Los Dragones de Salazar

[Kahlan Blackthorn]

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Esto de reunirse con ex-compañeros de clase, no le pegaba del todo a Malfoy. Siempre se caracterizó por ser una persona elitista a la hora de elegir a sus amistades o cómplices en el crimen, todo gracias a la sangre pura que corría por sus venas. Manteniéndose rodeada de un reducido grupo de amigos “íntimos”, si se les podía catalogar como tales, quizás era un titulo que le quedaba demasiado grande a muchos de ellos en realidad.

 

－ Han logrado convencerme－torciendo un ácido gesto en sus labios, trago amargamente. Era de esperarse que su retorno a Londres, no pudiera pasar desapercibido para Mía, aquello era un buscapié lanzado a la rubia sin poderlo percibir o evitar siquiera. Armar una fiesta dentro de Hogwarts, adornarlo con las banderas de las diferentes casas y escudos que pertenecían a las antiguas y extintas enseñanzas sobre magia y hechicería. Si que era una idea alocada, pero si la analizaba fríamente, no perdería nada con lanzarse al ruedo y demostrar que no había perdido ese don para armar celebraciones que dejaban una honda huella dentro del mundo mágico.

 

Bonita faena eso de agitar la varita de un lado a otro, recorrer los amplios pasillos de ese lugar que no le inspiraba, el más minino recuerdo de sus años de estudiante. Las aulas habían dando un cambio radical, ya no existan las viejas puertas de roble finamente tallado o los recados grabados en los pupitres en pársel. Sus orbes lapislázulis destellaron con malicia, anunciando algo que muchos de los presentes jamas olvidaría, si que les daría la reunión que se merecían.

 

－ Manos a la obra－siseó deslizando sus dedos sobre el viejo libro de tapa oscura. Invocar seres de otras dimensiones era su especialidad, la Nigromante no se pensaría dos veces el invitar a viejos catedráticos a tan emblemática celebración. Quizás a los arcanos, no les complacerla del todo figurar fuera de una lista tan codiciada por muchos y repleta de tan pocas celebridades del mundo mágico. Sus años como profesora eran cosa del pasado, ya no volverla a compartir sus conocimientos con nadie y estaba segura de quedarse para ella aquel toquecito viperino que solía destacar en ella.

 

－ No serán muertos vivientes o algo parecido－rodeando sus ojos percibió la presencia de su fiel compañero Espartaco. El pequeño crup agitaba ambas colas con parsimonia, captando la atención de la rubia － Serán espectros de los que han dejando una honda huella dentro del mundo mágico o han logrado revolucionarlo de alguna forma que lo lanzará de lleno al nuevo siglo －tarareaba golpeando con su dedo índice su barbilla aspirando profundamente el humo negro que brotaba de su copa de bourbon.

 

Varias ideas rondaban su alocada mente, resquebrajando la inexistente cordura en ella. Un gélido rayo se asomaba por la rendija de la ventana, barrotes silenciosos que resguardaban la presencia de la mortifaga, elevándose por encima de ella una sombra que le sobrepasaba en tamaño y malicia. Ahí estaba la parte más nefasta de ella, desprendiéndose como una serpiente de su piel, abandonando el viejo cobijo que le diera ese manto transparente y carente de sensaciones o emociones. Los tiempos habían dando un giro de 360°, alojando en el interior de los magos graduados sueños que poco a poco se cristalizaron en una realidad que los aplastaba sin remedio alguno.

 

Ya no eran los mismos jovencitos inocentes, ahora tenían sobre sus hombros responsabilidades que podrían costarles la vida misma. Estaba divagando sin querer, revolviendo un poco el caldo de cultivo que su maquiavélica mente preparaba tan afanosamente. El tener que esperar y esperar, casi siempre le sacaba de balance, ¿Dónde demonios estaba la otra organizadora de todo ese jaleo?. El armar todo el teatrito era lo de menos, lanzarse al vacío fuera de la Fortaleza Oscura, ya era una costumbre en ella, recordando desaparecer justo antes de romperse la crisma contra el duro suelo.

 

－ Tendría que recoger algo más que mi materia gris －bromeó tamborileando los dedos sobre sus jeans oscuros. Su atuendo no era precisamente casual o de moda, solo era una forma cómoda de presentarse a trabajar y pasar un buen rato entre amigos.

 

Una tormenta estaba por azotar al mundo mágico, destellando con fuerza relámpagos que arañaban las nubes sin reparo alguno. Figuras espectrales ocultaban rojizos ojos detrás de esos esponjosos cuerpos, invitados de improviso que darían un toque único al plan trazado por la germana. Los directores saltarían en una pata, armando sendo aspaviento que atraería la atención del mismísimo ministro de magia. Lo haría de estar presente de cuando en cuando en Londres, ya era considerado un mito legendario por la comunidad mágica－Parece que no llegará－se negaba a creer la falta de compromiso de su contraparte. Y eso que ella era la que a veces se tomaba su tiempo y reculaba el aparecer o no en escena, tal vez los papeles se tergiversaron sin que pudiera notarlo.

 

@@Mia Black Lestrange, @@Jessie Black Lestrange, @Bridget Wenlock

[Bridget Wenlock]

Pipoca tropezó en la pata de la cama al entrar cargando con su bandeja del desayuno, y el sonido metálico despertó de golpe a la pelirroja, que mirando el reloj de pared de en frente se escandalizó por la hora, pues sabía que su compañera ya estaría esperándola. Se tragó sus tostadas en dos bocadas y de un tirón el jugo de calabaza, y corrió al cuarto de baño todavía con la boca llena y masticando con dificultad. En cuestión de minutos estaba ya lista, usando un vestido esmeralda para hacer juego con las decoraciones de la fiesta y una capa del mismo color con una especie de destellos dorados. Ridícula, pensó al mirarse al espejo y ver sus cabellos rojos todavía chorreando sobre sus hombros, pero sonrió picarona y salió después de tomar el bolso, en dirección a la academia.

 

－Disculpa la demora －carraspeó, cuando estuvo en frente de la bruja con cara de pocos amigos. Tenía años sin verla, pero recordaba que no era alguien a quien la paciencia le resaltara como virtud－. Pero ya está todo listo －añadió en un tono más fuerte, para tranquilizarla, mientras hacía un movimiento con su varita y las enormes puertas de madera se habrían estrepitosamente, dejando ante sus ojos una escena de película antigua.

 

Bridget se adelantó para ingresar, caminando por una gruesa alfombra roja con diseños dorados, que llegaba hasta el otro extremo del salón, dividiéndolo en dos verticalmente, y a la mitad extendiéndose otra para hacer lo mismo de forma horizontal. De esta manera estaban separadas 4 secciones por casas, en las que estaban puestas las mesas que Bridget había acomodado, con manteles en color beige y centros de mesas con los escudos de cada casa, solo para identificar, sin llamar mucho la atención.

 

Delante de cada silla de metal estaba acomodada la cerámica para la comida que se iba a dar y unas elegantes copas de cristal para compartir hidromiel o cualquier otra bebida a gusto de los asistentes. En la pared izquierda la tarima y al fondo una mesa larga, también decorada con el mismo mantel beige pero destinada para las autoridades de Hogwarts y todos los profesores.

 

Del techo colgaban unas grandes y extravagantes lámparas doradas de estilo barroco, bañando el lugar con una especie de luz artificial que intercambiaba entre tonos naranjas y rojizos a lapsos largos. Todas las paredes estaban decoradas con figuras psicodélicas en tonos verde esmeralda y dorado, los colores favoritos de la bruja, que a su criterio gustarían también a todos los asistentes, en una postura bastante arrogante.

 

No habían más reglas separatistas, pues el objetivo de aquella fiesta era mas bien disfrutar de un encuentro entre toda la la élite de la comunidad mágica que había puesto los pies en la institución, los "Dragones de Salazar", aquellos miembros destacados de la sociedad que celebrarían juntos en esta destacada ocasión.

 

－Si deseas puedes añadir o quitar cosas －dijo de pronto, girándose y mirando a su compañera a los ojos, con una sonrisa invariablemente solidaria. Mirando una vez más su obra de arte del día anterior aún no estaba del todo convencida si había creado un ambiente ameno. Mientras hablaba una cola de elfos domésticos uniformados ingreso para ponerse junto a cada mesa, listos para dar un servicio de primera.

[That is not my name]

Era para mi un honor el haber sido convocado a esa reunión de ex alumnos de Hogwarts con los actuales estudiantes, sobre todo porque en ese momento era uno de los profesores que rondaba el castillo y siempre sería para mi un placer el poder ser parte de las celebraciones de la escuela de magia y hechicería; obviamente la invitación iba para mi y mi familia, por lo que esperaba que mi amada @ pudiera acompañarme en aquella ocasión aunque, bueno, debía de llegar primero para verificar que todo se encontrara en orden.

 

Al ingresar al enorme salón, contemplo con asombro la hermosa decoración que llenaba el lugar reconociendo de inmediato los esfuerzos de mis compañeras por hacer sentir cómodos a todos los invitados. Miré rápidamente mi túnica de gala aterciopelada de color azul marino con detalles plateados, sintiéndome seguro de haber elegido a la perfección un atuendo que se mezclara con la multitud, sin embargo sabía que la moda de los magos y brujas ingleses estaba siendo demasiado muggle para mi gusto.

 

Miré de lejos a Bridget y a Juv y les sonreí de inmediato, debía de saludarlas y ofrecerles mi ayuda para cualquier cosa que necesitaran aunque, sí, sabía que tenían todo controlado pero era mi manera de comportarme, siempre pendiente de poder servir a la comunidad mágica.

 

- ¡Han hecho un excelente trabajo señoritas! - Dije al acercarme al par de brujas. - Creo que los alumnos se sorprenderán con todo lo que se ha logrado y no dudo que más de un estudiante graduado pueda compartirles sus experiencias en el mundo mágico, ¿creen que venga algún alto mandatario? Sería simplemente perfecto.

 

Tal vez para muchos de mis compañeros mortífagos mi ánimo resultaba poco ortodoxo porque siempre iba con un semblante de paz y armonía, demasiado positivo, demasiado optimista, la verdad es que hasta creía que algunos de mis más cercanos amigos pensaban que en ocasiones rayaba en la hipocrecía y el cinismo, algo que me era indiferente.

 

- Esperaré a mi esposa, a quien le he pedido que venga a acompañarme, nos sentaremos en la mesa de Ravenclaw dado que ambos asistimos a dicha casa.

[Gabrielle Delacour]

La Black había llegado a base de problemas; las direcciones no eran lo suyo y el caminar de nuevo por una escuela le hacía traer los pocos buenos recuerdos que tenía de su pasado, sin contar de la horrible tormenta que se avecinaba.

 

Entró y alzó la ceja, los colores de las casas de Hogwarts, misma escuela a la que la Delacour, a causa de su estancia en Francia no había podido ingresar. Rodó los ojos ¿En qué había estado pensando su padre al enviarla a otra escuela? Cierto, dinero en hospedaje y su avaro bolsillo, como si la familia Black no hubiera sido capaz de pagarle una educación como estudiante foránea.

 

Aquella noche Gabrielle vestía un sencillo vestido esmeralda en corte A hasta arriba de sus rodilla, nada ostentoso y sobre su cuello un collar plateado que complementaba los colores de la casa a la que seguramente la chica hubiera pertenecido. Sus cabellos castaños cubrían sus hombros descubiertos haciendo que su piel blanca contrastara y su mirada recayó en su sobrina.

 

Sí, le había reconocido de inmediato pero se mantuvo caminando despacio entre las mesas (como si no fuera la única mujer aparte de las organizadoras en todo el lugar), la decoración le recordaba a las antiguas galas a las que solía asistir y quedar plantada por sus parejas. Era lógico que sus ojos miel pasaran por los tres únicos presentes que había y decidió comenzar a socializar.

 

– Punto para ustedes, me han sacado de mi cueva... – dijo sonriendo y caminando hacia sus compañeros. – Pero dejemos los traumas de lado ¿Habrá alcohol y comida?

 

Mordió su labio inferior y desvió la mirada al techo, trató de disimular su arrebatada actitud al fingir contemplar las lámparas ¿Había sido demasiado atrevimiento? Trató de componer sus palabras y meneó la cabeza tratando de cambiar el tema antes de que contestaran.

 

– Chicas esto les ha quedado de maravilla y profesor... un verdadero placer verlo de nuevo.

 

Pocas veces la Mago Oscuro detenía su mirada en un hombre, ésta era una de esas contadas veces. Mordió su labio inferior tratando de contener una sonrisa, misma sonrisa de colegiala enamorada... Sí, a estas alturas. Detuvo escasos segundos su respiración y metió sus manos en los bolsillos del vestido, en verdad necesitaba desviar la atención de su actitud tan sosa.

 

Volvió la mirada hacia las dos chicas, trató de recuperar el color de sus mejillas e inclinó su torso hacia adelante bajando la voz.

 

– Pero... ¿Si habrá alcohol entonces?

[Maida Black Yaxley]

Una fiesta nunca era un plan para Maida, menos, si le tocaba ir sola, como la mayoría de veces. Pero la otra opción era quedarse encerrada en la Manor mientras evaluaba las cincuenta posibles razones por las qué debía aceptar tanta ausencia en su vida. Que si el Ministerio de Magia, que si La Marca Tenebrosa, que si los profesores de Hogwarts. Bueno, tanto revoloteo mental jamás sacaba nada bueno, así que ahí estaba, frente a la dirección indicada, jalándose los lados del vestido violeta que había escogido para la ocasión.

 

No hay que subestimar los cambios de imagen. Cuando Gatiux se había decidido a ayudarla a salir de los sacos de papas que normalmente usaba, no pensó que realmente lo tomaría como algo habitual. Quiso ponerse una túnica ancha, pero no, una vocecilla interna —que sin duda se parecía mucho a la de su tía—, le instó a colocarse algo más "femenino". Y así, acabó enfundándose en una ceñido vestido violeta que se ataba detrás del cuello. Eso sí, la valentía no se dio para mucho más y sus zapatos no fueron tan espectaculares, estaba acostumbrada a estar descalza, así que un poco de plataforma la conformaban.

 

Entró ahogando un suspiró, esperando encontrar caras familiares. Y así fue, Gabrielle, Ishaya, Bridget, y la anfitriona, la única a la que no conocía. Se acercó a ellas para saludar con una sonrisa.

 

— ¿Cómo va? —le dio un beso en la mejilla a su hermana y otro más para Ishaya, a las chicas, se frenó en secó, porque antes de su tía, estaba la desconocida y no sabía como tomaría el gesto—. Maida Bl...Yaxley.

 

Y ahí otro detalle, la ojiazul se dio con la sorpresa que por alguna razón, poco a poco había renunciado a los apellidos de sus familias, dándole paso al apellido bajo el que se sentía protegida ahora, ella y él, por supuesto. ¿Desde cuando se sentía tan...afligida?

 

@@Gabrielle Delacour

Editado 24 de Agosto del 2017 por Maida I. Yaxley

[Orión Yaxley]

 

A diferencia de Maida, una fiesta sí era un plan para Orión. Sobretodo cuando implicaba hacerle bromas pesadas a su sobrina. Porque vamos a ser sinceros, el tipo no tenía nada que hacer ese día en la Manor y Gatiux no estaba para hacer un fooling around. Sólo sintió que Maida había salido de la habitación por alguna razón. La ventaja -y desventaja- de la Yaxley, era que se escuchaba todo, en todos lados.

Estaba escondido en el sillón de tres cuerpos, viendo como su “presa” salía de la Manor con una tarjeta que tenía el escudo de Hogwarts. Vaya conveniencia. Esperaba encontrarse con la usual gente borracha que caracterizaba a la Marca, porque Maida no iría a cualquier fiesta en donde no conociera a nadie.

Subió a su habitación para ponerse el único traje que tenía. Le quedaba un poco chico de mangas el saco, pero el resto estaba bien. Era como para llegar, después se lo sacaría. Y así fue como se desapareció. El típico gancho. Mareo, dolor de cabeza y el cuestionarse las decisiones. Era como una rutina obligatoria por la aparición.

Se trataba de la reunión de ex-estudiantes de Hogwarts. Hacía tiempo que el mismo colegio había tenido un fuerte vacío en cuestiones de matricula, pero seguía de pie y siempre seguiría igual. En cierta forma, caminar por esos pasillos le traían algunos recuerdos confusos al mortífago. Luego de un poco-trumático-episodio, se había transferido a Ilvermorny. Y sus ojos brillaron más cuando entró al salón con la decoración exacta.

Levantó una mano para saludar al resto.

- No sabía que frecuentabas estos eventos sociales ahora.

Se había acercado a Maida por detrás y, como usualmente le hacía para asustarla, la tomó por los hombros y le dijo lo anterior en el oído.

[Maida Black Yaxley]

Pudo haber seguido la conversación y dejar de sentirse tan hongo, pero, claro, eso no sucedería. Se quedó en silencio unos segundos, inspeccionando su sencillo atuendo y el del resto. La facilidad con la que algunos se reunían para decorar las cosas, y la dificultad que suponía para ella el simple hecho de asistir, a lo mejor eso con el tiempo cambiaba. Quizá era solo casi cuestión de...

 

... ¿no parecer gato asustado?

 

El respingo que dió en cuanto la voz de su tío y las manos sobre sus hombros la asustaron. Resopló para calmarse antes de dirigirle la palabra. Lo miraba con lso ojos entrecerrados.

 

— Verás, a veces me gusta salirme un poco de la rutina de ser atacada por cualquier cosa en la casa —le respondió como si en sus palabras ocultara una amenaza. ¿Por qué tenía la manía de asustarla? Bendito Merlín que él era uno de los pocos con los que no se ponía a temblar como una hoja, al menos ya no tanto, pero si insistía en esos sustos, lo volvería a poner en lista negra—, ¿has venido con tu primo?

 

Y le puso un pucherito, como si fuera una sobrina de tres años pidiendo su regalo de Navidad, adelantado.

 

— No, ¿verdad? —suspiró un poco resignada, encongiéndose de hombros sin querer— También podrías ser un poco paternal y decirle que me cuide un pelín más, ¿no? —y claro, volvió a la técnica del puchero, a ver si así se arrepentía de haberla asustado.

[Mia.]

Tarde, muy tarde.

Sí, era justamente casi un par de horas después de lo que había asegurado llegaría a la fiesta, por lo que esperaba que Juv, no quisiera matarla en cuanto atravesara la puerta principal de las mazmorras que habían elegido como escenario para presentar a los alumnos de Howgarts los Dragones de Salazar, un prestigioso Club, que tendría como finalidad forjar relaciones entre los estudiantes de la institución mágica e importantes miembros de la comunidad mágica.

Habían retomado la idea, del que en otro tiempo había facilitado el ascenso a funcionarios ministeriales, un profesor antiguo de pociones, que había muerto hacía algunos años. Por, lo que siendo la Directora del Banco Mágico, no podía negarse a acudir, y mostrarse como siempre tenía la posibilidad en ese tipo de eventos, adicionalmente de aceptar que enviaría la invitación a algunas personas.

La invitación que había elegido, estaba escrita en un pergamino color beige, con estilizada caligrafía, con el sello del club, como firma y algunos relieves como el escudo del colegio y las diferentes casas, y el texto que contenía era el siguiente:

 

Los Dragones de Salazar

Tienen en el honor de invitarle a la fiesta que será celebrada en agosto, con motivo de la inauguración del Club, la cual contará con la presencia de los más respetados miembros de la comunidad Mágica, y alumnos sobresalientes, esperamos contar con su presencia.

 

Esta, la habían recibido todos los estudiantes y algunos mortífagos, los cuales habían hecho acto de presencia.

Cuando arribó al salón, esbozó una media sonrisa y se acercó hasta la Malfoy y con una sonrisa en los labios la saludó y tomó entre sus manos una de las copas que flotaban cerca de su posición, respirando profundamente, comprobó que el atuendo que había elegido era el mejor, un vestido color esmeralda que combinaba con sus ojos y unas altas zapatillas plateadas completaban su atuendo.

— ¿Cómo la estas pasando Juv? —preguntó a la bruja con una sonrisa

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@Juv Croft Malfoy @@Alexis Miller @@Charlot Gryffindor @ @@Eobard Thawne @@Juliette Macnair @ @@Katsumoto Kobayashi @@Keaton Ravenclaw @@Marco Alcott @Paula Malfoy @Phineas I. Peverell @Romina Black Lestrange @Sirius_Black19 @Susan V. Goldstein

[Eobard Thawne]

Mansión Black Lestrange

El castaño se encontraba en su habitación, recostado sobre su cama como si no tuviese nada mejor que hacer. Quizá era de esa forma, aún seguía disfrutando del breve momento de tranquilidad que suponía el finalizar sus estudios. Estaba a gusto con su familia, y su progreso para ingresar al bando parecía marchar de maravilla, al menos desde su punto de vista. No debía menguar sus esfuerzos.

 

Un sonido singular lo hizo desviar la mirada del techo, que aún siendo oscuro parecía fascinarle, estaba empeñado a encontrarle algún brillo y centrar su atención el resto de la tarde, al menos ése era su plan. Hasta que se dio cuenta que Horace, su elfo doméstico se había aparecido a los pies de la cama.

 

¿Sucede algo? inquirió el mago, incorporándose. La criatura le extendió un sobre, el cual contenía un pergamino de tonalidad beige. << Una invitación, mi señor Eobard. >> comentó el elfo, mientras el Black Lestrange leía con atención. No necesitó de mucho tiempo para saber de quién provenía. La característica caligrafía de su madre era inconfundible.

 

¿Los Dragones de Salazar? Interesante nombre para un grupo. ¿Tendría algo que ver con Salazar Slytherin, el legendario co-fundador de Hogwarts? Preguntas tan triviales de ese tipo se formularon en su mente mientras se alistaba para la celebración. Tras un baño de considerables minutos, buscó entre su guardarropa algún atuendo que le favoreciera. Finalmente, optó por un traje gris Oxford, a juego con una camisa blanca. La elección de corbata le pareció de lo más curiosa, seleccionando una cuyo diseño simulaba los cuadros de un tablero de ajedrez. Dudó un momento ante su elección de calzado, pero finalmente se colocó las botas formales color caoba.

 

Bien. De regreso a Hogwarts. Gracias por el oportuno aviso, Horace.

 

Girando sobre sus talones y pensando en la vista que ofrecía el castillo cuando se llegaba a través del camino de Hogsmeade, Aldrich se desvaneció de la mansión, con dirección hacia su alma máter.

Hogwarts

 

No tardó demasiado en percibir el olor a bosque a su alrededor. Abrió los ojos y, frente a él, el imponente castillo se erigía como siempre. A pesar de haberse marchado hacía un par de días, le seguía maravillando cada que tenía la oportunidad de presenciar aquella vista.

Poniendo pies en polvorosa, se dirigió al lugar de la fiesta.

 

Haciendo la analogía el nombre del club y Slytherin, supuso que se desarrollaría en un lugar común entre ambos. ¿Y cuál sería tal ubicación? Las mazmorras parecían la opción más adecuada. No obstante, sin detenerse a pensar en aquello, finalmente llegó a su destino, atraído por el murmullo, que en Agosto no era tan común escucharse en los pasillos de la edificación.

 

Espero no llegar demasiado tarde.

 

Anunció su llegada, desplazándose sobre la alfombra roja que atravesaba el salón de un extremo al otro. Los tonos que bañaban la habitación favorecían su atuendo neutro, agradeciendo no haber elegido aquel traje de tono celeste. Metió la mano derecha en el bolsillo del pantalón, adoptando una clásica postura arrogante.

 

Dedicó una sonrisa a los presentes a modo de saludo, aunque la mayoría le eran desconocidos, salvo su propia madre, Mia, y Maida, a quienes dedicó una leve inclinación de cabeza.

[Seba Granger]

Por el trabajo de ambos se nos había hecho un poco complicado pasar mucho tiempo juntos con Darla, las nuevas remodelaciones al hogar, ademas de los nuevos empleos o mas bien ella retomando el trabajo en su antiguo cuartel, y yo tomando mas responsabilidades en el banco, nos había costado vernos como queríamos.

Pero siempre habían las instancias para hacerlo diferente, o mas bien había un lugar que siempre de alguna forma nos reunía una y otra vez, Darla me había avisado que había una fiesta en Hogwarts que por que no íbamos un rato, y la verdad me parecía una muy buena idea, tenia muchos buenos recuerdos ahí, memorias solo nuestras.

Habiamos quedado que nos encontraríamos allá, debía pasar a otro lugar después de salir del trabajo así, que seria lo mejor, en el mismo banco había cambiado mi atuendo, en realidad no me había dicho si era formal o que, así que trataría no ir semiformal.

Un pantalon gris con una camisa blanca desabotonada en dos de sus botones seria bueno para la ocasión, ademas de una chaqueta del mismo tono, una corbata en el bolsillo derecho iría bien escondida por si debía ponerme.

No estaba del todo seguro del horario así que mejor ya me iría al lugar, no quería dejar que esperara mucho, prefería esperarla.

Esperando a Darla

Aparecí frente al edificio que muchas veces me había cobijado en mis tiempos de estudiante, ingresando de inmediato a este. Camine hacia el lugar donde se suponía se llevaría la fiesta, o mas bien comencé a seguir a otras personas que parecía venir a lo mismo.

Pare en seco en la entrada del salón, desde ahí podía notar un poco del decorado, ademas de la alfombra roja que estaba para recibir a todos.