cuerpo hasta la suave y fresca grava, un silbido llego a ella, era una tonada, era la manera en que él y ella se encontraban, también era su forma de no interrumpir cualquier meditación de la bruja. El era Ishaya, su esposo, su otra mitad, el dueño de su corazón y con quien compartía no solo sus noches, sino su vida, a pesar de que había cambiado….

“Vienes, estas lista y Bo también” lo escucho decir, sin verle aun, sin importar lo que pudieran decir o pensar muchos, el propio castillo Lockhart era su lugar preferido, allá a la sombra de aquel sauce su ahora esposo le había propuesto comenzar su relación, e Ishaya era su ancla a tierra, en todo momento, como ahora que podía perderse, pero con aquel entorno de seguridad, su energía se restableció, y comenzó a crecer, Cye supo al instante que no era Ishaya, no tuvo que bloquearlo, sino que era el propio portal, cerró los ojos nuevamente por un par de segundos y cuando los abrió, había un sendero marcado, pedrusco planos de pura energía guiaban el camino hacia la salida, hacia lo real, los pies de la rubia parecían devorar sin esfuerzo alguno el trayecto, hasta que diviso una figura hecha de pura energía, no podía percibir su rostro o facciones, pero la conocía.

Con la certeza de una habilidad que parecía no serle esquiva la sacerdotisa sin palabras se unió a aquella otra fuente de luz, era demasiado luminosa para verle, sin embargo sabía que era Bodrik, que la esperaba, y cuando se tomaron las manos, algo tan potente y tan hermosos las sacudió emitiendo una estela de poder las impulso hacia la salida del portal, donde ambas, al tiempo salieron serenas y contentas.

Antes de ver a la arcana el rostro de Cye giro hacia la pelinegra, abrazándola con mucha fuerza y con todo su amor. Le acaricio el cabello, acuno su rostro con ambas manos, y volvió a abrazarla comprobando que su princesa estaba en una sola pieza, pero más sabia y hábil que antes. Paso su brazo por sobre los hombros de @@Bodrik para impulsarla a que caminaran juntas hacia la arcana y entonces como no encontraba la voz para hablar pensó con osadía en meterse en la cabeza de @@Aailyah Sauda y así lo intento para decirle ”Aquí estamos, hemos regresado, lo ha sentido todo ¿cierto?”

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Sauda vió abrirse la puerta del Portal y salir a las dos mujeres, tomadas de la mano. Sabía que dentro del portal ambas habían estado separadas porque así tenía que ser, tenían que crecer separadamente para poder adquirir el poder que habían ido a buscar. Ahora, ambas poseían la capacidad de crear barreras poderosas en sus mentes y protegerse de sus enemigos, aunque se preguntaba qué enemigos podía tener la joven Cye, que parecía un ángel caído del cielo... O Bodrik, que no parecía más que una niña a la que siempre habían mimado, siempre acunada por su familia. Entornó los ojos y recordó que ambas mujeres las perseguía su pasado, sus familiares.

 

-Ya lo veo, Cye. Han hecho un excelente trabajo en el Portal- dijo la Arcana, acercándose a las dos chicas.

 

Les pidió las manos donde tenían los anillos que les había dado antes de entrar a su prueba y los tocó levemente, de modo que una centella de luz de su propio Anillo fue a parar a los de ellas, haciéndolos brillas brevemente antes de asentarse en sus piedras.

 

-Ahora ambas poseen el Aro de la Habilidad de Oclumancia y estarán siempre ligadas conmigo, con la magia de mi propio Aro. Espero que utilicen sus poderes de manera sabia y sigan aprendiendo- hizo una pausa antes de mirar a cada una a los ojos-. Pueden venir a visitarme cuando deseen- concluyó.

 

Acto seguido, les indicó con una mano la salida de la Gran Pirámide.

 

Ahora, ella debía volver a su morada completa para poder continuar con el aprendizaje de las otras dos alumnas que la aguardaban, Madeleine y Catherine.

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La arcana las vio salir y pronto las tres brujas estuvieron juntas, la felicidad que invadía a Cye era inmensa, había aprendido tanto en el transcurso de aquella habilidad, tanto de la misma como de su propia vida y pasado, muchas incógnitas se habían despejado, otras seguían estando allí, pero ahora sabia que tenia la fuerza para exorcizares de sus propios demonios y que su mente no sería un problema o un libro abierto para quienes quisieran hurgar en ella, en busca de secretos que no les correspondían.

 

Miro el rosto de la arcana con gratitud y cuando esta les pidió las manos donde portaban el anillo preliminar, supo que lo habían conseguido, que tenia la venia de aquella sabia mujer y lo que representaba, pronto aquella chispa vibrante se poso en la piedra de su anillo haciéndola sentir un vinculo único y especial. La paciencia de todas estas horas pasadas en el claustro bien había valido la pena, ahora podía volver con sus hijos, su pequeño Eirian y su esposo Ishaya segura de que nada enturbiaría la dicha que reinaba en aquel hogar.

 

--Yo espero tener la oportunidad de visitarla y mostrarle mas avances en el futuro o porque no para una simple y deliciosa taza de té, que entonces invitare yo-- menciono la rubia, cuando la arcana les mostro la salida de la pirámide, Cye se volteo hacia @@Bodrik pero antes le hizo una humilde y respetuosa reverencia a la mujer de alegres colores que desde ahora formaba parte de su vida.

 

--¡Hasta pronto Sauda!-- dijo al tiempo que comenzaba a caminar hasta la salida y de allí hasta la parte más transitada de la Universidad, perdiéndose de la vista de la mujer y de todo lo que había representado aquella experiencia.

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