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Heredad Ollivander (MM: B 110990)


Hessenordwood Crouch
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Garry M. Ollivander

Apenas gira la mirada a la sanadora cuando siente el apretón en su brazo, se ha encontrado descolocado tras el rostro de indignación que Bel profirió al momento de ser llamados sirvientes por Yanna, a estas alturas de conocer a Evans aún no sabe si lo que de verdad le molesta a Bel sea el hecho de ser tratado como una elfo doméstico o la actitud ruidosa de la morena. Francamente no era algo planeado, no evita sentirse ofendido por la acusación de Evans al respecto, pero bueno razones suficientes le ha dado ya a la pobre mujer para orillarla a pensarlo, posiblemente su molestia se trate más bien de un capricho melodramático de Ollivander.

 

Sin embargo, a pesar de lo malo que es ya tener a Bel curioseando su pasado, de todas las cosas y de todas las personas en el mundo, de su pequeño mundo, todas las posibles personas que pudieron haber caído en ese lugar y de las posibilidades que había para hacerlo, porque tenía que ser Yanna Smith la que husmeara en su casa y profanara la habitación de la que por muchos años estuvo al cuidado de ambos. Él sería totalmente comprensivo con Bel Evans si después de ese día no quiere volver a ver a esa mujer nunca más.

 

Y con Yanna colgada de sus hombros balanceándose hacia enfrente y hacia atrás mientras habla cosas sin sentido es difícil poder pensar, decir o hacer cualquier cosa que no sea una expresión de fastidio en contra de la esbelta mujer -Yanna no puedes… ¿Q-qué estas…- primero es gentil con el agarre que tiene hacia la morena, en un intento de tirar en contra de los fuertes brazos de ella, después lo hace con algo de más fuerza cuando Yanna muerde su mentón clavando los filosos dientes en las cicatrices del mago -Yanna sueltamee~- eso que hay entre ellos es un forcejeo tan infantil que lejos está de parecer peligroso, a pesar de los extraños ruidos que vienen desde la garganta de la mujer que se ha adherido como una sanguijuela y que por más que se le vea a Ollivander forcejear en su contra no puede sacársela de encima.

 

Es solo la voz de la otra muchacha la que hace que el forcejeo entre los brujos se detenga bruscamente, y ambos queden con un rostro de repentina sorpresa muy similar el uno del otro, Yanna solo lo ha soltado al fin para regresar con lloriqueos a lado de la joven mujer, del mismo modo a Garry solo le toma un segundo guardar nuevamente compostura mientras aun cubre con su mano la fea mordida en su cara que Yanna le ha dado, y se detiene para observarlas.

 

Exhala largamente, este día podría ser el más cansado de todos, solo eso puede pensar.

 

-Entonces ella es la famosa Nasha- sonríe divertido tras el gesto que Yanna le ha lanzado con recelo -Sabes, la pensé más…- tras la amenaza de volverlo a morder Garry claramente nervioso se arrepiente d terminar su frase y regala cortesías a la joven -Es un placer, Nasha Montpellier- musita en el correcto acento y sonríe aún más divertido cuando la morena rueda los ojos con fastidio - Grelliam Ollivander a su servicio, mi señora- da un cuarto de vuelta para buscar a Evans, - Ella es mi esposa Bel Evans- señala y le da a su sanadora una larga mirada, una que dice que esto es más malo de lo que parece. Existe de pronto una reacción en Yanna que no preocupa al mago, y es que conoce muy bien a la alimaña que tiene como familiar, por lo que le deja el camino libre para encontrarse con Bel -No quisiera ser grosero querida- comienza a hablar nuevamente atrayendo a él toda la atención de la morena -Pero me temo que están invadiendo propiedad privada, señoritas- está siendo tan amable al hablar que es difícil leerle entre líneas -Esta casa no les pertenece, así que tendré que pedir que se vayan lo mas pronto posible, por favor.

 

Al feo gruñido que Yanna a lanzado en su contra él solo puede reír divertido.

 

Yanna K. R. Smith

 

-¡Ehh! Nashaa espera amor, yo iba a hacerlo ahora tú no sabes- suelta al fin al hombre y con arrastrados pasos vuelve para caer de rodillas a los pies de Nasha, tan dramáticamente que solo son los berridos estruendosos de esa áspera voz lo único que estropea la escena -Te has adelantado cariño yo iba a hacerte una presentación espectacular- el resto del camino se arrastra hasta el regazo de la menor y recarga su cabeza en ella como una mascota, el gesto en su tosco rostro es como si las piernas de la mujer fueran lo más suave del mundo -Siempre tan cordial tu querida eres tan lin…- la voz del mago interrumpe su fanfarroneo y nuevamente le lanza esa mirada de fiereza cuando lo escucha hablar.

 

"Agg" a Yanna siempre le ha parecido tan irritante ese modo del mago, todo como si nada pasara en el mundo, es tan complicado perturbarlo en algunas veces que a Yanna le cansa el hecho de tan solo pensar hacerlo, pero vah, que no sería ella si no viera a su pequeño hermanito y le presionara hasta crisparle los nervios.

 

Rápidamente se ha puesto de pie otra vez y lanza un par de mordidas en contra del mago que están lejos de lastimarlo, pero que son claras en cuanto a significado. La mirada de Yanna se vuelve de pronto tan pesada como los delgados brazos que se han cruzado entre ellos y caído sobre sus caderas, las largas pestañas acentúan la impaciencia en su cara de hastió y molestia perfectamente combinados en el rosto maduro, pero que al mismo tiempo es bello de ver.

 

-¡Tu esposa!- grita interrumpiendo al mago, pocos segundos después se encuentra caminando velozmente en dirección a ellos, solo puede sentir a Garry hacerse un paso a un lado para dejarla pasar -¿Tu esposa, Grell?- los grandes ojos de Yanna inspeccionan a la sanadora de arriba abajo sin escrúpulo alguno e incluso se inclina lo más posible a ella y olfatea su cabello -Vaya…- murmura después de una larga inspección -Si que es bonita- sonríe con satisfacción dando un par de pasos hacia atrás y regalando una vulgar reverencia como si llevara sombrero y vestido -Es usted una delicia, señora Evans- en una amplia sonrisa le deja ver los filosos dientes blancos.

 

Entonces es la voz del mago lo único que hace que Yanna deje de fijar su vista en la sanadora. Lo que ha dicho el Ollivander le ha provocado un gesto de completa sorpresa que no duda en volvérsele a plantar de frente esta vez con los ojos amarillos llenos de lágrimas y la expresión más triste en su rostro.

 

-No, no puedes hacerme esto- la mujer ha comenzado a hablar en susurros con voz entre cortada -No puedes sacarme- a pesar de lo mucho que parece que se esfuerza sus chillidos pueden escucharse claramente en toda la habitación -Necesitamos…yo te necesito ahora más que nunca, yo…- una larga lágrima cae en ese rostro que ahora está lejos de las facciones toscas, es una cara tan delicada que pareciera el de una muñeca de cerámica salvo por las gotas de llanto que velozmente comienzan a brotar de sus ojos -¡Estoy sufriendo de orquitis!- rompe en llanto estruendosamente enterrando el rostro en el pecho del mago.

 

Aquel lamento se puede escuchar doloroso en la habitación, la mujer aún se esfuerza por sostenerse de pie aferrada con fuerza de los pliegues de la capa del mago que ni parece haberse conmovido.

 

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Bel Evans McGonagall



Me costaba asimilar el giro de los acontecimientos. Todos aquellos planes respecto a poder pasar esa noche con él descubriendo esa casa y su pasado con ello parecían remotos de cumplir ahora por la totalizadora presencia de la mujer que todavía seguía con ese comportamiento meloso que Garry permitía, aun cuando si algo lo caracterizaba, era la protección extrema a su "espacio personal".


Pero del asombro pasé a la incredulidad cuando, tras tanto forcejeo inútil e incluso recibiendo una mordida de ella, apenas protesta con un débil quejido. Al final, ni siquiera por su iniciativa, sino por la actitud de la acompañante de la mujer, es que finalmente la muchacha lo suelta para deshacerse en comportamientos todavía más melosos con su acompañante.


- Hey, nada de ocultarlo, necesita curarse- la molesta sensación de no estar enterándome del asunto persiste, pero al menos mientras saco la pomada para heridas y la aplico en la mordida puedo dejar de pensar en ella- asumo por la familiaridad que es pariente tuya ¿cierto?una muy escandalosa.


Si, quizá fuera por el hecho de la solemnidad con que me había pintado a su familia que no termina de encajar en mi cabeza que tenga una pariente así. Como fuera, en cuanto terminé de curarlo, comenzó a hacer las presentaciones, y en su gesto y sus modos parecía ya haber recuperado la compostura tras el shock inicial, tanto así que hasta podía percibirse su característico ser engreído manifestándose en el exagerado acento británico de sus palabras, que no hace sino enfurruñar a la joven que minutos atrás se presentara como Nasha.


Tras aquel protocolo, nuestras miradas volvieron a cruzarse, al momento de presentarme a ambas mujeres como su esposa. Era casi como si para él, aquella fuera la jugada definitiva, y no entiendo porqué hasta que la reacción de Yanna me lo explica. No solo es el grito que da en cuanto se entera, sino además la rapidez con que avanza para escrutarme de pies a cabeza, y los muy cuidados escogidos elogios que da sin parar. Y aunque en cada movimiento que ha hecho sigue dejando traslucir la misma vulgaridad de la primera vez, hay algo, que no consigo identificar del todo, que hace que los peros iniciales comiencen a decaer.


- Me temo que tus halagos no van a sacarte del problema en que están metidas tú y tu compañera jovencita.



La respuesta sale con cierto dejo indiferente (lo que pretendía), pero su rostro animado lentamente muda en uno de completa tristeza cuando Garry les comunica, como si se tratara del clima, que deben salir de la casa. Lo ha dicho tan confiado, que su indiferencia hace un lamentable contraste con Yanna que se muestra herida en lo más profundo (o al menos lo aparenta). Y entonces, por fin es como si las piezas encajaran en mi cabeza, porque es solo mientras teatralmente comienza a lamentarse que reconozco la misma afectación, la misma exageración dramática que he visto tantas veces en Garry. ¿La única diferencia? Ella esta lejos de tener la inteligencia de él. Y en su intento de precisamente parecerlo, falla estrepitosamente.



- ¿Orquitis?- es imposible no reír ante el comentario e incapaz de contenerme más comienzo a reír con ganas junto a Garry- verás, en todo mi tiempo de sanadora juraba que esa enfermedad solo podían sufrirla los hombres ¿estuve mal en llamarla jovencita más antes?


No puedo evitar pensar que aquella mujer, pese a todo, es divertida. No obstante, no tengo la mayor idea de que es lo dirá su compañera que en ese momento se pone de pie.



Nasha Montpellier


Ni siquiera había pasado por la mente de la joven enfadarse con Yanna ¿cómo hacerlo si conoce de sobra como su estupidez y astucia se combinan? pero pretende el enfado solo para disfrutar de tenerla a sus pies, berreando como un animal de pecho, y sigue trenzando su cabello como si fuera la cosa más especial del mundo.


Hasta que resulta imposible seguir fingiendo cuando la ve mordiendo en el aire como una muy gráfica advertencia a su hermano, y una sonrisa se escapa. No tiene mucha idea de que es lo que Garry dirá ahora, y es por eso que la declaración de parte de él de que la mujer que lo acompaña es nada más y nada menos que su esposa la sorprende.


Nasha intenta recordar, mientras ve como Yanna evalúa a la mujer, cuando fue la ocasión en que ella mencionó algo de ese sujeto. Está segura que lo hizo, pero ponerse a rebuscar en la ruma de recuerdos y secretos que comparten le da pereza. No le agrada aquella idea de que alguien la llame "famosa Nasha", dando a entender que la conoce mucho más de lo que ella conoce de él (que hasta el momento solo es su nombre y que están casados).


Ah, y con su última declaración, que no son los sirvientes de la casa. Yanna ha comenzado su vieja actuación para provocar lástima, pero Nasha casi puede adivinar por la postura de la mujer que el mago tiene al lado que no se ha creído absolutamente nada. Y por las miradas que el mago cada tanto le dirige, de que si de alguien depende el mantenerse en esa casa, es de ella.


- Basta de portarte como una mocosa engreída- el llamado de atención para Nasha resuena en la habitación mientras se pone de pie y separa a Yanna del pecho de su hermano- es comprensible que no seamos bienvenidas aquí- su mirada se desplaza de Yanna hacia "la sanadora" Bel- ¿no eres capaz de leer entre líneas Yanna? Pareja recién casada, solos en su enorme mansión y entrando al cuarto que tiene la cama adoselada ¿que no es evidente lo que estamos interrumpiendo?


Una sonrisa asoma a su rostro, mientras sus manos se cierran en torno a la cintura de la morena que en ese momento apenas contiene mordaces miradas a Garry.


- Pero ¿sabe señora? no necesitan echarnos. Con lo enorme que es esta casa, le garantizo que si nos vamos al otro extremo de la edificación podrá disfrutar de su marido todo lo que desee sin temor a que los ruidos puedan llegar a nuestros oídos- apenas puede contener su propia risa al ver como los colores se le han subido a la mujer- y tenga por seguro que aun si resulta ser muy ruidosa, eso solo sería un aliciente para nosotras.


Todavía sujetando a Yanna presiona sus pechos sobre la espalda de ella, susurrándole al oído: ¿verdad querida?

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Yanna K. R. Smith

 

“Tonta mujer entrometida” piensa con fastidio, tras el comentario de Evans ya no se escuchan más los lamentos de dolor de la mujer, ni tampoco los gemidos dramáticos con que acompañaba todo ese espectáculo, aun colgada de las solapas de la capa ajena y con el rostro oculto en el pecho del mago, aquel que no ha dicho ni hecho ninguna palabra en todo este tiempo durante su escena, ni de las palabras que dice su “esposa” entre carcajadas molestas ¿Sera que su actuación habría logrado conmover al hombre? No importa porque hay algo en el silencio de Garry que le dice que lo mejor será alejarse.

 

-¡Enfermedad de hombre, de mujer, lo que sea!, pensé que serias más empático si me ponía a tu nivel- se burla de Garry encogiéndose de hombros indiferente al comentario nada oportuno de la mujer que desconoce. Yanna extrañamente aparece ahora un par de pasos apartada del mago, en su rostro ya no había más un rastro de lágrimas, de tristeza, ni de todo aquello de hace tan solo unos minutos atrás, esa actuación tan melodramática se esfumó tan rápido como había llegado. Cruzada de brazos con gesto molesto lanza una filosa mirada amarilla a Evans -Vah, pero que mujer tan grosera que eres, de haber sabido que “este” es el tipo de mujeres que le gustaban a mi pequeño Garry yo hubiera…- estruendosamente detiene su parloteo sintiendo un escalofrió recorrerle el cuerpo cuando Nasha vuelve a reprenderle con su voz.

 

Siente en sus ropas el tirón de la pequeña mano de Nasha, no es fuerte y aun así la hace retroceder un par de pasos más hacia atrás, acomodándose en su cuerpo como si encajara con el suyo. Yanna deja caer los brazos y sigue las palabras de la vudú con un gesto confundido por lo que Nasha dice, por un momento se pregunta si es que ella se ha molestado por haberle mentido sobre los “sirvientes” no sirvientes o quizá lo ha hecho todo este encuentro, para nada planeado, y que se está convirtiendo en un divertido momento incómodo. Finalmente decide que no le importa nada de eso.

 

-Ahh ¿con que de eso se trata? - el rostro de no saber qué es lo que está diciendo desaparece tan pronto como ha atrapado al fin las palabras de Nasha, apunto estaba de protestarle a la menor por ceder a ser corridas de la mansión, un poco tarde, pero para su suerte no va a evitar aprovecharse de eso y un gesto de malicie se pinta en su rostro -¡Pero que mañosos! – es tan ruidosa cuando habla tras una carcajada que cesa tan pronto como ha comenzado -No, no, no, no, no te confíes tanto Nash mi amado Garry es un hombre bastante casto- murmura a Nasha lo suficientemente fuerte para que todos en aquella habitación escuchen, y aun así tiene el descaro de cubrirse con su fina mano la boca e inclinarse apenas sobre su hombro para solo hablarle a ella.

 

--¿Sera que no? es que acaso esta mujer te ha cambiado de gustos, ¿Es eso cariño? - aun abrazada de Nasha, estira uno de sus largos brazos y con un delicado y delgado índice traza una línea desde el primer botón de la camisa del mago, pasando por las heridas de su cuello y embarrando desordenadamente los restos de pomada que la mujer le ha puesto al mago. La larga uña de la bruja se posa suavemente sobre el mentón del hombre y Yanna solo puede mantener una sonrisa de fea diversión en su rostro.

 

Garry M. Ollivander

 

El mago apenas sonrió a Evans sin dar una respuesta cuando le untaba pomada, cuando Yanna estaba presente cualquier cosa se podía decir con la certeza de que aquella mujer podía ser tan tonta como para no entenderlo, pero que, a pesar de eso, él sabe que debe tener cuidado con lo que se hace y dice cerca de la Smith. Por lo que no se preocupa por contestarle ahora a Bel, la verdad es que comienza a cansarle que todo ahí tenga que ver con él, se supone que este nuevo comienzo se trataría de ellos dos, no solo del mago, es por eso por lo que no se encontraba tan emocionado como Evans de platicar sobre su pasado.

 

-Me vas a ensuciar la capa, Yanna- puede sentir sobre sus hombros el tirón de no mucha fuerza que ella se está esforzando por hacer con cada llanto nuevo que comienza. Yanna es, para Garry, el tipo de personas que necesitan toda la paciencia de Ollivander y que aun así nunca le parece tener la suficiente para tratarla. No dice nada más cuando ella comienza con esos ruidosos berridos que lastiman sus oídos, tampoco cuando, para su fortuna, Bel ha hecho el favor de corregir el error de la bruja de un modo más blando del que él tenía pensado, sin embargo, eso no previene el disgusto que le causa la dramática insistencia de Yanna por quedarse en ese lugar, y no es tal vez la insistencia en sí, si no el teatro que se ha montado para conseguir, una vez más, lo que quiere.

 

Finalmente es su acompañante la que de nuevo roba la atención de todos, por la cara de Yanna, a Ollivander le agrada saber que eso no es parte del espectáculo de la Smith, a pesar de tratarse de un intento de la menor por incomodarles de algún modo que no preocupa en lo más mínimo al mago, pero a Evans consigue ponerla de un bonito color carmesí. Respira hondamente cuando la ve hablar al oído de Yanna, tan cerca de ella y colocándose de puntillas para poder deshacer la diferencia de alturas, no es que se encuentre sorprendido de su comportamiento, pero sinceramente, siempre habría pensado que quien fuera capaz de domar aquel comportamiento errático de su hermana mayor, siempre seria alguien de carácter más fuerte.

 

-Ya entiendo- Ollivander sonríe mientras aun siente la leve presión que le causa el dedo de llana empujando en su contra -Entonces esto es pasajero ¿no? - como un resorte Yanna retrocedió su brazo devuelta a su cuerpo con cara de sorpresa -De verdad por un momento me lo creí, el modo en el que la defendías de mi ataque es igual como él lo hacía ¿Cuál era su nombre? Charles, Thomas…- chasquea la lengua y apenas niega con la cabeza –Pero no, esto es nuevo, nunca había visto a una como ella, casi podría decir que es verdadero- el gesto que Yanna ha hecho de pronto es suficiente para declararse victorioso por ahora.

 

-No importa, mira lo que me haces decir, tan vulgar como tu Yanna- esta vez dirige su mirada a la vudú -Una disculpa mi señora Montpellier, pero le suplico que tenga cuidado con sus palabras- su voz es neutra, sin embargo se siente tan molesto con aquella que se ha atrevido a perturbar a su sanadora aunque sea algo verdaderamente tan poco perturbable como el sexo, lo que entendió solo hasta la palabra “casto” que Yanna pronunciaba con énfasis -En efecto Evans podría avergonzarse demasiado si se le descubre su intimidad, pero esta es su casa y ustedes no tienen el derecho de invadir su privacidad de ninguna forma- el fallido “heroico” intento por defender a Bel al menos había sido con las mejores intenciones.

 

Exhala una vez más, verdaderamente cansado. Con un par de pasos se acerca al par de jóvenes que siguen plantadas ahí con descaro y ahora es el turno del mago de acariciar el rostro de Yanna.

 

-Eres una mentirosa- sisea entre dientes con un gesto molesto, su mano libre ha picado uno de los ojos amarillos de la morena -Ni siquiera sabes que era eso que dices que tienes- hace leves presiones una y otra vez insistiendo sobre el ojo de la mujer mientras ella solo se remueve inquieta en los brazos de Nasha -Y luego vienes aquí y dices cosas sin tener cuidado…- para las palabras que el mago dice aún se muestra bastante tranquilo -Algún día de verdad vas a aprender- sin despegar la vista de Yanna ahora le habla su acompañante -No la conocerá lo suficiente, señorita Montpellier, para saber que esta mujer es tan entrometida, no podría pasar desapercibida ni aunque lo intentara, está demás decir que es la reina de las atenciones.

 

Ha vuelto la mirada a la sanadora después de los lloriqueos de la bruja por la lesión que el mago taciturno le ha causado. Crea entre ellos un largo silencio mientras permanece anclado a los dulces marrón de Bel llenos de incredulidad y un aire de molestia, él jamás puede entender que cosas son las que hacen enfadar a Bel Evans, sin embargo, con aquella mirada no dice más que lo suficiente, si ellas se quedan en la Heredad eso es algo que se lo confiara a solo a Bel.

 

-De cualquier forma- aun no despega los ojos de Bel y a pesar de lo neutral de su voz está siendo sincero en sus palabras -Estaría mintiendo si digo que no me da gusto verte aun en una sola pieza, Yanna- no es mentira que se siente bastante tranquilo por tener noticias (esta vez no tóxicas) de la Smith -Si lo deseas Bel, podemos conservarlas, creo que junto a la capilla aun esta la casucha de mascotas, es perfecto para dos -finalmente comenzó su andar a la salida de aquel cuarto, al pasar junto a Bel, con su brazo da un pequeño empujón en el de ella y con su cabeza da una seña de que lo siga a fuera -Ahora que lo recuerdo había un cuarto lleno de todo tipo de telas por ahí, ¿Por qué no vamos a buscarlo?

 

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Bel Evans McGonagall


"El tipo de mujer que le gusta"


El desdén con que Yanna la observa es evidente, no cabe duda que la mujer se siente profundamente contrariada ante como sus planes iniciales se han visto malogrados por completo. Sin embargo, en mi interior, en lo recóndito una secreta satisfacción de haber "triunfado" en esa disp.uta irrumpe hasta que se apaga por la insinuación vulgar de la afrancesada de Nueva Orleans, que de inmediato Yanna no tarda en completar con frases peores.


No son ni de lejos las primeras personas que han podido sugerir ese tipo de cosas, que por otro lado, son lo más normal de pensar que suceden en un matrimonio. Ya durante la boda habíamos tenido que responder a preguntas similares, pero es la primera vez que el tema sexual es tan abiertamente señalado, y no solo eso sino que de una forma tan ordinaria, que el sonrojo es inevitable.


¿Es que acaso esas insensatas muchachas no saben lo que significa hacer comentarios fuera de lugar? Enterarse incluso de la castidad de Garry en esas circunstancias resulta chocante. De hecho imaginarme con él en ese tipo de circunstancias es de por sí embarazoso.


- Los gustos que tengamos no son de su incumbencia- el enojo que traspasa cada palabra es evidente y no me preocupo si quiera de disimularlo- y me resulta inadmisible que habiendo venido sin ser invitada, pariente o no, se comporte de esta manera tan grosera e insultante.


Y pensar que por un momento me había parecido simpática. Garry también no tarda en reaccionar, aunque a él el tema no le ha afectado en lo más absoluto y ahora saca una nueva carta que hace retroceder a su parienta, aunque cuando se dirige a Nasha...su falta de tacto es tan evidente, que solo consigue enojarme más, enojarme verdaderamente.


"Mi intimidad", claro, porque posiblemente nada resultaba mejor que dejarle en claro a dos extrañas nuestro compromiso era solo aparente. Que en realidad ni siquiera siendo esposa de Garry tengo idea "del tipo de mujer que le gusta". Y me ha bastado solo pensarlo para que cierto vacío se instalase de repente, y que ensimismada dejara de escuchar lo que sea que Garry le estaba diciendo en esos momentos a ambas mujeres.


Hasta que cuando alzo la vista, nuestras miradas se encuentran de repente y soy capaz de saber con seguridad que puede leer en mí el enojo, la pena, quizá incluso el desconcierto o las ganas de querer salir de allí. Y que en virtud a ello, haciéndose a un lado, está dejando que sea yo quien decida mantener o no a esas ruidosas muchachas en la casa.


- Por muy desagradables que puedan ser, jamás he sido alguien que le niegue hospitalidad a quien lo necesita - el lloriqueo de Yanna se detiene de repente y suelto un suspiro de cansancio- No empezaré hoy, pero donde sea que se queden, sea la casucha de las mascotas o cualquier otro maldito lugar, no las quiero cerca de mí.


Dando media vuelta comienzo a avanzar con Garry hacia la salida. Él menciona algo de ir por unas telas y aunque no es algo que me anime asiento de forma automática a su sugerencia. Él comienza a avanzar por el pasillo y es entonces que tengo la mala idea de echar una última mirada a la habitación, solo para notar como ambas mujeres se funden en un beso con apasionadas caricias y cómplices cuchicheos, que se detienen momentáneamente cuando Nasha Montpellier avanza para cerrar la puerta de la habitación, no sin antes susurrar discretamente.


- Yo no creo que le ofenda nuestra "mala educación" señora, le ofende que atentamos contra su mundo de apariencias.


La puerta se cierra con estruendo, que resuena como un eco en mi cabeza. Hay muchas cosas que de pronto me siento con ganas de decir, pero es como si hubiera olvidado las mejores palabras para transmitirlo. ¿Podía ser que algo de razón llevara aquella mujer?


- Y entonces ¿cuál es el tipo de mujeres que te gusta?- le pregunto a Garry intentando esbozar una sonrisa mientras una nueva puerta se abre entre nosotros, esta vez, sin desagradables visitas en ella sino solo gruesos fardones de tela de múltiples colores que no tengo idea en qué demonios podían haber sido utilizados.



Nasha Montpellier


¿Quiénes son esos tipos que el hombre con tanta seguridad ha mencionado y han hecho que Yanna retroceda aturdida? La duda impaciente el corazón de Nasha, como nada en esa larga conversación ha conseguido hacer. No es como que no conozca lo tramposa que esa mujer podía ser, pero luego de salvarla de una muerte segura se había convencido que al menos con ella se conduciría de la forma menos deshonesta posible.


Lealtad, pero no entendida como fidelidad o un lazo oficial (eso daba igual, conocía docenas de matrimonios montándose los cuernos entre sí) sino como un voto de confianza y de permanecer juntas solo porque les provocaba hacerlo. Especialmente porque le provocaba al cuerpo hacerlo.


El hombre ha comenzado a regañar a Yanna presionando su ojo derecho una y otra vez, un movimiento que Nasha no impide, más intrigada por saber cuanto más el hombre está dispuesto a decir.


- No necesito de sus advertencias señor. Típico de los ingleses ir dando consejos a otros sobre sus vidas y no notar el desastre que hacen en las suyas- lanza una mirada Bel Evans que en esos momentos ni siquiera les está prestando atención demasiado ocupada en sus propios pensamientos- no soy idi*** para no saber lo engreída que es esta mujer.


En el momento que el hombre se gira para ver a su esposa Nasha toma la mano de Yanna, jugueteando con las joyas que la mujer trae en las manos.


- Nos quedaremos querida, su mujer es una blanda- musita al oído de la morena y la sonrisa se ensancha en el momento que Bel Evans confirma sus intuiciones- bonita pero estropeada por toda esa pacatería est****a.


Nasha puede enumerar muchas razones por las cuales permanece junto a Yanna Smith, y si tuviera que menciona una de ellas en ese instante es que junto a ella, sin importar a quien puedan tener al frente, siempre encontrarán la forma de salirse con la suya.


A veces incluso con el premio de hacer sentir miserable a alguien más.


- Entonces ¿dónde es que nos quedamos?- mientras ve al par de magos dirigirse fuera de la habitación dirige la mano libre de Yanna hacia sus muslos por debajo del vestido- era hora de hacer el "control de calidad" a "estas" instalaciones ¿no?


Ha detenido su mano justo en la coyuntura, riendo ante las ocurrencias (incoherentes) que suelta Yanna, prefiriendo callarla a punta de besos. Después de todo, si en algo tiene que dar la razón a Ollivander es que es difícil hacer que esa mujer deje de hablar. El suave y húmedo roce de las lenguas le recuerda los cálidos días echada en el patio de su calurosa ciudad natal aprendiendo junto a una prima suya el significado del placer para la loa a la que sirve, Maman Brigitte.


Es cuando durante unos instantes se separa para respirar que alcanza a distinguir a Bel, que se ha quedado como una muda estatua bajo el dintel de la puerta observándolas. Luce más frágil que nunca y Nasha siente que es el momento perfecto para decirle una importante verdad. Y una vez que lo hace, mucho más motivada que nunca continua aquel jugueteo con Yanna.


El día siguiente ya tendrá tiempo para pensar si quedarse en ese lugar o quizá recorrer Ottery en busca de algo más de acción y gente menos moralista.

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  • 3 semanas más tarde...

El mago se estremece tras el azotón de la puerta a sus espaldas, apenas puede ver por encima de su hombro la capa de polvo que se ha levantado con el acto de la muchacha extranjera que ha venido como carga de su molesta hermana. A pesar de los malos modales que pueda tener, Garry sonríe al recordar sus últimas palabras, con ello pudo entender por qué quizá es que Yanna ha escogido a alguien como ella para tenerla a su lado, la pequeña señorita Montpellier es sin duda la parte faltante para armar el par perfecto, pero claramente tóxico, de Yanna Smith, por lo que Garry piensa que lo mejor será, aunque le cueste también aceptarlo, tratar de llevar las cosas con calma.

 

Cuando han comenzado a andar nuevamente por el pasillo el rostro del mago es serio, o más bien pensativo, ¿Dónde está aquel cuarto que decía? De reojo apenas echa un vistazo a Bel, y una mezcla de diversión y encanto es lo que esta vez le pintan una larga sonrisa. Bel Evans es tan británica que es muy sencillo de perturbar en algunos casos, es ella un ser tan complejo para Ollivander que jamás cree que será capaz de entenderla a la perfección, aunque la verdad a él le gusta intentarlo, “empujar” y “tirar” de ella para poder ver todo ese catálogo que su sanadora es. Justo ahora está “clase de enojo” es uno que no ha visto antes en ella, por lo que él mago se siente ahora tan perdido como si hubiera quedado atrapado en una tremenda laguna sin viento que oriente su barco.

 

Es solo cuando han entrado al dichoso cuarto, el cual apareció tras una puerta blanca y café con una cortina traslúcida color rosa, que ella ha vuelto a hablar, y aunque ya la ha escuchado, el mago se adelanta hasta perderse por los enormes y cientos royos de telas que cuelgan desde el techo, algunos otros están recargados como derrotadas en las paredes y hay retazos de diversas dimensiones cubriendo el suelo de madera, aquello es como si fuera un bosque multicolor de brillo, texturas y estampados de todo tipo.

 

―¿Qué tipo de mujer? Ollivander repite la pregunta a Evans después de salir de entre un puñado de trapos ―¿No es algo injurioso decir “tipos de mujer”? el mago ha llevado a su cabeza un tramo de tela color amarillo claro y lo ha enredado formando en su cabeza una especie de turbante deforme ―¿Cómo me vería si fuera rubio? pregunta despistadamente mientras trata de con sus manos de mantener el trapo en su lugar ―A Bel Evans ¿le gustan los rubios? pregunto ladeando levemente su cabeza ―¿Te dejaría de gustar si mi piel cambia de color, Bel? alzo las cejas sorprendido ―¿Qué tal si fuera todo el tiempo conversador? ¿Eso te molestaría?

 

No le molestaba en absoluto que Bel hiciera esa pregunta, en realidad aquella es tan poco interesante que él no entiende cómo ha llegado, algo como eso, a conmover los pensamientos de ella de ese modo. Es posiblemente esto, lo que realmente consigue ofuscarlo, el daño que aquellas otras dos mujeres le han causado a su tan querida sanadora, la simple idea de que las palabras de ellas allanen la mente de Evans, lo irrita.

 

Por alguna razón estas son las cosas que, aunque a él le parezcan poco profundas, de poco análisis y sin sentido alguno, está seguro que para ella es importante, por lo tanto, está haciendo un esfuerzo por no parecer indiferente al respecto, y es que él podría hacerle un sermón completo de la diversidad de personalidades y aspectos físicos que puede haber en el mundo y recitar un resumen extendido de los cambios de gustos que son capaces de experimentar las personas conforme a su edad, estilo de vida y otra lista larga de factores que influyen en la decisión de gustos.

 

―¿Qué tipo de mujer eres tú, Bel Evans? finalmente el turbante mal hecho termina por des hacerse y caer hasta sus manos. No necesita una respuesta de verdad, "el tipo de mujer" que diga ella que es, ahora es lo que a Ollivander más le gusta.

 

@

Editado por Sain M. Ollivander

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Mi pregunta permanece en el aire unos instantes, mientras Garry avanza hacia el centro de la habitación y su figura gris resalta en medio del mosaico de colores de fardos y retazos de tela desperdigados que tal vez en algún momento tuvieron un orden, pero que ahora lucen como un bosque salvaje, uno artificial, brillante y suave al tacto en las hondonadas formadas por el terciopelo, sobrio y casi yermo en la superficie cubierta de gamuza.


Por un momento la idea de que aquel lugar es capaz de recrear toda clase de mundos cruza mi mente y me transporta a mi propia niñez muggle, esa donde para alivio de mis padres, era perfectamente capaz de pasar una tarde en mi habitación jugando a crear casitas, donde los palos de la escoba y el trapeador se convertían en improvisados soportes para un techo que casi siempre era cubierto con el grueso cubrecama de flores y estrellas doradas.


Ellos apreciaban que me las apañaba bastante bien para jugar sola. Y era verdad que prefería aquellas tardes en calma a cuando algún molesto vecino venía e intentaba imponer sus decisiones sobre como podía o debía hacer mis edificaciones. Los oía entonces, sus murmuros sobre la niña rara que era, las no pocas ocasiones en que incluso alguno más engreído inventaba agresiones para hacerme quedar como una niña extraña. Mis padres, por fortuna, no eran del tipo que se dejaban guiar por chismes.


Pero cuando ya entrada a la pubertad,y descubierto el mundo mágico, aquellos recuerdos volvían solo para alimentar mis inseguridades, madre había dejado en claro que no importaba, el tipo de mujer, el tipo de persona que fuera. Porque allí fuera conseguiría encontrar las personas que lo entenderían...


- No te dije que hicieras juicios de valor querido, solo que respondieras a ellos- la figura de Garry ha reaparecido en ese mar de colores y el trozo de tela amarilla le sienta tan horrendo que suelto una carcajada incontrolable, más con sus intentos de que la tela no se deslice de sus cabellos- me ha gustado un rubio idi***, nuestro ex jefe, pero supongo que si tuviera que priorizar un atributo físico ese sería la voz ¡nada puede ser más atrayente que una voz profunda, seductora!


Las preguntas de Garry continúan, e intuyo que más que el tema en sí, es a mis respuestas a lo que él se encuentra verdaderamente atento. No, él no es el tipo de persona que preguntaría directamente si me encuentro bien, él más bien apelaría a una observación minuciosa de cada uno de mis movimientos para saber que estoy bien sin necesidad de palabras.


¿Será por eso que menciona lo de conversador?


- Ja, me agradabas incluso cuando pensaba que eras una niña Garry- solté y una nueva sonrisa asomó al recordar las charlas con Kya respecto a ese tema mientras calificábamos las evaluaciones de él y el resto de alumnos en la Academia de Magia y Hechicería- y ¡hey! tienes también tu lado conversador, aunque el término más adecuado sería "demandante".


Un fardo de seda estampada en tonos esmeralda cuelga al fondo de la habitación, tan atrayente que de inmediato no resisto el impulso de tocarla e incluso extendiendo el fardo me envuelvo unos instantes con él. Su suavidad apela a otro recuerdo, el de los trajes de los días de festival de mamá y de sus intentos por que aprenda a vestir adecuadamente yukatas y kimonos "para cuando llegue el momento de usarlos de casada".


- No debería ni hacerte caso ¿sabes? no te creas que no me he dado cuenta que has evitado por completo responderme- como quien no quiere la cosa, Garry ha devuelto a mí misma la pregunta que le hiciera, así que deshaciendo el agarre de la tela avanzo hasta él para contemplarlo unos momentos.


Es gracioso como puedes pasar por alto una serie de cosas sobre alguien hasta el momento mismo en que estas son puestas en evidencia para que emitas un juicio. Es más gracioso que no hay nada en la apariencia de Garry que me parezca atractivo, separado sus elementos: ni sus ojos de colores diferentes, ni su cabello con ese mechón blanco, ni que sea tan alto que poniéndome de puntillas para abrazarlo por encima de los hombros. Pero es en conjunto, que esas características tan particulares toman sentido, haciendo juego incluso con sus modales demasiado dramáticos por momentos.


- Creo que acabo de descubrir que no soy tan superficial como creía- declaro de pronto contenta de aquella resolución a mis propias dudas- supongo que soy al final de cuentas el tipo de mujer que eligió a su marido "por el interior".


Hace falta sin embargo una última cosa. "Apariencia", la palabra de aquella mujer todavía hace mella en algún lado, como la molesta picazón que deja una abeja luego de clavar su aguijón. Hay muchas cosas en la relación con Garry que no han necesitado ponerse en palabras para saber que están allí y aunque no es algo que quisiera cambiar...


- Ven recuéstate un rato, hay una cosa importante que necesito contarte.

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“¿Elegir a su marido?” Garry se pregunta si es necesario recordarle a Evans que el matrimonio que ambos mantienen no era más que un acuerdo común para beneficio personal de cada uno y de las cosas que tienen en común; el consultorio y sobre todo los trámites ministeriales, a Garry le hubiera costado meses recuperar la casa de sus padres sin la influencia que era el estar casado con la matriarca de los Evans. Aunque cierto era que, como ya se lo había dicho con anterioridad a la sanadora, solo con ella podría haber hecho algo como esto de matrimoniarse, y él recuerda que Bel habría de aceptar su propuesta después de haberse asegurado de que dichos beneficios eran ciertos, él no duda de la ética y moral de la sanadora, pero ¿Por qué de pronto habla de esto como si fuera un matrimonio ordinario?

 

―Es que Cillian es un hombre muy atractivo- por alguna razón no puede recordar bien al hombre completamente y aun así está convencido de lo que dice ―La personalidad es un punto extra que embellece a las personas…-no, no va a comenzar con este tema, por alguna razón se está cansando de platicar de esto, sin mencionar que nuevamente sale a flote el tedioso tema de “la atracción de Bel por las voces de las personas”, la última vez que Ollivander recuerda haber hablado de esto con Evans el experimento de los “sapos cantores” no había resultado nada bien y Mss H los había corrido a ambos del consultorio por todo un fin de semana.

 

Alivia al mago el modo en el que el enojo de la sanadora se ha ido tan de repente, sin dejar rastro como si nunca hubiera existido algo que la molestara desde un comienzo, sin embargo, también remueve en el fondo al hombre el pensamiento de que es otra cosa que encuentra difícil de entender de Evans, ¿Qué tan importante son las cosas que la molestan? ¿Qué tanto daño le deja?, y es que él podría pasar horas, días o incluso semanas en la butaca del consultorio ingiriendo toda clase de toxinas que le ayuden a dar solución a lo que fuera que perturbe sus pensamientos, por lo que no puede dar un lugar a esta habilidad de Evans de recuperación tan rápida.

 

Bastaron pocos pasos para quedar cerca de Bel, no prefiere sentarse, de pronto se siente tan cansado y el suelo parece tan cómodo que cree que será difícil volver a ponerse de pie. Sin embargo, después de meditarlo unos segundos, se sienta sobre un bulto de cómoda franela de muchos colores.

 

―Es verdad- entonces lo recuerda ahora ―Yanna Smith, la mujer del otro cuarto, es mi hermana mayor- de pronto le parece tan extraño que Evans no preguntara al respecto que cree que debe llenar ese vacío que extrañamente lo inquieta ― ¿Qué es esto que me contarás, Bel? - en la boca del estómago del mago crese un sentimiento muy similar a la noche en la que Evans le confesó sus intenciones de aprender la animagia.

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Personalidad. Asentí con la cabeza ida en recuerdos de Cillian y de alguien mucho, mucho más atrás. La conversación ha tomado un giro extraño, y estoy convencida que todo es por causa de esas molestas muchachitas, pero no dejo de pensar también en que en algún momento, lo quisiera o no, tendría que hablar sobre ese tema.

 

Especialmente porque la molestia persiste, si bien al menos ahora soy capaz de sonreír y empezar a tomar con humor todo aquel incidente e incluso las palabras dirigidas directamente para herir y humillar. Y el recuerdo de los arrumacos de las dos en la habitación.

 

Es difícil hacer memoria, son tantos los recuerdos, las circunstancias vividas que aunque me esfuerzo, no soy capaz de establecer con precisión en qué momento mi vida algo disipada había dado paso a ese ser taciturno y que evita cualquier clase de relación amorosa.

 

De cualquier modo Garry parece dispuesto a escuchar lo que tengo para decirle, si bien no se sienta sobre aquellas pañoletas brillantes sino sobre un montón de franelas que han hecho un pequeño montículo. El único inconveniente es que recién se le ocurra en esos instantes aclarar la relación existente entre Yanna y él.

 

- Supuse que sería una pariente tuya, aunque ¿hermana? eso si que es sorpresivo. Por como relatabas tu infancia, todo daba a entender que eras hijo único.

 

Hay muchas cosas que de repente siento ganas de preguntar, pero me contengo. Esa conversación tranquilamente podía esperar al desayuno de la mañana, ya que es bastante posible Garry igual relatara el asunto de la forma más indiferente posible. En cambio ahora, si como parecía, tenía su atención, lo mejor era aprovechar ese momento.

 

- Lo que ocurrió en el otro cuarto fue...verdaderamente...vergonzoso- suspiré cansada concentrada en ver un atado de cintas multicolores en lugar de verlo a él- no para ti, parecías realmente acostumbrado a ese tipo de situaciones, pero yo...

 

El nerviosismo que me invadía por completo se hizo presente en un inocultable temblor en las manos.

 

- Obviamente esa tal Yanna tiene comportamientos inadmisibles en la gente de Ottery, pero lo haya dicho de forma vulgar o no, me hizo pensar que es absolutamente necesario informar, por lo menos al círculo más cercano de conocidos que tenemos, la naturaleza de nuestro casamiento.

 

Habiendo empezado a hablar, resultaba mucho más sencillo seguir haciéndolo, como si las primeras palabras se hubieran encargado de "destaponar" el camino de mis propios confusos pensamientos.

 

- Ya completaste los trámites que necesitabas. Tenemos esta casa para los dos, con sus enormes terrenos para poder experimentar hasta el cansancio todo lo que el limitado espacio de Baker no permitía. La camaradería de estos momentos la aprecio y la valoro, pero ese es el límite. Ambos lo sabemos- exhalé profundamente- y el problema está en que no creo poder seguir sosteniendo una fachada frente a los demás. De escuchar sus buenos y genuinos deseos de fortuna para nosotros y nuestro "amor" cuando tal amor no existe.

 

Desviando la vista, me animé por fin a observarlo.

 

- Y porque soy una terrible mentirosa ¿sabes? Hace unos momentos con Yanna fui capaz de notarlo, que ante la crudeza de sus palabras y las de su acompañante, no tuve capacidad de reacción, no supe decir una sola cosa que sonara medianamente creíble. Y con ellas me da igual, pero con la gente que me importa...no podría, simplemente decepcionarlos está fuera de mis parámetros. Incluso si se trata de ti.

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“La naturaleza de su casamiento”, el muchacho trata de no sonreír divertido, con cierto aire malicioso cuando escucha eso último. Entiende él que esto es un tema serio, pero al igual que “Haber escogido a su marido” Ollivander teme tener que recordarle también a Evans que toda esta fachada formal de la que cuenta haber hecho para con sus familiares cercanos, es algo que ella misma ha planteado desde el momento en aceptar su matrimonio con él. Nunca el mago se hubiera opuesto de lo contrario, si la boda se hacía en la oficina del ministro en el MM, sin gente que no conoce deseándole prosperidad en sus vidas, a él era algo que le hacía tanto más como menos.

 

A Ollivander poco le preocupó todo el tiempo la gente que conocía o no (o que decían conocer) el tipo de relación que existe entre ellos. Aún recuerda a Bel, en los días muy lejanos antes de que al mago se le atravesara la loca idea de matrimoniarse con Evans, contándole las sospechas que algunas de sus personas cercanas tenían sobre la relación de entre ellos dos cuando solo eran compañeros en el ministerio. Ahora le parece casi ridículo que no den crédito a su “repentino” matrimonio, es que Grelliam Ollivander jamás va a terminar de entender a estas personas que se ofenden con la vida de los demás.

 

Él entonces observa la situación con otros ojos. Y no da mucha importancia de profundidad a las palabras de Bel, porque ella está siendo demasiado romántica, correcta, ética, influenciada por sus valores y sentimientos morales. Algo de lo que Ollivander carece casi por completo y tratar de comprenderlo es un caso perdido.

 

Pero entonces ella mencionaba algo que en la mente cansada del Tonks hace un giro dramático. “Los límites de Evans” son para él algo que de verdad se convierte en un tema delicado, porque esos límites son algo de lo que él pudiera y le gustaría hacer un estudio cuidadoso, meticuloso y profundo. Los límites de Bel tienen en él una atracción inexplicable por ahora que lo empuja en contra de su razón, pero que él jamás se atrevería a cruzar, posiblemente para evitar situaciones como estas, sin embargo, él siente que quiere ser el responsable de todos ellos y no entiende por qué, pero no gusta de saber que alguien más tenga la dicha de estar cerca de ellos. “Los límites de Bel Evans” sería el capítulo favorito de Ollivander en el libro que puede escribir de la mujer.

 

Entonces él está siendo cuidadoso con su expresión cuando siente como de pronto su corazón late tan rápido que cree que puede escupirlo por su boca, por supuesto que se preocupa, ¿Qué clase de síntoma era este? Porque ella continúa hablando, y sus palabras provocan en él que sus ideas sean densas, difíciles de ver, de entender.

 

De pronto no está seguro de si ha distorsionado las palabras de Bel o es que de verdad no consigue comprender; ella jamás ha sido una buena mentirosa, de eso está seguro, pero a que se refería cuando decía que no podía decepcionar a alguien incluso si se trataba de él.

 

Ollivander se sintió entonces como aquella primera vez que despertó en el páramo de la heredad después del incidente con el licántropo y sus padres no estaban más con él.

 

―Mi querida Bel Evans-, entonces es su turno nuevamente de hablar. ―Has lo que creas correcto para ti-, no se siente con ganas decir nada. Finalmente se ha dado cuenta de que no es capaz de atentar de ningún modo contra ella. El mago se pone nuevamente de pie y da una larga y silenciosa mirada algo apagada, decepcionada, a la sanadora, como si con eso preguntara si aquello era todo lo que tendría por decir. Después del largo silencio le ofrece a ella su ayuda para que lo acompañe. ―Busquemos una habitación donde podamos dormir-, hace un esfuerzo por recordar algún cuarto que cree que a Evans pueda gustarle. ―Creo que ya hemos tenido suficiente aventura por hoy-, no suelta la mano de ella cuando comienza a caminar, sin embargo, el agarre es flojo, vacío. ―Aunque no es precisamente el tipo de aventura que tenía en mente-, sonríe.

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Nunca he sido buena para "leerle los pensamientos". No al nivel en que él lo consigue conmigo en la mayoría de ocasiones, pero incluso para alguien como yo, resulta notorio como su expresión entre curiosa y afable ha ido mudando hasta terminar en ese gesto apático.


¿Es que acaso esperabas una reacción diferente?


La pregunta martillea mi cabeza mientras él tras un silencio bastante incómodo apenas suelta un puñado de palabras escogidas con sumo cuidado. ¿Es consideración o decepción? Quizá ambas pienso finalmente cuando me dirige la mirada y en ella no hay rastro alguno del brillo, a veces travieso, a veces luminoso que da a ese mínimo gesto su sentido, y solo se esfuerza en expresar su convencimiento de que ya hemos tenido bastantes "aventuras" por ese día y lo mejor es descansar.


- No me siento cansada de ningún modo, pero si para ti ha sido suficiente, no lo cuestionaré- con desdén suelto el flojo agarre de su mano- no requieres ninguna búsqueda extensa, cualquier cama me sirve.


Rápidamente, comienzo a caminar con genuinas ganas de solo salir de allí e ir a cualquiera de los cuartos que tenga a bien mostrarme. Mas, cuando estoy a punto de alcanzar el pomo de la puerta, la sensación de que simplemente las cosas no pueden terminar así, que no quiero que terminen así es más fuerte, que me giro hacia él cruzando los brazos.


- No sé con certeza todo lo que puede estar pasando por tu mente ahora. Pero por Merlín, una sola cosa sí que sé y es que tienes en tu cabeza muchas más opiniones sobre lo que acabo de decirte, pero te lo estás callando- comencé a ir de un lado a otro- ¿sabes? deberías aprender un poco de tu hermana a decir las cosas tal cual las sientes.


Era una suerte para él que no llevara encima mi varita en esos momentos, puesto que habría lanzado chispas o hasta algún hechizo, tal cual la rabia que en esos momentos fluía en mi interior.


- Si es por temor de herirme, créeme digas lo que digas me siento preparada para escucharte, y hasta te puedo garantizar que no me va doler más de lo que me está doliendo este intento tuyo de fingir una cortesía que estás lejos de sentir- alcé la cabeza, que ganas sentía de golpearlo pero me contuve- se supone que si te conté esto era porque esperaba que tomáramos la decisión juntos. No se trata de si tomo la vía que creo correcta o no. Se trata que la tome contigo.


Con apenas un palmo de distancia entre los dos le sujeté los hombros obligándolo a mirarme.


- No me moveré hasta que me digas de una buena vez qué es lo que te ha decepcionado de lo que acabo de decirte ¿Es mi idea de contarlo lo que te molesta? ¿o lo es el que te diga que lo hago en consideración a otras personas que no son tú?

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