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Heredad Ollivander (MM: B 110990)


Hessenordwood Crouch
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Ollivander es el apellido de una familia de magos muy antigua. Se dice que el nombre significa "el que es dueño de la varita de oliva", lo que sugiere que el Ollivander original llegó a Gran Bretaña desde un país mediterráneo (los olivos no son nativos del Reino Unido). La familia es popularmente conocida por haber estado en el negocio de las varitas desde el 382 antes de Cristo, fabricándolas para magos y brujas de todas partes del mundo gracias a que han trabajado la misteriosa artesanía de las varitas mágicas durante mucho tiempo, perfeccionando el arte y técnica de fabricar y elaborar varitas de manera tradicional y de excelente calidad.

Sin embargo a pesar de ser una familia de mucho tiempo, su línea sanguínea no es tan extensa, todos ellos dedicados al negocio familiar desde mucho antes que el reconocido Gerbeld Ollivander y su hijo Gervaise, fundadores de la tienda de varitas más popular en el callejón Diagon en Londres. Es su labor una actividad tan importante que la dedicación, la creatividad, el trabajo duro, apasionado y humilde caracteriza a los miembros de esta familia.

Pero, aunque la mayoría de ellos sean reconocidos por tal notable labor, siempre existe en toda familia una fracción de ella que es impune a sus características representativas. Ollivander no es una excepción y entre ellos existe el caso especial de vergüenza y deshonra. El asunto de Gareth Marín, hijo de Geraint II Ollivander (fruto de un amorío con una squib fuera del matrimonio, pero después consigue el apellido Ollivander tras la muerte de su madre) y conocido entre la familia por ser un mercader ambicioso de más.

Siendo un renegado en la familia Ollivander, visto ya con malos ojos desde que se conoce su procedencia, al darse cuenta que jamás sería considerado para el negocio familiar, el mago decide abrirse camino en la vida por cuenta propia, abusando del prestigioso apellido que ha obtenido de su padre, su astucia y una siega ambición de poder y reconocimiento que lo orillaría cada vez más por un camino de sangrientas acciones que perjudicarían pronto su lugar en la familia de Ollivander siendo rechazado rotundamente por ellos.

Durante la época oscura, en pleno apogeo del señor tenebroso, Gareth consigue su cometido de convertirse en un comerciante de suma importancia, haciéndose rápidamente de establecimientos en lugares remotos y de pocos recursos, pero no a través de los medios que forman a un buen mercante sino tras haber pactado tratos con gente violenta que comenzaba a intercambiar las pertenencias de quienes necesitaban por algunos pocos galeones. La ambición de reconocimiento por parte del Ollivander lo enviaría directo a cada vez cometer más actos de injusticia. Sus atracadores ahora no solo engañaban a los pueblos, sino que hurtaba y robaba pociones y productos mágicos originales para después venderlos como patente propia

Prontamente su negocio y reconocimiento se abre paso entre la gente equivocada y se enriquecía a través del miedo, dejando a un lado el apellido Ollivander se convirtió en el odiado por muchos Saint Marin.

A pesar de tantas comodidades y poder de las que disfrutaba su familia, como cualquier Ollivander no era grande, se casó con Mon Smith en uno de sus viajes por el caribe, y con ella tuvo solo un hijo el cual lo heredaría todo. Sin embargo, tras embargar casi la mitad de un pueblo nativo el único hijo de Gareth es maldecido por una hechicera poderosa y a corta edad el mago envía lejos a su único heredero después de un atentado contra un hombre lobo, dejándolo con su padre también maldecido en algún bosque oculto a las afueras de Ottery.

Pasaron solo unos cuantos años después de aquel incidente que Gareth comenzó a pagar por sus desalmados actos, su mujer, aunque ya no se le veía más, la gente rumoraba que había sido asesinada por su propio hijo licántropo y que su fantasma perseguía al hombre, otros decían que había perdido la cordura tras perder a su hijo y terminó con su vida por cuenta propia. Gareth sufrió tras la ruptura que partía su familia y poco a poco devastado y sintiéndose culpable descuidó sus mercados, los productos dejaron de tener calidad y ya al no venderse como antes, perdió sus bienes y pertenencias y en poco tiempo el nombre se Saint Marín no era más que un mal recuerdo.

Agonizando en su lecho de muerte, derrocado por sus ganas de poder, pagando en carne propia por los crímenes que ha cometido a la gente que tanto a atormentado quitándoles sus hogares y pertenencias, en su último aliento se arrepiente del daño que le ha hecho a su familia, y en un intento de redimir sus malas acciones, deja todo lo que posee en manos al único de sus hijos del que ha apartado por mucho tiempo, esperando que pueda remendar el daño que pudo haber causado.

Desde ese momento sería Grelliam M. Ollivander el encargado de encabezar esa rama torcida de la familia Ollivander.

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…solo aquel que tenga clara su intención puede llegar a su destino…

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“…En medio del camino de nuestra vida

me encontré en un obscuro bosque,

ya que la vía recta estaba perdida.

¡Ah que decir!, cuán difícil era y es

este bosque salvaje, áspero y fuerte,

que en el pensamiento renueva el miedo

Tan amargo, que poco lo es más la muerte:

pero por tratar del bien que allí encontré,

diré de las otras cosas que allí he visto…”

Un poco más allá de las calles y callejones que conforman Ottery se encuentra el bosque de olivos que pertenece a la familia Ollivander. Sin duda alguna lleno de misterios, donde quizá el hombre no se atreve a ingresar por el temor de ser víctima de la naturaleza que lo abunda y que llegua a poner en riesgo su vida. Es así aquel enigmático bosque que, entre mas profundiza, se encuentra rodeado de pluralidad de faunas nativas de diferentes regiones pero que florecen bellos, fuertes y salvajes como si pertenecieran a esa tierra. Cuidadosamente hay en la periferia de este, colocados sobre el cerco de alambre oxidado y las espinas de la enredadera que se enroscan en él, sobre el limite de Ottery, una advertencia escrita sobre pedazos de madera vieja y tinta roja, clara para todo aquel que desee entrar a curiosear:

“…solo aquel que tenga clara su intención puede llegar a su destino…”

Según cuentan algunos valientes que se atrevieron a entrar en este misterioso bosque, empezaron a presentar cuadros de nauseas inexplicables, acompañados de fuertes dolores de cabeza, e incluso en unos casos se detectó extrañas erupciones o quemaduras en sus cuerpos, que generalmente las víctimas no las sentían, a pesar de ser detectadas a simple vista, lo extraño es que las plantas también se ven afectadas, ya que algunas permanecen deshidratadas y con los tallos y hojas quemadas, sin poder explicar el motivo. Muchos afirman que una vez adentro jamás se está solo, que agarrado a la tierra con todas sus lianas, con todas sus raíces, cuando se le cortaba por un lado, volvía a crecer por otro, se recuperaba de sus heridas, y cada hachazo provocaba el nacimiento de brotes verdes, como si tuviera vida propia.

Algunos narran historias sobre este bosque, dicen que en él se da el fenómeno de “tiempo perdido”, donde las personas que han ingresado al bosque y salido del mismo al cabo de unas horas según ellos, en el mundo real no transcurrieron horas sino días o viceversa. Se sabe que estos fenómenos se acrecientan en la zona conocida como El Círculo, localizado en la parte más profunda de este bosque, donde existe un claro circular entre los árboles, donde se cree que se produjo una cruel matanza de campesinos. La gente cuenta también que los monstruos parecen haber elegido este lugar como escenario favorito de sus reuniones.

 

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Un vallecito situado en un páramo plano y frondoso y que es el oasis de aquel desierto boscoso. Corre por un costado un riachuelo, cuyo murmullo es suficiente para adormecer al que lo escucha y desemboca en un estanque que no está más allá del caserón. Las estrellas fugaces y los meteoros aparecen con más frecuencia aquí que en ninguna otra parte del espeso bosque y todo ahí es más tranquilo. Tiene a su alrededor la variedad de ecosistema que el bosque le otorga. Es un lugar húmedo la mayoría de los meses del año con humedad continua en forma de lluvia, nubes y neblina, aunque el clima puede variar, el dueño del lugar asegura que el clima influye según el estado de ánimo que pueda el bosque tener. Él dice que incluso ha visto nevar en él.

El círculo remata en el centro con el caserón que es lo único que perturba el espacio natural. Y para poder llegar a este deberás perderte en el espeso bosque y solo aquel que tenga clara su intención conseguirá llegar a su destino.

Se trata de una obra construida en un estilo que podría definirse como ecléctico, conjuga elementos del neogótico inglés con alguna que otra decoración de tintes nórdicos en los detalles, y una disposición interior, descentrada hacia la izquierda; zona que constituía la zona de las habitaciones de los patriarcas de la familia, escalera principal en forma de caracol, acceso interior a la capilla, y las diferentes habitaciones que la conforman. Desde el exterior se puede notar la planta rectangular con dos alas laterales, que sobresalen por la parte frontal y para envolver la puerta de entrada resalta un alto frontón de arco de medio punto que da simetría al conjunto, la vegetación a su alrededor enmaraña algunos muros, columnas y barandales haciendo que parece que la construcción pertenezca al entorno. Destacan entre otras muchas cosas, la capilla la torre de vientos, salones y estancias interiores.

A pesar de ser una construcción bastante sólida se dice que las habitaciones y salones que están en el interior cambian de lugar y forma según quienes la habitan. Los dormitorios de los integrantes de la familia se adaptan a los gustos y personalidad de cada uno, brindando el espacio que se cree optimo para cada miembro, con excepción de las habitaciones, el resto de los cuartos solo se muestran a petición de el o los patriarcas de la familia, los visitantes solo tienen acceso directo al primer nivel donde se encuentra el vestíbulo, la sala, los comedores, las cocinas y una de las bibliotecas, entre otros cuartos que cambia de lugar pero que son de acceso universal.

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Patriarca

Sain M. Ollivander

Matriarca

Bel Evans McGonagall

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Lazo Sanguíneo

Lazo Adoptivo

Amigo de la Familia

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Gareth Marín Ollivander (Fallecido)

&

Mon Smith (Desaparecida)

Pariente político:

Eileen Moody

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The Queen:

Sain M. Ollivander

Cónyugue Salsosa:

Bel Evans McGonagall

She is The Boss

Samantha Sokal

Little Sistah

Paula Malfoy

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La ahijada consentida:
Hannity Jane

La rama torcida

Hija de Bel Evans McGonagal:

Junnyco Wright

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La mascota desobediente:

Dennis Delacour Rambaldi

BFF
Bodik

Random Girl

Kutsy Stroud Lenteric

La prima acosadora de Bel Evans McGonagall:

Kytta Gryffindor Rambaldi

Registro

Familia Ollivander (MM)

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Conexión Red Fru: --

Mascotas: --

Objetos y Pociones: --

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Boveda familia Ollivander

Editado por Sagitas E. Potter Blue

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Todo se sentía irreal.


Desde la alfombra voladora, era capaz de notar con mayor detalle la extensión de la propiedad, el extenso manto de verdor, dentro del cual apenas podía distinguirse un punto que rompía con la uniformidad y que asumí debía ser el Caserón del que Garry me había hablado.


Como todas los proyectos que emprendíamos juntos, ya no era capaz de recordar el momento exacto en que sus comentarios sarcásticos sobre lo "encantadoras" que eran las formales cenas de la Familia Evans McGonagall había dado paso a la idea de encontrar un lugar para los dos. Si estaba un poco más claro por comparación, la noche en que en El Edén Salvaje había compartido abiertamente mis dudas sobre como Baker jamás podría ser un hogar. Sí, posiblemente ese encuentro hubiera sido el detonante para todo lo que veía ahora.


Descendí a tierra con las últimas luces de la tarde. En el cielo, las nubes tenían un atrayente color rojizo, debido al ángulo de los rayos de ese sol ahora oculto tras ellas. Sabía que Garry no tardaría en llegar, aunque no estaba segura si aparecería tras alguno de los callejones de Ottery que podía verse desde la entrada a la propiedad, o si lo haría más bien desde dentro de la propiedad. Él iba ser mi guía para esa primera noche, para ir más allá de ese bosque que ocultaba toda clase de criaturas y plantas.


Aunque guía podía no ser la palabra más adecuada. Él no iba llevarme por el "camino seguro" en ese lugar sino que haríamos el recorrido que se nos ocurriera en ese momento para llegar al Caserón, aun si nos perdíamos o terminásemos cayendo ante el encanto del tiempo. Sonaba a una locura y probablemente lo era, pero estaba segura que nadie en Ottery podría disfrutar de semejante aventura, solo para llegar a su hogar.


Esa era la parte más bonita sin duda, pero como con todo, había otro lado del que poco habíamos comentado. Garry era tan poco dado a hablar de sí mismo o de su pasado, que había sido toda una sorpresa que estuviera en posesión de un terreno semejante. Apenas ahora él había encontrado una motivación suficiente para ocupar ese lugar pero no por gusto se había cuidado, casi hasta la extenuación, de dar cualquier detalle sobre el tipo de relación que había llevado con su familia antes de su llegada a Ottery.


¿Qué clase de tormentos, de malos recuerdos, de ponzoña y oscuridad escondía en sus recuerdos? ¿encontraría en ese lugar la forma para poder llegar a ellos? Con esas preguntas en mente, de pronto distinguí una pequeña luz proveniente de la punta de una varita. Recité entonces la frase en el añejo cartel que había llamado mi atención en cuanto llegué.



- “…Solo aquel que tenga clara su intención puede llegar a su destino…”- le dediqué una enorme sonrisa agitando una mano a modo de saludo mientras en la otra sostenía la alfombra perfectamente enrollada- ¿solo yo creo que será una noche muy excitante?- pregunté ansiosa de saber que se ocultaba más allá del cerco de alambre y las enredaderas espinosas.

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Recostado tranquilamente sobre el frio suelo lleno de vegetación salvaje que casi consigue cubrir por completo el delgado cuerpo del mago, aquellos frondosos árboles que ahora abundan de verdes hojas que parecen que se ríen cosquilludas cuando el viento las agita no son nada parecidos a la sequedad que existía en cada una de las ramas de cada uno de los árboles de el mismo día que entraba a aquel lugar por primera vez, y que después de eso se convertiría ese en el único paisaje que acompañaría a los días y noches del joven mago durante quince prolongados años.

 

Ese es un recuerdo fácil para Ollivander, es posiblemente el recuerdo más común que ataca su mente justo cuando una transformación está por terminar y la mañana trae consigo devuelta al hombre.

 

Aquella noche había sido como si la naturaleza misma supiera que estaba siendo infectada en sus interiores con una de las criaturas más inhumanas y voraces con la que podía ser invadida, y el bosque y sus alimañas que ya había adoptado se resistían a dejarlo entrar. Puede todavía sentir debajo de él, a pesar de estar ahora recostado en un suelo frio, el calor y la vibración que provenía del lujoso auto de su padre, aquel que se forzaba demás para brincar todas esas obstrucciones que el bosque le arrojaba con la única intención de alejarlos cada vez más. Entre los murmullos que hacen las charlas de la viva fauna, puede escuchar aun los dolidos sollozos de una joven mujer y el frio silencio de un hombre maldecido.

 

Exhala largamente, algunas ramas ya se han enredado en los zapatos del hombre y algunas otras se han escabullido entre sus cabellos, si se quedaba quieto por más tiempo ahí, seguramente pronto sería uno más de aquellos que se han extraviado en lo profundo de su misterio. Se incorpora solo para darse cuenta de que apenas la luz entra por entre la maleza más alta que lo rodea y no pierde el tiempo para echarse a andar nuevamente hacia algún rumbo sin poner mucha atención en la dirección del camino.

 

Tiene ya bastante tiempo esperando ahí, sin embargo, no hay nada que reclamar, él mismo se ha adelantado un par de horas al horario que Bel indicó para encontrarse ahí. Aun le causa bastante gracia recordar el gesto de incredulidad, sorpresa y fastidio, todo armoniosamente combinado en su cara, el hecho que le causaba a la sanadora saber sobre que aquel sitio le pertenecía al mago “Fue solo hace unos cuantos meses” nada de lo que él pudiera haber dicho habría servido para aminorar el enfado de ella por no haberlo mencionado antes ¿Cómo sabría él que era algo importante?

 

Aquel lugar no había sido más que un campo de retención para el mago en sus primeros años de licantropía, el misterio que abundaba ese bosque no le permitía a la criatura salir más allá de aquellas enredaderas espinosas y bosques pardos, pero que también cuidaban del hombre en aquel paramo exento de perturbaciones. Es por eso que había sido bastante seguro todo el tiempo, pero el recuerdo resultaba aun tan extrañamente amargo que volver ahí de vez en cuando, sobre todo cuando las noches de luna llena amenazaban la existencia del mago, era verdaderamente complicado.

 

No tarda mucho tiempo cuando puede ver la luz que viene de un exterior libre de la sombra que proporcionan las altas arboledas, tampoco le lleva mucho en distinguir la figura de, ahora, su esposa. Sigue ese andar tranquilo, aunque la preocupación por llevar a Evans ahí dentro se refleje en pulsaciones rápidas que se esfuerza por controlar. Alzando apenas su varita consigue la atención de ella.

 

-Es algo dramático, ¿no crees? – sonríe divertido una vez que está a solo un par de metros de distancia de ella, aunque a diferentes lados de la malla -¿Una noche exótica? eso no se escucha para nada citadino Bel Evans- se burla -Esta por anochecer ¿Estas segura de no querer hacer esto por la mañana?- pregunta con voz neutra mientras se adelanta unos pasos para, con un ademán de su varita, abrir una brecha en el cerco de enredaderas y alambres -No lo dije antes, pero…-vuelve y extiende la mano para ayudarla a cruzar -El lugar ha estado abandonado por algún tiempo, tendremos que hacer la limpieza antes de poder habitarla por completo- ríe nuevamente divertido.

Editado por Sain M. Ollivander

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Dramático suena bastante a como se comportar él en ocasiones, así que es casi como el adjetivo perfecto para la ocasión.


- Excitante dije, pero supongo que exótico encaja también con el ambiente que nos rodea ahora y lo que nos espera después- con soltura observo como consigue abrir un espacio para que pueda pasar y desestimo su idea de posponer el recorrido- Oh, de noche estamos bien, me gusta la magia que desprende todo lugar a oscuras.


Lo cierto es que también me he habituado a un ritmo nocturno, aunque de eso no pueda culparlo a él, sino a mis rondas en la Orden del Fénix. Y me gustaban realmente las callejuelas libres de gente yendo y viniendo, y el silencio que permitía descubrir otros sonidos, los sonidos de plantas y animales que en la noche se llenaban de toda la vida que los humanos les arrebatábamos en el día.


Cogí la mano que me había tendido gentilmente, y entonces pese a su actuación excepcional, comprobé que un leve temblor lo delataba. Estaba preocupado y todo indicaba que por asuntos en esa casa que le debían recordar a otras épocas, esas en donde ni siquiera conocíamos de la existencia del otro.


- Bueno, será una excelente oportunidad para gastar las soluciones de limpieza que adquirí en el Magic Mall.


Todavía de su mano, pretendiendo que no había notado su preocupación, comenzamos a andar. Pronto, casi inconscientemente, conforme los árboles se multiplicaban de tamaño y la vegetación se abría paso furiosa a nuestros pies, fui acercándome más a él. El gesto en su rostro en esos momentos era de completa evocación.


- Sea lo que fuera que viviste aquí...este es un nuevo comienzo ¿me oíste? - alcé la cabeza en su dirección y con suavidad acaricié su mejilla con la punta de los dedos de la mano que tenía libre haciendo el recorrido por cada una de las cicatrices brillantes- Espantaremos juntos esos malos recuerdos para reemplazarlos por hermosas memorias.


La noche apenas comenzaba y era por eso que quería mostrarme optimista. No iba preguntarle (no esa noche) por ningún pariente suyo, tampoco insistiría con el tema del origen de la propiedad. Eran preguntas importantes pero nada perdía haciéndolas algún otro día.


- Es un hermoso bosque, el más bonito que he visto en Ottery- le comenté fascinada viendo de repente a un erumpent pastar tranquilo junto a una yegua- ¿tienes algún aproximado del numero de criaturas que habitan en este lugar? Me pregunto cuantos años tendrá ese ejemplar.

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-Lo has hecho parecer muy fácil- Bel ha cruzado la barrera sin costarle problema alguno hacerlo, casi siente que se burla de él cuando toma su mano de apoyo -Debí suponerlo, con esa altura claro que no es problema…- Garry sonríe divertido cuando ve el pequeño saltito que ella da cuando adelanta sus pasos más allá del mago hablando sobre pociones y tirando con poca fuerza del agarre que aun sostiene.

 

Él apenas, con otro movimiento algo más brusco de su varita, consigue des hacer la brecha en la barrera que ya ha quedado tras ellos. Solo poco después, mientras se apresura a alcanzar a una muy animada Bel, la guarda entre sus ropas, no cree que necesitará más de su varita por ahora, no sino tal vez hasta llegar al círculo, eso si no habría algún contratiempo, aunque podía asegurar por el par de horas en el que ha tomado la delantera que eso no será necesario, sin embargo, aunque recordaba conocer aquel lugar tanto como las marcas en su cuerpo, la naturaleza siempre podía ser tan mansa como un estanque quieto y atacarte en un instante u otro con la fiereza del animal más salvaje. Cuando además de eso estaba maldita, siempre se tenía que tener mayor cuidado.

 

Apenas se da cuenta que en no mucho tiempo están completamente rodeados de toda aquella naturaleza que parece observarlos, se siente como si todo ahí dejara de respirar, el viento dejara de correr a su alrededor cesando así el murmullo de las hojas, es como si los animales escondidos entre los arbustos estuvieran sigilosamente asechando cada una de sus pisadas, todo resulta ser como si el tiempo se hubiese detenido de pronto y solo el camino que ellos, o más bien Bel, están marcando con cada paso que alcanzan, fuera lo único que perteneciera al tiempo real. Bajo sus pies la maleza hace eso que casi molesta al mago, abriéndoles paso por un camino que él no es capaz de reconocer.

 

No se lo dirá ahora, pero está dejando que ella guíe el camino a casa, aunque seguramente ya se ha dado cuenta de eso, su sanadora es demasiado inteligente para no haberlo deducido ya, él conocía el camino al caserón, podría ir y venir cuando se le apeteciera pues el bosque desde ya hacia un rato que había reconocido la presencia del Ollivander, a quien le había tomado por sorpresa la bienvenida que le ofrecía a pesar de hace ya varios años ni siquiera mencionar su existencia, sinceramente aun le preocupa pensar en cómo aquel lugar no le guarda rencor alguno al Ollivander por su abandono.

 

No dice nada cuando ella comienza a hablar, a pesar de que lo ha sorprendido su repentino comentario después de un rato de andar en silencio. Apenas se encoge de hombros cuando ella lo llama y solo detiene su caminar bruscamente cuando ella lo hace, su rostro de sorpresa que solo la ve confundido por el modo en el que ha pausado la marcha es amortiguado rápidamente por el gesto que solo identifica a Bel Evans como algo tan suyo, en un auto reflejo no evita contraer el rostro por lo extraño que se imagina que puede sentirse el tacto, ella podía llegar a ser tan áspera o tan suave como se lo propusiera, bastaba solo con recordar las veces que cura de mala gana sus heridas por experimentar con pociones y setas en el consultorio.

 

Sin embargo, esta vez el toque apenas es perceptible, en esa parte de su cara, él casi no es capaz de sentir algo, pero el calor que dejan las huellas de ella parece que revivieran aquellos sentidos muertos donde su piel se ha sanado tantas veces. Él piensa que no podría necesitar nada más en esta vida…

Pero, a pesar de eso, ella está siendo terriblemente sentimental y él, aunque quiere explicarle que ella no está siendo racional en lo que dice como en muchas otras veces, no puede hacer ni decir nada ante aquellas palabras y el gesto que es casi como el mejor de los presentes que puede recibir en esa condición.

 

-Yo no…- apenas puede articular, forzando a su mente a ordenar las palabras por decir, pero es el frio que siente a su alrededor lo que le hace darse cuenta de que ella ya no está más junto a él, la sanadora se ha encaminado un par de pasos más para contemplar el bosque que parece nuevamente tener vida -¿Eh?! Ah eso, pues no lo sé, mi abuelo decía que nunca eran los mismos, que nada ni nadie nunca se quedaba para siempre en estos bosques…- hiso una pausa tratando de recordar las palabras exactas que decía el viejo -Es muy diferente a lo que dicen allá afuera, supongo que solo era para que no me asustara, pero mira esto- se encaminó solo un poco acercándose a la yegua y sacando nuevamente su varita “quién lo diría”, apuntó a los pies de la criatura dejando ir un chorro de agua en su dirección, por suerte para él los animales solo se removieron un poco para quitar el exceso de líquido de sus patas -Justo un día de verano encontré, husmeando una de las habitaciones, el cajón de pociones que el viejo usaba para…bueno no lo sé- realmente en ese tiempo no tenía ninguna noción concreta sobre la magia.

 

Solo sabía algo más allá de lo que podían ofrecer los viejos libros que siempre había leído en este lugar y alguno otro nuevo que aquel que cuidaba de él le conseguía algunas veces cuando viajaba al pueblo por alimento. Es seguro que hoy al volver se encuentren todos esos mismos libros, él preguntará a Bel si es que los pueden conservar y con el tiempo llenará los estantes vacíos de las bibliotecas.

 

Todas aquellas pócimas no eran más que, además de remedios para tratar con los síntomas de licantropía y heridas posteriores a la luna llena de Garry, para lidiar con los malestares que causaba la maldición que el mismo brujo que lo velaba se cargaba --Tomé un par de ellas y las mesclé pensando en que con eso conseguiría hacer algo para poder pintar y marcar todo aquello de lo que tenía registro--cuenta, pero no dirá que también ese era un intento fallido de escapar por una noche del encierro, se estaba aburriendo mucho por pasar las horas y sus días limitados en el círculo, estando en su forma humana Garry tenía incluso prohibido entrar al bosque más allá del páramo plano, eso no evitaba que de vez en cuando se lograra escabullir por el bosque ¿de qué otro modo conocería el camino? --Pero nada, ni siquiera eran capaces de manchar la ropa-- además, aquella fea voz que algunas veces le hablaba cuando se encontraba completamente en soledad siempre asustaba al pequeño Garry.

 

Las ganas de salir de ahí nunca fueron tan insistentes, salvo cuando la luna llena se pronunciaba y las intenciones de la criatura no eran nada buenas. A pesar de lo astuto que pareciera ser el lobo, no consiguió escapar nunca de la maleza de aquel sitio. No fue sino hasta cuando el brujo comenzó a traer más y más cosas del pueblo que la curiosidad de Garry había crecido por saber qué otras cosas había más allá del tranquilo paramo y de aquel engañoso bosque. Para su mala fortuna, aquella maleza se había acostumbrado tanto al pequeño Ollivander, que se mostraba más espesa y complicada cada vez que, aunque fuera por accidente, el niño se encontraba cerca de su salida, obligándolo a volver de algún modo u otro. Después de todo, en aquellos terrenos todo estaba maldito.

 

Solo en el instante de su vida cuando recibió su carta para ingresar a Hogwarts al fin conseguía salir del encierro, sus ganas de conseguirlo le hicieron una salida fácil por el complejo bosque. A estas alturas de lo vivido, Garry puede pensar que no solo aquello se debía a la voluntad de un niño curioso, sino que había recibido ayuda de algo o alguien o quien sabe, quizá simplemente aquella naturaleza maldita lo habría dejado al fin en libertad.

 

-Los arrojé al estanque en un intento por esconder mi "invento fallido" del viejo- sonrió de medio lado cuando al fin la pesuña de la yegua cambio de color negro a morado –Un par de días después, cuando llovía...en verano, el viejo volvió enfurecido preguntándose por qué los animales en el bosque eran todos de color púrpura- apenas rio -Me gané dos recuperaciones largas y dolorosas solo por eso- exhaló y volvió al lado de la sanadora -Pero al menos ya sé que animales he visto antes- mostró esa sonrisa que Evans ha catalogado como “autosuficiente”.

 

Aquella noche sería bastante larga para el hombre, era increíble la cantidad de recuerdos que se amontonaban en su mente con tan solo respirar aquel aire.

 

-Entonces ¿Qué camino tomar? ¡Ah no! Espera- de pronto su cara es de mucha sorpresa y permanece completamente quieto.

 

Desgraciadamente el erumpent corrió de la nada en alguna dirección arrasando con todo a su paso y dejando de tras de él un sendero limpio y claro desde donde podía distinguir ya el caserón -Agg- ahora era "clara su intención" y aunque inicialmente su intención había sido que Evans encontrara el camino, se había distraído con tantos recuerdos que apenas notó lo ansioso que se estaba haciendo el querer llegar al círculo --Gracias-- dice sin mucho ánimo mientras hace al erumpent, que aún sigue su recorrido, el típico gesto de saludo ondeando la mano en lo alto.

 

-Solo para que estés enterada- encara nuevamente a Bel con un gesto dramático de sufrimiento por no haber conseguido su cometido -Pasaremos nuestras primeras vacaciones familiares en Japón- inhala ruidosamente recobrando su compostura -Solo para nivelar la situación- se encoge de hombros y comienza a andar por el sendero donde las plantas que se han maltratado vuelven a florecer y nuevos brotes han comenzado a salir de la tierra -¿Vienes?- ladea la cabeza siendo terriblemente infantil.

 

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Había sido una pregunta ocasional, que no pretendía de él ninguna respuesta profunda, pero la sola mención de su abuelo al comienzo de su respuesta me generó una inmediata curiosidad por la historia que contaría. Me crucé de brazos entonces, con la atención totalmente centrada en él, algo que de seguro le estaría generando satisfacción a su lado más egocéntrico.


- Ya desde entonces experimentando con pociones- atiné a comentar ahogando una risita de solo imaginar al pequeño Garry ávido y expectante del resultado de su pequeña incursión y lo desilusionado que habría quedado con el hecho de que no tuviera ningún efecto.


La historia, contra lo que pensaba, todavía seguía, así que volví a permanecer en silencio para escuchar su desenlace, silencio que rompí a los segundos con una gran exclamación de sorpresa al ver la pezuña de la yegua y una sonora risotada de imaginar todos aquellos animales púrpuras en franco contraste con el verdor del bosque.


No me hizo tanta gracia (y el mohín de disgusto se dibujó en mi cara al instante) saber que tan bonita historia terminaba en una golpiza para él, pero parece tan orgulloso (golpes incluidos) de su hazaña, que dicho orgullo se reflejaba en su sonrisa y la recompensa de saber "que animales ha visto antes".


- Ha sido una magnífica historia querido- digo masticando una hoja que había caído en la palma de mi mano y que no tardé en reconocer como proveniente de un alihotsy ¿pero qué daño podía traer un pedacito?- no puedo esperar por alguna otro relato de tu "éxotico" pasado.


Nuevas risas, y de pronto un ruido hizo que girara la cara en dirección a donde él veía, para saber que le estaba causando tanto asombro. Reconocí entonces al erumpent de momentos atrás, que lleno de impulsividad se echaba a correr, pisoteando la maleza de modo que un camino parecía formarse tras él.


No terminaba de entender la situación mientras lo seguíamos (pero se me hacía tan comiquísimo ir siguiendo a esa bestia) especialmente el porqué Garry le había agradecido, hasta que distinguí la silueta de una edificación recortándose contra el cielo ya despejado de nubes y repleto de brillantes estrellas titilantes.


¡Ya estábamos cerca a la casa!


- Vaya, y pensaba que tardaríamos mucho más- solté con cierto desánimo- ese erumpent sí que resultó el más eficiente guía.


Garry luce igual de contrariado a juzgar por el excesivo drama con que comienza a hablarme, pero lejos de cualquier molestia, no puedo evitar volver a reírme con ganas cuando menciona lo de ir a Japón para "nivelar la situación". Dando pequeños saltitos, con la mirada fija en el suelo para contemplar aquella maravillosa regeneración de plantas creciendo a una velocidad vertiginosa, arranqué un puñado de hierbas y flores amarillas las cuales fueron a parar sobre el cabello y ropa de Garry.


- Así luces mucho más colorido y bonito- le dije colgándome como una niña pequeña de sus hombros y entornando la mirada- perfecto como para darte un beso aquí mismo ¿o preferirías que te lo diera mientras limpiamos el caserón? ¡Besos con sabor a soluciones de limpieza y doxycidas!


Eran muy malos chistes y comenzaba a dolerme el estómago por tanta risa, pero una vez más, reí.

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Aquel antiguo caserón en ese bonito paisaje no había cambiado nada en absoluto, era justo como lo recordaba, pareciera un retrato debidamente cuidado por un experto y recordó entonces que esa era la magia de aquel lugar, era como estar detenidos en el tiempo, él se podía sentir que de pronto saldría un muy apurado Garry de menos de la mitad de estatura que tiene ahora corriendo con un cubo en mano en dirección al estanque que estaba sereno. Todo el sitio se sentía tan vivo y los brotes tan coloridos que Ollivander solo lo podría repercutir a que todo ese lugar se encontraba feliz por la llegada de los magos. Garry sintió de pronto un sentimiento muy similar a la nostalgia.

 

Exhaló sosegando cualquier sentimiento que le invadía, una nueva risilla de Evans le recordaba que aun la llevaba sobre su espalda. Metros atrás Bel se habría lanzado sobre él para arrojarle algunas hiervas sobre su cabello, a pesar de haberle reprochado por haber ingerido de aquella mata, le aliviaba saber lo bien que parecía llevarse con esa naturaleza maldita “Nada de besos” había dicho con seriedad antes de enredar los brazos de ella sobre sus hombros y cargarle el resto del camino al círculo en su espalda, no sabía si era por la planta o Bel de verdad estaba así de contenta, lo que quedó del camino solo fueron insultos y protestas por bajarla ahogados entre risillas tontas.

 

-Pero que conveniente es que no pares de reír ahora- ya a tan solo unos cuantos metros del acceso principal es que ha puesto a Bel nuevamente en el suelo -Ven- tomó la mano de la sanadora y se encaminó esta vez con pasos largos pero lentos -Discúlpame, espera aquí- se detuvo junto a ella -Madre, padre, viejo…- “Grell”- Ella es Bel Evans McGonagall, mi esposa- aseguró el agarre que sentía débil -Ella es ahora la señora de esta casa- guardo un largo minuto de silencio, con la mirada desafiante y rostro firme en sus palabras.

 

Entonces recordó que podría estar siendo desconsiderado con Evans -Ellos eran unos fanáticos de los modales, no quiero a sus fantasmas merodeando por aquí– explicó encogiéndose de hombros. Cierto, no había hecho mención a Evans de que todo eso lo ha obtenido después del fallecimiento de su padre, o eso decía la persona que había llevado hasta él los títulos de propiedad -Ahora señora Ollivander, ¿quiere entrar usted a su casa?- después de difícilmente conseguir abrir la puerta se dirigió a ella con una larga sonrisa -Ah si, espera- caminó hasta Bel y la tomó entre sus brazos sin problemas -P-ku me ha dejado bastante preocupado sobre supersticiones nupciales- resultaba difícil de creer lo fácil que era algunas veces asustar a Ollivander con cuentos tontos -Aunque ya pasara un tiempo…- un gesto de incredulidad por lo que está diciendo se refleja en su cara -Esta es la primera vez que…bueno este es nuestro hogar- soltó levemente enrojecido de las orejas.

 

Adentro era una oscuridad tenue a pesar de ya ser de noche era como si la casa tuviera una luz propia que evitaba la oscuridad total. Aun con Bel en los brazos, con una seña, preguntaba si ella podía alcanzar la varita del mago que guardaba en su bolsillo dentro de la capa y que estaba clavada en el pecho del hombre por el cuerpo de Bel ¿Hasta cuanto más tendría que cargarla? La próxima vez que decida no escuchar a las elfinas primero se asegurará de que no hará lo que ellas dicen. Bel no tardó más tiempo en hacer encender luces en toda la planta, todo lo que la luz tocaba aún estaba en muy buen estado, algo abandonado, pero podría funcionar.

 

-No servirá de nada hacer un recorrido- contemplaba los espacios, era increíble lo alto que aún le parecían los claros a pesar de haber crecido bastante -Los cuartos cambiarán de lugar, quizá solo la sala y el comedor están quietos todo el tiempo, ahh no recuerdo- de pronto siente en su cuerpo el esfuerzo que ha hecho por cargar a Evans por segunda vez, Garry nunca ha sido un hombre fuerte, o quizá es que ya no quiere hacerlo más -Suficiente de esto- dejó depronto el agarre de la mujer dejándola colgada de sus hombros -Subamos, arriba deben estar las habitaciones- se adelantó con pasos largos llevando las manos a sus bolsillos despreocupadamente mientras subía los primeros peldaños de la escalera de caracol.

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Aburrido, fue la primera palabra que cruzó por mi mente cuando le escuché decir "Nada de besos". Lo peor era sin embargo ¡que me tomaba por una niña pequeña! llevándome a la espalda. De nada sirvieron mis protestas, ni mis insultos: Él mostraba tal control y serenidad que me di pronto por vencida. Y entre comentarios superficiales sobre el color del techo de la residencia y los tipos de enredaderas que trepaban por la fachada, en poco tiempo nos vimos frente al portón principal de acceso al caserón.


Me había acostumbrado tanto a la sensación agradable de la seguridad de su agarre y la tibieza de su piel, que me pesé de que el trayecto no hubiese sido mayor.


Tomados de la mano avanzamos hasta la entrada, con ese paso tenue pero firma típico de alguna ceremonia importante. Otra risotada fue mi respuesta a su comentario acerca de lo mucho que había reído en el camino y ya me figuraba diciéndole alguna otra frase que le tomara el pelo, cuando su presentación me descolocó ¿mencionar a su padre, su madre? aseguré su mano, que había temblado levemente al decir todo aquello y recliné mi cabeza en su hombro apenas unos instantes.


"Señora de esta casa" Las palabras sonaban demasiado protocolares, casi atormentadoras. Podía ser que por fin los efectos de euforia del alihotsy estuvieran pasando pero ¿cómo era posible que apenas ahora estuviera enterándome de todo lo que esa casa significaba para él? ¿de cuánto de su pasado encerraba entre sus muros y emergía en cada una de sus palabras?


Ya no estaban más tomados de la mano y ahora él intentaba en vano ensayar una explicación a su omisión.


- Señora Ollivander, iuggg, me hace extrañar mi apellido compuesto- bromeé mientras lo veía abrir la puerta con cierta dificultad y cruzada de brazos contesté a su pregunta- entremos pues a nuestra casa que ... ¡que carajos haces!


El énfasis en nuestra había sido más que obvio, pero se ahogó ante la nueva sorpresa que ese levantón me acababa de dar. Como pude, rodeé con mis manos su cuello, más preocupada por asegurarme un punto de apoyo en caso los brazos de él cedieran a mi peso que una respuesta a la altura del "gesto romántico" para alejar los malos presagios nupciales.


- Nuestro hogar de dos- susurré bajito, sintiendo en ese mismo momento una oleada de calor subir a mi cabeza- no hay lugar para la vergüenza, lo haremos perfecto.


Se sentía extraño aquel cosquilleo, que parecía generarse allí donde él me tocaba y se extendía a todas partes, pero lo atribuí a la adrenalina del momento. Dentro, las siluetas del mobiliario alcanzaban a distinguirse bajo una luz pálida, que casi amenazaba con desaparecer pero se oponía tenaz a la oscuridad. "Oh, su varita" pensé en el momento en que casi era tumbada por su intento de hacer una seña para mí, y por fortuna me tomó pocos segundos dar con ella tras con una mano hacer un rápido tanteo a ese cuerpo que siento que conozco ya casi tanto como el mío, a fuerza de haberlo curado en repetidas ocasiones, pudiendo ser capaz de recitar una por una las cicatrices en él existentes.


La luz fue revelando cada una de las cosas que, inmunes al tiempo y el olvido, permanecían allí con su toque de elegancia intacto. Había tanto por observar que apenas me daba tiempo de girar la cabeza y darle un vistazo. No eran demasiadas cosas, no había tampoco nada ostentoso, pero era evidente que había existido un riguroso proceso en su fabricación, porque pequeños detalles en el tallado lo reflejaban. No eran el tipo de mobiliario que podías encontrar fabricado en masa en una tienda.


Todas eran piezas únicas, posiblemente encargadas de forma personal por los antiguos propietarios...la familia de Garry. La mención sobre el hecho de que los espacios cambian, solo terminó por confirmarme la absoluta particularidad con que esa casa fue construida y decorada desde su concepción.


Tan concentrada había estado en observar a mi alrededor, que cuando volví a ver a Garry, apenas di crédito a las profusas gotas de sudor que perlaban toda su frente. Negando con la cabeza, esta vez fui yo la que hizo malabares para sacar un pañuelo y limpiarle todo aquel sudor de la frente. Era lo mínimo que podía hacer en retribución a lo que de seguro había tenido que ser un enorme esfuerzo físico, teniendo en cuenta que no había otra cosa más que engordar desde la última navidad.


- Ya ponías tu salud en riesgo si continuábamos cargándome- solté divertida en cuanto me soltó, mientras estiraba las piernas adormecidas y llevándome las manos a la cintura comenzaba también a girar el cuerpo de un lado a otro para superar el entumecimiento del cuerpo- si tu dices que allí está las habitaciones, no tengo de otra que creerte.


Su desgarbada y descuidada figura ascendiendo a la segunda planta, hacía un curioso contraste con la escalera cuyo alfombrado había resistido con entereza la amenaza de cualquier plaga de polillas. No tardé en seguirlo, todavía echando miradas cada tanto al primer nivel y lo que dejábamos allí. Garry no tenía razón alguna para mentirme así que grabar ese escenario a fuego en mi mente era como mi tonta manera de hacer todavía más emocionante mi regreso y la posibilidad de que todo hubiese cambiado.


- ¿Que habitación veremos primero? ¿La nupcial? No es que desprecie la vida marital que pudieron tener tus padres, pero a mí me interesa ver tu cuarto primero a decir verdad.


Un ancho pasillo se extendía ante nosotros, pero en lugar de una nueva explicación, con una reverencia teatral y su característica sonrisa ladeada, Garry se hizo a un lado, como esperando que fuera yo la que marcara el camino esta vez.


- Esto es trampa- protesté haciendo un puchero infantil mientras contemplaba fascinada una puerta de roble impecable de un lado y otra con los goznes caídos y raspones de ¿garras? evidentes en su superficie - de seguro termino en algún cuarto poco importante, un almacén o - me intrigaba más y más aquella puerta- ¿es cierto lo que le contaste a Mrs. H? ¿que desde niño ya tenías un cuarto para experimentar y jugar a los piratas a la vez?


Cuando lo había escuchado por primera vez me había resultado imposible aquello de la ambientación pirata, pero ahora lo conocía demasiado bien como para esperarme cualquier cosa. Todavía me generaba un sinsabor apenas saber de su pasado, pero recordaba a la perfección su historia de lo decepcionado que se había encontrado de ver por primera vez el mar, que durante años solo había podido conocer a través de los libros de la biblioteca de su abuelo ¿que escenario después de todo hubiera sido capaz de compararse con la imaginación prodigiosa de Garry Ollivander?

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Garry M. Ollivander

 

Nuestro hogar de dos podía aun escuchar las palabras de Bel en su cabeza, si, aquello podría resultar, si no perfecto, al menos agradable, a pesar de que hace no mucho tiempo le aseguraba a la sanadora que el escenario no era algo que influía en ellos ahora no se siente tan convencido de sus palabras, sin duda ellos, que caminaban por aquel pasillo inmenso lleno de todo tipo y estilos de puertas, estaban siendo muy diferentes a esas dos personas que trabajan en el consultorio lleno de misterios desde los mas complejos hasta los que exigen todo de ellos como profecionales, tan diferentes a aquellos que pueden pasar horas discutiendo sobre por qué el Coronel Mostaza es el verdadero asesino en la trama de Clue o a esos dos que merodean por las tardes de vuelta a sus casas por los callejones de Londres sin decir ni una palabra hablada entre ellos y aun asi se dicen tantas cosas.

 

Garry pasa tanto tiempo junto a su sanadora y aun así el cree que ningún encuentro es igual.

Y aunque su melodramático ser se resista a aceptarlo, se siente de algún modo ansioso por ver en que se transformará aquella mansión para ellos, para la familia de dos. La casa, en cada tiempo en que la había habitado (dos ocasiones en tiempos diferentes, tres con esta), resultaba ser tan distinta en cada uno de sus recuerdos, que hasta no hace mucho se enteraba que se había tratado del mismo lugar, debería pensar entonces que de seguro se trataba de la magia que tenía el edificio y el cómo se adaptaba para los inquilinos que la habitaban haciendo que fuera sencillo estar ahí.

 

Incluso esta versión que contempla ahora junto a Evans es muy diferente a los retratos que su madre le había enseñado de los tiempos de niñez de su padre. Que extraño era de repente no sentirse tan ajeno a aquellas dos palabras, hogar y familia, casi podía sentir que todo era justo como lo estaba siendo ahora, que nunca existieron malos o buenos tiempos con otras personas, quizá esto era lo a lo que se refería Evans de rehacer nuevos recuerdos, no está seguro tal vez tan solo sea el caserón haciendo nuevamente efecto en Ollivander.

 

-No se cuál era la habitación de ellos- contesta descuidado distraído con el detalle tallado a mano de uno de los marcos de madera vieja de tres puertas más atrás de donde se encuentra Evans -Solo los veía en el comedor, en el salón o el estudio- echa una mirada a Bel y le sonríe realmente divertido, no se esperaba tanto ánimo por parte de la sanadora que cruzaba de un lado a otro del ancho pasillo sin saber qué camino tomar Vamos por- antes de continuar ella parecía mayormente interesada en hablar sobre el pequeño Garry.

 

Él la seguía con pasos largamente lentos, deteniéndose solo en algunas puertas para tratar de reconocer el interior de ellas, Garry siempre pensó que jamás consiguió entrar a todas las habitaciones de aquel caserón y se pregunta si ahora sería capaz de conseguirlo. Niega levemente con la cabeza tras la última pregunta que ella le ha arrojado, su rostro es el taciturno de siempre y llevando las manos a sus bolsillos se da solo un poco más de prisa para alcanzar la puerta donde Evans se ha detenido.

 

-Sabes que no debes creer todo lo que Mss H dice, ella puede ser algo exagerada algunas veces- piensa que decir eso le ha causado bastante gracia ¿No era Mss H la que tanto había insistido en el consultorio que aquellos dos terminarían casados? Si, esa vieja mujer era una exagerada, pero nuevamente no estaba más lejos de la verdad, sin embargo, no era tampoco del todo correcto -Solo hasta que regrese- no siempre había existido aquella habitación, su padre no era amante a los ruidos estruendosos ni del caos y su madre sencillamente era una mujer bastante paranoica, solo se le permitía usar un traje de pirata cuando su padre salía de viaje.

 

Se fijó entonces en la puerta que Bel estaba por abrir, una de fresno bastante vivo, de colores claros y venas oscuras que se arremolinaban donde los tallos crecían, Garry piensa que es esta una pieza bastante vulgar, que no debe ser una habitación que a él le guste, incluso se atreve a decir todo lo contrario, sin embargo, a pesar de lo mucho que quiere que ese cuarto cambie de lugar, que desaparezca de su vista, la habitación permanece ahí. Se inclina solo un poco más para poder ver aquellas marcas de rasguños que han maltratado la madera y dejándola húmeda como si aún fuera un tronco con vida.

 

Un gruñido áspero despeja de su cabeza las palabras que Bel dice durante su inspección, eso es algo que ella hace algunas veces para fastidiar al mago, hablar cuando sabe que no le está prestando atención y luego, cuando están más en calma, reprocharle por no escucharla cuando dice algo importante, aunque ella y él sepan que no está diciendo la verdad.

 

Con más brusquedad de la que hubiera gustado, se echa un par de pasos para atrás sacando sin titubeos su varita de la manga y apuntando directo al pomo de la puerta el cual cede al chispeo que recibe de la varita. Con largos pasos se acerca nuevamente a la puerta para abrirla de golpe. Aún no está totalmente dentro de la habitación y un encantamiento más ha sido lanzado de su varita; un puñado de avecillas se lanzan en dirección a un bulto sobre lo que parece ser una cama en toda aquella oscuridad.

 

-¿Qué estás haciendo aquí? Apestas toda la casa, Yanna- el gesto de Garry era rígido, pero sin un sentimiento de verdadera molestia, más bien parecía bastante casual, sin embargo, su varita nunca dejó de apuntar encontra de los intrusos ¿Como es que no se habia dado cuenta de su presencia en la casa?

 

Yanna K. R. Smith

 

-¡Y como veras esta es mi mansión!- la morena se dejó caer sobre una cómoda y acolchonada cama con dosel levantando una apenas perceptible capa de polvo que la hiso toser del modo más ruidoso y exagerado posible. Como pudo se sentó para sacudir de su ya empolvada ropa, el exceso de tierra, parecía que fuera eso lo que mantuviera con tan buen cuerpo a la bruja, que rara vez no llevaba tierra en sima -¿Y bien? ¿Qué te parece? - fanfarronear es la especialidad de Yanna, lo hace tanto y tan bien que se ha convencido a si mismo de que esta vez Nasha se lo ha creído todo.

 

De algún modo se las ha ingeniado para convencer a la chamán de viajar con ella hasta Europa, a pesar de que sus primeros encuentros no habían resultado para nada bien y que la morena podría jurar que si algún día asesinaba a alguien (que no fuera un accidente esta vez claro) seguramente ese alguien seria Nasha, la morena había desarrollado un habito de frecuentar a la menor, tanto que pronto se encontró viviendo en su casa, comiendo de su comida y en algunos casos acompañándola esos rituales extraños que la pequeña bruja hacía. Cuando se le preguntaba a Yanna al respecto ella solo podía encogerse de hombros y volver a lado de su pastelillo para fastidiarla como si su vida dependiera de ello, incluso si terminaba con pesuñas de vaca en lugar de manos.

 

-Dime pues- acomodándose en la orilla de la cama siguiendo con esa vista amarillenta el andar curioso de la más joven, Yanna tiene en su rostro esa sonrisa liviana que no pierde el toque de malicia escondido justo donde la boca se tuerce -No, no espera, puedo mejorarlo- rebusca entre sus ropas la varita torcida que hacía tanto no usaba, si no fuera porque había recuperado el poder hacer magia gracias a su compañera, con un ademan suave la luz en la habitación disminuye gradualmente dejando que sea lo amarillo de sus ojos lo que ayude a Nasha a encontrar su rostro ¿No crees que así es más romántico?- no evita el tono de burla e intento de seducción perfectamente convinados.

 

Pero cualquier cosa que pueda pensarse entonces es quitada de su cabeza como si le dieran una fuerte patada en el estómago, es el ruido que se escucha del otro lado de la puerta lo que tensa cada músculo de la bonita mujer, ajustando el agarre de su varita maldice mientras rápidamente se pone de pie jalando detrás de ella a la chamán al mismo tiempo en el que alguien más ha entrado a la habitación y las ha atacado con un movimiento bastante repentino que solo evitó a tiempo con un agitar brusco de su propia varita consiguiendo que todas esas avecillas ardieran en llamas tumbándolas al suelo para ser consumidos velozmente por el fuego.

 

Existe un largo silencio entre las caras que se encuentran, frente a ellas hay un par no tan diferente de personas y aun así lo son. El hombre contrasta con ella, la tez suave y tersa de ella contra la maltratada de él y el fino rostro de piel morena nada que ver con la del mago que es tan pálido que apenas se nota, sin embargo, existe en ellos una extraña similitud, su cabello claro del mismo tono que el mechón de ella y esa mirada intensa y filosa con la que se observan el uno al otro.

 

La morena de pronto suelta una carcajada lanzando sin cuidado su varita a algún lugar de la habitación, por su parte el mago frente a ella se la guarda con mucho cuidado en algún bolsillo de su capa de viaje.

 

-¡Garry! Que bien, pero que bien que estas aquí- se encamina a ellos con largos y energéticos pasos -Son los sirvientes- susurra discretamente a Nacha cuando la pasa por un lado, por el gesto del mago ella sabe que la ha alcanzado a escuchar -No imaginaba verte por aquí la verdad, pensaba que ya habías escapado- se burló -¡Pero solo mírate! Si que has crecido- rudamente la mujer se planta de frente a Ollivander, tan cerca suyo que sus narices rosan y los grandes pechos de ella se aplastan contra el del mago -¡Ja! Te has quedado abajo- hace el típico gesto con la mano para comparar alturas -Te harán falta unos centímetros más antes de poder alcanzarme jajaja- la estruendosa risa con aire nervioso solo hace notar más la farsa en todo aquel teatro.

 

Entonces enreda sus largos brazos alrededor del cuello de Garry colgándose de él y recarga su cabeza contra la del mago. Un gesto de repente tan suave que no es digno de ella. No hacía mucho que se habían encontrado en uno de los viajes del mago, Yanna se había burlado de él entonces por haberse convertido en un reflejo vivo de su padre. Fue en ese tiempo que se enteraba de que Ollivander no merodeaba más la Heredad de la familia del mago, Yanna habría aprovechado entonces la noticia que su padre le había dado para darse una vuelta por aquello.

 

-Ahora no hagas algo tonto, hermano- se resistió a soltar una palabra más entonada -No esta vez que trato de impresionar a una chica- susurro secretamente en el oído de Garry sonriendo divertida.

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Bel Evans McGonagall
Saber que hay tras cada puerta, bien podía ser el entretenimiento perfecto para mí por lo que quedaba del día. Descubrir el escenario que celosamente ocultaban me recordaba a los juegos de búsqueda de tesoros que mi padre me hacía hace más de 20 años y con los que pretendía enseñarme a ser valiente y reaccionar rápido ante un cambio de circunstancias, y del mismo modo, poder ser lo suficientemente perceptiva e ingeniosa para identificar las pistas al tesoro por mi cuenta.
No me consideraba, ni siquiera ahora, una alumna digna de tan encomiable esfuerzo.
Sin embargo, era algo triste pensar en que mientras yo había sido criada de esa forma, Garry apenas había interactuado con sus padres en tres espacios puntuales de la casa. ¿Cómo podía haber gente tan dura de corazón que antepusiera sus hábitos de responsabilidad retrógrados al bienestar emocional de su propio hijo? Me consolaba que al menos ahora pudiera hablar de las ocurrencias de Mrs. H, un tema mucho más feliz aun si negaba los aciertos que la mujer había tenido respecto a nosotros.
- Abre esa puerta para mí querido- le dije esbozando una sonrisa serena pero cada vez más impaciente por saber que podía haber del otro lado- y dejemos que nos sorprenda.
Por toda respuesta, Garry retrocedió unos pasos, y empuñando su varita apuntó al pomo de la puerta, consiguiendo que esta ceda. a la magia. Durante unos segundos no parece muy seguro de solo avanzar y abrir la puerta, pero cuando finalmente lo hace, no duda en lanzar hechizos hacia la profunda penumbra de aquel lugar.
- ¿Ocurrió algo?- pregunté asomándome por fin por un costado del cuerpo de él, que hasta ese momento había tapado por completo mi visión de las cosas - podía jurar que lanzaste un par de conjuros...
Las llamas que desde la oscuridad emergen, me hacen tomar en cuenta que efectivamente hay alguien más allí. Sin saber que hacer o decir, estoy también por sacar mi varita, cuando de repente una carcajada rompe aquel clima enrarecido. Dos muchachas están dentro de la habitación, y una de ellas comienza a hablarle a Garry con una familiaridad que me crispa los nervios y hace que automáticamente lo sujete del brazo.
- ¿Sirvientes? ¿Pero que estás diciendo niña?- solté de pronto incapaz de soportar la ligereza con que esa mujer parecía conducirse- francamente Garry, si es una de tus tontas bromas yo...
Hay demasiado por explicar y el dolor de cabeza que he comenzado a sentir es un claro indicativo de que no estoy con la mejor de las disposiciones a escuchar. Así que apenas presto atención a la morena de molesto acento americano combinado con jerga francesa. Es que en serio ¿de dónde han podido salir semejantes seres?
Nasha Montpellier
La cama adoselada había llegado en el momento preciso, en que Nasha batallaba duramente por recordar las razones que la habían llevado hasta otro continente, lejos de su hogar y de su familia: Estaba porsupuesto la de poder embaucar a gente que según las noticias, tenía muchísimo más dinero para despilfarrar; en segundo lugar, su ansia de conocer más lugares en el mundo, y la tercera, quizá la más simple de todas, no separarse de Yanna K. R. Smith, quien en esos momentos, con su verborrea usual, no deja de recalcarle que la enorme propiedad a la que han llegado, e incluso ese pequeño cuarto, todo, le pertenece.
A Nasha todavía le resulta difícil explicar el vínculo que mantiene con la joven. Todavía tiene presente en la cabeza las sólidas enseñanzas de su mama Ashanti, e intenta de la mejor forma posible ser una buena sacerdotiza vudú, pero no puede negar que en lo que respecta al sexo ritual, ella lo ha abandonado hace mucho para hacer de él algo mucho más mundano, por culpa directa de Yanna.
Porque incluso en esos momentos, mientras recorre de un extremo a otro la habitación a la que han llegado, ella está observándole con aquellos ambarinos ojos, que a la luz que se ha vuelto tenue de repente, solo realzan más. Nasha, correspondiendo a esa intensa mirada, se inclina delante de su joven "anfitriona", para separarle las piernas con suavidad y acariciar con la yema de sus dedos sus bien torneadas piernas y firmes muslos.
- Opino que deberíamos comprobar la "resistencia" de estas fabricaciones inglesas- murmura por toda respuesta, lanzando una elocuente mirada al dosel y la cama.
De repente, un estruendo proveniente de la puerta interrumpe su concentración. Yanna se ha colocado protectoramente delante de ella, así que como en otras ocasiones, Nasha opta por permanecer a cubierto, a la espera de que un análisis de la situación le indique el mejor ataque a efectuar. Las llamas con las que su compañera ha incendiado a las avecillas que habían lanzado sobre ambas le permite distinguir a los posibles causantes del barullo.
"Estirados ingleses" piensa relajando el cuerpo en cuanto Yanna estalla en carcajadas, y cogiendo la varita que la joven ha lanzado despreocupadamente. No puede evitar sorprenderse con el trato en extremo familiar que Yanna muestra con el joven mago y apenas contiene la risa ante la cara de indignación que la pequeña mujer inglesa ha colocado al escuchar que los ha llamado "sirvientes". El espectáculo no termina allí, sino que tras burlarse de su talla y su apariencia, Yanna se cuelga al cuello de aquel mago como alguna clase de alimaña pegajosa.
- Dado que esta mujer no tiene intención de presentarme, il est nécessaire, que lo haga yo misma. Nasha Montpellier de Nueva Orleans.
Hizo una graciosa reverencia que pronunció más el escote del vestido blanco de algodón que llevaba, y que dicho sea de paso era todo lo que traía encima. E inmediatamente después, cruzándose de brazos regresó hasta la cama adoselada a acomodarse la trenza levemente despeinada.
No tenía idea de como acabaría todo aquel asunto, pero poco le importaba involucrarse en él.

 

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