- Hell MooN - (MM B: 110639)

[Matthew Black Triviani]

Así podría decirse, cariño, ¿por que? Pregunto con un tono algo cálido.

 

Ya estaban entrando en una zona mas de confort, mas confianza y parecía encaminar por buenos rumbos la charla de Triviani con la Black Lestrange... Aun tenia dudas sobre porque había dejado el cargo de su matriarcado como Luxure para ejercerse con sus nuevos apellidos... ¿Que tenían de especiales? o el porque eran tan diferentes. Esperaba poder satisfacer todas sus dudas que aquella misteriosa mujer le presentaba.

 

Al estar bajando por las escaleras, podría verse un nuevo ambiente, se atrevería a pensar que era mas grande que el mismísimo bar ubicado en la parte superior. Dos demonios custodiando la puerta lo sostuvieron de la yugular a Matthew, pese a sus intentos fallidos de soltarse, con la orden de la pálida estos dejaron libre al mago. Triviani los miro con la mirada repleta de odio y solamente sobo su garganta, arreglo su ropa y siguió unos cuantos pasos hasta una mesa de pOoL con forro violeta.

 

Este color... Es uno de mis favoritos, ¿Tiramos un partido? Mordió su labio inferior mientras pasaba su mano sobre todo aquel tablero.

 

@

[Rory Despard]

Envuelta en la fascinación de contemplar todo lo que tenia a mi alrededor bajo los sentidos que poseía por el momento, ni siquiera había notado en que momento Garry habia dejado de seguirme para asegurarse "de que no cometiera excesos por los que él pagaría después ". Lo cierto era que ya llevaba poco más de media hora deambulando por Diagon, encantada ante la capacidad de olfatear toda clase de olores a la distancia y de ver los edificios de la calle mas pequeños, lo mismo que la gente.

 

Intrigada por saber si al probar chocolate lo sentiría distinto en el paladar (él siempre habia insistido en que le sabía diferente y nada gustoso) estaba por entrar a una dulceria cuando al verme reflejada en los luminosos cristales del establecimiento noté como mis ojos habían vuelto a su tono café.

 

El tiempo se acababa.

 

Pero me sentía tan a gusto con aquel experimento que por vez primera era yo la que deseaba seguir prolongadolo. La poción la tenía pero él...a él tenía que encontrarle.

 

En una carrera contrareloj comencé entonces a recorrer los lugares de apariencia más sórdida. No era secreto a esas alturas y tras haber compartido tantas aventuras juntos, lo mucho que solian agradarle esos lugares a Garry por la capacidad de encontrar en ellos "cosas y personas interesantes " ( y si, ambos podian estar en la misma escala valorativa).

 

Fue de esa forma que terminé por entrar a un local de luminoso cartel en letras de neon. Tras recorrer un pasillo, me di con una gran pista de baile apenas iluminada por luces led colocadas estrategicamente para dar luz pero suficiente privacidad a los concurrentes y dos barras con bancos altos para la atención de tragos.

 

No tardé nada en reconocer a Garry y tras avanzar unos pasos comprobé que no estaba solo sino hablandole a una muchacha de extraordinaria belleza (y agradable olor) que tenía al lado ¿realmente estaba coqueteandole? La sola idea de imaginar como podria hacerlo me provocó una carcajada (lo uqe por otro lado era también divertido de imaginar en el normalmente inexpresivo rostro de él).

 

- Esta va siendo una noche divertida sin lugar a dudas - comenté haciendo una venia ocn la cabeza a ambos para luego dando un paso hacia Garry retirar la cerveza de sus manos y acabar su contenido de un solo sorbo- solo te lo robo unos instantes querida.

 

¿Que pensamientos pasarian por la mente de la jovencita al ver a dos personas de idéntica apariencia? Se me antojaba averiguarlo pero necesitaba primero asegurarme de permanecer algun tiempo mas así de forma que arrastrando a Garry conmigo terminé por llevarlo al rincón más oscuro de aquella gran pista de baile y mientras simulaba decirle algo al oído tomé otro par de sus cabellos y lo vertí en el vial de poción que traia en la gabardina, bebiéndola al instante.

 

- Este juego apenas empieza querido ¿algún plan más para esta noche?

 

Estaba ebria y con ello los límites de lo que me permitía y lo que no habian comenzado a disiparse. O tal vez hasta perderse del todo.

[Hessenordwood Crouch]

Se quejó.

 

Realmente lo hizo por primera vez desde que ha entrado al negocio de Luxure, y no es por quizá encontrarse consigo mismo en aquel bar, tampoco por como la astucia de Bel ha conseguido más muestras de sí mismo para continuar jugando con aquella poción multijugos, robándole la apariencia, que lejos de parecerle entretenido, a Garry abruma de manera vulgar y vergonzosa.

 

No, nada de eso era lo que realmente lo ponía de mal gesto, era el hecho de saber cómo es que Evans, en las horas que lleva siendo él, ha conseguido un dominio total de su cuerpo, al punto de conseguir tironearlo fácilmente hasta el rincón más oscuro de aquel excitante sitio, mostrándole una fuerza de la que él está seguro viene quizá del apellido y no del hombre.

 

―Podrías solo haberlo pedido-, musita distraídamente.

 

Garry se sobaba el brazo del cual Bel, la verdadera, ya ha dejado una marca, justo ahí donde su pequeña mano parece encajar a la perfección, y consigue jalonearlo en el momento justo cuando ha dicho o hecho alguna barbaridad, para reprenderlo o simplemente para tirar de él en el momento más correcto y salvar su, aparentemente, vulnerable pellejo. Aunque esta vez sus intenciones son diferentes, debe ser lo grande que ahora resulta su mano sobre si, que lo ha mallugado de más esta vez.

 

― ¿Qué quieres decir con eso? ¿Qué es esa ropa que llevas puesta? -, Ollivander hace un gesto de disgusto tras otro, no sabe realmente que es lo que le descoloca más, y lo único de lo que es consciente es de la voz ebria de Evans saliendo de su propia boca. Es casi gracioso a no ser porque realmente la situación le incomoda. ― ¿Has estado asi todo el día? -, soltó, increíblemente tranquilo, como si fuera un pecado para él perder la calma.

 

@

[Rory Despard]

― ¿Pedirlo? Nah, tomarlo sin permiso es más interesante.

¿Que hacía sobándose de ese manera el brazo? Sin pensarlo dos veces, lo tomé, y al notar como dos claras marcas se habían formado en él fue que comprendí que la fuerza con que solía llevarlo, en el cuerpo de él, se multiplicaba hasta lastimar. Y por un instante, en lugar de todos las superficiales curiosidades que había tenido hasta el momento, me impresioné ante la idea del esfuerzo que posiblemente tenía que hacer él, cada día, para medirse con eso.

Y lo frágil que podía resultar a sus ojos.

No hubo, sin embargo, espacio para una reflexión más profunda, porque en seguida, con el dramatismo que lo caracterizaba empezó su retahíla de quejas disfrazadas de preguntas, procurando en todo momento ocultar cualquier rastro de exasperación que pudiese estar sintiendo.

― Ahhh, la ropa me la dio Yanna, es buena socia para estos momentos ¿sabes?- di un giro completo con la gabardina que lejos del clásico corte recto lucía uno cruzado- dijo que era la última moda entre los magos de las zonas asiáticas. A mi me gustó y por eso lo llevé conmigo en una de las tantas maletas que llevé al refugio mágico- sonreí mientras un gesto burlón asomaba de forma indefectible- ya vez que tenía una razón de ser tanto equipaje.

Aquella ropa le quitaba a Garry al menos una docena de años, y lo acercaba a la edad real que tenía. Pero era evidente por sus quejas, que a él no le complacía el cambio. No dije nada más, y me estaba prometiendo tan solo volver a mis andadas y dejarle a él en lo suyo, sea lo que fuese que intentara hacer con esa jovencita, pero su última pregunta no hizo más que hacerme pensar en que aquello ¡era una idea brillante!

― Pffff...todo el día, si que eres exagerado- murmuré entre risotadas mientras comenzaba a contar con los dedos- apenas llevo tres...no uhm...cuatro horas así, pero no es mala idea lo que acabas de plantear. Total, este Barty Jr. vivió meses bajo la apariencia de Alastor Moody ¿no? Lo peor que podría pasar es dejarte algo calvo en ciertas zonas de la cabeza- me encogí de hombros volviendo a echarme a reír.

Dejando de prestarle atención a él, me enfoqué entonces en contemplar un poco más el lugar que tenía a mi alrededor. Unos mullidos sillones se dejaban ver en el lado opuesto a donde nos encontrábamos. Y una pareja bailaba en la enorme pista de baile. Nuevamente en pleno uso de los sentidos de la licantropia no tardé en reconocer que una de las personas allí era Lady Luxure.

― Vaya. Una vieja conocida aquí. Entonces ¿me mostrarias mas este lugar? Si no lo deseas bien podriamos ir a otro lado. Estaba yo por atiborrarme de chocolate solo para saber como se sentía comerlo en tu cuerpo - entornando la mirada de pronto un brillo chispeante asomó a mis ojos- aunque también me interesaba volver donde el jovencito que vendía los helados. Porque verás...percibí algo muy interesante cuando lo tuve al frente.

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Editado 17 de Julio del 2018 por Bel Evans McGonagall

[Hessenordwood Crouch]

El nombre de Yanna en la boca de él y la voz de Evans, le dejan un sabor amargo en la lengua, como una agrura mal pasada, él no entiende, hasta ahora, cuáles son las intenciones de Yanna, si es verdad que poco se interesa por la gente, fastidiar es solo un pasatiempo, por lo que un buen comportamiento, uno que pueda conocerse como simpático, a Ollivander le resulta horrores tener que entender. Hoy no es la diferencia, por lo que su pensamiento más rápido recae en que, más que ayudar a Evans a vestirse, lo ha hecho con la pura intención de cargar al mago en esta ocasión.

 

A Yanna no le importa la víctima, la ha visto molestar incluso a esa pequeña bruja suya que se dice su amante, y aunque es la única capaz de reprenderle debidamente, Yanna se da por satisfecha si la cosa ha cumplido su objetivo, fastidiar.

 

Garry negaba apenas con la mirada fija en el atuendo, está a punto de decirle que Smith no sabe absolutamente nada de moda, es buena confeccionando si, pero los disfraces son su especialidad, por supuesto que no confía en que el atuendo sea de etiqueta, Garry lo detesta tanto como verse girando sobre sí mismo y hace una nota mental de no hacerlo en un futuro.

 

No lo entiende de verdad, el por qué le divierte tanto a Evans estar en el cuerpo de él, ciertamente lo encuentra un gesto de suma curiosidad, sin embargo, esta casi convencido que él no podría pasar tantas horas en el cuerpo de otra persona, y es que quiere decir que, a pesar de su cualidad, su cuerpo, el humano, realmente nunca se ha sentido suyo por completo, es algo más como un recipiente que lo lleva, junto a Grell, junto a toda esa magia oscura que lleva consigo.

 

―Y él, Barty Jr., era un oscuro Bel Evans-, murmuró entre dientes aun algo distraído, mal impuesto a no tener que agachar su vista tras pronunciar el nombre de ella, y observándole como, a pesar de ser él mismo, no le reconociera. Bel en ese cuerpo es tan ajena de pronto. ―Aunque ya casi eres una también-, por supuesto que hacía mención a su travesura de ser él.

 

Se siente casi asustado cuando la ve reírse de aquel modo, quizá porque lo que Yanna le ha dicho todo este tiempo es malditamente real, Grelliam tiene un porte muy similar al de su padre, aun teniendo los gestos y expresiones de Bel Evans, es como verlo en vida, quizá en su juventud y a Garry eso solo consigue ponerle más nervioso. Aunque con su habitual calma lo disimule muy bien, sabe que es cuestión de tiempo, y de por qué ahora los sentidos de Bel son algo más agudos, que ella no tardará en darse cuenta.

 

―La verdad es que no conozco el sitio-, habla con calma y por primera vez en un largo rato pasa la vista por el local, apenas puede distinguir, pues algunas luces lastiman al ver, es por eso quizá que había optado todo este tiempo por quedarse a beber en la barra. ―Un lugar como este es malo para ponerse melancólico ¿ah?-, casi con recelo observa a Luxure bailando en la pista con aquel otro mago, ¿Quién podría ser? ¿lo conocerá? No lo ha pensado antes y ahora resulta una pregunta acalorada.

 

Lo siguiente que habla Bel casi sale de su boca con impaciencia, y al muchacho lo turba apenas, ¿De que está hablando ahora? ¿Cuál jovencito? Garry hace una mueca tras entender mejor el tema de comer chocolate y helado y automáticamente abrasa su estómago, como si sus cuerpos, fuera de parecerse, estuvieran también conectados.

 

―Olvídale Bel-, habla apenas, la música es alta, pero aun asi él no tiene que esforzarse por alzar la voz para que ella le escuche, no a la distancia en la que se encuentran. ―Si percibes algo es una mala señal…-, habla, quizá ha sido demasiado descuidado al decirlo por qué no, solo resulta una mala señal si es Grelliam quien lo ha detectado, ¿ella será? ¿ella habría mutado eso también? Imposible, él casi cree que es más íntimo su vínculo con la criatura, y quizá solo a través de la legeremancia… ―Volvamos a casa, seguro puedes ir a nadar al estanque, eso se siente bien…-, no es consiente de sí tener el mismo cuerpo hace que se sienta igual, no parece serlo, pero aconseja.

 

Con cuidado se las ingenia para pasar por un lado de Garry… de Bel quiere decir, tiene que ir a pagar a la barra lo que ha consumido, despedirse de aquella linda chica, quizá será coqueto con ella cuando lo haga, ?porque?, quien sabe, cree que es lo justo, solo después de eso, se auto coronará como el perdedor de la competición y después de un ademan se despedirá de Lady, ya tendrá tiempo de platicar con la mujer después.

 

―No te escabullas…-, solo es capaz de decir entre dientes, observándose a sí mismo por en sima de su hombro antes de caminar de regreso.

 

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[Rory Despard]

― Sigue diciendo eso tan a la ligera y solo me darás motivos para mostrar que podría ser realmente oscuro.

Es difícil de poner en palabras, pero mientras decía aquello por un momento había sido como si alguien más hablase a través de mí. Algo aturdida parpadeé antes de dar ligeros masajes a la sien con la yema de mis dedos y observar el rostro de él mientras contemplaba a Lady derrochando toda aquella sensualidad que la caracterizaba en la pista de baile.

El aroma de su perfume que recordaba vagamente de aquella visita a Baker se sentía con tal fuerza que resultaba imposible de eludir, y despertaba un ansia de querer saber más a profundidad que pasaría si me acercaba un poco más a ella ¿era de esa forma que Garry se sentía siempre cuando la tenía cerca o era aquel exceso de los sentidos solo cosa mía ante la novedad de esos sentidos potenciados que no tenía como humana?

Solo él podía absolverme la duda y estaba segura que jamás respondería. Solo podía quedarme con lo que ha parecido ser una advertencia de su parte. "Si percibes algo es una mala señal".

― Volver a la casa no suena mal ¿pero nadar en el estanque a estas horas? ¿en serio lo haces con frecuencia?- ahora tenían sentido eso de los paseos nocturnos al bosque de la heredad- en fin, ya veremos que hacer, has lo que tengas que hacer. Yo haré lo mismo.

Era absolutamente ingenuo si creía que solo iba permanecer en ese rincón en lugar de por mí misma intentar algo más. De modo que, en cuanto lo vi ir hacia la muchacha peliazul, no tardé en caminar en dirección a Lady y discretamente carraspeando la tomé del modo más gentil posible de la mano para hacerle una reverencia y depositar un beso en el dorso de su mano.

No dije nada (eso iba a develarme por completo ante la perspicaz mujer), pero por alguna razón los brillantes ojos de la mujer provocaban la extraña sensación de querer...devorarla. Así que soltándola, caminé de forma apresurada, e ignorando la petición de Garry de permanecer discretamente en el local hasta que partamos, avancé hasta él que todavía permanecía junto a aquella muchacha peliazul.

Me sentía tan agitada, que de repente, poco importaba su rostro contrariado. Y aunque inicialmente había pensado en también juguetear con ella de forma similar a como acababa de hacer con Lady, por primera vez preocupada de que aquello fuera a salirse de control opté por hacer algo diferente.

― Lamento no permitirte aprovecharte de él más tiempo querida- mantuve la distancia de casi un metro frente a ella y con las manos metidas en la gabardina intentaba mantener la expresión de indiferencia que tantas veces le había visto a él- pero aunque no lo parezca hace rato que el alcohol ya le está afectando el juicio- sonreí con malicia- no es que necesite estar tomado para estar contigo, aunque claramente eso le esté ayudando- proseguí mientras echaba una mirada de reojo hacia él- eres extraordinariamente bella, así que no malinterpretes mis palabras por favor. Es solo que desde hace mucho, me temo que él y yo establecimos un retorcido juramente de protección mutua y viendo que ahora mismo, él no va conseguir prolongar más este asunto sin meterse en graves problemas, debo honrar mi palabra.

No le dije nada más a ella, y mientras rebuscaba en la gabardina la cajetilla de cigarros que habia colocado, di un par de pasos hacia él.

― Y si me dieran una moneda por cada vez que te he salvado, sería el doble de rica ya- le susurré al oído antes de elevando la mano agitarla a modo de despedida, para luego tomando uno de los cigarrillos, encenderlo y comenzar a darle caladas que apaciguaron mi ánimo.

Las luces led del pasillo parecían más brillantes que cuando había entrado al local. Agradecida de aquellos sentidos magnificados, no necesitaba girarme para saber que esos pasos que parecían arrastrarse no eran otros que los de él, siguiéndome ¿con destino a la Heredad? eso estaba por verse.

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Editado 17 de Julio del 2018 por Bel Evans McGonagall

[Anthony R. Dracony M.]

El peliverde acudió al bar junto con cinco de sus elfos, hubiese esperado a los demás hermanos y hermanas de la hermosa pelirroja Lady, pero la verdad que él es impaciente por naturaleza y de que tiene una idea, inicia a llevarla a cabo de inmediato.

Esta vez con el deseo de sorprender a su querida hermanita, llevaba toda clase de detalles para agasajar la.

 

Primero fue pedir que los elfos inflaran los globos, ya entonces formo el arco que luce muy elegante.

 

Luego fue colocar sobre una mesa la caja de regalo

 

Sobre esta caja hizo levitar el arreglo de globos especial para llamar la atención de @

 

Ya solicito a los elfos dejaran los chocolates en una masa con un mantel rojo cual sangre, para deleite de su hermanita y quien sabe, tal vez del mismo Axel...y pensando en el pequeño ahijado, hizo que los elfos colocaran globos para que el pegueño niño jugará divertido y si quería, reventarlos a parecer...

 

 

Por último, saco de su bolsillo interno una tarjeta con imagen de llamas en una esquina, para dejarle un mensaje a la pelirroja:

 

Querida hermanita Lady:

Deseo que tu cumple sea muy feliz y con todo mi corazón he venido a dejarte esta pequeña muestra del cariño tan grande que tengo por ti.

Atte. Antoni Ryvak Dracony

[Mentita]

― ¿Me sirves una copa de ginebra? ―sonaba extraña a sus propios oídos, quizás se debía a la falta de costumbre de hablar. No lo sabía. Pero llevaba demasiado tiempo en silencio y a oscuras, quizás un poco de aire y de sociedad no le hiciera tan mal. Tenía muchas ganas de probar la sala VIP, a la que planeaba colarse aún sin invitación, pues tantos días de caminata tendrían que ser saldados de alguna forma.

 

Reconoció el familiar rostro de quien atendía en la barra, le bastó haber pisado una sola vez el lugar para dejar registrada en su memoria las personas que solían frecuentarlo -al menos, esa fue la información que había recibido por parte de Neos-. Sin embargo, el bar estaba completamente vacío, y tenue música de fondo tampoco suponía una gran compañía. A la Triviani le pareció que la muchacha, que en ese momento le deslizaba la bebida por la madera lisa, estaba muerta de aburrimiento.

 

Así pues, Candela inició una charla -que le pareció la más vana de todas- en la que mencionaba el poco control que tenía Londres sobre el comercio legal -o ilegal, este último era el plato de todos los días- en sus muelles. Una copa, dos copas, cinco copas... Diez copas. La gitana estaba a dos copas, quizás tres, de la inconsciencia.

 

― Lo que... lo que digo... ―arrastró un poco las palabras, mientras trataba de reordenar sus ideas y pensar en si ya había dicho antes lo que estaba por decir. Que sí, que era la tercera vez, pero ella no lo recordaba.― Es que... la cantidad de... proooductos sin registrar, es alarmante. Bueno, no, alarmante si se dan cueeeenta... ¿Cierto? ―esbozó una media sonrisa y entornó los ojos grises, parecía que que ya empezaba a ver doble.

 

@@Martin N Roses

[Oriánthi]

Enarco una ceja y rodeo la mesa de billar con su mano sobre ella. Parecía ser que el lobo por fin había caído en uno de sus juegos de mente, pronto eso seria mas divertido, pero faltaba algo... O alguien, podría decirse, ya que sabia que ella sola no podría contra el. Sus métodos eran poco ortodoxos, pero aun así en la mínima desventaja podría ser aprovechada. Deprimo Pronuncio la bruja por lo bajo, apuntando a los pies del mago, generando que la madera de color negra se desintegrara haciendo un agujero de bajo de él.

 

- Dale, juguemos un partido mientras... Recuerda que hay una sola regla, todo vale. - Encogió sus hombros y se rió.

 

Movió su varita nuevamente para juntar de manera uniforme los cabellos rebeldes que aun tenia por sobre su rostro. Las bolas se acomodaron de manera automática al tomar cada uno los bastones y sin esperar ella empezó la ronda. Se apoyo en forma erguida sobre la mesa y le dio un duro golpe esparciéndolas por las cuatro puntas y metiendo una de color roja rayada en la izquierda superior.

 

Levanto la mirada junto con su mano buscando a un elfo, para encargarlo dos botellas de su mejor licor. - ¿Matt, algo en especial? - Dijo dándole la espalda esperando su respuesta para que el elfo nos sirviera y se esfumara... La noche apenas comenzaba y tenían diversión para rato, como de costumbre el gitano se la daría.

 

@@Matthew B. Triviani

[Martin N Roses]

—Es cierto, pero si todo se registrara… el negocio de lo ilegal no sería tal y los precios no estarían por las nubes.

 

Black había llegado a aquella especie de taberna con música de fondo hacía unos cinco minutos. Tuvo la oportunidad de inspeccionar la planta baja con detenimiento, observando desde la barra hasta el espacio bailable y la tarima, donde, suponía, bandas de rock mágico hacían una de las magias más anheladas por él: la música.

 

En aquel entonces se encontraba bebiendo una copa de vidrio de un vino especial, que no había probado antes. A decir verdad, el vino no era su bebida predilecta, pero el sabor de aquel no lo desagrada. Estaba sopesando si pedir algo más cuando finalmente la vio. Era inconfundible su andar y su figura, aún en la penumbra, aún en aquellos colores que se reflejaban, rojo y negro, la reconocería de todos modos. Era Candela Triviani.

 

En cuanto se aproximó y le habló, una de sus manos se resguardó dentro de su capa de viaje, acariciando un objeto que pensaba, tarde o temprano, cambiar en el mercado negro que se hallaba en el subsuelo de aquel negocio. Conocía la reputación del lugar, los años no venían solos para el mago de cabellos negros. Sus zapatos a tono con su pelo y su mirada perla, apenas se veían por debajo de la larga y sin fin capa de viaje.

 

—Diría, Candela, que no deberías beber en exceso a diario. Tus capacidades podrían verse disminuidas pronto y no es algo que… —hizo una leve pausa, observando a la mujer que había atendido a la italiana, haciendo que no los escuchara— ni tú, ni yo, ni nuestra comunidad apreciaría de forma positiva.

 

Al aproximarse, una media sonrisa surcó el pálido rostro del mago. Un ligero beso en sus labios fue suficiente para demostrarle que las casualidades, como solían pensar, de sus encuentros, eran y no eran tales.

 

—Me alegra volver a verte —soltó sin más Black, y extendió su brazo, aguardando por una segunda copa de vino. Con aquella compañía, la noche prometía apenas haber comenzado.

 

@@Candela Triviani