• Mansión de la Familia Macnair • (MM B: 86385)

[Groter Shulton Granpié]

Miles Tendrick

La reacción de la bruja no había sido lo que esperaba, de un momento al otro y sin previo aviso había dejado el juego de lado y empezaba a hablar de temas quizá demasiado importantes para ella, o quizá simples pretextos para no dejarse avanzar por algo que había sucedido, quizá en el terreno social, quizá en algo más privado, pero no tenía ganar de resolverle la vida a alguien más, si tenía problemas debería arreglarlos primero, si ella quería estaría ahí para ayudarla como haría cualquier persona, pero si se negaba a recibir ayuda y confiar un poco entonces no podía hacer gran cosa por ella en este momento y con esa actitud tampoco me quedaban muchas ganas.

 

- Bueno quizá tengas razón, pero no me importa, no vengo aquí a conocer tus razones de ser así o a rebuscar en tu pasado, lo cual te seré sincero. Todos cargamos con uno de esos y jamás es tan pesado como cuando decides llevarlos tu sola. - Le comenté mientras veía sus movimientos, se alejaba, aunque intentaba hacerse la fuerte podía ver claramente a una niña asustada intentando alejar a cualquiera que se acercara a ella, me daba un poco de pena y ganas de acompañarla, ni siquiera ayudarla sino lo quería, pero dentro de ella sufría y eso era bastante evidente. Cuando amagó con tomar la toalla de las sillas en donde platicábamos al principio entendí que debía marcharme.

 

Así que mientras explicaba que quizá era demasiado pronto para conocer a alguien comencé a salir del agua y me dirigí a buscar mi varita, con un movimiento acerqué una toalla extra que había cerca. Comencé a secarme sin decir una palabra, para después girarme a verla y contestarle. - Tranquila, no fue una pérdida de tiempo, ahora sabes que no estás lista para conocer a alguien y quiero entenderlo, pero tampoco soy un bueno lidiando con el rechazo, así que será mejor que me marche. - Con otro movimiento de varita me vestí con la ropa que traía antes dejando el short bien doblado sobre el respaldo de una silla cercana. - Gracias por la invitación, si te das cuenta que quieres mi compañía sabes donde buscarme. Pero debo decirte algo, muchas veces he esperado gente en mi vida, a que el momento sea bueno o perfecto pero termina siendo una desgracia o simplemente no funciona, así que esperaré un tiempo justo para que te encuentres mejor, pero no esperaré por siempre, yo quiero conocerte, compartir tus cargas y miedos incluso sin conocerlos, sé que no todos somos un libro abierto y lo respeto. - Comencé a guardar mis cosas en los bolsillos, antes de retirarme encendí un cigarrillo y puse la gabardina sobre mi brazo haciendo tiempo para que dijera algo.

 

- No me importa quien seas, o quien hayas sido más bien, conocí las palabras de la actual Ariadna y no mentiré me atrajeron a esta reunión, no quiero conocer a una versión vieja y mucho menos juzgarla, pero no me quedaré a ser la segunda opción de nadie, ni siquiera de una... - La miré de arriba para abajo un poco serio - bruja y mujer con buena redacción y personalidad interesante. - Completé dando una calada al cigarro y soltándola poco a poco en una línea recta perfecta y bien formada de humo, luego estiré la mano hacia ella en forma de despedida. - Es un gusto volverte a ver Ariadna, espero saber de ti pronto. - Esperaba que me diera la mano y dijera algo, aunque no confiaba en que lo hiciera, ¿dejaría de torturarse con todos esos problemas y dejarse vivir un poco o seguiría huyendo como lo hizo los últimos años?

 

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[Idylla Macnair T.]

Ella comenzó a secarse con la toalla que agarro de la silla, como era de esperarse y de suponer, el salió de la piscina hecho una furia. A nadie le gustaba que te dejaran plantado en un juego que ella misma lo empezó, pero no podía seguir ahí sin saber lo que sentía realmente.

 

-Mi intención no era otra más que conocerte- le soltó las palabras en la cara, esperando no hacerle mucho daño. Sabia que los dos tenían expectativas y ella estaba mintiendo con sus palabras, pero no podía sacarse de la cabeza que seguía enamorada de alguien más y poder dañar a otra persona si esto seguía adelante.

 

-Por eso mismo, esto no puede avanzar más de lo que a pasado en esta tarde. Yo tengo que solucionar una cosa antes de poder pensar en tener algo con alguien mas- se mordió el labio nerviosa por lo que estaba apunto de decir, pero el tenía que saberlo y muy en sus adentros ella sabia que el ya lo tenía claro -tengo que ir a ver a Groter y poder acabar con esa historia de una vez por todas.-

 

El le tendió la mano y ella la agarro. Le producía un poco de remordimiento haberlo invitado y el que se tuviera que ir de aquella manera, ella no esperaba que los acontecimientos tomaran un giro de aquella manera. Pero no podía seguirse mintiendo a ella misma y mucho menos seguir huyendo de lo que sin duda siempre tendría en la cabeza -Necesito aclarar mi cabeza y es mejor que nos veamos otro dia. Cuando tenga mis ideas más claras yo iré a buscarte.-

 

Y con la cabeza en alto y cambiándose de ropa con la varita le hablo a Artemis para que despidiera al mago hasta la puerta. Ella se fue en dirección contraria, con la firme decisión de tener esa reunión con un lobo en particular.

 

@@Groter Shulton Granpié Shulton Granpié

[Groter Shulton Granpié]

Miles Tendrick

Al final no había sucedido esperado, estaba algo decepcionado y también molesto, era la sensación de ser utilizado la que calaba un poco en mi ego. - Arregla lo que tengas que arreglar. - Me despedí con una cabezada, tenía claro uno de sus problemas y apreciaba a Groter como para poder culparlo de algo, al final él los había presentado y sabía que tenían un pasado, quizá solamente nunca me imaginé que fuera tan difícil de dejar atrás sus sentimientos por alguien que tenía tanto tiempo de quedar en su pasado o quizá no era parte de su pasado y por eso debía hablarlo.

 

- Dale recuerdos de mi parte al enorme licantropo. - No quise decir nada más así que seguí al elfo hasta la salida mientras me ponía la gabardina para poder irme, quizá fuera a buscar ocuparme en el trabajo, no tenía muchas ganas de pensar por el momento, ni tiempo para lidiar con gente que no superaba su pasado, pero era molesto estar atraído por alguien que seguía estancado y sumado a que era alguien que conocía.

 

Me despedí de forma cortés con el elfo y espere a estar a las afueras de la propiedad para desaparecer. Terminé el resto del cigarro y lo lancé al suelo para apagarlo con el zapato, acto seguido giré sobre mí para desaparecer del lugar con un aura de molestia, no sería un gran día para bromear y seguro encontraba algo para ocuparse, ya se le pasaría el gusto y quizá ella recapacitara más adelante, no podía olvidar que Groter era alguien casado y los conocía, no pasaría nada que lo separara de su esposa o eso me gustaba pensar sobre él.

 

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[Idylla Macnair T.]

Estaba nerviosa sin duda el tener que secuestrar a tu propia madre hacia desastres en su tranquilidad, pero era para una buena causa, en fin en unos días seria su boda y ella era una de las madrinas de honor por lo que junto a Shelle habían organizado una despedida de soltera lo bastante loca para festejar la como se debía.

 

Subió las escaleras de la mansión rumbo al cuarto de su madre, ella escuchó que entraba a la propiedad hacia solo unas horas, así que era probable que aún estuviera ahí. Camino por el largo pasillo con una capucha y su varita en la mano, rogaba en su mente que la perdonara por lo que iba a hacer y abriendo lentamente la puerta de su habitación, se adelanto para ingresar en la estancia.

 

Ahí estaba ella, acostada en su cama e indefensa, sintió como mordía su labio levemente y un hilo de sangre salía de ello. No quería que su madre la atacara por lo que tapo su boca levemente para despertarla y cuando por fin distinguió que era ella y nadie la estaba atacando a propósito alzo la capucha.

 

-Madre necesito que te pongas esto en la cabeza y me dejes llevarte a un lugar. Descuida te gustará la sorpresa- Sonrió la Macnair y su madre dejó que la llevara con la capucha puesta, ahora era momento de dirigirse a su destino, tomo la varita y ambas desaparecieron de la mansión rumbo a su destino.

 

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[Albus Renaldi Macnair]

El camino había sido largo, varias semanas viajando para poder llegar a aquél pequeño poblado en el que se levantaban del suelo las mansiones y castillos más impresionantes que había visto en mi vida. Claro, tonto, los hicieron con magia. Esa maldita voz. Me gustaba llamarla Rita, era molesta pero siempre decía la verdad. Llevaba a cuestas mi pequeño maletín blanco, a fin de cuentas tenía todo lo que necesitaba, además de que me hacía lucir fantástico ya que iba a juego con toda mi indumentaria de color hueso, de pies a cabeza.

 

Mis cabellos ondulaban por el viento hasta que pude llegar a la entrada principal de la mansión Macnair. Ya había mantenido correspondencia con Cissy quien se ofreció a ser mi mentora en el mundo mágico y además me acogería en su familia, pero no conocía a nadie más y tal vez les parecería extraño ver llegar a un vampiro hasta su recibidor así cómo así... pero bueno, me gusta lo particular.

 

Atravesé los amplios jardines dispuesto a tocar la puerta pero para mi sorpresa justo antes de hacerlo la misma se abrió desde adentro con un pequeño 'click'. Muy interesante esto de la magia ehh?

-Así es Rita, muy interesante... y ahora, ¿Hay alguien en casa?- Mi voz retumbó por todo el lugar y me quedé parado allí con mi maletín a cuestas esperando algún tipo de respuesta.

[Idylla Macnair T.]

Llevaba días sola en la mansión, su madre se había ido con su futuro padrastro a quien sabe donde, y su hijo se quedó en el castillo Triviani alegando que allá si había gente con quien jugar y no estaba todo el día sólo como aquí. Bueno eso no se lo iba a alegar, ella sólo iba de día para vigilar la mansión y en la noche dormía en el castillo. Así era más fácil llevar su vida porque Zoella tenía muchos planes para su trabajo.

 

Hacia sólo media hora que se encontraba en la mansión, estuvo un rato por la cocina y arreglando algunas cosas en las recamaras. Dado que había algunas que no se abrían desde hacia años, era difícil adivinar de quien pertenecían.

 

Su atuendo de aquel día era el normal para salir, pantalones de cuero negro y corsé negro con morado, las botas de tacón de color negro y el cabello azul atado en una trenza francesa. Salio de la cocina y escucho como la puerta se abría, "Maldita sea, otra vez los fantasmas haciendo se las suyas".

 

—Como no haya nadie en la puerta y me estén jugando una broma. Traeré al exterminador para que los eché de una buena vez— Gritó a la nada aparentemente, pero sabía que ellos estaban escuchando. Camino hacia la puerta con sus pasos entaconados resonando por el piso de la estancia y se detuvo al mirar que en efecto se encontraba un chico parado en el umbral de la puerta.

 

—Si es algún vendedor, disculpenos pero hoy no queremos nada en especial— comentó la Macnair mientras avanzaba más hacia donde se encontraba el chico —Y si se asustó por los fantasmas y aún así no huyó. Que mal por usted—

 

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[Albus Renaldi Macnair]

Una joven chica de cabello azul apareció de pronto y me encontró ahí parado esperando a que apareciera alguien. Escuché que decía ciertas cosas pero la verdad no pude prestarle mucho atención ya que estaba tratando de curiosear sobre la recepción de aquella enorme mansión.

 

Pude distinguir que me llamó vendedor en algún momento antes de dejar de hablar y acto seguido me contempló con una expresión de desagrado esperando que me fuera o dijera algo.

-Vaya recepción- Dijo Rita en mi cabeza y me tomé un momento para poder leer un poco a la misteriosa persona que se encontraba frente a mi.

 

-Bien... supongo que tú no eres Cissy, ¿correcto? - Le lancé una mirada un tanto seria para dejar en claro que no quería problemas. Alguien en algún momento me mencionó que la familia Macnair era muy grande, supuse en ese momento que me encontraba frente a una de las herederas, o bien, frente a un ama de llaves fastidiada que se había molestado por tener que abrir la puerta nuevamente.

 

-Disculpe mis malos modales señorita, mi nombre es Albus Renaldi Argenti Macnair, imagino que para usted es algo nuevo saber que Cissy Macnair me ha tomado cómo a su protegido, ¿usted es...?- Bajé un poco la mirada para mostrarme amable y me quedé observando el cabello totalmente azul de aquella chica.

 

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[Idylla Macnair T.]

El chico seguía ahí parado, sin duda buscaba a alguien en especial. Lástima que la casa estaba sola sino le mandaba a uno de sus hermanos o a alguna tía o prima pero todos nos habían abandonado. Lo bueno que ella estaba acostumbrada a lidiar con aquellos temas.

 

Llegó hasta la puerta justo cuando comentó que si ella no era Cissy, casi suelta una carcajada si bien físicamente eran parecidas ella había modificado su cabello mediante magia para que siempre fuera de un azul intenso. Así que cuando las veían una junto a la otra no veían para nada el parecido, a menos que se quedarán viendo fijamente.

 

—No, no soy Cissy, es mi madre...— comenzó a contar y luego el siguió hablando de que era maleducado por no presentarse y varias cosas por el estilo. La bruja estaba cansada y comenzó a rodar los ojos pensando que era un pretendiente de su madre. Por años se los estuvo espantando para que ellos sólo llegarán uno tras otro, menos mal que ya se casaría así podían dejar de aparecer por aquí. Pero cuando mencionó que era su protegido, no pudo aguantar la risa y lo miro.

 

—Así qir su protegido ¿Eh? No puede cuidar a sus propios hijos y ahora va y protege a más gente. Bueno que le vamos a hacer, pero no se encuentra esta con su prometido, no me preguntes que haciendo porque no quiero saberlo— se dio cuenta que seguían en la puerta y no siquiera lo invito a pasar, pero estaba un poco molesta con su madre por no siquiera avisarle que venía un chico a quedarse en la mansión. Por lo menos hubiera estado preparada de haberlo sabido —Bueno yo soy Ariadna Macnair, como te imaginarás soy hija de Cissy. Pero adelante, pasa. En estos tiempos es peligroso quedarse a platicar afuera— lo invito a entrar y en aquel momento apareció Artemis su elfina domestica.

 

—Que bueno que estas aquí Artemis, sirviendo algo de tomar y preparános la sala de estar— comentó la bruja y espero a que el pasará para poder cerrar la puerta.

 

—¿Algo que le apetezca de tomar?— le preguntó al que decia ser el protegido de su madre.

 

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[Albus Renaldi Macnair]

La platica siguió por un camino muy interesante, ya que la hija de mi nueva mentora parecía un poco disgustada con la vida, así que decidí no atentar contra sus nervios y me limité a asentir a sus palabras observando cada uno de sus gestos y movimientos con mucha paciencia.

 

Al cabo de un momento la señorito me invitó a entrar y acto seguido envió a una pequeña elfina domestica a preparar la sala de estar y por bebidas. Más por costumbre, adiviné, que por buenos modales, me preguntó que si quería tomar algo.

 

-Muchas gracias pero no bebo otra cosa que no sea sangre, no debe preocuparse, traje la necesaria conmigo. - Descansé mi maletín en el suelo y de el extraje una botella bien cerrada del precioso líquido color escarlata y una fina copa en la que vertí parte del contenido de la botella, esperando claro que mi acompañante tuviera algo para beber y así mostrar mis modales, después de todo no quería parecer mal educado ante mi nueva hermana...

 

-Usted reside permanentemente aquí, señorita? - Fui en extremo cuidadoso con mis palabras para evitar alguna provocación o cualquier cosa que pudiera hacerle creer que me estaba inmiscuyendo en cosas que no me interesaban.

-Si está usted interesada podría contarle de mi conexión con la familia Macnair y el porqué estoy aquí. En caso de que no lo esté podría contarme usted porqué se encuentra con tan mal humor en un día tan perfecto. Cualquier cosa que le resulte apetecible. - Debo aceptar que no pude suprimir esa parte de mi por mucho tiempo y que solo esperaba que la señorita no me fuera a golpear o algo por el estilo, así que le dediqué mi mejor sonrisa para intentar amortiguar lo que acababa de decir.

 

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[Idylla Macnair T.]

Si bien tenía varios amigos vampiros, aquellos tomaban cualquier otra cosa aparte de la sangre, pero dado que aquel invitado había traído la suya, no pudo decirle que ahí en la familia también tenían almacenes de sangre por si a alguno se pusiera muy hambriento no se comiera a su propia familia. Pero no quiso perjudicarse el apetito.

 

No, me intercalo entre esta mansión y el castillo de mi otra familia, pero siempre vengo por el día para echarle un ojo a la casa. Hace años que la familia no se junta mucho por lo que la mansión permanece algo solitaria comenta la bruja y mira a su interlocutor, aún no estaba segura si era bueno que alguien protegido de su madre se quedará en la mansion, pero si ella le tenía confianza estaría a su cargo el vigilarlo.

 

Llegaron a la sala de estar, la cual sin duda Artemis preparó con bocadillos y unos cuantos vinos que a la Macnair le encantaban. Era simplemente genial cuando alguien podía leerte la mente y hacer justo lo que esperas.

 

Puede tomar asiento si gusta señaló uno de los sillones frente al que ella se sentaba No estoy enojada, sólo que no fui notificada de su llegada y no me gustan las sorpresas. Si gusta puede comentarme el como conoció a mi madre le pasó una Copa para que pudiera su "bebida" y se sirvió ella una de vino, dándole un trago largo y sintiendono como iba calentando su garganta hasta llegar al estómago. Espero a que Albus comenzará a hablar.

 

@@albus Seveerus Potter Peverell