Prueba Libro de los Druidas

[Badru]

Era momento de probar las habilidades de combate de los tres aprendices de aquella ocasión, enviándolos hasta el estadio de entrenamiento el cual parecía un coliseo bastante básico, repleto en las gradas de todo el pueblo Uzza que estaba listo para ver el enfrentamiento triple. Así era la prueba, tendrían que atacarse entre los tres, sin un objetivo fijo más que el de ser el guerrero más fuerte con todo lo aprendido hasta ese momento.

 

Una de las indicaciones clave en aquella prueba era que, para dificultar un poco las cosas, todo el público lanzaría ciertos conjuros hacia cada uno de los presentes en la arena los cuales se defenderían de inmediato si es que querían vincularse con el libro de los druidas. Una situación bastante normal cuando estabas en una batalla campal, sin saber exactamente de donde vendrían los ataques o de quien.

 

No esperaba mucho de los ingleses, solamente confiaba en que el entrenamiento en territorio de los cherufes haya sido suficiente para prepararlos en esta última fase. Mientras tanto seguiría el entrenamiento con la última aprendiz, ya los evaluaría en su momento.

 

Off:

@

vs

@@Athena Rouvas

vs

@

• En cada posteo el aprendiz del libro de los druidas se verá afectado por algún ataque de algún guerrero Uzza: primer turno flechas de fuego, segundo turno cinaede en su primer nivel, tercer turno arenas del hechicero y se repite consecutivamente. Todos los hechizos que se usen para librarse de estos ataques se considerarán rolísticos sin afectar el duelo.
• Nos guiaremos por las reglas básicas de duelo.
• Los hechizos permitidos serán de neutrales graduados más los correspondientes de libros hasta el Libro del Druida.
• Pasados tres días de la apertura de la prueba sin respuesta del aprendiz, se considerará abandono y suspenderá la clase.
• Pasadas 24 Hrs sin respuesta al duelo, los ataques del enemigo se considerarán impactados.
• Pasadas 48 Hrs sin respuesta al duelo, se considerará abandono y el alumno suspenderá la clase.
• Dudas en el topic correspondiente.

Editado 6 de Noviembre del 2017 por Badru

[Anthony R. Dracony M.]

Me alegre de concluir de llenar mi colgante con el polen de los lirios de fuego, luego de esto el guerrero nos anunciaba que era momento de ir al estadio de entrenamiento Uzza para nuestra prueba final y de ese modo lograr la vinculación con el libro de los Druidas.

 

Estaba emocionado y de inmediato fui al trote hacía aquel sitio que nos pedía. Era un lugar que se concentraban muchos guerreros, l que me recordaba a ese viaje que hice en la clase de Historia Mágica a Roma, donde muchos hombres se enfrentaban luchando con otros oponentes, los gladiadores, algo semejante era esto.

 

 

No muy convencido pero si era lo que debía hacer, lo haría, de inmediato me coloque en la mira de mis compañeras, estaba por iniciar el duelo que tendríamos, así que antes de usar mi varita, abrí aquel frasco que llene con el polen de los lirios de fuego y entonces ingerí un poco de ellos, lógica básica: si ese polen me había protegido del fuego de la zona volcánica, igual me protegería los órganos internos, donde no hay limites es en el momento de emplear los medios a nuestro alcance para luchar y salir avante de as dificultades y eso precisamente se necesitaba ahora.

 

Acto seguido me pare en guardia y con ansia de iniciar de inmediato, levante mi varita mágica con firme determinación y pronuncie mi primer hechizo en contra de mi oponente, el propio guía guerrero nos coloco en ese combate de los tres para medirnos y ahora apuntaba hacia @...

 

 

Me concentre en pensar aquel hechizo: ¡Flechas de fuego! De la punta de mi varita salieron filamentos de fuego que incendiarían su piel en cuanto la alcanzaran. Era un inicio bastante fuerte, que de un modo le afectarían de inmediato. Fue entonces que lo comprobé personalmente, alguien más que no fueron mis compañeras en el duelo, me había dirigido ese mismo ataque sobre mi persona.

 

Al ser un ataque no verbal, era imposible "adivinarlo" los filamentos de fuego lastimaron mi pile por lo que tuve que ocupar un hechizo para contrarrestarlo:

 

--¡Aguamenti!-- Esto pararía por el momento el efecto de esas flechas, era hora de invocar nuevamente a mi daga de sacrificio, la cual tendría toda intención de ocupar prontamente.

[Athena Rouvas]

—Nunca creí que fueran tantos...

 

Lo primero que hizo Rouvás en cuanto puso un pie en aquel coliseo fue fijarse en la cantidad variopinta de personas que pertenecían al pueblo Uzza. Hasta ese momento creía que solo estaba compuesto por aquellos que ejercían docencia en la Universidad como último bastión de su gente; pero no. No podía calcular con solo la vista una cifra concreta pero se atrevería a decir que eran varias docenas de personas, algunos más bulliciosos que otros pero la mayoría con el gesto de seriedad en el rostro. Impresionante.

 

Giró en 360° sin fijarse demasiado en la parte material del lugar, que por cierto era bastante sencilla. Desgastada en algunos lugares por el paso del tiempo, o mejor dicho de los muchos entrenamientos que de seguro se llevaban a cabo allí.

 

¿Estarían todos ellos de acuerdo en compartir sus secretos con los ingleses?

 

Dejó de darle tantas vueltas al asunto, había un duelo, una prueba que comenzar. Las indicaciones fueron claras y específicas y Rouvás asió su varita con fuerza en la mano diestra para comenzar con la batalla no sin antes ejercer una reverencia ante sus rivales, un poco de educación no viene mal. Es seguro que allí todos recibirán daño al momento de intercambiar hechizos, y muy probablemente no puedan mantener un orden significativo. No es del todo diestra en el tema de de todos versus todos pero hará su mejor esfuerzo sin duda.

 

De pronto el silencio es abrumante, todas las miradas están puestas en ellos.

 

>>Arena del Hechicero... No puede darse el lujo de desconcentrarse, así que se apura a enarbolar la varita contra Antoni mientras lanza ese hechizo pensando el nombre para evitar que sea detenido y para dejar a Ryvak cegado por unos instantes. No conforma con eso vuelve a realizar un movimiento pero esta vez lanza un hechizo perfectamente audible. —Sectusempra. —El rayo viajó contra la misma persona, Antoni, dispuesta a causar las conocidas heridas sangrantes en su pecho.

 

De pronto vio que este comenzaba a ser atacado por filamentos de fuego, no parecía que fuese Cissy defendiéndose, tal vez... A modo de seguridad se arriesgó pronunciando claramente un Ignea para que el polen de lirios de fuego protegiesen su piel contra las flechas de fuego con que eran atacados. ¿Eran acaso los Uzzas presentes los que también estaban probándolos?

[Anthony R. Dracony M.]

Era la primera vez que sufría aquel efecto del hechizo flechas de fuego, pero al menos sabía como debía proceder. su varita movio de inmediato para aplicarse sin demora un hechizo:

 

--Episkey--Eso evitaría que la lesión no tuviera efecto permanente, su piel se curo y una de las compañeras le envio un hechizo que lo cego por unos instantes...eso lo dejaría vulnerable pero había algo que sería efectivo como defensa, se concentro en la invocación de aquel útil hechizo >>Obsistens...el cerco luminoso de tono verde que no pudo ver lo rodeo, aunque el no pudiera ver, esa defensa era efectiva contra todo tipo de hechizo, incluso si enviaban a algún tipo de criatura mágica en contra suya. Eso fue importante, ya que el hechizo Sectusempra que le dirigio la compañera, fue anulado por su defensa que por ese momento era inmune a la magia.

 

 

Que le enviarán un ataque como las flechas de fuego, que obviamente no provenía de sus compañeras, le hizo confirmar que también los Uzzas que observaban, le enviaban aquellos hechizos de ataque, posiblemente querían asegurarse que sabía utilizar los hechizos y el conocimiento que ha logrado de la magia a su disposición, así que no le extraño escuchar y sentir nuevamente el efecto de aquel hechizo Cinaede...la falta de aire, lo que procura él es no dejarse arrastrar por la angustía y pensar en el hechizo que le salvara de la muerte...anapneo...el alivio lo sintio de golpe...mejor irse con más cuidado...

[Cissy Macnair]

Me sobrepasaba el hecho de tener que hacer una Prueba más de un Libro de Hechizos. Pero más me sobrepasaba el tener que estar en un coliseo rudimentario rodeada de Uzza que sólo querían reírse de nuestros tropiezos. A diferencia de nosotros, ellos habían sido educados para la guerra y nosotros sólo éramos, en nuestra mayoría, niños ricos que gustábamos de inventar la guerra. Casi podía sentir cómo se elevaban sus risas en el aire, aunque en aquel momento todos guardaban silencio ante Badru, nuestro Maestro Uzza, quien nos había enseñado las entrañadas magias del Libro del Druida. Una vez que el guerrero nos dijo lo que debíamos hacer, el momento de la verdad empezó.

 

-No he luchado en duelo contra nadie desde hace tiempo- me quejé, sabiendo que lo más probable era que tanto Antoni como Athena me hicieran añicos allí mismo.

 

Pero no tenía tiempo de arrepentirme, porque de ser así tendría que volver a cursar aquel Libro y no quería hacerlo. Lo había leído, lo entendía, sabía lo que era estar en un duelo y aunque no fuera precisamente rápida con la varita, lo era con mi mente y podía defenderme del primer ataque que Antoni me estaba lanzando. Me había colocado a unos siete metros a ojo de mi objetivo y a pesar de que la arena de combate parecía despejada, había cientos de piedrecillas no mayor a una canica que se desperdigaban por todo el lugar. Aquello me ayudaría consecuentemente.

 

El primer ataque salió del chico y lo reconocí al instante aunque él no hubiera hablado para invocarlo.

 

<<Salvaguarda Mágica>> pensé, realizando el hechizo lo más rápido que pude y evitando así que las Flechas de Fuego de Antoni dieran en mi.

 

Entonces, Athena atacó y lo hizo directamente hacia quien había tomado como mi rival. ¿Cuál era su estrategia? ¿Acabar primer con Antoni y luego conmigo? No me molestaba perder, pero no quería quedar en ridículo.

 

La varita en mi zurda estaba firme a pesar de que yo estaba llena de adrenalina. Si tenía que atacar y defenderme en el mismo momento, seguro que moría en menos de lo que uno tarda en decir "Uzza".

 

-Expelliarmus- dije, apuntando hacia Athena.

 

Ella había atacado con dos hechizos a Antoni pero no estaba recibiendo daño alguno, excepto... Fue en aquel momento que noté que desde el público algunos guerreros jóvenes estaban lanzando conjuros hacia Antoni y hacia Athena. La siguiente era yo.

 

-Ignea- dije. Las flechas de fuego que venían desde el público no me quemaron por una pizca de suerte nada más.

 

¿Así que eso también? No sólo íbamos a tener que luchar contra nuestros compañeros, sino también contra el público. Badru había dicho que el Libro del Druida era defensivo, pero lo de llevarnos hasta el límite me estaba sacando los nervios. Hasta el momento me había tenido que defender de dos hechizos y sólo había podido atacar a Athena... Si no podía atacar a mis contrincantes por tener que estar defendiéndome, aquello iba a terminar con un knock out...

 

Como última instancia, invoqué mi Daga del Sacrificio. Iba a usarla en breve, aunque no sabía si para atacar a alguien o para defenderlo. Allí no sabía si teníamos que ser amigos o enemigos... quizá ambas.

[Athena Rouvas]

Todo era demasiado confuso como para comprender el sentido correcto del duelo. Debía decir que por primera vez se enfrentaba en un duelo de tres personas, y a la vez presenciaba uno; salvo claro por épocas pasadas en las cuales magos y brujas eran perseguidos por sus ideologías, pero eso había quedado atrás, y tampoco el caso era el mismo. Allí eran dos que iban a por uno por ende había un acuerdo previo, aquí eran todos contra todos.

 

Antoni había recibido efectivamente su primer ataque por lo que quedaba cegado por unos instantes, eso no le impediría atacar pero al menos le costaría mucho más acertar a su objetivo. Por otro lado Cissy había entrado en el juego de lanzar hechizos y estaba enviando un hechizo directo hacia ella. La varita voló por los aires y cayó a un par de metros atrás de donde estaba situada Athena. En su mente el plan era que si Macnair se unía iba a preferir atacar también a Ryvak, o al menos desarmarlo y luego enfrentarse las dos, pero le faltó hacer alguna seña o algo. También lo había pensado al revés: Antoni y ella versus Cissy, y estaba convencida de que por las cabezas de ellos pasó por algún segundo el unirse en contra de Rouvás.

 

Recuperó la distancia que había perdido al obtener la varita de roble inglés.

 

En un rápido movimiento retrocedió y recuperó su preciada arma mágica para poder proseguir, antes que alguno de ellos se la quitara con un accio. Al final no había unión de modo y Rouvás se limitó a lanzar un hechizo a Cissy. —Flechas de Fuego. —Moduló para que los filamentos salieran rumbo a atacar a la mujer.

 

Le faltó el aire, sintió los pulmones apretados y una mano invisible que le oprimía las fosas nasales para que no respirara. Era una sensación terrible y angustiante, y ahora sabía por qué la gente siempre olvida realizar un hechizo tan sencillo para librarse de el... claro si es que es el hechizo que está pensando. De algún lugar saca fuerzas y levanta la varita para dirigirla a algún punto del sistema respiratorio mientras piensa claramente en un Anapneo. El resultado es rápido y eficiente, el oxígeno vuelve a circular por los bronquios, pero eso no es excusa para respirar una gran bocanada de aire, solo para asegurarse de que puede hacerlo.

 

Los Uzzas no van a darles tregua bajo ninguna circunstancia, van a tener que estar hasta el final con los sentidos alertas.

[Anthony R. Dracony M.]

Su respiración se normalizo, así que de inmediato se ocupo de atender lo que ocurría en el campo de batalla, era bastante audaz lo que vino su mente, gracias a que había conjurado su daga del sacrificio, la tenía a la mano para cuando fuese imprecindible, pero lo que el ojimiel hizo fue quizás inspirado por el ánimo que demostraban sus compañeras de entrenamiento. La inquietud que despierta la batalla un instante veo que también es necesario usar una estrategia, me concentro y la memoria de mis movimientos me auxilian a realizar de forma rápida y con eficiencia, un corte en el mismo aire al pronunciar el hechizo:

 

 

--Fulgura Nox-- Un portal aparece instantaneamente y lo atravieso sin dudar. Mi destino no es fuera del campo de batalla, solo es aparecer de lado repentino a un lado de Rouvás...la más peligrosa bruja y tocarla justo en la espalda apenas extiro mi brazo hacia ella, pues estoy muy cerca de ella, le coloco una marca imborrable en forma de giverno, del tamaño de mi palma, inmediatamente la chica de ojos verdes cae bajo el control de su voluntad, con lo que el peliverde usa esa marca de sangre para que Rouvás detenga el ataque de Cissy envie sobre él, tendrá precaución de ordenarselo telepáticamente: "Ahora detendrás el ataque que Cissy me dirija a mi persona".

 

 

Como era de esperarse, en cuanto termino de aquella estrategía, sintio aquella arena del hechizo que le dejaba nuevamente sin poder ver...solo que esta ves levanto su varita y pronuncio claramente:

 

 

--Cantar de Eleboro --De mi varita de arce surgió una vibración musical, que por su volumen tan bajo, apenas fue audible y ya le cura su sentido de la vista, es entonces que mira a aquellos guerreros y...sin más sonrie. Había pensado solo llegar al libro de los druidas y ya, pero ahora con esta experiencia, simplemente no puede estancarse, habrá de ir más allá y siente una gran determinación de lograr llegar a poder realizar esa lluvia de estrellas que vio hacer al guerrero Uzza.

[Athena Rouvas]

El último movimiento de Antoni la dejó un poco confundida, aunque quizás se deba al reciente ataque que ha recibido de los Guerreros Uzzas presente en las gradas, pero está casi segura que no es así como debería funcionar. Eso si es que lo ha comprendido bien desde la clase. Por el momento se dedica a regular la respiración esperando que ya no le lancen más hechizos, el último resultó más agotador de lo pensado.

 

Las estrategias se hacen nada, sin mencionar que ella nunca ha destacado por ser una pero intenta tomar ventaja de un posible error de cálculo de su compañero y del silencio de Macnair que pese a que se ha defendido y atacado con cautela los últimos segundos parece silenciosa; casi como congelada.

 

De alguna manera Antoni consiguió llegar hasta ella logrando hacerle una marca de sangre pero en ningún momento escucha de su parte el "Obediere" para que Rouvás haga las acciones que él desea, bueno, tampoco ha mencionado cuál es la acción que desea que realice, de modo que pasado unos minutos la marca de sangre comienza a perder toda su fuerza de control. Tal vez los ataques que ha recibido también han confundido a uno de sus rivales. Pudo haberle solicitado defenderlo de Cissy, prohibirle atacarlo, u obligar a atacar a la otra persona libre. Ahora solo quedaría la duda.

 

—No deberías haber desperdiciado tu oportunidad así Antoni, aunque aquí sea un duelo con un objetivo, en otros encuentros esto se paga más caro...—Ni sabía por qué se lo estaba mencionando pero sintió la necesidad de hacerlo. —Incarcerus — Las tres cuerdas fueron en dirección de Ryvak, la primera directo a los tobillos, la segunda justo a la altura sobre los codos incluyendo el torso y la tercera a la altura de las muñecas y abdomen para asegurarse que no tenía escapatoria. —Lo siento. —Más que nada se disculpaba porque estando en esa posición era más fácil que cayera al piso golpeándose en algún sitio.

 

Escuchó una especie de estruendo en las gradas, al parecer había un poco de algarabía pero a la vez le dio desconfianza pues habían varios guerreros con las varitas en mano ¿eran ellos los que habían atacado en medio del duelo?

 

—¡Esto ya no me está gustando Badru! —Exclamó en dirección del susodicho. —Expelliarmus. —Con ello la varita de Ryvak volaría lejos y al estar atado le sería imposible ir a recuperarla.

 

Su visión comenzaba a estar algo nubosa es como si una nube de ese smog que cubre algunas ciudades muggles se hubiese trasladado a la arena. Sentía también una especie de polvillo en la nariz, con un olor diferente a lo que conoce en el diario vivir. Ella misma lanzó algo similar al inicio de la cruzada solo que no vivió sus consecuencias, de todas maneras nada era peor que el Cinaede de la ronda anterior... Si los sentidos estaban complicados solo lograba recordar un hechizo más factible dentro del Druida. Fue un Cantar de Eleboro, el cual salió como un susurro de su boca el que consiguió detener el efecto de la Arena. Podría seguir en el duelo un poco más. Sus dos rivales era fuertes, todo podía seguir pasando.

[Anthony R. Dracony M.]

El hechizo que realice para curar mi vista, El Cantar de Eleboro, no solo me devolvio la visión, también agudizó todos mis sentidos, y pude captar ese "peligro" en sus palabras cuando comenzaba a decirme "que no debería desperdiciar mi oportunidad", así que ya no espere a escuchar el resto de su advertencia, al estar tan cerca a ella era mejor resguardarme de inmediato y pense en la mejor de mis opciones.

 

>>¡Salvaguarda Mágica!<<Sus tres cuerdas trataron de sujetar me pero atravesaron mi cuerpo incorpóreo sin causarme daño al ser ese un hechizo de una invocación, de ese ataque estaba a salvo, pero la verdad sea dicha, no soy de los que se empeñan en ir lastimando, aunque en los libros era imprescindible que fuese más que solo un duelo de clase, era más la preparación para ese mundo hostil que se estaba creando con tanto mago y bruja que sobrepasaba los anteriores niveles de magia, era momento de ser frío ahora que era nuevamente corporeo y diriji mi arma hacia ella:

 

 

--¡Maldición!--Su siguiente hechizo de la joven Athena no fue claro debido al efecto que causa la maldición, ella suponía que había realizado bien esa pronunciación, pero en su lugar, la fuerza del hechizo la obligo a decir:

 

"Expilliurmas!", lo cual era una derivación en una versión ridícula que no tuvo efecto sobre nadie. Ahora era el turno de+el de defenderse del hechizo proveniente de uno de los Uzzas del público...

 

 

--¡Ignea!--El polen de los lirios de fuego le cubrieron y protegieron su piel, antes de que esos filamentos de fuego llegasen a tocar, al menos al ser tan predescible que me atacarían, presto más atención en los movimientos que hacen y observe que era un ataque de flechas el que dirigían a mi persona.