Tamesis Park (MM B: 111180)

[Oniria]

Sísifo:

 

 

 

Cerré los ojos cuando acarició mi mejilla. Pareció que sólo pretendía rozarla, corroborar su solidez. Sus dedos se deslizaron sobre mi piel sin llegar a tocarla del todo. Cuando giró el rostro la agarré con firmeza de la mandíbula para obligarla a mantenerme la mirada. No resistí demasiado, suspiré hondamente y dejé caer mi cabeza en el hueco de su hombro. Sentí cómo mi pecho se contraía en un amago de grito, pero no emití ningún sonido, sólo apreté la frente contra su cuello.

 

No sé cuánto tiempo pasó hasta que me armé de valor para incorporarme. Clavé mis ojos en los suyos, percibí cómo la sangre huía de ellos paulatinamente, conforme la ira se disipaba. Después sólo quedó el vacío, el espacio de un páramo desolado, el corazón inhóspito. En ese vacío hubiesen cabido todos los lamentos imaginables. Sin embargo, en comunión con la tristeza sentía una euforia indescriptible. Leah había vuelto. Estaba viva, a salvo. Sus ojos vibraban.

 

––La próxima vez que te marches... ––murmuré––, escríbenos de vez en cuando.

 

Deshice el amarre, la solté, apoyé el peso en mi rodilla y me senté frente a ella. Desvié la vista hacia la corriente. El agua continuaba con su labor de destrucción, restituyendo sus contornos inagotablemente. Era incapaz de recordar qué aspecto tenía segundos antes. Aquel río sólo duraba un instante. El tiempo, el agua y la memoria son la misma cosa, pensé, una energía de depuración ininterrumpida. La miré con el terror de quien ha comprobado la finitud de todos los seres. Y volví a lanzarme a ella. La abracé con fervor. Insomnia, Baleiro y Oniria estarían muy felices de su regreso.

 

––Te odio. ––Musité. Pero la entonación ponía de manifiesto que sólo era un eufemismo para esconder un amor que no podía expresarse con palabras.

 

@@Leah Snegovik

[Leah Snegovik]

—Lo sé —respondió en voz baja.

 

Sus brazos encontraron solos el camino entorno a su cuerpo, lo mantuvieron tan cerca de ella como podía. Inhaló su aroma, descubriendo las maravillas de una vida sumamente muggle en un mundo completamente mágico; el líquido de las fotografías, el tabaco, el dulzor inconfundible de la tinta de bolígrafo. El alivio que representaba esa mezcla era absoluto, como meterse a la cama después de un día difícil. Sísifo era el refugio perfecto. Habría invertido miles de vueltas de un reloj de arena en detallar ese pequeño encuentro, calculando la suavidad de su mejilla y contando la cantidad de poros que se erizaban con el contaco de sus labios.

 

Las esporádicas ventiscas azotaban su rostro, le preguntaban constantemente por qué había hecho semejante cosa. Y la verdad, no lo sabía. Con los dedos acariciando la nuca de Sísifo y perfectamente encajada en su pecho, ¿por qué había tenido que irse? ¿Por haberlo perdido todo? No... Lo apretó un poquito más, solo porque perderlo a él sería perderlo todo. Se separó para mirarlo otra vez. Esos ojos, esa nariz, esos labios. Sin pensarlo, se inclinó hacia delante y lo besó.

 

—Aprenderé a escribir poemas, solo si eso puede lograr que te haga entender lo mucho que lo siento. Siento haberte dejado, siento no haber escrito. Siento no ser capaz de decirte lo mucho que te eché de menos.

 

Hizo una pausa muy larga.

 

—Te amo, nunca dejé de hacerlo. Si vuelvo a irme, prometo llevarte conmigo. Si quieres venir, claro...

 

 

@Oniria

Editado 3 de Julio del 2019 por Leah Snegovik

[Riuu]

Había caminado mucho pero no era eso lo que le cansa sino las continuas advertencias de Frederick, algunos sitios ni siquiera se acercaron, ya sea por la apariencia exterior, el ruido que captaban o el olor no tan grato de algunos locales, Frederick parece disco rayado:¡No!estoy seguro que no es un buen lugar...¡es peligroso! Busquemos algo más apropiado.

 

Obediente, Riuu se pregunta hasta que momento hallar algo que sea adecuado y seguro, la esperanza está por perderla y da suspiros por la falta de explorar, cree que ya no podrá soportar más pero Frederick le hace reconocer que no todos los locales son sitio para un niño mago como él... y hay que recordar el peligro de la guerra, ¡como si no fuese suficiente haber perdido la memoria!

 

Arrastra un poco sus pies, desea tener algo interesante que ver y hacer...Frederick se Felícita porque hasta ahora no han tenido problemas solo problemitas ...lo que menciona que es así por su excelente labor. Eso provoca que Riuu esboce una leve sonrisa:

 

—Cierto...si qué haces un buen trabajo pero tengo muchas ganas de un juego...—Riuu camina cabizbajo, hace horas que están en la búsqueda de un buen lugar y la impaciencia está por hacer presa de él. Al menos recuerda bien como ir a la pizzería...avanza otras cinco cuadras y es cuando visualiza aquel parque.

 

Sus ojos azul oscuro se iluminan por la alegría—¡Un parque!Frederick ¡mira!¡anda, vamos!-Dice Riuu con gran emoción y va a la entrada mientras Frederick aconseja no ir tan rápido, el niño mago está feliz y se adentra al parque, ve la cabaña qué hay a un lado y no va a ella porque ve a un curioso gato, muy parecido al que vió en aquel lugar con las ranitas de colores en los muros...

 

Estira su mano con la intención de acariciar el animal y el grito de advertencia de Frederick asusta al gato y también a Riuu, ya se hace costumbre esas negativas, para Riuu es como un zumbido intenso, pero es la única forma de mantenerse a salvo, si recordará, quizá no tuviera esos problemas...

 

Hay mucho que admirar en el parque, Frederick aconseja no tocar las plantas que no conoce...Riuu se enoja porque “todas las plantas” en esté momento le son desconocidas... pero no desea tener sarpullido o alguna otra reacción molesta, parece que lo único seguro es mirar y continúa su andar por el parque. Andando, andando, llegan al área de juegos y muy feliz, Riuu va hasta ahí para jugar...¡qué divertido! Su risa contagia a Frederick y este se sienta para mirar como juega Riuu, tal vez y sea un día estupendo y no necesite alterarse por el peligro.