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Maestría en escobas


Ky.
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Maestría en Escobas.

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@ Zamolódchikova

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La temporada de lluvias había llegado, el cielo se encontraba lleno de nubes grises que anunciaban una pronta tormenta, para Aries, esta temporada era la mejor para aprender sobre las escobas y también era la oportunidad perfecta para tener un pequeño partido de Quidditch. El jugar bajo la lluvia hacia a los jóvenes más cuidadosos, por lo que no tenía que estar sobre de ellos recordándoles que debían bajar la velocidad. Estaba emocionado, cualquier persona que lo conociera sabría que aquella clase en la que iba a participar como un simple examinador terminaría con él y las otras personas que lo acompañaba arriba de una escoba jugando un partido de Quidditch sencillo, pero antes debía preguntarles varias cosas.

Al Nigromante no le agradaba mucho la idea de usar otras escobas que no fueran las propias, consideraba que cada individuo amoldaba su escoba a su personalidad. Era por eso que él Black Lestrange le gustaba comprar escobas, en total ya tenía ocho, algunas eran modelos repetidos, otras eran exclusivas del mundial de quidditch celebrado en la comunidad mágica, justo eran esas las que no dejaba que nadie tocara.

Busco el Kit de Quidditch del colegio, y consiguió que le prestaran varias vitrinas donde coloco el total de nueve escobas diferentes. Una Nimbus 2000, una cometa 290, una barredora 11, una saeta de fuego, una estrella Fugaz, una Flecha de Plata, una Moontrimmer, una Oakshaft 79 y por ultimo una Twigger 90. Todas y cada una dentro de sus vitrinas, ya que eran unas reliquias.

Cuando logro estar listo con todo lo que necesitaba para la clase, salió de su habitación en la Mansión Black Lestrange y se condujo hasta los jardines del Ateneo. Estando en aquel lugar preparó el campo donde sería llevada la clase, recordaba haber puesto láminas de escobas la primera vez que había impartido la clase, pero en esta ocasión se había hecho de patrocinadores que le prestaron varias escobas antiguas.

La lechuza que les había enviado la noche anterior solo era un pequeño pedazo de pergamino con 2 indicaciones, no acostumbraba a firmar aquellas notas. La primera indicación era: "Preséntate en el jardín del ateneo a las 10 am." La segunda indicación era igual de simple: "No olvides tu escoba, la vas a necesitar." Solo aquellas dos líneas estaban presentes en el pergamino.

Así que el metamorfomago debía esperar hasta esa hora para que sus pupilos llegaran a su clase. Todo estaba listo para la primera actividad, la cual era muy sencilla. Ishaya, Taurogirl y Amya debían decirle una característica de tres escobas, después de presentarse frente al Ivashkov. La Nimbus 2000, la Twigger 90 y la estrella fugaz eran asignadas a Amya, la barredora 11, la Saeta de Fuego y la Moontrimmer eran para Ishaya, por lo que las escobas que sobraban eran para Taurogirl.

Al dar las 10 de la mañana, se quedó de pie a un lado de lo que era un pizarrón con su nombre escrito, quizás la única persona que no lo conocía era Amya, por que los otros dos chicos eran parte de la Marca Tenebrosa, así que en cuanto fueron llegando les saludo.

Bienvenidos a maestria en escobas. —hizo una pausa y les sonrió —Las escobas dentro de las vitrinas no pueden ser sacadas de su caja de cristal. —anunció señalando las nueve vitrinas con su varita. —Mi nombre es Aries Black Lestrange Ivashkov, y esta mañana seré quien consideré si merecen o no tener este conocimiento.

Dicho eso prosiguió dando las primeras indicaciones de lo que sería la clase.

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Obviamente estaría a primeras horas de la mañana en aquellos jardines del ateneo, me emocionaba mucho tener dicho conocimiento después de tanto tiempo persiguiendo aquellos que me ayudarían con mis habilidades y poderes especiales, la Maestría en Escobas era un gusto que simplemente me quería dar. Saludé al profesor de inmediato, dándome gusto que la mayoría de mis compañeros del claustro fueran mortífagos, para iniciar con la clase.

 

Miré y les sonreí a mis dos compañeras, Tau y Amya, con quienes había compartido anteriormente muchas experiencias muy diversas, sobre todo con la loca de Amya, a quien debía de acosar un poco por el torneo de duelos que se acercaba en el país y ella como directora de catástrofes debía de asistirme.

 

Agité un poco mi cabeza para concentrarme de nuevo en la clase, sosteniendo con firmeza mi escoba "anillos de Saturno", un modelo francés que se popularizó en el último mundial de Quidditch en el 2010 y que, obviamente, tuve el placer de estrenar con el equipo oficial de dicho país; sin embargo la primera asignatura trataba de explicar tres modelos más conocidos en Gran Bretaña, así que tomé la palabra de inmediato.

 

- La barredora 11 es un modelo con madera de roble español y antimaleficios, acelera de 0 a 110 en diez segundos, y tiene control de antivivabración incorporado. La Saeta de Fuego posee un palo de fresno, ultra fino y aerodinámico y esta numerado con su propia matrícula. También posee ramitas de abedul, que fueron cuidadosamente seleccionadas hasta conseguir una perfección aerodinámica; con un equilibrio insuperable, fue la primera en usar piezas de hierro fundidas por duendes (incluyendo reposapiés, soporte y el cepillo) dándole más estabilidad y potencia en condiciones meteorológicas adversas y con agarre especial en el reposapiés. El manillar es de ébano pulido y el cepillo es de abedul o avellano según la preferencia personal. La Moontrimmer creada por Gladys Boothby en 1901, una escoba que se tiene de colección debido a que hay muchos modelos mas recientes con mejores resultados.

 

El cielo nublado se veía con cierta tranquilidad aunque en cualquier momento podía comenzar a llover, por ello me sentía cómodo con mi atuendo de competencia que llevaba ese día, con todas las protecciones necesarias y mis gafas especiales para no tener que preocuparme por la visibilidad en medio de una tormenta.

 

Sonreí tranquilo esperando a mis dos compañeras y las nuevas indicaciones del profesor.

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Sonrió.

 

No era una sonrisa cálida, más bien parecía una mueca. De esas que salen cuando no sabes si sonreír o mostrarte serio para que los alumnos no se te subiesen a las barbas. Aunque él no tenía barba alguna, aún así mostró ante Ishaya un semblante serio. ¿Se había presentado? Lo ignoraba, aún así sabía quién era él y lo que hacía frente a él.

 

-Muy bien Ishaya, aguardemos unos minutos a que el clima cambie. -miro al cielo, si bien el no tenía conocimiento sobre meteorología, las nubes negras que se formaban sobre ellos, esas no indicaban otra cosa que una gran tormenta. -Se que estás acostumbrado un poco a responder preguntas que me dirían tus conocimientos con respecto al tema, así que si no te molesta -la pausa fue lo bastante larga como para que fuese interrumpido o negado ante la situación.

 

-Hablemos de Quidditch. -dijo mientras sacaba un baúl con todas las pelotas que se utilizaban en aquel deporte. Se quedó callado esperando la respuesta del Tonks cuando la invitada especial para esa clase se hizo llegar.

 

Varias gotas de agua empezaron a empapar la ropa del Ivashkov, Aries levantó la mirada para empaparse de aquel líquido vital.

 

-Veo que ya no debo hacer tiempo, es momento de subir a su escoba. Muéstrame tu técnica de vuelo. -no le había preguntado por su licencia, el no era un trabajador del ministerio. El por qué le pedía volar en ese clima era para saber qué tan cuidada tenía su escoba.

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- ¡Con gusto hablemos de Quidditch... desde las alturas!

 

Apenas me dio la indicaciones, me monté en mi hermosa escoba y me alcé tranquilamente sobre aquel hermoso campo universitario, sintiendo el aire golpear mi cuerpo sin importarme que las gotas de lluvia ya estuvieran cayendo desde el cielo. volar sobre escoba era uno de los placeres que siempre disfrutaría, sin importar el estado del tiempo.

 

Hice un par de volteretas en el aire mientras me sostenía firmemente con mi mano izquierda, estaba listo para aplicar un poco de mis conocimientos de meteorología (ya que era el profesor de dicha materia en el claustro) pero me contuve al instante. Tal vez no era necesario ayudarme de esa forma, tal vez simplemente debía de demostrarle ante el profesor lo que podía hacer bajo esas dificultades así que guardé mi varita y me sostuve con ambas manos antes de bajar hasta donde se encontraba.

 

- Espero no haberme pasado de la raya, - le comenté un tanto agitado, emocionado, mientras me acomodaba mi cabello mojado - la verdad es que tenemos suerte de que sea solo una lluvia pasajera, ¿no cree?

 

No podía distraerme en lo que el resto de las personas en la universidad estaban haciendo, en ese momento era simplemente yo, mi escoba y mi profesor que fungía de guía en dicha aventura.

 

- ¿Subimos juntos? - Terminé comentando con una enorme sonrisa, dispuesto a tomar vuelo nuevamente.

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Por primera vez en varios meses, Tauro iba retardada. Tenía una excusa por supuesto, una excusa que no debía salir de la Torre Negra. Por lo tanto, era inútil. Sin embargo estaba de buen humor y aquello mejoró cuando al llegar a la clase, apenas unos minutos después, vio a Ishaya en el aire y a su hijo en el suelo. Llegó junto a ellos justo cuando Ishaya regresaba a su lugar. Sonrió y besó la mejilla de Aries mientras daba una palmadita en el hombro de Ishaya. En su otra mano llevaba una escoba, una Nimbus 2000 como las que estaban en las vitrinas.

-Lamento el retraso, cosas del trabajo -con eso sería suficiente para dos Mortífagos, esperaba-. Bien, la Cometa 290 acelera de 0 a 70 kmph en diez segundos si el viento es favorable. Siendo de la Comet Trading Company siempre fue de las favoritas para el Quidditch. La Oakshft 79 fue el primer modelo fabricado en 1879, es una escoba elegante con un grueso mango de roble, diseñada para vuelos prolongados y para resistir vientos fuertes. La Flecha Plateada por su parte fue la precursora de las escobas de carreras, ya que con viento de cola lograba alcanzar los 112 kmph. Fue descontinuada porque los pedidos sobrepasaban las existencias.

Hizo una pausa.

-¿Debo volar también? -no le sorprendió saber que así era.

Tauro no contaba con la licencia de vuelo y por la forma en que se subió a la escoba, demostró que no era fanática en absoluto de montar una. Sin embargo, era una bruja sangre pura y tan pronto golpeó el suelo con el pie, se alzó con soltura y un firme agarre del mango para no caerse con el clima que había. Ascendió lo suficiente, dio una vuelta veloz más que todo gracias a la maestría de la Nimbus en el aire y con un giro no muy especial pero preciso, volvió a aterrizar. Perfecto.

-No jugaremos Quidditch -se atrevió a decir, mirando a Aries-, ¿o sí?

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En esos momentos pude ver como Taurogirl llegaba a un lado del profesor Aries, justo cuando yo andaba calmando mi vuelo para poder escuchar mejor las siguientes instrucciones que pudiera darme en ese momento, esperando ansioso a que en verdad tuviéramos un partido de Quidditch.

 

- Podemos hacer un entrenamiento a falta de gente, - mencioné rápidamente al ser solo tres personas - tiros libres, uno contra uno con una bludger suelta o entre los dos cazamos a la snitch dorada... también podemos acosar al resto de las clases para que se vengan a jugar con nosotros y juntar los catorce participantes, digo, como otra opción.

 

Tal vez era demasiada la emoción que traía o tal vez Tau se veía demasiado tímida con la escoba, aunque controlara el vuelo con la misma, no se le veía entusiasmada con las ideas que brindaba. Tal vez solo eran ideas mías.

 

Aún recordaba los buenos tiempos en los que era parte del equipo de Quidditch nacional de Francia, hace tantos años ya, donde siempre me ponía en contacto con el departamento de juegos de dicho país y que me robaban mi tiempo como aprendiz y empleado del departamento de cooperación mágica; los mejores recuerdos, sin embargo, fueron del mundial de Quidditch del 2010 donde tuve el último contacto con dicho país en materia laboral ministerial, experiencia que jamás cambiaría por nada.

 

- Yo estoy pendiente de lo que hagamos, ¡¿que tal unas carreritas Tau, para calentar?!

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Aries miraba lleno de sorpresa al Tonks que volaba con destreza, sus ojos estaban abiertos un poco más de lo normal y brillaban maravillados por las piruetas que el tempestad llevaba acabo en el cielo. Era tanta su facultad de sorprenderse que no se dio cuenta de que su madre se aproximaba a él y al mismo Ishaya que descendía un poco, invitándolo a volar. El cálido beso en su mejilla, le hizo girar la cabeza para ver a Tauro.

Aries era tan diferente a su madre con respecto a dar explicaciones no pedidas, si bien ya había llegado tarde no era de importancia el por qué no se había encontrado en el lugar desde el minuto uno, para el Nigromante lo importante era que la lider mortifaga se pusiera al corriente con la clase, situación que llevó a cabo a los pocos minutos respondiendo la pregunta que le volvió a formular el Black Lestrange con respecto a las escobas en sus vitrinas.

Y como era de esperarse, la peliazul tenía bien cada una de sus respuestas, cosa que hacía sentirse orgulloso a Aries, si bien sabía que su madre odiaba volar en escoba tenía amplio conocimiento en los modelos de escoba, lo que significaba que siempre le prestaba atención cuando se emocionaba y le contaba a su madre sobre los nuevos modelos y sus diferencias con los modelos pasados.

La prueba de vuelo de Tauro había sido un poco más torpe que la de Ishaya, a los ojos del Metamorfomago, y casi al mismo tiempo que ella bajaba para dejar la escoba, la lluvia se había detenido como el director del profeta y compañero en el ateneo había dicho.

--Como bien dices, no se puede llevar a cabo un partido de Quidditch, y por más que quisiera interrumpir las otras clases. --respondió mirando al Tonks para después mirar a su madre que parecía estar sufriendo arriba de una escoba. No deseo tener problemas con los profesores, y mucho menos con dirección, así que no. Mejor

La pausa duró mucho tiempo, la verdad tenía pensado pases con la quaffle suspendidos en el aire, pero aquello no era una prueba de Quidditch, así que volvió a mirar las escobas.

--¿Qué hacen para mantener sus escobas en buena calidad?

Dependiendo de la respuesta de ambos su última prueba estaba por ser elegida.

Editado por Ariel Aries Bra Yaxley

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Era un alivio saber que no podrían jugar Quidditch y también el hecho de que no tenía que negarse a hacer una carrera con Ishaya, porque la clase había continuado por encima de sus deseos. No le gustaría admitir que no era tan buena pero tampoco le habría gustado decirle que no a su compañero de clases, era un dilema que estaba dispuesta a dejar pasar gracias a la teoría de Maestría en Escobas. Apoyó la Nimbus en el suelo y se recostó de ella mientras pensaba.

-Hay que recortar las ramitas de la escoba regularmente, para emparejarlas y que mantengan bien la forma original de la escoba o podría, por descuido del mago, desviar el curso o estropear la velocidad que alcanza originalmente. Pulir el palo también, más que todo estético, existen kits de limpieza que evitan el daño de la madera por productos caseros o métodos poco sutiles.

Hizo una pausa, tratando de encontrar algo más que pudiera hacer para mantener una escoba en buen estado y aventuró un poco, sabiendo que era algo que pensaba a nivel personal.

-Considero que es adecuado usar regularmente la escoba. Si bien el encantamiento no se esfumará, una buena escoba de carreras debería dar una vuelta veloz cada tanto y una de paseo, un viaje largo con regularidad -acarició la superficie de la Nimbus-. Sería triste que una escoba se quede en una vitrina.

Aunque ella la dejaría ahí, sin duda, sin que le doliera en lo más mínimo.

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- Bueno, siempre hay que tener en cuenta el tipo de escoba.

 

Al tocar piso me sentí un tanto decepcionado, en verdad deseaba tener algo de acción arriba de una escoba porque, bueno, la clase era justamente tener una maestría en escobas y no me podía imaginar otro tipo de curso más que práctico, porque de eso se trataba siempre el vuelo en escoba: de la vivencia.

 

- En general debemos de mantenerla libre de plagas, lejos de la suciedad y de la humedad; cada palo tiene su propio cuidado, se debe de tener siempre pulido y limpiarlo de forma diferente que sus componentes metálicos, si es que tiene; igualmente al cepillar las ramas, que se hace antes de cortarlas, hay que inspeccionar que no estén guardando "basura".

 

De mi monedero de piel de moke saqué mi juego de cuidado y limpieza de escobas voladoras, un equipo que había conseguido a principios de año para reabastecerme.

 

- Antes las astillas eran un problema, - proseguí - pero ya los fabricadores de escobas, sobre todo las grandes empresas, cuidan mucho este aspecto cuando las crean casi de manera artesanal, lo único que debe de hacer uno es siempre darles su toque después de cada uso, sobre todo por los efectos del medio ambiente al que fue expuesta como una ventisca o una tormenta.

 

Terminé de hablar y esperé las siguientes instrucciones sin ocultar mi rostro serio, en verdad que me sentía demasiado decepcionado por estar en el suelo, tanto que también me senté en el suelo con mi escoba Anillos de Saturno tumbada a mi lado. Supondría que seguiríamos platicando de escobas en vez de montarlas...

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Ambas respuestas le dejaban claro que los chicos sabían como mantener una escoba en buen uso, pero acaso sabían ¿cómo arreglar una escoba destrozada? Aries les miro con una sonrisa de satisfacción, estaban a nada de lograr la ultima prueba para hacerse acreedores del conocimiento, que nada tenía que ver con volar. Volar hasta un niño de 5 años podía hacerlo sin ayuda de sus padres. Era como los muggles le llamaban, tan fácil como andar en bicicleta.

 

Así que tomo su varita y con dos movimientos apareció frente a cada uno una escoba, pero no cualquier escoba, esta se hallaba con el mango roto, el asiento fuera de su lugar y las ramas de la escoba se encontraban todas en un pésimo estado. La ultima actividad era rearmar la escoba y lograr que esta volará, para el metamorfomago le era de principal importancia esas cosas, la gente debía ser consciente de como se arreglaba una escoba de nada.

 

Aun lado de la escoba rota se encontraba un kit que les ayudaría a dejar la escoba como nueva, la tarea era sencilla, pero para demostrar que podían hacer que funcionará debían volar con ella, así que cuando dejo todo listo volvió a dirigirse a ellos.

 

--Interesantes respuestas sobre el cuidado de sus escobas. --les miro y después señaló los paquetes. --Su ultima prueba es rearmar esas escobas, y para estar seguros que lo hicieron bien, se deben elevar unos 3 pies de altura, hacer unas piruetas... Lo que ustedes quieran, con esta prueba la clase concluirá.

 

Aries se hizo varios pasos atrás para ver como sus pupilos se desenvolvían.

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