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Black Magic (MM B: 110880)


Alegna Black
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Dejé que mis ojos se perdieran en la profundidad de sus ojos ¿Que clase de cosas ocultará detrás de esas hermosas pupilas oceánicas. Mi mano picaba, picaba por querer tocarla, pasar mis dedos por su piel y comprobar que tan tersa podía llegar a ser. Mi garganta segregaba saliva, al ver su cuello, pidiéndome a gritos darle una pequeña mordía, y marcarla como mía. Ese pensamiento me recordaba un poco a la pequeña marca que llevaba en mi cuello, producto del encontronazo en el LAIC con Jeremy, quedando en nada concreto.

 

Por inercia toqué el lugar donde los dos pequeños puntos estaban dibujados, dejándome con ciertas dudas que había olvidado hace mucho. Reí por su comentario, sintiéndome algo avergonzada, no era mentira de mi costumbre de quedarme inconsciente en los diferentes bares a donde iba, siendo el más común el Caldero Envenenado, pero hoy pondría a funcionar toda mi energía posible para mantenerme despierta, al menos hasta que Dennis decida irse. Sonreí en su dirección, quería brindar y yo le daría el gusto.

 

- Brindemos por lo hermosa que eres - Halagué levantando mi vaso en su dirección y tomando un trago. No despegué la mirada de su rostro, al pendiente siempre de su reacción - Porqué tu cuerpo nunca abandone esa característica - Sentencie, sonriendo sinceramente.

 

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Mantuvo su copa esperando por las palabras de la Triviani para su brindis, al mismo tiempo que trataba de mantenerle la mirada lo cual estaba resultando más difícil de lo que esperaba y no entendía el porque. Tal vez porque el hecho de que Zoella mantuviera fijos sus ojos grises en ella tratando de decir con miradas lo que tal vez ya no se atrevía a decir con palabras la estaba poniendo nerviosa.

 

Nunca le había gustado ser el centro de atención en ningún lugar, eso l hacía sentir vulnerable y derribaba todas las barreras de fortaleza que normalmente elevaba a su alrededor para evitar sorpresas en su vida. Pero en ese momento ya incluso sus manos empezaban a tener un ligero temblor que indicaban que la bruja estaba logrando derribar muros cuando no creía que eso fuera posible.

 

Un escalofrió recorrió su espina dorsal al notar lo oscura que se estaba volviendo la mirada de la Triviani en ese momento, estuvo a punto de desviar la mirada y dirigir su atención a otra parte para recuperarse cuando escucho el brindis de la joven de cabello negro como la noche frente a ella. Sus mejillas debieron de teñirse de un tono rojizo porque sintió como el calor las incendiaba apenas oyó las palabras, solo esperaba que las tenues luces del lugar disimularan esa reacción que involuntariamente había tenido.

 

La Delacour sabía que tenía una belleza sencilla y algo clásica, pero escucharlo de la bruja la había tomado por sorpresa. Su sonrisa sincera provoco que le devolviera una sonrisa igual aunque un poco tímida. Había pasado de hacerle bromas a la joven frente a ella para pasar a un estado en que le costaba decir palabra alguna, como pudo trato de formular una frase — Gracias, dicen que algunos deseos suelen hacerse realidad — lo dij en un tono de voz que pareció mas un susurro y no estaba segura de que si quiera la hubiese escuchado. Apuntó su vaso en dirección a la joven y de un trago bebió lo que le quedaba de licor en el.

 

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Mi cuerpo sintió una pequeña oleada de ternura al ver sus mejillas enrojecerse. Un gran hormigueo se instaló en mis labios, con el deseo de posarlos en su colorado pómulo y sentir la temperatura que su cuerpo desprendía. Mi cuerpo deseaba una cosa pero mi mente daba otras acciones, no podía dejarme llevar por el impulso, no en esta ocasión. Mi atención por la Delacour iba en constante aumento, su sencillez me dejaba hipnotizada, su belleza y personalidad poco a poco me habían atrapado. Y sí, pocas veces fueron las que ambas nos habíamos cruzado, pero mi atención me hizo siempre estar al pendiente de ella.

 

- Ojalá eso sea cierto - Contesté a sus palabras - Mi mayor deseo ahora, es tenerte solo para mi - Confesé lanzándole un guiño y bebiendo de mi vaso. La rubia se mantuvo callada luego de mi brindis, con el sonrojo en sus mejillas, dándole un semblante dulce que derretía todo mi interior. Mi cuerpo estaba inundado en deseo, deseo de besarla, acariciarla y tocarla. Mis dedos se sentían inquietos, inquietos por trazar lineas imaginarias sobre el lienzo de su cuerpo.

 

Me contuve, antes de estirar mi mano a su rostro, desviándola a su mano y entrelazando nuestros dedos. Mi fría piel haciendo contacto con la calidez de la suya - Dennis, lamento de verdad haber tardado tanto en invitarte a salir - Solté viéndola a los ojos - Y sí, se que hoy tampoco te invité pero gracias por quedarte a hacerme compañía- Suspiré al terminar de hablar, di un apretón a su mano y la solté incorporándome nuevamente y tomando otro trago, algo bastante largo.

 

Mi cuerpo se sentía pesado, mi mente trabajaba más lentamente, pero me sentía consciente mis acciones y a pesar de que casi no razonaba sabía con exactitud lo que estaba haciendo.

 

@@Dennis Delacour

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Cada segundo que pasaba observando a Zoella parecía que lograba ver un poco mas allá de lo obvio, no sabía si eran las luces del lugar o el licor que ya empezaba a surtir un ligero efecto pero incluso le parecía ver en los ojos de la Triviani ternura y sinceridad, después de que la ojiazul había dicho esas palabras casi en un murmullo la bruja frente a ella se había mantenido observándola con una mirada que parecía decir mil cosas y a la vez no decir nada, la hacía dudar su actitud. Era fácil lidiar con su coqueteo y egocentrismo nato, pero que la mirara de esa manera la dejaba en un limbo sin saber que hacer o que decir.

 

Cuando luego dijo esas palabras, su mayor deseo? realmente Zoella la experta en conquistas le estaba diciendo esas palabras, que escondía detrás de ellas, que quería realmente conseguir de la rubia, era cierto lo que decía o solo buscaba convencerla para pasar esa noche que hace unos momentos le había insinuado. Esos cambios de actitud la dejaban desconcertada y sin saber que decir.

 

Parecía que quería dirigir su mano hacía su rostro pero termino posándose sobre la mano de la bruja, sintió la sensación fría de su piel contra la de ella y sintió como si un toque de energía inundara esa zona de piel que estaba en contacto con la pelinegra. Escucharla hablar de esa manera tan sincera y sencilla mientras la miraba a los ojos. Ese choque de gris contra azul tratando de definir que había más allá de las palabras, y realmente la Delacour quería averiguar que había más allá de lo que la bruja le decía esa noche. Pero no podía dar su brazo a torcer aún, no sin saber las verdaderas intenciones de la Triviani.

 

Cuando soltó su mano extraño esa sensación de frescura en su piel, y más porque después de que lo hizo parecía que la temperatura había subido más de lo que hubiese querido, — No tienes que agradecer que me haya quedado, estoy disfrutando el ver un lado de ti que no creí que existiera — dijo a la joven frente a ella. Y era verdad, había conocido a la divertida, coqueta y a veces sarcástica Zoella, pero esta noche estaba viendo mucho más y aunque quisiera negarlo eso le gustaba.

 

Los movimientos de la Triviani se hacían un poco más lentos y arrastraba por un período mas largo las palabras, a su entender y por experiencia el licor ya estaba controlando a la bruja, la rubia se preguntaba si pensaría lo mismo sobria. — Te sientes bien?, necesitas algo? — dijo cuando la bruja soltó un suspiro mientras tomaba un gran sorbo de su trago. Empezaba a creer que Zoella podría importarle más de lo que pensaba.

 

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Sonreí por sus palabras, la preocupación se filtraba entre cada letra pronunciada. Mordí mi labio, queriendo decir algo sumamente atrevido, pero me contuve algunos segundos, temiendo de su reacción. Clave mi mirada en su rostro, sintiéndome imposiblemente acalorada, me reí por mis tontos pensamientos y le conteste - Me siento de maravilla. Pero sí, necesito algo - Relamí mis labios, y esperé su respuesta.

 

A los segundos simplemente contesté - Necesito un beso, pero uno proveniente de ti - Una mirada intensa fue todo lo que pude darle después de esas palabras - Pero claro, dudo que quieras - Finalicé, girando otra vez la mirada al frente, tomando nuevamente compostura y teniendo esa actitud que me caracteriza. La coraza que normalmente mantenía me costaba tenerla frente a la rubia, esa simple mirada me comía por dentro, derrumbando cualquier muralla que armara.

 

Di una ultima mirada en su dirección, y acerqué mi cuerpo al suyo - Solo dime ¿Me dejas besarte ahora o debo esperar más tiempo? - Finalmente hice la pregunta, de la cual ansiaba tanto una respuesta positiva. Mi rostro se mantenía cerca del suyo, manteniendo el contacto visual con sus orbes azules, sintiendo su cálido aliento soplar contra mi helada piel. Deseaba entrar en esa aura de inocencia que desprendía, descubrir cada secreto que su mirada escondía, revelar las pequeñas historias que sus expresiones contaban.

 

Podía sentir su aroma, tan dulce, recorrer todo mi sistema impregnándose y quedando guardado en mi cerebro.

 

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Editado por Zoella Triviani Yaxley

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La sonrisa de la Triviani era dulce y cálida y por un instante le hizo confiar en cada una de las palabras que decía. Nuevamente la vio fijar su mirada en ella, esa mirada gris que a veces parecía oscurecerse un poco más cuando detenía sus ojos sobre ella, en esos momento incluso le costaba concentrarse, Zoella parecía que quería decirle algo pero prefería callar, que sería? que podría ser tan difícil de decir? pensaba mientras terminaba el licor de su vaso.

 

Cuando habló acerca de lo que necesitaba sentí la cabeza dar vueltas y mi cara arder, ya no era algo cálido lo que sentía en mis mejillas, literalmente sentía un incendio en mi rostro. Pero después todo lo bonito que había dicho y la sinceridad y ternura con la que le había hablado durante la noche se fue al pozo más hondo cuando después de insinuar que dudaba que la rubia quisiera darle el beso retomo esa actitud egocéntrica, coqueta y de aires de superioridad que normalmente usa todo el tiempo.

 

La Delacour sintió un fuerte deseo de tumbarla de su butaca por esa actitud pedante y odiosa, pero debía comportarse y darle a entender que le daba igual como se comportara. De pronto nuevamente miro en su dirección y esta vez retomando la pregunta de si dejaría que la besara se acerco hasta quedar a escasos centímetros una de la otra. Estaba tan cerca que solo necesitaba inclinarse un poco y sus labios se rozarían.

 

Pero Zoella merecía ese beso en este momento? pensó mientras acto seguido se acerco más a la barra para pedir otro trago al barman y al tiempo ubicaba un brazo a cada lado de los costados de la bruja dejándola apresada contra la barra como si no quisiera dejarla huir. Se acerco un poco más hasta que la tuvo frente a ella y comenzó a acercarse lentamente. Sentía su corazón latiendo con la ansiedad del momento, podía ver la mirada de Zoella fija en ella. Posó su mirada en los labios de la Triviani cerrando la distancia que aún mantenía, empezó a entreabrir un poco los labios mientras pasaba su lengua por ellos. La bruja solo la miraba en silencio.

 

Y cuando iba a posar sus labios sobre la bruja frente a ella giro su cabeza para dirigirla a su oído y susurrarle — no creo que lo merezcas aún — dijo mientras su cálido aliento rozaba la oreja de la pelinegra, se inclino sobre la barra para tomar su trago aún teniendo en medio a Zoella y aprisionándola contra la fría barra, para luego separarse abruptamente y darle un largo sorbo a su bebida mientras mantenía sus ojos azules sobre el rostro expectante de la Triviani.

 

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Su siguiente movimiento me dejó sin habla, la repentina cercanía y lo aprisionada que me sentía me hizo helarme, manteniendo solo el contacto visual con la Delacour. Su dulce boca, cerca el la mía, haciéndome fantasear internamente, su cálido aliento, soplando mi rostro, haciéndome delirar por tenerla siempre así, tan cerca. La distancia cada vez era más corta, entreabrí mis labios, a la espera, apreté fuertemente la mesa de la barra, no queriendo tomar el control y besarla fervientemente.

 

Y sucedió lo que menos esperaba, sus labios fueron hasta mi oreja, y susurro las palabras que menos deseaba escuchar >.

 

Mi ceño se frunció mientras ella tomaba de su vaso, la frustración apoderándose de mi cuerpo. Veía venir mi mal genio, pero no debía, yo misma me buscaba estas cosas. El recuerdo de Italia vino a mi mente, lo tan rápido que Jeremy había caído ante mis encantos. ¿Estaba perdiendo mi esencia? ¿O era Dennis la chica indicada, por la que debía luchar a capa y espada? Rasqué mi frente, la peluca ya estaba molestándome, pero ella no debía saber de ello, no aún. Y menos si me seguía rechazando...

 

Un arrebato de lo que parecía valentía o eso quiero creer se apoderó de mi, me acerqué hasta el pequeño cuerpo de la rubia, tomándola por la cintura y pegando nuestros cuerpos - ¿Que estás haciendo conmigo? - Pregunté, teniendo mi rostro muy cerca del suyo - Aunque no lo quieras, seguiré insistiendo, obtendré ese beso - Susurré sobre sus labios, para después dejar un beso quedo en su frente. Volví a sentarme en mi butaca, tomando de mi trago y observándola de reojo.

 

- Creo que ya es hora de acompañarte a casa - Solté, volteando a verla. Me sentía levemente mareada, pero quería creer que podía llevarla sin problemas a su casa, ya después vería como llegar a la mía. No me sentía en la capacidad de emplear la aparición.

 

 

@@Dennis Delacour

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Mientras bebía de su vaso el licor que le quedaba trataba de contener el temblor de su cuerpo por lo que acababa de hacer, sabia que la Triviani no lo tomaría a bien pero no pudo evitar hacerlo, detestaba el lado pedante y egocéntrico de la bruja siempre dando a entender que podía conquistar a quien quisiera y tenerlos a su merced, pero ese no era su caso y por eso se lo había dejado lo más claro posible.

 

Disimuladamente dio un par de respiraciones cortas tratando de recomponerse de su ultima acción, sabía que en cualquier momento vendría la respuesta airada por parte de la bruja a la que no creía le gustaba que le dijeran que no. Esperaba rabia, enojo o incluso que se fuera dejándola ahí parada sola a causa del coraje, pero lo que hizo la pelinegra la sorprendió mucho mas.

 

Zoella se acerco y tomándola por la cintura la acerco tanto a ella que de seguro pudo sentir como sus latidos aumentaron en cuestión de segundos, ese acto la dejo sin palabras por lo que simplemente se dedico a escuchar lo que la joven frente a ella le decía mientras simplemente observaba sus orbes grises sin parpadear siquiera, sus brazos estáticos a los lados de su cuerpo porque no quería que su subconsciente la traicionara si se permitía tocarla.

 

Estaba tan cerca que mientras le hablaba por un instante sintió que estuvo a punto de besarla, pero cuando dijo que seguiría insistiendo supo que no lo haría, en cambio deposito un tierno beso en su frente y retornando a su lugar bebió lo que le quedaba en el vaso. Como fue posible la bruja trato de aplacar su corazón desbocado que de haber sido posible habría salido huyendo del lugar del ímpetu con que empezó a latir.

 

 

Cuando la Triviani haló de acompañarla a su casa ya se había calmado un poco, lo suficiente para observar a la bruja frente a ella y saber que no estaba del todo bien. — Estas segura de que puedes acompañarme a mi casa? creo que quien más necesita ayuda en este momento eres tu — dijo con una media sonrisa y tratando de verse calmada, realmente no entendía que estaba ocurriendo, el porque de tantas sensaciones juntas en un solo momento y todo por una sola persona.

 

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Dejé el vaso sobre la mesa, con una pequeña sonrisa sobre mis labios - Puedo acompañarte, aún no estoy lo suficientemente ebria como para no coordinar direcciones y mis pasos a la vez - Solté, girándome en su dirección. Su rostro estaba algo sonrojado, haciéndola ver más hermosa de lo que ya es, el aroma que su cuerpo desprendía me hacia desconcentrar, pensamientos de clavar mis colmillos en su cuello llegaron, pero tan rápido cono vinieron los esfumé Zoella, calmate>> Pensé, mientras me ponía de pie a su lado.

 

Por instinto busqué su mano, otra vez, entrelazando nuestros dedos y me quedé observando su rostro, con una expresión neutra - ¿Te acompaño, o vas sola? - Pregunté, metiendo mi otra mano en el bolsillo de mi pantalón, a la espera de su respuesta.

 

En silencio observé su rostro, detalle cada parte de su piel, intenté analizar su mirada, buscando descifrar las cosas ocultas bajo ese brillo que tenía.

 

@@Dennis Delacour

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Una sonrisa fue lo que acompaño las palabras de la bruja indicando que estaba aún en buenas condiciones de poder dirigir sus pasos a donde fuera necesario, algo que no sabía si decía porque fuera verdad o simplemente para no mostrar debilidad frente a ella. Nuevamente clavaba su mirada en ella lo que la hacía sentir nerviosa y a la vez otra sensación que aún no era capaz de definir.

 

La vio ponerse de pie y ubicarse justo a su lado, cuando la Triviani busco su mano y entrelazo sus dedos con los de ella lo permitió sin molestarse siquiera, la había tomado por sorpresa pero no de mala manera, incluso le había parecido un gesto bastante dulce aunque la expresión sería que tenía en ese momento le indicara otra cosa. De manera casual la pelinegra permaneció esperando la respuesta de la rubia mientras la observaba detenidamente con una actitud impasible.

 

Decidió que le daría una oportunidad a la bruja de mostrarle ese lado dulce que sabía que tenía y más si estaba tan preocupada por acompañarla. — Creo que la compañía me vendría bien y sería muy agradable — dijo con una ligera sonrisa, estaba tratando de evitar temblar ante el contacto para no darle opciones a Zoella de burlarse por el efecto que podía tener.

 

No sabía si caminarían o se aparecerían, pero incluso una caminata larga en buena compañía le permitiría averiguar mas acerca de la bruja que sostenía ahora su mano y generaba algún tipo de sentimiento en ella.

 

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