Prueba Libro de los Druidas

[Badru]

Después de ver el crecimiento de la bruja Candela decidí que era momento de comenzar con su prueba final con el mago que había fallado anteriormente con su prueba final, Antoni, quien no había tenido claro como utilizar los conjuros que guardaba el libro que estaba estudiando esperando que, a esta nueva oportunidad, le resultado fuese diferente.

 

- Acompáñenme.

 

No dije alguna otra palabra, simplemente dejé que ambos aprendices pudieran acompañarme en mi caminar por aquellas tierras desérticas sin que se dieran cuenta que estábamos viajando a tierras tan lejanas de su país a través de un portal camuflajeado en el ambiente. Ese sitio era perfecto, al menos para mi, siendo completamente desolado, con fuertes ráfagas de viento y un calor insoportable para una persona normal.

 

- El enfrentamiento final será en este sitio - dije al momento que me detenía y giraba hacia los dos presentes - y será entre ustedes aunque si veo que están muy flojos con el duelo tendré que intervenir. Y no será nada fácil. Adelante.

 

No había vuelta atrás, su prueba final comenzaba.




Off:

@

vs

@@Candela Triviani

• En cada posteo el aprendiz del libro de los druidas se verá afectado por un ataque de Badru, cada uno de los alumnos decidirá qué ataque lanza, cómo se defiende y estos mismos hechizos se considerarán rolísticos únicamente.
• Nos guiaremos por las reglas básicas de duelo.
• Los hechizos permitidos serán de neutrales graduados más los correspondientes de libros hasta el Libro del Druida.
• Pasados tres días de la apertura de la prueba sin respuesta del aprendiz, se considerará abandono y suspenderá la clase.
• Pasadas 24 Hrs sin respuesta al duelo, los ataques del enemigo se considerarán impactados.
• Pasadas 48 Hrs sin respuesta al duelo, se considerará abandono y el alumno suspenderá la clase.
• Dudas en el topic correspondiente.

[Anthony R. Dracony M.]

Mucho había pensado, le hubiese gustado recibir algún comentario pero lo único que el guerrero había pronunciado, era una palabra que lleno de esperanza al ojimiel:

 

 

--Acompáñenme. -- Para el peliverde eso era como una buena señal, el guerrero Uzza no demostraba ningún gesto, aunque poco se podía teniendo el rostro cubierto por aquel pañuelo rojo, pero para el muchacho era claro que el guerrero estaba al pendiente y era un buen guía en este entrenamiento.

 

 

Él no lo dudo, en cuanto lo escucho, lo siguió de cerca, su andar era tranquilo y el no estaba seguro si irían a algún lugar conocido pero mejor no perder de vista lo que ocurría a su alrededor, de reojo vio el lugar, un paraje desértico, incluso el viento y el calor se avivaban, nada parecido había presenciado antes...¿sería otra dimensión? no conocía tanto mundo como para asegurarlo y viendo como el Uzza por su gran poder, abría portales al pasado, presente y futuro, podía ser cualquiera de ellos.

 

 

Comenzó a sentir el estrago de aquel calor, el sudor fue la respuesta de su cuerpo, tratando de compensar aquel calor extremo, no quiso desperdiciar en su comodidad un hechizo que bien podía ocupar más adelante.

 

 

El guerrero Badru se detuvo y entonces nos aclaro que Candela y yo nos enfrentaríamos y nos animo a iniciar.

 

Recordé a varios profesores que aconsejaban saludar al oponente con una reverencia y lo hice para darle a entender a mi compañera y rival en esta ocasión, que estaba listo para principiar. Quizás y solo me hace falta practicar más, así que para mi era como la oportunidad ideal para aprender mejor.

 

 

Ya había presenciado la habilidad natural de la joven, será una lucha reñida y a "muerte", para mi, pero eso también era parte del aprendizaje.

 

 

Levante la varita y apunte hacía ella.

 

--Flechas de fuego -- De la punta de mi varita salieron filamentos de fuego uno tras otro que iban en dirección al cuerpo de Candela específicamente a su pecho con el objetivo de causarle daño, heridas graves que tendría al contacto de esos filamentos con su piel, mis sentidos estaban alerta, aún esta en mi memoria la experiencia de mi prueba anterior, donde los guerreros Uzza me atacaban, por lo que ya no fue tanta sorpresa ver que el guerrero Uzza enarbolaba su varita y me enviaba un fuego maldito en forma de un Cóndor, realice un movimiento rápido pero concentrando me en esa invocación -- Ignea-- Una lluvia de polen de lirios de fuego cubrió por entero el cuerpo del ojimiel , al ser un poderoso hechizo le dio inmunidad ante aquel ataque del ave de fuego que había ido hacia él...su atención volvió a la joven por lo que mantuvo su varita al ristre.

[Mentita]

Candela siguió de cerca los movimientos y las palabras del Uzza, pero algo en su cabeza había hecho un quiebre momentáneo que hizo que perdiese noción de la nefasta realidad que estaba viviendo. Su cerebro, quizás, se le había apagado en el momento justo en el que Antoni le era presentado nuevamente como su contrincante, y creo que los cielos debieran estar dándole un castigo.

 

No, no le caía mal Antoni. Es sólo que creía que su duelo de prueba lo llevaría a cabo en contra del guerrero mismo; la Triviani ansiaba probar sus pobres habilidades con Badru, pero no fue posible, es obvio. Y allí estaba ella, con el fuego impactado en el pecho y con la piel poniéndosele al rojo vivo.

 

Instantáneamente, se aplicó un Aguamenti, de modo que el chorro de agua dirigido a su propio pecho apagó las llamas que se habían encendido a causa del ataque de su contrincante. Pero no tuvo tiempo de maldecirse por su falta de cuidado, pues ¿¡Badru la estaba atacando!? Se sintió indignada al tener que usar su varita para defenderse de un guepardo que corría furiosamente hacia ella. Bastó un segundo para controlar a la bestia con un Orbis Bestiarium.

 

Estiró los brazos, aún dolorida por las quemaduras, pero con la firme idea de que debía mantenerse concentrada o la sacarían en una bolsa negra de ese lugar. Al menos, el animal defendería a la bruja por si al guerrero se le ocurría volver a atacarla.

 

― Cinaede ―bisbiseó, pues y el gas venenoso penetraría las vías respiratorias de Ryvak, paralizando su sistema circulatorio y nervioso.

 

La Triviani se había familiarizado mucho con ese hechizo en concreto, le atraía, tal vez, mucho más que otros.

 

― Creo que lo más educado, antes de atacar a alguien, es saludar, Ryvak. ―la amenaza no dejaba su voz, mientras aparecía en una de sus manos, la daga del sacrificio.

[Anthony R. Dracony M.]

Ya la prueba había iniciado.

Ahí me volví a encontrar, frente a la joven Candela para tener un emocionante duelo, ¡la oportunidad de practicar en verdad el manejo de la magia defensiva del Libro de los Druidas! casí no podía esperar! ¿qué sorpresa me tenía preparada? la seguí observando sin perder detalle de sus movimientos pues algunos hechizos solo requieres pensarlos...

 

 

Me extraño que mi ataque le hiciera daño, pensé que de algún modo lograría evitarlo, pero no, o quizás es que hacía lo mismo que yo hice en mi anterior combate, recibir el daño y después usar un hechizo para recobrarse. Ya después ella respondió.

Escuche el hechizo que ocupo para atacarme y al sentir la falta de aire sabía bien que tenía escasos segundos para evitar morir por falta del preciado aire, con esfuerzo pero determinación pronuncie el hechizo salvador:

 

--Anapneo -- Un alivio fue sentir como mis vías respiratorias volvían a la normalidad al quedar libres del veneno del veneno del Cinaede de Candela y era momento de poder responder le, ya que ni siquiera ella se había percatado de la reverencia que hice ante ella al iniciar el duelo...es cierto que no le hable pero tantos duelos en las clases de libros, te enseñan que aquí no vienes hacer amistad.

 

 

--Maldición -- Pensé rápidamente para luego observar como mi compañera solo podría tener una suerte nefasta al pronunciar su siguiente hechizo/invocación sin tener efecto real sobre nadie ya que al hacer mal la pronunciación derivaría en una versión ridícula del original.

 

 

Era un duelo contra dos personas que me superaban en poder pero tengo que continuar si deseo salir airoso, el guerrero Uzza movió su brazo con la varita negra de cristal y debajo de la arena surgieron tres cangrejos de fuego...¡diantres! tenía poco tiempo para defenderme ya que les ordeno ir contra mi, por lo que cuide de realizar correctamente el movimiento con mi mano y luego pensar ese útil hechizo:

 

 

<< Obsistens >> Mi invocación creo un cerco luminoso de color verde que era como neon y absorbió a los cangrejos de fuego haciendo que desaparecieran sin dejar huella de ellos.

 

 

Separe un poco mis piernas, sentí un ligero tambaleo, ese viento azota con fuerza queriendo aminorar mi fuerza pero mi voluntad era mayor y sujete con fuerza mi arma para estar listo a lo que Candela hiciera.

[Mentita]

¿Acaso estaba siendo ignorada? >, pensó la Triviani mientras veía al Ryvak ser afectado por su hechizo. No se esperaba eso, pensaba que, de una u otra forma, Antoni evitaría ser presa del gas venenoso. Evidentemente, se había equivocado juzgando al chico, sobre todo porque, de cierto modo, ese pequeño error le favorecía a ella.

 

Así que, justo después de corroborar que no era más víctima de su ataque (imaginaba que había hecho uso de un Anapneo, ya que era la única opción viable), Candela recitó:

 

— Immolo oppugnare —haciendo uso de la daga del sacrificio, la Triviani cortó su propia mano -la izquierda- provocando así, el mismo corte exacto en la mano de Antoni. ¿Para qué? Era simple, de la mano de Ryvak ya empezaba a manar la sangre, producto de la herida.

 

Inmediatamente, y con la varita en su diestra apuntando a Ryvak, Candela le envió un Seccionatus. De modo que, una docena de medias lunas -muy peligrosas por el filo que poseían- surgieron del arma mágica de la bruja, con la única intención de provocar heridas en el cuerpo de su contrincante.

 

Le hubiese encantado dedicarle unas palabras, pero como seguía ofendida por esa falta de compañerismo nato, prefirió guardárselas para sí. Quizás necesitase dedicarle algo más adelante, por el momento se había ocupado de aplicar Curación a su mano izquierda, la que hubo utilizado para dañar al chico.

 

— ¡Debes estar bromeando! —la exclamación que pegó en ese momento fue debido a que, como si no tuviese nada que hacer, el guerrero insistía en atacar a sus alumnos.

 

Badru, al parecer, disfrutaba de meter en apuros a los aprendices que tenía a cargo, pues a Candela no se le había pasado el detalle de que le enviara cangrejos de fuego a Antoni, ahora usaba filamentos de fuego para dañar a la bruja.

 

— ¡Ignea! —gritó, casi furiosa, y fue bañada por el polen de lirios de fuego que salió de su varita. Evitando así, el ataque del Uzza.— ¡Ya, déjame en paz! ¿¡No tienes más aprendices a los que molestar!? ¡Ya estoy sufriendo con uno! —pero Badru ni se inmutó.

[Anthony R. Dracony M.]

El haber pronunciado rápidamente aquel hechizo de maldición afectando a Candela, fue buena decisión, ella tuvo que pronunciar en voz alta el hechizo y al hacerlo la maldición le hizo pronunciarlo indebidamente por lo que no le afecto como ella esperaba.

 

 

Eso no detuvo a la guerrera, reconocía el ojimiel que ella se desenvuelve con gran aplomo, se veía en su mirada esa misma forma de mirar que el guerrero Uzza, seguramente ella si que usaba y está más que familiarizada con esos hechizos. El peliverde vio salir aquellas medias lunas, sabe lo que pueden provocar pues él las envió contra su profesora de uno de los libros pasados y la vio recibir el ataque con aquellas filosas medias lunas teniendo doce heridas sangrantes <<Salvaguarda Mágica!>>Pensó el ojimiel y las medias lunas atravesaron su cuerpo intangible incrustando se más atrás de él sin causarme daño alguno, usarlo por ese turno le salvo pero no surtiría efecto contra otro ataque, el de Badru.

 

 

El Uzza ya había elegido cual hechizo enviar en su contra, de su varita de cristal negro, salían filamentos de fuego uno tras otro dirigidos a la parte superior del torso del Ryvak, pero esta vez él sabía que hacer, en un movimiento seguro y elegante con su varita de arce, pronuncio un hechizo muy útil-- Ignea -- De su varita salio aquel polen de lirios de fuego que le cubrió todo su cuerpo como una segunda piel que le hizo inmune a aquellos filamentos de fuego, al menos por ahora se sentía con suerte por no caer muerto por los ataques de esos dos, un poderoso guerrero Uzza y una extraordinaria bruja que en verdad lo estaba metiendo en apuros...

[Mentita]

Por alguna razón, que no lograba determinar, algo extraño estaba pasando. Y es que sentía que había algo mal hecho en medio de toda esa situación que le hizo re pensar su próximo movimiento. ¿Y si resultaba mal hecho, nuevamente? Largó un suspiro, quizás estaba agotada, no lo sabía realmente.

 

Decidió empezar de nuevo, entonces, página en blanco y esas cosas.

 

― Cinaede ―volvió a repetir un ataque anterior, luego de que viese las medias lunas traspasar el cuerpo de Ryvak.

 

El gas venenoso empezó nuevamente a formarse alrededor de Antoni, de modo que afectaría su sistema nervioso y respiratorio.

 

― Morphos. ―apuntó con su varita a una gran roca.

 

Si algo tenía que agradecer de estar en un lugar como ese, era la variedad de elementos que podían encontrarse como desierto. No solamente arena, claro, sino también rocas que podrían serle de mucha utilidad a la Triviani.

 

Así pues, con su Morphos había convertido aquella enorme piedra en un gran tigre adulto, robusto y de aspecto feroz. El mismo, estaba diseñado únicamente para atacar a Antoni. Candela esperaba que el muchacho se dejase atacar, como parecía estar recibiendo con gusto todos y cada uno de los ataques de la bruja...

 

Ah, pero justo en ese momento quedó ciega.

 

Maldijo por lo bajo a Badru, estaba segura de que era obra suya.

 

― Cantar de Eleboro ―murmuró, pues de ese modo, con la fina música provocada por su varita, fue capaz de ver una vez más.

[Anthony R. Dracony M.]

¿No había dicho que ella, Candela, lo estaba metiendo en apuros? ¡¡Pues si!! por cosa del destino, ella lo estaba llevando a experimentar que es luchar hasta la muerte, se había librado del ataque anterior pero ni perezosa ella le envió de nueva cuenta ese hechizo que por ser un efecto, no podía librarse...¡volvió a sentir como le faltaba el vital oxigeno! su mente y cuerpo comenzaron a sufrir el efecto...¡no podía dejarse vencer por ahora! con escasas fuerzas dirigió la varita hacía él...pensó en el hechizo que era su "tabla de salvación"...¡Anapneo!...la vida le iba en ello, sus vías respiratorias quedaron libres y el aire cargado de oxígeno que es tan útil le hizo recobrarse!

 

 

Alzo los hombros, enderezo su cuerpo, "Alistarse" porque la lucha seguía...

 

Un movimiento decidido con su muñeca diestra y su varita apunto a la joven bruja:

 

--Cinaede!-- El efecto actúo de inmediato en la compañera Candela, el veneno en forma de gas, se introdujo en las vías respiratorias de la femina, afectando su sistema nervioso y circulatorio, no pudo fijar el Ryvak la atención en ella y su respuesta, pues salida de la nada, una jaula de fuego le rodeo con barrotes tan cerca de su cuerpo, que solo inhalar le hacía casi rosar aquellos candentes barrotes...algo le decía que ese metal está al rojo vivo y requería echar mano de un útil colgante que estaba incluido en el libro que adquirió: ¡El Amuleto contra defensas carcelarias! un suspiro de alivio, al menos haberse previsto de colocarse ocultos debajo de su capa negra, todos aquellos colgantes y colocado todos los anillos, era ahora algo inteligente y de previsión afortunada, así que no estaba des-aprevenido, toco el aro dorado concentrando se en canalizar su magia...

 

 

No se detuvo a pensar en detalles como mirar a Candela, era más apremiante salir de aquella incomoda y detestable jaula que lo aprisionaba. Junto ambas manos, al ser un mago la energía mágica circula por su cuerpo gracias a la sangre mágica otorgada por sus padres, desconocidos por él, pero un hecho inrreputable: la energía mágica hacía funcionar el Amuleto. Dos segundos necesito para que el colgante actuará; una luz dorada le rodeo y de una forma inexplicable para el ojimiel, se desplazo fuera de aquella jaula creada por el guerrero Badru, quedando el muchacho peliverde libre!, muy sorprendente forma de usar esa gran magia que el guerrero Uzza posee.

 

Su varita al ristre porque el enfrentamiento no ha terminado aún....