Prueba del Libro de las Auras 5

[Mei Black Delacour]

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[Mei Black Delacour]

—Es hora de usar las fuerzas del caos — dijo repentinamente el Señor del Caos, justo en el momento en el que Mei era impactada por el sectumsempra hecho efecto de parte del guerrero.

 

Aquella particular criatura invocada utilizó su propia magia que lo caracterizaba y, cuestión del azar o planeado previamente, un velo oscuro cayó sobre Delacour, haciendo que su varita vibrara levemente. Lo sintió, su magia se había visto limitada a un tipo defensiva únicamente. Gruñó por lo bajo, no era algo que le agradara demasiado, pero no es como si tuviese otra opción.

 

Episkey pensó, curando la herida grave que le había hecho el sectumsempra, por lo que su herida se cerró levemente, y momentos después vio cómo Khufu quedaba presa del aura de confusión, haciendo un lumos como su segundo hechizo.

 

—Tranquilo — murmuró Mei a Thomas, sonriendo ante las palabras que Runihura les había dedicado. Ciertamente no podía hacer demasiado para ayudarlo, tenía las manos atadas por el momento, pero sí podía darle una mano con algo que le quitaría el nuevo hechizo que tenía encima —. Cantar de Eleboro — recitó con dulzura.

 

Su vara de cristal vibró levemente, pero no producto de ella misma, sino del hechizo recién invocado, del cual provino seguidamente una dulce melodía que envolvió tanto a Gryffindor como a ella. Aquel hechizo le otorgó protección extra a Mei, mientras que a Thomas le restauró la vista recientemente quitada.

 

Soltó un largo suspiro. Esta vez era hora de hacer las cosas como eran debido y bien. Sujetó fuertemente su Vara de Cristal, realizando un movimiento complicado con ella, el cual había practicado durante todo ese tiempo en su mansión. Entonces, una luz apareció por encima de todos, tomando la forma de una sirena que emitió un canto único, deshaciendo el aura de confusión, y sellando con ella la posibilidad de realizar otra aura. El Aura de Inmunidad había sido invocada, una jugada arriesgada, pero necesaria, a fin de cuentas sabía que los Guerreros Uzza tenían las de ganar si usaban aquella carta contra ellos, y no se arriesgaría a que la usaran, no en las condiciones en las que estaban.

 

—A darlo todo, no queda mucho — lo animó, sonriéndole y guiñándole un ojo a modo de confianza.