Night of terror

[Helene Eloise Bellerose]

La brisa corría ligera a través de los árboles del bosque prohibido, creando un murmullo colectivo de hojas y ramitas al ser agitadas. Nadie tenía idea de que en ese preciso momento, cientos de invitaciones estaban siendo repartidas con tanta discreción, que los afortunados elegidos harían cuenta de la existencia de las mismas al llegar a sus habitaciones, cansados luego de un largo día de clases. Éstas estarían delicadamente posadas sobre la almohada de la cama adoselada, reposando enigmáticas en su sobre negro, esperando a ser leídas, inquietando a sus destinatarios para que aceptaran el reto que se proponía entre sus líneas.

Al día siguiente, el murmullo de estudiantes anunció que ya varios de ellos sabían, que el rumor se había esparcido como la espuma, pero que nadie se animaba a denunciarlo con algún maestro por miedo a las represalias. ¿Quién era el autor? ¿En serio alguien pensaba realizar una fiesta en la mismísima casa de los gritos? ¿Pero acaso eso no quedaba en Hogsmeade? ¿Y qué tan seguro era atravesar un pasadizo secreto?

Evidentemente, los elegidos habían sido cuidadosamente identificados por varias cualidades, como valentía, sed de adrenalina, imprudencia sin más… el objetivo era claro: reunir a cuantas almas vivas fuese posible y juntarlas a todas en el espacio más embrujado a la redonda, para juntos festejar la unión entre los dos mundos: el terrenal y el espiritual.

Los días pasaron hasta que finalmente, la noche de brujas llegó. Se sabía ya de por sí que era una tradición que en el colegio Hogwarts de Magia y Hechicería se llevara a cabo un soberbio banquete que pocos estudiantes estarían dispuestos a perderse, pero… las expectativas por la fiesta ilegal eran tan altas, que varios estudiantes se escabulleron lo más discretamente posible del gran comedor y se dirigieron hacia los jardines, justo hacia la entrada del peligrosísimo Sauce Boxeador y lo atravesaron uno por uno, no sin antes pasar por algunos sustos.

Se sabía que el pasadizo era largo y que atravesarlo tomaba varios minutos. Ese día el orificio estaba más espeluznante que de costumbre (para quien usara como usual atravesarlo más de una vez al mes). Estaba oscuro, húmedo y había ecos a lo lejos que alertaban de la presencia de algo, o alguien… En más de una ocasión, espectros de fantasmas atravesaban por el mismo riendo con malignidad y otros solamente esperaban la ocasión de saltar sobre los estudiantes y darles un susto de muerte.

Con toda esa presión, era entendible que varios se acobardaran y regresaran hacia la comodidad y seguridad del colegio, pero ¿dónde estaba la diversión si se largaban?

Los pocos que continuaron su camino a pesar de todo, llegaron finalmente a la casa, que estaba en tinieblas. Llena de polvo, con más de una telaraña de tamaño colosal, la casa emanaba una atmósfera lúgubre y mortífera. La poca luz que era visible provenía de una baba color verde fosforescente que estaba ubicada en varios puntos de la casa por donde se mirase: en los alfeizares de las ventanas que habían sido selladas con tablas, los marcos de las puertas, en huellas que tintaban el suelo… y así por toda la casa. Otra cosa que alertaba los sentidos ni bien se entraba: el olor. Olor a comida putrefacta y carne en descomposición, daba a los pobres muchachos una bofetada de disgusto que en muchos casos terminaba con arcadas. Sin embargo el malestar era pasajero, pues luego de unos momentos, el olfato se adormecía y resultaba dificultoso distinguir cualquier olor.

Por último, la casa entera estaba dominada por un ruido lastimero compuesto por aullidos, arañazos, golpes sordos y sonidos destemplados. Si se indagaba un poco más, se podía llegar al salón, al origen de todo aquel alboroto, donde se podía apreciar un espectáculo que pocos ojos humanos habían tenido ocasión de mirar: una orquesta de música fantasmal, compuesta por un quinteto de fantasmas de mirada triste (aquellos que tenían cabeza) que tocaban los instrumentos con despecho y desgano, como si fuera lo más aburrido que podían hacer.

En el centro, parejas de fantasmas danzaban al son de la espeluznante melodía, sin ritmo ni compás. Todos ellos estaban literalmente sumidos en la más grande miseria, lo que se podía afirmar por la expresión de sus rostros, compungidos, aburridos, tristes… Sus atuendos correspondían a todo tipo de épocas: señores con traje y sombrero de copa, mujeres con túnicas, vestidos victorianos, monjes, monjas, uniformados como pilotos, mujeres con amplios vestidos y con pantalones. Incluso había una tímida pareja que observaba el cuadro que estaba vestida con jeans, zapatos deportivos, chaquetas con hombreras, denotando que venían ¿de los 80’s? Cada fantasma tenía heridas que evidenciaban las casusas de su muerte: degollamiento, apulañamiento, ahogamiento…

Y en el centro, con mirada perdida un fantasma en particular llamaba la atención: vestía el uniforme del colegio, aunque la túnica estaba hecha girones y apenas se podía ver el emblema de su casa, que era identificable nada más por los colores, amarillo y negro. Era un fantasma especial, porque era el único que provenía de aquella casa, ya que había muerto ahí una noche como esa hace quince años.

Cuando vio entrar a los asustados estudiantes, su rostro cambió a una amplia y encantadora sonrisa. La música paró, los danzantes cesaron.

—Amigos, nuestros invitados de honor han llegado. —El fantasma del estudiante habló, señalando a los vivos, presentándolos a los muertos.

—Pasen, pasen por favor. Pónganse cómodos.

[Noah Lockhart]

Luka Viglietti-fantasma

 

La noche de Halloween había llegado, la noche en que los espíritus pueden rondar el mundo el de los vivos ya estaba a tan solo unas horas de distancia y sobre todo el momento de poner en marcha el plan que tanto tiempo le había llevado organizar por fin se pondría en marcha, podía sentir el sutil aliento de vida cerca de él, poder recorrer otra vez el mundo y disfrutar de todo lo que un día le fue arrebatado.

 

La hora casi se acercaba y suplan ya estaba llevándose a cabo nadie sospechaba que uno de sus familiares lo estaba ayudando, para volver y por fin poder escapar de esa casa en donde su alma estaba prisionera sin poder salir desde aquel trágico día de su muerte, su muerte seguía siendo un misterio ya que nunca pudo saber quién le había arrancado la vida pero eso sería una de las cosas que haría al volver a la vida, encontraría a quien en aquel día dio fin a su vida y acabaría con él y toda su descendencia sin dejar rastro de que alguna vez existieron, el simple recuerdo hacia que el espectro enfiereciera con solo recordar lo mucho que no pudo disfrutar, su simple enojo era suficiente para hacer temblar las paredes de medara de la antigua casa en donde su esencia era prisionera.

 

No podían demorar pues solo ese día podrían escapar de su purgatorio, solo un día de Halloween cada 50 años podía llevarse a cabo la ceremonia por eso tenía tanto apuro, no podía cometer ningún error o seguiría atrapado allí por otros 50 años, todos sabían que hacer y la casa entera estaba bajo su control, todo listo para cuando dieran exactamente las 12 de la noche el ritual debería completarse para que así el portal se abra concediéndoles un nuevo cuerpo y así con el tener una nueva vida.

[Saori Rambaldi Ragnarok]

Castillo Black Lestrange

 

En tan oscura y misteriosa noche, la joven demonio recibe por parte de su elfo Isa la cual le lleva una nota de una fiesta en aquella reunión todos están invitados, en la ventana del cuarto de la joven se escuchaba el sonido de los animales cantando a la luna, aparte de su hermano el cual era un lobo no muy común.

 

La asiática peina su lacio cabello mientras las palabra de su elfo salían poco a poco saori respondiendo casi que feliz dando una leve sonrisa.

 

 

Sale corriendo -Si, señorita Black Lestrange - dijo mirándola - Por favor prepara mis cosas - Dijo saori dando inicio a su repertorio de ropa para mirar que llegar y como era de costumbre se puso algo delicado y ajustado a su delgado cuerpo, saori dijo a su elfo - Isa, la fiesta es casual o una gala o toca ir disfrazada dame detalles - Dijo saori mirando a su elfo. -Es casual señorita - respondió mientras acaba algo de la elección de saori.

 

Decidió después de toda su ropa un vestido negro con rosas rojas y un sombrero negro muy bonito con unos botines y su cabello suelto.

 

 

 

En La fiesta ...

 

Su cabello un poco alborotado hizo que saori lanzara un cargada algo mínimo mientras se asomaba a la entrada pero no mucho quería ver a sus hermanos de nuevo y mas en estos momentos, así que decidio mandar su cuervo y a su lechuza para repartir algunas invitaciones pues sus hermanos eran importantes para saori.

 

 

Invitación

Hola, queridos hermanas y hermanos los espero en el colegio par recordar los viejos tiempos, vamos a pasarla bien, momento de compartir digo no mas los espero

PD: Me traen dulces ( Saori Black Lestrange Rivia )

@ @ @@Dylan Dogg @

 

No muy cerca de aquel lugar espera con cautela a sus hermanos mientras ella se va comer por un instante, solo esperaba que esta noche fuera inolvidable no solo para ella si no para sus hermanos.

[Ela Karoline]

Tenia muchas ganas de que llegara la noche mágica, para los muggles era leyendas o cuentos, pero igual lo festejában sin saber el verdadero sentido ni imaginarse que la mayoría de las veces verdaderos fantasmas caminaban entre ellos con sus atuendos de muerte. Pero para la rubia era el clímax de dos mundos, el de los vivos y los muertos, donde las barreras desaparecian y todo, bueno o malo sucedía.

 

Hacia mucho tiempo que no visitaba la Casa de los Gritos, quizás desde que estaba en el Colegio Mágico en sus dias de estudiante, pero hoy eso cambiaría, tenia mucha expectativa por la celebración, por los asistentes fantasmales y también por los vivos, dentro de los que esperaba se encontraran sus tres ahijados @@Alexandros Mcnair @@Frank_Lester y @@Ginny Rambaldi Weasley además dé otras muchas personas que habían recibido aquella intrigante invitación.

 

--¡Por Merlin que estoy nerviosa!-- dijo después de saltar como resorte mientras se aproximaba a la entrada secreta dentro del colegio de magia, aquella a los pies o más bien en el tronco del legendario Sauce Boxeador, el salto lo había propiciado el repentido sonido entre las ramas y luego un aleteó, había sido un simple murciélago que en aquella noche abundaban en contrapuesta con la noctunidad y el resplandor de aquella luna redonda y brillante que le daba dramatismo a cualquier sombra a la redonda.

 

--Hay que seguir-- se dijo a si misma, para infundirse animo, el paraje parecía estar desierto como si ella fuera la primera en llegar o tal vez la ultima y todos ya estaban adentro, se quedo mirando el lúgubre agujero por un momento, sabia que tenia que decir algo, como un hechizo, si, si, o de lo contrario en cuanto intentara alcanzarlo el Sauce la batearia cual pelota de béisbol estrellandola a metros de el, pero ¿Cual era? Se mordió el labio inferior con la varita en mano, rodando sus ojos al cielo como si con ello de forma mágica obtuviera la respuesta, en vez de ello, escucho pasos y la tenue luz de una varita se vio avanzar por el sendero como una luciernaga iluminadora en la noche ¿Seria un estudiante? ¿Algún invitado a la fiesta? Sus ojos siguieron el avance de aquella luz a la espera de que él o los portadores aparecieran.

[Anthony R. Dracony M.]

No tenía idea de porque se me juntaron aquellas misivas...solo vi que eran para un mismo punto de encuentro: El sauce boxeador. Un árbol peculiar que nunca visite...la vez que fui a Hogwarts solo fui a la oficina del Director y salí de aquel lugar sin ingresar a él. Asistí a la academia mágica y solo visito regularme el Bosque prohibido.

 

 

Creí que era un error ¿Porque habría alguien que le importará que yo fuera? ..............una incognita a la cual por el momento no podía dar respuesta. Doble aquella misiva y la guarde en su sobre y la coloque en el bolsillo interior de mi capa negra....me sentía algo melancolico, con mil preguntas sobre lo que es mi presente, me gustaría poder entender porque me siento como vacío, pero un mago me confio algo que me comenzó a convencer "seguro es porque te quieren ahí".

 

 

Aquella frase me costaba creerla...pero algo en mi interior me hizo pensar, que no perdía nada si asistía, ¿no he logrado superar algunas otras ocasiones en que se trata de convivir? y esta vez necesitaba que resultara así.

[Dylan Dogg]

Eran las 11 de la mañana del 31 de octubre, un día especial pero triste a la vez, ya que su estadía en ese maravilloso día acaba por fin, la presión de los estudios, las desveladas y sobre todo el memorizar tantos hechizos posibles como los libros le indicaban, los accidentes, las aventuras, el romance vivido en ese tiempo era un recuerdo que llevaría por siempre en sus memorias, y ahora estaba listo con las maletas empacadas, desayunado, y mirándose en el espejo se vio por ultima vez con su traje de colegio suspirando aliviado antes de cambiarse de ropa a una mas cómoda para el viaje de regreso.

 

--Que esto... 2 cartas?.--

 

Haciendo una mueca de asombro primero leyó la carta blanca donde su media hermana @ le hacia la invitación para una fiesta con varios familiares y suspirando sencillamente dejo la carta sobre la cama, mientras habría lento la carta negra, al tocar el papel algo dentro de el hacia que sus vellos se erizaran, dejando caer aquel listón rojo la puerta detrás suyo se azoto aumentando aun mas su mal presentimiento.

 

--Otra Invitación? La casa de los gritos valla.--

 

Dejando el sobre sobre la mesita, inmediatamente el mago comenzó a quitarse la ropa del colegio, tal vez una ultima aventura le esperaba, porque de lo contrario nunca se habría quitado el maquillaje que ocultaba su tatuaje anti posesiones y haciendo una sonrisa el mago comenzó a colocarse su ropa de Exorcista, su ropa interior, su pantalón, su camiseta y finalmente su sotana-Gabardina negra con todos sus bolsos ocultos lleno de pequeños secretos.

 

--Ok veamos... la casa de los gritos.--

 

Y agarrando su portafolios el mago inmediatamente se recogió su portafolios y su vieja escoba familiar caminando hacia el balcón de la torre de su sala común, dejándose caer a la nada, donde colocando la escoba entre las piernas inicio el viaje por el bosque prohibido directo hacia Hogsmeade en especifico la casa de los gritos.

 

 

(30 MIN DESPUÉS)

 

Hacia 5 minutos que el mago se encontraba en las afueras de la casa de los gritos, comiendo una gran pierna de jamón a mordidas, y con la otra mano una torta de queso, comenzando a caminar por el sendero nevado hasta que delante de el comenzó a levantarse esa enorme casa, que de cierta manera parecía ser una madriguera obscura, un perfecto lugar donde los mortifagos podrían levantar su base de operaciones.

 

--Hum... se supone que la fiesta es en el interior esperare unos minutos para ver si llega alguien mas... como mi media hermana @ o mi prima... o alguien.--

 

Decía para si mismo mientras sentándose en una roca encima de la nieve comenzó a cortar el jamón para prepararse tortas y así comenzar a comer aprovechando su magia recién aprendida para calentar el pan y así derretir su queso gouda.

[Agnes Lynn]

Había oído acerca de la casa de los gritos antes, conocía la fama que tenía el lugar y por esa razón nunca se había planteado el ir a visitarla. Por eso cuando una invitación apareció de repente en su cama no se entusiasmó mucho. Una fiesta de Halloween, pensó mientras sostenía el sobre entre sus manos. Las fiestas en sí no me agradaban mucho, la gente y el sonido solían estar al tope y su tolerancia era muy baja, pero la verdad es que no había hecho planes para esa noche y la idea de quedarse en la casa en la noche más mágica del año tampoco le gustaba mucho.

Sin hacer mucho desastre, la Lockhart se puso su mejor capa -morada- y emprendió el viaje hacia Hogwarts. Había visto el viejo sauce boxeador muchas veces durante su estadía ahí y siempre le había generado una curiosidad muy grande, el hecho de que fuera la entrada a una especie de pasadizo hacia otro lugar no hacía más que aumentar su interés.

Una vez que puso un pie en Hogwarts se dirigió hacia el sauce boxeador. La noche cubría al castillo y la morena empezó a preguntarse si no había sido mala idea haber acudido a la cita sola. Si bien la invitación prometía una fiesta, ella había presenciado lo suficiente acerca de Londres como para saber que a veces incluso las fiestas más amigables podían terminar en situaciones escalofriantes.

Una vez en las afueras del castillo, la morena sacó su varita del abrigo y la sostuvo a la altura de su cara.

 

— Lumos, — susurró, y una luz se extendió a su alrededor iluminándole el camino hacia el árbol. Grata fue su sorpresa al encontrarse a su madre, @ ahí, mirando hacia ella con curiosidad. La morena corrió a saludarla.

 

— Que bueno que te encuentro, no sé por qué pensé que venir sola hasta acá era una buena idea. Al menos ahora estamos las dos acá, ¿estás esperando a alguien? — le preguntó a la rubia, que de vez en cuando miraba hacia los árboles, como esperando ver a alguien más llegar.

— Lo bueno es que la invitación nos dio instrucciones para entrar, porque sin el hechizo inmovilizador no tengo idea de cómo le habría hecho para poder llegar al tronco de ese Sauce. — comentó la bruja al tiempo que le mostraba la invitación a su madre. Mirando a su alrededor, la luna brillaba en el cielo, dándole a la noche el toque mágico que le faltaba. Con un suspiro, pensó que era prudente esperar a ver si alguien más llegaba a unirse a ellas.

[Saori Rambaldi Ragnarok]

Los minutos pasaban y saori ya quería ver el lugar esperaba alguno de sus tantos hermanos y medio hermanos la demonio aguando un pco mientras veia llegar a la gente en aquel lugar la mente de saori pensaba << Esperemos que el lugar de las expectativas que da el lugar por fuera >> pensó un poco mientras se desesperaba por que nadie de sus hermanos legaba.

 

Hasta que uno de sus hermanos había llegado o bueno la joven Black Lestrange sintió su energía, las palabras de su hermano eran mudas solo se paro allí sin mas que decir o hacer, el acto de saori fue un respuesta algo grosera. -POR FINNN UFFF - Dijo mirando algo enojada a su medio hermano - Por lo menos saludo bobo -Dijo dando un gesto de mala suerte.

 

-JUmm por que tanta demora - dijo sacando la lengua a su hermano - Dylan - molesta un poco a su hermano.

 

Mientras sigue esperando a los demás para que llegaran al lugar donde se supone deberían llegar.

 

@ @@Dylan Dogg @taison_greyback

[Kamra Ashryver D.]

*Castillo Rambaldi*

 

Llevaba la cuenta regresiva desde hace meses. Por lo general las festividades no la alegraban ni la tenían en un estado de espectacion y ansiedad como lo hacía la noche de todos los santos. En ese día, el mundo de los mortales y el de los muertos estaban más cerca, provocando que fantasmas y demonios rondaran la tierra en busca de almas a las cuales tomar o aterrorizar.

 

Su naturaleza era salvaje e indómita. Había rasgos de su demonio en ella que le urgían a apoderarse de la voluntad de otros y hacer daño. Su madre Leah le había ayudado en la tarea de controlar ese lado hasta que Kamra por fin pudo hacer su voluntad sobre la de Nyx, su demonio...un constante susurro en su cabeza. Pero incluso con su fuerte autocontrol y su voluntad de hierro, en los días de Halloween siempre perdia el control y la noche se volvía una auténtica batalla de voluntades.

 

Había decidido que esa noche sería diferente, que abrazaría su lado oscuro para no cernirse nuevamente en una disputa por el control. Entre sus dedos...la invitación a una clase de fiesta clandestina en la Casa de los gritos, le hacía señas para asistir. También había recibido una Carta de su hermana Saori, lo cual la había emocionado.

 

Una cosa era hacer sus maldades sola. Sádica y brutal...y otra muy diferente era hacerlo en compañía de su melliza. Sus demonios, incluyendo el de Kyttara, se reconocian entre ellos como hermanos auténticos. Las tres Rambaldis no poseían parecido físico ni lazo sanguíneo, nada que las uniera más allá del apellido salvo ese simple hecho. Mellizas demonio, juntas podrían ser el caos andante si su hermana mayor no fuera un auténtico grano en el culo.

 

Hace media hora ya estaba preparada. No se encontraba en Hogwarts ya que sus habitaciones la sofocaban y no le gustaba para nada tener que compartir habitación. Se miro al espejo admirando el resultado de su esfuerzo.

 

Llevaba unos short tiro alto de cuero negro y un top ceñido color uva con detalles en oro. Como zapatos había escogido unas bucaneras hasta más arriba de ellas rodillas con taco grueso color negro y en sus hombros su chaqueta de cuero con tachas. Su cabello estaba salvaje y sus labios pintados de un uva profundo, oscuro al igual que las sombra de ojos que había optado por usar, para que así resaltaran sus ojos ambarinos.

 

Sin más tomó la mano de Raissa y pidió que la llevara a Hogsmade para llegar al lugar de encuentro.

 

*La casa de los gritos*

 

Adrenalina Fluía por sus venas al subir las escaleras de la construcción embrujada de Inglaterra. No tardo en encontrar a Saori ya que el lugar aún no estaba completamente lleno de gente.

 

La banda de fantasmas era de lo mas mona, aunque sabía que era la única que pensaría llamarla así. Sus tacones no hacían ruido alguno y sus movimientos estaban llenos de gracia al llegar junto a su hermana.

 

- Saori, espero no haberte hecho esperar mucho - dijo ofreciéndole una reverencia - ¿Dylan no es así? Mi padre me habló de ti, debe ser un gusto para ti - dijo con arrogancia pero giñandole un ojo para que supiera que bromeaba - ¿soy la única que siente un cosquilleo en la piel?

 

@@Dylan Dogg

@

@

@

[Lestat Rambaldi]

Lestat Myrddin Rambaldi

Tutor De Hogwarts.

 

 

Ser Tutor era una de las mejores cosas que le había pasado en años dentro de la comunidad magica, estaba seguro que aquella responsabilidad le daria elogios pero también algunos problemas pues trabajar con jóvenes brujos inexpertos seguramente seria un gran dolor de cabeza.

 

cuando pasaba por los dormitorios de ravenclaw, tomo una pequeña nota que oculta entre una de las estatuas esperaba ser leida por los estudiantes, extrañado el myrddin la tomo, faltaban solo pocas horas para el gran banquete que habían preparado como todos los años en el Gran comedor, pero al leer su ceño se frunció.

 

¿ir a la casa de los gritos en horas de la noche? ¿Sin permiso de un profesor o un tutor?, interezante...

 

Eran un montón de reglas rotas, salir del colegio en horario nocturno, ponerse en peligro bajo le sauce boxeador, ir a hogsmeade, por uno de los 7 pasadisos clausurados en el pasado por le señor filch, ir a la fiesta de fantasmas, sin pedir permiso a ningún profesor, eso era una fuga masiva de estudiantes de hogwarts...¿Cuantos peligros hallarian estos jóvenes incautos en la noche mas importante de la historia del a brujería?.

 

El myrddin tenia que hacer algo, entonces supo que tenia que hacer, se transformaría en un chico de trece años, y se haría pasar por un estudiante mas para pasar desapercibido y actuar bajo la sombra de su propia etica para cumplir con su deber de tutor, bajo su tutela ningún estudiante correría peligro, el al igual que todos habían tenido momentos de aventuras, no quería dañarles la noche pero seria mas beneficioso para el verlos como actuaban en situaciones donde los maestros osus tutores no estaban viéndolos.

 

Tomo su capa y se fue directo al salón de pociones donde tomaría prestado un poco de posión multijugos, seguramente el profesor a cargo no le pondria reparos, solo usaría la posion por un par de horas para vigilarlos al mejor estilo ninja.