Jump to content

Ellie Moody
 Compartir

Publicaciones recomendadas

Chasqueó la legua casi frustrado y se estiró lo más que pudo para, en un par de movimientos, tomar el pergamino con su nombre que se encuentra al fondo del cofre y alcanzar a tomar a Valeskya por el brazo y tirar de ella hacia otra dirección antes de recibir un par de disparos mas que han salido esta vez en contra de ella, ahora parece como si la figura espectral de aquel cazador se hubiese enfadado con ella por proteger al mago de su primer tiro. Ciertamente es difícil asegurar si esta enfadado o divertido con ellos cuando el fantasma ríe tan demente luego de cargar su arma una vez mas y dispara contra ellos.

 

Espera entonces que Valeskya Granger no sea una de esas personas que se incomodan por estar muy cerca de otras...o cerca suyo al menos, por que el espacio donde trata de protegerlos ahora es muy estrecho; escondidos entre una de las columnas junto al boquete en el muro y un estante lleno de lo que parecen piedras preciosas, al menos le da brecha suficiente para observar entre cada disparo al espectro y la entrada principal, por supuesto que tiene que agradecer que Valeskya lo proteja de algunos disparos que él apenas es capaz de notar cuando se concentra mas en buscar una salida que en el fantasma armado.

 

También se da cuenta de que ha perdido el rastro total de aquella otra chica que había entrado al Trastero luego de ellos, la había visto por última vez cerca del mostrador, pero ahora entre tanta polvareda y el tiroteo no le queda mas que esperar que la mujer hubiera sido suficientemente rápida para salir del alcance de uno de esos proyectiles. Conjetura entonces, rápidamente, que si no la ve a simple vista es por que seguro ella ya ha encontrado un lugar más seguro que el primer piso de la tienda, eso o quizá ya se encuentra inconsciente formando parte del bestiario maldito que hay dentro del cofre.

 

Exhala entonces con desgana, luego de escuchar a la varita de Valeskya lanzar una protección mas para cubrirlos de nuevo, se recuerda entonces que seguro la Granger debe estar lo bastante enfada con él por (además de traerla a este lio) no haber traído su varita consigo. Como fuera ahora, con algo de suerte, si consiguen salir de ahí sin caer, tropezar o ser balaceados, el espectro los seguiría fuera del negocio de Moody y entonces tal vez tendría una cosa menos de la cual preocuparse, afuera buscaría el modo de como quitarse al espectro de encima, o hasta tal vez podría perderlo si se escabullía por entre los callejones y el fantasma terminaba absorbido por algún otro negocio, mago o bruja del maravillosos callejón Knocktunr. Podría pasarle.

 

Es entonces, cuando piensa en que quizá puede usar esa ultima protección de Granger para escaparse con la atención del fantasma por entre los estantes y llegar hasta el otro lado de la tienda, finalmente distingue la pequeña figura de Eileen, cerca del mostrador y con un gesto tan extraño y aparentemente nervioso como los que él está a acostumbrado a verle (o ¿será que él los provoca? No, eso no). Como fuera, no cree que sea el mejor momento para que ella o cualquier otra persona se apareciese en El Trasero, quizá Eileen (y ellos) estarían mejor si se hubieran quedado en el lugar de donde fuera que había salido.

 

-Knockturn...-, se escuchó hablar demasiado meloso para estar tratando de esquivar un disparo mas que se estrella con la columna que salpicaba astillas sobre el par de magos que siguen escondidos del espectro. -Creo que me llevaré el cofre y el fantasma, ¿puedes enviarme la factura a casa?-, sintió esta vez el viento de un disparo que rozaba su mejilla, cálido y dejando un rastro de ardor sobre su rostro.

 

Iba a ser muy difícil tratar de intentar regatear el precio del artículo con Moody con aquella cosa persiguiéndolos y destrozando de aquel modo el negocio de la bruja, y aunque evidentemente los disparos del fantasma no dañaban los demás artículos sobre los estantes, la estructura del lugar no corría con la misma suerte. Garry se preguntó entonces si algo tendría que ver que fueran objetos mágicos o no. No había mucho tiempo tampoco para averiguarlo y no está seguro de querer que uno de esos tiros impacte sobre Granger...o claro sobre alguien mas.

 

Aunque la experiencia de recibir un disparo fantasma resulta de algún modo interesante.

 

-¿Qué es?-, preguntó a Eileen, señalando en la dirección donde el cofre aun se encuentra en el suelo, abierto y los pergaminos giran dentro de él como si una corriente de aire los agitara, aunque ninguno sale volando del interior del cofre.. -¿Sabes como podemos detenerlo?

 

 

@ @@Valeskya Granger

cpoR6Mo.gif
B259aHz.jpg
Kl83Ehb.gif

Enlace al comentario
Compartir en otros sitios web

Estaba segura que había escuchado a la perfección lo que había dicho Ollivander; decir “él”, cuando aparentemente no había nadie más allí más que ellos dos. Valeskya se quedó con las palabras a punto de salir de sus labios, al ver el intento del joven para arreglar su frase, cosa que la dejó confundida ¿Se había equivocado? ¿O solo había cambiado las palabras para que ella no se atreviera a hacer preguntas incómodas? Cualquiera que hubiera sido la causa, sería suficiente para poder mantenerla más atenta a las acciones del mago que estaba frente a ella.


El contenido de aquel baúl era lo suficiente llamativo como para que la bruja se olvidara por unos momentos de tener que hacer cuestionamientos que seguramente molestarían a Garry. Aunque la curiosidad era mucha, se mantuvo con cautela, lo suficiente como para hacerse a un lado y fingir que daba una vuelta por la estantería, sin que su mirada violácea se desviara del mago, hasta que vio una señal de alarma al darse cuenta que se alejaba del baúl y la observaba con asombro. “¿Habrá sido alguna clase de bicho?” Se preguntó la ojivioleta mientras se acercaba a él, algo alarmada.


- Est... - Las demás palabras quedaron en el aire, pues cosas extrañas comenzaron a transcurrir muy rápido: alcanzó a ver un grimorio, unas palabras escritas que no alcanzó a leer, lo que parecía un ente bastante furioso que los atacó, un hechizo defensivo que lanzó por puro instinto, sentir que la sujetaban del brazo, escuchar ruido provocado por disparos y por una risa demente. La Granger sintió que volvía a su realidad al ver que el espacio a su alrededor se reducía considerablemente: se encontraban escondidos, mientras que Ollivander parecía que buscaba algo.


- ¡¿Se puede saber QUÉ RAYOS HICISTE?! – Le costaba muchísimo mantener la compostura en una situación así. Lo único que podía hacer, era mantener a raya a lo que sea que los estuviera atacando, lanzando hechizos a diestra y siniestra, sin saber con exactitud qué era lo que intentaba hacer en realidad. - ¿Cómo se supone que vamos a controlar esto? –


No se percató que había un par de personas más en aquella tienda: una chica que había entrado después que ellos y que Valeskya por andar husmeando, no había reparado en su presencia y el haber escuchado una voz que parecía denotar enfado y lo que hizo suponer a la bruja, que se trataba de la dueña del negocio. De todo lo que era posible escuchar en ese momento, el ver a Garry intentando negociar la compra de un baúl con todo lo que contenía y que estaba atacándolos en ese momento, era lo más insólito.


- ¿ES EN SERIO? – Exclamó la ojivioleta, bastante enfadada. - Explícame cómo pretendes dominar a un fantasma si sueles olvidar tu varita por cualquier lado. – Contuvo las ganas de echarle en cara que seguramente él ya estuviera formando parte del mundo espectral si no fuera por ella. Un rayo verde lanzó hacia atrás al ente, perdiéndolo de vista durante varios minutos, los suficientes como para que Ollivander intentara mantener una conversación.


- Yo solo debo añadir que fue culpa del chico aventurero. – Exclamó con cierto tono de enfado en su voz, señalando al mago que estaba a su lado, sin saber si la vería. - Aunque tampoco vendría mal un letrero de “no tocar los objetos, pueden salir seres oscuros de su interior”. –


La realidad es que en el fondo, la Granger se encontraba asustada, mucho más de lo que había estado en mucho tiempo. Ella no era buena en duelos, siempre se encargaba de decirlo y ahora no sabía cómo describir lo que había pasado. De lo único que estaba segura era de que, al menos había ganado unos minutos más de vida y confiaba en que Eileen pudiera ayudarlos a resolver ese problema.


- Una cosa más: si te quedas con ese baúl, recuérdame nunca ir a visitarte.- Exclamó mientras veía con furia a Garry.


@ @
Editado por Valeskya Granger

JadWPHk.jpg

t3sv4zC.gif||s7f4HjH.gif||vo95jWq.gif

Enlace al comentario
Compartir en otros sitios web

Al principio, Ellie se queda petrificada. No está asustada, no percibe el peligro; simplemente, no tiene la menor idea de lo que sucede. Demora unos valiosos momentos en procesar lo que sus ojos captan. Esa enorme figura sombría, que se alza amenazante en su humilde tienda, no es humana. Maldición, incluso duda que se trate de una criatura, de algo vivo; si acepta que se trata de algo real, es porque observa los estragos que ocasiona en la estructura del negocio. Por inercia, su mano diestra busca la varita mágica en el bolsillo de su túnica negra... pero no se atreve a moverse. ¿Qué se supone que haga? Ella no es buena improvisando, no puede enfrentarse a lo desconocido así como así; de otro modo, vida laboral no se enfocaría en desentrañar y entender los más complejos misterios de la magia.

 

Por un momento se olvida de los demás, hasta que Garry se dirige a ella, con una la voz calma de quien hace un comentario totalmente casual; algo perfectamente normal en él, ser una persona tan extraña —a diferencia de ella, que, , es absolutamente normal—. Le hace poco caso a sus palabras, no sólo porque de cierta forma esté acostumbrada a él sino porque ahora lo menos que importa es formalizar la supuesta compra del mago; por otro lado, Valeskya, con toda razón, reacciona con bastante enojo, lo cual le hace preguntarse si no será ella un poco extraña por no haber reaccionado de la misma forma. Pero, claro, aquel no es un buen momento para tal introspección.

 

—¿Cómo que no tienes tu varita mágica? —se escucha decir a sí misma, tras haber procesado las palabras de la bruja. Aquella idea le parece inconcebible, que un mago ande por ahí sin su varita; como ella lo ve, es el equivalente a dejar en casa una mano o un pie. Por lo menos en la comunidad mágica británica, donde la varita es el canalizador principal de magia del mago, esta es prácticamente una extremidad más. Y lo cierto es que duda bastante que Garry haya logrado desarrollar la habilidad del uso de magia sin varita— ¿Por qué...? ¿Cómo se te ocurre...?

 

Pero tampoco es un buen momento para eso, aunque le parezca lo más normal del mundo tomarse un momento para hacerle entender que un mago no puede dejar la varita en casa. Además, ahora es Valeskya quien parece —o, por lo menos, eso es lo que percibe Ellie— hablarle a ella con cierto enojo, por no haberlos advertidos de los posibles peligros de husmear en las cosas de la tienda... Pero ella no es tonta, ni descuidada. Todos las cosas que están ahí las ha revisado muy bien y no quiere, no puede aceptar la posibilidad de haber pasado algo por alto. Ella no es una novata.

 

—El cofre... —repite Ellie por lo bajo— ¿cuál cofre?

 

Aunque está segura de que Garry no alcanzó a oírlo, es él quien le da la respuesta. Señala en el suelo un baúl, dentro del cual un montón de pergaminos giran sin parar, aunque no entiende por qué.

 

—P-pero... —aquello es vergonzoso, pero está segura, no hay duda. Las mejillas se ruborizan y sus ojos se llenan de lágrimas, no de tristeza, no de temor, sino de enojo— ¡pero si nunca he visto ese cofre antes! —suelta, con la voz aguda.

 

Sin embargo, hay algo que deba poder hacer. Tiene que pensar en algo, si no es para salvar a la tienda, por lo menos para ponerlos a todos a salvo; si se llega a esparcir la noticia de que tres clientes fallecieron en un trágico accidente en su tienda, será el fin de su vida en la comunidad mágica. Además, ella también siente el impulso de resguardarse, pero sería demasiado descortés largarse y dejarlos a su suerte.

 

Levanta la varita con determinación hacia adelante, y con un golpe en el aire conjura una barrera mágica, un cerco luminoso cuyo resplandor azulado tiñe levemente la escena; éste rodea, no a Garry y a Valeskya, sino a la enorme figura sombría. Por supuesto, la primera reacción de eso es escapar, pero el contacto con la barrera amenaza con absorberlo, como haría con cualquier criatura. Eso la detendrá y también impedirá que los siga atacando con aquellos proyectiles, que tampoco tiene idea de qué son pero desea fervientemente averiguarlo.

 

—¡Por allá! —exclama Ellie, señalando un enorme mueble de madera— ¡Es un armario evanescente!

 

Sin embargo, lo que no menciona, y prefiere guardarse para sí misma por los momentos, es que no tiene la menor idea de a dónde Richard habrá movido el otro armario esta vez...

Editado por Eileen Moody

NHCeJlw.png
iB5wHYG.gif
T7t3MEE.png
sins don't end with tears, you have to carry the pain forever

Enlace al comentario
Compartir en otros sitios web

-¿Enserio que?-, el tono tan alto de voz en las replicas de Valeskya le provoca un estremecimiento, no es como si necesitara él de mas ruido para poder pensar en algo mejor que hacer que solo esconderse detrás de lo que queda de la columna. -Ya entiendo, pero yo no olvide mi varita en cualquier lado-, ¿no lo había hecho, cierto? Como sea, no lo iba a aceptar ahora, no delante de Eileen. -Me parece que la deje en casa…-, esta vez tuvo incluso que agacharse para esquivar un tiro que consigue atravesar los escudos de Valeskya. -Estoy…casi seguro de eso.

 

En el suelo, estando literalmente de rodillas a los pies de Valeskya, se hace mas difícil cualquier intento de poder moverse rápidamente para buscar una salida o al menos poder llegar a otra columna que resista más tiempo. Ahí abajo, tampoco es fácil tener una mejor visión del paradero de Moody en estos momentos, así que se fía de que el espectro esté lo suficiente entretenido disparando contra ellos para que Eileen pueda encontrar algo que detenga a su mercancía que trata de matarlos.

 

Por otro lado ha comenzado a pensar en el cofre abierto que se encuentra a la mitad de la distancia entre ellos y su cazador, los pergaminos dentro de él aun continúan sacudiéndose entre una corriente de aire que en realidad no existe. Se pregunta entonces si conseguir cerrar el baúl pudiera ayudarlos en algo, pero antes de que pueda decirle a la Granger que intente un ataque en contra del cofre, se distrae con un comentario que él encuentra ineficaz, es decir, de haber puesto una nota sobre el cofre, él cree que solo hubiera llamado mas la atención de cualquier otro que entrara a la tienda, al menos así lo entiende y si no eran ellos era cuestión de tiempo para que otro fuera el blanco de ese rifle.

 

Si no hace la aclaración a Valeskya, sobre como no necesariamente un letrero puesto en el baúl los hubiera ayudado, es solo para evitar recibir algún rodillazo en la cabeza.

 

-¿Sabe? Valekya, en realidad, si llevo el baúl a casa, usted podría visitarme sin problema por que, ya sabe, ahí tengo mi varita-, a pesar de lo natural que intenta escucharse entrecorta las silabas cada vez que prueba alcanzar el cofre sin salir del radio de protección que Valeskya ha comenzado a marcar con buen ritmo entre sus encantamientos. -Entonces tal vez podríamos escapar mas fácil de eso, entre los dos.

 

“Ah, si”, pero debe recordar que ahora no estaban solo ellos dos (o mejor dicho; solo Valeskya) enfrentándose a la criatura, Eileen también estaba ahí, o espera que siga ahí, por que tras haberle preguntado por el cofre ella no había dicho nada mas, al menos nada que él escuchara, lo que se estaba volviendo cada vez mas difícil de hacer con los impactos de los disparos que revotaban en los ataques de Granger y terminaban estrellándose contra algún muro o columna. Garry no cree que Eileen se hubiera ido de ahí solo así y si lo hubiera hecho esta casi seguro de que había sido para ir a buscar algo que detuviera el ataque. Aunque él también cree que si ella lo intentaba era mas que nada para salvar su negocio, algo que encuentra bastante justo.

 

Por lo tanto, no se espera para nada escucharla casi gritar, por encima de aquel relajo, que no tiene idea de donde es que ha aparecido el baúl, que ella jamás lo ha visto antes. Bueno, si aquella extraña criatura no terminaba con él esa tarde, seguro Valeskya quizá si lo haría.

 

Su atención vuelve entonces de regreso al cofre en el suelo, se le ocurre que, si no saben con certeza como detener el ataque, no intentar nada terminaría por acabar con el negocio de la bruja. Así que, casi sentado en el suelo aun, comienza a buscar, entre los elaborados bolcillos de sus ropas, algún artefacto mágico que cargue consigo y que pueda ayudarlo, pero mas allá de un par de frascos a medias de díctamo, “útil”, solo encuentra un par de pociones que podrían hacer estallar la mitad del local de Moody. Pero eso no es lo que querían exactamente.

 

Por si las dudas, dejó ambos frascos al alcance de sus manos.

 

Acertadamente, el hechizo que usara Eileen en contra de la criatura, sea cual fuera, parece que va funcionar mejor. La magia había capturado a la criatura en una red luminosa que provocaba que se retorciera en ella como si le estuviera estrangulando, casi hubiera sentido pena, pero entre su intento por escapar ha soltado un disparo al suelo dejando un gran agujero que le recuerda por que están escapando de él.

 

-Vamos-, le indica a Valeskya, dándole un par de palmadas en las rodillas para que siga las instrucciones de Eileen. Él aun no puede verla, pero se imagina que ha señalado una dirección por donde piedan escapar. Es mas claro aun cuando ella menciona el armario… -¿Evanescente?-, oh no, no, para nada, él no iba a entrar al armario. Rápidamente volvió ponerse de pie solo para girar sobre si mismo y contemplar el objeto mágico por su cuenta. ¡Por Merlín! Era peor de lo que imaginaba. -Creo que es demasiado pequeño, ¿no?-, permaneció rígido sin dar un paso mas hacia adelante, prefería quedarse ahí y que el fantasma le diera un tiro antes de evanecerse (?) ahí dentro. -Vayan ustedes, yo voy después…

 

 

@ @@Valeskya Granger

cpoR6Mo.gif
B259aHz.jpg
Kl83Ehb.gif

Enlace al comentario
Compartir en otros sitios web

“Qué raro es este tío”, volvió a repetir la joven en su mente por décima vez. Sin duda el Ollivander era una de las personas más extrañas que había conocido, o al menos hasta donde su mente le permitía recordarlo. La forma en la que algunas personas reaccionaban siempre era diferente, pero no al punto de la indiferencia; Valeskya no estaba segura de que se tratara de eso o simple exceso de confianza porque creía (erróneamente) que ella podría salvarlos a los dos de un ataque de ese tipo.


Lo que sea que fuera la causa, no se trataba de algo que hiciera sentir cómoda a la Granger; nunca se había dado a la tarea de defender a alguien más que no fuera ella misma. Solo se atrevería a arriesgarse por su familia y para su fortuna, ellos solían arreglárselas bastante bien sin ella, así que estar en una situación como esa, solo empeoraba su estado de ánimo. Al menos ya no estaba tan sola, ya había alguien más en escena y así veía una oportunidad con quién repartir responsabilidad si alguien resultaba herido [?].


Ignoró a Garry cuando hizo el comentario acerca de que podría ir a visitarlo a casa de todas formas, aún con el baúl allí. No quería ni imaginar lo que podía ocurrir si algo así llegara a cumplirse y evitó volver a hacer el comentario acerca de la varita olvidada en solo Merlín sabía dónde. La Granger se conocía lo suficiente como para darse cuenta que no dejaría vivir al mago, echándole en cara a cada rato la situación por la que estaban pasando. Suspiró casi con resignación y le lanzó una mirada a Ollivander, transmitiéndole telepáticamente un “no tienes remedio”.


Creyó oír un tintineo de frascos, pero no tuvo tiempo de prestar la atención suficiente como para ver de qué se trataba. La mirada de la bruja estaba totalmente concentrada en la criatura, a la cual Eileen había bloqueado con una especie de barrera o algo similar. Antes de que pudiera preguntar si al fin todo había terminado, unas palabras de alerta a seguir a la otra bruja le dieron la clara señal de que solo se trataba de algo temporal. Un armario evanescente que se encontraba ahí, esperando a ser utilizado; Valeskya solo había leído ciertas cosas sobre ellos y no tenía idea de cómo funcionaban, así que la idea de pasar al interior, no le agradó al inicio: comenzó a correr y se detuvo frente a él.


- Estoo…. ¿Quién pasa primero? – Preguntó, haciéndose la desentendida, mientras hacía un gesto a Eileen para que pasara antes que ella. Era eso o no entraría sola.


¿Sería igual que aparecerse? Lo dudaba muchísimo, al menos para eso no tendrían que entrar los tres en un espacio reducido. Esperó a la otra bruja para entrar, mientras vio a la criatura emitir un alarido que indicaba que falta poco para liberarse de aquella prisión mágica improvisada. Contuvo las ganas de darle un empujón a Eileen para que se apresurara y dudosa, puso un pie en el armario, hasta que escuchó a un rígido Garry alegando que se quedaría para esperar. Eso fue más de lo que la Granger pudo tolerar.


- ¿Piensas esperar el próximo viaje? – Le dijo con todo el sarcasmo que pudo. - A menos de que tu idea sea agarrarte a puñetazos con una criatura, ente o coso mágico… está de sobra decir que dudo que tengas oportunidad alguna SIN TU VARITAAAAAA. – Acto seguido, lo sujetó con fuerza y comenzó a jalarlo hacia el armario. - Si no entras y esa cosa se libera, serás el culpable de que pasemos a la historia como el trío que murió porque uno de ellos se negó a entrar a un armario que pudo haberlos salvado. – [?]


Tal como era de esperarse, el mueble apenas daba espacio para tres personas, apuró a Ollivander para que cerrara la puerta. La ojivioleta alcanzó a ver a la criatura liberarse completamente y arremeter hacia ellos; un rayo salió en dirección hacia la puerta del armario, justo cuando esta se cerraba y antes de quedar todo a oscuras, tuvo la sensación de que algo chocaba contra ellos y que caían de espaldas, a pesar de que aún continuaba de pie. Dedujo que era por el impacto de aquel hechizo en el momento justo en el que se transportaban a donde se encontraba el otro armario evanescente.


- Anda, Ollivander.- Incitó al mago para que abriera un poco la puerta. - Esto… ¿A dónde se supone que llevaba esto? – Dejó la pregunta en el aire, mientras sus ojos se acostumbraban a la oscuridad.


@ @

JadWPHk.jpg

t3sv4zC.gif||s7f4HjH.gif||vo95jWq.gif

Enlace al comentario
Compartir en otros sitios web

Ellie aprovecha el momentáneo encierro de la criatura, para adelantarse hacia el armario evanescente, así como también lo hacen Valeskya y Garry. Se mueve y habla con más energía de la habitual por la adrenalina que corre por sus venas; está alterada y asustada, y por los momentos su interés principal es mantenerse con vida... Oh, y evitar que alguien muera dentro de su negocio.

 

—¡No importa! —replica de inmediato, al escuchar la pregunta de Valeskya. De verdad, lo que menos le importa es quién entre primero, siempre y cuando todos consigan entrar al armario. No entiende por qué eso es importante para la bruja, pero ese no es momento de juzgar las excentricidades de cada quien— ¡Sólo pasen!

 

Aparentemente haciendo caso a sus palabras, la bruja pone un pie dentro del armario. Ellie sonríe, aliviada, porque por fin se irán... pero su sonrisa desaparece cuando escucha al mago arrepentirse. A pesar de que ella no apoya la violencia, siente unas ganas terribles de darle una bofetada a Garry para ver si eso hace que su mente se organice como es debido. De hecho, se conformaría con darle un empujón dentro del armario. A diferencia de ella, Valeskya no se queda con las ganas de hacerlo. Toma las riendas de la situación y, mientras lo regaña, tira de él hacia el armario. A pesar de que la bruja es alta, Garry lo es todavía más, de modo que decide ayudarla empujando al mago desde atrás. Espera que no haya ningún chismoso por ahí; es consciente de que, vista desde afuera, aquella situación es bastante embarazosa.

 

El trío entra a duras penas dentro del armario y en el momento adecuado. Apenas unos instantes después de refugiarse allí dentro, sienten el impacto de un hechizo contra la puerta; por fortuna ésta ayuda a cerrar la puerta, aunque también pareciera empujar el armario hacia atrás, tan atrás que atraviesa las paredes de los negocios en fila del callejón Knockturn, del callejón Diagón... ¡Oh! ¿A dónde irán a parar?

 

Una vez que se saben a salvo, Vaeskya no tarda en hacer la pregunta que Ellie tanto teme.

 

—Ehm... pues en... —comienza a decir, para entonces aparentar que se distrae con la faena de abrir la puerta.

 

El aire es frío y huele a polvo y encierro. Ellie no puede evitar soltar un sonoro estornudo, el cual hace que la lámpara de araña que está justo sobre ellos se ilumine. Están en una tienda bastante similar a la suya, pero diferente; los objetos expuestos en las estanterías, en el hermoso mobiliario, se tratan de reliquias hermosas pero con menos utilidad, por lo menos según su criterio. Están en Les Antiqués, la tienda de antigüedades de Richard y Melrose.

 

—En un lugar seguro —suspira Ellie, volviéndose finalmente hacia Valeskya y Garry—. Bien, sé que no es el mejor momento para hablar, pero de verdad necesito saber... ¿qué fue lo que pasó?

 

@@Valeskya Granger @

NHCeJlw.png
iB5wHYG.gif
T7t3MEE.png
sins don't end with tears, you have to carry the pain forever

Enlace al comentario
Compartir en otros sitios web

Renegó un momento más luego de sentir los primeros intentos de Valeskya para meterlo al armario, no era difícil resistírsele a pesar de lo aparentemente fácil que Garry se presta para ser jaloneado, pero, para su propia impresión, se siente tan asustado de intentar entrar al armario evanescente que podía sentir su cuerpo pesado como plomo cimbrado al piso viejo del negoció de Eileen.


Cuando finalmente reacciona, se da cuenta de que Eileen también esta intentando hacerlo entrar al armario. Cede al final de cuentas, por que bueno en realidad no tiene mas opción.


Es difícil saber con certeza lo que ocurre en el instante en el que todo se vuelve oscuro, tampoco puede sentir (y no es como si quisiera saberlo de todas formas) si el espacio en realidad es suficiente como para mantener ahí a los tres magos hasta aparecer del otro lado o si es que algo a resultado mal y aun siguen en el callejón Knockturn. Como sea, se mantiene tan inmóvil como puede hacerlo a pesar de la agitación que sufre el armario desde el exterior, tan quieto que casi podría decir que ha dejado respirar todo este tiempo. Él a duras penas esta interesado en la pregunta de Valeskya, si sabe o no en que lugar es que van a aparecer, no es para él mas algo más importante que salir del armario evanescente.


Sin embargo, tampoco se apura a salir de ahí cuando parece que al fin están en otro lugar, eso a pesar de que Eileen esta siendo terriblemente lenta para abrir la puerta de la única salida que tienen disponible, entiende que ella solo esta siendo cuidadosa, lo que le hace sospechar que se convertiría en un posible regaño por parte de Moody si además se le ocurre al brujo decir algo en protesta. Comenzó a moverse hacia la salida justo después de ellas lo hicieran, no podría salir antes sin empujar a Valeskya hacia un lado, así que no tiene mas remedio que esperar, él luce menos estresado ahora que hay solo un poco mas de espacio ahí adentro y claro por que la puerta del armario se mantiene abierta.


Se asomó al nuevo exterior esperando no tener que reconocer ahí el negoció de Moody o algo peor en su lugar. Instintivamente el brujo situó una mano sobre la cabeza de Eileen luego de que el estornudo de ella le provocara apenas un sobresalto disimulado, con apenas algo de fuerza él presionó la mano contra su cabeza, aplastándole el cabello antes de continuar por pasarla de largo. Ahora, con la luz mostrando mejor el lugar donde estaban, era mucho mas fácil sentirse extraviado; el sitio en el que han aparecido no es algo que no hubiera visto antes en otra parte, pero evidentemente jamás ha estado ahí.


Él, en cambio, mejor buscó un lugar donde apoyarse y luego de bacilar un par de pasos se encontró a mismo casi abrazado de un poste del otro lado de la habitación, por primera vez no parece mas ansioso por ir a husmear lo que hay ahí y de hecho da la impresión de que tuviera planeado quedarse ahí sin moverse por el resto del día.


“Es un lugar seguro”


Perezosamente se recargó contra la columna y se deslizó sobre su espalda hasta quedar sentado en el polvoriento piso, cuadro sus hombros y ambos brazos colgaron desganados sobre las rodillas de sus piernas largas ahora cruzadas para no obstruir el paso a…bueno nadie, si es que había alguien mas en ese lugar además de ellos. Los pálidos ojos del brujo observaron detenidamente a Valeskya antes de quedarse en completo silencio por un largo minuto, no es que estuviera eludiendo la pregunta de Moody, pero tampoco parece entusiasmado por darle a Eileen la explicación de lo que ha sucedido en su negocio, aun cuando encuentra justo que ella deba saberlo.


-Hay un cofre en tu negocio, Knockturn-, comenzó con el habitual modo de arrastrar algunas sílabas cansonamente. -Pensé que tal vez podría tratarse de una imitación de un baúl de siete cerrojos, de esos como los que venden en el magic mail-, hizo una pausa larga y estiró el cuello para ver por encima del hombro de Eileen la sombra que hace aun el armario detrás de ella. -Se parece mucho a uno, solo que su tamaño es mas pequeño y está gastado. Abrirlo no fue difícil-, se encogió de hombros, tranquilo, aunque visiblemente aun parecía bastante tenso por la experiencia del armario.


-Ahí adentro tiene solo pergaminos viejos, enrollados y algo mas en el fondo, yo diría que era tan grande como un libro de herbolaria-, trató de pensar mejor en la apariencia del libro, pero no había algo escrito en él o no hay alguna figura característica que le recuerde algo mas, solo era un libro viejo de pasta negra entre pergaminos. -Por supuesto que intente tomarlo, pero cuando lo toqué me dio algo parecido a una ligera descarga-, buscó en su mano algún rastro de daño que hubiera dejado, pero no había mas que un par de manchas marrones en sus dedos y demasiado polvo entre sus manos. -Luego apareció esa criatura y comenzó a hacer eso que hacia cuando tu apareciste.


Se detuvo una vez mas, esta vez para observar mejor a Valeskya.


-Algo como eso fue lo que paso, ah, ¿tu estas bien, Granger?



cpoR6Mo.gif
B259aHz.jpg
Kl83Ehb.gif

Enlace al comentario
Compartir en otros sitios web

Tropezó al intentar bajar del armario, para su fortuna estaba sujetándose con la puerta cuando había sucedido y eso impidió que terminara de estrellarse contra el suelo. Todo lo ocurrido solo servía para incrementar el malestar que estaba reuniendo desde la aparición de aquel ente. Valeskya se sentía hasta mareada, pero solo lo atribuyó a la descarga de adrenalina de todo lo que había pasado en el negocio y de cómo era que habían acabado en otro lugar. Se quedó de pie junto al armario, mientras su mente intentaba asimilar las cosas de una manera más lenta.


No le gustaba haberse metido en una situación así, odiaba eso de tener que lanzar hechizos a diestra y siniestra. Era como tener una especie de duelo con algo que no se sabía cómo iba a reaccionar o sin tener la certeza de qué tan peligroso podía ser. Era casi un hecho de que, en caso de que ella no lo hubiera logrado, seguramente Eileen hubiera aportado a la situación y mucho mejor sin dudas. De todas formas la Granger jamás reconocería que las cosas no terminarían bien si se hubieran quedado allí.


Suspiró mientras su mirada recorría el lugar, solo para terminar de darse cuenta de dónde estaba en realidad. Había escuchado a la bruja mencionar que el lugar era seguro y por el tono de voz que había empleado, seguramente no era la primera vez que llegaba allí. Como siempre, la ojivioleta no tenía ni la más remota idea de qué negocio podría tratarse, ya que al menos al echar un vistazo hacia las ventanas, se dio cuenta de que continuaban en algún lugar dentro del Callejón Diagon.


Habían casi tantas cosas como en el negocio del que ellos venían huyendo, solo que tenían un toque algo más excéntrico, desde el punto de vista de la ojivioleta. Le dio la espalda a Eileen y a Ollivander, cuando ésta preguntó sobre lo que había ocurrido; le fue inevitable a la bruja resoplar con fastidio y sin disimulo. Fingía ver un jarrón que parecía ser costoso mientras escuchaba lo que el mago tenía que decir al respecto; definitivamente todo había sido por andar de curiosos jugando a los exploradores, aunque evidentemente para la Granger, toda la culpa era de él.


- Algo como eso pasó…- Repitió arrastrando las palabras. Siguió examinando el jarrón como si fuera lo más interesante del mundo, aunque claramente se daba cuenta de que Garry esperaba a que ella dijera algo. - Ya está todo dicho. Se debía suponer que un baúl que abre tan fácil, no tendría que guardar algo como eso… a menos, que claramente fuera colocado ahí con toda la intención. –


No había pensado en esa última posibilidad, todo lo había soltado de repente y como si las ideas fueran apareciendo rápidamente tras cada palabra que la joven pronunciaba. Ignoró a propósito la pregunta de Ollivander porque, era evidente que no se encontraba bien; se sorprendió al ver que sus manos aún parecían temblar un poco. Giró sobre sí misma y miró a ambos como si fuera la primera vez que se los encontraba allí; trató de que su voz sonara firme.


- Lo que haría evidente que alguien quería dañar a Eileen, ya que quien fuera que haya dejado ese baúl, no lo hizo pensando en que alguien curioso llegaría a forzar la cerradura ¿cierto? – Se encogió de hombros, solo soltaba ideas vagas de lo que podía haber ocurrido. - Otra cosa, es que “eso” no puede quedarse deambulando por el negocio... hay que hacer algo o podría escaparse, no se… - Esas últimas palabras las había soltado sin mucha convicción.


- En lo que a mí respecta, francamente no me atrae para nada la idea de regresar. Aunque me siento algo responsable de lo ocurrido, ciertamente en un grado mucho menor comparándolo con él.- Señaló al joven. - Lo que sea que haya que hacer, que sea de una vez… Ha sido un día con demasiadas emociones, diría yo.- Dijo con resignación y aguardó respuesta.



@ @

JadWPHk.jpg

t3sv4zC.gif||s7f4HjH.gif||vo95jWq.gif

Enlace al comentario
Compartir en otros sitios web

  • 2 semanas más tarde...

Es ahora que Ellie puede procesar lo que sucedió en los últimos minutos. Es estando en la seguridad de Les Antiques, rodeada de polvo y vajilla anticuada, que siente cómo el pánico se apodera de ella. Siente cómo su respiración se acelera, sus músculos se tensan, su pecho se oprime... «Hemos estado a punto de... Eso casi nos...». Ni siquiera es capaz de decirlo dentro de su cabeza. Mantiene la mirada clavada en sus zapatos, a pesar de que acaba de hacerles una pregunta a sus acompañantes. Siente cómo la firmeza con la que enfrentó la situación y la tenacidad con la que preguntó acerca de lo ocurrido, desaparecen hasta que lo único que queda es miedo y ansiedad. No sabe cómo fue capaz de sacarlos de ahí, pero está segura de que es algo que no volverá a ocurrir. ¿Qué rayos puede hacer ella contra aquella cosa?

 

«No es la primera vez que estás en una situación así —dice una parte de sí misma—. Te has enfrentado a peores aventuras».

 

«Junto a Melrose —se responde a sí misma—. Junto a Richard, junto a Bel, junto a Scav, junto a Hobb... Ahora, estoy sola». Con cierta culpabilidad, levanta la mirada hacia Garry, sentado contra una columna, y luego hacia Valeskya, quien parece estar examinando un jarrón de porcelana. Son amables con ella, a pesar de que no están relacionados. Intentan ayudar, lo sabe... Pero el sentimiento de soledad, el vacío en el pecho no desaparece. Ellos no pueden ayudarla y ella no puede hacer nada contra aquello. Lo mejor será que reporte el incidente a las autoridades del Ministerio de Magia, para evitar poner a más personas en peligro. No tiene suficiente dinero para comprar otra tienda, así que tendrá que rentar algún espacio en otro local o trasladar su negocio a casa.

 

—No recuerdo haber obtenido un cofre con esa descripción —le responde a Garry, luego de unos momentos de silencio. La urgencia en la voz de Valeskya le recuerda que no debe mantenerlos ahí más de lo debido—. Aunque lo importante ahí es el libro. Seguramente es un libro de sombras... —ya una vez se topó con uno de esos. Fue Richard quien aplacó al demonio y lo obligó a servirle. Quién iba a pensar que terminaría extrañando y necesitando al desgraciado.

 

Está a punto de decir en voz alta que es ridículo que alguien quisiera hacerle daño. Ella no es popular ni conocida en la comunidad mágica; sólo es una bruja común y corriente, una más del montón. Sin embargo, teniendo en cuenta que hace muy poco tiempo su tienda fue asaltada y le fue robado un objeto muy preciado, parece que es cierto.

 

—Igual no me importa quién lo hizo —suspira, sacudiendo la cabeza—. Y no es culpa de ustedes, chicos —le responde a Valeskya—. Ni siquiera tuya, Garry, aunque este tipo de cosas suelan ocurrir a tu alrededor. Es mi tienda y yo soy responsable de lo que allí ocurra. No saben cuánto lamento haberlos puesto en peligro. Quizás lo mejor sea que esa maldita cosa lo destruya todo, así no perjudico a nadie más —masculla por lo bajo, dándole una patada a un cojín tirado en el suelo. Quiere patear el suelo, golpear la pared, romper esa cursi vajilla, pero a la vez no tiene energías para nada.

 

«Debería ir y quemar ese maldito libro, ese maldito cofre». Pero la idea es casi dolorosa. Ellie jamás destruiría, de buenas a primeras, algo que luego podría estudiar para ampliar sus conocimientos. Ni siquiera en el estado anímico en el que está. Tampoco podría enfrentarse a aquella criatura; ni siquiera está segura de que ellos puedan hacerle algún daño. Sólo quiere detenerla, aislarla. Encerrarla.

 

Su mano derecha baja hasta el bolsillo de su túnica negra, de la cual extrae una cadena. De ésta pende un pequeño frasco de vidrio, con pequeños cristales azulados brillando tenuemente en su interior.

 

—Creo que tengo una idea —dice, sin fuerzas para disimular la inseguridad en su voz—. Pero... creo que necesito que me cuiden la espalda para poder intentarlo —susurra, apenada.

 

@@Valeskya Granger @

NHCeJlw.png
iB5wHYG.gif
T7t3MEE.png
sins don't end with tears, you have to carry the pain forever

Enlace al comentario
Compartir en otros sitios web

  • 6 meses más tarde...

Tontos magos…

 

Se ha levantado andando a duras penas, a cada paso que da le cuesta un doble de esfuerzo seguir. Va dejando detrás suyo un rastro de sangre que gotea desde los blancos nudillos de los grandes puños que forman sus manos, escurre desde lo alto de sus hombros, por el torso y brazos cubiertos de largos cortes causados insistentemente sobre él, no sabe cómo detener la hemorragia causada por maleficios y solo por el momento ha conseguido que disminuya.

 

No le queda más que esperar poder tener la fuerza suficiente para llegar al palacio o a un lugar donde pueda pedir un auxilio para salvarse, porque ahí donde está no hay nada ni nadie a lo largo y ancho de aquel callejón, no se escucha más que el ruido de sus pesadas pisadas haciendo eco sobre fachadas desiertas. Es tan demasiado solitario que incluso a él, que conoce tan poco de este lugar, le parece extraño que con la fama que se carga el callejón Knockturn se encuentre él solo casi tambaleándose sin un rumbo fijo por en medio de la avenida a tan pocas horas del amanecer.

 

Está frustrado, ha sido una cacería infructuosa la de esta noche, después de una dura batalla que le ha costado (además de heridas por todas partes) gastar la mayor parte de su armería y todo para que al final de cuentas el mago se le escapara de las manos por entre los pasadizos ocultos de los callejones sin dejar un rastro que él pueda seguir. Hessen no es naturalmente un ser violento, pero sí agradece que el hombre hubiera conseguido escapar de él es solo por que de no hacerlo habría estrellado el cráneo del mago una y otra vez contra las banquetas empedradas por hacerlo batallar tanto.

 

Malditos magos, tan llenos de trucos bajo las mangas, que aun sin varita pueden defenderse sin problemas de él y sus métodos más salvajes.

 

Malditos todos, est****os ellos, tontos magos...

 

Así que ahí va, renegando como un crío más que por el dolor de su cuerpo, por el ego herido. No ha tenido una buena racha desde haber regresado a Europa. Antes de esta vida le habría parecido mejor la idea de ir ahora tras las almas de los brujos y hechiceras maldecidos que la prometida guerra había traído consigo por montones, pero ¡Por los mil Demonios! que esos desgraciados no tendrían tal vez la fuerza férrea de aferrarse a la vida como la de los no mágicos, pero sí que costaba mucho más esfuerzo hacerse de ellos.

 

Evidentemente hoy no había sido una excepción y su logro más grande conseguido hasta ahora ha sido haber arrancado de las manos del mago su arma mágica, la varita, la cual ha guardado entre sus ropas manchadas de sangre (no solo de él) como único consuelo de encontrarse nuevamente con él y cobrarse su alma, tal como lo ha pactado anteriormente. Ese es su único trabajo, Hessen no tiene más interés por las mujeres y hombres de este mundo más que el de llevarse sus almas, las mismas que ellos han intercambiado por alguna cosa que, en algún momento de su existencia misma, le hubiera parecido poco importante.

 

Esta muy mareado ya para continuar o intentar aparecerse (una de esas pocas habilidades magias que ha comenzado a dominar), sin mencionar que apenas puede confiarse de que aquella única luz que de pronto se ve encendida desde adentro de uno de los locales más cercanos a él se trate de alguna persona que pueda (o quiera) ayudarlo. Pero la verdad es que no tiene alternativas. Así que como puede se dirige a ella con la mirada que no distingue más de tres colores puesta sobre la fachada, como si intentara ver a través de sus muros a la persona que se esconde por los pasillos de un cuarto lleno de tiliches.

 

No se detiene y con la misma vida que lleva da tres golpes a la puerta, se escucharon tan fuertes como si fuera capaz de tirarla abajo en un segundo intento.

 

Tal vez ha perdido mucha sangre ya, pero hay algo familiar en todo esto.

 

Sintiéndose derrotado, no puede esperar más tiempo a que alguien le abra, así que con sus últimas fuerzas se recarga sobre la entrada y se deja caer lentamente, dejando caer el peso de su cabeza sobre la puerta.

 

Amaia, ábreme-, masculla apenas y tras una última larga exhalación queda inconsciente a los pies de quien fuera que abriera la puerta, si es que se decidía a abrirle en algún momento.

 

@@Ellie Moody

cpoR6Mo.gif
B259aHz.jpg
Kl83Ehb.gif

Enlace al comentario
Compartir en otros sitios web

Unirse a la conversación

Puedes publicar ahora y registrarte más tarde. Si tienes una cuenta, conecta ahora para publicar con tu cuenta.

Guest
Responder a esta discusión...

×   Pegar como texto enriquecido.   Pegar como texto sin formato

  Sólo se permiten 75 emoji.

×   Tu enlace se ha incrustado automáticamente..   Mostrar como un enlace en su lugar

×   Se ha restaurado el contenido anterior.   Limpiar editor

×   No se pueden pegar imágenes directamente. Carga o inserta imágenes desde la URL.

Cargando...
 Compartir

×
×
  • Crear nuevo...

Información importante

We have placed cookies on your device to help make this website better. You can adjust your cookie settings, otherwise we'll assume you're okay to continue. Al continuar navegando aceptas nuestros Términos de uso, Normas y Política de privacidad.