Abuela vs Nieta

[Leslie Ashryver PB]

Alessandra aspiró el aire de aquélla tardé llenándose los pulmones con el delicioso aroma a las flores que rodeaban el círculo del claro dónde tendría un pequeño duelo con su abuela Mei. Había optado por tener el duelo en Argentina, más bien en la provincia de Misiones y esperaba que la Líder de la Orden recibiera su nota.

 

Su corazón palpitaba cómo un colibrí porque era la primera ve que tendría una batalla con alguien de conocimiento en duelo muy grande, era cierto que habia pasado el libro de la Fortaleza pero eso fue más que nafa pura suerte.

 

El viento soplaba con calma haciendo ondear su falda larga azul, había decidido ir muy liviana acompañada por una musculosa y sin zapatos para sentirse más cómoda, no sólo estaban readas de flores y hierba sino que había un montículo de rocas a unos 7 metros de dónde estaba ella pero a pocos metros de dónde, si tenía suerte, se pondría Mei. Además de unos troncos de cinco metros de largo estaban acomodados cómo para que alguien se sentará, se encontraban a 4 metros de dónde estaba ella.

 

Sintió una alteración en el aire al ver a su abuela llegar le sonrió y por una extraña razón las palabras de su profesor de la Fortaleza sonaron en su mente <<- Usas hechizos muy suaves Alessandra->> ella iba por el desarme y no por matar.

 

- Hola- saludó a la Delacour - recuerda que es práctica, quiero ver a mis hijos casados- le recordó.

 

A 10 metros de Mei alzó su varita de Vid lista para empezar con el duelo.

 

-Disparo de Flechas- pensó y de su varita salieron doce flechas directo a los órganos vitales cómo el corazón y pulmones si no los detenía.

 

 

@@Mei Black Delacour

[Mei Black Delacour]

Sí, todo había surgido en uno de esos extraños días en los que lograban reunirse alrededor de una mesa y, de forma tranquila, hablar, sin problemas de por medio que las apremiara, sin asuntos pendientes, sin urgencias. Solo ellas, hablando, pasando tiempo juntas. Mei había admitido llevar ya demasiado tiempo sin poder dedicarse enteramente a entrenar, y eso, aunque no lo dijera en voz alta, la carcomía. No era alguien hecha para sencillamente sentarse a hacer papeleo, fuera el que fuera, ella llevaba ya años intentando luchar, tomar acciones, ser parte del cambio, luchar por él.

 

Y al final, Memi había terminado por sugerir la idea de que practicaran en un duelo. Realmente la había tomado por sorpresa, porque de hecho nunca había tenido un enfrentamiento de ese tipo con su nieta. A pesar de que su cara podría haber dicho abiertamente que estaba bastante pasmada con aquel ofrecimiento, la misma cambió en cuanto sonrió de lado y aceptó la idea. A fin de cuentas era una oportunidad para retomar esa parte de ella que la caracterizaba.

 

Ella había elegido el lugar, y de verdad se alegraba que hubiese escogido un lugar en los parajes de Argentina, la tierra que la vio nacer y donde pasó la mayor parte de su infancia.

 

Apareció cerca de su destino, tal vez a unos metros más allá, por lo que caminó. Su atuendo habitualmente bastante pulcro, impecable y –para qué negarlo- apretado a su figura no lo lucía en aquella ocasión. Oh, no, cuando de entrenar se trataba, se lo tomaba muy en serio, por lo que vestía pantalón de jeans corto, una blusa sencilla junto a zapatillas deportivas. Caminó con prisa, hasta que al fin llegó al claro donde se encontrarían, notando que la muchacha ya se encontraba allí.

 

―Lamento llegar tarde ―respondió, luego de sonreír a forma de saludo, teniendo ya su varita en mano y observando todo a su alrededor con rápidos vistazos. Allí, justo a su derecha había un montículo de rocas, un poco más allá de los cinco metros; y más allá, más próximos a Memi que a ella misma, unos troncos de árboles que se notaban que llevaban ya mucho tiempo allí, pues la madera se veía totalmente seca―. Sí, sí, lo sé, lo siento, trataré de contenerme lo más posible, pero con tantas prácticas que he tenido con Lisa, admito que estoy acostumbrada a darlo todo. Es culpa de ella ―agregó, encogiéndose de hombros, fingiendo inocencia.

 

Caminó un poco más, quedando a un poco más de seis metros de Memi, y cuando se detuvo vio que ella atacó primero. Disparo de flechas, sabía que era el hechizo a pesar de que su nieta no había pronunciado palabra alguna. Tenía apenas unos segundos para pensar en qué hacer, y no tardó en decidirse.

 

―Floreus ―dijo, apuntándola con la varita, causando que su homónima quedara bajo los efectos del hechizo, saliendo un pequeño ramo de rosas rojas en lugar de su próximo conjuro.

 

Apenas terminó de hablar, algunas de las flechas dieron en ella, clavándose y causándole heridas leves. Pero a pesar de emitir varios quejidos y sentir un dolor considerable, no detuvo su atención en ello. No por el momento.

 

―Corpus Patronus ―con ligereza varios hilos color plata salieron de su varita y se unieron, dando forma a un hermoso ejemplar adulto de tigre de bengala, el cual se volvió corpóreo, quedando en medio de ambas Delacour, aunque más cerca de su creadora.

 

El felino macho era grande e imponente, con notables dientes y garras capaces de desgarrar la carne sin demasiado problema. Inmediatamente el animal, siguiendo el motivo por el cual había sido creado, se lanzó en dirección a Alessandra, interponiéndose en todo momento en la trayectoria más directa con su creadora para evitar ser atacada con facilidad.

 

―Muéstrame lo que tienes ―susurró, expectante por lo que haría a continuación su ahora contrincante.

 

Pero ahora era momento de llevar a cabo la última parte de su plan. Rápidamente se quitó las flechas que habían impactado en ella y las lanzó lejos, para luego pensar en una Curación que logró sanar todas las heridas leves que el impacto del hechizo le había causado. Ahora se encontraba tal cual había llegado al claro: totalmente sana.

 

 

 

EDITO con el consentimiento de @

Editado 8 de Abril del 2018 por Mei Black Delacour