En un bar

[Orión Yaxley]

Golpeaba con los dedos la mesa de madera. No es que estaba impaciente, más bien, aburrido. Había terminado ya de sacar sus conclusiones sobre la gente del lugar. Algo que él solía hacer mientras esperaba a alguien era sentarse a observar el lugar. Tiraba hipótesis dependiendo de cómo iba la gente vestida, o las expresiones que usaban. Hablaba de corazones rotos y espías internacionales. Grandes filósofos escondidos en trabajadores de fábricas. Cosas así.

 

Tenía su varita escondida dentro de uno de los bolsillos de su chaqueta de cuero. Llevaba el cabello un poco desordenado, dejando que el cobre natural y el azul de las puntas se mezclen de forma “armónica”. Su barba estaba un poco más larga de la que solía llevar. Tenía que recortarse. Bueno, y cuidarse un poco más también. Ahora sus ojos estaban en la puerta del bar, uno cualquiera del Callejón Knockturne.

 

Llevaba una remera blanca con alguna que otra mancha oscura, de grasa, o de birra recién derramada. Cerca del cuello, sangre seca de algún idi*** que quiso levantar una pelea contra el Mago Oscuro. Por último, unas botas invernales y unos pantalones normales.

 

Le había mandado un mensaje por lechuza a un aspirante al bando. Su nombre era Jeremy. Lo había visto ya en la reunión en el Caldero sobre una misión a la Myrddin. Tenía madera el muchacho. Sin embargo, Orión quería ponerlo a prueba primero. Sólo había indicado una hora y lugar para la reunión, por lo que el ataque iba a ser completamente sorpresa. Ponerlo en una situación de estrés seguramente le demostraría quién era en realidad, con toda su resolución de conflictos.

 

Sus ojos azules brillaron de emoción ante ver la puerta de la taberna abrirse.

 

Se levantó rápidamente, lanzando el taburete hacia un costado y pateando la mesa hacia delante. La varita la tenía en la derecha ahora y tras un rápido movimiento, gritó:

 

- ¡Sectusempra!

 

El bar sería el escenario de la pelea, quien era testigo de cómo un rayo esmeralda se desprendía de la punta de su varita para impactar en el pecho de Jeremy, que ya estaba dentro del lugar. Los separaban unos diez metros. Diversos faroles colgaban en el techo, como también muebles y estanterías con botellas de alcohol.

 

El resto de los clientes ni se preocuparon. Era algo normal ese tipo de peleas.

 

- Antes de hablar, prefiero que nuestras varitas lo hagan Jeremy.

[Jeremy Triviani]

Jeremy se vistió con unos pantalones de jeans negro y una remera negra del mismo color, se calzó con unas botas de cuero y sin cordones; luego pasó a quitarse sus anillos, cadenas y el cinturón para no quedar en desventaja. Solo agarro su varita y se encaminó al Callejón Diagon, tenía una cita con su tutor.

 

Camino sin prisa hacia el punto de encuentro, observo de lejos al bar donde sería el encuentro, apretó su varita en la mano y apuro el paso para ingresar por la puerta del bar sin dudarlo. Lo que sucedería a continuación tenía bien en claro que le sumaria o le restaría a su aspiración a ser un mago oscuro.

 

El vampiro no tuvo mucho tiempo de saludar a su contrincante ya que este solo le lanzo un hechizo al mismo instante de traspasar la entrada: -¡Protego! -lanzó casi inconscientemente al ver el rayo esmeralda acercarse hacia él. El escudo que salió de su varita de cedro lo protegió, mientras la mesa pateada por Orión, chocaba con fuerza contra el suelo.

 

-¡Incárcerus! -dijo el rubio, viendo como tres sogas separadas entre sí, salían volando de su varita para la primera impactar en las piernas de Orión amarrándole en forma circular las piernas y haciéndole caer al suelo, la segunda soga le impactó en el pecho enredándole ambos brazos con fuerza al costado de su cuerpo para que no pudiera moverlos y la tercera soga se enredó en su cabeza en forma de espiral cubriendo su boca y sus ojos en el proceso.

 

El Askar estaba muy atento a todo lo que lo rodeaba, era muy consciente de que su contrincante podía matarlo en un abrir y cerrar de ojos, pero no tenía miedo. Quería aprender de los mejores, y su oponente se encontraba entre ellos. Hizo un ademán con su cabeza en forma de saludo a su tutor.

 

 

@Orión Yaxley

[Orión Yaxley]

Orión puso su cara más seria hasta el momento. Saltó la mesa que había tirado y comenzó a acortar la distancia que mantenía con Jeremy. No hacía falta ser muy adivino para poder entender cómo se iban a desenvolver los siguientes sucesos. La mirada de las personas transmitía demasiado y pudo entender que, en Jeremy, había algo que lo bloquearía en realizar correctamente los encantamientos.

 

El rayo ya le había impactado. Tenía que hacer sólo un protego, sin embargo, unos balbuceos salieron de la boca del neutral. Heridas sangrantes se abrieron por todas partes en su cuerpo. Orión lo tomó del cogote con fuerza con su mano izquierda. Tampoco iba a dejar que su contrincante pierda la vida tan rápido.

 

Pensó en un Episkey.

 

Las heridas dejaron de sangrar, aunque seguían abiertas. Le soltó el cuello, dejándole además una Marca de Sangre en forma de espiral.

 

Logró separarse cinco metros de él. Escuchó en sus espaldas también un intento de Incarcerus que también terminó en la nada misma. Sonrió de lado, le había dado una oportunidad para vivir. La próxima vez no iba a ser tan generoso.

Giró lentamente su cuerpo y pensó en su siguiente hechizo. Se trataba de un Seccionatus. Así, tras mover lentamente su varita, doce medialunas resplandecientes aparecieron frente suyo, para salir disparadas directamente hacia el cuerpo del aspirante a mortífago. Orión prefería más los ataques con fuego, pero iniciar el día con tanto firepower podía ser un poco contraproducente.

 

- Vamos Jeremy. No me quites toda la diversión en un segundo.

[Jeremy Triviani]

Jeremy sintió su error antes de tiempo, el rayo esmeralda le impactó de lleno en el pecho llenándolo de surcos sangrantes con mucho dolor. Sus ojos estaban abiertos de par en par y estaba tan cegado por sus dolencias que no vio a Orión acercarse, hasta que lo tuvo encima, agarrándolo del cuello. Observó a su contrincante a los ojos y se sorprendió al notar que estaba curando sus heridas. Estas dejaron de sangrar de inmediato, y el dolor bajó un poco.

 

-Gracias….-llegó a decirle al peliazul mientras este lo soltaba, y se alejaba dándole la espalda.

 

Cuando se detuvo y giró de nuevo hacia él, los separaban cinco metros. Una distancia digna para lanzar hechizos. El vampiro sabía que estaba enfrentándose a un experto en duelo, y que debía aprender de sus movimientos. Era su tutor y sabía bien que dependía de él que saliera vivo de allí.

 

-¡Avis! –Doce pájaros salieron volando de su varita para estrellarse con las medialunas de Orión. Protegiéndolo de recibir más daño.

 

“Episkey” pensó y al instante el efecto empezó a actuar, cerrando las heridas de su cuerpo por completo. El rubio ya estaba de nuevo en carrera.

 

-No lo haré, señor. –Dijo pensando en ser obediente, pero no cobarde - ¿Eso solo tienes para mí?

 

 

@Orión Yaxley

[Orión Yaxley]

Sonrió al verlo levantarse. Las doce medialunas salieron disparadas hacia su objeto. Pero las aves… El problema del avis era que actuaban como un ente solo. Si se morían tres pájaros, el resto desaparecía. Y es que, así había sucedido en esa ocasión. Algunas medialunas quedaron a medio camino, pero, la mayoría, quedaron clavadas a lo largo de su rival, dejándole heridas importantes.

 

Entrecerró los ojos. Podía lanzarle algún hechizo mortífago, pero sería meter demasiadas variables. Optó por rascarse un poco la barbilla y buscar alguna mesa en dónde apoyar su trasero. Se le estaba acabando el tiempo.

 

- Sectusempra.

Esta vez lo dijo con soltura y agitando rápidamente la varita, como obligando al rayo a salir de alguna manera. Es que, ni bien terminó de despegarse el rayo plateado, Jeremy optó por curarse las heridas del anterior.

 

- El viejo y confinable.

 

Ahora le quedaba una última acción. Sabía cómo podía terminar de poner en aprietos al aspirante a mortífago. Le interesaba ver cómo reaccionaba ante los siguientes ataques. Arrugó la nariz al ver cómo en el bar no quedaba nadie después de tanto intercambio de hechizos. No podía creerlo. Inglaterra sí que se había vuelto susceptible ante tanta batalla.

 

- Expelliarmus –volvió a hablar.

 

Otro rayo plateado, esta vez, si no se protegía, su varita saldría volando cinco metros a su derecha, a merced de que el Mago Oscuro la invocara.

[Jeremy Triviani]

Jeremy noto que su hechizo no había sido el más indicado, inevitablemente los pájaros al chocar con las medialunas, desaparecieron sin terminar de bloquearlas, por lo que pudo sentir el dolor cuando se incrustaron en su piel recién curada. No pudo callar un grito de sorpresa mientras retiraba algunas de las medialunas, ya que otras habían sido desviadas.

 

El sectusempra de su padrino le dio de lleno en el pecho dejándolo aún más adolorido que antes, esta vez sí que sentía como la sangre manchaba el suelo del bar, escurriéndose por sus cortes. La gente había desaparecido de allí, huyendo seguramente para evitar que el poderoso mago que tenía enfrente, decidiera practicar con ellos.

 

-¡Silencius!–grito haciendo que a su oponente no pudiera invocar el hechizo.

 

“Episkey” pensó para curarse del ataque y dejar de sangrar, estaba débil y prácticamente molido, pero no descansaría hasta caer muerto. El rubio sabía que eso no tardaría en llegar. No podía compararse con Orión ni de broma. Todavía tenía mucho camino que recorrer para llegar a esas alturas.

 

-Tienes estilo, padrino –Lo halago con una sonrisa. Todavía tenía algo de humor a pesar de su estado.