Historia de la Magia

[Anne Gaunt M.]

Asintió al saber que el muchacho prefería que le tuteara. Era lo normal, claro, pero le gustaba preguntar por aquellas personas que preferían un trato... más formal. En cualquier caso, estaba más cómoda en aquel ambiente. Eileen le habló sobre sus orígenes, a lo que Anne fue asintiendo de vez en cuando para demostrarle que la estaba escuchando. Luego le habló de su interés por el Ministerio de Magia británico, haciendo alusión a un hecho del que ella también había oído hablar. Pero le interesó ver que lo trataba con suma discreción.

 

— Yo también conozco esos rumores, aunque no te puedo confirmar que el Ministerio se construyera entorno a... eso. ¿Eres inefable? Te muestras tan cauta como uno de ellos —le dijo. Comprendía bien ese comportamiento—. Yo fui inefable hace muchos años, así que conozco bastante del departamento de Misterios. Y aunque ahora trabajo en algo distinto allí, sigo teniendo algunas conexiones con ellos que me permiten conocer parte de sus investigaciones. No obstante, como te decía, no existe registro que afirme este hecho. Y si existe, yo lo desconozco. Pero es un tema interesante, ciertamente.

 

Los temas que tocaban puntos históricos que no tenían confirmación en la actualidad eran muy interesantes, por supuesto. Para un historiador, cualquier historia de ese tipo se puede convertir en una búsqueda incansable para encontrar la verdad. Y si no, que se lo dijeran a ella en su última excursión a Egipto en busca de aquella dichosa madera de propiedades espectaculares sobre la que había leído en un pergamino antiguo de procedencia desconocida. Aquellas conversaciones la hacían sentirse cómoda a pesar de que no era a lo que estaba acostumbrada en una clase de Historia de la Magia. Pero igual era interesante conversar, en lugar de visitar.

 

Lo que no le permitía estar a gusto en aquel momento era el tema que querían a mantener a flote el otro alumno. ¿Quién se anotaba a una clase de Historia de la Magia para hablar de política actual? Si es que podía denominarse así de lo que ellos estaban hablando.

 

— Exacto, que antes estuvieran mal no significa que ahora lo estén. Eso es lo lógico, y no creo que se viva tan mal aquí actualmente —repitió ella, sin entender adónde quería llegar. Había trabajo para todo el que quisiera trabajar, una línea de comercios siempre en crecimiento y uno de los mejores sistemas educativos del continente; no veía decadencia por el simple hecho de no ver a su abuelo Crazy paseando por el Callejón Diagon. A lo mejor se había perdido el atentado que había sufrido en uno de sus negocios, donde habían tenido que rescatarlo a toda prisa en colaboración con el departamento de Accidentes Mágicos. Si ella fuese ministra, tampoco iría paseando por la calle alegremente ante riesgos como ése. No, Hobbamock hablaba de otra cosa. Bandos, hablaba de bandos. Y por supuesto, ella lo había sospechado desde el principio pero no iba a entrar en su juego. Básicamente porque no era un tema que ella tomase a broma, ni que quisiera mezclar con su trabajo como profesora—. Hablas de tres gobiernos como si estuvieras inmerso hasta el cuello en ellos. No quiero ni siquiera oír hablar del tema entre estas cuatro paredes, Hobbamock. El terrorismo no es un tema que se deba tomar a la ligera, ni tampoco acusar de actuar o no a personas a las que no se conocen.

 

Sus palabras fueron cortantes, lo suficiente como para que entendiera que estaba excediendo el límite. A su parecer, el chico no había acudido a clases con interés en la materia y pretendía encontrar respuestas a unas preguntas que nada tenían que ver con la institución. ¿Quería quejarse sobre el Ministerio? ¡Que fuera hasta allí a hacerlo! Bastante tenía ella con atender sus investigaciones y sus clases. Entre otras cosas, claro. La amabilidad había desaparecido del rostro de Anne, que ahora miraba con gesto impertérrito a Hobbamock mientras Eileen guardaba silencio.

 

— Antes de continuar, quisiera saber si vais a insistir en esta línea que queréis tomar. De ser así, me negaré a continuar con la clase, lo siento. Soy historiadora, no periodista. Como dije antes, trabajo con hechos históricos y no con rumores. Así que si lo que buscáis es sensacionalismo, estáis en el lugar equivocado —se cruzó de brazos, con el ceño fruncido, sin apartar la mirada de sus dos alumnos. No iba a ceder en aquel tema bajo ningún concepto.

[Juliens]

Se esfuerza por no sonreír y lo logra. Mira a Ellie de reojo, esperando que ella entendiera lo mismo que él. Aunque Hobb intenta volver a confiar, y lo hace bastante bien desde que conoció a algunos de sus compañeros de bando, sabe ahora que su profesora no es de fiar y que quizá debe andar con cuidado y decir lo justo para no meterse en problemas. No le interesa ya la clase pero se queda, espera aprender algo interesante incluso sabiendo que no se hablará del deterioro de la sociedad mágica británica.

 

—Yo opino que son tres gobiernos por la estructura de poder que tienen. Son una imitación un tanto burda de un califato ambos grupos terroristas; imagino que ambos esperan llegar al poder, o no seguirían en esa guerra absurda que ha matado a tantas personas —dice con mucha naturalidad, esperando que el tono que usa transmitan lo que espera transmitir: un poco de inconformidad pero al mismo tiempo una especie de disculpa no pronunciada por tocar un tema que la profesora dice ser sensible —Esperaba entender como es que la gente dejó que eso sucediera, lo pregunto porque en mi país los nomajs se enfrentaron de la misma forma. Se mataron unos a otros. Y le prometo que dejaré de lado el tema, la situación actual es parecida a cuando Riddle controlaba el Ministerio. Gente asustada, gente desaparecida y gente muerte.

 

Por el bien de la continuidad de la clase da por zanjado el tema, al menos de momento, y decide que es mejor llevar sus preguntas por otro rumbo. Aunque en el fondo le gustaría seguir hablando, seguir preguntando acerca del tema que le interesa. La bruja es historiadora, lo sabe. Pero también sabe que probablemente si alguien experto en la historia del país se detuviese a analizar la situación encontraría similitudes entre el clima actual de Gran Bretaña y el la época en que Riddle ascendió al poder.

 

 

—Podemos entonces hablar de otra cosa ¿Qué fue de Harry Potter?

[Anne Gaunt M.]

Había algo extraño en la mirada de Hobbamock. Incredulidad, sobre todo. Pero Anne no alcanzaba a entender el porqué, no había nada entre lo que buscar en la conversación que estaban manteniendo, salvo el hecho de que a él parecía no interesarle ni un ápice de la asignatura que ella impartía. Y lo lamentaba, por supuesto, como gran amante de la historia que era.

 

Se esforzó por mantenerse en su papel de profesora, paciente y comprensiva, a pesar de que había lanzado una especie de ultimátum unos instantes antes. Y aunque el muchacho volvió a tocar el tema del que ella se había negado a hablar, decidió esperar a que acabase para no interrumpirle. Ante todo, educación. Le resultó graciosa la comparación entre los "grupos terroristas" y los califatos, pero decidió guardarse aquello para sí misma. Al fin y al cabo, todos eran libres de pensar de forma distinta sobre unas u otras situaciones. Pero guardaría el rostro de aquel muchacho en su memoria, quizás le sirviera más adelante. Y también el de la muchacha, por si acaso, pues parecían tener alguna relación más allá de la de compartir clase por cómo se observaban según quién iba hablando. La última vez había sido él a ella, con una mirada por el rabillo del ojo antes de seguir con sus impresiones sobre la situación de la sociedad inglesa actual.

 

— Ciertamente suena a cuento de terror, Hobbamock. Estaré más atenta a los indicios, quizás debiera prestar más atención a las personas que a los libros —le respondió con amabilidad—. Es más, con esas últimas y fatídicas palabras me has recordado a la Guerra del Peloponeso, aunque aquí había más gente y más poderes. ¿Has oído hablar de ella? Se enfrentaron numerosas ciudades-estado griegas agrupadas en dos asociaciones político-militares: la Liga de Delos, encabezada por Atenas y la del Peloponeso, dirigida por Esparta. Fue una guerra que tuvo varias... partes, por así decirlo. Pero en todas había lo que describes: miedo, desapariciones y sobre todo muertes. ¿Sabéis que, aunque los muggles lo estudian como un conflicto social y político, en realidad había muchos magos mezclados en aquella sociedad? Sin ir más lejos, hay documentos que afirman que el consejo de Agis II estaba formado, casi en su totalidad, por magos de la época que muy posiblemente manipularon la guerra para decantarla a su favor sirviéndose de artimañas... y de elfos domésticos, que se infiltraban en el campamento enemigo para envenenar la comida. Y Pericles, ¡Pericles! Os debe sonar el nombre. También él era mago, y pensó que su poder bastaría contra Esparta... pero, como ya sabréis, no fue suficiente. ¿Conocéis algo sobre todo esto?

 

Su tono había variado en cuanto había entrado en materia, hasta sintió que se le escapaba alguna sonrisa sutil mientras hablaba a sus alumnos. Sí, era una entusiasta de lo antiguo y de las intrigas del pasado. Incluso había creado portales en otras clases para viajar el pasado y poder ver aquellos hechos con sus propios ojos acompaña de los alumnos de ese momento, haciendo de las clases una actividad dinámica y muy instructiva.

 

Pero Hobbamock realizó una pregunta más y la Gaunt sintió que era como si se le cayese el mundo encima. ¿Harry Potter? ¿Quién prefería hablar de Harry Potter en lugar de visitar la Antigua Grecia o vivir un rato en la época de la rebelión de los duendes? No cabía en sí del asombro. Además, aquel personaje por el que le preguntaba tenía mucho que ver con Riddle y lo que ella le había dicho que no quería hablar. No podía evitar pensar que había acudido a su clase con el afán de molestarla, dadas las circunstancias.

 

— Vivió su vida como cualquier otra persona, Hobbamock, eso fue de él. Consiguió un trabajo en el Ministerio, se casó con su amor de toda la vida y tuvo varios hijos. Tres, si no me falla la memoria —le respondió, esbozando una sonrisa que no terminó de ser del todo auténtica. Aunque tampoco era algo de extrañar en alguien como ella—. Fue una persona importante, ciertamente, sobre todo en algunos acontecimientos relacionados con Hogwarts. El niño que vivió, le llamaban en su momento. Toda una leyenda.

[Ellie Moody]

«No puedo creer que sea así de obvio».

 

—Sí, sólo he estado trabajando en Misterios un par de meses —asiente, resignada, con una pequeña sonrisa tensa en su rostro. Aunque normalmente no permite que el sentimiento de paranoia que flota por todo el departamento se le contagie, descubre que no le agrada que Anne diga, como si fuera lo más normal del mundo, que "conoce parte de sus investigaciones". Aquello le hace preguntarse si debería ser más recelosa con sus trabajos, pero, internamente, decide no pensar en ello de momento, para concentrarse en aquella particular clase. Sin embargo, tampoco le agrada escuchar que no hay registros sobre el fenómeno que le mencionó a la profesora. Bueno, quizá lo correcto es decir que le decepciona. Si tomó aquel curso, es porque hay misterios que los Inefables no pueden desentrañar con sus usuales experimentos e investigaciones, sino que hay que ser más bien un historiador.

 

Entonces, cuando la profesora se dirige a Hobbamock, puede sentir cómo el ambiente se tensa. Si bien Ellie es una persona más bien introvertida, es bastante empática. Lo cierto es que no conoce mucho a Hobb, pero sabe que hay algo en él... ¿cierto rencor, quizás? Que le hace insistir en el tema. Atribuye ello al hecho de tiene más tiempo que ella viviendo en Inglaterra, aunque ambos sean relativamente nuevos allí. Se da cuenta de que, de repente, siente bastante curiosidad. No sólo por sus preguntas y su discurso, sino que Ellie puede relacionar aquello con el hecho de que pertenece a la Orden del Fénix, intentando ayudar a las personas, como fue testigo de ello en The Hunters. Pero, por supuesto, aquel no es un buen lugar para preguntárselo. Interpretar miradas sí es algo que se le da mal, pero se atreve a pensar que Hobb está incómodo. «Ya será luego...». Aunque, ¿por qué iba él a responderle en cualquier momento, si apenas se han cruzado en un par de ocasiones?

 

Por otro lado, lo único que se atreve a pensar sobre la profesora, es que simplemente prefiere tener una clase más... ¿tradicional? ¿Tranquila? Anne no suena inglesa, mas relaciona su forma de actuar con lo que ha notado de los ingleses en general. Ellie es consciente de que aquel tema es complicado y delicado, pero piensa que la visión de un historiador o un antropólogo es importante. Ella está allí porque ella no lo es, pero sí tiene los conocimientos generales y, en sus recuerdos con un Hogwarts influenciado directamente por Tom Riddle, a veces encuentra paralelismos con noticias contemporáneas. Estudiar cómo el ciclo se repite, incluso intentar encontrar soluciones no violentas basándose en la experiencia de la sociedad mágica británica, debería ser algo bastante interesante. Pero no dice nada. Quizá sea un defecto, pero a veces prefiere callar para no sacrificar la comodidad.

 

Quizá por su desconocimiento en lo que considera más bien historia muggle, no es capaz de relacionar lo que dice Anne con las palabras de Hobb. Aún así, escucha atentamente. Cree haber escuchado hablar de Pericles, pero no como un mago, sino como un antiquísimo y destacado político muggle. El relato, sin embargo, sólo consigue dejarle un mal sabor en la boca.

 

—Lo siento, no había oído hablar de eso... —admite Ellie, aunque repite para sus adentros la información que ha escuchado, para guardarla— Por las barbas de Merlín, suena horrible —suspira, sacudiendo la cabeza. A veces, Ellie piensa en lo mucho que odia la segregación entre magos y no magos, por lo limitante que le parece. Pero, en otras ocasiones, piensa en lo terrible que sería que ambas comunidades convivieran, cuando existen personas que están dispuestas a hacer cualquier cosa para conseguir lo que quieren, aunque los medios no sean los correctos—. Pero seguramente no es el único conflicto entre muggles en el que los magos hemos "metido la varita", ¿cierto? —musita, con una mueca en su rostro— Yo he oído historias similares, aunque no sé si sean verídicas. Una vez leí un artículo interesante sobre Gellert Grindelwald y la Segunda Guerra Mundial... "Casualmente", el año en que Albus Dumbledore lo derrotó, la guerra acabó.

 

No se da cuenta de la reacción de Anne cuando Hobbamock menciona a Harry Potter, pero ella se sorprende levemente, como quien recuerda algo que es muy importante. Él es para la comunidad mágica británica, una de esas figuras importantes de la actualidad. No es para menos, por supuesto: todos conocen la historia de "el niño que vivió". Sin embargo, Ellie se pregunta si las personas piensan también en el ex-Auror Ronald Weasley y en la ex-primera ministra Hermione Granger, otras figuras importantes que, según lo recolectado sobre las hazañas de Harry Potter, tuvieron papeles muy importantes en las mismas. Supone que ninguno ha de ser muy mayor, pero es evidente que se han retirado del mundo mágico, quizá para descansar de tantos años agitados.

 

Aunque de repente se le ocurren varias preguntas, decide aguardar por lo que tenga que decir Anne sobre Grindelwald y la Segunda Guerra Mundial. No quiere saturarla de tópicos y ella misma prefiere hablar tranquilamente, de una cosa a la vez. Muy atenta a la clase, no se da cuenta de que el sol del mediodía ha avanzado en su curso y ya está entrando la tarde. La lluvia ha menguado, pero la luz en el exterior sigue siendo pálida.

[Anne Gaunt M.]

Evidentemente, el hecho de que Anne acertase con su pertenencia al dpto. de Misterios había incomodado a Eileen. Pero la Gaunt no iba a sentirse culpable por ello, no le veía el problema por ninguna parte. Pero, al igual que Hobbamock, parecía dispuesta a estar contrariada con cualquiera de las cosas que sucedieran en la clase. O más concretamente, con lo que ella dijera. Había poco que hacer al respecto, desde luego.

 

Tal y como había imaginado en un principio, la muchacha no había escuchado hablar de la guerra del Peloponeso. No era de extrañar debido a la evidente separación entre ambas comunidades: mientras que los muggles ignoraban en la mayoría de los casos la existencia de la magia, los magos no se interesaban por lo referente al mundo no mágico. Craso error, aquellos inútiles tenían cosas interesantes en su historia. Aunque aquellos pensamientos estaban bien ocultos en la mente de la Gaunt, que bajo ningún concepto dejaría que sus verdaderas opiniones quedaran expuestas ante sus alumnos. Menos aún con lo sospechosos que parecían con su extraña actitud hacía ella y su clase.

 

— Por supuesto, "nuestras varitas", por generalizar, han estado metidas en innumerables conflictos que los muggles no pueden ni imaginar. Ellos piensan que son asuntos enteramente suyos, y muchas veces sus problemas nacieron de acciones mágicas que nada tenían que ver con ello —y así era, por supuesto, como en el caso que ella acababa de citar—. Grindelwald, sí... hay datos que no se pueden comprobar, en ciertos casos, o compartir en caso de haberlos comprobado ya, por supuesto. Pero te acercas bastante con esa suposición, es un rumor muy fuerte que posiblemente tenga una base real. Poco más te puedo decir, lamentablemente. A Gellert Grindelwald sólo le interesaba el poder, y quizás se divirtió ejerciendo el suyo para malmeter durante aquellos años, mezclándose con el nazismo. Quizás Albus Dumbledore intervino después de tanto tiempo para derrotar a aquel mago oscuro precisamente para evitar que siguiera colaborando con el holocausto, entre otras cosas —comentó con Eileen—. ¿Qué más has escuchado al respecto? Quizás podríamos hablar un poco más de este tema, o incluso hacer una visita a Nurmengard a la prisión que fue su... "hogar" durante muchos años antes de que lo asesinaran.

 

Aguardó entonces para ver si verdaderamente sentían interés por el tema o lo habían sacado solo por hablar de algo y no entrar en su proposición de hablar sobre los conflictos griegos antiguos. Si les interesaba, no tardaría ni medio minuto en hacer un portal para poder ahondar un poco más en aquella parte de la historia mágica actual. Precisamente de ese tema sabía bastante, aunque no podía demostrar más de lo necesario para evitar sospechas innecesarias. En aquellos momentos era cuando más se alegraba de saber oclumancia. Aguardó, en silencio, para ver qué opinaban sus dos alumnos.

[Juliens]

Hobb recuerda el nombre de Harry Potter, y precisamente por eso es que pregunta. ¿Qué fue de él? Para Hobb, Harry Potter era un héroe. Su historia estaba llena de suerte y de sacrificios. Pero aquel mago no es ya un héroe ante sus ojos. ¿Cómo alguien tan poderoso no interviene en una guerra que con su ayuda se puede ganar? Pregunta porque espera que la bruja le diga algo distinto a lo mil veces escuchado, espera que Anne le cuente una historia sobre como Harry Potter y sus amigos murieron luchando en la nueva guerra; pero nada eso, lo mismo de siempre.

 

—Hay rumores que afirman que Gellert no se unió a los nazis, sino que más bien fue él quien susurraba al oído de Hitler. Y es algo que tiene mucho sentido, considerando que ambos pensaban de una forma bastante lamentable. Gellert buscaba pisotear a los nomajs y ejercer poder sobre ellos y sobre todos los magos que no estuvieran de acuerdo con él. Hitler buscaba hacer lo mismo, pero sin magia. Ambos se creían superiores por nacer siendo lo que eran.

 

Le interesa visitar aquella prisión en dónde Riddle asesinó a Gellert para hacerse con el poder de la varita de la muerte. Conoce las historias, conoce que al final de sus días Grindelwald aparentemente se arrepintió negándose a revelar al propietario de la reliquia. Sin embargo eso a él le da igual ¿Una buena acción puede anular todas las atrocidades hechas en vida?

 

—A mi me gustaría visitar esa prisión, ver dónde Grindelwald pagó con la muerte los crímenes que cometió durante toda su vida

Editado 26 de Marzo del 2018 por Hobbamock Graves

[Anne Gaunt M.]

— Mezcla no indica pertenencia, no me malinterpretes. Al señor Grindelwald le importaba un rábano todo aquello del nazismo, a grandes rasgos. Él actuaba por y para su propio interés, era una buena oportunidad para sus intereses. Aunque estos tampoco se centraban en la tortura de nomajs como tal —puntualizó la Gaunt ante las palabras de Hobbamock. Siguió hablando, aunque todo lo que dijo era relativo de ver. Pero era una discusión que prefería evitar con aquellos muchachos, que parecían con ánimo de rebatir y contraatacar con todo lo que ella dijera, a pesar de que podía ser muy interesante enfrentar unos y otros puntos de vista.

 

Como parecía que el chico sí que sentía interés por la propuesta que les había hecho, asintió con la cabeza y abandonó su semi-asiento en el borde de la mesa para colocarse a un lado de ésta, varita en mano. Mientras lo hacía, rió entre dientes por las palabras que usó para referirse a Nurmengard, y le miró de soslayo mientras mantenía en alto la varita, ya preparada para conjurar un hechizo.

 

— Chico, tus palabras constantemente suenan a sentencia. ¿Te has planteado trabajar como fiscal en el Ministerio? Tienes madera para ello —le dijo. Luego regresó la mirada al frente, hacia donde apuntaba con su varita—. Fulgura Nox.

 

El simple murmullo apenas audible para sus dos alumnos sirvió para que el aire vibrara de repente y, en pocos segundos, apareciese un portal frente a la Gaunt de dimensiones aproximadamente similares a los de una puerta normal y corriente, aunque con forma redondeada. La warlock bajó la varita entonces y miró a sus alumnos.

 

— Nurmengard está al otro lado, seguidme. Será una visita rápida porque no tenemos tiempo de pedir permisos legales para la visita ni tampoco mucho tiempo de clase ya, así que evitemos armar jaleo, ¿de acuerdo?

 

No les esperó, sino que cruzó el portal por delante de ellos para comprobar que no iban a aparecer ante nadie que no debiera verles. Pero no, estaban solos en aquella oscura estancia del interior de la prisión. Le habría gustado observarla primero desde lejos y luego entrar, pero era imposible: no existía entrada física en aquella prisión, había que entrar mediante aparición. O con un portal, como habían hecho ellos.

 

La estancia era oscura y lúgubre, y no había ningún sonido que diera señales de actividad ni allí ni en las salas contiguas. El motivo era que no existían salas contiguas, habían entrado directamente en la celda donde había vivido durante décadas el mago oscuro por el que se habían interesado sus alumnos. La warlock alzó la varita e iluminó el extremo de ésta para alumbrar un poco la celda. A juzgar por las apariencias y el olor rancio del aire, la Gaunt presumía que estaba en las mismas condiciones que cuando habían retirado el cuerpo del mago después de que fuese asesinado por su señor oscuro, pensamiento que ocultó junto con todos los demás con sus conocimientos oclumánticos para evitar problemas en caso de que alguno de sus alumnos supiese leer mentes. Había una puerta en uno de los extremos de aspecto fuerte, y posiblemente con encantamientos mágicos múltiples para evitar que fuese atravesada sin control previo de los carceleros. Sin embargo, en la estancia ya no había defensas mágicas puesto que no había nadie a quien debieran retener en el interior. El ambiente era húmedo y frío, tanto que le erizó el vello de la nuca. No era un buen lugar para pasar tantos años.

 

— Ésta es la celda donde Grindelwald pagó con su vida los crímenes que cometió —parafraseó a Hobbamock para comenzar la charla, sin mirar para ver si sus alumnos habían cruzado el portal ya. Habían tenido tiempo de hacerlo, así que no imaginaba porqué no habrían de haberlo hecho—. Como veis, las condiciones son de lo más precarias —señaló un catre en un extremo—. Supongo que no merecía otra cosa, claro está. Él mismo creó esta prisión con la intención de encerrar en ella a todos sus opositores, imagino que no previó que le encerrarían en ella hasta su muerte tiempo después. En cualquier caso, seguro que ya habéis oído hablar de Nurmengard antes. No tiene entrada o salida al exterior como tal: o te tiras por la ventana, que implicaría morir en la caída, o te sacan de la celda muerto, sea por la causa que sea. O exculpado, en caso de que se demuestre en juicio que eres inocente —les explicó—. La única forma de entrar es mediante aparición, y las celdas cambian de lugar cada cierto tiempo crear confusión en los presos y evitar intentos de fuga. Es una prisión muy segura, aunque las protecciones mágicas varían según la división en la que estemos. Ésta, concretamente, es la más segura de todas, pero ahora mismo no tiene apenas seguridad ya que no tiene preso al que custodiar. De todas formas, las que hay en el nivel que queda justo debajo son prácticamente iguales y, conforme vamos bajando, son un poco más corrientes para presos menos... peligrosos, ya sabéis —siguió diciendo. Calló entonces durante unos instantes, antes de mirar de reojo por un pequeño ventanuco que había en un extremo. En aquella parte de Europa ya era de noche, lo que significaba que el tiempo de clase estaba llegando a su fin—. ¿Tenéis alguna pregunta, chicos? De ser así, adelante e intentaré responder en la medida de lo posible. He visitado Nurmengard varias veces por algunas investigaciones, así que conozco buena parte de su estructura y costumbres. Pero, si no hay preguntas, me temo que tendremos que volver al salón de clases para finalizar.