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Libro del Equilibrio


Lisa Weasley Delacour
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La vampiresa escuchaba la profesora y al parecer habían hecho bien los hechizos pero solo que todos habíamos cometido un error y es que las flechas de fuego solo dañaban a personas y no a animales y que según lo dicho aunque intente hacer recordar a mi cerebro si había escuchado algo de eso pero bueno la vampira había llegado con la clase empezada así que no había llegado a escuchar de ese asunto y luego ve como hace aparecer un cuarto maniquí a los que ya había y el objetivo era atacarlo con las flechas de fuego pero Darla no quería hacerlo y porque todos sospechábamos que el hechizo se volvería a nosotros.


Y era cierto que no había saludado pero es que había ido a aprender algo de una clase que ya estaba empezada , la vampira ve como sus compañeras atacan los maniquí que tenia enfrente y como los filamentos de flechas eran de vueltos hacia ellos y luego curarse primero con aguamenti y luego episkey y solo faltaba la vampira hacerlo aunque ya sabía que pasaría , pero lo que uno debe hacer con tal de aprobar esa clase , sufrir en carne propia


La vampira piensa en- flechas de fuego y unos filamentos de fuego son dirigidos hacia el maniquí que tenía enfrente pero enseguida el hechizo se vuelve en su contra y siente como se está quemando y tenía que curarse rápido antes de que las heridas fueran peores así que la vampira apunta con su varita hacia sí misma y dice – Aguamenti que apaga el fuego y luego piensa en un - Episkey para curar las heridas ocasionadas por las flechas de fuego


La vampira escucha que debían practicar un hechizo más que aparecía en el libro antes de vincularnos con el libros pero la vampira seguía en duda que al haber llegado tarde estuviera en condiciones de poder vincularse con el libro de alguna manera y enseguida escucha cual era siguiente hechizo a usar era la arena del hechicero y enseguida aparecen algunos duendecillos de Cornualles traviesos que se acercaban a tirarle de su pelo y la vampira se rie , no le tenía miedo a esos pequeño duedecillos traviesos , podían ser algo molesto no lo negaba pero trabajando en el departamento de criaturas hace tanto tiempo estaba acostumbrada a ver toda clase de criaturas y como tratar pero bueno tenía que pensar en ese último hechizos que cegaría a esas pequeños travieso.


Así que la vampira piensa en -arena del hechicero esa arena de huesos cristalizados de un mago que ha muerto mediante fuego mágico , esa arena enseguida se mete en los ojos de duendecillos dejándolo ciego y luego la vampira piensa otra vez -arena del hechicero y la arena se mete en los ojos del segundo duendecillos haciendo que chocara con el otro y piensa por última vez en -arena de hechicero y esta vez el hechizo iba dirigido hacia el tercer duendecillos que impacta dejándolo y luego veo que tres pequeños traviesos duendecillos quedan tirados en el suelo ocasionado por ese hechizo, dejándolo momentáneamente ciegos

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Mientras esperaba la respuesta de la profesora, la cual parecía concentrada en controlar que los otros dos miembros del curso hicieran correctamente sus tareas, Darla dudó unos segundos, ¿se ponía a observar la plaza en que los habían citado y sus alrededores o al igual que la profe veía cómo lo hacían los demás? Por un lado estaba bueno poder tomarse un descanso y reconocer cada pilar, los árboles que los rodeaban, las bancas una de las cuales estaba fuera de lugar porque ella la había morpheado. Pero por otra parte prestar atención a cómo hacían los demás los movimientos o sus técnicas eran buenos para tener nuevos tips u observar debilidades en los que pudieran estar al otro lado de su varita alguna vez.

 

Keaton había reclamado al igual que ella un nuevo guardaropa, la Potter Black sonrió. Parecía que a Melrose no les preocupaba tanto hacer un cambio, era verdad que con un reparo y fregotegos quedarían como nuevos pero con probar suerte nada perdía.

 

Los duendecillos que le habían tocado al mago estaban fuera de combate, casi al mismo tiempo que los de Amelie, pero para mala suerte de ella uno de los del mago había volado ciego hasta toparse con ella, cuida... , comenzó a decir al ver que iba hacia su rostro, pero ella pareció esquivarlo con lo justo. El mago se disculpó pero al igual que ella tuvo un pequeño gesto de risa ante la situación. Al menos la Black Lestrange amaba a los animales, obviamente no estaría en el Departamento de Criaturas si no fuera así, por lo cual la joven no se mostró molesta ante la situación, Darla hasta la había escuchado reír al principio con las "picardías" de los duendes.

 

--Parece que ya estamos todos casi listos para nuestra prueba --comentó la pelirroja mientras se ponía de pie --responderá primero nuestras dudas o le enseñará el Cinaede a Amelié para que luego ella también exponga sus dudas y responda todas juntas --aunque daba opciones, esperaba que la elegida fuera la primera, incluso Amelié podría salir beneficiada al escuchar las respuestas a sus dudas o expresar algunas que ya tuviera y luego podría practicar el del veneno, esperaba que no con la misma suerte que Keaton.

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Iba a tener que renovar su guardaropa porque la ropa que llevaba en esos momentos estaba toda chamuscada por el juego y no era nada barata , mientras realizaban el ultimo hechizo que debían realizar y unos de los duendecillos de Keaton se estampo muy cerca mío , casi le daba en la cara por poco pero el pobre duendecillos quedo medio atontado en los pies de la vampiresa.


Luego de que todos realizaran el hechizo de la arena del hechicero , la profesora dijo que podían hacer preguntas que le surgieran y la vampiresa por el momento no tenía dudas , solo escuchaba las dudas de los demás , pero gracias a Merlín que contaba con Darla alado porque menciona que debían enseñarle el hechizo Cineade recordaba haberlo leído en libro algo de envenenar a las personas pero seguro era el hechizo que se perdió al llegar tarde a la clase


- Sí que es eso del hechizo Cineade o como se que se escriba


La vampira estaba atenta a lo que respondería la profesora , pero acaso la envenenarían para que viera los efectos de hechizos de efecto o tendría que envenenar a alguien no lo sabía solo recordaba algo de veneno

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—Bueno, el Aguamenti siempre ha sido verbal y no verbal, si es que a eso te refieres. —Se rascó un poco la nuca. Tal vez Melrose solo se confundió o preguntó por preguntar. —Diría que mejor lo utilices de la segunda manera en estos casos, como bien señalas nunca sabes si alguien puede intervenir cuando lo quieras usar, así te aseguras de curar tus heridas.

 

Si tenía que ser sincera, estaba un poco sorprendida. Desde que enseña sobre los Libros es la primera vez que deja espacio para preguntas y los alumnos aprovechan la instancia como tal, no importa si es por una duda muy pequeña o solo para confirmar definitivamente algo que ya saben. Es algo nuevo, pero le recuerda que no todas las personas son iguales, no todos los grupos reaccionan igual y no todas las clases son ideadas para ser sorteadas de un mismo modo. Esboza una pequeña sonrisa con algo de orgullo.

 

Luego de eso, y en espera de los otros dos, respondió las dudas de Darla, aunque mirando de reojo como iban con la última prueba.

 

—No, las semillas de hielo no matan, aunque a aquellos que no están adaptado al frío del hielo probablemente sufrirán bastante y requerirán alguna medida de calor. Si era un Morphos este volverá a su forma inicial y será un objeto congelado. —Tomó un respiro. —Créeme que es una duda que también tengo, aunque en realidad la mía apunta a cómo se dieron cuenta que la ceniza podía usarse en un duelo. Si le cambias el nombre no estarás invocando nada, es lo mismo que con cualquier otro hechizo, debe ser bien pronunciado y bien hecho el movimiento de mano.

 

No se detuvo demasiado en clases con el tema de los amuletos. Coincidía en su opinión de ser demasiadas cosas, aunque habían algunas soluciones que se podrían aplicar.

 

—El anillo antiveneno te salvará de muchos de ellos, pero siempre hay excepciones y el Cinaede es demasiado peligroso y potente. Para lo de la resurrección no necesitas ningún rito, en todo caso estando muerta sería un poco complicado hacer un ritual... Solo debes considerar que se recarga para poder volver a usarlo. Y... te recomiendo que en el Magic Mall te compres el monedero de piel de Moke, puedes guardar algunos anillos y amuletos ahí. Pese a que los llevamos casi siempre son muy pocos a los que les damos uso.

 

Ella también los cargaba en el cuello, aunque la mayoría los tenía en casa guardados. No le veía sentido a llevarlos a todo sitio que frecuentara.

 

Keaton logró superar su parte con los Duendecillos y se unió a la ronda de dudas que continuaban exponiendo.

 

—Sin duda podría ser el inicio de un buen negocio ese, aunque me parece que no causaría el mismo efecto. Los pétalos de pensamiento son la base para muchas cosas en cuanto a aroma todo depende de que con que lo mezcles, en este caso el que causa alucinaciones es la mezcla de pétalos y fuego, no la vela en sí. —Esperaba haberse explicado bien.

 

Solo quedaba Amelie y en esos mismos momentos sorteaba con éxito y prontitud a los duendecillos. Habiendo sido todos cegados, los que aún estaban a la vista perdieron la magia y volvieron a ser piedras cayendo al suelo y haciendo débiles sonidos. De todas maneras, durante la tarea, le dio un poco de pena exponerlo a la Arena del Hechicero por parte de los alumnos. Ya no podía volver el tiempo atrás para idear otra cosa.

 

Se dirigió a Black para explicar lo que a ella le faltó por ver: el Cinaede.

 

—Te lo explicaré, lo practicarás una vez y si lo consigues comenzará el examen para los cuatro ¿vale?. Bien, Cinaede es un veneno mortal extraído de los pétalos de pensamiento que también vienen con este Libro. El nexo es el siguiente, lo aspiras se va a tus pulmones, luego a la sangre hasta el sistema nervioso y lo paraliza provocando la muerte. Un bezoar no puede curarte, solo puedes prevenirlo o limpiar tus pulmones a tiempo con un Anapneo, cuando ya pasa a la sangre tampoco tienes mucho por hacer. El movimiento es así... —Con varita en mano le enseñó la posición correcta de hacer la floritura y le dio tiempo a que lo intentara.

 

No iba a enfrentarla otra vez con los muñecos pues ya estaría el elemento sorpresa.

 

—¿Lo tienes?

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