Libro del Equilibrio

[Lestat Rambaldi]

Aquel torrencial aguacero caía sobre su cabeza, sentía las gotas gruesas de agua la verdad era una pena para sus ropas pues aquel temporal era completamente inusual para lo que el estaba acostumbrado, con varios impervius salvo sus lindos zapatos pues no quería que siguieran estando húmedos, una de las cosas que mas le desagradaba era perder el glamour y ese era uno de esos momentos cuando todo el era un escurridero de agua por todos lados...

 

Miró de reojo a @ aquella degenerada lo había abandonado aquella vez en el duelo, pero ya tendría tiempo de hablar del tema, no perdió pista de lo que en ese momento @@Athena Rouvás decia por que para el era importante surgir como mago en aquella sociedad llena de aves rapiñas, los nuevos poderes siempre daban estatus y demostraba que muchas veces ser culto y respetado no vale si no se tiene los conocimientos acordes a el estatus social.

 

El vuela pluma de lestat salió de su mochila gracias a un movimiento rápido de su varita, miro al resto de alumnados pero parecía que ya estos tenían conocimiento de los poderes que estaban aprendiendo, para el era la primera vez pero no esperaba reprobar, siempre aprobar demostraba cuantas ganas le ponía en todo lo que hacia, ademas, no podía permitirse perder diez mil galeones solo por ser un vago, aquella clase valía y por poco merecía toda su atención y respeto.

 

Ya olvidando las palabras de saludos del resto del grupo puso su cara bien seria tratando de recordar cada linea de aquel libro, no podía sacarlo pues seguramente se empaparía con aquel temporal que lo mojaba todo alrededor,pero lo único que podía hacer era tomar notas...

 

Algunas paginas hechizadas con impervius volaron de su mochila y el myrddin hizo que estas se mantuvieran a su lado mientras el vuela pluma tomaba cada nota...

 

En eso Athena nos hablaba de aquellos poderes, y nos enseñaba algunos movimientos especifico, el myrddin practico, ya pasados unos minutos se sabia lso movimientos exactos o por lo menos hacia el esfuerzo d seguir cada paso, los movimientos y palabras eran importantes para realizar un hechizo, tomo nota de los detalles y luego subio la colina...

 

Aunque el resto de la clase caminaba igual buscando un sitio, lestat le pareció oportuno estar fuera de la vista de algunos, la verdad como primera vez hacia aquella magia, le avergonzaba mucho que lo vieran, pero athena solo podía verlos así.. que activando su anillo de salvaguarda contra oídos indiscretos pues no quería ser espiado si la regaba en su aprendizaje.

 

Después de dar unos pasos hacia al frente llego al lugar que estaba buscando, era un lugar rodeado por algunas piedras relativamente altas donde podía ocultarse, el piso era aunque un poco inestable servia para comenzar a trabajar lo aprendido, levanto la varita y realizo los encantamientos un par de veces pero lo que esperaba al castaño hizo que este brincara de susto...

 

Las patas enormes hacian ruidos en las rocas, y bajaban justo a su derecha, aquellos ojos negros miraban a lestat como su almuerzo,

 

-arañita yo sepo feo te lo juro, shu..shu...¡Saleee!- le dijo con un nudo en la garganta.... pero la acromantula dijo en una voz ronca y que casi hizo que el corazón de lestat se parara en seco... -Te comere y chupare tus deliciosos huesos..ñam ñam...-. hizo chasquidos amenazadores con sus pinzas.. o.O

 

El myrddin con ojos como platos tembló ligeramente, respiro buscando concentrarse pues seguramente Athena allí mas abajo estaba muerta de la risa por su linda bromita, ni obstante mis sentidos vampiricos se activaron pues de un salto pude esquivar el fiero garrote de un trol de montaña que a mi izquierda intentaba darme un porraso...-¿De verdad?...pe...pero ¿De a dos?- Gracias a que tenia su amuleto volador pegado en su braso planeo un par de metros y aterrizo a salvo unos 7 metros frente a las dos criaturas, el suelo era empinado y ellos habían quedado en desventaja por que el myrddin estaba por encima en aquella loma, los vio a los dos seguirme con sus ojos, era correcto lo que podía intuir...

 

-¡Me querien matar!-

 

Muy serio lestat ahora pensaba en sus conocimientos, cada palabra que la noche anterior habia memorizado aquellos movimientos que solo unos minutos atras practicaba con athena y entonces apuntó a la acromantula que era la que mas rapido venia a comerme...

 

-Semillas de hielo-pense haciendo todo lo que habia aprendido,mi varita inmediatamente parecia un cecador de pelo pero de viento congelante, las gotas de agua que calleron cerca se congelaron inmediatamente pero lo mas divertido de aquel hechizo era que el viento helado era tal que la criatura de ocho patas quedo paralizada en pleno trayecto, era como una fea estatua congelada, un cubito de hielo paralizado de ocho patas peludas.

 

El myrddin casi rie pero miro su pergamino volador a un costado para ver sus apuntes y subrayado encontro un detalle...el vuela pluma hiba relatando toda la batalla era impresionante lo rápido que hiba, las palabras eran anotadas...por ensima leyo-"Lestat lanzo un rayo sin pronunciar palabras y una rafaga de aire salio congelando todo...."-

 

Pero no era momento de desconsentrarse...El efecto de congelación era solo momentáneo y recordó el equilibrio, recordó cuando su mentora les decía lo del equilibrio entre los elementos...ahora entendía...Y apuntando con la varita a la pobre araña gigante pensó en las palabras-Flechas de fuego- cuan ametralladora filamentos de fuego salieron se su varita acribillando a el animal clavándose en si horrenda piel peluda y enseguida vi como la sangre manaba de estas.. corri pues ya el troll que era lento me alcanzaba, lanzo un porrazo y apunte pensando en el viento frio en la noche, en eso que nos paralizaba...-Semillas de huielo- la ráfaga de hielo lo paralizo en el instante al igual que había pasado con aquella acromantula... pero al ver el mazo a solo unos centímetros de mi coronilla me asuste, por poco quedaba con un gran chichón en medio de la frente...me aleje unos pasos y volvi a lanzar aquellos filamentos de fuego como metraya apuntando con mi varita al feo y mocoso trol de montaña pensando en -Flechas de fuego- E inmediatamente se incrustaron ne ne su piel causando heridas sangrantes terribles.... me daba un poco de pesar lo feo que era la escena, me sentia como el peor asesino, pero Athena había mandado esas pobres criaturas a morir.

 

pensó en lo feo que seria estar en la posición de aquellas bestias, solo cruzaba los dedos para que estas fueran creaciones mágicas y no sufrieran en absoluto, de verdad a lestat le dio ganas de hacer un aguamenti en aquellas cosas al ver el daño terrible que había causado, pero como todo luchador tenia que ser fuerte ante las adversidades y dejar su bondadoso corazón a un lado... "aprender lestat,..aprender" Se repetía en su cabeza, caminando casi al trote para huir de la macabra escena que había hecho...dos criaturas congeladas y quemadas gracias a sus peligrosos poderes un equilibrio exacto.

 

mas allà en la distancia,vio fuego,seguramente se traba de alguno de sus compañeros, pero seguramente la lluvia que torrenciaba apagaría rápidamente lo que se estuviera quemando, el olor a carne quemada llegaba de todos lados. ojala y todos usen aguamenti en caso de ser reales estas criaturas...

 

El Myrddin estaba negado en pensar que aquellas,eran reales y solo eran parte de su entrenamiento. las hojas de pergamino estaban listas y lestat con un movimiento de varita hizo que se guardaran en su mochila y unas en blanco volvieron a salir..ahora solo quedaba seguir estudiando aquel libro ¿tendrían mas sorpresas? ¿Donde estaría el resto de compañeros? ¿lo lograrían a la primera?...Era lo que se preguntaba preocupado mientras avanzaba en el lugar un par de metros mas respetando el espacio que le había brindado Su mentora.

 

 

off: Disculpen el tocho... me inspire un poco jejjeje

Editado 12 de Noviembre del 2017 por Lestat Rambaldi

[Athena Rouvas]

—No se por qué quieres revivirlo, Demian, son solo Morphos de piedras y otras cosas que encontré por el lugar. Jamás utilizaría animales o bestias reales con objetivos académicos, estuviste conmigo en una clase anterior, tendrías que recordarlo. —Eso solo significaba que él no estaba prestando suficiente atención. Si bien logró realizar ambos hechizos en ningún momento hizo lo que Rouvás pidió que era equilibrar la mente con el corazón para conseguir un buen resultado. A ese paso no iba a vincularse con el Libro del Equilibrio. —El amuleto es solo para ti, y su eso está ligado solo posterior a una situación de batalla. No es como una piedra de la resurrección para ir reviviendo a otros seres o personas.

 

Como siempre sus dudas eran extrañas y bastantes rebuscadas con cosas que estaban casi textualmente descritas.No sabía si preguntaba solo por tener algo que decir o de verdad no estaba comprendiendo el uso de cada amuleto/hechizo. A ese paso iba a quedarse pegado allí bastante tiempo, pues no lo enviaría a enfrentar una clase con un Uzza donde solían ser el doble de exigentes con todos; nadie tenía privilegios con ellos.

 

Se han dispersado por el lugar pero aún están bajo el campo visual de Rouvás, aunque en ocasiones los troncos o algunas malezas sean un objeto en el medio, sabe dónde están. Mel tampoco lo ha conseguido con tanta sincronización pero diría que su Equilibrio interno ya estaba más moldeados desde la última clase, es un poco difícil decidirlo. Sin embargo, parece haber recaído en que los animales no eran reales y no ha dudado en quemar al segundo. Es un buen elemento, pese al desastre que ha dejado al final con el fuego y la hiena corriendo.

 

—Vaya lío... No quiero ser culpable de incendios en un lugar así, menos que los muggles lleguen a este sitio. ¡Espera, deja ayudarte un poco! Aguamenti... Aguamenti... —Apuntó la varita también hacia algunos puntos de fuego para ayudar a apagarlos. La lluvia era un buen aliado y pronto solo quedó la humareda como único resquicio del desastre. —Lo bueno es que la maleza crece rápido, pero los árboles no podemos darnos el lujo de perderlos. —No estaba enfadad ni mucho menos, solo que ahora tendría que lidiar también con las consecuencias. Cuando planificó la actividad no pensó que fuera a suceder.

 

La verdad de las cosas es que no quiso ir a donde estaba Lestad por la acromántula; sentía una fobia terrible hacia aquellas bichas. Pero eso no impidió que prestara atención a lo que hacía. Y debía decir que por su actitud, hasta el momento, era el único buscando el punto de equilibrio mente-corazón para conseguir congelar a la araña y luego quemar al troll.

 

Le hizo una seña con la mano para llamarlo nuevamente cerca suyo, y esperó a que bajara del lugar que escogió.

 

Keaton y Bel parecían necesitar más tiempo para conseguir sortear la situación, les daría un par de minutos más, por mientras explicaría a los presentes otra parte del libro, más concretamente de los hechizos que era por lo que estaban allí.

 

—Falta algo más de conexión con ustedes mismos, pero en general han estado bastante bien. —Lestad iba uniéndose al grupo, así podría escuchar la siguiente parte. —Arena del hechicero es una especie de polvo que ciega al oponente durante un determinado tiempo permitiendo a ustedes tener la ventaja de moverse o atacar sin que este sepa lo que sucede al frente. Está hecho con los huesos cristalizados de un mago muerto, si lo sé, suena un poco... terrorífico, y no, no voy a enseñar cómo es que se consiguen pasar de hueso a polvo porque ni yo lo sé, sigue siendo un secreto que solo pertenece al pueblo Uzza. —Porque ya veía venir la pregunta. Era uno de los tantos misterios que ninguno de ellos quiso revelar a los magos que enseñan en su nombre.

 

La lluvia dejó de caer con ímpetu pero el cielo no abrió para nada. Ya a la noche le faltaba poco para estar completa así que Rouvás utilizó la varita para iluminar un poco el lugar.

 

—Vamos, el agua es nuestro siguiente destino. Los dos que faltan tendrán que apresurarse y encontrarnos allá.

 

Le hizo una seña a Ravenclaw y a McGonagall para indicarles que iban en descenso rumbo al lago que había varios metros más abajo. Allí es donde tendrían que poner en práctica lo que acababa de mostrarles.

[Thoth]

Me era difícil de encontrar un equilibrio entre ser luz y oscuridad, dado que me inclinaba más por uno que el otro, ello provocaba que mis pensamientos (hielo) sobre pase a mi corazón (fuego), es posible que mi ruptura reciente complicará ese equilibrio, por los que la palabra de la facilitadora me dejaron cuestionando. Allí en el caminar al lago o era rio, una criatura se me acercaba a mi disposición por el anillo amistad de las bestias. y sea un gorrión de hermoso canto, a la misma le apunte por simple práctica y semillas de hielo congeló a la misma y provocó que caiga bruscamente. No permite que impactara contra el suelo y corrí para observar a la misma.

 

Al llegar, pude evocar como mi corazón y mente deseaban ese resultado, quizás no era muy ético y ello no me importaba. Ante otro encantamiento asociado a la herbologia provoque que se elevara la misma por la maleza. Allí la tenía y me pareció curioso la chispa de vida que tenía ese ser. Al poco tiempo la descongele y la atendí, esta se encontraba en perfecto estado por lo que al segundo voló. No desee que se marchara y por el anillo que tenia activo le pedí que no lo hiciera, esta se mostró algo necia por el suceso vivido pero le quite esa memoria, ya antes lo había hecho. Y como no me gustaba las miradas que pudiera estar recibiendo use el hechizo de arena del hechizero contra Lestad, Keaton, Bel, Athenas y Mel. En ese momento mi mente (muerte) y corazón (vida) se encontraba en perfecta armonía. Por lo que el polvo de huesos que les impactaron en diversidad de invocarlos fue producto de los diversos seres que había aniquilado tiempo atrás, al menos esa fue la sensación que sentía.

 

El ave al contrario pareció obedecerme y deje a un lado a la clase, opte por seguir hasta el destino y desde allí observe el comportamiento a ciegas que algunos de los presentes pudiera tener, esta tentado en ese instanteba a comenzar un incendio y verles arder a cada uno de ellos, eso clamaba mi corazón y más mente. Era posible que a ellos no le gustara está práctica, pero me entretenía bastante.

 

No podía negar que estar a oscuras me era muy grato, a pesar que me encontraba mojado por la lluvia que había terminado de caer.Y como desee ver al ave murmuro. -Lumus Lunae- Y rápidamente un haz de luz ilumina rapidamente, creando en la creatura sombras en tan bella luz lunar.

Editado 16 de Noviembre del 2017 por Demian Malfoy

[Lestat Rambaldi]

¿Cuantas pruebas había vivido en su larga vida?, las experiencias como aquellas cada vez lo llenaban era como un Cántaro mágico que no tenia fondo pero parecia llenarse poco a poco, cada experiencia era parte de su vida y estaba feliz, de tener tantos maestros, muchos ni siquiera eran consiente de lo mucho que en cada momento le enseñaban miro las criaturas que un momento atrás estaban llenas de ataques mortales y luego vio que simplemente eran unos morphos, suspiro pues aun sentía que había hecho algo terrible.

 

La mano de Athena la noto desde la distancia y sin esperar un segundo bajo por la colina, pero sin dejar de hacer algunos aguamantis para apagar el fuego antes que este no se expandiera por el lugar, la lluvia había ayudado mucho, ya que aunque había amainado mantenía el terreno un poco húmedo.

parecía que era el primero en llegar, con pasos rápidos ya estaba cerca de su mentora y escucho atento cada palabra.

 

nuevamente saco su libreta de notas y su vuelapluma inmediatamente comenzó a tomar mas notas, habia leido la noche anterior los hechizos y tener la oportunidad de aprender de ellos era realmente fantástico, la cara de felicidad del myrddin era un poema, ademas de que había intentado realizar los hechizos anteriores con un poco decentes. pero al escuchar lo de aquel polvo su cara cambio de la alegría al saco.

 

-¿quieres decir que este polvito son gente muerta?- o.o

 

El myrddin sintió que su estomago daba un vuelco y algún leve escalofrió se hizo en su nuca, inmediatamente saco sus guantes de hule... jamas tocaría aquellos polvos, tendría un equilibrio, si pero de tocarlos a ser anti muertos era completamente un extremo a otro...De solo pensar que eran cadaveres los que tocaban sus delicadas y limpias manos le daba de todo...

 

 

Toco un poco con la punta de los dedos y observo la contextura de estos, ademas de ver el polvo de cristal era realmente impresionante lo que podían hacer los uzza, aquella magia ademas de peligrosa tenia muchos secretos que prefería no saber.

En ese momento las gotas de agua dejaron de caer de aquel cielo gris oscuro, aun sentía la brisa fuerte y fría pero al menos dejarían de empaparce...

 

escucho a su mentora decir que tenían que ir al agua, y siguiéndola muy de cerca entonces comenzó a decender para llegar al lugar perfecto para entrenar con el nuevo elemento mágico.

 

Sentía como sus compañeros también terminaban sus pruebas y se unían al equipo, era sorprendente lo mucho que tenían que aprender en aquel dia, y así la noche comenzaba a asomarse, los últimos rayos de sol se filtraban entre as nubes y el gris se tornaba cada vez mas oscuro llegando a un azul marino intenso.

pero algo extraño estaba pasando mientras caminábamos hacia el lago la vista del myrddin comenzó a fallar¿Seria que se había rascado los ojos con las manos sucias?, no, alguien lo había hecho ¿quien podía ser?, escucho los pasos del ser mas cercano y con una mueca de fastidio, blanqueo los ojos....@ lo volvía a hacer...Cegato, ya casi sin poder mirar un tramo hacia adelante el Myrddin molesto le dijo casi gritando:

 

- ¿Acaso puedes dejar de hacer lo que se te de la gana por un momento y seguir instrucciones?...No te hagas, se que fuiste tu quien nos segó... ¿no escuchaste que practicaríamos," Cuando-lle-ga-ra mos al- lago"-

 

Dijo en un tono mordaz el castaño al ver que aquel chico no seguía las instrucciones de la mentora-¿ no vez que aun no podemos tener un equilibrio si no aprendemos a utilizarlos bien?...¿Equilibrio necesitas?, esperate que pronto te haré que tengas equilibrio...

 

-Mis ojos... No veoooo.. Ayudaaa !!!.-

 

dijo gritando ya viendo solo oscuridad el myrddin un tanto dramático pues ya no veia el camino para llegar al destino que le decía Athena,de verdad sentía algo de molestia pues se suponía que aquella magia era para magos experimentados y aquel joven de experimentado no tenia nada ¿había siquiera pasado por la academia alguna vez?..

 

.-Un desastre si... eres un desastre me escuchaste ¿lo sabias?-

 

Le grito lestat ya recobrando la visión muy molesto, pues el efecto del hechizo duraba solo un turno,con la varita apretada y lleno de odio,imaginando un montón de maldiciones para lanzarle a aquel chico, pero tenia que calmarse tendría que demostrar que era un ser pensante, no un trol de montaña.

[Thoth]

-Había una vez un pollito que no podía mirar, andaba y andaba...

 

Fue la respuesta que le había dado a Lestat Rambaldi y me daba mucha gracia sus quejidos de niño pequeño, en referencia a sus palabras nada podía objetar ya que siempre hago lo que me venga en gana, sin embargo acote la instrucción dada por la facilitadora de ir a donde se encontraba la masa acuosa y no me quedaba claro si era un río, lago o algo más.

 

Curioso me encontraba observando a mis compañeros de clases e instructora , ellos me evocaban al cuento de los tres ratones ciegos y extrañamente olvidaba su final

Al cabo de un rato observo como los efectos contra ellos se va cediendo, me llamo la atención que el Rambaldi no elimine por si solo un contra hechizo o era contra maleficio, de igual manera me intrigo.

 

 

-Rambaldi el equilibrio lo consigo con el dolor, el caos, la destrucción y porque lo voy a negarlo, ya que lo admito me encanta ver como se extingue la luz en la mirada, este placer lo consigo rara vez, pero lo consigo. Y bueno, no todo debe orientarse aparentar ser bueno, ya que dicho equilibrio se consigue si tu mente y corazón anhela, creo que lo voy consiguiendo.

 

Finalice mi encantamiento luminoso de luz de luna, y todo se encontró en caos, en una oscuridad que devoraba todo sentimiento de bondad, amor, esperanza y todo esos cursis sentimientos inútiles,por lo que a ese vacío y posible tormento de ellos mi placer se volvía mas gustoso, ya luego enfrentaría las consecuencias de mis actos.

 

Y clavando en la mirada del Rambaldi quede en pleno silencio, mi pensamiento y corazón se encontraba en plena armonía, una armonía que podía ocasionar que los que me rodeaban la perdieran, dado que disfrutaba ser como era. Y el equilibrio de mi ser demoniaco se comienza acoplar lentamente.

Editado 20 de Noviembre del 2017 por Demian Malfoy

[Rory Despard]

"Estoy bien, gracias" eran las palabras que se habían formado en mi mente pero por alguna razón no pude responder al gesto cortés de Lestat. Quizá fuera el viaje, o el mal clima, o solo debilidad, pero poco a poco las palabras de Athena se oían como un eco lejano. Y no ayudaba tener a la rara de Melrose atrás husmeando el ambiente ante la presencia del vampiro.

 

Moví la cabeza de forma brusca de un lado a otro intentando concentrarme nuevamente. Un tipo que me parecía conocido de algún lado comenzaba a preguntar sobre un hechizo y un objeto del flamante libro, y me preguntaba si la arrogancia con que se comportaba le fluía natural, porque resultaba bastante ridículo, más cuando Athena lo fulminó con su respuesta.

 

Equilibrio, todo lo que decía la vivaz hija de Richard Stark (no podía ser más diferente a su padre por cierto) sonaba sencillo de hacer, pero ya me veía sufriendo con ello porque equilibrio era justamente lo que no tenía en mi vida, demasiado empeñada como estaba en los últimos tiempos a correr riesgos innecesarios, o a supeditar muchos de mis deseos en nombre de mi pertenencia a la Orden del Fénix. Podía haber estado peor antes, pero eso no quitaba el hecho de mi imperfecta vida.

 

Entonces ¿realmente sería sencillo para mí ese ejercicio de "el fuego y el hielo a la vez"?

 

Como sea, unos minutos después, con todas aquellas chucherías de los libros colocadas encima (y la apariencia de un mercachifle ambulante) caminé a la deriva hasta una zona rodeada de arbustos, lo más lejos posible de mis compañeros, solo porque no tenía la paciencia para tener lidiar con ninguno. La evocación de mi habitación caliente y confortable se hizo tan fuerte, que fui incapaz de notar que una criatura se acercaba por el flanco derecha,hasta que su gruñido me sacó del ensimismamiento.

 

- ¡Pero mira nada más ese par de cuernos!- fue lo primero que se me ocurrió decir viendo aquel graphorn tan fiero como solía describírsele.

 

¿Era el momento para defenderme? Sabía que el animal no dudaría un solo momento en atacarme, pero aun así me costaba levantar la varita para atacarle. "No, atacarle no, frenarle" pensé y consolada con ese pensamiento emergió de mi varita un viento helado que paralizó al instante a la criatura, recubriendo su gruesa piel con una capa fina de hielo. Todavía con la mirada puesta en él, retrocedí unos pasos, evaluando cuanto resistiría esa piel que se decía era más gruesa que la del dragón a aquel hechizo.

 

"Sobrevivirá" pensé observando la paralizada figura, las patas delanteras levemente alzadas listas para una embestida. El graphorn era una criatura que podía encontrarse en distintas zonas de Europa pero que estuviera en aquella isla resultaba extrañísimo. Había hecho todo eso en legítima defensa, y de hecho, conociendo a Athena la veía incapaz de traer todas esas criaturas para que las sacrificásemos entonces ¿por qué la angustia y una creciente sensación de vacío se apoderaban de mí? la amenaza (ya superada) la tenía al frente pero por alguna razón me sentía observada, y eso me dejaba paralizada.

 

Me giré entonces, solo para encontrar mi propia sombra proyectada sobre un arbusto cuyas hojas se mecían aunque de una forma extraña para ser solo el viento. Podía estar siendo paranoica pero ya había experimentado antes aquella sensación, una noche de luna llena en los Terrenos de la Orden del Fénix. Así que sin pensarlo dos veces volviéndome a mi sombra apunté hacia ella y volví a lanzar las semillas de hielo.

 

Nada. La sombra permanecía igual ¿estaría cayendo en paranoia? Cerré los ojos, todavía luchando contra esa sensación de futilidad que se extendía por cada parte de mi cuerpo. Si mis sospechas eran ciertas, no podía decir desde que momento, talvez desde antes de avistar al graphorn, pero tenía a un pogrebin oculto en mi sombra, dispuesto a saltar y devorarme en cuanto tuviese la oportunidad. El hielo no le hacía daño porque su poder no radicaba en la fuerza bruta como el graphorn, sino en la astucia y el ataque mental. Ambos combinados, resultaban un poderoso y equilibrado adversario.

 

Y si el hielo había superado a la fuerza física, debía ser el fuego el que con su luz iluminara y sacara a aquel pogrebin de su escondite. Así que concentrándome pensé en unas Flechas de fuego que salieron una tras otra en dirección a mi sombra. Un aullido de dolor se dejó oír entonces, y apartándome de un salto contemplé a la infeliz criatura con la piel lacerada y sangrante. Y aunque no fuese real, la sola visión me provocó naúseas.

 

Cuando volví contemplé que los demás ya se encontraban en el lugar escuchando la explicación de Athena. La lluvia había cesado, y podía escucharla más claro, pero lo que oí sobre la arena del hechicero no redujo nada el leve temblor que traía en el cuerpo. Al contrario, nuevamente cargaba la sensación de que la magia uzza se regocigaba en el sufrimiento para con el enemigo.

[Melrose Moody]

Se tomó un buen rato en bajar. No se sentía con plena confianza; le preocupaba la columna de humo que se alzaba desde los árboles pero sobretodo le preocupaba el tono ennegrecido de los troncos, especialmente el del árbol desde el cual finalmente terminó de descolgarse.

 

—Muerto —pensó para sí misma, congelada por un momento, sin estar segura de qué era lo que sentía al respecto. No era satisfacción pero tampoco la pérdida irremediable que se suponía que debía sentir. Era apenas una punzada de culpabilidad, cubierta de una generosa capa de indiferencia. Su preocupación devenía del hecho de que quizá pudiesen encontrar su rastro—. Muerto debido a lo que sucedió...

 

El resto de árboles tendrían pronta recuperación. Las matas eran cosa aparte, estaban totalmente quemadas pero no hacían gran diferencia porque crecían con rapidez y en abundancia. Con un movimiento de la varita, se deshizo del cascoburbuja.

 

Las explicaciones de Rouvás fueron rápidas y directas. Melrose las había escuchado antes, además, lo que hacía que se sintiera más como un repaso que como una lección. Cuando las instrucciones terminaron se sumó a la comitiva con naturalidad, tomando la precaución de caminar a sus buenos cinco pasos del vampiro y un tanto alejada de Bel también, mientras observaba con curiosidad cómo él se colocaba ambos guantes, con ganas de reírse de ello pero sin llegar a hacerlo realmente. A ella tampoco le agradaba la idea de tocar cadáveres, especialmente cuando tenía esos efectos sobre los ojos de las personas pero no quería tener que usar medidas tan...

 

Ni siquiera le dio tiempo de evaluar cómo lo haría. No habían llegado todavía al lago cuando sintió con claridad como algo ajeno y molesto se asentaba en sus ojos. Su desesperación ante la repentina oscuridad fue como una corriente eléctrica en su espina dorsal. El resto de sus sentidos se agudizaron en un instante, su piel se erizó y su rostro demudó de la rabia. La bestia concordó con su repentino arranque y clamó en su interior con ánimos destructivos y ella, en medio de la confusión y una caminata de autómata intentando aclarar su desbocada línea de pensamiento, terminó yendo derecho hacia la fuente de un olor que dañaba sus fosas nasales. Algo salado y metálico y sin embargo, estando lo suficientemente cerca descubrió que había algo más en ello: a pesar de resultar molesto en principio era después de todo, la esencia de un depredador y la bestia comprendió que denotaba también el dulce ánimo de la fuerza y la superioridad.

 

Cuando chocó contra Myrddin tuvo que contenerse mucho para no gritar. No estaba segura, sin embargo, que un grito hubiera sido lo que hubiera salido de su boca al final; quizá un gruñido habría sido lo más probable o un gemido de rabia. No sólo estaba ciega si no que seguía cometiendo estupideces que sólo él notaba o de las que sólo él llegaba a enterarse. Sólo esperaba que no alcanzara a detectarla de veras, aunque era poco probable. Una vez ya le había dicho que olía como perro mojado y quizá ahora, al igual que ella también fuese capaz de detectarla mediante el olor. Al menos, sabía a quien tenía que culpar de todo el asunto, pensó amargamente mientras intentaba retroceder sin caerse; tenía que agradecer a la bestia toda su capacidad de equilibrio estando ciega, ella como humana había sido atlética pero no precisamente de "equilibrio" perfecto. La sola idea de lo irónica que era toda la situación colaboraba con su desespero.

 

Ya había conseguido alejarse un par de pasos de Myrddin para cuando recuperó la visión y distinguió colores y formas. Automáticamente y sin esperar instrucciones, se volvió hacia Malfoy y lanzó a su vez la arena del hechicero en su dirección, olvidando por un instante que se trataba de cadáveres de magos y utilizándola con propiedad. En realidad, si era bastante estricta, estaban ya casi junto al lago y la verdad es que no le habría preocupado ser castigada. El efecto lo dejó ciego, por supuesto, como no habría podido ser de otra manera. Era sin embargo poco satisfactorio, en comparación. Quizá si hubiera sabido de la luz de luna que no había conseguido ver gracias a su ceguera se habría sentido menos propensa a atacarlo pero por lo pronto, su mirada siguió denotando el intenso desdén que la embargaba. La ceguera momentánea que él sufriría no parecía compensar la metida de pata en la que ella había incursionado por culpa suya.

 

—A mí me parece más bien que demuestra una impulsividad inusitada, innecesaria y bochornosa en un asesino —señaló, sabiendo de antemano que quizá, irónicamente, sería Myrddin quien entendería mejor que los demás a qué se refería—. Nos haría un enorme favor a todos, dejando la impulsividad para los adolescentes o las bestias de sangre caliente —añadió, haciendo clara referencia a sí misma.

 

Era algo infantil, pero era su forma personal de burlarse de las distinciones que solían hacer los magos "sangre pura". Como hombre lobo, había aprendido a ignorar tales actos discriminatorios pero en ocasiones le resultaba útil tomarlos como ejemplo para burlarse abiertamente de ellos y quienes parecían simpatizar con ellos, como por ejemplo Malfoy. Ella había aprendido y se sentía orgullosa de la bestia tanto como de su lado humano, había alcanzado ese grado de aceptación pero eso no impedía que en ocasiones se supiera extrañamente avergonzada de ciertas características que iban de la mano con su condición y la impulsividad era una de ellas. Para ella, implicaba un defecto importante pero estaba tan enojada que se sentía eufórica de reconocerlo, con los ojos brillantes y exaltados, con tal de dejarle muy en claro que aborrecía su proceder. Además, en esos momentos él no podría leer en su rostro, pues estaba ciego.

 

—No conozco mucho de asesinos pero sí de impulsividad —añadió, algo más sosegada pero aún rascándose los ojos con la cara interna del índice, a la par que terminaba haciéndolo con el puño entero de la mano derecha. Luego, casi como parte de un tic, terminó por sobarse ligeramente la oreja con el mismo puño, sin siquiera notarlo, como si se tratara de un cachorro—. Así que deja de actuar como un mocoso.

 

Por supuesto, ignoró el hecho de que acababa de tomar represalias. Eso no tenía nada que ver... sin duda.

[Rory Despard]

Muertos pulverizados no podía hacer diferencia con el trabajo de sanadora viendo cadáveres...

 

Lestat había reaccionado colocándose guantes en las manos, Melrose lucía todavía más interesada en un tronco ennegrecido que no recordaba haber visto antes y Demian seguía como en su mundo y no podía ni siquiera comprender lo que hacía en ese momento.

 

Así que decidí no demorarme más en observar a los demás y comencé el descenso por el camino que Athena nos señalaba. Mientras tanto, intentaba recordar lo que había leído en el libro sobre ese hechizo, y la impresión vaga de que como el Strellatus afectaba la vista del oponente.

 

Y de repente todo se oscureció ¿sería que así tan de repente la segunda prueba de aprendizaje había comenzado? No podía ser posible, si ningún mensaje había llegado de Athena, pero los efectos, la ceguera y el picor no dejaban rastro a dudas. Quedé inmóvil donde me encontraba, y solo por precaución apliqué una salvaguarda mágica que me mantuviera a salvo de invocaciones y rayos.

 

Estaba convencida que se trataba de una prueba más, que solo debía mostrar "equilibrio" y serenidad en mi reacción ante el ataque, en mi caso (como siempre) el pensamiento más inmediato había sido colocarme a la defensiva pero entonces,los gritos de Lestat me pintaron un escenario completamente diferente. Yo había estado a una distancia mayor que los tres que estaban adelante, pero no dudaba de su intuición así agudicé el oído para escuchar el intercambio que se suscitaba delante.

 

Demian, quizá en un arranque por demostrar todo el "poder" que sus pomposas palabras ridiculizadas tiempo atrás no habían conseguido, era el que había lanzado el ataque gratuito contra todos. Bufé del disgusto, parpadeando una y otra vez pero sin conseguir que mi visión regresase.

 

- ¿Qué método podría ser el más eficaz para contrarrestar este hechizo Athena?- consulté intentando convencerme de que estar experimentando el hechizo por cuenta propia podía ser positivo para analizarlo a fondo.

 

Pero toda mi buena voluntad, y mis ganas de no estallar de la furia por la insensatez de Malfoy se fueron al traste en cuanto éste volvió a abrir la boca. Había dirigido sus palabras a Lestat, una estu.pidez tras otra sobre "alcanzar equilibrio en el caos" y varias cosas más que francamente solo podían salir de una mente enferma.

 

Una vez más parpadeé, pero esta vez los colores y formas volvieron ante mí. Y lo primero que observé fue a Melrose lanzándole aquella arena del hechicero al tipo, ni más ni menos que una cucharada de su propia medicina. Su figura se recortaba contra la tenue luz de luna, a menos de un metro de mí y cinco de Demian.

 

- Ah querida, pero si más que ciego lo que necesitamos es que calle esa maldita boca- dije finalmente sin poder contenerme más, para luego volverme hacia él- no te vendrá mal que compartas esas "maravillosas" ideas contigo mismo, así que te haré el favor ¡Lusentium!

 

Concentrada como estaba fue fácil pensar en el sentido que quería que perdiera, el gusto. Sí, al menos por dos turnos, nos libraríamos de sus molestas palabras, así que me sentía satisfecha. Aun cuando muy proablemente, como Melrose, podía llevarme una reprimenda de Athena por mi acción.

 

- Que sea consciente de la existencia de la oscuridad, y de tipos que solo viven para hacer el mal, no significa que pueda mantenerme impasible ante ello. No sé si sea equilibrado o no, el mal nunca podrá ser erradicado completamente porque es como el lado oscuro de un espejo brillante, pero incluso por eso mismo, debe ponérsele un freno a toda costa- murmuré más para mí misma, que para los demás.

[Thoth]

A voluntad mis orbes se volvieron oscuros como las noches al tiempo que la bruja que me había obligado a callar comenzaba a dar su discurso, me era curioso que en ese estado dos mis sentidos fueran privados. Solo pude cerrar mi puño en donde portaba la varita y al poco tiempo apareció mi Daga de Sacrificio, la misma poseía una empuñadura negra y al final un cráneo de serpiente, en la hoja metálica se encontraba escrito en egipcio “No descansare hasta que el mundo sea destruido.”

 

Cuando respiraba profundamente e intentaba pronunciar palabra alguna no lo podía hacer, al parecer los hipócritas que eran mis compañeros de dársela de bondadoso y usar artimañas de un ser maquiavélico me era algo gracioso, por lo que pronto se dibuja una silueta en mi rostro, ya de la punta de mi objeto mágico se comenzaba a desprender una leve tenue luz oscura. Y curiosamente comencé a elevar un único pensamiento sobre los otros y el mismo era: Maldición, el objetivo era claro pues eran las brujas que me habían quitado mis sentidos (Bel Evans McGonagal y Melrose ) y la finalidad era una sola que los otros compañeros por una extraña razón comenzarán a enfadarse con ellas e inclusive tener cierta mala suerte.

 

Al parpadear aún seguía sin observar mucho, al menos contaba con la suerte que no habían lanzado la dulce muerte silenciosa, refiriéndome al veneno de los pétalos que daba este libro tan curioso, el uso del mismo me parecía perfecto, lastimosamente no lo podía invocar para intentar aniquilar a ciertos seres de luz, dado que era hora que reinara la oscuridad, una sensación que al pasar el tiempo me comenzaba acostumbrar y opte a desvanecer la daga que habia invocado. Mi amuleto de la Curación comenzó a brillar y combinado con mi conocimiento de sanación (Primeros Auxilios) intente quitarme la ceguera, pasando mis mano desocupada por la zona afectada, pero no resulto, sin embargo me dejo una grata sensación, al parecer me encontraba padeciendo por fuertes encantamientos.

 

Intente evocar los movimientos de los Pétalos de Pensamiento, no obstante, lo único que pude hacer es que a mi alrededor comenzarán a crearse rápidamente algunos de estos con una forma cristalina y visibles ante todos, ante mi afonía no los podía dirigir ante mis curiosos compañeros, ya que mi fin era quizás académico y de cierta venganza, pero solo fue un efecto algo atrayente, era como si se tratase de una de las plantas que llamaba a su presa. Pero cuando pestañe por última vez, mi visión comenzaba a verse borrosa y observa algunas siluetas, pero para ese tiempo seguía sin pronunciar palabras.

[Athena Rouvas]

—Bueno, creo que es suficiente.

 

Alzó la voz, no demasiado, solo para hacerse oír entre todo lo que los presentes discutían. Algo por cierto, sin sentido absoluto. Si bien cada quien tiene sus creencias personales o a optado por cierto camino, resulta bastante gracioso escuchar la forma en que defiende su postura, graciosa y curiosa. Tal vez un poco más de investigación le haría tener un mejor discurso, uno más acorde.

 

El rostro de Athena, de todas maneras, permanece sereno y solemne. Solo estaba esperando que sucediera desde que vio el listado de nombres de alumnos.

 

—Me parece, por decirlo menos, curiosa tu percepción de "Equilibrio" Demian. Ya que "luz" y "oscuridad", o "caos" y "tranquilidad" coexisten, ninguna es más que la otra, de modo que todos tenemos dentro ambas cosas. Si bien, uno elige cual desea resaltar, la otra sigue estando ahí. Y en todo caso, si es eso lo que deseas equilibrar no te irá demasiado bien con este Libro, tal como lo mencioné al inicio, aquí se busca el "equilibrio" entre la mente y el corazón, no de las cientos o miles de otras formas que existen. —Tal vez un recordatorio era lo más acertado, porque Malfoy, al parecer, no entendió nada de la primera actividad y eso mismo lo iba a llevar a no cumplir su objetivo.

 

Estaba segura que más de alguien estaba deseando hacer una réplica, o añadir algo, o continuar con lo que ya estaban tratando. Pero no les dio el espacio.

 

—Bel, la mejor forma de detener este hechizo es anteponerse a el cuando es verbal, porque cuando no lo es es más complicado. Sin embargo no te imposibilita del todo pues si bien con arena en los ojos tu puntería va a irremediablemente a fallar puedes aún hacer hechizo que no requieran de un objetivo visible. Puedes usar invocaciones, o incluso si tienes algún morphos ordenarle atacar o defender. —Las posibilidades siempre son bastantes para que aquello que son estrategas en sus duelos, o para aquellos veloces en las antiguas redadas, algo obsoleto hace ya más de un año. —Además, no es eterno. Al cabo de unos minutos su efecto se va y vuelves a tener tu campo de visión. —Dio un suspiro y se dirigió a Lestad, pues recordaba que él hizo una pregunta. —Muy a mi pesar, si, la Arena del Hechizero son huesos de magos fallecidos (los de muggle no sirven). Y créeme que puse la misma cara cuando el Uzza me lo confirmó.

 

Era una idea un poco grotesca. Nunca iba a comprender como el pueblo de guerreros Uzza lograba algo tan sanguinario y lo hacía parecer como nada. Porque cualquiera diría que era solo un nombre, pero iba mucho más allá, y algo le decía que en los siguientes Libros aparecerían muchas más cosas de las que sentir escalofrío con solo imaginarla. Prefirió no ahondar en eso, ya les llegaría su turno de averiguarlo de primera mano, mejor dicho de vivirlo.

 

Solo quedaba un hechizo por ver, y la mención de los amuletos, que en realidad poca diferencia hacían y nada de efectividad tenían en un duelo, pero valía la pena hacer un poco de hincapié en ellos para que al menos lo tuviesen claro. Ya luego vendría lo que de seguro estaban esperando, la prueba que demostraba si eran aptos para una vinculación exitosa y además el permiso de utilizar la magia un poco más avanzada. De seguro no serían expertos, pero un poco de practica fuera de la Universidad, y algo de tiempo y paciencia, era lo único necesario para concluir de dominarla.

 

—Ahora que están más calmados —Alzó las cejas un segundo. —terminaré de explicar la parte final. Primero los amuletos u objetos. El anillo antiveneno que al traerlo puesto evita que resulten envenenados, excepto por el, valga la redundancia, veneno de basilisco. Las semillas de hielo que no difiere demasiado del hechizo, su función es congelar. Los pétalos de pensamiento que pueden ser usados para envenenar, o para la elaboración de pociones, yo diría que su uso está más ligado por esa parte, el veneno puede matar pero también es fácil de contraatacar, bastaría con tener puesto el anillo antiveneno. Y finalmente el amuleto de la resurrección que sirve para evitar una ida a San Mungo después de un duelo o para "regresar" cuando mueres, no se puede utilizar durante el duelo, solo una vez que finaliza, y además sirve solo una vez por ciclo lunar. —Esperaba que tuvieran muy claro que estos objetos no tenían incidencia en un duelo real. Usarlos era solo de decoración y más bien los haría perder tiempo cuando podrían utilizar algo más certero.

 

>>Nos queda solo el Cinaede, que es un veneno, un gas extraído de los pétalos de pensamiento y que suele ser mortal en poco tiempo. Al entrar en las vías respiratorias avanza rápidamente a la sangre, llega al sistema nervioso y con eso la persona muere. Como ven bastante letal, pero como nada es infalible en esta vida, la manera de curarse de este veneno es un simple, sencillo, y medio olvidado Anapneo que abrirá sus vías respiratorias y hará que el gas venenoso desaparezca del cuerpo dejándolos como nuevos; claro, debe ser aplicado a tiempo, inmediatamente cuando la persona se da cuenta que está bajo sus efectos.

 

Les dio tiempo a que procesaran la información nueva, y por si tenían preguntas. Esta vez no iba a tolerar más movimientos entre ellos mismo, aunque verbalmente se podían rebatir lo que quisiesen, las varitas debían permanecer quietas.