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Prueba de los Hablantes de Pársel #6


Lawan Nguyen Thanh
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Los aprendices del viejo Arcano eran muy rápidos para aceptar que estaban listos para la prueba, incluso superaban con éxito los osbtáculos que iban encontrando en el camino, pero todo parecía cambiar una vez cruzaban el portal, pues allí ni el mismo Lawan sabía que les podría estar esperando, pero fuese cual sea el escenario, todos caían en la tentación de apretar el anillo de aprendiz que les acompañaba para que así el Arcano fuese a su rescate. Hasta ahora nadie lo había hecho, pero él sabía que ese día pronto llegaría. ¿Sería Ishaya? Eso estaba por verse.

—Bienvenido —dijo sin ninguna sorpresa, realmente lo esperaba. Su mirada se mantuvo neutral hasta que vio a los tres reptiles que lo acompañaban, sólo en ese momento Lawan dejó ver una paternal sonrisa —Me complace ver que vienes acompañado, no sólo porque veo que las has cuidado bien, sino porque las vas a necesitar.

 

A unos pocos metros de donde se encontraban, un pequeño bote de madera con capacidad para una sóla persona se balanceaba por el movimiento del agua. Lo primero que Ishaya haría sería cruzar el río, pero no había remos ni tampoco podía hacer uso de la magia enseñada por Uzzas ni otros Arcanos, allí lo único que tenía a su favor eran los pocos hechizos neutrales que su varita podía conjugar. Sin embargo, arreglárselas para cruzar el río no era problema, el chico podría hacerlo nadando si quisiera intentarlo, pero a mitad de camino se le habrían cansado los brazos y moriría ahogado. Además, tampoco podía olvidar de las tres serpientes que tenía a su cuidado, a ellas también debería cuidarlas.

 

—Sé que este paisaje no es desconocido para ti, sin embargo tengo que advertirte que el río es más profundo de lo que parece y más extenso de lo que cualquiera puede pensar, existe el rumor de que dependiendo del día podría hacerse interminable, esperemos que hoy no sea uno de esos días —hizo una pausa. —Pero el gran peligro se oculta en las profundidades, donde una gran criatura marina no tardará en subir para hacer añicos el bote y llevarte con ella hasta su hogar, a menos que de verdad te ganes su simpatía, a menos que le demuestres que no eres un hombre destructor y que le demuestres que tus intenciones son buenas. Un hablante de pársel no es inofensivo y yo confío en que esa criatura marina sabrá mejor que yo si tienes o no buenas intenciones.

 

Si Ishaya terminaba con esa primera prueba, lo siguiente que se encontraría serían dos entradas a un laberinto tan grande que era imposible de rodear. En cada entrada dos serpientes de cascabel le esperaban, tan sólo una le diría cuál era el camino correcto, la otra mentiría mandándolo hacia su propia muerte. Discernir cual decía la verdad era su tarea. Si lograba identificar el camino correcto, se encontraría con una alberca llena de las serpientes más venenosas y letales del planeta, pero el único modo de seguir avanzando era sumergirse. Para que el veneno de una mordedura de serpiente actuara podía llevar tiempo, dependiendo del tipo, pero cuando eran demasiadas apenas la persona podía durar 5 minutos respirando. Sin embargo había un modo de que Ishaya saliera ileso, si realmente había aprendido algo utilizaría su ingenio y astucia para averiguarlo.

 

Finalmente, en el pequeño espacio que lo separaba de la entrada a la pirámide, la figura de un hombre alto, con aspecto asesino lo estaría esperando. Pese a tener el rostro cubierto por una bufanda, en su mirada se notaba que sus intenciones no eran buenas y aunque Ishaya seguramente fuese un gran mago, allí su magia no tendría efecto alguno. Lo único que el extraño hombre le pediría a cambio sería a sus tres serpientes, de lo contrario no se movería y de querer enfrentarse a un duelo, él saldría ganando, pues tenía en su poder todos los anillos y libros que pertenecían a Ishaya.

 

— Te lo preguntaré una última vez.. ¿Estás listo?

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  • 2 semanas más tarde...

- Estoy listo.

 

Estaba en compañía de las tres serpientes cuando me encontré nuevamente con el arcano Lawan, siendo el iniciador de mi siguiente prueba, una que me exigiría más de lo que anteriormente me había enfrentado en este sitio, sobre todo porque el parsel había sido una de las habilidades que más escondidas tenía en mi sangre mágica.

 

Do, A'hn y Tuyen me habían acompañado durante dos semanas en mi día a día, sorprendiendo a más de uno de mis familiares de estar siempre con su compañía. Era obvio que al inicio de aquella aventura las tres serpientes se sintieran un poco intimidadas del movimiento tan caótico de mi vida: la vida en el castillo, el trabajo en El Profeta, el cuidado de los negocios en Diagon, las visitas al Ministerio de Magia... lo único que no podía compartirles era mi presencia en la Marca Tenebrosa, simplemente por precaución.

 

Pero sí que les enseñé el tatuaje en mi brazo.

 

<<¿Es un tatuaje de verdad?>> Fue lo que preguntó Do mientras A'hn y Tuyen se acercaban para ver el tatuaje con detenimiento, aunque no entendía bien como lo lograban ver por la vista tan diferente que tenían aquellas pequeñas criaturas con los seres humanos, quizás era algo del tatuaje en sí, de la Marca, algo que nunca me había cuestionado. Mi pequeño Niall quizo acercarse a Tuyen en especial, mi hijo de apenas un año que en vez de tenerle miedo a los reptiles, los buscaba y se reía con ellos, inclusive A'hn había murmurado que era probable que el parsel sería fuerte en su sangre. Eso me robó una sonrisa de forma inmediata.

 

- ¿Y son seguras? - Me decía Cye, mi esposa, una noche cuando nos íbamos a dormir. - Es decir, no quiero que me lo tomen a mal pequeñas, - les hablaba directamente a ellas - me refiero a que si son venenosas porque tenemos muchos niños en casa y son demasiado juguetones, no queremos accidentes aunque tengamos a la directora de San Mungo en estas cuatro paredes.

- No hay nada de qué preocuparse, querida, - le respondí mientras me metía entre las cobijas y veía a mis tres nuevas amigas esconderse debajo de la cama, donde se dormían - simplemente tengo que estar pendiente de que ninguna persona les quiera hacer daño para que no tengan que defenderse porque, bueno, claro que lo harán si se ven amenazadas.

 

Lawan me permitió subirme a la barca junto con Do, A'hn y Tuyen para atravesar el lago y llegar hasta donde se encontraba el laberinto sin ningún tipo de apoyo de los amuletos de los libros de poderes ni de alguna otra habilidad mágica con la que haya sido vinculado anteriormente; por ello es que simplemente dejé que estuvieran cómodas mis acompañantes, esperando que los conjuros que conocía fuesen suficientes para llegar a salvo.

 

Unos cuantos de morphos fueron suficientes para crear de rocas debajo de la superficie se convirtieran en cocodrilos con el tamaño suficiente para poder jalar la barca hasta el otro lado.

 

- ¿Qué crees que te esperará en tu prueba? - Dijo al momento de comenzar a navegar A'hn, mientras que Tuyen se me acercaba a mi regazo. - Sabemos que cada prueba es diferente, que se ajusta con cada aprendiz.

- Y es cierto eso, - respondí mientras veía a Do asomarse un poco por la orilla - aunque no me gusta pensar en lo que me espera, creo que bajo todas las enseñanzas brindadas puedo superar lo que se me ponga en frente, ¡y no lo digo por altanero! Simplemente creo que es cierto que todos los alumnos dedicados lo harían.

 

Pareciera que mi respuesta fue suficiente porque no volvieron a hablar en el camino, creo que era la primera vez que estaban en un transporte como aquel recorriendo una superficie marítima, un detalle que me causó ternura aunque no lograba comprender el por qué exactamente.

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  • 2 semanas más tarde...

El muchacho Ishaya era valiente. O tal vez un iluso. Aseguró que quería continuar. No se hizo esperar, empezó la prueba y se alejó del Arcano. El Vietnamita le vio alejarse, con las tres serpientes dentro de la barca. La distancia era amplia y la profundidad del lago era inmensa. Sin embargo, el joven mago encontró la forma de morphosear algún objeto oculto en las aguas y convertirlo en sauros. Lawan observó con desagrado cómo empujaban la barca hacia la orilla opuesta. No le gustaba. Estos reptiles podrían comer cualquier tipo de animal que se encontrara en su camino y él temía por las tres serpientes a las que el mago debía proteger. Esperaba que supiera lo que hacía.

 

Además, no duraría demasiado ese tipo de hechizo, sobre todo cuando fueran atacados por la bestia marina que descansaba en el fondo y que destrozaría el bote. El Arcano era prudente, sabía esperar. En un momento estaba a este lado y, al instante, apareció en el otro lado. Se sentó a la orilla y en sus manos apareció una de sus cañas de pescar. La escena ocurriría más arriba, esperaría con calma a que todo sucediera y, mientras, pescaría un rato.

 

Lo que sucediera allá dependería del joven Ishaya y él no podía evitarlo. En realidad, no quería evitarlo. Su deber era enseñar a los aprendices para que llegaran hasta la prueba. El valor para conseguirlo eran obra de ellos; Lawan no podía intervenir, excepto en casos de extrema necesidad, para llevarse al imprudente que hubiera intentado cruzar el Portal sin estar preparado. Entonces sí, se levantaría, dejaría su caña y ayudaría a aquel muchacho rubio de piel muy blanca a salir de aquello.

 

Hasta entonces, seguiría pescando, acompañado de su cobra real que le acompañaba a todas partes.

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Justo en ese momento llegó hasta mis oídos un sonido gutural demasiado profundo, algo que detuvo a mis animales morpheados en su nado cuando estábamos casi llegando a la otra orilla donde alcanzaba a notar la figura del arcano que descansaba sin preocupación alguna. ¿Acaso estaba haciendo algo? Nunca me había tocado un arcano que se metiera en el camino a la pirámide, al menos no de forma física o de manera tan obvia.

 

Era bastante extraña la situación y la angustia comenzó a llenarme por completo. Parecían dos personas diferentes, el arcano que me entrenó y el que tenía ahora en aquel sitio, pero no era solo un modo de comportarse por diferentes situaciones, la personalidad simplemente no era la misma, ni el lenguaje, ni el tono de voz, ni las expresiones... era una persona completamente que desconocía y eso me preocupaba.

 

¿Qué habría pasado?

 

<<Ishaya, ¿escuchaste la advertencia?>>

 

Do me estaba llamando la atención para que regresara a la realidad y dejar de estar metido en mis pensamientos por lo que, en seguida, intenté verificar que era lo que sucedía cuando las tres serpientes se metieron de inmediato entre mis ropas, en mi gabardina, ocultándose de algo. Sí, este comportamiento resultaba diferente, pero me daba cierta seguridad de que al fin había ganado su confianza al cien por ciento.

 

Alcé mi varita cuando volví a escuchar aquel sonido gutural y logré notar que era una voz ahogada... una voz muy extraña que venía desde el fondo del lago. Esto no estaba nada bien.

 

En un segundo todo cambió, de un extraño movimiento en el agua mis dos criaturas desaparecieron al fondo amenazando con destruir el bote, así que de inmediato corte las cuerdas que nos unían para que regresaran los morphos a su forma original indicándome que algo las había destruido en su forma animal. Mucha agitación era lo que había dejado dicho movimiento, las tres serpientes temblaban y susurraban algo pero era tan el caos que apenas y podía entender lo que decían, lo que pasaba y lo que ocurriría a continuación.

 

Otro sonido gutural salió del lago pero esta vez estaba acompañado con la figura de una enorme serpiente marina, con la cabeza como de un caballo. Por ello es que estaba al pendiente de mi Lawan, quería presentarme a su "amiga".

 

<<¿Quién pretende llegar a la pirámide?>> Era lo que gemía dicha criatura y yo, agarrándome de donde podía para no caerme de la pequeña barca que en cualquier momento se hundiría si seguía aquellos movimientos tan bruscos en la superficie, le respondí intentando hablar con claridad.

 

<<Ishaya Triviani, aprendiz de Lawan Nguyen, quisiera vincularme a la lengua parsel y vengo acompañado de Do, A'hn y Tuyen en este viaje de descubrimiento.>>

 

Creí escuchar una risa en el lugar pero no me atreví a perder el contacto visual que tenía con aquella enorme criatura, prefería que me viera como lo hizo el arcano la primera vez: seguro, firme y convencido de llegar hasta mi prueba. No me retiraría y haría lo que estuviera en mis manos para lograrlo.

 

Pasaron lentamente los segundos, demasiado lento, mientras sentía mi corazón palpitar acelerado por la adrenalina ya que, en seguida, mi cuerpo estaría listo para responder ante cualquier movimiento que hiciera la serpiente mientras que, al mismo tiempo, sentíaa las tres serpientes en mi torso, enroscadas en mi y entre ellas. Las protegería sin más.

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Se podría acusar al Arcano de Parsel de no temer por la vida de su pupilo. Su pose tranquila parecía imperturbable ante las aventuras del muchacho se mantuvo hasta el final. Sin embargo, Lawan era un vampiro y, por tanto, estaba al tanto de todo lo que sucedía en el lago. Su oído captaba hasta el último susurro que la criatura marina emitía, hasta el último golpe de las gotas de agua al salir despedidas entre las violentas olas provocadas por su ataque, hasta el mínimo ronquido de las serpientes que acompañaban al hombre en su ruta hacia la otra orilla.

 

Aunque era imposible la pesca en aquellas aguas turbulentas, Lawan permanecía allá, con el rostro impasible, cazando en la orilla del lago. Sus nervios estaban preparados para una reacción rápida si ocurría algo anómalo. Si fuera necesaria su intervención, el Arcano llegaría al lugar en un instante. Escuchaba la conversación; era curioso que las serpientes se hubieras enrollado en el hombre en busca de protección. Era algo anormal en ellas puesto que no solían tomar tanta confianza con una persona.

 

Era mejor no intervenir. Estaba seguro que él podría sólo.

 

Al menos de momento. Al menos, en esta primera fase de la prueba. Si las serpientes buscaban su refugio... Si la Bestia del agua entendía que él quería protegerlas, aún a costa de su propia vida... Pasaría la prueba sin ningún tipo de problemas.

 

Esperaba que pudiera solventar su siguiente fase con la misma soltura. Lawan siguió impasible y movió levemente el anzuelo de su caña de pescar. Le esperaba una dura jornada de espera mientras el pupilo avanzaba rumbo a la pirámide para conseguir su Gran Prueba.

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La enorme serpiente marina no dijo nada, simplemente regresó a las aguas sin quitarme el contacto visual, esperaba que hiciera algún movimiento brusco para intentar hundir mi barca o algo por el estilo, al contrario de lo que intuía, su enorme cola empujó mi medio de transporte hasta la orilla a unos metros del arcano. Todo indicaba que me estaba dando la posibilidad de continuar con mi camino sin mayores problemas.

 

Bajé de inmediato y me incliné en el suelo mientras les susurraba a mis tres compañeras que podían salir de entre mis ropas a lo que, en seguida, se asomaron para corroborar que estaban seguras en tierra; debíamos de continuar, mi camino por el laberinto era lo que seguía y así fue como caminé hasta la misma entrada, sin contacto con Lawan, mientras veía como dos serpientes de cascabel se detenían en la entrada que se dividía en dos caminos.

 

<<Bienvenido viajero,>> hablaba la primera de ellas <<deberás de seguirme si lo que quieres es llegar hasta el centro de la isla donde lapirámide se encuentra.>>

 

<<Viajero, quien conoce el camino soy yo, no ella,sígueme a mi para que termines tu viaje con seguridad.>>

 

Así que ese era mi siguiente obstáculo, muy interesante. Rápidamente miré a Do, A'hn y Tuyen antes de poder decidirme sobre el camino a tomar.

 

- ¿Ustedes que creen?

- Viven con nosotros en los terrenos de Nguyen, - respondió primero como siempre Do - con ninguna he tratado, quien puede decirte más del asunto es Tuyen.

- Es cierto. - Complementaba A'hn, sin notar ningún tipo de emoción en ella.

- Entonces, Tuyen, ¿a quién debo de hacerle caso?

 

La serpiente no respondió de inmediato, dirigió su atención hacia las dos cascabel que se encontraban a unos metros de distancia antes de susurrarme unas palabras.

 

- Ambas son tramposas, eso es lo único que tengo por seguro, - decía sin mirarme aún - intenta sacarles más información y si veo algo te lo compartiré pero no aseguro nada.

 

Información, debía de hacerles preguntas exactas, concretas, tenía que ponerlas en alguna situación complicada para que se traicionaran de cierto modo y con ello apoyarme de Tuyen para encontrar el camino correcto. Debía de ser astuto, muy astuto, no quería enfadar a ninguna de las cascabel.

 

- ¿Creen que merezco pasar? - Fue la primera pregunta que se me ocurrió, después de meditarlo rápidamente.

 

<<Nadie se merece cruzar el laberinto, solo aquellos que confíen plenamente en nosotras.>>

<<Aprendices vienen y van, ninguno escucha, todos se aceleran por llegar a su destino.>>

 

Bueno, la primera pregunta no resultó como esperaba, era poca la información que recibía. Me hinqué en el suelo para que me vieran menos como una amenaza y más como un amigo.

 

- ¿Nadie se detuvo a platicar con ustedes?

 

<<Todos quieren arruinarnos, eso es seguro.>>

<<Si pudieran pisarnos lo harían, también eso es seguro.>>

 

- Yo no quiero hacer eso, - dije con una sonrisa - nunca me ha gustado el entrometerme donde ustedes, todas ustedes viven, prefiero dejarlas en paz para que no se alteren. Pueden preguntarle a ellas tres, - moví ligeramente mi cabeza en dirección a Do, A'hn y Tuyen - mentir no es lo mío.

 

<<¿Qué es lo que deseas?>>

<<¿Por qué no tomas solo un camino?>>

 

- Porque antes de decidir que camino tomar, tengo que entender las razones de cada una de ustedes por las que me indicaron que las siguiera. La confianza debe de ser mutua.

 

<<Sígueme entonces, aprendiz, y llegarás hasta donde quieras.>>

<<Sígueme a mi para lograr tu objetivo.>>

 

- A la derecha, - decía Tuyen mirándome a los ojos por primera vez desde que estaba hablando con las dos guardianas del laberinto, entendiendo que estaba más que segura de su decisión - siempre son ambiguas al hablar pero tienen un propósito fijo. La de la izquierda te pondrá trabas que podrían costarte la vida.

 

En ese momento el sonido del cascabel se escuchó con más fuerza y, efectivamente, era la del lado izquierdo que se erguía dispuesta a atacarnos.

 

- Tranquila, tal vez en otra ocasión alguien más decida seguirte.

 

Me levanté con cuidado mientras agarraba con fuerza mi varita, estaba listo a defenderme si es que se decidía a atacarme, sin embargo eso no pasó, cada una de las serpientes dieron media vuelta y comenzaron a arrastrarse cada una por el camino que me ofrecían entendiendo que debía de comenzar a caminar. Tomé el consejo de Tuyen y seguí a la del lado izquierdo para adentrarme en las profundidades de aquella isla.

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Superar la primera prueba no era fácil pero la segunda no requeriría de mayor esfuerzo que el dialéctico. Era el mejor momento para demostrar que tenía facilidad de comprensión de la lengua Parsel. Era difícil hablarla pero también era más difícil entenderlo cuando lo usan para hipnotizar y convencer... Esa era la misión de una de las serpientes que custodiaban el laberinto. Sería una gran prueba que demostraría el nivel de conocimiento del muchacho.

 

Lawan permanecía en silencio y presublimente ajeno a lo que sucedía pero no perdió ni una sola de las palabras que le decían y las argumentaciones que se expresaban en aquella segunda prueba. Era merecedor de elogio que no sólo escuchara a las dos serpientes que le susurraban que las siguiera sino que también pidiera la opinión de sus propias acompañantes. Era un hombre sin par, no cabía duda...

 

- Bien hecho, sr. Tonks Triviani... Bien hecho...

 

Esa voz fue un susurro parseliano que se extendió, sin darse cuenta, por entre los matojos y los árboles que rodeaban el Laberinto. Tal vez el muchacho lo oyera; tal vez no... Pero en ese apoyo había un cierto orgullo por la forma en la que aquel hombre iba enfrentándose a su destino. Si seguía así, si superaba la tercera puerta, iba a ser un auténtico candidato para vincularse al anillo ante el Portal de la Habilidades.

 

Permaneció atento a lo que sucediera ahora... Iba a ser una prueba casi insalvable.

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- No es posible...

 

La serpiente cascabel llegó hasta el centro del laberitno, o al menos eso sentía después de todo el camino que habíamos recorrido, justo en una depresión sin posibilidades de pasar por encima... tenía que sumergirme en el sitio que estaba repleto de las serpientes más venenosas que existían. Cada una de ellas comenzó a buscarme con la mirada, aunque ya sabía que lo que hacían era analizarme tranquilamente con sus lenguas, mi sensación térmica les podría llamar un poco la atención debido a que mi calor corporal era demasiado bajo de lo normal.

 

Quizás, como el de un reptil. Quizás no tanto.

 

Dejé escapar un suspiro en esos momentos llamando la atención de mis tres acompañantes. Me conocían, sabían que no me echaría para atrás en mi camino y que, al contrario, pensaba en la mejor forma de sobrevivir sin tener que utilizar algún recurso que no fuese válido para el arcano ya que, sí, sabía que de cierto modo me seguía vigilado aunque no lo viera.

 

- Dicen en la comunidad mágica que mi piel es como de dragón, - susurré mientras me sentaba en la orilla de aquel lugar, a unos tres metros de donde estaba la serpiente más cercana, dispuesta a morderme en un simple movimiento - ojalá que los rumores fueran ciertos para tenerla igual de dura y que no me preocupara tanto por el recorrido que tengo que hacer, ¿no?

- Mejor que diga que tienes piel de serpiente. - ¿Acaso alcanzaba a distinguir un tono burlón de Do? - La mayoría de ellas, si no es que todas, viven en la isla con nosotros...

- Y sin duda alguna tienen las órdenes de atacarte si no cumples con los requisitos. - Finalizaba la frase Ah'n, confirmando el único pensamiento que circulaba en mi cabeza.

 

Generalmente este camino hasta la pirámide era bastante sencillo, obviamente debía de utilizar los principios básicos de la habilidad pero nada en comparación a las pruebas de la pirámide que, si bien no recordaba perfectamente como habían sido, el ardor que sentía cada vez que me quería quitar mis anillos de su dedo me recordaba que no había sido fácil, que me faltaba camino por recorrer y que nada estaba dado por sentado.

 

¿Por qué había sido diferente en aquella ocasión? ¿Qué tenía que demostrar ahora con el sexto anillo? ¿De verdad que mis esfuerzos como hablante de parsel eran tan bajos para que Lawen estuviera tan específico con este camino? Bueno, eso realmente no importaba, si lo que quería era llegar a la pirámide debía de continuar caminando.

 

- ¿Podré confiar en alguna de ellas?

- No, en ninguna.

 

Tuyen me caía bien por su manera tan seca de decir las cosas y no es que las otras dos me mintieran, simplemente que su forma era más como un viejo mentor, sin tocarse el corazón, como era entrenado un guerrero. Y eso era, un guerrero, por lo que si no podía confiar solo en susurrarles unas palabras bonitas... la varita tendría que actuar.

 

- Lo único que deseo es llegar con Lawen, - dije en voz alta esperando que fuese en la lengua parsel, dándome un poco de esperanza cuando varias de ellas dejaban de moverse para quedarse inmóviles hacia mi persona... la gran mayoría - lo único que busco es la aprobación del arcano para portar con orgullo el anillo parsel, agradecería mucho contar con su apoyo ya que, bueno, puedo reconocer a varias de ustedes de mi estancia en la isla. No quiero hacerles daño, pero tengan en cuenta que no dejaré que lastimen a mis compañeras de viaje o a mi...

 

En esos momentos estiré lentamente mis brazos para que las tres se metieran nuevamente entre mis ropajes, las protegería en el centro de mi cuerpo mientras mi varita actuaba a nuestro alrededor. A continuación me levanté tranquilamente, sin hacer movimientos bruscos y con una posición defensiva. Estaba listo.

 

El primer movimiento que hice fue convertir mi túnica con un morphos para que su material fuese de metal, de esta forma cualquier mordida que quisieran dirigir y que no alcanzara a esquivar se toparía con una dura defensa, sí, esto significaba un movimiento más lento y torpe por mi parte, pero bien valía la pena mientras ellas no corrieran ningún peligro. El siguiente movimiento fue crear una serie de avis para tener varias parvadas de palomas de diferentes tonos para que volaran encima de mi, igual sería una forma de defensa para distraer "atacando" a cualquiera de nuestros enemigos; mientras tanto en mi mente repasa el impervius, si es que escupían el veneno, o incluso el vipera evanesca, para dejar de andar jugando en ese sitio.

 

- ¡Serpensortia! - Lancé justo a mi lado para que una hermosa serpiente pitón reticulada, mi compañera en ese momento quien se postró con orgullo a mi lado, alta, poderosa, imponente. - Sonorus... repito, no quiero que esto se convierta en una batalla campal, no me detendré hasta llegar al final del laberinto. Quietus.

 

Respiré profundamente y comencé a caminar teniendo como reacción, a mi sorpresa, como una a una me dejaba libre un camino para que pasara mientras escuchaba sus susurros <<no somos lo peor de este lugar>>, <<te costará más de lo que crees>>, <<no te desgastes, continúa>>... todas me indicaban, en conjunto, que prosiguiera,; al parecer ninguna se lanzaría conmigo en aquel camino lleno de sombras que se movían, las sombras de mis palomas que sobre volaban a poca distancia de mi cabeza y con el movimiento seguro de mi pitón que acompañaba mis pasos.

 

Por supuesto que estaba nervioso, eso lo podrían detectar mis tres compañeras de viaje que siseaban debajo de mi armadura improvisada, sintiendo también el miedo en el ambiente, por ello con cada paso que daba mis sentidos se agudizaban aún más, las cosas habían sido, sí, bastante sencillas hasta ese punto y no podía dejar de escuchar los murmullos: me estaban advirtiendo de lo que me encontraría al final de ese camino.

 

Terminé de cruzar esa extraña "alberca de serpientes" y me giré para darles las gracias con una reverencia, era una fortuna que no decidieran atacarme, pero una de ellas, la cascabel que me había dirigido por todo el camino, se separó del resto.

 

<<Curioso hombre el que nos trajo Nguyen en esta ocasión... los extrañaremos...>>

 

Me regresó la reverencia y, detrás de ella, el resto de las serpientes la imitaban. Esto no me daba buenas señales, pero debía de continuar, me giré y proseguí, debía de llegar a la pirámide.

 

Lentamente las palomas fueron desapareciendo del cielo que me protegía cuando los conjuros perdían su poder, así como la armadura que me protegía regresaba a una fina tela dejando que mis compañeras regresaran al suelo para que se arrastraran a mi lado sorprendidas de ver a una pitón que en cuestión de segundos desaparecía también de mi lado, no sin antes agradecerle su presencia.

 

 

 

Debí de suponerlo.

 

 

 

Debí de prevenirlo.

 

 

 

Había cometido un error que era difícil de corregir a esas alturas.

 

 

 

 

 

 

 

Aquel hombre que me detuvo solo requería quedarse con las tres serpientes que me acompañaban, Do, A'hn y Tuyen, no quería combatir conmigo... aunque tuviera puestos los anillos y amuletos de todos los libros que había ganado, inclusive aquellos que me habían dado los anteriores arcanos. Me estaba dando la oportunidad de pasar sin daño alguno.

 

- ¿Qué les ocurrirá si te las entrego? - Pregunté directamente, en un tono seco y duro, no podía permitirme en esos momentos demostrar debilidad.

- Eso... ya no es de tu incumbencia.

 

Di un paso en frente de mis tres acompañantes recordando las palabras de mi maestro, Lawan, cuando me dejó ir de su sitio de descanso para prepararme en esta prueba.

 

"Te pido cuides de ellas... Cuida a mis serpientes… perdón… a tus serpientes, si aceptas el trato regresa con ellas a la isla."

 

Y eso haría, cuidaría de ellas, aunque no tenga oportunidad de ganar esa batalla.

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Conforme Ishaya y las tres serpientes se alejaban era mucho más probable que algún pes se acercara y mordiera la carnada. Se puso de pie en cuanto algo picó. Tiró suavemente del hilo con la mano libre, haciendo un poco de fuerza para que el pes se enganchara bien. Repitió aquel movimiento un par de veces más hasta que finalmente con un fuerte tirón sacó al animal del agua. Lo desenganchó y luego de curarlo lo liberó de vuelta al agua.

 

Mientras lo hacía no dejó de estar pendiente de su aprendiz, por el momento lo estaba haciendo bien. Caminó por unos minutos sin dejar de observar. Fue cuando logró vislumbrar que el mago estaba atascado, o quizás no. Sin embargo, decidió brindar ayuda, una pequeña ayuda. No le facilitaría las cosas, en absoluto, sino que intentaría hacer que Ishaya sacara a flote todo lo que aprendió todas las veces que recorrió aquella isla.

 

Recuerda

 

Dijo una sola palabra en Parsel, una palabra que llegaría a su pupilo a través de todas y cada una de las serpientes de la isla. Cualquiera que escuchara aquella palabra la transmitiría a la serpiente más cercana, y esta a su vez a la más cercana hasta finalmente comunicar el mensaje a Ishaya y sus acompañantes.

 

Ishaya debía recordar que los lenguajes humanos eran débiles y contenía muy poca magia. También debía recordar el vínculo que creó con cada anillo. Seguiría sin poder usar su varita, sin embargo, el vínculo creado entre un anillo de habilidad y un mago era capaz de trascender.

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El aire que llegaba hasta mis pulmones se sentía cada vez más pesado, mi cuerpo no podía ponerse más tenso y todos mis sentidos estaban al máximo, sentía por completo la mirada de aquel enemigo clavarse en mi cuerpo, sin moverse ni un solo centímetro... no dudaba de lo que estaba haciendo, eso estaba claro, simplemente era la angustia de saber lo que ocurriría ahora en una clara y enorme desventaja de poder.

 

Era curioso, en verdad, el ver como había avanzado en los entrenamientos de cada uno de los arcanos conforme pasaba el tiempo, teniendo conmigo una forma diferente de asimilar las diferentes habilidades mágicas mucho antes de vincularme con los anillos que simplemente me daban un reconocimiento físico; cada uno de mis viajes se había tornado confuso, desesperante y agustiante en su momento, a diferente nivel pero con los mismos resultados. No pretendía que todo fuese igual, por supuesto, pero al menos deseaba que las consecuencias de mis decisiones fuesen solo personales, sin llegar a desbordarse.

 

Justo en ese momento comenzó a llegar a mis oídos un ligero susurro desde el exterior de la isla, como si una brisa soplara justo en mi nuca. Era solo una palabra que se repetía una y otra ve, que llegaba a mi en diferentes tiempos, de diferentes voces, con diferentes significados inclusive. Mi vista comenzó bajar hasta mis pies y vi a mis tres amigas, do, A'hn y tuyen que se me adelantaban lentamente mientras que un sin fin de sus compañeras (muchas de las cuales habíamos dejado detrás en la depresión) llegaban hasta donde nos encontrábamos actualmente.

 

<<Recuerda>>

 

Era lo único que repetían mientras comenzaban a amontonarse a mi alrededor, dejando que avanzaran con cuidado mis compañeras de viaje, envolviéndome con cuidado y sin mucha intención de hacerme daño. Sentía su piel, sus vibraciones y el siseo cada vez que agitaban su lengua mientras sus ojos se encontraban de vez en cuando con los míos mientras seguían llegando, seguían subiendo por mi cuerpo y seguían susurrando.

 

No podía dejar de pensar en que durante toda mi vida había cuidado de cualquier tipo de criatura sin importar poner en riesgo mi propia seguridad, así fue como salvé a do en su momento y que, años más tarde, nos juntaba nuevamente mi búsqueda por aclarar los murmullos que llegaban a mi en cada camino donde una de ellas se encontraba cerca. No lo sabía entonces pero estábamos conectados mágicamente, mi propia lengua y entendimiento de su manera de sobrevivir iba más allá de una resolución personal, de estudios que cualquier ser humano podía hacer... no, siempre había existido una explicación más amplia.

 

<<Lo recuerdo...>>

 

Mi respuesta provocó algo que seguramente jamás olvidaría. En un instante, toda la fuerza en conjunto de aquellas serpientes se junto para hacerme sentir como una ente más grande, más imponente, siento sus cuerpos moverse y contraerse a mi alrededor mientras veía sin ver a mi enemigo. Ellas estaban siendo mis ojos, mi piel, mi cuerpo, estaban actuando conmigo en un solo movimiento coordinado... si alguien pudiera ver la toma podría compararlo con una esfera inmensa que se levantaba frente a Do, A'hn y Tuyen, quienes permanecían inmóviles vigilando al extraño ser que pedía su cuota.

 

Era un solo silbido el que vibraba en ese sitio, era... la forma en que reaccionaba con el parsel... el lenguaje comprendía más allá de articular de una forma, era volverse uno con la misma especia...

 

<<Bienvenido a tu prueba, joven Triviani...>>

 

Y respondía ese ser con el mismo silbido, dejando caer su bufanda para mostrar una piel de escamas y una lengua bífida, haciéndose a un lado para que avanzáramos juntos mis tres compañeras de viaje y yo, en esta extraña forma...

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