Jump to content

♠ Casino Royale ♠ (MM B: 111331)


Eobard Thawne
 Compartir

Publicaciones recomendadas

Candela puso los ojos en blanco en cuanto escuchó esa media advertencia. No le gustaba que le dieran sugerencias que no había pedido y Eobard había empezado con ese pie. Pero decidió mantener guardado lo que pensaba, por el bien de su propia sociedad y de las buenas relaciones que sus intereses personales la obligaban a tejer. Cruzó las manos, encima de la barra, y se dispuso a observar los movimientos de su oponente.

 

Claro que su concentración duró muy poco con la llegada de Mathhew, quien venía acompañado de una jovencita pelirroja a la que no recordaba haber visto cuando llegó. La gitana se preguntaba si tendría algún dispositivo de rastreo incorporado, pues su hijo parecía encontrarla a cualquier lugar que fuera.

 

― Me gusta la idea de jugar a la ruleta. ―terció, ignorando el efecto de la tardanza del movimiento del Black Lestrange con las cartas― Es más, podríamos implementar la ruleta humana. ―elevó la comisura de sus labios, en una clara sonrisa maliciosa.― Sólo necesitaríamos un voluntario.

 

La bruja adoptó un gesto pensativo, o por lo menos lo fingía, hasta que elevó el índice en señal de habérsele ocurrido una excelente idea.

 

― Matthew podría servirnos. Ya que estás aquí... ¿Qué dices? ―no le estaba preguntando, no realmente― ¿Qué te parece perfecto? ¡Hombre, no se diga más! ―en ese momento habló casi en un susurro hacia Eobard― De ese modo, nos ahorramos galeones...

 

Además, así terminaría el trabajo que había empezado alguna vez y que no pudo terminar. Pero claro, eso no podía decirlo.

 

― A ver, ¿qué podemos usar como tablero? ―paseó la mirada gris por el lugar, como si su sugerencia hubiese sido aprobada.

 

@ @@Matthew B. Triviani

d9apmla-81cee8e5-ae8e-4972-ae18-a8b27455ry0MviC.gifCazador-TT.gif

y3QqRim.png

~ Mosquito ~          Ianello 

Enlace al comentario
Compartir en otros sitios web

--¿Destripadero? no me digan que ya... ¡Siempre llego tarde para la diversión!-- Comento abrumado.


Gruño ante las palabras de su padre, no dejaría que gastara el dinero que aun no poseía, no en sus manos, claramente. Obvio, todo lo que dijo fue para que las cartas explotaran rápidamente, nada mas que una simple distracción que no funciono porque el brujo fue mas hábil y con un encantamiento las detuvo dejando salir una leve cortina de humo... Comparada con la de un cerillo.


--Apruebo la idea de la ruleta humana, pero... ¿Donde me puedo colgar? obviamente, debería ser un circulo.-- Rodo sus ojos.


Quizás sorprendería su buena predisposición a ser el juguete de diversión de ambos, pero su personalidad sádica hacia que osara a intentar este tipo de cosas, realmente le divertía, no era algo que le disgustara y bueno, cuando las oportunidades se presentan había que saber aprovecharlas. Estaba pensando en romper una de las ruletas del casino y utilizarla, pero...



x2YiSbT.png

HdDMuO2.png

Enlace al comentario
Compartir en otros sitios web

Rió por lo bajo, cubriéndose con el dorso de la mano para no verse tan cínico. Algo imposible, siendo él. El juego de naipes parecida haberse movido a un segundo plan, por lo que se deslizó bajo la barra para poder abandonar el extremo donde se servían las bebidas.

 

-Fíjate que lo había pensado. -concedió, desplazándose para llegar a una de las mesas aún en su contenedor. -No lo de Matthew, desde luego. Él es un plus. No, me refiero a la ruleta humana; veré si la incluyo en los shows durante los intermedios de las partidas privadas.

 

Con varita en mano, se las arregló para sacar el contenido de la caja. Pero lo que les importaba en ese momento, era la ruleta. Hizo levitar la superficie circular en medio del pasillo que separaba las hileras de mesas, para que ahí tuvieron buena vista del juego. En lugar de la clásica combinación rojo-negro, la ruleta presentaba tonalidad verde-plateada, cual Slytherin. Una serpiente erguida, a manera de palanca, decoraba el centro.

 

-Siempre llegas a tiempo, Matthew. De hecho, como fuiste el segundo en llegar, te ganaste el premio de protagonizar la primera ruleta humana. Si eres tan amable de acompañar al señor White.

 

El calvo, que había llegado sin que nadie se diera cuenta, se posó a un costado de Matthew, extendiendo su brazo para invitarlo a seguirle. Posiblemente, el joven Triviani no iría ran fácil, por lo que estaba preparado para una trifulca, que esperaba no diezmara su negocio en tan poco tiempo. Se aproximó a Candela, que aún parecía buscar algo en la amplia sala.

 

-En dado caso que muera, habrá promoción dos por uno en cadáveres. -le susurró, cruzándose de brazos para observar la escena con el irlandés.

 

 

@@Matthew B. Triviani @@Candela Triviani

Arania.gif
ObiFirma.png
Gringotts.gif

 

Enlace al comentario
Compartir en otros sitios web

Largó una pequeña risa, encontraba muy divertida la idea de que alguien muera. Y más aún, gratificante el que sea su propio hijo. Un trabajo mal hecho debía tener solución tarde o temprano. Si la oportunidad se le estaba presentando en ese momento, quería decir que el karma aún no le había llegado. Y si lo había hecho, probablemente no estaba enterado de las acciones de la gitana.

 

— ¿Promoción? —preguntó enarcando una ceja para mirar a su compañero— ¿Ahora piensas vendérmelos? Vale, pero no te daré más que un knut. —hizo algunas cuentas con los dedos, lo que la hizo ver como una niña kinder.— Y la promesa de volver por más. —le dedicó la más adorable de sus sonrisas, para convencerlo de que no la echara.

 

Es que Candela podía ser bastante adorable cuando quería. O bueno, ella creía que lo era. La verdad es que tenía la impresión de que su sonrisa no encajaba muy bien en su cara, pálida y con ojeras pronunciadas. Pero lo intentaba, más cuando quería lograr algo.

 

— Bien, empecemos a jugar. —balanceó los brazos a sus costados, un posible calentamiento. Y sacó la daga de plata que guardaba celosamente en una de las aberturas de su vestido, a la altura de la pierna.— Si esa cosa va empezar a girar, —dijo señalando el círculo en el que el tipo calvo ayudaba a colocar a Matthew— deberían poner un balde a su lado, por si le da por vomitar.

 

Hizo un gesto de asco, se recompuso enseguida, y se preparó para lanzar primera.

 

@ @@Matthew B. Triviani

d9apmla-81cee8e5-ae8e-4972-ae18-a8b27455ry0MviC.gifCazador-TT.gif

y3QqRim.png

~ Mosquito ~          Ianello 

Enlace al comentario
Compartir en otros sitios web

  • 4 semanas más tarde...

Parecía llegar siempre en los momentos mas oportunos para la diversión de los demás, en este caso seria el primer protagonista de una ruleta humana, o un extraño experimento de su padre Eobard. Sin mas acepto el juego y se dispuso a participar, realmente no se preocupaba, siempre le seria placentero disfrutar un poco del dolor sobre su mismo cuerpo... Le recordaba la ves que se encontró con un sauce boxeador... Bueno, eso creería que no lo disfruto, no demasiado.

 

--Bueno, al menos espero que luego me den alcohol gratis, o deberé conseguirlo por mis propios métodos.-- Susurro.

 

--¡ESPERA!-- Grito cuando la bruja empuñaba la daga de plata. ¿Donde esta Matilda cuando se la necesita? Maldita psicópata.

 

Matthew aun no se había acomodado en la ruleta, era algo incomoda y sin ayuda tardaría un poco, la emoción de su madre por querer arrojarle una daga era notoria y en cuanto a su padre, de brazos cruzados como si tal situación fuera normal. Encogió los hombros con un quejido y suspiro pensando en que pasaría luego de que lastimaran gravemente al mago, porque claro, tirarían a quemarropa.

 

Realmente la sonrisa que tenia dibujada su madre era algo cínica ante el espectáculo, era totalmente perturbadora y desagradable, aun que debería ser linda cuando esta arreglada. (?) << Unos días en el spa nuevo que abrieron en el Callejón no le vendría nada mal. >>

 

--¡Comencemos!-- Sonrió con ironía y entusiasmo. --Pero hagamos esto mas divertido, ¿vale? ustedes deberían preguntar algo, si respondo mal, Candela lanzara una daga y si respondo bien, de todas maneras lo hará.--

 

@@Candela Triviani @

x2YiSbT.png

HdDMuO2.png

Enlace al comentario
Compartir en otros sitios web

  • 3 meses más tarde...

 

((Flashback))

 

Moscú, Rusia

 

 

"Años atrás"

 

 

El clima era típico de invierno, aire gélido y nieve por doquier. Los pocos transeúntes que caminaban por las calles llevaban grandes abrigos, gorros y bufandas que trataban de cubrirles del abrumador frío. Aunque aún era de día todo lucía muy oscuro. El viento ligeramente traía consigo un poco de nieve que calaba en las enrojecidas caras de las personas. Aún con ese clima congelador estaba parado un hombre de cabello negro con un abrigo y bufanda en su rostro. Un sombrero no muy llamativo para el frío y unos guantes gruesos en sus manos, que en ese momento estaban metidos en las bolsas de su abrigo. Su nombre era Camus y estaba sentado en una banca a las afueras de un edificio con cubierta. Donde unos arcos cubrían del viento de momento. Las luces lucían tenues alrededor dejando su figura oculta a miradas curiosas.

 

 

De pronto se acercó otro hombre caminando hacia su dirección. Vestía similar a Camus. Sólo que al pasar cerca de él sin que nadie se diera cuenta dejo caer un sobre blanco a sus pies. Sin detenerse ni mirarlo siguió caminando como si nada y se perdió de vista. Paso unos minutos hasta que Camus tomó muy disimuladamente el pequeño sobre, se levantó de la banca y guardandolo en sus bolsillos se dirigió a un edificio contiguo. Era una zona de tiendas algunas ya cerradas. Entró en una zona algo oculta y abrió rápido el sobre. Sólo tenía una dirección y una descripción . Tiró el sobre al suelo y sacando su varita de su manga deslizandola. Apuntó al sobre y una llama ligera salió de esta quemandoló por completo.

 

 

Llegó a la dirección indicada, era un bar atestado de gente riendo y bailando. Había música alegre con un par de mesas que los muggles llamaban billar. Tenía un segundo piso con mesas y sillas. Todo estaba hecho de madera pero de un estilo casual. La gente no vestía elegante ni muy común, parecía un típico bar alegre de la zona. Camus se adentró dejando su abrigo y demás prendas para el frío con una mujer encargada de guardarlas. Llevaba debajo del abrigo una gabardina negra con unos vaqueros azules. Fue atendido amablemente por una mujer en la barra, mientras pedía una cerveza muggle Camus buscaba su objetivo.

 

Le encontró en el segundo piso como había sido descrito en el sobre. Tomó su cerveza mientras subía con cautela pero muy casual. La punta de su varita lucía debajo su manga. Encontró a una joven sola sentada en una mesa, estaba hablando por un aparato muggle de comunicación llamado teléfono. Pero a Camus solo le importaba su objetivo, el cual estába detrás de la joven. Su objetivo era una mujer de color de cabello negro. Hablaba animadamente con un hombre muy importante, ya que Camus lo conocía muy bien, era el secretario ruso de relaciones exteriores muggle. Su mision era clara, eliminar a la mujer que estaba con el secretario.

 

Se acercó a la joven solitaria sin mirar a la pareja detrás. Ella le miraba con extrañeza y sorpresa sin dejar su teléfono. Camus se sentó frente a ella y con un movimiento ágil sin que nadie los viera murmuró muy bajo.

 

 

--Imperio-- Ayudado por el ruido fuerte de la musica de fondo, su voz casi no se escuchó. El hechizo golpeó a la joven que estaba a punto de armar un escándalo. Sentía en su brazo ese cosquilleo en dirección a la joven. Ahora ella parecía estar tranquila y le miraba con una sonrisa, le tenía bajo su control. Camus le pidió mentalmente que dejará su teléfono y le saludas como si fuera su novio. Enseguida ella lo hizo.

 

El se acercó para besarla en los labios pero sin dejar de estar atento aquella pareja. No deseaba armar un alboroto en el bar pero si debía hacerlo y de ser necesario lo haría sin pensarlo dos veces. La joven le daba la espalda a la pareja y Camus los tenía de frente sin mirarlos fijamente. Hablaba con la joven de cualquier tontería, pues los vigilaba sin perderlos de vista. Ya que tenía algo en claro... Su objetivo no debía salir con vida de Rusia.

Editado por Camus Wulfrick
afridP1.png

Enlace al comentario
Compartir en otros sitios web

El clima gélido de Rusia, le había dado una gratificante bienvenida a tierras bastante conocidas para ella. Mostrándole lo inclemente y despiadada que podía ser una ventisca de aire helado, acompañada por un puñado de copos de nieve, iban y venían millones de ideas dentro de su cabeza, formas de matar al objetivo que le asignaron dentro de esa misión y lograr de ese modo borrar todo rastro de su existencia dentro del planeta. No le preocupaba en lo más mínimo que dieran con su paradero o que ya estuvieran al tanto de los primeros pasos que dio dentro de ese país, simplemente le gustaba hacerse notar sin generar demasiada alharaca a su alrededor.
Su cabello negro como el ala de un cuervo, descansaba sobre su hombro izquierdo, deslizando su azul mirada por todo el parque bañado por la blancura de la nieve. Los copos se perdían dentro de ese manto que cubría el cielo, escapando algunos pocos de ese cruel destino, encontrando refugio en la chamarra de piel que llevaba puesta la vampira. Esperaba confirmar los datos de su victima o como ella solía llamarles “plato principal”. Jamás necesito emplear la magia para arrancar la vida de un ser muggle o no mágico, sólo necesitaba controlar la mente de estos y exterminarlos, como si de una plaga se tratará.
—Llegas tarde—espetó displicente—Mi tiempo dentro de este lugar será corto y muy productivo, pero si me lo complicas con tus retrasos—respiró profundo conteniendo un poco su descontento—Entonces serán dos muertos en vez de uno, espero que hayas sabido como esconder mis huellas y no dar indicios de que estoy aquí antes de lo previsto—agregó fulminándolo con la mirada. Su cuerpo se relajo dejando todo su peso sobre la banca, estirándose un poco terminaba de sacarse toda la tensión. Un hombre extraño estaba del otro lado del lugar, perdido quizás en sus pensamientos o esperando alguna novia que se retraso sin quererlo. Agradecía no estar atada a nadie sentimentalmente, porque eso le restaba demasiado tiempo y concentración para su labor.
El misterio que rodeaba aquel sujeto, no hizo más que despertar el interés de Bishop. Sus movimientos medidos y calculados, no le dejaron lugar a dudas de que se trataba de un espía, posiblemente venia en búsqueda de la morocha y eso hacía mucho más entretenida la cacería entre ambos. Poco o nada conocía de los datos que la KGB tenía sobre su paradero o sus acciones, pero algo si le quedaba demasiado claro, no dejarse tentar por lo atractivos y seductores que eran algunos de sus agentes encubiertos. Una lóbrega sonrisa se posaba en sus labios, admirando descuidadamente a un par de mujeres que pasaron cerca de su ubicación, captando la atención de la fémina—Se que desean matarme, no por nada tengo los ojos de medio Rusia sobre mi y que decir de Alemania, pero me gusta ser la razón para desquiciar sus sistemas de espionaje y ponerlos patas arriba—se regodeaba de su perspicacia para escapar de situaciones donde su vida pendía de un hilo sin lugar a dudas.
Un sobre oscuro fue depositado en su mano, olisqueando el ambiente detectaba la presencia de otro mensajero cubierto por la tormenta de nieve. Buena forma de esconder sus pisadas dentro del sector que vigilaba la Nigromante, moviendo descuidadamente la cabeza una y otra vez detrás de el. Era obvio que anhelaba pasar desapercibido, pero ante los ojos de la mujer de oscuros cabellos, aquello era una tarea titánicamente difícil de concretar—Estará en el bar que está detras de esos edificios, la hora y el lugar concretos se encuentran dentro del sobre—explicaba el castaño—Sólo tenes esta noche para finiquitar la misión, no existen las segundas oportunidades y lo sabes—le advirtió clavando sus esmeraldas en los lapislázulis de la mujer. Las facciones de está se endurecieron transformándose en una mueca cargada de arrogancia y despreocupación, jamás debían cuestionar la efectividad de sus métodos para sacar del camino lo que le estorbaba a sus aliados o superiores.
—Identificarlo y matarlo, no me queda la menor duda. No vuelvas a decirme lo que debo hacer y como hacerlo, porque no pienso tolerarlo—respingaba desapareciendo en medio de una bruma espesa. Antes de ir al bar tenía otro compromiso con un joven que le invito a recorrer la ciudad, para su mala suerte pocas veces aceptaba cortejo de parte de un desconocido, pero algo le impulso hacerlo sin esperar nada a cambio. La plaza roja se abrió paso ante sus ojos, imponente y plagada de personas que disfrutaban de una noche extrañamente despejada, enmarcada por la belleza de la luna. Cambiando su vestimenta por un par de jeans negros y un suéter verde oscuro, ya sus pies se vieron protegidos por un par de botas de tacón medio y en su cabeza un gorro de lana. La sonrisa más picara y cínica se posaba en sus labios, mostrándose como una mujer incapaz de arrasar con el mundo entero con solo pestañear, ya su acompañante le estaba esperando y no le sacaba los ojos de encima, ni por error.
Yendo a su encuentro, atrevida y desafiante, no dudo en dejarle un beso imperceptible en la mejilla—Lamento la demora, pero el no estar familiarizada con un país como este, irremediablemente me hizo perderme y tener que pedir indicaciones—mirándole a los ojos algo en ellos, le atrapaba e intentaba desarmarla ante su presencia. Para la mala suerte de Camus, difícilmente la vampira caería rendida a sus pies, no estaba dentro de sus cualidades perder la cabeza por un chico guapo—¿Que conoceré primero, el Kremlin o la Catedral de Kazán?—preguntaba sin perder de vista la reacción del hombre. Quizás el mencionar esos dos sitios echaba por tierra el desconocimiento que se jacto de poseer sobre Rusia, si era nueva dentro de esas tierras como pediría ir a sitios que jamás había visto, ni siquiera en fotografías. Pero la Vidente era experta en todo lo que respectaba a Rusia y las ciudades que lo componían, no por nada uno de sus hermanos llevaba viviendo ahí gran parte de su vida.

 

@@Camus Wulfrick

Cuando eres tan grandiosa como yo, es difícil ser humilde

BwJfDFR.jpeg

Básicamente ya eres la mitad de una maldición

Enlace al comentario
Compartir en otros sitios web

La bruja se recostó de la pared suspirando de alivio, era sorprendente como la puerta giratoria a su lado tenía gotas de lluvia aunque las escaleras estuvieran primero. A Susan le encantaba la lluvia pero al ver su gabardina y todo su enterizo empapado le dejó de parecer una idea graciosa, entornó los ojos, sus botas de piel de dragón tenían lodo. Fantástico. Vagó los orbes lilas por el lugar lleno de peregrinos devotos al dinero, gordos y de mejillas rosadas, lloraban o reían por la suerte de los juegos.


Era un lugar para genios, no para los que creen tener suerte.


Conocía ese suntuoso lugar, o por lo menos el nombre lo había mirado en una invitación, cuando su tío iba a inaugurarlo. Pero tenia varías citas con libros y negocios sin nombre. La griega sacó su varita y en un ademán su ropa y cabellos ya estaban secos, si estaba ahí ¿Por qué no quedarse? Colocó la gabardina en el perchero, descubriendo sus hombros y dejando a la vista el color negro de sus ropas. La bruja fue directo a la barra, ignorando cualquier cosa que estuviera fuera de su objetivo: Encontrar a su tío y esa botella de vino que tanto le gustaba.


Sin embargo, llegó la barra antes de encontrar al primero.


—​Una botella de vino de saúco, dos copas y ¿Donde está el Señor Black Lestrange? —La griega habló con suavidad— Es una visita especial.


<<Mas bien de alguien medio muerto>> Sonrió de lado cuando el mago señaló a las afueras, a un hermoso jardín. Caminó sin prisa y con botella en mano. Justo en frente de una fuente se encontraba su tío de espaldas, la bruja extendió aún más su sonrisa, cuanto le alegraba verlo. Era la fuente de deseos que salía en el folleto, cogió un galeón de su enterizo y con algo de fuerza lo tiró por encima del hombro de su tío y cayó a la fuente con todos los demás.


Deseé un poco de tu tiempo, hombre ocupado. —La bruja caminó hasta quedar a su lado— Que irónico que haya escogido tener suerte en las ilusiones y no en una de tus tramposas mesas. —Susan lo miró con gracia— ¿Desde cuando eres tan cruel como para jugar con los sentimientos de los crédulos? —Sonrió y los lilas fueron a su cabello— Te ves bien, tío, las canas te sientan mejor que el cabello naranja de esos caramelos defectuosos.



@

http://i.imgur.com/QF8MI.png


s4ISmda.png


dbbyp23-3a545b4b-22cb-45cf-8dd9-36865873

Enlace al comentario
Compartir en otros sitios web

Y cuando haya terminado, la mitad de ustedes aún vivirá.

 

Fueron las últimas palabras que emitió el Black Lestrange al intentar atrapar algunos de los pececillos que moraban la fuente de los deseos. No tenía idea de cómo habían llegado ahí, seguramente alguien más los había traído mientras él se encargaba de asuntos en Gringotts, o simplemente su sanidad mental se encontraba en un punto del no regreso, en el que imaginaba cosas.

 

No le importó la lluvia en lo más mínimo, porque no la escuchaba; los hechizos impuestos por el Departamento de Transportes y Deportes Mágicos resultaron ser eficaces. Apenas escuchó el sonido metálico rozando su oreja, llevó los dedos hacia la varita, que reposaba sobre el borde de mármol. ¿De quién se trataría?

 

Susan.

 

Tengo la mala costumbre de creer en viejas historias de fantasmas. Allá adentro, sólo hay azar y una deuda, si es que juegan mal sus cartas. terció el Black Lestrange, saludando con una inclinación de cabeza a su sobrina. No veía a la griega desde hacía ¿meses? Deseo concedido. Pero, ¿qué te trae a un vil y traicionero lugar como el Casino Royale, Susan? Digo, también me alegra verte.

 

Esbozó una sonrisa burlona al tiempo que balanceaba la testa hacia los lados, como intentando comprobar el funcionamiento de su cuello. Sabiendo que no había peligro, guardó el fragmento de nogal negro entre los pliegues de la túnica azul espacial que llevaba. Era todo un caso verle, pues cada movimiento que el castaño ejercía, la vestimenta lanzaba un par de chispas en varias tonalidades de verde.

 

Parecía como si hubiesen retrocedido en el tiempo, y ambos aún estuvieran manteniendo una charla normal, inconscientes de su relación familiar. Era gracioso, pensar en todo lo que había ocurrido hasta ese momento.

 

Un brindis, por los viejos tiempos. Consideraré seriamente un curso de Metamorfomagia; no tengo la menor idea de cómo terminé con canas. Quizá, el estrés o la mala vida que llevo.

 

Dio una cabezada, a manera de indicarle a Jack White, su asistente en dicho lugar, que se aproximara con la bandeja que contenía las dos copas de vidrio y el vino que su invitada le había solicitado. A la par, una estela de luz cruzó el amplio patio de descanso; una dotación entera de fuegos artificiales, que indicaban que alguien había obtenido un full house en su última partida.

 

 

@@Susan V. Goldstein

Arania.gif
ObiFirma.png
Gringotts.gif

 

Enlace al comentario
Compartir en otros sitios web

  • 3 semanas más tarde...
-Sabes que va a llegar en nada, ¿no?

Haló el cabello de Sísifo, desde la nuca, para mirarlo. Soltó una risita. Escuchaba los pasos del empleado desde que había empezado a subir la escalera y el único motivo que tenía para ir al segundo piso, era preguntarles, por enésima vez, si apostarían o no. Ella estaba sentada a horcajadas sobre Sísifo y los dos estaban en un punto comprometedor en que, con un beso más de Sísifo, no tendría retorno. Se levantó de un salto antes de que él pudiera hacer algo y llegó al trote a la puerta. Le arrebató la botella de champán al hombre y le cerró la puerta en las narices sin prestar atención a lo que decía. Se había dejado medio sueldo en la habitación como para ir al casino.

-Un poco pesado, ¿no?

La habitación era tan grande que era una exageración que fuera solo para ellos dos. Le encantaba, había de todo. Desde que habían empezado el proyecto de la Snegovik, no habían vuelto a pasar una noche en ninguno de los castillos de sus familias. Parecía un pacto silencioso. Pasaban un par de horas, se turnaban a los niños, compartían un rato y luego se iban a cualquier otro sitio. Ninguno parecía tener ganas de dormir en otro lado que no fuese su castillo, hecho con sus propias manos. Se giró para decir algo y chocó con el pecho de Sísifo. Ambos estaban escasos de ropa así que el olor de su piel le impregnó la nariz, era un aroma que llevaba consigo a todos lados. Sonrió, dándole un besito de aparente inocencia en uno de los pectorales.

-Debería poder escucharte pero todavía me sigues sorprendiendo.


@@Oniria

"%20alt=YwwEbg4.gif


"%20alt=


"%20alt=hQEsmVo.gif3lqIQgZ.gif

Enlace al comentario
Compartir en otros sitios web

Unirse a la conversación

Puedes publicar ahora y registrarte más tarde. Si tienes una cuenta, conecta ahora para publicar con tu cuenta.

Guest
Responder a esta discusión...

×   Pegar como texto enriquecido.   Pegar como texto sin formato

  Sólo se permiten 75 emoji.

×   Tu enlace se ha incrustado automáticamente..   Mostrar como un enlace en su lugar

×   Se ha restaurado el contenido anterior.   Limpiar editor

×   No se pueden pegar imágenes directamente. Carga o inserta imágenes desde la URL.

Cargando...
 Compartir

Sobre nosotros:

Harrylatino.org es una comunidad de fans del mundo mágico creado por JK Rowling, amantes de la fantasía y del rol. Nuestros inicios se remontan al año 2001 y nuestros más de 40.000 usuarios pertenecen a todos los países de habla hispana.

Nos gustan los mundos de fantasía y somos apasionados del rol, por lo que, si alguna vez quisiste vivir y sentirte como un mago, éste es tu lugar.

¡Vive la Magia!

×
×
  • Crear nuevo...

Información importante

We have placed cookies on your device to help make this website better. You can adjust your cookie settings, otherwise we'll assume you're okay to continue. Al continuar navegando aceptas nuestros Términos de uso, Normas y Política de privacidad.