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Idiomas y Runas


Orión Yaxley
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Orión miró por último el escritorio y golpeó con sus dos grandes manos la enclenque tabla de madera. Aún seguía el escrito de su clase del mes anterior.

 

- Bueno clase, así es como se leen las runas ¿alguna duda?

 

Entrecerró sus ojos azules y giró la cabeza para ver al numeroso colectivo que esta vez lo había soportado por más de cinco horas hablar. Había explicado todo sin parar. Lo que sucedió parecía más un simposio teórico sobre la ontología propia de las piedras rúnicas a una clase de conocimiento.

 

De su boca salieron las diferencias entre los lenguajes rúnicos y de por qué el Elder Fulthark era el adecuado para usar en el mundo contemporáneo, realizando un diagrama de flujo y un listado perfecto entre pros y contras teniendo en cuenta críticos remarcados de la comunidad científica rúnica. También expuso el debate corriente sobre las diferentes interpretaciones de la runa Ansuz y de por qué era una de las más importantes a la hora de la lectura de tiradas. Además, resaltó con una pericia impecable las variantes entre las diferentes consultas, sobre preguntas de o no, hasta interpretación de sueños. Luego, introdujo la lectura de tarot y cómo las runas antiguas eran como su tátara abuelo en cierto sentido. Por último, expuso elegancia la necesidad de las runas contrastando los problemas más importantes de la sociedad mágica británica.

 

Y sin embargo no se le había entendido absolutamente nada.

 

Nada.

 

Pero nada enserio.

 

Es decir, ¿qué diablos había pasado la noche anterior? Demasiada acción. O no. O ninguna y sólo se estaba vengando de los pobres alumnos que tenía en frente. Había ignorado por completo las miradas de desaprobación de sus hermanas. Seguramente lo consideraban loco. ¡Loco! ¿Pueden creerlo? ¿Él? Sí, ahora lo defiendo. Sus hermanas son unas furias viciosas que escatimaban todo lo que él le daba valor.

 

- Supongo que podemos hacer una pequeña búsqueda del tesoro, entonces. Júntense de a dos y si quedan impar, entonces, el que queda solo queda solo. Les daré tres runas en este momento y tienen que adivinar en qué lugar estará la próxima pista.

 

Ansuz

Dagaz

Kenaz

 

Sabía que “compartiría” la clase con su hermana. Orión levemente la invocó con la mirada. La estaba invitando a hablar de alguna manera. No hace falta recalcar lo seguro que estoy de que, la intervención de Gabrielle, sería un alivio para todos. Luego de tantas horas sin sentido del Mago Oscuro, por supuesto.

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Gabrielle Mmraba con enfado a su hermano, no sería su alumna si no también su compañera de aula y había pasado horas oyéndole decir cosas que por el momento no tenían sentido para ella ¿Terminaría en algún momento? Soltó un bufido y puso los ojos en blanco, de seguro quedaban horas.

 

Volvió la mirada hacia su hermana y mordió su labio inferior, en cuanto el Yaxley le dejara hablar sería el momento de asignar la tarea a su alumna. Dejó que su cabeza se arqueara hacia atrás mostrando su aburrimiento, era obvio que el chico seguiría hablando al ser de los temas que más le apasionaban… eso y el llevar la contraria.

 

Le escuchaba pero le ignoraría, aún sabiendo que tenía que prestar atención debido a que esa también era su clase, jugadas "divertidas" de la vida. Se encontraba sentada en la silla detrás del escritorio, para su desgracia debía parecer “interesada” en el tema al estar al frente de la clase al igual que su hermano.

 

¿Cuántos días llevaban ahí?

 

La Delacour volvió la mirada al Mago Oscuro al notar un leve silencio ¿Se había quedado sorda? No, él había cerrado la boca. Sonrió aliviada y abrió un poco mas los ojos en señal de desaprobación a su hermano, observó a los chicos tratando de buscar a la que posiblemente se encontraría más perdida que el resto de la clase.

 

Y ahí estaba. Era de esperar que la joven estuviera más que desconcertada; no sabía en qué momento del sermón interminable de su hermano había aparecido, quizá tiempo perfecto para no haber tenido que soportar el monólogo sin sentido. Si asumía bien esa chica sería su estudiante.

 

Bonjour, soy Gabrielle Delacour y cuento que tu seas Cissy Macnair- dijo clavando la mirada en ella.– Soy tu profesora de idiomas y tu primera tarea será hacer un ensayo de por qué decidiste a estudiar Idiomas y la importancia que tiene el aprender esto. No es necesario que sea un pergamino, solo necesito una leve explicación para cuestiones académicas, sobretodo el saber cuáles son tus objetivos.

 

Sonrió a la chica y trató de calmar la desidia que le había invadido después de haber escuchado el monólogo.

 

– Y los demás... creo que tenemos trabajo por hacer.

 

¡Al fin libre! Asignado el deber ahora tenía que comenzar por el suyo. Caminó apresurada hacia su hermana y, al tenerla cerca, le abrazó de la cintura alzando un poco la cabeza para besar sus labios.

 

– ¿Quieres ser mi pareja?

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¿Qué había pasado en las otras clases? No tenía idea, puede que un influjo intemporal de la magia. La bruja niega con la cabeza al pensar en semejantes tonterías...

 

- Sí es que... -bufó al recoger todo el escritorio de su padre, en la biblioteca... Se percató de algo - lo que me faltaba... Runas Antiguas...

 

Era uno de los libros que había dejado aparcado. La ocasión anterior había echado un vistazo a los viejos ejemplares de su progenitor pero tampoco es que se le quedaran en la cabeza. Ya bastantes problemas tenía su cabeza, para recordar lo que había hecho en el despacho, cómo para rememorar diferentes líneas que componían todas las runas. Recordó que tenía clase justo para esa mañana, ¿casualidad que no lo hiciera mediante su elfina? No, era que, simplemente, ésta se lo recordaba una vez al día, desde que sabía que se había anotado de nuevo.

 

La mortífaga maldijo por lo bajo y gracias a su condición de matriarca, llegó en un leve suspiro a su habitación, situada en el otro lado del castillo. Por suerte para ella, Galadriel había colocado todas las prendas que usaba diariamente y que se encargaba de su cuidado. Fue cambiándose de ropa (estaba en chandal con unas zapatillas de deporte, gastadas). Una camiseta limpia, cazadora, tejanos y botas de piel de dragón. Ató el pelo en una cola de caballo alta para tener más movilidad y recogió todos sus útiles de escritura y demás al morral de cuero.

 

Cogió su varita de álamo temblón que estaba posada encima de la mesita de noche. Se fijó en unos libros sobre runas y con otro movimiento, los llevó al monedero de cuero. Ya pesaba bastante, pero gracias a la magia, aún cogían muchas cosas y era bastante "ligero". Bufó. Miró a través del gran ventanal de su habitación y comprobó que el amanecer estaba próximo. Los primeros rayos del sol, iban asomando poco a poco, haciendo brillar cada nube con el que era "tocado".

 

Con su varita en la mano derecha, susurró un 'fulgura nox' y se abrió un portal negro. Deslizó sus pies con seguridad, hasta aterrizar en la Universidad, cómo siempre tan iluminada y muy diferente de la que solía haber en Ottery. Dirigió sus pasos de nuevo, hasta el aula en dónde suponía que debía tener clases. Imaginaba que ya estarían alumnos por allá y no fuese la última, siempre pasaba. Nunca acostumbraba llevar reloj encima y pensaba que tenía el tiempo justo.

 

Llegó a la clase y se fijó de nuevo en Orión y sonrió con timidez. Más le sorprendió ver a Gabs. Una antigua compañera de departamento. ¿Estaba acompañando al profesor en el temario, o sería otro diferente? No tenía idea. Sólo cuando empezaron a llegar los alumnos, comprendió que era profesora.

 

- ¿Búsqueda del tesoro? -respondió la bruja con un tono medio burlón - no hace falta, podemos asaltar Gringotts - lanzó una carcajada al aire. Suponía y bien que hacía, que nadie aprobaría semejante actuación. Y menos aún, cuando se trataba de la jefa del viejo departamento de Desmemorizadores - pero sí, me apunto - dijo con una risilla, mirando al mortífago - eso está bien, tener una clase amena, sin tanta teoría. Muchas veces he aprendido mejor con la práctica - y le guiñó un ojo - aunque en otras ocasiones, parece que hubiese perdido el norte...

 

Se refería obvio a las otras clases. Esperaba que, en ésta ocasión no sería de ésta manera, desde luego. Esperaba tener un título más, de los que ya coleccionaba. Aún le faltaban unos cuántos para llegar al cupo, pero estaba segura de que llegaría. Y eso que aún faltaba para tener la habilidad de ser nigromante. Eso lo ansiaba y mucho. Pero debía concentrarse antes...

 

- ¿Podemos usar unos viejos libros que he traído? Puede que así, entendamos el significado - pregunó con curiosidad mirando a Orión. Esperaba que el resto de sus compañeros, secundara su idea.

 

- Hola Gabs - le dijo a la mujer, saludándola con una sonrisa - es un placer verte, aunque en ésta ocasión sea cómo profesora - asintió con la cabeza, dándole ánimos - espero que nos veamos en otra - comentó nuevamente mientras esperaba al resto del alumnado, antes de empezar en serio, con la clase.

 

 

off: espero al menos, no fallar éste mes tampoco, aunque el foro nos haya p... un poco jajajaj

Editado por Helike Rambaldi Vladimir
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Ellie se siente al borde de una crisis de nervios. El pupitre cada vez le parece más incómodo y estrecho, no puede dejar de tamborilear los dedos de la mano sobre sus pergaminos todavía en blanco y siente una leve pero incomodísima picazón en todo el cuerpo. Está segura de que el instructor ha estado hablando por HORAS, más allá del aburrimiento por lo monótono de su voz y la frustración de no ser capaz de entender los temas que, aparentemente, tanto le apasionan al mago. «Por los calzones de Morgana ―se dice una y otra vez, incapaz de seguir el hilo de las palabras que conforman aquel eterno discurso―, Hogwarts no era así. Ni siquiera las clases de Historia de la Magia».

 

Luego de un larguísimo rato, siente que sus plegarias fueron escuchadas. Por fin, el profesor deja de agobiarlos con cosas que nadie entiende, lo cual sucede justo a tiempo: un par de minutos más, y Ellie habría tenido que interrumpir la clase para largarse. A pesar de que es una estudiante entusiasta, para ser ya una adulta, odia estar tanto tiempo sentada sin hacer nada, sin entender nada.

 

El profesor Yaxley explica que, en parejas, realizarán una "búsqueda del tesoro". Por lo que entiende, deberán el significado de las runas en conjunto con un lugar, y en ese lugar habrá una pista... Qué buscan, no lo menciona ni nadie lo pregunta, de momento, aunque una mujer hace una broma con respecto a robar Gringotts (una misión imposible, debido al encantamiento-maldición contra ladrones). La carcajada hace que se estremezca.

 

―Ehm, disculpe, profesor... ―Ellie se siente sumamente extraña, al tratar de "profesor" a alguien que parece estar todavía en la veintena. No es que ella aparente demasiado su edad, ni sea precisamente una adulta madura, pero debido a la juvenil compañía que tiene se siente terriblemente vieja― ¿Qué se supone que estamos buscando? ―pregunta, más por curiosidad que por pensar que el dato puede facilitar la tarea.

 

En espera de una respuesta, por primera primera vez desde que aplastó el trasero en el pupitre, mira a su alrededor, en busca de una cara conocida... Algo extremadamente difícil, para alguien que tiene poco más de un mes en Inglaterra. Sin embargo, sí reconoce a una persona. Sentado cerca de ella, está Hobbamock, el empleado del Magic Mall.

 

Psss ―susurra, haciendo un gesto para llamar su atención―. ¿Tienes compañero?

 

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Cabecea varias veces en el transcurso de las incontables horas en que el profesor da la explicación. Sabe que en ese tiempo se durmió varias veces pese al gran esfuerzo que puso para no hacerlo. Pero no es su culpa, lo sabe. Él jamás se durmió en una clase, ni siquiera en las interminables charlas de los chamanes. En los primeros minutos del monólogo anota algunos garabatos, en la segunda hora, antes de dormirse por primera vez, hace un dibujo bastante cómico y obsceno del profesor. Arruga ese pergamino y lo guarda en el bolsillo.

 

Siente que la mente se despeja en cuanto deja de escuchar la voz de Orión. Recibe los segundos de silencio como un regalo, aunque no es suficiente para despertarse del todo. Sabe que sus ojos pueden cerrarse en cualquier momento de nuevo. Termina de despertarse cuando escucha una carcajada bastante perturbadora, o al menos es como él la siente.

 

―¿Me llamas a mi? ―pregunta, aunque conoce la respuesta ―. No, no tengo compañero. ¿Podríamos ser pareja los dos?

 

 

 

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Sonríe ligeramente, sintiéndose aliviada de que la ardua labor de encontrar un compañero de estudio no haya sido tan difícil. Sacudiéndose el fastidio y la pereza por las largas horas de plática del profesor Yaxley, empuja ligeramente su pupitre para acercarse un poco más a Hobbamock. Es extraño volver a estar en un salón de clases. No le agrada mucho que la clase no sea tan "interactiva" como las lecciones de Encantamientos, Pociones o DCAO, pero supone que no tiene otra opción más que aceptarlo; ella fue la que se anotó voluntaria de todas formas a aquel curso avanzado, a sabiendas de que la materia es bastante teórica y, para algunos (como ella) aburrida. Sin embargo, aunque todavía el profesor no haya respondido a su consulta, puede ser que la "búsqueda del tesoro" sea el toque de hacer aquella experiencia un poco más atractiva para un grupo avanzado de magos y brujas.

 

Saca de su mochila de cuero un viejo ejemplar de Traducción Avanzada de Runas, que encontró en la biblioteca de los Moody, y lo abre frente a ella. Encontrar el significado de cada runa es la parte fácil. Ellie sospecha que, si el profesor Yaxley los juntó, es más bien para qué descifren qué lugar describen las tres runas juntas.

 

―Bueno... en la sección de Futhark antiguo... ―musita más para sí misma que para su compañero― Ansuz significa "dios". Dagaz es "día". Kenaz, uhm, aparentemente "antorcha". Dios. Día. Antorcha. No se me ocurre nada ―murmura, sin levantar la mirada de su libro.

 

«Quizás debería mencionar que no conozco mucho Inglaterra...».

Editado por Eileen Moody

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Está un poco nervioso, cosa realmente rara en él. No es que nunca se haya sentido inseguro en una clase, sino que nunca antes estuvo nervioso con una compañera de clases, con una chica. Se rasca la cabeza ignorando completamente lo que siente en ese momento, no es bueno para relacionar sensaciones parecidas en situaciones diferentes. Vuelve a rascarse la cabeza, pero ahora es porque está muy confundido; no le gusta no entender las cosas, no le gusta no tener ni la más mínima idea de algo.

 

―Quizá debí comprar algún libro antes de venir, pero con lo que cobran por la clase pensé que tendría algo de material escrito―no es una queja, es malo quejándose, sino una simple observación, una anotación de lo que él esperaba conseguir y no consiguió.

 

Sin poder hacer otra cosa, por uno tiempo se limita a observar. Observa los dibujos, que ahora sabe que son runas, intentando encontrarles algún significado más allá del escrito en las páginas. Pero no lo logra, las runas para él no son más que dibujos, no son más que representaciones en las que aún no logra vislumbrar ningún tipo de magia. Pero sabe que esas marcas tienen magia, un tipo de magia diferente a la habitual y bastante complicada de controlar.

 

―Dios, día y antorcha. ¿Crees que los significados son literales? Es decir, las runas significan lo que significan, lo comprendo. Pero ¿y si el profesor busca que encontremos algún tipo de significado oculto?

 

«En todo caso, sigo sin comprender como esto nos enseñará a leer y usar runas».

 

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Era sin duda la clase más aburrida a la que había asistido en toda su vida. Intentó por todos los medios prestar atención y retener la mayor cantidad de información posible, pero el profesor tenía una voz arrulladora que lo que lo único que le provoco fue sueño. Fingiendo tomar notas y con la mente en cualquier otra parte menos en lo que a la clase se refería, Valkyria empezó a dibujar en un pedazo de pergamino. Su objetivo era no dormirse.

 

Su mente estaba divagando en quién sabe dónde mientras realizaba trazos que a simple vista no eran más que líneas y curvas sin ningún sentido, se debía prestar atención para darse cuenta que en realidad se trataba de una especie de felino tribal. Ni siquiera se había percatado de a qué magos o brujas tenía por compañeros.

 

Horas después de no prestar atención para nada más que no fuera su “dibujo”, las frases búsqueda de tesoro y que debía juntarse y hacer grupo con alguien más llamaron su atención. Solo en ese momento la mujer levantó la mirada y recorrió la estancia en busca de un posible compañero o compañera. Algunas sillas detrás de donde ella se encontraba reconoció a uno de sus ex-compañeros de trabajo, un Warlock gruñón y bastante extraño. Habían coincidido en algunas ocasiones cuando ella aun formaba parte de aquel selecto grupo de magos y no le pareció mala idea hacer grupo con él, quizá no era tan raro como parecía.

 

—Hola… —dijo saludándolo luego de tomar su bolso y la túnica negra, al igual que toda su vestimenta, y acercarse a él —¿Hacemos grupo? —preguntó de forma amable mientras giraba una silla y se sentaba frente al mago —¿Entendiste algo de la cantaleta que dio el tutor? —preguntó con la esperanza de que él si hubiera puesto atención a la clase.

Editado por Valkyria Karkarov B.L

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Cinco p**** horas escuchó el parloteo vació de información que dictaba el profesor con la vaga esperanza de que alguien realmente lo hubiese entendido, además también oía el murmullo en su interior que lo distraía aún más. Por un momento pensó que ni siquiera él mismo comprendía su cháchara y estaba en modo automático sin importarle si sus alumnos adquirían lo importante de las runas antiguas. Pero, ¿Eran realmente importantes?.

Una de las chicas sentadas frente a él se colocó de pie justo después de que el profesor ordenara formar parejas y llevar acabo una especie de búsqueda del tesoro, porque después de cinco horas suponía que sus estudiantes esperaban seguir la clase con entusiasmo y llenos de vitalidad. ¡Runas, Runas!, gritó una de las voces en su interior y empezó a repetirlo con emoción. Era una joven con una larga cabellera que llegaba a su cintura y con unos ojos de color miel

- Deje de escuchar en lo que dijo Elder Fulthark - Respondió con sinceridad a la chica - Pero... Podemos hacer grupo y tratar de resolverlo, no debería ser tan complicado.

Hablaba fluidamente, como si no tuviera nada mal en él y estuviese siendo atormentado por alucinaciones auditivas, pero no era nada sorprendente en ese momento. Logró tomarse un par de pastillas antes de ir a la clase, no supo con exactitud qué eran, pero le daban un poco de fluidez. Sin embargo, después de cinco horas ya el efecto estaba por pasar.

Mientras acercaba uno de los pupitres cercano a ellos para que la joven se sentara, pudo observarla con más detenimiento e ignoró los insultos que sus voces gritaban para recordar de que la conocía de alguna parte... Warlock o Orden del Fénix, eran los únicos lugares en los cuales podía conocer a alguien. Colocó el pupitre cerca y sacó el mismo titulo que horas antes mencionó el profesor entre su habladuría. Elder Fulthark.

- ¿Cuáles eran las runas?.

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Al observar a su alrededor, como si aquello fuese a inspirarla, se da cuenta de que casi toda la clase está reunida en pequeños grupos trabajando en la asignación del profesor Yaxley. El ambiente en general es ahora más animado y de interés, que durante el eterno y aburridísimo discurso. El profesor no dijo nada, pero ¿sería aquello una competencia? ¿El grupo que encontrara el "tesoro" sería el que aprobaría la clase? La idea se le antoja divertida, mas la descarta tras unos momentos. Aquello no sería justo... Si ella fuera instructora de una clase, no sería como esas personas que ponen animales dentro de una caja de arena y los hacen pelear a muerte.

 

No se distrae por mucho tiempo. Unos momentos después, vuelve a concentrarse en la tarea y en su compañero.

 

Si Hobbamock se lamenta por no haber comprado nada, ella prácticamente llora internamente por no leer el material de Estudio de Runas Antiguas que, obligatoriamente, tiene que haber en la biblioteca del Departamento de Misterios. Es fácil traducir las runas, sólo hay que buscar el caracter en la larga lista, pero complicado es entenderla y saber cómo usarla para hacer magia. Ellie supone que la magia de las runas no es tan literal como la de un encantamiento, con un efecto en específico, sino más... abstracta, como las bendiciones y maldiciones que hacen los magos africanos mediante gestos de las manos.

 

Por eso, cuando su compañero sugiere que quizás no haya que buscar significados literales, no sabe qué decir. Ella suele guiarse por la teoría muy al pie de la letra. No es que no entienda lo que dice Hobbamock, pero es consciente de que es complicado, para ella.

 

―Sí, seguramente. No puede ser tan fácil, ¿cierto? ―repone, sacudiendo la cabeza con resignación. Sin embargo, toma otro libro más grueso, más que un simple "diccionario". Si bien Ellie en parte está allí por el mero gusto de ampliar sus conocimientos, lo cierto es que espera convertirse en una mejor bruja y una mejor Inefable.

 

Ansuz puede significar "boca", "sabiduría" o "palabra hablada". Representa el conocimiento y la transmisión de mensajes, e incluso buenas noticias o buenos consejos. También representa a Odín, y quizás por eso también se le adjudica el significado de "dios". El hecho de que hayan dierentes significados le confunde, pero supone que depende del libro y del enfoque de éste. La runa Dagaz se relaciona con el día o la luz solar, por lo que puede vincularse a un proceso de renovación o transformación para dar paso a un nuevo ciclo más próspero en la vida, o también usarse para anunciar el fin de la negatividad y la llegada del éxito en situaciones difíciles, de la misma forma en que el sol logra salir cada mañana. En cuanto a la runa Kenaz, representa la llama brillante de la inspiración divina, la creación mediante el fuego, la resurección mediante el sacrificio... lo cual le hace pensar brevemente en un ave Fénix, pensamiento que, distraídamente, comparte con Hobbamock mientras expone la paráfrasis tras leer sobre cada runa.

 

―Quizás no se refiera a dios, sino a conocimiento, el uso de la runa Ansuz. Y bueno, las runas Dagaz y Kenaz me parece que tienen un significado similar, no lo sé. Ehm, esto me hace pensar en la Biblioteca de Alejandría ―musita, recordando su visita al lugar junto al Cuartel de Aurores, durante una misión a la que fue adjuntada debido a sus conocimientos mágicos―. Durante los años, sufrió de actos de destrucción, entre los cuales hubieron incendios, pero la Universidad restauró el lugar, ¿no fue así? ―lo cierto es que si hay una materia en la que está "floja" es Historia de la Magia, y está todavía más floja en lo que se refiere a la comunidad inglesa.

 

Sin embargo, lo que no dice en voz alta, es que mientras más se explaya pensando en cada runa, más lugares en los que el conjunto de conceptos puede encajar se le ocurren... así son los humanos, buenos relacionando, buenos encontrando patrones.

Editado por Eileen Moody

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