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Prueba de Videncia #10


Sajag
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Llevaba mucho tiempo sentado en esa postura, esperando... Había sentido los pasos y, sorprendentemente, sólo eran de una persona. No se giró, sabía que el mantra que llevaba horas murmurando le llevaba a Ver así que, aunque lo hiciera, no vería nada. El futuro le indicaba que sólo uno de ellos llegaba en aquel momento para situarse ante el Portal.

 

Suspiró. Odiaba tener visiones y saber antes las cosas. A veces se preguntaba qué tal hubiera sido su vida si hubiera huido de aquel Monasterio y no hubiera empezado los conocimientos y habilidades necesarias que le llevarían a ser el Arcano de la Videncia. Después sonrió levemente. No se arrepentía de la elección. Sólo sentía añoranza a veces...

 

- Bravo, muchacho - susurró al Verle en la orilla del lago.

 

Por supuesto, él no podía oírle desde su visión del Futuro en el que le veía cruzar la primera prueba con éxito. Ya lo sabía, puesto que había visto mucho más allá pero rememoraba una y otra vez la forma en que había pasado por las aguas inquietas, flotando, eligiendo las baldosas correctas que formaban un puente de colores y formas diversas.

 

No había sido fácil. No había sido difícil. Desde la orilla, una gran losa de piedra flotaba de forma mágica sobre las aguas que, al pisarla, le hacía una sencilla pregunta.

 

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El muchacho había escogido entre las múltiples piedras flotantes que tenía delante la que tenía la respuesta correcta. Si se hubiera equivocado, la piedra se hubiera vuelto pesada y se hubiera hundido en el agua. Si fallaba, tenía el tiempo justo de cambiarse a otra elección pero si no era la buena, se hundiría con ella y moriría ahogado.

 

Pero no había pasado puesto que volvió a alcanzar la segunda losa que estaba más adelante, que también le hacía otra pregunta:

 

 

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Esta, tal vez, era la pregunta más complicada, puesto que reconocer los errores de cada uno es difícil ante los demás pero, muchas veces, es peor ante uno mismo. Uno puede llegar a creerse sus propias mentiras y dejar el pasado en el olvido. Pero somos lo que fuimos y este pasado siempre nos persigue. Como antes, muchas piedras planas flotantes le mostrarían retazos de su pasado que él podría negar o reconocer. Según lo que eligiera, caería o podría seguir adelante, avanzando hacia la siguiente losa.

 

Esta vez la pregunta sería mucho más temible porque ahora debería usar bien su Ojo Interior. Si en las otras preguntas podría usar su propia experiencia para superarlas, sin mucho más esfuerzo que leer la Verdad intrínseca de su alma, ahora debía interpretar lo que las piedras le decían y saber cuál era la verdadera, sabiendo que todo el futuro puede ser real o no dependiendo de muchos factores.

 

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Era la más difícil y, sin embargo, el Arcano sabía que la había pasado porque le había visto alcanzar la orilla. Alguna mojadura extra, algún susto... Pero Sajag sabía que Hades Ragnarok se había conocido y re-conocido en aquella primera prueba. Suspiró de nuevo y volvió a concentrarse en su mantra. Aún quedaba mucho por esperar.

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Le observo a los ojos. Estaba frente al Arcano quien mantenía los ojos cerrados. Aunque el vampiro sospechaba que él se había percatado ya de su presencia. Sin embargo, ni el hijo de la noche hizo ningún movimiento brusco ni Sajag abrió los ojos. La faz del vampiro era inescrutable, estaba serio y concentrado. Había pasado mucho tiempo desde que él había estado en aquel estado. Aquella primera prueba, aquellas preguntas, aquellas piedras, habían removido parte de él, de sus recuerdos, de su vida y de todo lo que estaría frente a él en cualquier momento.

 

Guardo silencio mientras observaba lo que estaba a su alrededor…. Espero….

 

-No fue muy fácil pero tampoco fue extremadamente complicado –comento el Ragnarok- aun así, temo a lo que está por venir, sería un tonto de no ser así –dijo en respuesta a las palabras del arcano- un camino tormentoso fue todo esto, hasta que llegue aquí.

 

*************

 

Flashback… Momentos antes…. Inicio de las pruebas.

 

De una u otra forma había aparecido en el primer punto. Sajag le había dejado instrucciones precisas pero nada más, ninguna palabra, ninguna recomendación, simplemente lo había dejado a su suerte o en aquel caso, a su ojo interior.

 

Dio algunos cuantos pasos. El ambiente era extraño, era como si todo gritara y guardara silencio a la misma vez. Una tensa calma que amenazaba con cualquier momento explotar. Frente a él un inmenso lago y a lo lejos tapada por una muy extraña neblina la otra orilla.

 

Se detuvo. Pensó, pero no miro atrás. Había decidido emprender aquella aventura, había dado el paso decisivo y en el momento que acepto todo aquello había firmado quizás con su propia sangre el resultado de aquella prueba. Pronto, tendría aquel anillo. Podía verse con él entre sus níveos dedos, claro estaba, siempre y cuando tomara las decisiones correctas ya que, él mismo lo había dicho y Sajag se lo había confirmado, todo su futuro dependería de las decisiones que el vampiro pudiera tomar.

 

Piso aquella losa y no se sorprendió cuando todo comenzó a cambiar, más aun, cuando aquella primera pregunta apareció frente a él. ¿Y tu quién eres? Aquella pregunta resonó entre su mente y le trajo recuerdos de su antigua Grecia. Frente a él unas altas y escarpadas montañas. Una cabra de monte, la falta de oxigeno y la nieve mientras escalaba con velocidad vampírica aquel sitio para encontrarse con su antigua maestra y sensei, quien le había hecho aquella misma pregunta. Sonrió mientras cerraba los ojos y dejaba escapar la primera respuesta.

 

-Yo soy yo –dijo.

 

Inmediatamente la localizo entre todas aquellas lozas con palabras o posibles respuestas que pudiera haber dado aquel que se atreviera a realizar aquello. Seguro de si mismo dio un paso logrando pisarla con éxito. Al menos la primera parte estaba hecha o eso esperaba. Claro estaba, el destino no iba a permitir que se confiara, él tampoco lo haría, lo sabía desde un principio o ¿Cuándo algo había sido fácil para él?, la respuesta era sencilla…. Jamás.

 

Frente a él volvía aparecer otra losa, otra pregunta, otra opción para hacerlo dudar de si mismo y de lo que había planeado hacer. Se había enfrentado a su presente. Aquella pregunta que aparecía delante de él le obligaba a enfrentarse a un pasado tormentoso que lo había hecho ser como era…. ¿Quién fuiste?

 

Medito aquella pregunta. Tenía tantas respuestas que la verdad en un primer momento no se dio cuenta de lo obvio. Aquella prueba estaba hecha para hacerlo dudar de si mismo, de sus visiones, de todo lo que alguna vez fue, era y seria. Cerró los ojos, no tenía apuro. Medito. Invoco al fuego que llevaba dentro de él, tal como había sugerido Sajag.

 

Sabía que la respuesta no se trataba de sus vidas pasadas, de sus reencarnaciones, más bien se trataba nuevamente de su ser. Había sido mimbro de algo, había sido sobrino, novio, padre, hermano, había sido humano, había sido neófito, había sido importante y odiado. Había sido un salvador y a la vez un destructor. Ruina y constructor.

 

-Fui Alguien que cometió muchos errores y gracias a sus decisiones lo cambio todo –susurro.

 

Instintivamente busco la pierda que necesitaba aquella loza que podría dejarlo pasar. Sintió un peso en su pecho cuando toco aquella roca. Muchas imágenes, muchas palabras, pero solo una era la correcta y él la había elegido.

 

Segundos después había aparecido la tercera piedra plana, la que le cuestionaba sobre su futuro… ¿quién serás?

 

-Seré aquel que siempre quise, aquel que no rompió sus votos y su creencia, aquel que es redimido por el sacrificio que hará… naci del fuego y al fuego volveré. -dijo seguro de si mismo.

 

Dio un paso hacia la losa que correspondía pero se detuvo, dudó por un segundo de sí mismo, aquello casi había hecho que cayera en el agua, pero aun así respiro profundamente para recomponerse. Se odio así mismo por aquella duda, ¿acaso por sus dudas no había cometido tantos errores?, cuando se trataba de arriesgar el pellejo se convertía en un neófito que no le importaba nada, sin embargo, a veces solía pensar tanto que dejaba pasar las oportunidades idóneas para él. No podía volver a sudar, el futuro lo esperaba.

 

Paso la lengua por los filosos y ponzoñosos colmillos vampíricos una vez que había pisado aquella piedra. No se hundió. Había elegido correctamente. Al menos cada vez se acercaba más a su destino.

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- Lo has hecho bien y lo sabes - murmuró el Arcano, ajeno a su presencia. Siguió con los ojos cerrados, consciente de que él sabía que había notado su presencia. - Haces bien en temer. Es importante temer a algo porque se necesita ser prudente a estas alturas de la prueba. No temas. Llegarás a la Pirámide y nos veremos de nuevo.

 

Llegar a la otra orilla del río había sido relativamente fácil. Ahora, la segunda prueba sería mucho peor, puesto que le tocaba morir para superarla. Sí, no era una decisión agradable. El muchacho iba a tener que decidir entre los extremos antagónicos que son la Vida y la Muerte. Caminaría hacia los arbustos que rodeaban la zona del laberinto. Pero sería imposible encontrar el camino que llevaba a la entrada. Y es que la Magia es poderosa en esta zona. Los arbustos se enlazarían tras de él y no le dejarían pasar más que a través de la maleza. Pero estas hierbas estaban envenenadas y por cada raspadura el veneno se expandiría por la sangre y paralizaría el cuerpo. Si eso implicaba la muerte en un humano, en un vampiro provocaría una parálisis eterna, de siglos de duración, en que vería pasar la vida ante sus ojos sin poder moverse. Era una maldición peor que la Muerte, puesto que ésta al menos hubiera sido una liberación. Si el Sr. Ragnarok quería sobrevivir, debería seguir el camino correcto.

 

Habría tres caminos estrechos y casi imposibles de seguir y, cuando el final pareciera inminente, encontraría, un cuenco con un líquido especial. Sólo uno sería el que frenaría la parálisis, sólo uno de ellos le sacaría de aquel estado de Muerte Perenne. ¿Qué camino escogería Hades, el primero de la izquierda, el segundo del centro o el tercero de la derecha? Sagaj sonrió levemente. Su alumno escogería bien porque le había visto llegar a la pirámide pero sentía curiosidad por saber cuál elegiría. El poder de la Visión sería la única manera de elegir con cuidado el camino que necesitaba tomar.

 

La curiosidad también le picaba en cuanto a la tercera y última prueba. Había un animal libre en el Laberinto que olería al cainita en cuanto entrara. Él sabía que llegaría por encima de la escalinata y que estaría a punto de no llegar, alcanzado varias veces por la terrible criatura. ¿Cómo había conseguido concentrarse para ver la forma de librarse de él? Sajag sabía que el muchacho aún no entendía bien como funcionaba la Habilidad pero creía en ella y, por tanto, vería el modo de sobrevivir.

 

El Arcano sabía que lo había conseguido porque le había visto delante de él, contestando a su pregunta sobre si estaba bien seguro de querer seguir la prueba, viendo como él lo afirmaba y como la piedra que le había dado el día anterior se transformaba en un anillo rosa muy similar al suyo, viendo como lo colocaba en su dedo y como entraba, al final, en el Portal. Sí, Sajag sabía que Hades Ragnarok iba a acabar la prueba. Pero no sabía cómo lo haría. Eso lo mortificaba. No le gustaba que sus pupilos sufrieran.

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Enfrentando las siguientes pruebas…

 

No iba a preguntarse ¿Cómo se había metido en aquel lio?, pues obviamente él lo sabía. Había sido su decisión, era consciente de que lo había hecho y ahora se encontraba quizás en algún tipo de peligro mortal. ¿Cuántas veces había estado su vida en peligro desde el momento de su nacimiento?, ¿Cuántos enemigos había tenido que ver y con cuántos luchar?, aun así, al menos en aquel momento era como volver a vivir. Pero ahora se encontraba solo.

 

-<<Pan de cada día>> -pensó.

 

Había tenido un dejavu y ahora se encontraba en aquel laberinto en el cual no hallaba forma de penetrar. La magia protectora de aquel sitio era muy poderosa, era magia vital por lo que debía tener mucho cuidado. Cada vez que intentaba penetrar en aquel sitio los arbustos le cerraban el paso y peor aún, recibía una profunda herida. No era de sentir dolor pero había algo más. Podía sentir como poco a poco la ponzoña (y no la propia), recorría cada centímetro de su cuerpo. Maldijo por lo bajo. Era obvio que no podía usar sus otros conocimientos, no podía transformar nada en un bezoar para eliminar el veneno y utilizar el fulgura nox para pasar aquel segundo obstáculo estaría prohibido por lo que dudaba que fuera a aprobar. Debía elegir entre la vida o la muerte.

 

Cerró los ojos y sintiéndose cada vez más débil se obligo a recordar los conocimientos aprendidos. No era necesario tener una profecía en el lugar, solo era necesario atisbar un pequeño rayo de luz en aquel misterioso sitio. Había estado guardando parte de odio y dolor en su pecho por si necesitaba utilizar al señor del caos y allí dejo el sentimiento, más bien, intentó concentrarse en el fuego, su propia energía vital. Cerró los ojos y se dejo guiar no sin antes recibir muchas más heridas venenosas hasta al fin encontrar una serie de caminos estrechos, muy angostos, casi imperceptibles a los ojos comunes. La verdad es que cada camino estaba muy bien escondido, tanto así que u8na persona normal no se hubiera dado cuenta de ellos. Ahora había llegado el momento de volver a escoger. No hizo más que ir por el primero, el de su izquierda, algo le decía que era el camino correcto por el cual debía avanzar. Al final casi ya con la vista nublada y más débil de lo que le hubiera gustado admitir encontró un cuenco, el líquido que observaba o lograba ver dentro de él no le daba buena espina. Sajag no lo querría muerto, si estaba allí era por algo… Bebió.

 

En cuestión de segundos todo había cambiado, podía ver mejor, más aun, se sentía mucho mas fuerte por lo que supo que el veneno que casi lo dejaba eternamente en aquel sitio como recordatorio de que hasta los más poderosos podían caer estaba siendo eliminado de cada una de sus células.

 

Respiró profundamente. Había burlado por un segundo a la muerte pero aun así se encontraba dentro de aquel laberinto. No había salido aun. Aun faltaba mucho más, y su ojo interior seria quien le ayudaría a seguir adelante, ahora más que nunca el fuego vital y su ojo interior tenían que estar en sincronía si quería salir de todo aquello.

 

***************

 

Solo al vampiro se le hubiera ocurrido estar allí, en aquel solitario camino, a la mitad de aquel viaje, se encontraba en aquella selva oscura por haberse desviado del camino, algo había llamado su atención y aunque su instinto le decía que era mejor dejar eso así y seguir adelante su antiguo ser, aquel neófito que una vez fue, había ganado. Vaya disgusto se llevaría su tía y aquellos quienes alguna vez lo quisieron tras la decisión del cainita. ¿Cuán penoso le sería decir lo salvaje, áspera y espesa que era aquella selva? No sabría decir ¿cómo entro allí?; ¿tan adormecido estaba cuando abandono el verdadero camino? Pero al llegar al pie de una cuesta, donde terminaba el valle miro hacia arriba, y vio su cima revestida ya de los rayos del sol.

 

Aun así su espíritu, fugitivo aún, sé volvió hacia atrás para mirar el lugar de que no salió nunca nadie vivo. Después de haber dado algún reposo a su fatigada mente y a su cuerpo, continuo subiendo por la solitaria cuesta. Al principio de la cuesta, apareció una bestia salida de sus sueños, una pantera ágil, de rápidos movimientos y cubierta de manchada piel. No se separaba de su vista, sino que interceptaba de tal modo su camino, que el Ragnarok volvía muchas veces para retroceder. Era a tiempo que apuntaba el día. Estaba atento de aquella fiera de pintada piel, pero no tanto que no lee infundiera temor el aspecto de un león que a su vez se le apareció: figuró que venía contra él, con la cabeza alta y con un hambre tan rabiosa, que hasta el aire parecía temerle. Siguió a éste una loba que, en medio de su demacración, parecía cargada de deseos; aquella loba que ha obligado a vivir miserable a mucha gente. El fuego que despedían sus ojos le causó tal turbación, que perdió la esperanza de llegar a la cima.

 

-<<Te conviene seguir otra ruta>> -escuchó en su mente- <<si quieres huir de este sitio salvaje; porque esas fieras no dejan pasar a nadie por su camino, sino que se oponen a ello matando al que a tanto se atreve deberías hacerlo, su instintos son tan malvados y crueles, que nunca ven satisfechas sus ambiciosos deseos, y después de comer tienen más hambre que antes. Muchos son los animales a quienes se une para cumplir salvajemente lo que quiere, y serán aun muchos más>>

 

***************

 

El vampiro abrió los ojos alarmado. Aquella visión del pasado lo había perseguido otra vez, las antiguas palabras que él había repetido tantas veces ya resonaban en su mente… “Por mí se va a la ciudad del llanto; por mí se va al eterno dolor; por mí se va hacia la raza condenada: la justicia animó a mi sublime arquitecto; me hizo la divina potestad, la suprema sabiduría y el primer amor. Antes que yo no hubo nada creado, a excepción de lo eterno, y yo duro eternamente. ¡Oh vosotros los que entráis, abandonad toda esperanza!”, aquello era su propio inferno.

 

No le gustó aquella visión. Su instinto le decía que debía seguir adelante pero aquellas imágenes se habían tatuado en su mente. Quizás, solo quizás era un aviso.

 

Dio algunos pasos y comenzó a caminar lentamente observando todo lo que le rodeaba. Aun seguía en aquel extraño laberinto pero esta vez ya no estaba tan estrecho y no era venenoso, aun así, la oscuridad se mantenía sobre aquellos muros mágicos y7 él se creía en grave peligro. Sin embargo, no estaba muy equivocado.

 

Se detuvo tras un sonido, algo había roro aquella extraña quietud, aquel silencio y no había sido él. Sus oídos comenzaron a pitar, tal como si hubiera bajado o subido la presión drásticamente en un segundo y unos extraños ojos lo acechaban unos metros hacia adelante. Recordó su visión, su sueño y negó con la cabeza. No, aquellas bestias no podían estar allí. Dio unos pasos hacia atrás sin darle la espalda a lo que fuera que estaba frente a él. No iba a funcionar su magia allí. Lo sabía. Siguió dando algunos pasos alejándose hasta que encontró una bifurcación, una que había pasado minutos antes, ahora iría por otro camino.

 

Continuó caminando siempre siguiendo la pared izquierda del laberinto, eso lo había aprendido ya hacía mucho tiempo, aun así, sabía perfectamente que no estaba a salvo, mas aun cuando vio nuevamente aquellos ojos esta vez más cerca de él. Lo supo en aquel momento. Algo lo acechaba. No tuvo más dudas después de aquello. Comenzó a correr.

 

Se movía ágilmente por entre el laberinto, los muros, los arbustos, se interponían en su camino, sin embargo, no le quedaba de otra ya que cada vez que intentaba deshacerse de aquella criatura que le acechaba esta le salía adelante mostrando sus filosos y ensangrentados colmillos. Cada vez que se enco0ntraba con ella la veía mucho más cerca, hasta el punto que en el último encuentro sus filosas garras casi lo habían rasguñado. Aquel era el juego del gato y el ratón y aquella bestia estaba ganando. Se detuvo, pensó, se concentro, medito y aun así no llegaba la respuesta, no estaba lo suficientemente concentrado como para poder salir de allí y aquello le molestaba, no podía poner la mente en blanco, cosa que necesitaba. ¿Qué era lo que había dicho Sajag?, debía encontrar un mantra. Debía concentrarse en él y así lo hizo… “La atmosfera de titán es como el aire que se respira junto a la puerta trasera de una panadería muggle una mañana de primavera”… Se concentro… “un dos tres pollito ingles, sin mover las manos ni los pies”… vio la luz.

 

***************

 

Llego a la escalinata herido, aquel último encuentro con la criatura había sido el definitivo, había sido dañado por las filosas garras y aun así se había salvado por los pelos. La había logrado engañar a último segundo, tal como había burlado a la muerte en aquella segunda prueba. Se había tenido que obligar am concentrarse, a repetir las palabras muchas veces en su cabeza mientras corría para poder burlar el peligro que estaba adelante, había confiado en las enseñanzas y en su ojo interior. Al parecer lo había logrado, por los pelos.

 

-como siga así no la cuento –susurro.

 

***************

 

Se encontró frente al arcano observando como aquella piedra cambiaba de forma. Sajag lo estudiaba con la mirada mientras el vampiro respiraba profundamente observando el objeto que entre sus níveos dedos se encontraba.

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Sajag jadeaba ante la falta de oxígeno. Sentía como el veneno ponzoñoso subía por su cuerpo y carraspeó, llevándose la mano al cuello.

 

- Vamos, Sr. Ragnarok - pensó, puesto que no tenía fuerzas, sentado en la posición del loto delante del Portal de la Videncia, "viendo" a su pupilo, ahogándose en el veneno como él.

 

Confiaba en el vampiro pero había querido vivirlo a su lado. Un Arcano apenas encuentra formas de vivir en aquel mundo apartado en el Ateneo si no era con vivencias externas, como estaba haciendo ahora. Sabía que Hades no se daría cuenta que lo veía todo a través de sus ojos, al igual que una ave surcando los cielos no sabe que un humano está en el suelo viendo con ella el pico de los árboles y el suelo alejado. Ese era uno de los poderes mágicos que la Videncia le permitía, "Ver" desde lejos lo que él nunca vería con sus propios ojos.

 

Cuando volvió a ver con claridad, Sajag sonrió y abrió los ojos. Contempló el Portal, aún cerrado y callado, esperando paciente a que el nuevo pupilo llegara a su lado. Hizo un leve asentimiento hacia su compañero frío que se comería al alumno en un haz de luz y que lo vomitaría cuando estuviera preparado para la vinculación final.

 

- Un paso más, Sr. Ragnarok. Ya casi llega...

 

Ese murmullo lo dijo sin observarle, sintiéndole cerca. No tuvo necesidad de confirmar con la vista que estaba herido porque él mismo sentía la lacerada garra en su piel, tras otra rápida ojeada con el Ojo Interior. Suspiró y se levantó para recibirlo, como había visto que haría.

 

- Es un anillo provisional, sin embargo - añadió al ver que contemplaba la piedra y su transformación en el lindo-copia del anillo que él mismo llevaba en su dedo. - ¿Está seguro que quiere cruzar el Portal? Está usted herido.

 

El Arcano sabía que la misma luz del Portal le sanaría como si fuera purificadora. Entraría sano y salvo, libre de cualquier herida anterior. Pero no se lo diría; Hades Ragnarok debía confirmar ante el Portal que quería hacer la prueba para que éste se abriera y le dejara paso libre, curándole para pasar la última gran prueba eliminadora.

 

- Si tan seguro estás, querido pupilo, cruza el Portal.

 

Se apartó para dejarle el camino abierto hasta la luz que parecía fulgir, brillante, ante ellos.

 

- Le espero aquí fuera, amigo. Si ve que está en un peligro vital, y me refiero a uno en el que usted no se vea preparado a superar, toque el anillo y pronuncie mi nombre. Le sacaré, aunque eso supongo que olvidará todo y no podrá vincularse. Es preferible seguir vivo y poner un restaurante en el que pasar el resto de sus días.

 

Le sonreí, sabiendo cual sería la respuesta, orgulloso del muchacho y de su valía.

 

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Antes de Cruzar el Portal…

 

El vampiro se encontraba, magullado, herido, sangraba un poco y se podría decir que estaba agotado, aun así, su condición vampírica lo ayudaba en algún que otro sentido, sin embargo, era obvio lo que podía ver en los ojos del arcano. En ellos, podía verse tal como si fuera un espejo, podía ver lo que se había convertido o lo que era en aquel momento.

 

Dibujo una mueca mientras escuchaba las palabras de Sajag, sabía perfectamente que aquello no sería nada fácil, las pruebas anteriores lo habían demostrado, una le había hecho reconocerse a sí mismo, otra le había hecho maniobrar entre el fino hilo de la vida y la muerte y estaba seguro que las moiras en cualquier momento estaban a punto de cortar aquel hilo, sin embargo, había logrado sobrevivir un poco más, solo para encontrarse con una bestia sangrienta que le había dado cacería hasta el último segundo, pero aun así, sospechaba que lo que estaba frente a él podría ser mucho peor.

 

Escucho la pregunta del Arcano la cual se repitió varias veces en su mente. ¿Estaba seguro?, ¿estaba preparado para el último sacrificio?, ¿Cuántas veces tendría que pasar por aquellas pruebas? Asintió. No había ninguna duda en sus ojos. ¿Acaso no había pasado ya pro tantas cosas como para desistir?, ¿no había sido eso lo que había causado parte de su desgracia y su maldición?, aquella vez sería diferente, no iba a rendirse así se le fuera la vida en aquello.

 

-Estoy seguro de lo que debo hacer, seguiré adelante hacia el portal –dijo en tono serio y seguro- ya me he visto con el anillo, y si dudo en este momento mi futuro cambiara, por lo que me niego a retroceder –afirmo con mucha más seguridad que la de antes- además, debo agradecer su ofrecimiento, si lo necesito o pienso que no puedo seguir mas, pensare en su ofrecimiento, sin embargo, creo que a la final no será necesario –sonrió- creo que ya usted lo vio.

 

No esperó la respuesta de Sajag. No supo si en verdad el arcano lo había visto o no `pasar la prueba y enfrentarse a loq uee staba en el portal. Dio unos pasos seguros y se coloco frente al portar, aquella era la tercera vez que cruzaba una de aquellas puertas y no sería la última…

 

***************

 

Unos minutos después, ya del otro lado del portal…

 

El Ragnarok abrió los mojos, por un segundo la luz del portal lo había enceguecido. No había tenido miedo. Esperaba no tenerlo. Por su mente cruzaron muchas imágenes, sus viajes, sus aventuras, sus conocimientos. Por ello estaba allí. Ahora se sentía mucho mejor. Mucho más sano. Al parecer había sido sanado. Bufo y paso la lengua por los filosos y ponzoñosos colmillos vampíricos. Ese detalle no se lo esperó y su ojo interior no se lo había mostrado. Un pequeño truco de la pirámide o de su mentor supuso. Sin embargo, todo aquello estaba por empezar…

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Si algo odiaba Sajag era el quedarse allá, quieto, sin saber qué hacer, hasta que su alumno volviera. Aunque él no veía nunca lo que sucedía dentro del Portal, su propia habilidad era una pequeña trampa para "visualizar" como acontecía la prueba. Siempre la había usado con precaución, ya que sabía que no podía influir de ninguna manera en el desarrollo de la misma. Ahora estaba allá, frente a la luz que se cerraba y que había engullido a su alumno, deseando atreverse a usar el anillo rosa de su mano y "ver" lo que el Señor Ragnarok estaba haciendo.

 

Se contuvo.

 

Era necesario no apresurarse. Hades tardaría lo que tuviera que tardar, lo justo y necesario. El Arcano sabía que no hay que ir con prisas en estas situaciones. El Ojo, a veces, se niega a mostrarse y, otras, ofrece imágenes que no son, que no pueden ser, que podrían ser o que no fueron nunca. Esa era la ambigüedad del ojo él más que nadie sabía que la concentración era vital para saber lo que era real y lo que no lo era, para poder adquirir la vinculación con el Anillo.

 

Además, no sabía porqué se preocupaba. Se había visto a sí mismo ofreciendo un vaso de agua fresca al muchacho a su salida. ¿Por qué temía tanto su fracaso si sabía que no iba a producirse? Se azotó mentalmente por la falta de confianza en sí mismo y se alejó, paso a paso, de la cercanía del Portal. No quería parecer impaciente cuando el vampiro saliera del mismo.

 

Y le estaría ofreciendo el vaso de agua para recuperarse.

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Oscuridad. Silencio. Nada a su alrededor. Su instinto le apuraba para que siguiera adelante. Su cerebro le decía que tuviera cuidado. Su corazón que había dejado de latir hacía mucho tiempo no decía nada. Levanto la mano para intentar tocar algo, quizás mas allá de lo evidente habría algún muro, pero solo encontró aire. Su mano desapareció en la oscuridad. No se desesperó. La pirámide, el portal, lo estaban probando. Había pasado pruebas difíciles, como metamorfomago lo había hecho bien, como nigromante había tenido que salir del mismísimo inframundo donde los espíritus lo habían estado esperando, ahora como vidente no veía nada.

 

Giró sobre sí mismo en un radio de 360 grados. Nada. ¿Su tía y su madre habían pasado por aquello?, negó con la cabeza, ellas eran innatas. Su ojo se negaba a cooperar, pero no lo forzaría, no pensaba apresurarse, sabía que era un error si lo hacía, el ojo solamente se mostraría cuando estuviera preparado, de ser tan fácil todos serian videntes.

 

-la prueba más difícil –susurro.

 

**************

 

Observo a una mujer frente a él. Ella tomó aire, bajo la cabeza, miró al suelo y luego volvió a fijar sus ojos en los del vampiro, que ya no reconocía a la mujer que tenia adelante. El cabello de la mujer comenzó a soltarse, y destellos y chispas surcaron el aire que rodeaba su cabeza. Esta le pidió que le mostrara su mano. El cainita dio un paso hacia ella pro la mujer le ordenó que no diera un paso más y que le mostrara la palma de la mano. El Ragnarok no entendía aquello pero aun así hizo lo que le habían pedido. Mostro la palma de su mano izquierda y la mujer retrocedió. Si decir más le ordeno que se fuera.

 

**************

 

Estaba cansado, parecía que había viajado por mucho tiempo sin descanso. Era el ocaso. El sol se estaba poniendo. El Ragnarok lo supo, simplemente esperó.

 

Escuchó voces subterráneas que lo llamaban. Oyó el rumor ronco. Percibió el temblor bajo sus pies, y como si las plantas de sus pies tuvieran oídos, oyó hablar a la arena… “vengo por ti Ragnarok”

 

Se abrió un agujero…

 

**************

 

Camino por un largo pasillo. La luz se había ido, estaba todo en penumbras. Se percató que no tenía un plan, tenía su varita y garras de fuego que siempre lo acompañaban, pero aun así no sabía si tendría las fuerzas suficientes por así decirlo. El terreno era desigual pero no peligroso, y descendía n un ángulo razonable. Al no poder ver nada, se volvió más cuidadoso. Un paso seguido de otro. El silencio era la regla del lugar. Dio otro paso y pudo notar como el suelo se hacía mucho más movedizo. Siguió su descenso.

 

Encontró un poco después un puerta, la palpo con la mano. Aquella era de ágata negra. La empujo pero la puerta no cedía. Se encontró con una figura, el guardián de la misma. Después de un trato con él esta se abrió y lo dejo pasar.

 

-“la rendición es la clave” –escuchó.

 

Siguió bajando por el camino, por aquel túnel por el que había comenzado a andar. El aire se volvió húmedo. Vio un musgo de color esmeralda que llenaba todas las grietas, pero el camino seguía árido. Varios insectos nocturnos vagaban por el musgo; se alimentaban, se deslizaban creando una alfombra persa viva y cambiante. Y siguiendo su camino llego a otra puerta, esta era circular de color esmeralda. La empujó, la golpeó. Nuevamente apareció una figura, otro precio que pagar así fue como paso por aquella entrada.

 

-“si alguien te pide que destapes una herida hazlo” –oyó.

 

Al otro lado de la puerta esmeralda el aire se hizo aun más denso. Cargado de olor de estofado de tierra. Se topó con unas setas. Al principio eran pequeñas d múltiples colores: rojos, sienas, ocres, marrones y verdes. A medida que se internaba más en aquel camino aumentaban en número. Mecida y mimada por el aire húmedo una seta de color azul eléctrico había crecido del tamaño de un cobertizo. A su lado había otra cuya piel de terciopelo tenía el color del aguacate. Allí observó la tercera puerta la cual era color lapislázuli. Otro guardián, otra ofrenda. Sin más aquel nuevo pórtico se abrió dejándole seguir su camino.

 

-“Los senderos de la locura no siempre se distinguen e los caminos de la sabiduría” –escucho que le susurraban.

 

Al otro lado de la puerta unas frutas irreconocibles y oscuras parecían brotar de entre las rocas. Era una fruta venenosa. Veteada. Con la textura del mármol pulido. La observo atentamente, intento tocarla pero enseguida un murciélago descendió volando y cubrió la fruta con sus alas de satén negro. Su cara ciega contemplo al Ragnarok, habían murciélagos por todo el lugar, miles y miles cubriendo las frutas y las rocas, algunos volaban por separado en todas las direcciones creando una sinfonía desconcertante aunque apenas audible para oídos normales y sin embargo, aquel camino seguía despejado. La puerta era de oro. Un nuevo guardián. Un nuevo canje.

 

-“La muerte es la opción más sensata” –las palabras llegaron a sus oídos.

 

Se encontró con un pequeño rubí en el medio del camino una vez continuó caminando, aunque parecía estar fatigado, as de lo que había estado antes. Camino un poco más para encontrarse con montañas de piedras preciosas y luego mas. Gemas de todos los tamaños, oro de todas las formas. Joyas que harían salivar de placer a reyes y reinas, paso frente a un espejo dorado apoyado en una de las paredes. Observo su imagen. No se reconoció. Siguió andando. La puerta frente a él era de caoba. Está al igual que las anteriores estaba custodiada. Y al igual que las veces anteriores también debía pagar un precio para poder pasar.

 

-“deshazte de la necesidad de comprender. En este mundo, así como en el de los cuentos, la necesidad no es más que un obstáculo.” –se escucho como un eco.

 

Podía ver y sentir como los sentimientos iban envergándole a cada paso una vez que cruzo y siguió por el tortuoso camino. Arrastraba los pies. En aquella nueva zona reinaban los cuervos que se alimentaban de cadáveres, los cuales estaban colgados de ganchos oxidados y dejaban un rastro de sangre que iba recorriendo el lugar, los cuales circulaban a ambos lados dl sendero. Los cuervos se peleaban por cada trozo de sangre putrefacta. Allí la siguiente entrada que encontró era de turquesa. Una vez que se acercó, el guardián exigió el pago, un nuevo precio para cederle el paso.

 

-“aquí, siempre se deja todo” –aquella voz nuevamente se presento.

 

Al pasar, ya no le quedaba mucho al vampiro, el camino seguía bajando, pero ya todo estaba lleno y formado de cenizas y humo, como si fueran los restos de una sopa que hubieran puesto a cocer desde hacia tiempo y se les hubiera olvidado, las figuras presentes parecían figuras andantes, hormigas sin sentido golpeándose las unas con las otras, parecían no tener ojos, estaban ciegas. Hombres y mujeres, niños, animales, criaturas mágicas y no mágicas. Muertos. Ninguno de aquellos seres se cruzó en su camino, y así llegó a la última puerta. Esta, era de mármol. El guardián de aquella puerta lo observo con desagrado, quizás con tristeza, no podía reconocer nada en la faz de aquel ser.

 

-“en el inframundo, la muerte se despierta” –escucho una vez que pago el precio.

 

**************

 

Abrió los ojos de repente. Estaba asustado. Aquella visión no le gustaba absolutamente nada. Era como si hubiera tenido que ir hasta el inframundo por un camino extraño, quizás un último sacrificio, uno que no había podido hacer antes porque no estaba preparado. No sabía si lo visto sucedería en aquella vida, si había visto alguna de sus vidas futuras o si todo se haría realidad. Solo el destino y él mismo, las decisiones que tomaría lo llevarían a aquel sitio si era cierto. Solo que eta vez, el camino lo haría solo, esta vez ninguno de aquellos que lo ayudaron alguna vez estarían allí para salvarlo. Lo peor de todo, era que si todo en verdad iba a suceder, el no completaría el camino, su querida y amada tía, lo mataría mucho antes por suicida y busca problemas.

 

Aun seguía en la oscuridad. A lo lejos se escuchó como si una gota de agua cayera de manera incesante. Lentamente. Poco a poco. Todo estaba sucediendo muy despacio. Era como si estuviera despertando de algún tipo de trance, como si estuviera volviendo a la vida, renaciendo. No lo sabía en realidad. Su ojo interior se había manifestado y le había mostrado algo, quizás un aviso del futuro para él, quizás para alguien más. Podría ser que él de alguna forma seria el compañero de quien tenía que pasar por aquellas puertas. Aún así, solo se había visto a él mismo recorriendo el camino.

 

Una tenue luz se observo a lo lejos, la luz al final del túnel, quizás había llegado la hora de su muyere o solo tal vez, había aprobado y era la salida…

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La Videncia era una habilidad difícil de conseguir. El Arcano era consciente que superar la prueba del Portal comportaba que el nuevo Vidente estaba preparado para algo más que ver el futuro o el pasado. Sería una persona nueva, con una perspectiva diferente del mundo y de su presencia en él. Todo humano que soportaba la presión del Portal salía con una idea nueva sobre él mismo y esta Habilidad era de las más duras en este extremo.

 

Hades Ragnarok no era una excepción. El Portal había sacado lo mejor de él y ahora sería un ser distinto. El problema, como siempre, era saber si el muchacho aprendería la lección recibida. ¿Recordaría lo que había sufrido? ¿Sabría aprovechar ese sufrimiento?

 

- Será lo que sea - se dijo, algo enfadado consigo mismo y sus nulas preocupaciones.

 

Permaneció impasible ante la luz que se abría. El Portal regresaba a un hombre nuevo, un Vidente. En el aire, una vasija sencilla de alfarería hindú flotaba en el aire, aguardando a su lado.

 

- Bienvenido seas, Hermano Vidente. Espero que tu travesía no haya sido traumática. ¿Quieres un poco de agua? Necesitas reponer fuerzas.

 

Sajag hizo un leve movimiento de la mano, algo muy impreciso entre espantar un mosquito y rascarse la barbilla. El Anillo que el vampiro aún tenía en su mano brilló un poco y después se apagó. Acababa de vincularse a la Habilidad.

 

Había formado un nuevo Vidente.

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