Jump to content

Ellie Moody
 Compartir

Publicaciones recomendadas

Lleva ahí de pie casi un cuarto de hora, no es mucho tiempo en realidad pero se siente como si lo fuera, el reloj en su muñeca ya casi marca la hora que pasa del mediodía, lo sabe solo por la alarma que suena y se apaga automáticamente antes de que él pueda hacerlo por su cuenta, además, aunque los negocios, compradores y comensales de los alrededores son discretos, el callejón es mucho más concurrido esta vez, o por lo menos más exitoso; en el tiempo que lleva ahí, en más de tres ocasiones, desconocidos ya se le han acercado para ofrecerle algún artículo de procedencia dudosa.


Si no estuviera tan concentrado en lo que hace ahora, tal vez habría caído maldecido con aquella imitación de ópalo.


Es muy diferente a la última vez que estuvo en el callejón, no solo lo es el sitio que busca, ya era decir mucho si el callejón Knockturn siempre tiene esa apariencia oscurecida y desgastada, sea de día o de madrugada. El local está cruzando la calle, solo está ahí tratando de recordar los detalles antes de esa noche, tratando de imaginarse el cómo es que había terminado siendo arrastrado, casi moribundo, hasta la fachada de aquel sitio. Lo que pasó después de eso, luego de despertar, es bastante claro todavía a pesar de que han pasado varias semanas, si no es que un par de meses ya.


El tiempo en este Londres mágico le resulta incierto, Hess no se acostumbra para nada a ello aún.


Aquí lo tiene-, una voz aguda lo llamó desde atrás, un hombre de la mitad de su tamaño se acercó a él con un paquete entre sus huesudas manos, Hess no puede evitar imaginar que esa persona es mucho más baja de estatura solo por el modo tan doloroso en el que curva su espalda. El vendedor finalmente le entregó al mago el paquete dejándolo caer pesadamente sobre el mostrador exterior del local, el bulto está envuelto monocromáticamente en un papel amarillento casi desgastado, pero que tampoco deja ver el contenido del interior.


Gracias-,


Uselo con--


Si, gracias-, se echó el paquete bajo el brazo y del bolso del pantalón sacó un puñado de monedas que comenzó a separar cuidadosamente en montoncitos sobre la mesa de exhibición que ocupa casi media acera. —¿Qué venden ahí? -, preguntó apuntando en dirección al Trastero con un movimiento de su cabeza mientras cuenta las monedas de plata y oro una a una.


Solo baratijas señor-, el hombre hizo un esfuerzo con la mirada para tratar aunque sea de distinguir el nombre del negocio, ni siquiera se ha molestado en saber más al respecto realmente.


¿De mala calidad? -, preguntó entregándole un montón considerable de monedas.


Robadas tal vez-, aseguró y Hess resopló una sonrisa divertida.


¿Está cerrado ahora? -, desvió nuevamente la mirada a la fachada algo abandonada de El Trastero.


No he visto a la propietaria en semanas, es una persona muy discreta, según sé, por eso no se le debe vender nada…


Entonces no funciona-, masculló.


No sé, pero ¿si le interesan las baratijas, señor, tengo un--


Me interesa rentar un local-, interrumpió suavemente. —Pero no creo que este lugar sea el indicado-, el extraño le echó una mirada de pies a cabeza y arrugó la nariz, negando energéticamente.


¿Qué es lo que quiere vender, señor? ¿Flores?


Para nada. Le agradezco, iré a curiosear un poco-, saludó y se fue. Hess parece un hombre grande y tal vez fuerte, pero al mismo tiempo no tiene la apariencia tampoco de ser alguien verdaderamente peligroso, mucho menos alguien que se ensucia las manos por algo de oro, el vendedor se sintió tentado a advertirle, pero Hessen no le escuchó decir nada más que un gruñido ahogado antes de volver al interior del local. Él en cambio, redirecciona sus pasos para cruzar la avenida.


En poco tiempo está frente al Trastero, hace demasiada luz de día y los lentes oscuros, además de que ya de por sí, su mala visión, no le deja ver mejor el interior del local desde afuera, por lo que no puede saber, aun estando a tan solo centímetros de la puerta, si el negocio se encuentra actualmente abierto al público o no. No está siendo muy observador (para evitar llamar la atención de cualquiera) pero tampoco encuentra rastro siquiera de lo sucedido la última noche que estuvo ahí. Aunque de eso también ha pasado mucho tiempo, sin mencionar que estuvo enviando a alguien a la mañana siguiente para limpiar cualquier rastro de su pelea frustrada, y los siguientes días después de eso ha enviado también a otros cuantos solo para estar seguro, incluso dio una indicación sobre apenas vigilar el local donde había despertado.


Aun así, no ha vuelto a saber nada de esa bruja otra vez, nadie a sabido darle respuesta cuando Hessenordwood pregunta por ella.


Su mano está temblando cuando se acerca a la manija y se detiene en el último segundo antes de girarla, está casi seguro de que no debería estar ahí, no recuerda haber sido muy amigable, ni mucho menos el más brillante, con su rescatista esa noche, por lo que se siente solo un poco más que ridículo por estar nuevamente ahí después de todo eso. Por otro lado, ella ha hecho ese truco espeluznante atinando su nombre antes, lo ha dejado intranquilo, incluso otras noches y días después de eso, convirtiéndose de a poco, con más insistencia en un pensamiento cada vez más recurrente. No era bueno que alguien supiera quién demonios era él cuando estaba todo cubierto de la sangre y el miedo de alguien más. Luego también está eso; el extraordinario parecido que ella tiene con…


Ah, sí.


La puerta se abre con un ligero sonido que es lo suficientemente fuerte para que alguien, que se encuentre escondido tal vez limpiando u ordenando los estantes, pueda escuchar que alguien ha entrado. Solo avanza un par de pasos que lo llevan fácilmente hasta el medio de la habitación rodeada de múltiples objetos y artículos sin relación alguna. ¿Qué rayos se vendía en ese lugar?


¿Hola?-, llamó.




cpoR6Mo.gif
B259aHz.jpg
Kl83Ehb.gif

Enlace al comentario
Compartir en otros sitios web

  • 2 meses más tarde...

En las estanterías, poco a poco, han ido disminuyendo la cantidad de objetos. Semana a semana, Ellie prepara un baúl donde guarda sólo los artículos más preciados, aquellos de los que no está preparada para desprenderse; los demás, los ha estado rematando, pues en casa no hay lugar para todos aquellos tesoros olvidados. Arriba, la situación es similar; su taller de trabajó terminó trasladándose hasta Luss, en el cobertizo de la casa que comparte con Richard y Melrose. «Ésta es la mejor opción». Luego de las últimas declaraciones de la Ministra de Magia sobre Inglaterra, se ha convencido de que no hay lugar para la prosperidad allí y que no puede echar raíces allí. La verdad es que su negocio nunca fue el más próspero, pero de todas formas aquello es doloroso; el Trastero era su lugar, su taller de experimentos, su laboratorio, su cueva; quizás el único lugar donde puede ser ella misma y donde ella pone las reglas. Allí conoció a Rhiannon y comenzó su investigación acerca e la maldición maledictus, allí reveló el secreto de objetos aparentemente cotidianos, allí formó temporalmente a varias aprendices.

 

Y ahora, no es más que un viejo negocio que parece haber sido saqueado. «Quizás, algún día...».

 

Todavía tiene cosas que recoger. En el mostrador todavía hay artefactos, libros y pergaminos, que no tiene ni idea de dónde guardará, pues ya el cobertizo y su propia habitación parecen la morada de un acumulador compulsivo. Tiene el presentimiento de que Melrose comienza a preocuparse y que, si sigue alimentando esos pensamientos, la orillará a organizar una intervención. Sin embargo, no puede desprenderse fácilmente de esos libros que tanto trabajo le costó restaurar, de esos pergaminos tan antiguos que le costó tanto trabajo conseguir, de los artefactos mágicos de su propia creación; podría venderlos, pero en esos días ¿quién pagaría el precio que de verdad valen?

 

Abre la compuerta del mostrador y extrae el libro forrado en cuero, cuya maldición hacía que la tinta se volviera borrosa y así, su contenido, ininteligible. Resultó tratarse de una compilación de historias antiguas, que parecían fábulas para hacer que los niños se portaran bien. Nunca entendió por qué tan poderosa maldición habría sido arrojada allí, pero tampoco lo cuestionó. Aquel podía ser un tesoro para alguien y, aún si nadie se lo llevaba jamás, era un souvenir interesante. La mayoría de los objetos que guarda la hacen pensar en momentos en específico: el jugo de té de porcelana fina le hace recordar la única visita de Richard a su negocio, donde terminaron desatando a un demonio; la alfombra de volar restaurada le recuerda a una bruja de apariencia exótica, que fabricaba armas; el colgante con una runa tallada, le recuerda la visita de Caleb Dixon, un particular brujo que le ofreció volverse su aliado... y ese condenado libro —y la daga—, le recuerda la noche que ayudó a un hombre que parecía en apuros y terminó temiendo por su propio bienestar, hasta el punto en que consideró usar la violencia para salir corriendo.

 

Desde aquel entonces, comenzó a frecuentar menos su negocio, intentando olvidarlo pero también quedando absorbida por la crisis en la que estaba sumida la comunidad mágica. Ahora, el recuerdo le parece lejano pero le sirve como recordatorio de que no puede confiar en nadie en el Callejón. Apenas el sol comience a ocultarse, quitará el letrero de "REMATE TOTAL" y se largará a casa. La noche no puede agarrarla en el Knockturn.

 

Comienza a pensar que será otro día muerto, pero entonces escucha a alguien llamar desde la puerta.

 

—¡Buenas! —responde por inercia, dejando el libro sobre el mostrador, para entonces acomodarse rápidamente sacudiendo el polvo de la túnica negra y echándose el cabello hacia atrás de los hombros. Decide salir del mostrador y echarse a caminar entre las estanterías, para recibir a un potencial cliente que podría ayudarla a vaciar los escaparates. Está más que dispuesta a aceptar regateos— Hoy cerramos temprano, así que, por favor... —comienza a decir, pero cuando observa a la persona que ha entrado, se detiene súbitamente.

 

»No te conozco —murmura, sintiéndose segura por tener la varita mágica en la mano, a diferencia del último encuentro con el mago. Sin embargo, la verdad es que no quiere problemas innecesarios—. No soy esa persona que estás buscando. Quizás de nuevo estás confundido.

 

 

 

 

@@Hessenordwood Crouch no había visto ese rols :c sorry (?

NHCeJlw.png
iB5wHYG.gif
T7t3MEE.png
sins don't end with tears, you have to carry the pain forever

Enlace al comentario
Compartir en otros sitios web

  • 3 semanas más tarde...
Oh no, pero es que si eres esa persona que estoy buscando-, responde alzando la mano que le queda libre para mostrarle que está desarmado, por lo menos esta vez es lo suficientemente consciente como para ser capaz de controlar sus propios gestos. —¿Eillen Moody, cierto? Eres mucho menos fantasmal de lo que recuerdo-, apenas le sonríe, cree que al menos es capaz de reconocer cuando no es bien recibido. —Me alegra saber que aun te acuerdas de mí también-, tararea, es en parte una mentira lo que dice, por que ciertamente no es para nada bueno el recuerdo de ellos dos de todas formas. —...De alguna manera, claro. Al menos quizá eso me ahorra explicaciones.


¿Por qué es que se preocupaba tanto por estar ahí y arreglar las cosas con alguien como ella? El hombre de la tienda de enfrente ya lo había dicho y las personas que él había enviado no habían confirmado que la dueña del Trastero era una bruja demasiado discreta, casi lo suficiente como para que averiguar su nombre y algo más de su origen le hubiera costado tanto tiempo (y dinero). Era casi obvio entonces que ella no quería llamar la atención de nadie, y no la culpaba, luego de un par de meses en Londres cree que podrían compartir eso en común.


En ese caso, no tendría que preocuparse, ha estado el tiempo suficiente en Ottery y el resto de Londres mágico como para saber que nadie ahí era de confianza, pero quizá esto parecía (con alguien como Eileen de por medio ) que era algo que podría simplemente dejarlo por la paz y nada realmente malo sucedería. ¿Verdad?


En el intento de tranquilizar un poco más a la mujer se quita las gafas oscuras y las guarda cuidadosamente en uno de los bolsillos del saco antes de devolverle la mirada, ahí adentro es mucho más oscuro por lo que es más sencillo para él distinguir la pequeña figura que es ella, Amaya.


No, ella no era Amaya. No había forma de que lo fuera. Pero quiere (con sus propios ojos y mejor conciencia) ver de qué se trata esa bruja que tanto parecido tiene a su Amaya.


La verdad es que he estado pensando mucho en ti estos últimos días-, al fin desvía la mirada hasta los estantes ocupados por algo que parecen vasijas. No va a fingir que no le preocupa que ella lo arroje de su negocio con un movimiento ágil de su varita, y siendo justos, Hess cree que también lo merecería. —No puedo recordar muy bien qué fue lo que pasó esa noche, pero lo poco es que…-, la pausa duró mucho más de lo que había planeado. —...Me avergüenza mi comportamiento-, suelta finalmente, parte como si tratara de ser completamente sincero y otra como si le costara decir aquello con tanta frescura. —Quiero decir, hiciste un extraordinario trabajo, no me ha quedado ni una sola cicatriz-, añade con un poco más de ánimo.


A pesar de que pone de su parte no está muy convencido de como es que va a reaccionar ella ahora.


Hubiera preferido que fuese diferente-, comienza a acercarse al mostrador curioseando un poco más sobre los objetos regados por todas partes. —Aunque como lo has dicho, estaba...confundido-, tentó su suerte. —Verás, habitualmente solo soy un contador, pero también me dedico a diferentes servicios administrativos públicos y/o privados-, comienza una explicación que evidentemente ella no pidió, tampoco está seguro de que ella quiera escucharlo. —No tiene mucho tiempo que llegué a Londres, y ciertamente me ha costado un poco acostumbrarme a las dinámicas con las que se mueven las personas por aquí, sobre todo por las noches, de donde vengo la gente es mucho más tranquila ¿sabes? supongo que me confié de más, ¿tendrías el resto de cubiertos de esa vajilla?-, señaló sobre una vitrina donde hay un peculiar juego de tazas antiguas.


Pero venga, no quiero aburrirte con explicaciones, ¿cerrabas pronto hoy, no? Si bueno, esa noche perdí algo importante mientras estaba...tratando de salirme de esa-, ha organizado muy bien lo que debe decir en este momento. —Extravíe un manuscrito y unos oficios importantes que guardaba en un maletín de cuero de cerdo e hilos de cáñamo, evidentemente embrujado para que nadie pueda acceder a su contenido fácilmente. No he tenido problemas en recuperar los oficios, pero el manuscrito…-, sus ojos ahora son capaces de imitar el azul que hay en los de ella cuando se los encuentra nuevamente. —Bueno, es importante.


Luego del atraco dejaron de seguirme y me dejaron por aquí, eso fue antes de que pudiera salir de Knockturn, así que pensaba que era posible que podría encontrarlo de vuelta, siendo rematado en alguno de estos lugares, más no he tenido suerte hasta ahora. Supongo que ¿no has tenido algo cómo eso por aquí o si? alguien que quiera venderlo tal vez o...quizá entre los demás vendedores-, Hessen volvió la vista atrás, tratando de visualizar al hombre al que había comprado antes, no había rastro de él, pero el demonio tiene la sensación de estar siendo vigilado por él desde algún rincón de su oscura tienda.


Y se relaja un poco, por que al menos cree que ha sido lo suficientemente convincente con sus explicaciones y motivos como para verdaderamente dejar este asunto de lado más pronto de lo estimado.



cpoR6Mo.gif
B259aHz.jpg
Kl83Ehb.gif

Enlace al comentario
Compartir en otros sitios web

  • 2 meses más tarde...

Dana.

 

Podría decirse que soy eso que llaman una "rata de biblioteca" me gusta leer, sí,  pero me fascina descubrir ediciones viejas de libros cuyas páginas sean amarillentas e incluso con esos hongos que se forman en el lomo, entre el cuero y el cartón. He aprendido idiomas enteros solo para poder entender los versos de un poema y me han pescado leyendo a hurtadillas esos libros prohibidos del archivo de Hogwarts.

Fue ese cariño nato y mi espíritu aventurero el que me llevó a buscar una antigua edición de Descifrando Maldiciones del año 1820, en ella el prólogo recita una prosa en Italiano donde describe con colosal talento las andanzas de Pit El vampiro, famoso practicante de las artes oscuras que con solo una flor de verbena y un gesto de varita transformaba una simple rendija de ventana en una trampa mortal.

Fue así como terminé doblando en la esquina, cruzando el estrecho y escalonado pasillo que divide el callejón Diagon y Knocturn, avancé calle arriba y al llegar a una esquina poco transitada me encontré con el lugar que tanto buscaba. El sitio de fachada pedestre, ladrillos viejos y oscuros, vigas de madera que rechinaban de solo mirarlas y una puerta entreabierta que te hacía dudar si la entrada es para todos bienvenida.

Sin embargo era yo una mujer valiente, ¡soñaba con ser Auror! Aún me encontraba confeccionado mi currículum el cual presentaría a esa tal Luna Gryffindor ¿me aceptaría? Llevaba una capa color salmón, el cabello recogido en una larga cola de caballo y en el cuerpo un vestido blanco con flores Rojas, un par de botas negras cubrían mis piernas hasta el filo de mis rodillas. 

Iba tan inmersa en mis pensamientos que apenas me di cuenta que ya había recorrido casi todas las estanterías y entre objetos misteriosos y libros polvorientos no encontraba lo que tanto estaba buscando.

Y el problema vino después cuando un extraño sonido chilló a mis espaldas y al girar sobre mis talones mi corazón quedó petrificado junto con cada centímetro de mi cuerpo, pues el enorme rostro de una serpiente me observaba con sus ojos amarillentos y expectantes ¿un basilisco o un boggart?

Definitivamente no era un Basilisco o estaría muerta, aunque sus colmillos de al menos 20 centímetros podían ser más letales que sus ojos.

¿Qué hacía esa criatura allí? ¿De dónde habría escapado?

Acerqué una mano al bolsillo de mi capa pero la criatura abrió su boca y se abalanzó hacia donde me encontraba.

Apenas tuve tiempo de arrojarme al suelo y rodar en sentido contrario a la criatura, sin embargo en el acto la varita escapó de mis manos y rodó por el suelo hasta dar contra el pie de una estantería justo al lado de la serpiente.

 

672440170_firmadana.png.e290dcafe4b6fce4606f7d9799883adb.png

 

7hdosh8.gif

 

Enlace al comentario
Compartir en otros sitios web

  • 2 meses más tarde...

Para sus adentros, se repite que debe mantener la calma. Mantenerse firme. Sin embargo, pronto se encuentra cuestionándose a sí misma por qué está comportándose de aquella forma. La última vez estaba en desventaja; era de noche, él la había intimidado, la había acorralado y ella no tenía su varita mágica. Sin embargo, ahora Ellie tenía la ventaja, ¿no es así? Sostiene con firmeza su varita mágica, mientras que él le había mostrado sus manos vacías. La luz del día lo ilumina todo y la reconforta. Además, ella está en una posición en la que podría hacer volar las estanterías para interponerlas entre ambos; incluso, encontrando el ángulo perfecto, podría hacerlo volar por los cristales hacia el callejón. Si quisiera, él ya no estaría allí y lo sabe muy bien. Si quisiera... Pero no puede negar que hay un misterio que le interesa. La curiosidad es su mayor debilidad y en ocasiones así, demuestra que incluso puede interponerse a la razón.

¿Quién es Amaya? ¿Y qué tiene que ver con ella?

Podría obtener aquella información a la fuerza. Él no tiene ningún tipo de defensa mental, como lo comprobó en su encuentro anterior. Sin embargo, al pensar en adentrarse en su mente, un temor helado la invade. Hay algo oscuro, algo peligroso, algo que quizás no podría confrontar.

—Así que me investigaste —replica Ellie por lo bajo. A esas alturas, ha decidido aceptar que quiere entender qué es lo que está ocurriendo.

Aprieta levemente los labios, mientras escucha al mago elaborar lo que, supone, es una especie de disculpa. Sin embargo, en aquel ambiente tenso que hay entre ambos, no es algo que pueda aceptar con mucho entusiasmo. Por el contrario, siente que es algo con lo que debe tener cierta cautela, pues podría ser una forma de manipulación.

Mientras habla, el mago se mueve por el negocio y Ellie lo sigue varios pasos por atrás, sin despegarle un ojo de encima. Mientras más se adentran en el Trasero, más baja se siente y más alto él parece, pero le parece que ya llegaron a un punto de no retorno. Ella necesita saciar su sed de intriga y él también tiene algún asunto, pues sino, no estaría allí. Ahora sólo puede elegir muy bien sus palabras, calcular bien sus movimientos y mantenerse alerta.

—Hay muchos manuscritos perdidos rondando por el Callejón Knockturn en estos momentos —responde, obligándose a no bajar la mirada. Aunque lo que está diciendo no es mentira, siente que tiene que cargar su respuesta de convicción y seguridad—. Supongo que tendrás que ser más específico, pues es uno de los productos más comunes. Sin embargo, puedo decirte que si no se trata de un tratado de artes oscuras o algo por el estilo, no lo conseguirás por acá; en cambio, si son simples documentos administrativos, lo más probable es que hayan terminado en algún basurero —declara, cruzando los brazos sobre el pecho—. ¿O es que perdiste algo que estás seguro que puede estar en un lugar como este? ¿Algo interesante?

 

@ Hessenordwood Crouch  tarde pero seguro (?)

NHCeJlw.png
iB5wHYG.gif
T7t3MEE.png
sins don't end with tears, you have to carry the pain forever

Enlace al comentario
Compartir en otros sitios web

Mientras ella le responde al fin se detiene a observar mejor a la bruja. Hay algo diferente de pronto, y aunque Hessen no ubica que es de buenas a primeras, advierte que debe manejarse con cuidado. ¿Qué tanto puede fiarse de esta mujer? Ciertamente posee una gran cantidad de poder en ese diminuto cuerpo y no debería tener dudas sobre sus habilidades en la magia, aunque no es muy lúcido al respecto, no después de su noche juntos. Entonces, Eileen Moody es rápidamente catalogada como alguien que, convenientemente, es mejor tener de su lado o al menos un contacto útil.

Por otro lado, aún le queda conocer de los intereses de ella, en qué y como puede ganársela, sobre todo ahora que se ha encargado de comenzar su relación, aún como desconocidos, metiendo la pata. Y hasta el fondo con el pie izquierdo. Entonces, ¿cuál es el costo de ganarse la confianza de alguien como Eileen Moody? Extrañamente está demasiado interesado en averiguarlo. Pero algo que no está debidamente explicado, simplemente, no puede estar correcto. Nunca es bueno para su negocio dejarse llevar por la intuición. O al menos a Hessen no le funcionan así las cosas. 

Y es que ¿y si se quiere convencer de esto únicamente por el parecido que tiene esta bruja con Amaya? Nada más pensarlo es aún más evidente el desenlace adverso. Aun así solo no puede girar sus pasos y desaparecer.

No sé qué tan interesante pueda parecerte realmente, o a alguien más, pero es un documento importante, si, lo suficiente para que me tengas aquí de nuevo, después de aquella lamentable noche-, apenas le sonríe. —Ciertamente su contenido es, ¿cómo decirlo? ininteligible ¿tal vez? como un cuento de ficción escrito por la persona más orate de toda Inglaterra. Y sé que hay muchos de ellos-, está sonando exagerado, pero es más que nada para que ella entienda que si no es realmente el libro de cuentos que dice; al menos si es verdad que está algo así de loco por dar con él.

Por un momento le aparta la mirada para observar el lugar, está lleno de magia que le resulta bastante natural, es como estar en el despacho de su madre, que es una estricta bruja historiadora de la vida de los nomaj, llena de artículos y artilugios que parecen incluso olvidados para siempre por la persona que los ha dejado ahí en primer lugar. La media sonrisa que aparece en su rostro es solo porque puede imaginarse de pronto a esta pequeña Eileen igualmente de necia para botar las cosas que no le hacen falta, que no necesita, o que simplemente no parecen tener más arreglo. ¿Es que acaso creen que lo pueden arreglar todo?

Lo más importante de todo esto es que algunas de sus páginas, si no es que la mayoría de ellas, están…-, es consciente de que si finalmente quiere encontrar el manuscrito, tiene que soltar información al respecto, pero cual y que tanta es lo que debe ser cuidadosamente dicho, sobre todo a alguien como Amaya. —Pues, contaminadas. Con magia oscura, por supuesto-, explica cómo si fuera evidente. —Verás, es un manuscrito que se ha de preparar para configurar un grimorio-, concluye, con menos ánimo con el que ha comenzado su conversación. —Pero evidentemente no puedo deciros más, mi señora, ¿habrá alguna forma en la que puedas ayudarme con esto también?


@ Ellie Moody Ya no me acuerdo que estaba haciendo aquí(?)

cpoR6Mo.gif
B259aHz.jpg
Kl83Ehb.gif

Enlace al comentario
Compartir en otros sitios web

Si su curiosidad es lo que constantemente la mete en situaciones complicadas, su pasión por el estudio de la magia y particularmente su afición por las Artes Oscuras es lo que quiebra las máscaras que con tanto esfuerzo se pone. Para ella, mentir no es fácil y mucho menos intentar disimular sus temores o sus nerviosismos, pero hace su mejor esfuerzo. Hasta ahora ha estado recitando, internamente, las lecciones de su instructora de Oclumancia en Hogwarts e incluso ha tenido que ocultar ciertos pensamientos de sí misma, para mantenerse la no-tan-convincente fachada de calma. Pero así como suele olvidar su timidez cuando alguien habla de Teoría Mágica o Maldiciones, ahora olvida que se supone que debe mantener cierta fachada por su propio bien. 

—¿Un...? —el sonido de algo de madera cayendo al suelo hace que se sobresalte. Por un momento no entiende qué pasó, pero cuando aprieta la mano y se da cuenta de que no hay nada allí, se apresura a recoger su varita mágica del suelo. En ese momento, el tema del grimorio tiene su mente tan ocupada que ni siquiera tiene la oportunidad de lamentarse por ese momento de debilidad— ¿Un g-grimorio? ¿Y hablas tan tranquilo, como si hubieras perdido la lista de la compra? —Ellie sacude la cabeza con desaprobación— ¿Y dices que son páginas contaminadas? No puede ser —se ríe por lo bajo.

No es que nunca haya visto o estudiado un auténtico grimorio. Puede presumir de tener, por lo menos, un ejemplar auténtico... y varias cosas que podrían ser, o alguna vez, o alguna vez serán grimorios. En ocasiones, ha podido trabajar con grimorios de otras personas y echarles un buen vistazo. No es nuevo para ella, pero no deja de ser emocionante. No sólo comprende el valor que pueden tener, sino que, simplemente, forma parte de su obsesión. Al fin y al cabo, Ellie es una persona sencilla y sus motivaciones pueden resumirse de una forma muy concreta: la mueven sus pasiones. No es más que eso.

Bajo esa premisa, Ellie comienza a atar cabos. ¿Quizás, en verdad, no hay nada raro acerca de esa visita? Dejando de lado aquella noche extraña... Quizás, Hessenordwood está allí sólo porque necesita un servicio muy concreto. Sí, quizás sea algo extraño, pero ¿no lo son la mayoría de sus clientes? Trabaja en el Callejón Knockturn, después de todo. «Quizás, finalmente, mi carrera está despegando», piensa, mientras estira la mano libre para invocar su capa de viaje y el monóculo que había extrañado al mago aquella vez. No cree necesitar nada más que su varita, y quizás alguno de los amuletos que suele cargar encima.

—Me gustan las aventuras —replica Ellie, aunque se da cuenta de que quizás eso no suene muy profesional de su parte—. Quiero decir, no me gusta decepcionara mis clientes. Pero hay que darnos prisa, antes de que los carroñeros del callejón den con ellas. ¡Gracias por ofrecerte a acompañarme! —se apresura a añadir, aunque no recuerda bien si él lo dijo en voz alta o ella lo pensó— No quiero que me persigan por ahí, y la verdad es que no soy una buena duelista. Pero tú puedes aguantar algunos golpes, como la otra noche, y todo irá bien; ya ves que sí puedo remendar piel y huesos, así que no te preocupes por nada más.

@ Hessenordwood Crouch

Editado por Ellie Moody

NHCeJlw.png
iB5wHYG.gif
T7t3MEE.png
sins don't end with tears, you have to carry the pain forever

Enlace al comentario
Compartir en otros sitios web

Sus ojos siguen la trayectoria de la varita que cae desde la mano de ella hasta el suelo. Todavía tiene tiempo de regresar la mirada hasta el rostro casi paralizado de Eileen antes de que se de cuenta de que ha perdido su arma y se mueva para recuperarla. Eso ha sido extraño, pero no es ningún tonto, ni necesita de leer mentes para entender lo que ha pasado aquí. Las personas son algunas veces tan antojables de ver. El muchacho está seguro de que si no estuviera tan ocupado todo el tiempo el demonio pasaría el resto de su existencia tan solo contemplando el vaivén de estos seres.

Se mantuvo tranquilo, sin embargo, incluso evitó que la sonrisa fuera más allá de un gesto burlón por la repentina torpeza de la bruja. 

Es que ponerme histérico no me ayuda a encontrar esas páginas-, se explica, aunque igualmente cree que ella no le está prestando toda la atención ahora, sino que parece estar pensando un montón de cosas al respecto, pero ¿sobre qué exactamente? ¿la petición que le ha hecho precisamente él, quien la hizo pasar un mal rato aquella noche? ¿o sobre las páginas del manuscrito? —Además el estrés provoca arrugas en la cara y dientes amarillos-, dice poniendo a prueba la concentración de la bruja.

Pero a cambio solo obtiene el empujón de la capa de viaje que aparece desde algún lado y termina en las manos de Eileen, además de un par de artículos que Hessen no tiene tiempo de admirar por el conjunto tan peculiar que ella termina de adoptar. Extrañamente, a pesar de que él ni muerto usaría algo como todo eso, a ella parece quedarle muy bien toda esta moda algo anticuada.

¿Te gusta que cosa?-, 

Esto no podía ser así de sencillo ¿o si? ¿le estaba tomando el pelo? ¿poniendo a prueba tal vez? vestida así es difícil de pensar lo contrario. Pero quizá es justo por eso mismo que termina por creérselo. Además ella parece tomarlo todo desde una perspectiva meramente profesional, lo que el demonio encuentra bastante conveniente y, a la larga, incluso pueda resultar aprovechable de algún modo.  

Ciertamente me gustaría que esto no sonara tanto como una gran aventura-, dice aun sin perder la calma, tampoco parece mas alegre que hace un momento, pues la verdad es que a él la idea no le emociona tanto como tal vez a Eileen si, sin olvidar que, para como son las personas en este lugar, no solo en el Knockturn si no la Inglaterra mágica en general, no puede evitar ser intrigoso ante la disposición que presenta la bruja de pronto y sin siquiera haber pedido aun algo a cambio. -No todos tienen que ser malas personas, muchacho-, piensa para sí mismo tras involuntariamente recurrir ante un recuerdo junto a Rory. 

Al las finales él también cree que conoce de negocios lo suficiente y supone que finalmente estas son las condiciones de Eileen Moody. Además, recuperar ese borrador es casi más importante como para incluso pensar en Amaya cada vez que se ve reflejado en la mirada de esta pequeña bruja.

¿Aún sigues creyendo que soy del tipo que le va mejor en una pelea?-, se escucha divertido. —¿Es que no viste bien la otra noche?-, sabe que si, ella curó sus heridas después de todo. — Ni siquiera pude mantener conmigo el manuscrito-, debe callarse ahora si no quiere convencer a la bruja de cederle su ayuda. Ella conoce mejor de estos lugares y, por lo que rápidamente observa en este sitio, hay algo de conocimiento profundo en magia oscura. —Vaya, de verdad que fue una noche mala para los dos ¿eh?-, había comenzado a caminar de vuelta por el local hasta que se detuvo en la puerta. 

En cierta medida, ella lo ha malentendido, o eso es lo que cree Hess cuando ella menciona haber perdido el grimorio tan tranquilamente como si de una lista de compras se tratase. Porque él no ha dicho que ha perdido el libro, si no las páginas con las que se piensa profanar uno. Claro que de ninguna forma esto puede resultar ser mejor y, bueno, si ella cree que es tan importante como para darse prisa, pues, mejor para él.

Han pasado al menos un par de semanas, ¿estás segura de que podríamos encontrarlas aun por aquí?-, de pie casi bajo el marco de la puerta vuelve a colocarse las gafas oscuras. —¿Piensas en que solo salgamos ahí fuera y las encontremos? Luchar contra estos carroñeros y hacernos de ellas sin más ¿tal vez?-, se asoma aun desde el interior del local como si tratase de ver alguna página volando suelta por la calle. 

No quiere decirle directamente a la cara que duda de sus habilidades mágicas porque la verdad es que no las conoce, no obstante, la conclusión de ella le resulta tan apresurada que por segunda vez no puede pensar que es así de sencillo, ¿es que no había un plan siquiera? Si es así a él le gustaría conocerlo antes de solo salir y perder el tiempo vagando por el Knockturn con una mujer tan aparentemente encantada con todo esto, tan demente como el mismo hombre que escribió el contenido de esas páginas.
 

@ Ellie Moody

cpoR6Mo.gif
B259aHz.jpg
Kl83Ehb.gif

Enlace al comentario
Compartir en otros sitios web

"Luchar contra estos carroñeros y hacernos de ellas sin más" —repite Ellie, deteniéndose un momento en la fachada de su tienda. Aquello suena algo que diría Madeleine, incluso Melrose; aquello suena como algo mucho menos propio de ella. Es por eso que asoma la cabeza por encima de su rostro, riendo ligeramente, como si Hessenordwood acabara de decir algo evidentemente inverosímil, aunque fuera la conclusión más acertada según el comportamiento de Ellie—. Oh, vamos, por supuesto que no pienso eso. ¿"Luchar"?

»Escuché lo que dijiste hace un momento y, para que lo sepas, lo dejaré claro. Estoy segura de que no eres bueno en las peleas —explica, todavía con ganas de reírse. Sin embargo, no está hablando en tono burlón; como Ellie lo ve, simplemente está compartiendo un hecho, algo evidente para todos—. Pero creo que eres un buen... Ah, ¿cuál es esa expresión tan graciosa que usan los muggles? —cierra los ojos por un momento, intentando recordar esa frase tan pegajosa, hasta que se enciende como una chispa en su cabeza— ¡Ah, sí! Quiero decir que serías un buen saco de boxeo. Como eres alto y más grande que yo, eres una distracción perfecta. Eso me ahorraría algunos problemas, ¿no te parece? —ahora que lo piensa, él haría un buen papel de guardaespaldas o por lo menos aparentaría convincentemente ser uno. La idea sería casi tentadora, pero la verdad es que son raras las ocasiones en las que Ellie accede a conformar equipos.

 Es cierto que no ha elaborado ningún plan, pero la verdad es que se siente tan inquieta que no podría sentarse con un mapa y una lupa a elaborar uno que satisfaga a su cliente. Si estuviera en capacidad de escuchar a la voz de la razón, entonces habría corrido a Hessenordwood desde el primer momento en que se apareció en su tienda ese día. Evidentemente, no fue el caso. Desde el primer momento estaba condenada a actuar de forma irracional y, casi como si él hubiera sido capaz de dar con su más grande debilidad, ahora no tiene escapatoria. Y está tan tranquila al respecto...

—Lo siento, pero nunca les hago promesas a mis clientes que no puedo cumplir —acota, luego de reflexionar unos momentos en la situación. Ya era consciente de que el rastro podría estar disperso, y también de que había la posibilidad de que todo fuera en vano, pero a decir verdad, era algo a lo que está tan acostumbrada que no le había prestado mucha atención. Para sus adentros, reconoce que una de las razones por las que no suele trabajar en equipo, es porque no soporta ser cuestionada. Ella tiene su particular forma de actuar y no es algo que permita que se discuta—. Aunque naturalmente cobraré mis honorarios —añade por lo bajo, como ese pequeño mal humor le hubiera hecho recordar que está trabajando.

»Pero de todas formas, si tienes alguna idea, supongo que puedes compartirla. En verdad, ¿por qué no me cuentas un poco más de lo que ocurrió aquella noche? ¿Tienes idea de quién te perseguía? O...

Luego de vacilar un poco, Ellie se da la vuelta hacia Hessenordwood. Oculta las manos, que juguetean con su varita mágica, detrás de la espalda, como si quisiera mantener muy oculta una intención de algo. No puede evitar recordar cuando usó ese mismo acto cuando le pidió a sus padres que la dejaran tener un set de alquimia a los 14 años en su habitación, aprovechando los ojos redondeados y muy vivos que había heredado del lado de su madre.

—O podemos hacerlo de la forma rápida —dice Ellie, mirando al mago con mucha atención—. Si me dejas ver qué fue lo que ocurrió esa noche —sin darse cuenta, cada vez habla más bajo, y su voz comienza a convertirse en un susurro. Saca la mano libre de detrás de su espada, para golpear suavemente su propia sien—, ¿no crees que podía conseguir alguna pista que nos ayude? 

@ Hessenordwood Crouch

Editado por Ellie Moody

NHCeJlw.png
iB5wHYG.gif
T7t3MEE.png
sins don't end with tears, you have to carry the pain forever

Enlace al comentario
Compartir en otros sitios web

  • 2 semanas más tarde...

Por una vez en lo que lleva de este encuentro con Eileen, Hessen se quedó sin qué decir. Con la mirada azul detrás de aquellos oscuros cristales no puede hacer más que parpadear una y otra vez mientras contempla los grandes ojos que ya parecen adelantarse a sus palabras. Aunque sabe que ella aún no está dentro. Claro que tiene un puñado de expresiones en mente justo ahora, que van desde lo muy en contra de ser el saco de boxeo de alguien solo por dar la talla (aunque eso también apela favorablemente a su vanidad) a para nada, sobre todas las cosas en el mundo, dejarla entrar de nuevo en su mente a husmear, pero por supuesto que ninguna de todas esas frases que se le ocurren son de su práctica o por lo menos no cree que con alguna de ellas va a conseguir de Moody lo que quiere.

Además de detenerse a pensar en lo que ella sugiere, hace un recuento de lo sucedido esa noche. Ahora que lo piensa mejor, las cosas entonces fueron un poco diferentes a lo que le ha contado a la propietaria de El Trastero, para empezar la noche había sido de cacería, aunque él no era precisamente la presa, sino el cazador, lo menos fuera de la verdad era que si perdió el manuscrito cerca de este lugar aunque no fue robado de sus manos, Hess lo dejó oculto entre dos edificaciones y para finalizar su encuentro con Eileen después de la pelea, no le había quedado conciencia suficiente para volver por él hasta la mañana siguiente. Era de esperarse que no lo encontraría donde lo dejó.

Así que después de un rato largo de haberse quedado en silencio, porque es consciente de que puede parecer sospechosamente extraño si lo prolonga más tiempo, concluye de que no es una buena idea dejar que Eileen husmee, más allá de encontrarlo cómo un mentiroso, posiblemente nada de lo que vea ahí sea más útil de lo que puede contarle al respecto y, finalmente, si ella entra ahí y no ve lo que él le dice tal vez Eileen termine por no ayudarlo. -La verdad persigue a la mentira-, recuerda a su estricta madre, ¿qué pensaría ella de él si lo viese ahora? No es que se dedique a decir mentiras claro, pero su trabajo podría no considerarse el más honesto.

De acuerdo-, las lentillas oscuras y la automática sonrisa suave sobre su pálido rostro ayudan a que nada se le escape. —Si, bueno, eso parece una buena idea-, ¿para qué? ¿para probar sus habilidades en la oclumancia? ¿cómo podría? si aún tenía que seguir acudiendo al Mahoutokoro por asesoría en esta magia. —¿Quieres hacerlo aquí?-, pregunta mientras aparta la mirada, incapaz de sostenerla por más tiempo busca el pretexto observando lo estrecho que se ha hecho la entrada del local con él a medio pasillo. —O ¿tendrás un lugar más discreto para…-, de pronto siente un nudo en la garganta que no lo deja continuar con su palabrerío de convencimiento.  —...para hacer eso?-, es consciente de que ha murmurado eso sin mucho entusiasmo, pero ¿quién podría sentirse bien con una idea cómo ésta? 

A pesar de que lo vivió un breve instante esa noche, ahora no puede ni imaginar cómo puede ser la experiencia, ni siquiera para el legeremante, la sensación de estar dentro de la mente de otra persona, le resulta algo tan demasiado personal para ambos extremos que de algún modo lo hace sentirse enfermo. Finalmente, encontrar aquella obra perdida ahora es lo más importante.

Aunque…-, canturrea rápidamente, en un intento de disimular todo aquello que le resulta extraño en su propio comportamiento. No está siendo él mismo y lo sabe, aunque no se detiene a pensar en porqué. —También tengo un lugar-, dice y de reojo le devuelve la mirada, esperando encontrar en el redondo rostro de Ellie alguna señal de convencimiento. —El nombre, quiero decir, del lugar donde pude haberlo perdido. Podrías, no sé, tal vez encontrar algún rastro desde ahí-, encontrar el manuscrito era importante, pero si podía mantener a Amaya lejos de su mente en el proceso de búsqueda era mejor.
 

@ Ellie Moody

cpoR6Mo.gif
B259aHz.jpg
Kl83Ehb.gif

Enlace al comentario
Compartir en otros sitios web

Unirse a la conversación

Puedes publicar ahora y registrarte más tarde. Si tienes una cuenta, conecta ahora para publicar con tu cuenta.

Guest
Responder a esta discusión...

×   Pegar como texto enriquecido.   Pegar como texto sin formato

  Sólo se permiten 75 emoji.

×   Tu enlace se ha incrustado automáticamente..   Mostrar como un enlace en su lugar

×   Se ha restaurado el contenido anterior.   Limpiar editor

×   No se pueden pegar imágenes directamente. Carga o inserta imágenes desde la URL.

Cargando...
 Compartir

Sobre nosotros:

Harrylatino.org es una comunidad de fans del mundo mágico creado por JK Rowling, amantes de la fantasía y del rol. Nuestros inicios se remontan al año 2001 y nuestros más de 40.000 usuarios pertenecen a todos los países de habla hispana.

Nos gustan los mundos de fantasía y somos apasionados del rol, por lo que, si alguna vez quisiste vivir y sentirte como un mago, éste es tu lugar.

¡Vive la Magia!

×
×
  • Crear nuevo...

Información importante

We have placed cookies on your device to help make this website better. You can adjust your cookie settings, otherwise we'll assume you're okay to continue. Al continuar navegando aceptas nuestros Términos de uso, Normas y Política de privacidad.