Jump to content

Libro de la Fortaleza


Keaton Ravenclaw
 Compartir

Publicaciones recomendadas

Keaton miró a sus alumnos antes de que empezaran con la prueba, y la verdad es que la mayuoría se veían animados, menos Alessandra. Parecía como si algo la hubiera distraído o más bien desilusionado, pues una sombra se posó en su rostro. El Animago se extraño, ¿había algo que no le hubiera gustado de su explicación? ¿No lo había hecho de manera correcta? No, no era eso, él estaba completamente seguro de que había explicado todo a la perfección, sin embargo, la cara de la Delacour le sacó un poco de balance. Se acercó ante ella antes de que se decidiera por alguno de los tres caminos: el Primer Piso, el Sótano o la Planta Baja.

 

—@, ¿pasa algo? Te veo un poco desconcentrada, tu rostro se ensombreció de pronto ¿tienes alguna duda? no te quedes con nada, por favor, es mi deber ayudarlos a que comprendan y acepten al ciento por ciento los conocimientos de este Libro —Le preguntó el Ravenclaw.

 

Algo que no le gustaba a veces de sus estudiantes, es que en ocasiones éstos esperaban más de la cuenta, y si bien todos y cada uno de los Libros de Hechizos eran para hacerse mejor mago o bruja, no se podía, al menos el de Aprendiz de Brujo y el de la Fortaleza, eran para empezar a poner a prueba a los estudiantes para ver qué tan hábiles podían llegar a ser a la hora de enfrentarse a un combate o una situación de batalla. Y si no les veían ninguna utilidad, entonces era donde Keaton fallaría, pues él precisamente era el que estaba ahí, como representante de los Uzza, para que los chicos siguieran estudiando los libros.

 

—Si tienes alguna inquietud —Reiteró el Black Lestrange —De verdad con todo gusto me lo puedes externar —Puntualizó y esperó a ver la respuesta de la mujer.

YTJke.gif  ~+~ uGSfO2w.gif

LMqjPAM.jpg

 

 

Enlace al comentario
Compartir en otros sitios web

Sus ojos se cerraron cuándo la luz del sol le golpeó la cara, sus ojos se habían acostumbrado a la oscuridad que al sentir el sol le incomodó bastante, incluso le ardió la vista unos segundos hasta que logró pestañear un poco y que asi se acostumbren.

 

Un sonido a queja vino del centro del cuarto, un hipogrifo color mostaza estaba acostado en el suelo, al escuchar una ramita que aplastaron sus pies levantó la cabeza para verla con enormes ojos negros y peligrosos. Alessandra se asustó pero no retrocedió al contrario hizo una reverencia y el animal duró un par de minutos hasta que agachó la cabeza permitiéndole que se le acerque.

 

- Que ocurre?- le preguntó acercándose a él.

 

El hipogrifo sólo la miró y gritó cuándo le acarició el ala derecha, con cuidado la Myrddin dejó el libro entré sus piernas y reviso al animal que comenzó a quejarse otra vez. Era claro para ella que se había lastimado el ala con que no lo sabía Alessandra pero estaba segura que fuera lo que fuese había dejado unas buenas marcas en el hipogrifo.

 

- Tranquilo enseguida estarás cómo nuevo- le dijo.

 

Miró al sol y su amuleto, con el clima asi debía funcionar pensó, apoyó sus manos sobre el ala lastimada con la sola idea en sanarla, con sus manos juntas vio cómo comenzaron a brillar al igual que el amuleto en muchos colores apenas unos segundos cuándo retiró su mano la herida sangrante ya no estaba.

 

- Te lo dije- le dijo al hipogrifo que se levantó del suelo para mover sus alas -Ya estás curado- le dijo.

 

Con eso salió del cuarto, el sol y la tranquilidad se dispersaron enseguida al comprender que ahora debía ir a la sala del hospital. Su corazón se detuvo unos minutos y cuándo comenzo a latir lo sintió en todo su cuerpo. Si quería pasar el libro debía hacerlo porque sino lo hacía ahora la próxima vez que lo presentará seguramente habría una prueba igual a esa y no podía estar mostrandose insegura.

 

- Acabemos con esto- se dijo caminando al pasillo de la planta baja.

 

Miro su Anillo de Escucha activado, le ayudaria a escuchar si habia alguien en el lugar porque nadie se lo podía decir, con cuidado subió las escaleras, en el primer cuarto sólo se escuchaba el ruido de unos zapatos asi que avanzó hasta el último cuarto que no se escuchaba nada.

 

Al ingresar al cuarto un anciano estaba conectado a unos respiradores, tenía suero y varios objetos muggles para mantenerlo en vida de forma artificial. Verlo en ese estado le daba pena, sus abuelos gozaban de buena salud excepto por Galegra que no estaba en ese mundo pero al ver al anciano sintió pena y remordimiento, lo liberaria si pero no era su decisión sino de su familia.

 

- Lo siento tanto- no tenía mucho tiempo por si iban a verlo - Muffliato- apuntó a la puerta para después mirar al anciano.

 

Le quitó el suero y desconecto todos los aparato que comenzaron a emitir el pitido característico que la máquina había sido desconectada, el hombre comenzó a moverse por la camilla unos segundos, se sacudió su cuerpo y falleció enseguida. Sin saber que más hacer después aquéllo pensó en los médicos y cómo respuesta a sus pensamientos alguien venía hablando a solas.

 

- Agg estos dicen ser médicos y son unos farsantes- habló el hombre desconocido entré dientes.

 

Escondiéndose detrás de las puertas del cuarto sacó su varita de Vid - Salvaguarda Mágica- se apuntó a ella misma pero está vez ninguna sensación la siguió, sólo quería salir de ahí sin que la vieran.

 

Cuándo la puerta se abrió completa el hombre que murmuraba sólo corrió a ver al pobre anciano dándole la espalda, Alessandra traspasando la puerta no corrió pero si apresuró su caminata hasta llegar al primer pisó dónde se apoyó contra la pared a esperar que sus nervios se calmaran.

 

No estaba segura si la podían escuchar estando en el primer piso pero si mal no recordaba, aún con el libro en sus manos, estaba el anillo de bronce con el borde de oro - Anillo de Salvaguarda contra oídos indiscretos- lo tocó para que se activará 50 metros a la redonda sin que nadie la pudiera escuchar pero pensó en sus compañeros y profesor esperando que ellos sólo la pudieran escuchar.

 

Mientras buscaba un cuarto dónde esconderse rememoró la charla con su profesor. Cómo se había ruborizado al ver que se dio cuenta la molestia en su rostro y le pedía que no se quedará con ninguna duda.

 

- No es nada sólo que ¿porque el amuleto sólo funciona con el sol? Algo cómo eso creó que no debería estar tan limitado porque si en una batalla necesitará curar a otro o a mi mismo pero no se tiene la varita por X causa el amuleto sería inútil- le dijo al Ravenclaw su punto de vista.

 

En ese momento entró a una habitacion vacia, lo sabía porque con el anillo de escucha no sintió nada. Aspiró aire y fue hacía la ventana ¿que debía hacer ahora?¿ gritarle al profesor que ya estaba lo que les explico? Lo descartó a la primera porque el médico ya habría descubierto que alguien desconecto al anciano.

 

No quedaba de otra que salir por aquélla ventana, al menos era bastante bajó y con un saltó ágil y el milagroso hechizo para ser intangibles tocaría el suelo sin ninguna herida sacó nuevamente la varita de Vid no sin antes abrir la ventana - Salvaguarda Mágica- usó el hechizo y saltó al vacío, varias ramas la traspasaron pero no le hicieron nada hasta que llegó al suelo y corrió hasta dónde estaba el profesor.

 

- Creé que podamos ser seguidos?- le preguntó agitada y preocupada por el médico.

8Ld9VUG.gif| Teta-Darla-4.gif 

44SykDH.jpg

GSV2021-Sx-Ly-K-2.gif

 

Enlace al comentario
Compartir en otros sitios web

-Muchas gracias ya me di cuenta- comento el Lockhart a su maestro al momento en que intentaba recuperar su postura normal ademas del aliento, pues esa embestida había sido aun peor que la primera y le parecia increible que nle huebira roto las costillas aquel equino al golpearlo.

 

El rubio miro como el profesor con su varita hacia que las criaturas regresaran al bosque de donde provenian y hacia una señal a todos para que lo siguieran, la oscuridad del bosque era realmente impenetrable, no se alcanzaba a ver nada y de no ser por la luz del profesor no hubieran podido seguirlo, al cabo de unos cuantos minutos de internarse en el bosque el grupo llego a una cabaña un tanto abandona en medio del bosque , alli el profesor comenzo con la explicación y quizas con la parte que mas le llamaba la atención al Lockhart, en esa cabaña intentarian dominar los hechizos y los amuletos que les faltaba aun por aprender, todos entraron a la cabaña esperando justo en la entrada en donde el Black Lestrange dio las indicaciones de a lo que tendrian que enfrentarse.

 

Vio como alessandra tomaba de inmediato el camino hacia el sotano lo cual dejaba con menos opciones David y a el, rapidamente el rubio camino hacia las escaleras y subio hacia la primera planta, llevaba su libro con el justo bajo el brazo izquierdo, estaba un tanto nervioso de entrar a la habitacion, como sacerdote podia sentir la pena y el sufrimiento de los seres vivos y seguro que aquella probre criatura estaria muy mal, respirando hondo el rubio tomo la perilla de la puerta y recordo algo que habia aprendido como sanador, debia dejar de lado el sufrimiento o lo que el sintiera todo por no perder la objetividad y poder salvar una vida o tomar la mejor decision.

 

El Lockhart giro la perilla y entro a la habitación caso con los ojos cerrados por la enorme cantidad de rayos de sol que habia, el chico dio unos pasos hasta encontrandose con una Ashwinder muy mal herida, siempre le habian gustados las serpientes pero no creia que alguna vez le tocaria curar a una, el ojiazul puso en el suelo su libro y se acerco lentamente a ella sin dejar de mirarla a los ojos, sabia que el contacto visual era importante y sobre todo que debia mantenerlo sin importar lo que pasara, con delicadeza y puso sus manos sobre la serpiente poniendolas muy cerca de las heridas pero no lo suficiente como para tocarlas, pues si hacia eso seguro la criatura intentaria defenderse a toda costa, el chico de inmediato en su mente decia - curación-, casi en ese mismo intante pudo ver como las heridas de la sepiente comenzaban a cerrarse hasta que desaparecieron.

 

-Ahora estas mejor- le dijo sin dejar de mirarla a los ojos, sabia que la serpiente no le entenderia pues no hablba parsel pero tambien sabia que por sus instintos sentiria que el la habia ayudado y eso haria que no lo atacara, lentamente el rubio tomo su libro y salio de la habitación para con cauleta entrar en la siguiente, en ella al igual que la pasada habia mucha luz aunque tambien los colores claros con los que estaba pintada la habitación ayudaban a que la luz se viera aun mayor, el chico miro al enfermo que estaba alli en cama y dejando el libro en la esquina de la camilla se puso a leer el diagnostico del enfermo, estaba realmente grave y segun los papeles no duraria ni dos dias mas con vida por lo cual recomendaban desconectarlo, el ojiazul recordo las plabras de su profesor y con una sonrisa se pudo a un lado del hombre, sefroto las manos viendolo y mientras ponia sus manos en su pecho comenzo a observar los instrumentos, -Bien aqui vamos- dijo para el mientras se concentraba en dar la orden con su mente al amuleto, casi instanteneamente el hombre se veia con mas color, y los niveles de los instrumentos subian poco a poco, suponia que con eso el hombre se mejoraria pues si mal no recordaba quedaria como nuevo al usar el amuleto en el.

 

Salió con cuidado de la habitación despues de curar a quel hombre, llevaba ya el libro en su mano dispuesto a entrar en la tercera habitación, no sabia que le encontraria alli pero si sabia que debia leer el libro para eso, no decia como activar el anillo de escucha pero intuia que debia decirle que es lo que queria escuchar o mas bien que area, el rubio cerro los ojos y se concentro en la tercera puerta, suponia que alli habia otra prueba pero no lograba escuchar nada mas que el sonido del viento entrando por una ventana, le parecia raro pero aun asi abrio la puerta entrando en la habitación, en ella habia un sofa nada mas en medio de la habitacion, el chico sorprendido camino al sofa y penso que no queria que nadie lo escuchara, en seguida miro a todos lados y mientras brincaba gritó -He pasado la prueba, en tu cara Gryffindor- después de sacar eso de su cabeza el rubio volvió a sentarse y comenzo a leer el libro por unos minutos hasta que decidio salir de la habitación.

9wVhmKo.gifTIgZTWV.giffjvFKLd.gif
HwMr31q.jpg
http://i.imgur.com/J2All.gif

Enlace al comentario
Compartir en otros sitios web

Le hizo un gesto con la mano izquierda a su profesor, como si estuviese apartando una mosca que le molestaba cerca de la mejilla. Un movimiento de muñeca que podía entenderse como un “Está bien, no seas pesado”. Sabía que había cometido un error en su primer intento, pero no era necesario que se lo recordase. Volvía a poner en duda sus habilidades, pero no dijo nada al respecto. Puede que tuviera razón y que no fuera capaz de matar a esos caballos aunque se lo propusiese, no eran unos animales normales y corrientes, esto estaba claro.

 

El tiempo pasaba. Había logrado usar con éxito el anillo detector y esperaba que sus compañeros terminasen de superar esa misma prueba. Se alegró de no ser el único en cometer algún que otro fallo. Por si acaso, en todo momento, siguió pendiente del anillo, por si uno de esos caballos decidía volver a atacarlo aunque había demostrado que era capaz de protegerse con solvencia. Sin esperarlo vio como el profesor empezó a andar y comenzó a seguirlo, trotando los primeros metros para acercarse al grupo, antes se había alejado de ellos.

 

Después de unos minutos llegaron a una cabaña, la miró. ¿Pertenecería a alguien? ¿Quién podría vivir ahí? Lo cierto es que a él no le importaría vivir en un bosque lleno de criaturas, hasta cierto punto tenía que ser agradable vivir en la naturaleza con la tranquilidad que un pueblo como Ottery no puede otorgarte. No era demasiado lujosa, es cierto, pero a veces había cosas más importantes que el lujo. Se pasó la mano por el cabello mientras centraba su mirada de nuevo en el profesor expectante de saber qué sería lo siguiente por hacer.

 

El hechizo que explicó era el que más le interesaba de todos los que se aprendían. Era uno de los motivos principales, por no decir el principal, por el cual se había apuntado a la clase. Veía mucho potencial en ese hechizo, más aún cuando el profesor les explicó cómo funcionaba. Poder curarse a sí mismo, ya que dudaba de que decidiese curar a otro, sin consumir una acción… era increíble. Bien utilizado podía cambiar la balanza de un duelo en cuestión de segundos, eso le emocionaba. La última etapa estaba por empezar y tenía ganas.

 

Una vez más se limitó a escuchar. Todo lo que tenía que decir lo había dicho al principio de la clase y solo había servido para lograr disputas. Ahora prefería mantenerse en silencio y ser un mero oyente. Intentaba recordar qué tendría que hacer en cada una de las puertas. En total en esa cabaña debía de haber un mínimo de nueve puertas por lo que esperaba no entrar en una habitación por la cual uno de sus compañeros estuviese o hubiese entrado antes. Prefería no saber cómo lo estaban haciendo. Se centraría en sí mismo y en lograr pasar la etapa.

 

Allá vamos. —murmuró.

 

Como fue el último de los tres en reaccionar fue el único que no eligió su primer camino. Sus compañeros se habían ido por diferentes lugares y a él le tocaba traspasar el pasillo hasta llegar a tres puertas. No era necesario realmente, pero prefería no empezar por el mismo lugar que ellos, haría el orden de las pruebas de una manera diferente. No todos tenían que hacerlo todo igual. Había sacado el anillo que servía para salvaguardar contra oídos indiscretos y se lo había puesto. Había leído hasta qué distancia podía evitar bloquear el sonido, pero no necesitaba tanto. Llegó hasta la puerta y abrió una cualquiera, entrando en el interior.

 

Calculó cuantos m2 tendría la estancia y bloqueó su anillo para que dijese lo que dijese, ya fuese murmurando o gritando nadie pudiera escucharlo, nadie que estuviera fuera de la sala. Empezó a gritar como un loco, con todas sus fuerzas. Si lo había hecho bien ninguno de sus compañeros, ni nadie, podría escucharlo. Seguramente sabría con exactitud si lo había hecho bien si ninguno de los otros tres le mencionaba nada. Puesto que si alguno de ellos le hubiese escuchado seguramente le llamaría la atención ese grito que había pronunciado. Suspiró intentando recordar qué más tendría que hacer en esa habitación. Buscó en su mochila y sacó un nuevo anillo que se puso.

 

El Anillo de Escucha. Eso de que no le importaba lo que estuvieran haciendo sus compañeros no era del todo cierto. Utilizó el anillo de escucha para intentar oír a sus compañeros. Quería ver si murmuraban, susurraban o decían algo que le ayudase a saber qué tal lo estaban haciendo. Esperó unos segundos puesto que no iba a pasarse ahí toda la vida. Al sentir que no escuchaba nada imaginó que sus compañeros estarían igual de concentrados para hablar como él. Se guardó ambos anillos y salió del lugar para dirigirse a la primera planta. Subió rápido y abrió una de las tres puertas. En la sala que entró nadie parecía haber entrado, bien.

 

Vio a un enfermo que agonizaba. Lo miró de arriba abajo y rodeó su camilla despacio, observando al individuo que no conocía de nada. ¿Qué le estaba pasando? ¿Qué enfermedad tenía que lo hacía estar así? Hace mucho tiempo atrás había trabajado en San Mungo, no tenía conocimientos sobre Primeros Auxilios, pero no sería la primera vez que tuviera que curar a alguien que no conocía de nada. Buscó en su mochila para sacar el Amuleto de la Curación y se lo puso al cuello. Los resultados seguramente no serían tan buenos como alguien que poseyera el conocimiento de Primeros Auxilios, pero bueno, era lo que había.

 

Aunque… ¿Por qué debería salvarte? Me da igual lo que te pase.

 

Le dijo al enfermo. Era verdad, le daba igual lo que pasase, pero no le daba igual suspender la clase del libro de hechizos. En esa sala, como en las anteriores, entraba la luz del Sol. Se movió hasta la parte de la sala donde el Sol llegaba y agarró el collar con las manos. ¿Qué intentaba hacer? Intentaba que el Sol reflejase en el collar. Cuando el Sol le dio, reflejó la luz en bonitos destellos de colores. No sabía si eso tenía alguna utilidad, pero una vez que eso sucedió se acercó al enfermo poniendo sus manos apuntando hacía él. Como por arte de magia el enfermo pareció curarse en cuestión de un segundo. Sin esperar que le diera un gracias salió de la habitación para ir hasta el último lugar.

 

Le tocaba ir al sótano. Bajó corriendo, quería acabar pronto. Abrió una de las tres puertas y al entrar vio que un hipogrifo estaba allí, sano y salvo. Ahí no era. Cerró la puerta y volvió a abrir otra. En la siguiente había un león. Un hermoso león con un hermoso pelaje. Un león que recordaba al del escudo de Gryffindor. Parecía herido, muy herido. No se movía y tenía la mirada perdida. Esa no sería la curación de un humano a un animal, sería la curación de un león a otro león. Se acercó de manera lenta y lo acarició con sumo cuidado.

 

Tranquilo, aquí estoy. Dentro de poco podrás comer tejones, serpientes, águilas y lo que se te ponga por delante.

 

Seguramente en su alimentación no entraba ninguno de esos tres animales, no eran lo suficientemente buenos como para ser alimento del Rey de la Selva, pero sus palabras iban relacionadas con la discusión del principio. Bien, sacó su varita y apuntó al león. Pensó en el hechizo Curación y de inmediato las heridas del león se cerraron. El león pareció más animado al instante, estaba comenzando a ponerse a cuatro patas después de a saber cuánto tiempo, puesto que no sabía cuánto llevaba ahí, tumbado y herido. Sin embargo no lo vio en su máximo esplendor, antes de que el animal se diera cuenta el joven había salido del sótano.

 

Y entonces, una vez terminada las tres etapas y haberlas superado con éxito se fijó en una puerta que antes no había visto, una puerta que esperaba que le llevase a la Prueba definitiva, era la hora de demostrar que había aprendido todo. Era la hora de demostrar que era merecedor de aprobar el libro….

Harry-and-Ginny-harry-james-potter-96641

Enlace al comentario
Compartir en otros sitios web

Guest
Esta discusión está cerrada a nuevas respuestas.
 Compartir

Sobre nosotros:

Harrylatino.org es una comunidad de fans del mundo mágico creado por JK Rowling, amantes de la fantasía y del rol. Nuestros inicios se remontan al año 2001 y nuestros más de 40.000 usuarios pertenecen a todos los países de habla hispana.

Nos gustan los mundos de fantasía y somos apasionados del rol, por lo que, si alguna vez quisiste vivir y sentirte como un mago, éste es tu lugar.

¡Vive la Magia!

×
×
  • Crear nuevo...

Información importante

We have placed cookies on your device to help make this website better. You can adjust your cookie settings, otherwise we'll assume you're okay to continue. Al continuar navegando aceptas nuestros Términos de uso, Normas y Política de privacidad.