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Prueba del Libro del Equilibrio


Anne Gaunt M.
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No entendía cómo había sucedido todo hasta verse envuelta en aquel lío. Iba sumida en sus pensamientos mientras se rascaba la frente lentamente, con el ceño fruncido. Aún recordaba el tono autoritario de Badru como si lo estuviera escuchando en aquel preciso instante. «Los alumnos no llegan suficientemente preparados, los profesores están bajando el listón», les había dicho. Niko y ella habían defendido a sus profesores, por supuesto, pero aún así se habían quedado intranquilos antes la idea de que los Uzzas se negaran a enseñarles sobre sus poderes. Anne había estado a punto de estallar, pero la mirada del Tonks le había hecho mantenerse callada.

 

Sin embargo, en cuanto el Guerrero Badru había abandonado la estancia donde se habían reunido, la Gaunt había estallado como un explosivo junto al fuego y había terminado diciendo que iría a supervisar las clases que se estaban dando en aquel momento casi sin pensarlo. Unos instantes después, se había visto a sí misma atravesando los pasillos del Ateneo de Poderes dando zancadas como un elefante enfadado que atraviesa su territorio de cabo a rabo. A medida que iba avanzando, había relajado la velocidad para disimular un poco más su molestia. ¿Quiénes eran aquellos extranjeros para poner en entredicho el trabajo de los profesores de la Universidad Mágica? Chasqueó los dientes con fastidio y resopló con fuerza.

 

Se había olvidado la capa en el despacho, por lo que su túnica gris marengo quedaba a la vista y revoloteaba mientras caminaba por los pasillos. Lo único que se escuchaba era el repiqueteo de sus zapatos de tacón, acompañados del sonido de la naturaleza que rodeaba el Ateneo. No se escuchaban voces ni ningún otro ruido extraño. Al menos hasta que se acercó al patio interior donde la profesora Weasley impartía las clases del libro del Equilibrio.

 

La licántropo se detuvo antes de entrar para recomponer su gesto y mostrarse tan neutral e indiferente como le era posible. Se guardó un mechón de pelo grisáceo tras la oreja derecha y tomó aire profundamente. Justo después, entró.

 

El patio interior era muy amplio y bello, mirases a dónde mirases. Era un rectángulo gigante con toda la base de hierba bien cortada y cuidada que daba frescura al entorno. Algunos riachuelos lo atravesaban en diversos puntos dándole un toque natural mientras que el colorido corría a cargo de los distintos árboles frutales que habia repartidos por el espacio. Nada más entrar allí, el olor a naturaleza se intensificaba tanto que Anne sintió cómo su nariz casi se colapsaba mientras analizaba todo lo que captaba. Sus rasgos lupinos hacían que sus sentidos fueran mucho más agudos que los de los humanos corrientes.

 

Encontró a la profesora Weasley junto con los tres pupilos y algunas criaturas. Avanzó para colocarse visible ante todos, sin interferir en las actividades que estaban llevando a cabo. Aún recordaba el momento que ella se había vinculado con el libro del Equilibrio y lo poderosa que se había sentido por aquel entonces. Soltó una risita entre dientes. «Si supieran lo que les queda aún que pasar si quieren aprender más sobre los poderes uzzas», pensó, casi compasiva. Hacía poco que se había vinculado al libro de los Ancestros y aún recordaba el esfuerzo que había tenido que realizar para ello. No quería pensar en lo que supondría vincularse al siguiente.

 

— Buenas tardes, jóvenes —los saludó, haciendo una pequeña inclinación de cabeza tal y como le había enseñado su padre desde niña—. Profesora Weasley —añadió, en dirección a Lisa, con una breve mirada que irradiaba complicidad con la mujer. Había pasado mucho tiempo desde que habían sido inseparables y, aunque el lazo que las unía se había debilitado con el pasar de los años, no había desaparecido. Y estaba segura de que la docente opinaba parecido—. Disculpad la intromisión, no quiero molestar. Pero me gustaría estar presente durante lo que quede de la clase, si no es inconveniente —explicó, echando una nueva mirada a la Weasley. Dijera lo que le dijese, no iba a moverse de allí. Así que se encogió de hombros y caminó dos pasos hacia atrás para alejarse de ellos. Podía reconocer en qué punto de la clase se encontraban. Les tocaba la acción—. Con el permiso de la profesora Weasley, jóvenes, damos por iniciada aquí la prueba de vinculación con el libro del Equilibrio. ¿Estáis listos? Adelante.

 

 

 

OFF

  1. El duelo tendrá una duración de una semana.
  2. Pasadas 24 horas sin respuesta del contrincante, los ataques se considerarán impactados.
  3. Pasadas 48 horas sin posteo alguno, se considerará abandono (reprobará).
  4. Los hechizos permitidos son; neutrales, neutrales graduados y los libros hasta el equilibrio.
  5. Nos guiaremos por las reglas de Duelos y Asaltos.
  6. Podéis describir el escenario según vuestro gusto y basándoos en este primer posteo, recordando que el primero que postee tendrá mas beneficios en esto.
  7. El duelo será entre todos.
  8. Las dudas sobre la prueba podrán ser realizadas en el topic de dudas y consultas del libro.

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Aún desconcertado, Jank logró incorporarse como pudo. Tenía el estómago revuelto, la espalda sangrante y el cabello repleto de tierra, pero haría falta más para que los obstáculos de Lisa pudiesen sacarlo del juego. El tiempo que había invertido en librarse de las criaturas, sus compañeras lo habían usado sabiamente practicando los hechizos entre ellas. Y es que una piedra escondida entre la grama y un tropezón infantil podían marcar la diferencia entre una experiencia divertida y una calamidad que casi podía costar la vida del protagonista. Por suerte, aquel día no llegaría tan pronto.

 

Extrañamente se alegró de que Anne llegase al sitio. Después de hacerse cargo del "guerrero fantasma", como había decidido llamarle al último contrincante cuyo cuerpo había desaparecido, se acercó más al grupo y guardó su varita, aunque no por mucho tiempo. Tenía las mejillas rojas como tomates frescos y la frente pegajosa. Se preguntaba si faltaba alguna parte de su cuerpo que no estuviese empapada de sudor. Llevaba meses, quizás más de un año, que no se sometía a tales pruebas físicas. El entrenamiento previo como miembro de la Orden le había servido para sobrevivir, por suerte, pero aquella experiencia le anunciaba la necesidad extrema de ponerse en forma nuevamente.

 

Suspiró y cerró sus ojos varios segundos, con el único objetivo de dejar la mente en blanco, cosa que logró durante algunos parpadeos; suficiente para él. Después de que Anne diera el aviso pertinente, el mago volvió a extraer su varita mágica de su ahora destruido zapato izquierdo y apuntó a Candela directamente. Dudaba de las capacidades duelisticas de Jessie desde que ésta había pertenecido a la Orden, por lo que luchar contra la desconocida parecía una idea más justa. No dudó en lanzar el primer hechizo apenas culminó la típica reverencia.

>>Flechas de Fuego!<< pensó, exaltado. Era el mismo que había usado contra el sujeto, aunque esta vez, se dispararon varios proyectiles delgados de fuego que fueron rectos hacia la bruja, tan rápidos que Jank se llegó a exaltar. Estaba acostumbrado manipular el fuego a través de la magia, pero esos trucos salían de su arma tan gráciles y naturales que por un momento creyó estar destinado para el conocimiento de todos los libros y sus poderes. Quizá si hubiese aprovechado la oportunidad cuando los Uzza habían puesto el ojo en sus decisiones, estaría surcando los últimos niveles. Pero por el momento, solo tenía cabeza para derrotar a sus nuevas contrincantes.

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Estaba segura de que conocía de algún lado a esos tipos en taparrabos, pero no pudo confirmarlo ya que desaparecieron con la llegada de Anne. Candela se preguntó si era necesaria otra prueba, luego de que la directora lo anunciase, pues no le veía mucho sentido. Aún no se acostumbraba a los poderes del último libro y tampoco creía poder acostumbrarse allí, aunque sí creía que una estupenda oportunidad para practicar.

 

No había guardado su varita, la llevaba aún en la mano y estaba a punto de usarla en contra de Jessie, cuando vio, por el rabillo del ojo, el ataque de Dayne. ¡Pero si se llevaba bien con su compañero Logia! Bueno, no, en realidad no lo conocía de nada. Así que, sin dudarlo, pensó en un Salvaguarda Mágica. Sí, ese hechizo se había vuelto su mejor amigo. Además, Candela casi siempre actuaba mejor bajo presión. Así que allí estaba, con su cuerpo siendo traspasado por los filamentos de fuego que el chico le había enviado.

 

Eso fue un ataque bastante a traición, mi querido. Una creería que se tendría más consideración con una chica. —fingió sentirse ofendida y, sólo si acaso, hizo aparecer su daga del sacrificio en la mano que tenía libre.

 

La Triviani no había tenido ninguna intención en atacar a Jank, sólo quería molestar un poco a Jessie. A ella casi nunca la veía porque era muy raro que rondase por la mansión Black Lestrange y la recordaba de la última vez que se la topó. Así que, una cara conocida, era mejor que una que no registraba.

 

>, pensó, con la intención de cegar a Dayne. ¿Por qué? No tenía idea, pero de algo le iría a servir.

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~ Mosquito ~          Ianello 

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Su respiración seguía irregular aún cuando el tiempo ya había transcurrido un poco. Veía como Janck había comenzado a atacar a Candela cosa que la hizo sonreir; si la dejaban de lado mejor para ella puesto que tendría tiempo de generar una estrategia.

 

El tener a Anne ahí solo la había tranquilizadora un poco. Seguía cansada pero debía reponerse. Las heridas en su cuerpo ya estaban sanadas así que solo restaba el poner en aprietos a alguno de sus compañeros pero ¿A quién?

 

Si bien era cierto que Candela era familia, ella se había ensañado con ella durante la clase y mientras al otro no lo conocía de nada le parecía un mejor... Distractor.

 

Sonrió con malicia, como solo ella sabía hacerlo. Ocultandolo en la comisura de sus labios. Sus grises ojos se oscureciendo ante lo que estaba por efectuar, lentamente su varita se alzó en dirección de Candela, solo por mero gusto.

 

-Flechas de fuego - pensó agitando su varita moviendola solo un par de centímetros en dirección de Janck viendo como unos filamentos de fuego viajaban en dirección del mango para segundos después colocar su mano derecha tras su espalda invocando su daga de sacrificio

 

-Immolo oppugnare -alzo las cejas en dirección de Janck mientras sosteniendo la daga en la mano izquierda dañaba su mano derecha que era la mano con que Janck utilizaba la varita, dañando los nervios que hacían posible que esté sujetará la misma.

 

Sería dos contra uno pero no le importaba. Así se manejaba ella.

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Un dos contra uno siempre es mejor, pero no muy justo. Candela utilizó un momento de su tiempo para visualizar la situación. La mayoría de las veces utilizaba cualquier tipo de estrategias para salir bien parada, fuere cual fuere la circunstancia. Creía que esa no sería la excepción, sobre todo porque apostaba a ganar. Siempre apostaba a ganar.

 

Sintió una leve brisa que le trajo el sonido de las hojas de los árboles que rodeaban ese claro en el que se encontraban. En realidad, no había nada, ni rocas, ni piedras, que ella podría utilizar para atacar o bien a Jessie o a Jank. Pero sí había un par de troncos caídos de algunos árboles -se veían frescos-, allá, a poca distancia de donde se encontraban ellos. Fue entonces cuando decidió actuar.

 

¡Sectusempra! —exclamó con una chispa de malicia en sus ojos.

 

El ataque iba dirigido a Jessie, justo después de que la Black Lestrange le enviara los filamentos de fuego a Jank. -Sí, sí, los mismos que éste se había atrevido a enviar anteriormente a la Triviani. El rayo salió de la varita de Candela con la mera intención de hacer lo que ya sabemos que hace, los profundos cortes que ocasiona en su víctima que, valga la pena repetir, era Jessie. Aunque la Black Lestrange, a su vez, hacía otro tipo de cosa con una daga. Candela decidió que intentaría otro movimiento en contra de Dayne.

 

— Cinaede —bisbiseó.

 

Su objetivo, Jank. El ataque, un gas venenoso que penetraría sus vías respiratorias y contaminaría su sangre.

 

— Casi, que siento culpa. Pero no, no demasiado...

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~ Mosquito ~          Ianello 

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Maldita Candela y eso que es familia pensó para sus adentros al sentir como los filamentos impactaban en su cuerpo justo cuando ella cortaba los tendones de su muñeca derecha. Cerró los ojos con fuerza al sentir el dolor en su cuerpo por dos lugares distintos, los puntos de los filamentos y aparte le herida que ella misma se había provocado para dañar a Jank.

 

-Aquamenti- apuntó a su cuerpo deteniendo el efecto provocado por el hechizo que la Triviani le lanzara tras un chapuzón de agua helada- Esta me la pagaras Triviani- masculló para sus adentros fulminando a la mujer con sus grises ojos.

 

Con la mano con que aferraba su varita tomo su amuleto amarillo cual rayo de sol centrandose en la energía que este despedía sintiendo como su cuerpo poco a poco iba sanando las heridas provocadas tanto por la Triviani como por ella misma.

 

Pero sabía que con eso no bastaría así que agitando su varita magica pasó su varita por su cuerpo terminando de sanar las heridas de las flechas de fuego con un simple Episkey dando por terminada la curación de su cuerpo entero.

 

Volteo a ver a Candela, no sabía si ensañarse con ella o no hacerlo pero a fin de cuentas algo debía hacer y aun no podía hacer nada contra Jank ya que sabía que se le había pasado solo un poco, casi nada, la mano.

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