Pociones + Idiomas

[Juliette Macnair]

Luego del pequeño incidente con la criatura feroz nos corrimos algunos metros para que ambas clases pudieran efectuarse con más tranquilidad o, quizá no salir dañados por otro acompañante de idioma curioso. Posé ambas manos sobre los pliegues de mi túnica, resguardando de manera inconsciente los amplios bolsillos por si el frío se colaba con más fuerza así, solamente debía de meter mis manos y calentarlas; la esmeraldina mirada se dirigió enseguida al hombre que nuevamente tomaba la palabra con un tono mucho más serio y tajante, disparando más de una pregunta y no era la única distraída, por lo que esperé atenta a que cualquiera de mis compañeros tomara la palabra.

Mientas la chica respondía, comencé a hacer un repaso por mis antiguas lecciones en Ilvermorny, recordando al viejo Steward y su macabra manera de enseñar — o así se veía ante los ojos de una niña —. Una curvatura se dibujó en mis labios mostrando nuevamente esa amplia sonrisa al concordar con la especulación de la muchacha, definitivamente sería estupendo tener un poco de veritaserum a la mano. Comencé a mover las puntas de mis dedos intentando distraerme y así pasar desapercibida, pero enseguida la mirada del profesor se fijó en mi y, era imposible no sentir tal pesar por lo que armándome de valor intenté responder.

— Hace algunos meses hice unas pequeñas compras en el Magic Mall — mi ceño se frunció ligeramente y proseguí —, aunque pude tener una pincelada en mis estudios...estudios que terminé por reemplazar con otras materias. Ya sabe, los diferenciados y sus huecos.

No sería Juliette si no estaba en constante movimiento, por lo que antes de pensar una y otra vez mi respuesta a las preguntas de más calibre, desacomodé la túnica esmeraldina dejando que las cintas que se cruzaban cual bufanda por mi cuello cayeran libres. Deslicé mi mano izquierda por mi cabello y solté un pequeño suspiro, tenía una gran duda con uno de los conceptos y eso me ponía nerviosa. Siempre intentando saberlo todo.

— Se que una poción es una mezcla de ingredientes, su uso puede ser de lo más simple, como lo es algo medicinal hasta lo más perjudicial como lo sería la muerte. — presioné los labios — La mayoría de las pociones tienen un antídoto, revierte el efecto de la misma o, también sirve para curar ciertas dolencias. — suavemente crucé mis manos tras mi espalda para intentar ocultar ese ligero nerviosismo; el terror a equivocarme siempre me había perseguido desde pequeña. — No estoy muy segura que es un filtro, pero creo que es parecido a una poción, sólo que te da alguna cualidad. Por ejemplo, el filtro de la paz te genera una gran tranquilidad y calma.

Filtro que sin duda necesitaba en ese momento.

— He de admitir que siempre me ha llamado la atención la poción multijugos, aunque he escuchado que su sabor es horrendo, me da una gran curiosidad verme como otra persona. — quizá por un propósito personal, transformaciones que experimenté desde otra perspectiva que sirvieron para un bien común. — Aunque también he sentido ganas de beberme un buen de Felix Felicis, digo ¿quien no ha necesitado un empujoncito?

[Eobard Thawne]

-Demonios... -susurró, observando todo el desastre con el troll. -Sí, definitivamente hay cosas que nunca cambian.

 

Viendo el lío que se había hecho con dicha criatura, prefirió no interrumpir a Athena. Y a final de cuentas, el profesor que le correspondía al grupo de Pociones ya había soltado las primeras interrogantes. Dejó pasar uno, dos minutos, quizá. Le sorprendió que Andrómeda no hubiese tenido un contacto muy estrecho con la disciplina, sobre todo porque, de lo poco que la conocía, no había puesto en duda sus capacidades. Para él, las respuestas que daría a continuación le causaban un poco de gracia.

 

-Bueno, en mi caso, sí, sobre todo en mi antiguo mi empleo ministerial. Nada volátil, desde luego, lo usual eran antídotos. Y, aunque creo que no cuenta, el aprendizaje al estilo americano.

 

No iba a revelar detalles de su tiempo laborando en Criaturas Mágicas, puesto que no estaba en sus planes el aburrir a los presentes. Sí, le agradecía el gusto por las pociones a aquella profesora que había fungido de docente durante su breve estadía en el colegio de magia norteamericano más famoso. Una pena que ya no pudiera pisar ahí, por las razones más banales.

 

-La poción es un brebaje que puede contener una variedad de ingredientes, así como lo son sus efectos. Dependiendo de lo que se busque, puede ser de una elaboración elemental, o más compleja. -respondió, intentando recordar la última que había visto. -El antídoto, por otra parte, lo concibo como una cura para alguna aflicción en particular. Desde luego, hay que ser muy cuidadoso en su elaboración. Y, claro, un bezoar no siempre es la opción más viable.

 

Aquel comentario le hizo recordar el aspecto de tal objeto, una piedra de aspecto poco atractivo, seca como riñón, que había visto durante la primera ocasión que había tomado la clase en esos mismos terrenos. Los venenos constituían un ámbito muy interesante para él, pero no era tan descuidado como para revelarlo. Deslizó su dedo índice por sus labios, intentando dar una definición de filtro que sonara tan descabellada.

 

-Sobre los filtros, buscan un determinado efecto en quien los bebe. Está el Filtro de Muertos en Vida, que le produce a la persona un sueño denso, sin peligro de despertarse al menor ruido. El único detalle, y creo que aplica para este tipo de sustancias, es que en exceso pueden resultar en efectos no deseados.

 

Como todo, en realidad. Hasta la poción más inofensiva, consumida sin moderación, podía ser letal. Ahora, el problema yacía en la variedad de pociones que enlistaba como sus predilectas. Tenía que hacer una elección, por lo que procuró no desvanarse mucho los sesos.

 

-Recientemente, he encontrado la Poción del Olvido muy...interesante. -torció una alegre sonrisa al mencionarlo. No la había usado antes, pero sabía que daba muy buenos resultados. -Me agrada, precisamente por la utilidad que constituye si uno tiene muchos pensamientos en la cabeza.

[Sagitas E. Potter Blue]

A pesar de que me sentía muy segura de mí misma, la compañía del Director del Ateneo hizo tambalear mi mente y me creó inseguridad. No quiero decir que mi mente sea muy estable normalmente pero controlo; yo controlo. Sin embargo, la dudad de que Niko Uzumaki estaba allá para vigilarme y no como profesor de Pociones, fue creciendo a medida que le oía protestar por la presencia del Troll y por las palabras del Elfo. Fruncí un poco el ceño, sólo un poco, no me gusta que los alumnos se enteren de los problemas internos de la Universidad Mágica.

 

-- Te juro que... -- pero lo dije muy pequeñito, apenas musitando y observando al troll que no salía. No, allá se le veía la cocorota sucia pero no había más movimiento. ¿Se habría muerto? ¿Le acababa de dar otra excusa a Niko para despedirme por ensuciar terreno público académico?

 

Athena parecía pensar lo mismo que yo, sobre el troll quiero decir, no sobre el ensuciar el lago. A mí también me preocupaba la vida del aquel troll, es que me apena que muera cualquier tipo de criatura, ¡si hasta lloro cuando se me seca una planta...! Di un ligero suspirito antes de contestarle:

 

-- No es mi intención enseñarte todos los idiomas. En realidad, me planteo que te sorprendas con todos los idiomas que podrías llegar a conocer y que, si quieres, profundices en los que puedes necesitar. Aunque el Gigantés es muy divertido, hablar con gruñidos es lo más, es una pérdida de tiempo que te enseñe si nunca vas a ir a verles; al menos que quieras que te coman, claro...

 

De todas maneras, miré de reojo a Niko, quien se ocupaba de sus alumnos, por si él me recriminaba mi dedicación a la clase. ¡Ay, cómo me gustaban las clases en las que podía vaguear sin que me vigilara el Director de la Universidad...! Ya se sabe, ojos que no ven, clase que pasas con los pies en el pupitre y sin nada que hacer... Entonces caí en lo que había dicho Athena.

 

-- ¿En serio te costó el inglés? Yo creo que... Pues no lo recuerdo pero creo que no me costó mucho... Pero no te preocupes, sólo pretendo que sepas que hay muchos idiomas y si alguna vez necesitas hablar con alguien puedas recurrir a un vocabulario básico. -- Bajé la voz, intimidada de nuevo por-quien-vosotros-ya-sabéis... -- O también puedes comprar una guía básica parlante de idiomas mágicos. Los vendemos en la Tienda PB de Material Escolar. Son super prácticas y muy baratas.

 

Carraspeé esperando que Niko no se diera cuenta de mi mensaje publicitario.

 

-- Un idioma que sí deberías conocer un poco más es el Duendigonza. Es el usado por los duendes, seguro que has oído algo en Gringotts. Los duendes suelen usarlo para meterse con los humanos que usamos sus bóvedas. Nos consideran algo insulsos. Son muy orgullosos, ¿sabes? No les gustan que sepamos sus cosas ni que usemos sus cosas pero también son muy codiciosos y, aunque sólo sea como garantes de seguridad, aman que llenemos las bóvedas de objetos variados y valiosos. Su idioma está muy cercano al de los troles y los gigantes en cuanto a su rudeza y falta de melodía. ¿Has aprendido Japonés? Es un idioma magnífico, rudo, palabras fuertemente sonoras y belleza en la tonalidad para expresar sentido a la frase. Pues el Duendigonza es todo lo contrario. Si lo oyes mucho tiempo, puedes llegar a dormirte.

 

Moví las manos hacia el troll, que seguía hundiéndose. Me preocupaba.

 

-- Iba a traer un duende pero no me atreví con Niko delante -- le dije a mi alumna, por lo bajini.-- Pero no hay problema con esto porque podemos ir en cualquier momento a Gringotts y podemos practicar un rato. Yo suelo pelearme mucho con la Directores, es una duende de carácter a quien no le gusta que saque objetos de mi Bóveda Trastero. ¡Discutimos mucho! pero es muy divertido. Una variedad de su idioma es que tienen libros. ¡Dioses! ¿Te lo imaginas? Leer la cartilla en duendigonza... También puedes encontrar algún ejemplar en la tienda, que lo sepas.

 

Volví a carraspear. Aquello, en vez de una clase de Idiomas más parecía la labia de una comercial que alababa los productos de su negocio. Alrededor del troll empezaban a formarse burbujitas y sonreí. Sabía lo que eran.

 

-- De forma rápida, te comento que tienes la oportunidad de aprender Parsel con el mejor profesor del mundo: el Arcano Lawan, aquí, en el mismísimo Ateneo. Parsel es el idioma de toda criatura serpiente muggle o las mágicas como la Serpiente Cornuda o los Basiliscos. Es muy útil para los que tenemos criaturas así como mascotas. ¿Sabes que tengo un Circo. -- Estuve a punto de decirle "Dos por uno, con un 10 % de descuento si dices que vienes de mi parte" pero lo consideré poco apropiado ya que Niko estaba cerca pidiendo definiciones de pociones, antídotos y no sé qué más... Aunque tal vez... Cuando él estuviera distraído... Podría ofrecerle a los alumnos...

 

Sonreí levemente.

 

-- De parsel no te voy a decir apenas nada porque el Arcano me pide tirar encima su Cobra Real. Tiene muy mala baba, te lo digo por experiencia. Así que pasaré a la mejor y más llamativa lengua del mundo mundial mágico... El lenguaje de los Sirenios. Ven...

 

Le hice una seña para que me siguiera. Me asomé por encima de la orilla y mi sonrisa se hizo mucho más amplia. Grité. No es que gritar sea lo correcto para comunicarse con la gente pero en casa chillamos tanto que no necesitamos los Sonorus.

 

-- ¡Niko! ¿Sabías que tienes un grupo de Sirenios en el lago? Creo que tienen mala leche, acaban de paralizar al troll. Y mira que para conseguir eso tienen que tener muchas algas adormideras. ¡Voy a hablar con ellos! ¿Quieres que les pida ejemplares para la Universidad?

 

¡Universidad y un...! Yo las quería para mí, con lo difícil que era conseguirlas. Así que sumergí la cabeza en el lago aún antes que mi compañero de bando me diera permiso.

[Niko Uzumaki]

- No, claro que no podemos aplicarlas en los muggles - El Tonks miró a Sagitas en busca de un poco de apoyo por sus conocimientos en el mundo de los muggles. Niko personalmente no se había sentido muy bien en su acercamiento con ellos así que dudaba mucho querer hacerlo de nuevo - Eso va en contra de nuestras leyes mágicas, así que por favor no lo vayas a intentar hacer. No queremos que uno de los alumnos de esta prestigiosa Universidad cometa un delito - No podía permitir eso y menos siendo el director.

 

- Me parecen muy interesantes todas las pociones que han mencionado hasta el momento así que es hora de intentar practicar un poco pero con algo más fácil. La multijugos puede ser demasiado elaborada y toma mucho tiempo realizarla - No tenía días para dar la clase así que no podría permitir que hicieran una poción demasiado complicada o larga de hacerla así que por eso había traído un par de libros para darles una guía sobre algunas pociones para empezar.

 

- Cada uno debe tomar... - Justo en ese momento Sagitas comenzó a gritar y a decir que había un grupo de sirenios en la Universidad pero no entendía cómo era que eso había sucedido - No me digas que los has traído - Niko de nuevo la miró con cara de pocos amigos dado que no se esperaba eso y quería creer que no había sido una idea de la profesora de Idiomas porque ella misma tendría que encargarse de sacarlos y al troll.

 

- Además, se han desaparecido mis libros para la clase - Niko notó que los libros que pensaba entregarle a los estudiantes no estaban en el lugar que pensaba y tendría que buscar unos nuevos o recuperarlos - Seguro los ha tirado el troll al lago y ahora los tienen los sirenios. Esto no me agrada mucho - El Tonks no tenía muy claro qué hacer en ese momento pero tendría que continuar con la clase de algún modo con o sin los libros.

 

- Ya sé. Tu alumna puede ayudar a los míos a recuperar sus libros hablando con los sirenios para que ellos pueden realizar una poción en máximo 2 horas - Los chicos tendrían tareas complicadas pero tendrían que trabajar en equipo para lograr todo lo que deseaban. Niko podría recuperar los libros con mucha facilidad dada su habilidad para comprender otros idiomas pero eso no sería lo correcto para el proceso de aprendizaje de los alumnos.a

[Athena Rouvas]

―Oh... pero no te preocupes por eso Sagitas, si te puedo decir solo así ¿no? Es que eso de profesora, y demases se me hacen muy serios. ―Tampoco le agradaba que aquellos que caían en sus clases la llamaran de esa manera, pero era algo difícil quitarles la costumbre. ―Trabajo en Gringotts y he visto lo... extraño que son los duendes, también los escucho a menudo conversar en su dialecto, aunque a estas alturas ya tengo identificadas unas cinco palabras de las que siempre usan. ―Lo dijo con el pecho inflado mostrando todo el orgullo que sentía de haber identificado esas cinco palabras ella solita. Cabe destacar que nunca le preguntó a nadie si sus averiguaciones eran correctas y con el carácter de los duendes, fácilmente podrían haberse dado cuenta que los escuchaba e inventarse algunas cosas.

 

Pese a que ella mencionaba que habían libros, la única que logró tomar uno en sus manos descartó su lectura porque le parecían escritos en chino, o en jeroglíficos, o en ambos. Esos seres eran de verdad recelosos con su información y su mundo, bueno, los magos eran en parte culpables de su desconfianza, aunque también debía haber algo de los genes en medio. En fin, nunca más volvió a intentar leer duendigonza, suficiente tenía aprendiendo inglés y sus pronunciaciones extrañas y con demasiadas "th"

 

Pasó un poco por alto el tema del Pársel y de quien lo impartía, pues no estaba demasiado interesada en esa materia.

 

Sin embargo, cuando mencionó el sirenio su mirada se iluminó mientras la emoción aparecía en sus facciones ¡Siempre había querido aprender sirenio! Bueno, no siempre pero si desde que se había enterado que su varita, Niké, estaba constituida en el núcleo por un cabello de sirena de las costas de Sicilia.

 

―¡Definitivamente quiero aprender sirenio!

 

Sagitas sumergía la cabeza bajo el agua para comunicarse con ellos mientras Niko comentaba algo de unos libros que ya no tenía. Al final solo se quedó con dos palabras perdidas en medio de toda una explicación: "Tu alumna". No pudo evitarlo, pestañeó repetidamente mientras se apuntaba la frente con el dedo indice y cuestionaba en voz bajita con un "¿Yo?"

 

Sujetó bien el cabello en una coleta en la nuca para evitar que se mojara. No era una buena época para un baño en el lago, quizás en verano no le hubiese importado.

 

―¿Qué se supone que tengo que decirles? Solo que me ayuden con los ejemplares. ―Cayó en cuenta cuanta cuando ya estaba de rodillas por la orilla, pero todavía sin tocar el agua siquiera.

[Sagitas E. Potter Blue]

Estaba muy emocionada con el hecho de que hubiera un grupo de sirenios en el lago de la Universidad. Por supuesto, yo no los había traído pero que Niko pensara que podría tener esa capacidad me hizo sonreír de forma pícara. Asentí pero era ante su sugerencia de que los libros desaparecidos pudieran estar en el fondo del río, tal vez empujados en la caída por el propio Troll. Aplaudí.

 

-- ¡Genial idea, la que sugieres, Niko! ¿Te gusta, Athena? ¿Lo intentas? ¿Qué puede pasar?

 

Como siempre, yo era muy optimista y nunca me planteé que los sirenios pudieran aguijonear con su tridente a la alumna. Si así fuera... ¡la culpa sería de Niko, por permitirlo! Además, ella parecía muy interesada en aprender el idioma sirenio, algo que me maravillaba. Le señalé la orilla para que me acompañara.

 

-- Yo creo que no tendrás ningún problema con este idioma, Athena. Si has sido capaz de entender el inglés, con lo labial que es, seguro que puedes con el sirenio. Lo único que debes de saber es que has de poner la lengua así, apoyada en los incisivos y haciendo un gesto como si fueras a escupir.

 

Hice el gesto y el sonido que salía era algo mezclado entre aire y "eses" y "zetas". Me hacía mucha gracia por lo que mi sonrisa no me abandonaba en ningún momento.

 

-- Ven, mete la cabeza. Si no quieres mojarte, puedes usar un casco burbuja pero yo prefiero hacerlo a pelo -- le señalé la cabeza chorreando; nunca me habían importado los pequeños detalles incómodos pero no podía obligarla a resfriarse por una asignatura, seguro que Niko no estaría de acuerdo en que la pobre tuviera que ser ingresada en San Mungo por una neumonía. -- Mira, intenta imitar mis sonidos en el agua. Fuera apenas distingues nada pero dentro del agua... ¡Hay todo un mundo de sonidos completamente diferentes a los que acostumbramos al usar el aire!

 

Sumergí de nuevo la cabeza. El mundo allá abajo era impresionante. El Troll seguía en el agua, sentado prácticamente en el fondo. Cerca, un grupo de sirenios de caracter malhumorado chirriaban con sus lenguas. Le hice seña a Athena para que me imitara:

 

-- ¡Hola, queridos amigos! ¿Podemos hablar un momento?

 

Sonreí a Athena, levanté el pulgar y alejé la vista de ellos. Fue entonces cuando me pilló desprevenida el gesto del Troll: agarró mi mano y estiró con fuerza, metiéndome dentro de forma totalmente imprevista.

[Athena Rouvas]

―Apoyada en los... ¿Así? ―Luego de la pregunta intentó poner la lengua de la manera en que se le indicaba, era algo complicado pero mejorable con la practica, seguramente. Probó un par de veces más haciendo unos sonidos bastantes extraños que le produjeron risa más que otra cosa. ―De acuerdo, de acuerdo, creo que ya tengo la técnica. ―Dijo finalmente.

 

Volvió a acercarse al borde del lago observando primero su reflejo en el agua. Llevó las manos al cabello y rápidamente se hizo una trenza que luego enrolló hasta formar un tomate para evitar que se mojara al sumergir la cabeza; le dio la impresión que un casco-burbuja iba a perderse un poco la altura de la voz entorpeciendo la tarea que tenía por delante. De todas manera al introducir la cabeza en el agua la parte de la frente se mojó totalmente. Sintió un escalofrío en la espalda pero resistió lo mejor que pudo.

 

Una vez abajo repitió los movimientos de lengua que había practicado instantes atrás, incluyendo algo de voz, el problema fue que se quedó sin aire con suma velocidad lo que provocó que saliera abruptamente a la superficie para respirar un poco. Tenía que admitir que no había pensado en esa posibilidad, el casco-burbuja era necesario y justificable. No le quedó otra que realizar el hechizo y volver a sumergir la cabeza, esta vez con la tranquilidad de que duraría bajo el agua todo lo que necesitara hasta conseguir los ejemplares que requerían los chicos de pociones.

 

―(En sirenio) Hola..., eh... ¿amigos de las aguas? ―Movió una manito en un gesto de saludo. La vista pasó de Sagitas a ella por haber sido la segunda en hablar. No parecían estar de buenas, de seguro el culpable era el troll y por extensión ellos por dejarlo caer en sus dominios. Ninguno asintió al ¿podemos hablar con ustedes? de Potter Blue, por lo que Rouvás lo tomó como un sí, si pueden hablar.― Bueno, queríamos un poco de su colaboración, verán...―Chapuzón en el agua a su costado.

 

Cuando se pudo fijar bien se dio cuenta que la profesora estaba por completo dentro del agua, y no solo eso, era jalada por el troll ¡Pero si no sabía nadar! Se suponía.

 

―Hey, nooo! ―Sin pensarlo dos veces se deslizó por completo en el agua. Menos mal que sabía algo de natación. ―Sagitas ¿estás bien? ―Medio gritó, aunque su repentino aumento de voz y el echo de que fuera inglés pareció sobresaltar a los sirenios, un poco. ―(En sirenio) Hey, hey, solo quiero ayudarla. ―Intentó calmarlos, ya veía que iban a por ella con sus tridentes. Olvidó por completo el tema de los ejemplares que debía conseguir para centrarse en ayudar a la afectada.―Ese troll que ustedes calmaron cayó acá por accidente, no es que venga a atacarlos o a molestar. Ahm... estoy aprendiendo idiomas mágicos y... bueno, el troll está dentro de la clase, y... ―No podía decir todo el desastre que sucedió en la superficie. Toda su explicación iba acompañado de gestos y mímica, algo que no les estaba haciendo demasiada gracia.

 

No sabía cómo rayos continuar el relato.

 

―Bueno, la cosa es que llegó y como es medio torpe se cayó aquí. Pensamos en sacarlo pero fueron pasando cosas... y terminé contándoles esto para que me dejen ir a ayudarla... ―Ya no sabía lo que estaba explicando.

 

Los sirenios se miraron unos a otros con gesto desconfiado e incrédulo ante su relato. ¿Podía ser que debatían algunos temas con solo mirarse o tenían otras formas de comunicación más allá del dialogo? Athena los observó con curiosidad pero intentando no parecer como entrometida. Al final uno de ellos se acercó y Rouvás intentó no retroceder pese al vaivén del agua.

 

―(En sirenio) Niña humana ―¿Niña? Le saltó la venita de la sien. No es que le ofendiera, pero tampoco era tan pequeña de edad.―Dejaremos que te la lleves si prometes que también sacarás al troll. No nos agrada su presencia, ni tampoco como contamina nuestro lago. ―El sirenio señaló los pies del troll. De modo que eso era el inconveniente.

 

Se apresuró a contestar.

 

―(En sirenio)Claro, claro, me haré cargo... ―Me pregunto si los chicos que están en pociones pueden elaborar algo para el mal olor ¿existe eso?. Su cabeza trabajaba a mil por hora, porque el troll en la Universidad iba a repercutir con Niko. Fue en busca de la profesora con esa idea en la mente. Quizás pudiera proponérselo a alguno a escondidas y así sacarse el asunto con cuidado. Después vería como sacarlo del lugar de estudios.

[Sagitas E. Potter Blue]

El agua fría, la sujección del troll y la charla de Athena con los habitantes del río... ¿Qué me sorprendía más? No lo sé. Al principio le dejé hacer pero se me acababa el aire y el troll no me soltaba. ¡Demonios! ¿Es qué aprobar era tan importante que se le escapaba el detallito de que me ahogaba? Y sin unas malas branquialgas que echarme a la boca.

 

-- Agggg -- le dije, a costa de soltar una burbuja de aire pá fuera y, por tanto, ahogarme un poquito más. El Troll no se movía pero tampoco me soltaba, el muy ladino... Hubiera usado la varita pero... Hacerlo delante de aquel grupo de sirenios enfadados no parecía ser lo más apropiado.

 

Inflé los carrillos para aguantar un poco más. Athena lo estaba haciendo genial, razonando con ellos y consiguiendo un acuerdo. La sonreí y se me olvidó cerrar la boca. ¡Hala...! Hacia arriba se iba otra burbujita de aire. Si seguía así, me ahogaba seguro. Le señalé con el pulgar hacia arriba aunque no estaba segura si entendería que le pedía ayuda para nadar hasta la superficie o si le animaba a seguir así de bien.

 

Como fuera, parece que consiguió que me dejaran irme (¡gracias a los Dioses, que más aire no tenía!) y conseguí boquear fuera en cuanto saqué la cabeza. Esperaba que Niko no se hubiera dado cuenta (¿es qué pensaba que era cegatón y sordo?) de que nos habíamos caído al agua. Cuando pude hablar, susurré, cerca de la oreja de mi alumna.

 

-- De todo ésto ni pío a Niko, ¿vale? Si no se te escapa, te apruebo.

 

Ya estaba aprobada, sin dudarlo, pero si podía convencerla para que no le dijera lo que había pasado allá abajo...

[Andromedario]

La cosa parecía tener buen curso, pero siempre aparecía un pequeño obstáculo por el cual avanzar se volvía un tedio. La clase de Idiomas se movía hacia buen puerto, aunque Andrómeda sospechaba que el que aún no estuviese realizando ninguna poción se debía a aquella asignatura. Elevó sus cejas curiosa al ver lo que debían hacer para comunicarse con los sirenos (o sirenas?) y se preguntó en qué momentos los ejemplares que necesitaban para Pociones habían terminado en el agua.

 

 

-Profesor, otra pregunta. ¿Cuántos ingredientes puede llevar una poción? ¿en la actualidad se siguen descubriendo nuevos elementos que se pueden aplicar a diferentes brebajes o sólo continúan con la herencia de los antiguos sin modificar las recetas? - cuestionó la rubia pensativa mientras miraba las algas marinas. Aprender en aquella clases le daban ganas de descubrir nuevas revelaciones, y por qué no experimentar con lo nuevo en base a lo viejo.

 

- ¿Existe alguna forma segura de... averiguar sobre pociones? ¿Quién regula su uso y las creaciones? - La joven sabía que no todo era color de rosas y existía límites para todo, pero, si había algún lugar en el ministerio en el cual se aplicaban a la investigación de pociones, seguramente lo anotaría como espacio predilecto para echarle una ojeada.

 

 

Andrómeda volvió la vista al lago, justo a tiempo para ver a la profesora Sagitas caer en él mientras que su alumna la ayudaba a salir. Al parecer el Troll no terminaba de desquitarse lo suficiente y se alteraba a cada segundo más.

 

-¿Cómo podemos ayudarlas? ¿Se puede dar pociones a los Troll para relajarlos? Tal vez las medidas deban ser diferentes por su masa corporal - cuestionó una vez más la muchacha al Tonks. Tal vez resultaran algo molestas sus preguntas, pero lo cierto es que quería moverse, quería aprender, y la curiosidad la estaba teniendo atenta e hiperactiva a todo lo que iba ocurriendo a su alrededor.

 

@@Niko Uzumaki