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Prueba del Libro de las Auras 5


Runihura
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Luego de aquel particular viaje en el tiempo, Runihura los había enviado de regreso a sus hogares para que descansaran algo, aunque no creía que fuera demasiado, pues en aquel momento habían faltado poco menos de media hora para que amaneciera, lo que quería decir que habían pasado toda la noche practicando.

Sí, esos dos extranjeros estaban agotados, pero valió la pena, pues les había administrado un duro entrenamiento a su ver. Satisfecha y algo cansada, ella también se dirigió a su morada, dispuesta a dormir un poco y recuperar fuerzas para el día posterior comenzar a preparar todo. Les había dado una única orden: deberían practicar todas las auras una vez por día hasta que ella los llamara nuevamente. Dos auras por día si disponían de alguna poción que les ayudara a recuperar parte de sus energías o proporcionarles más, todo esto siempre y cuando hubiesen llevado a cabo previamente los calentamientos correspondientes.

Varios días pasaron, días en los que meditó y esperó hasta que sus alumnos se perfeccionaran, sumado al hecho de tener que volver a cruzarse con aquel Uzza tan particularmente ermitaño. Todos lo eran en cierta medida, pero él en particular más.

Al fin el día había llegado y se hallaba en el lugar dispuesto donde se llevaría a cabo la prueba. En aquella ocasión sí aprovecharía su propio terreno, aquella imitación del Monte Catalina, donde la magia particular que ella manipulaba emanaba a borbotones. Allí en la cima del monto, sentada en una roca especialmente elevada, esperaba pacientemente por la llegada de sus alumnos y su invitado especial.

Cerró los ojos un momento mientras meditaba, recordando lo que les había enviado a decir a esos dos.

“Su primera prueba consistirá en escalar el Monte sin ningún tipo de magia. Ya saben, para el precalentamiento. Una vez lleguen a la cima, se encontrarán con el campo dispuesto para su prueba y a sus contrincantes. Sean puntuales.”

Abrió los ojos, observando el espacio. Era un terreno irregular, con bastantes rocas dispersas alrededor, pero nada que les complicara el mantenerse en pie o tener riesgo de poder resbalar, muy por el contrario el área parecía especialmente armada para que entraran cuatro personas cómodamente.

Ahora sólo restaba esperar.


~~~~~~~~~~~~~~

Runihura & Khufu vs Mei Black Delacour y Thomas E. Gryffindor




Reglas de la prueba:

  • En el primer rol, el de llegada, deberán de rolear su entrada junto con el "reto" que se les fue asignado (escalar el Monte sin magia).
  • Se tomarán en cuenta las mismas reglas que para redadas y asaltos, con variación en los tiempos de espera.
  • Cada usuario dispondrá de un plazo de 24 horas para responder a los ataques de su rival. En caso de que no lo haga dentro de este límite de tiempo, se considerarán impactados los hechizos con sus respectivas consecuencias.
  • En el caso de que un mago acabe de atacar a otro, no podrá postear atacando a nadie más hasta que haya transcurrido un mínimo de 12 horas.
  • Sólo tendrán a disposición un Aura por personaje en esta batalla, aplicándose el mismo método a una batalla real.
  • El simulacro permanecerá abierto hasta el 8 de Noviembre, inclusive, pudiendo terminar antes si el profesor, en este caso, el Uzza, así lo decidiera por ver buen rendimiento de parte de los alumnos.
  • El Aura de Inmunidad solo podrá ser usada en los últimos 4 días de la prueba.
  • Todos tienen permitido usar únicamente los hechizos neutrales y todos aquellos libros adquiridos hasta el momento, incluyendo el actual cursado.
  • Las dudas, quejas y/o sugerencias respecto a la prueba deberán de postearse dentro del topic de Consultas y Sugerencias correspondiente.

 

 

Buena suerte

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~¿Es que nadie goza con el descanso ajeno? Dime Sely... ¿Tu júbilo no se tranquiliza al verme reposar?~ le pregunté a mi leal amigo en cuanto éste terminó de rezar lo que el pergamino traía escrito. Era una misiva muy peculiar que me invitaba a librar un duelo en contra de dos alumnos que habían logrado pasar con éxito la primera fase del crudo aprendizaje que Ruhinura ofrecía a sus sumisos académicos; especialmente por la exigencia física que involucraba el hecho de tener que lidiar con una de las Uzza más jóvenes de la tribu de los tiferim. ~Señor... La citación es para hoy. Tiene que prepararse, porque la señorita...~ alcanzó a expresar mi acompañante, debido a que yo mismo le hice un gesto de que no continuase con sus palabras, pues me dolía un poco la cabeza tras la larga siesta que tuve bajo el follaje sombrío del Árbol de Fuego.


~Lo sé, Sely... No tienes de qué preocuparte, viejo camarada. Iré en unos minutos a la cima de ese monte que tanto le agrada a la morena. Primero beberé un poco de agua... Tengo sed~ dije antes de ponerme de pie con un poco de dificultad, teniendo que apoyarme con mi mano sobre el tronco para no perder el equilibrio luego de una tenue sacudida de esos molestos temblores que me eran muy complicados de controlar.


Mientras caminé hasta una de las orillas más accesibles del riachuelo que estaba próximo a la plaza; medité sin cesar en varias cosas que me aquejaban a estas alturas de mi vida. ¿Realmente me había convertido en un viejo sin remedio y ermitaño? La respuesta no era sencilla de resolver a ciencia cierta, sobretodo porque siempre había sido muy reacio a compartir con extranjeros e incluso con mis propios hermanos; prefería la soledad o la grata compañía que la naturaleza, con su flora y fauna, me podía brindar sin exigencias ni traiciones mundanas.


Me arrodillé con cuidado de no caer; y con mi diestra, imitando la forma de un cuenco, recogí un poco de ese líquido vital que no tardé en llevarme hasta la boca para mojar mis labios; sonriendo tras el primer sorbo. ~Cuida de casa, Sely~ fue lo que pronuncié al sentir que mi acompañante estaba a mis espaldas; y, sin darle la mirada, me puse de pie sacando mi varita para hacer que el "Haz de la Noche" se materializara frente a mí; cruzándolo sin espacio para incertidumbres.


~Me fue sorpresiva esta invitación, pequeña hija de Atsu~ susurré en idioma Uzza la última frase, con tal de que sólo Ruhinura escuchara y percibiera aquella nota de "ternura" que sentía por una consanguínea que fácilmente podría ser mi nieta; sumado al hecho de que yo había combatido al lado de su abuelo en un par de batallas pasadas, lo que me daba un grado de "familiaridad" que no sentía por todos mis hermanos. ~Siempre te ha gustado la paz que este monte irradia a quienes se atreven a escalarlo ¿No es así? Catalina... Tierra de campeones~ agregué mientras me acercaba a la posición de la guerrera sobre una elevada roca, fijando mi atención en sus grandes y expresivos orbes castaños profundos; pese a que aquel momento fuese interrumpido por un ruido que me hizo girar la cabeza. ~Alguien se acerca~ musité.

Editado por Khufu
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Cierta curiosidad aún rondaba en los pensamientos de Elros al recordar todo lo vivido en aquel viaje a través del tiempo que le llevó junto a Mei y Runihura a un escenario donde se desarrolló una épica batalla contra el ejército nórdico de los vikingos; pues le resultaba un tanto confuso que una guerrera Uzza estuviese tan interesada en un hito histórico que afectaba a los europeos, los mismos que de cierta manera profanaron su arte y sapiencia con magia tenebrosa o tecnología muggle acorde a la sociedad y a la era que se experimentaba. El chico memoraba con nostalgia aquellos tenues rayos de sol que traspasaban las ramas frondosas de los árboles luego de cruzar el portal de regreso a casa; los efectos de dicha brecha dimensional no se comparaban con la vasta satisfacción personal de haber logrado el objetivo que la morena les planteó desde un inicio de la clase; y ahora estando ya en la comodidad de su lecho en la mansión Gryffindor podía discernir parte de la madurez que obtuvo a través de una experiencia límite como ésa. -Y si papá se entera de esto...- interrumpió a Kyttara llevándose el dedo índice hacia su boca fruncida en señal de que ésta hiciera silencio. -No tiene que enterarse, hermana. Cuando pueda iré al Magic Mall por más pociones para cubrir el stock que hay de Vigorizantes en la botica familiar. Las necesito... y bien lo sabes- refutó el pelirrojo, no sin antes sacar a la fastidiosa mujer de su habitación, empujándole hasta la puerta y cerrándosela en su nariz. -Y si no te quedas callada... Ya verás lo que le hago a Seraphina- añadió el adolescente del otro lado de la alcoba; ya solo.


Era cierto; Elvis lo mataría de llegar a enterarse de que se había consumido todas las pócimas para recuperar las energías y fuerzas requeridas en las invocaciones que Ruhinura le encomendó practicar antes del duelo final que le vincularía al Libro de las Auras; pero todo era por una buena causa. Ya le bastaba con mentirle a su madre cada vez que ésta percibía las fluctuaciones de céfiros que rodeaban el hogar; diciéndole que se trataban de suposiciones que ella misma hacía al ser una poderosa paladín del clan fenixiano. Días pasaron, y con cada jornada de práctica Elros se sentía más confiado y asombrado de lo que su varita podía hacer; pero lo que más le mantenía firme era la gran convicción que ayudaba a que su cuerpo se acostumbrase mejor a los efectos físicos que las seis auras provocaban en él. -Amo Thomas... Ha llegado una carta de la Universidad- exclamó Brahms, su elfo de ojos marrón. -Brahmsy... Es hora de alistar mi mochila expansible. Preocúpate de poner todo lo que te dije... por mientras yo tomaré una ducha y cogeré algo para desayunar- ordenó el animago, al mismo tiempo que se despojaba de sus ropas para entrar desnudo al cuarto de baño. En su privacidad, el adolescente se miró por un santiamén al espejo; sonrió y se sumergió en la tina repleta de burbujas. El agua estaba tibia y agradable, pero eso no le impidió hacer de ese momento algo expedito.


Debía de llegar pronto al valle bajo la réplica del Monte Catalina; pues tendría que escalarlo hasta la cima sin el empleo de magia, aunque no sabía bien si usar la destreza de una de sus criaturas sería considerada como falta al reglamento que la Uzza interpuso antes de afrontar el duelo contra Mei (según lo que pensaba). Tras tener todo listo y dispuesto para su viaje, con el estómago lleno y la vestimenta adecuada para realizar trekking bajo el potente sol mañanero de Octubre; Gryffindor salió hacia los jardines traseros de la morada y se sumergió en un portal que lo plasmó de lleno en las faldas del cordón montañoso artificial. Al notar que Delacour no estaba en las proximidades, y sin sentir su aura paladín cerca; optó por emprender el ascenso en solitario, llevando consigo una cantimplora metálica con agua helada con el afán de hidratarse de vez en cuando. <<Espera... ¿Escuché bien? ¿Decía contrincantes en la carta?>> reflexionó para sí el veinteañero apoyándose en una roca; tratando de recordar los que Brahms leyó en su dormitorio en cuanto arribó el mensaje universitario. Con aquella duda en su consciencia; Thomas logró llegar al punto exacto de reunión, sintiendo que sus piernas estaban tan firmes como sus ganas de vencer en la contienda, pero para la sorpresa del aprendiz Runihura no se hallaba sola; Khufu, el guerrero de Los Ancestros, le hacía compañía.


-Buenos días, maestros. Es un honor compartir con vosotros esta mañana- se limitó a saludar el púber, sonriendo de medio lado.

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Se limpió el sudor de la frente. Llevaba toda la mañana practicando lo mejor posible para poder terminar de perfeccionar la magia de las auras.

 

Desde hacía unos días que su clase con la Uzza había acabado y desde entonces había entrenado todos los días como se le había pedido, y aquel día en particular acababa de recibir una carta de parte de la Universidad, con su sello distintivo y unas pocas palabras escritas del puño de la pequeña guerrera. Al fin había llegado el momento.

 

 

 

Despertó bien temprano, antes del amanecer, y unos minutos antes de que el sol se dejara ver por el horizonte, ella ya estaba lista, y se habría encargado de prepararse para la ocasión: se había colocado un pantalón de chándal a medida, junto a una remera sencilla y zapatillas a juego. Nada del otro mundo, pero sí cómodo para ella y lo que tendría que hacer apenas llegara al Monte Catalina. Se aseguró de hacer un rápido precalentamiento antes de desaparecer con rumbo al Ateneo de la Universidad.

 

Una vez allí, lista y sin miramientos, comenzó a escalar. Primero de forma sencilla, pues las paredes apenas tenían una leve inclinación. Caminó, asegurándose de no pisar mal y no resbalar y caer, pero al cabo de unos escasos minutos ya tuvo que comenzar a usar las manos. Realmente aquello no era nada comparado con lo que había tenido que pasar cuando tuvieron que atravesar el río ida y vuelta, pero ciertamente a esa altura, donde ya las rocas estaban tan verticales que a aquel punto sus brazos comenzaban a sentir el esfuerzo que tomaba. Ciertamente le costó, pues la fuerza de brazos no era lo suyo, pero por suerte llegó, algo agitada y levemente mareada debido a la altura, pero llegó a fin de cuentas.

 

Buenos días — saludó en general, notando la presencia ya de todos allí. Thomas, próximo a ella, Runihura, quien se hallaba cómodamente sentada sobre una roca, y otro Uzza al cual reconoció de inmediato: Khufu, uno de los pocos guerreros con los que realmente había disfrutado tener clases, por lo que le alegró el verlo.

 

Acompañado del saludo entonces, hizo una breve inclinación de cabeza hacia ambos guerreros en señal de respeto y se acercó a Thomas, sonriéndole levemente a forma de saludo. Todo estaba dispuesto, y presentía que pronto comenzaría el combate, a fin de cuentas debían aprovechar que sus cuerpos y mentes se habían activado.

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No hizo falta que volviera a abrir los ojos para saber que su invitado había llegado. Reconoció su presencia en cuanto llegó a través del portal.

 

—Aunque a veces lo no parezca, aprecio mucho la soledad — respondió a Khufu, momentos antes de ponerse en pie y dar un par de saltitos para acercarse un poco más hasta donde se encontraba el Uzza —. Ah, qué puntuales — comentó para cuando vio al muchacho aparecer primero, seguido unos minutos después por la mujer —. Ya estamos todos, no tenemos tiempo para presentaciones ni demasiadas explicaciones, deben intuir bastante lo que debe suceder ahora, ¿no?

 

Sonrió ampliamente, con una inocencia inexistente, pero también, con emoción. Estaba deseosa de poder comprobar de primera mano qué tan buenos eran en los duelos, y cuánto habían aprendido a utilizar la magia que les había enseñado.

 

Entonces, rápidamente sacó su varita y sin dudarlo ni un momento, apuntó directamente a Thomas.

 

Cinaede — dijo, lo cual produjo de forma inmediata que un gas venenoso rodeara al muchacho, el cual aspiró, produciéndole un fuerte envenenamiento del cual debería curarse inmediatamente a menos que quisiera terminar pronto con el duelo.

 

La batalla había comenzado, y esperaba lo mejor de sus alumnos.

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Llegó en el momento justo donde oía el saludo que la guerrera les hacía, para luego sonreír de una forma que dejaba entrever que no se contendría. Una batalla contra dos Uzza… eso sería interesante como poco.

 

Antes de que Thomas alcanzara a decir algo o reaccionar, Runihura lanzó el primer ataque, dando por comenzada la batalla. Su primera víctima fue el muchacho, por lo que, sin querer quedarse atrás y antes de que decidieran dejar en un aprieto a Gryffindor, Mei imitó a la guerrera y saco su varita, dispuesta a luchar contra ellos. No se hallaban muy lejos, no más de cinco o seis metros quizás, pero el suficiente como para establecer una distancia prudente.

 

Expelliarmus — susurró, apuntando directamente al pecho de Khufu, el cual de impactar haría que su varita saltara en el aire y cayera a una distancia de cinco metros detrás suya, lo cual le obligaría a perder un tiempo valioso para ir en su búsqueda.

 

Pero sabía que no sería tan sencillo, estaba tratando con un Uzza antiguo y poderoso, lo cual no era de extrañar que se defendiera con simpleza. Aunque de todas formas este era el primer ataque de Delacour, aún faltaba mucho por delante y sencillamente deseaba medir a su contrincante por el momento.

 

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Tras saludar a ambos guerreros en la cima de la réplica del Monte Catalina; Thomas aprovechó unos breves minutos de silencio e incertidumbre para limpiar sus ropas de la tierra que se había impregnado luego de ascender por aquella peligrosa pendiente montañosa que no todos se atrevían a escalar. Estaba vestido cómodamente con una sudadera sin mangas de color azul marino con un estampado de las reliquias de la muerte en el centro, una bermuda de jeans algo oscura, zapatillas níveas muy ligeras, un jockey que combinaba con la polera (para capear los rayos del sol), y un cinturón bruno que afirmaba su pantalón corto con tal de que éste no se resbalase con el roce del movimiento de sus musculosas piernas ante la actividad de trekking. -¡Mei! Buenos días para ti también- exclamó Gryffindor en cuanto escuchó la voz de su líder, quien se le aproximó con una cálida sonrisa que él correspondió de inmediato. Parecía ser que Delacour había entrenado tan duro como el muchacho; hecho que hizo al paladín sentirse mucho más confiado tras oír las indicaciones (o mejor dicho "insinuaciones") de Runihura en relación al duelo de vinculación. -¿Estás lista amiga?- le preguntó en un susurro a la trasandina, sin olvidar desenvainar su varita de pirul en mano diestra.


-Merl...- alcanzó a pronunciar el adolescente, pues sus ojos se habían logrado abrir como platos al ver que la Uzza le apuntó directamente a él; sintiendo que su garganta se cerraba, asfixiándole con un ponzoñoso gas invisible que era producto del funesto hechizo de la tiferim. <<Anapneo>> pensó ágilmente, destapando sus vías respiratorias con el afán de tomar una vasta bocanada de aire para recuperar el aliento. Por otra parte, el adolescente sabía que en sus siguientes turnos tendría que recuperarse de los efectos del veneno, porque el nivel mágico de Runihura era tan alto como el de Khufu; y por otro lado no estaba dispuesto a arriesgarse a haber usado la Rueda del Tiempo con un hechizo tan mortífero como lo era el Cinaede de una bruja de la Orden de Merlín. El minuto exacto había llegado; por lo que el cayado zafíreo del pelirrojo se dejó ver apenas verbalizó "Vara de Cristal"; y apuntando hacia el pecho de Runihura dijo: "Sectumsempra"; teniendo fe de que Mei se encargaría del nesedy si éste trataba de atacarle.

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~Comparto tu gusto, Runihura~ le respondí, viéndole dar pequeños saltos para aproximarse hasta mí con prontitud al percibir la llegada de Thomas y luego de la señorita Delacour; a quienes recordaba con entusiasmo tras sus pruebas de duelos respectivas en base al arte de Los Ancestros, previo a Las Auras. ~Me alegra saber que ambos continuaron con sus ansias de aprender más de nuestras costumbres y poderes... Les felicito~ fueron las únicas palabras que les brindé a los muchachos antes de sacar mi varita y colocarme en posición defensiva frente a cualquier maniobra que uno de los dos alumnos realizara en contra de mi equipo. ~Kansho~ pensé para repeler el encantamiento de desarme que Mei efectuó; invocando una daga que absorbió aquella luz roja, devolviéndola contra mi agresora de inmediato.


~Astuta jugada... pero espero más de usted, señorita~ platiqué viendo el trayecto del hechizo; y sin esperar más tiempo decidí copiar el movimiento de mi hermana Uzza, apuntando nuevamente hacia Delacour. ~Cinaede~ susurré, y casi espontáneamente un gas ponzoñoso rodearía a la hechicera, quien lo aspiraría y le envenenaría.

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No es como si el muchacho tuviese oportunidad de evadir su primer ataque, a fin de cuentas el mismo fue inmediato. Y mientras él se encargaba de destapar sus vías respiratorias para no caer desmayado y morir al cabo de unos minutos, ella decidió probar algo más, en un intento de seguir haciendo uso de las magias de otros libros.

Se concentró y rápidamente invocó las fuerzas del caos para realizar el conjuro de la rueda de la fortuna, el cual casi de inmediato lanzó su resultado: la segunda acción de Thomas quedaría sin efecto en su totalidad.

—A eso se le llama suerte — comentó con alegría, pues que ella recordara, era la primera vez que aquel hechizo le daba algún resultado, pues por lo general era un caso perdido.

Vio al chico prepararse para realizar su siguiente acción, pero la Uzza se adelantó rápidamente, apuntándolo con determinación:

Incárcerus — dijo esta vez, invocando tres cuerdas que se dirigieron rápidamente al muchacho, quien justo unos segundos después intentaba lanzar su segundo hechizo, un sectumsempra por lo que logró identificar por el movimiento de su vara de cristal, pero el mismo nunca salió, producto dela magia del libro del caos.

Entonces las cuerdas impactaron en él, atándole la boca, los brazos hacia los costados del torso, y la última cuerda hacia los tobillos, causándole que cayera al suelo por la fuerza con la que el lazo impactó en ellos.

Maldición pensó por último, volviendo a dirigir su ataque hacia Thomas, quien tendría encima suyo otro efecto del cual tener consideración para realizar su próxima acción.

Sonrió, divertida, mirando a su vez con atención a la mujer quien había comenzado de primera a atacar y que ahora su compañero de equipo respondía. Aunque no lo pareciera, ella estaba atenta a ambos alumnos, a fin de cuentas no podía pasarlos por alto, ella era quien decidiría si eran aptos o no para lograr vincularse con el libro.

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