Prueba Libro del Equilibrio

[Athena Rouvas]

El terreno se abría un poco de tanto árbol y arbusto dejando un pequeño claro de unos cuantos metros, los suficientes como para que cada duelo tuviese una distancia prudencial entre sus participantes. A la redonda tampoco quedaba presencia animal por el momento, y además ella misma se había encargado de lanzar un par de conjuros para evitar que muggles curiosos —o bestias— se fueran a entrometer al sitio y acabaran terminando heridos; o en el caso de las personas descubriendo a los magos y brujas.

 

Habían suficientes detalles como para llevar a cabo algo interesante, aunque bien sabía que allí muchos carecían de paciencia y mientras más rápido terminaran mejor, una verdadera pena. Vincularse al Libro no significa ganar a toda costa, más bien comprender todo lo que la magia Uzza puede enseñar más allá de lo que sale de una varita.

 

El tiempo está bastante avanzado, ya no quedan rastros en el cielo de algún rayo de sol pero si un par de nubes aisladas que ya no pueden producir lluvia. Por entre estas se pueden apreciar las estrellas titilando en el firmamento de una manera en que no puede ser apreciada en la ciudad. También se puede distinguir entre los sonidos el del agua moviéndose y chocando entre gracias al viento; están cerca del Lago, se atrevería a decir que está justo detrás de unos pinos altos justo del lado oeste.

 

—Vamos a iluminar un poco esto... Incendio — Habían destinado un par de antorchas por los bordes de modo que Rouvás solo tuvo que encenderlas. —Mucho mejor. —Sentenció.

 

Volteó para ver a las cuatro personas que lograron llegar hasta esa instancia. Habiendo ya cursado otros Libros sabían de antemano lo que se vendría, ya que en el concepto general no se difiere ese orden.

 

—Puedo decir que los considero aptos de llegar a esta instancia, aunque siempre se pueden tener dudas. No pretendo que salgan expertos en cada hechizo o amuleto que trae el Libro, si que al menos comprendan la esencia del mismo y al menos su manejo más básico, lo demás lo hará la práctica más allá de la Universidad. —No era muy buena en los discursos, de modo que alzó la voz lo justo y necesario para dejarse oír. —Tal como en todos los Libros su prueba final es un duelo, siendo ustedes cuatro quedarán emparejados. Bel versus Melrose, y Lestad versus Demian ¿Las reglas? Simplemente hagan lo mismo que un duelo común y apliquen lo que saben.

 

No iba a poner demasiados límites, cada quien es dueño de sus acciones. Eso no quiere decir que iba a tolerar cosas como las que sucedieron en clases.

 

—Cuando ustedes quieran.

 

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Chicos acá dejo las indicaciones completas.

 

—La prueba tiene una duración de 5 días. Comienza el 28 de Noviembre y finaliza el 2 de Diciembre, ambos días inclusivos.

—Permitidos hechizos de neutrales, neutrales graduados, Libros de la fortaleza, la Sangre y el Equilibrio.

—La prueba es corta así que se les pide constancia. Si una persona no responde en 24 horas el oponente tiene derecho a atacar nuevamente (aunque solo con hechizos del Libro del Equilibrio) o a curar a alguien del otro duelo.

—Tras 48 horas sin respuesta (y sin notificar a la profesora) queda automáticamente reprobado/a del examen.

—Mismas reglas que de un duelo común.

—Dudas y consultas en el tópic correspondiente, quedan tajantemente prohibidos los Off.

[Thoth]

-Espero que no te moleste que comience el juego.- le exprese a @@Lestat Rambaldi. -Cinaede- Y mi adversario sucumbía rápidamente ante la rapidez de lo que había hecho, ahora sería cuestión de tiempo para ver en la muerte la vida, un equilibro que se desprendía de ver en este acto de crueldad una bondad, quizás no para muchos, sin embargo así lo percibía.

 

En esta ocasión vestía con un atuendo oscuro y mirada solo refleja a deseo de aniquilación de cada unos de mis compañeros, ya que aun recordaba la pasada que me habían hecho pasar en la teoría y ese sentimiento dejarme callado por ese largo tiempo, era algo que me hervía la sangre.

 

No obstante en la mano que poseía libre se me materializaba la daga de sacrificio, al menos era la segunda vez desde que la había usado para marcar al Rambaldi con mi signo sangriento, es posible que me encontrará marcado por él, solo esto significaría un lapso a muerte, ya que ese era mi objetivo quebrantar la moralidad de mi adversario hacerle perder su equilibrio.

 

-Ya veré tu último destellar y la oscuridad reinara en la luz, la habitara y creara la paz del silencio de los cementerio.

[Lestat Rambaldi]

Observaba el escenario donde comenzaría nuestra prueba, ya estaba acostumbrado a la dinámica pues durante los estudios de los anteriores libros sabia lo que vendría a continuación, la verdad habían muchas opciones que utilizar,los arbustos no eran altos y seguramente aquellos arboles altos los cubrirían de miradas curiosas, era un amplio espacio para realizar aquella poderosa magia, una de las cosas que le quedó altisonante en su psiquis fue aquel vinculo que tenia que tener con el libro, como sacerdote entendía un poco acerca de aquel equilibrio, su corazón y su mente tendrían que estar completamente en blanco para actuar en el momento adecuado.

 

El myrddin soltó la mochila, esta vez, la dejo a un lado del camino escuchando las ultimas instrucciones de su mentora, la varita en la mano hizo desaparecer toda prenda en su cuerpo dejándolo Con una Falda romana de guerra, listo para la batalla y descalzo camino mirando el lugar perfecto para comenzar, cada uno de los anillos estaban en su posición, cada dedo preparado con los amuletos, un bolso de piel de moke tenia los pétalos y objetos mágicos como la daga del sacrificio y cada cosa de cada uno de los libros estudiados, para utilizarlos si era necesario. respiro profundo pues era momento de mantener su mente completamente en calma, escuchaba los latidos de su corazón, era un compás, un dulce sonido, cerró los ojos y entonces un extraño olor le llego ¿que mi**...? Athena no había terminado de nombrar las parejas cuando ya @ lo atacaba, recordó los apuntes de su clase, como todo ravencalw su capacidad de observación y de mentalizar cada una de las acotaciones en un libro quedaban grabadas a fuego en su mente.El anillo Anthiveneno estaba activado, por lo menos no moriría tan fácil y eso retrasaría el veneno de su torrente sanguíneo unos segundos, la nube de veneno comenzó a subir rápidamente pues como todo gas era volátil...Como un guerrero de la antigüedad en vez de espada y escudo tenia su varita mágica en una de sus manos y rápido antes que el Gas entrara por completo a sus pulmones dijo:

 

-Anapneo- dijo e inmediatamente sus vias respiratorias dejaron de absorber el veneno, su cuerpo gracias al hechizo expulso el veneno fácilmente y no causo ningún daño en su cuerpo pues el efecto fue inmediato.Estaba a Salvo de aquel poderoso envenenamiento.

 

Pero el myrddin observo a el muchacho,era increíble lo que le provocaba solo al mirarlo, algo de rabia comenzaba a enervarlo pero respiro profundo; no podia dejarse llevar, era momento de mantener la calma y pensar, miró la daga que sacaba, aquella que una vez había usado para dañarme y dije: ¿Quieres jugar?. corrí quedando solo a unos pocos centímetros de el y le dije mirándolo fijamente a los ojos con un brillo en los ojos y una sonrisa de absoluta calma,

 

-Entonces juguemos @

Un brillo surgió en su mano derecha como un rayo había sacado su daga de la bolsa de piel de moke que estaba en su cintura y lo mire, aquel hombre realmente le daba un poco de pena, Immolo oppugnare.

 

Recité, como un viejo poder que estaba resguardado durante milenios y tenía que salir a la luz del sol. De un solo movimiento, corté desde mi codo hasta mi muñeca derecha. Podía sentir como mi piel se desgarraba ante el filo y como la sangre empezaba a desbordarse y chorrear al piso. Eso había dolido. Y las palabras proyectaban aquel mismo corte en @, como si la misma daga le hubiera provocado aquel mismo corte.

 

-No soy rencoroso, pero si precavido, y se que te encanta hacer daño ¿cuanto daño estas dispuesto a soportar? ¿que pasa si en este caso tu eres la presa, El lindo corderito cazado?..."La presa"-

 

Le recordó el myrddin en un susurro mientras lo veía fijamente, aun con aquella sonrisa, su mente comenzaba a unir la estrategia y su corazón, como un tambor acompasado enviaba la sangre necesaria a cada célula de su cuerpo para que estuviera preparado,entonces se dio cuenta de algo algo estaba pasando después de entender un poco aquel libro y la magistral clase que había tenido aquel día,"eso" Era algo que no podía explicar pero era grande lo que pasaba, ya la rabia hacia aquel chico se esfumaba, se trasformaba, era el equilibrio que tenia que encontrar, un sentimiento un pensamiento...Uno a la vez Se dijo así mismo esperando la reacción de su contrincante.

[Thoth]

Era momento de activar mi signo sangriento en @@Lestat Rambaldi , este a mi criterio no me marco y ello fue un grave error. No pude pensar mucho ya que mi cuerpo y el de mi adversario emanaba sangre, por suerte tenía la forma de evitar ese estado y paso por mi mente "curación " logrando con ello recuperar mi vitalidad.

 

-Obediere-

 

La voluntad del Rambaldi se encontraba bajo mi control, me fue grato manipularlo como un títere, a este le sugerí con malicia y con una sonrisa en el rostro.

 

-Yo te ordeno Lestat que te autoinflijas tan hermoso poder de la Arena del Hechizero y quedes tan ciego como muercielago.

 

Era consiente que este no podía evitar cumplir mi mandato, ahora que lo pienso este poder me es más útil que la maldición y aún así desearía poder usarla con este, no la del dominio sino la que le tortura un poco y gozar de su tormento y entre ese placer de felicidad y tristeza, dado que me costara admitir me agrada mi oponente, pero no definía aún hasta que grado. Sólo sabia que la vitalidad de este pronto acabaría.

 

Al ver como mi oponente se encontraba ciego, pude estar tan alegre y triste por el estado de este, ya que pronto moriría.

 

-Immolo oppugnare-

 

Y provocándole una herida a mi pierna izquierda esta comienza a sangrar, lo mismo le ocurre a mi rival, ahora su sangrado es más critico para su salud, con este es una segunda herida. Y por lo que requerida al menos dos momentos de sanación y yo ya guardaba una estrategia para matarle pronto, esperando que ello no me expulse de clase y solo fije la mirada en el suelo, ya que nuestra sangre que tenía el suelo se comenzaba a mezclar, era raro y ello me atraía que posara la mirada en ese suceso.

[Lestat Rambaldi]

Una de las cosas que me encantaba era inmovilizar a mi oponente poco a poco mire mi herida de mi braso y supe que no era de q preocuparse pues solo era una herida superficial, como estábamos muy cerca solo pronuncie.

 

Maldicion ahora aquel mago tendría problemas mi mano comenzo a moverse hacia mi bolso de piel de moke, justo antes que este se alejara lanze mi daga del sacrificio que hizo un leve rasguño en su pierna obteniendo su sangre, pero el hechizo del joven habia funcionado, menos mal aun tenia mis guantes pues tomando una pisca de los polvos hechos de muertos me lo lanze en la cala perdiendo un poco de mi vision. pero habia algo al que aquel mago no podia escapar.. lo escuche intentando realizar otro de los hechizos de el libro de la sangre pero al estar maldito no pudo pronunciar las palabras bien era el momento de atacarlo.

 

Cinaede el Gas comenzo a salir a chorros cubriéndolo todo frente a donde escuchaba a aquel muchacho @ el veneno prontamente lo paralizaria pues en vez de librarse de este intentaba hacer algún otro hechizo. el gas poderoso entraba ya por sus fosas nasales y el myrddin simplemente sonrio el efecto de aquellos polvos ya terminaba y su vista nuevamente volvia a estar clara.

 

mirè mi estado de salud no estaba tan grave solo tenia una leve herida en el braso que comenzaba a sicatrizar,

[Rory Despard]

La clase había tenido de todo y ahora el momento de la prueba final. No estaba segura de como sentirme respecto a tener que cerrar con un duelo todas aquellas enseñanzas. Entendía que era necesario, pero saberlo no hacía que me gustara menos.

 

Pero debía agradecer que esta vez, gracias a Athena, podía sentirme segura respecto al manejo de los hechizos del libro y demás. Porque de solo recordar lo que había sido la clase del Libro de la Sangre...

 

El lugar escogido para los enfrentamientos tenía todas las características típicas de los espacios para un combate, y estaba casi segura que Athena se había encargado personalmente de dejarlo así: amplio hasta donde alcanzaba la vista, con un claro que supuse separaría a cada pareja de combatientes, y no se veía presencia alguna de criaturas o personas alrededor.

 

La noche obliga a afinar la mirada para distinguir la presencia de árboles y arbustos en el lugar. No soy la única con el mismo problema y agradezco entonces que con un incendio que Athena realiza pueda ahora dstinguirse con claridad el ambiente.

 

No puedo evitar sonreír al saber que mi oponente será Melrose. Apenas la conozco, pero es un hecho que resultará mejor para practicar todos esos hechizos que por ejemplo Demian que solo parece querer exterminar a toda la clase. Me dirijo entonces al espacio destinado para el encuentro colocándome a 8 metros de quien será mi oponente. Es un serio problema que con cada libro tenga que agregar anillos y tantas otras cosas, porque me dificultan incluso el sostener la varita pero quitándome la gabardina me acomodo lo mejor posible.

 

- Entonces, comencemos con esto- con la varita en la mano derecha inmediatamente pensé en unas flechas de fuego y enseguida unos finos filamentos de fuego salieron uno otras otro de mi varita directos para incendiar la piel de Melrose y producirle heridas sangrantes.

Editado 30 de Noviembre del 2017 por Bel Evans McGonagall

[Thoth]

@@Lestat Rambaldi me había maldecido, yo había perdido la oportunidad de sanarme sin gastar alguna acción, además las cosas no me estaban resultando como lo esperaba. Al menos había logrado que mi oponente sangrara y de igual forma yo lo hacia, este cegado noto como me desplace lentamente y desde otro flanco le apunte produciendo lenguas de fuego negro, al pasar por mi mente "Flechas de Fuego" y de inmediato se dirigió contra mi rival, en caso que no hiciera nada ardería hasta volverse cenizas.

 

Trague fuerte y me había liberado de la maldición, era curioso como el mismo duraba tan poco, siendo mi próximo hechizo un no verbal este era inútil. Por desgracia para mi persona un gas venenoso comienza a generarse en mi contra, no sabía la exactitud del hecho y lo posible fuera segundos antes de lanzar mi invocación infernal, que en caso de fallar generaría llamaradas que envolvería al Rambaldi, pero este era un supuesto que poseía.

 

-Anapneo-

 

Esto me permitió liberar con éxito den mortal peligro, lentamente mi sangre se desprendía de mi cuerpo, cada gota me acercaba a la muerte, por suerte tenía algo de tiempo y contaba que mi adversario errara en su quehacer del combate.

 

Mirada denotaba algo de cansancio, lograr el equilibrio en mi ser era algo difícil, en momentos lo conseguía y no sabia si esto era lo suficiente para vincularme al libro, ya de forma directa o indirecta había usado el repertorio de encantamientos a mi disposición, exceptuando la brisa helada. Este curioso contraste ante mi frialdad se difumina con la llamarada que había creado.

[Melrose Moody]

Le cuesta ponerse todo eso encima. Se trata, por supuesto, de los amuletos, anillos y colgantes. Se toma su tiempo para colocárselos adecuadamente, antes de volver a tomar la varita. Rouvás mientras tanto ha encendido ya las antorchas. Mel aspira con su naricilla el agradable olor de la madera consumiéndose y observa con ojos brillosos las espirales de humo ascendiendo hacia el cielo estrellado. No cabe duda de que existen hechizos protectores sobre ellos pues de otro modo, Athena no se habría arriesgado a lanzar aquella señal de su paradero. Mel sin embargo no se siente preocupada o sofocada como momentos antes. Al contrario, la tranquilidad de la noche y el aire limpio le han recordado que se encuentra cerca de casa. Aún ahora, viviendo en el castillo de los Moody, hay una realidad innegable: Escocia es y será siempre su hogar.

 

La lluvia se ha detenido claro pero eso no hace mermar el buen humor recuperado luego del exabrupto con Malfoy. De alguna manera, se siente aliviada de que Bel le haya tocado como compañera. Por un lado, está segura de que de haberle tocado Malfoy habría terminado terriblemente contrariada. Por otro, considera que quizá podría haber intentado enmendar el percance con el vampiro, es decir Rambaldi, sin embargo, no fue dispuesto de esa manera y Evans parece ser una buena oponente.

 

Retira la capucha del impermeable de su cabeza entonces y se separa a una distancia prudente para poder encarar a la pelirroja. La bolsa vacía ya de las chucherías varias que había conseguido colgarse con regular armonía y que había llevado al hombro hasta entonces queda a varios metros lejos de ella, inerte sobre el espacio cubierto de pasto a donde la ha tirado. Con el peligro de la lluvia inminente descartado, es el resto del terreno lo que ocupa sus pensamientos. Hace caso omiso del sonido del agua; en su lugar, intenta evaluar cada porción de tierra que se encuentra a la vista, sopesando sus posibilidades. No parece haber piedras o animales a la vista así que supone que Rouvás debe haberlo dispuesto así a propósito. La tierra es blanda bajo sus zapatillas waterproof y el polo que lleva junto con los jeans está tibio a pesar del viento nocturno. El aire es casi dulce.

 

—De acuerdo, con gust... ¡Hey!

 

No tiene tiempo de pensarlo demasiado. Bel ataca con rapidez sin esperar su respuesta. La única salida que encuentra es entonces pensar en una salvaguarda mágica, de manera que percibe con claridad como su cuerpo se torna intangible. El fuego la traspasa sin dañarla y cae al suelo sin lograr prender en nada a su alrededor. Con un suspiro de alivio, procede a lanzar su siguiente hechizo. Sólo que no es un hechizo en sí mismo. Más bien al volverse tangible de nuevo, toma un puñado de los huesos cristalizados y lanza la arena del hechicero en dirección a Bel. Sabe de antemano lo que sucederá debido a que ya la ha usado hace apenas un rato: quedará cegada debido a la intrusión del polvo y por ello no podrá apuntar con propiedad hacia ella, es decir Mel, especialmente ataques que requieran que así lo haga. Sólo para asegurarse de que funcione de la manera en que piensa que lo hará, se aleja un par de pasos de su primitivo lugar antes plantar los pies con firmeza de nuevo y replicar:

 

—Podrías haberme dejado responder al menos antes de comenzar... —a pesar de que su voz tiene una punzada de reproche, no se siente particularmente dolida. De hecho parece que podrá practicar algo útil— digo, para darle más emoción al asunto.

[Lestat Rambaldi]

Las cosas comenzaban a ponerse divertidas pero tenía que demostrar que había aprendido algo de equilibrio,las circunstancias eran más allá que el mismo duelo,era algo que tenía que aprender, pero el tiemo Se terminaba y necesitaba lograr sobrevivir a aquella dura prueba; al ver que mi atacante que usaba su varita No había más que hacer un movimiento rápido y preciso

 

SALVAGUARDA MAGICA (desde el cel no puedo poner negrita(dijo a punta do a su propio cueŕpo en el último momento

 

Inmediatamente mi cuerpo se puso intangible y las flechas de fuego lo traspasaron sin causar daño.

 

Al parecer no había tiempo Que perder

 

FLECHAS DE FUEGO

 

Apunte ahora a demian, colocando todo mi sentimiento pero pensando en las consecuencias como una ráfaga las flechas incandescentes golpearon el cuerpo de Damián causándole un terri le daño, las quemaduras eran fuertes tendría que lidiar con eso y con su sanación.

 

Pero lestat recordó sus heridas que ahora dolían tocó su amuleto de SANACION Y recitó el hechizo sanacio n para Que todas sus heridas fueran curadas. Era una lástima poder usar aquel hechizo sólo una vez, pero la luz recorrió todo su cuerpo y sano cada herida,estaba completo, en equilibrio.

[Rory Despard]

- Te seré sincera, los duelos me aburren soberanamente. Mis batallas las peleo en otros escenarios.

 

Me gustaría comentar además que los hechizos de los uzzas le parecen incluso más fregados de comprender en toda su dimensión que los clásicos conocidos en el mundo occidental, pero ya Melrose ha contrarestado mi hechizo nada menos que con una salvaguarda mágica que la hace invisible a mis ojos.

 

Sé que tarde o temprano volverá a hacerse corpórea, así que con la varita firmemente sujeta en la mano espero a que eso suceda, y en cuanto vuelvo a distinguirla ve como ha tomado un puñado de arena del hechicero.

 

"Ese maldito hechizo de nuevo" pienso, pero sé que no puedo perder mi tiempo y en el preciso instante que aquel polvillo es lanzado por los aires pronuncio fuerte y claro Cinaede. El gas envolviendo a Melrose es lo último que alcanzo a distinguir antes de quedar completamente ciega por causa del hechizo de la mujer. Al menos tengo el consuelo de que sí yo estoy ciega, ella tendrá que lidiar ahora con ese poderoso veneno que de a pocos puede quitarle la vida, empezando por sus vías respiratorias.

 

Todavía recuerdo de qué manera puede protegerse de ese hechizo. No estoy segura si se ha movido o no (me ha parecido oírla caminando) pero por fortuna abre la boca para quejarse de mi rápido ataque y entonces tengo ya al menos una idea de donde se encuentra y el siguiente hechizo a realizar.

 

- Floreus- murmuro con suavidad en dirección al sitio desde donde la he escuchado hablar- ¡un lindo ramo de flores ni más ni menos, para que no se piense que no soy cortés!

 

¿Me dirían algo por usar un hechizo de bando? Era imposible en esos momentos, sin la capacidad de ver, saber si en el rostro de Athena se dibujaba alguna mueca de disgusto.