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☦ Catemaco's Magic☦ (MM B: 111338)


Valeskya Granger
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La joven Granger arqueó una ceja, riendo de forma divertida; le causaba mucha gracia que su hermano se mostrara preocupado con lo que le había explicado acerca de los amarres. Decidió guardar para sí misma, el hecho de que esas cosas no siempre funcionaban, y que no siempre traían buenos resultados. ¿Qué tal si en vez de atraer una modelo espectacular, atraía a un troll completamente enamorado hacia él? Sonrió solo de imaginarse tal cosa, pero la magia siempre traía consecuencias, buenas o malas y que todo aquel que acudiera a aquel negocio, tenía que saber la situación.


Atravesaron el velo mágico, y la joven enseguida movió su varita con suavidad para que, al fondo, unos inciensos se encendieran y empezaran a destilar un aroma a copal; desconocía si Joaquín había percibido alguna vez un olor similar. Con otro movimiento de su varita, cambió su vestimenta por algo más adecuado a la ocasión (?): sus brazos se rebosaron de pulseras brillantes, de diferentes colores y formas, llevaba una falda larga de seda blanca y una blusa a juego con mangas, y un velo que cubría su rostro. Sabía que no tenía caso el cubrir su rostro, pero era algo más divertido y así su hermano podría vivir la experiencia completa (?).


- Un amarre funciona bien si se realiza correctamente hermanito. Tratándose de cualquier persona o cosa, es por eso que son peligrosos. – Dijo la ojivioleta en un susurro misterioso, al mismo tiempo que se sentaba frente a él. - Pero tampoco es algo tan fácil de hacer, si no, todos irían por la vida amarrando gente. La amortentia incluso puede ser más fácil de crear, si me permites hacer una comparación, los efectos de ambos pueden ser similares. – Exclamó pensativa.


- Por cierto ¿reconoces el copal? Es un aroma poco común y es el ideal para realizar este tipo de trabajitos. Atraen energías positivas y es un gran desarrollador de habilidades psíquicas. – Señaló los inciensos que se gastaban justo tras ella. - Creí que sería lo ideal, purificar este lugar de todo lo malo que seguro te saldrá en todas tus lecturas. – Esto último no era tan cierto, solo le gustaba hacer sufrir sutilmente al Granger.


Con otro movimiento de varita, se pudo escuchar un tintineo de tazas y un aroma a café que se generaba de algún lado. Casi inmediatamente apareció Breena, la elfina doméstica de Valeskya con un atuendo similar al de su ama y una taza completamente blanca y rellena de un humeante café. Con una pequeña reverencia hacia ambos, dejó la taza enfrente del joven de ojos azules y se retiró silenciosamente. Esa pequeña actuación, la había practicado la joven con su elfina tiempo antes de que Catemaco’s abriera su tienda de campaña al público (?).


- Bien, si no quieres echar a perder todo, lo único que tienes que hacer es con tu mano derecha, sostener el asa de la taza de café, concentrarte en lo que quieres saber y beber muy despacio, dejando al final un poco de líquido ¡Solo un poco! Que se pueda ver el fondo de la taza a la perfección. – Entrecerró los ojos mientras miraba al pelinegro. - Mientras tanto… - Como si se tratara de un acto de magia muggle (?), movió sus pálidas manos e hizo aparecer un clásico tarot, el cual comenzó a barajarse solo hasta que finalmente se reposó frente a la bruja.


- Madre naturaleza, espíritus de la tierra, les pido su ayuda y su guía… - Dejó caer su mano de golpe sobre las cartas. - Les pido que me hablen a través de esta lectura y nos guíen en nuestro camino hacia una respuesta. – A medida que repetía estas palabras, la joven inhalaba y exhalaba suavemente. - Elige diez cartas, Granger… Esto solo está a punto de comenzar. – Finalizó.


Breena, elfina doméstica de Valeskya Granger.


Había atravesado el velo mágico del primer piso, posó su mirada al interior y tal como su ama lo había dicho, la instancia simplemente se notaba vacía, el encantamiento había funcionado a la perfección. Se encontraba muy emocionada por el hecho de que Valeskya había decidido por fin quedarse algo más que una breve temporada con la familia, a tal punto que ahora se emprendía en el mundo de los negocios. La elfina creía firmemente en que algo de estabilidad le haría bien a su ama, pues a pesar de que con la mayor parte de las personas se portaba distante, ella la había visto en su momento más vulnerable y sabía que necesitaba estar cerca de los suyos para poder sentirse mejor.


Por esta razón, la elfina había aceptado sin rechistar, llevar un atuendo similar al de su ama para atender el negocio: un vestido de seda azul y un velo que cubría su nariz y su boca; le apenaba un poco estar vestida así, pero al ver que la Granger la miraba algo molesta, decidió no decir más. Mientras subía al lobby, alcanzó a escuchar un murmullo ¿serían clientes? Breena estaba extrañada, pues Catemaco’s Magic no era un negocio al que cualquiera se atrevería a entrar, mucho tenía que ver que la mayoría de las personas temían a lo desconocido. ¿Quiénes serían los valientes esta vez? Tendría que averiguarlo, pues su ama estaba en proceso de lectura con su hermano y la señorita Fiamma no la había visto por ningún lado.


- Bienvenidos a Catemaco’s Magic. – Irrumpió la escena con una voz aguda. - Mi nombre es Breena y con gusto puedo ayudarlos en lo que ustedes necesiten ¿Han visto nuestro directorio? Si tienen dudas o quieren probar algo nuevo, este es su negocio. – La elfina finalizó, nerviosa de que alguna de las dueñas apareciera pronto en su auxilio.


@Joaquín Granger @ @

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Las risas que soltaba mi hermana nunca auguraban nada bueno. Enseguida encendió unos inciensos que eran como un puñetazo al olfato. Mi condición de vampiro tenía un montón de virtudes: juventud eterna, salud perfecta, hipnosis, velocidad y fuerza sobrenaturales, no nos afectaban los cambios de temperatura entre otras cosas como la regeneración acelerada; pero entre los contras podía contarse la sensibilidad del olfato y el oído, además de la vulnerabilidad al sol entre otras contadas cosas.

 

Por si no fuera suficiente todo aquel elaborado teatro de terciopelo, inciensos y velas, la Granger se vistió para la ocasión, completamente de blanco, pero no era un blanco que me hiciera pensar en su pureza y en la magia blanca, era un blanco de esos frágiles, de esos que permitían ocultar secretos, y para quien no tenía ojo clínico o contacto con la joven como yo, generaba una cierta tranquilidad. En realidad me hubiera sentido más cómodo con colores oscuros, pero de todas formas reí divertido a su look.

 

-Me dan miedo que tus comparaciones sean con pociones de amor -reí- ¿tan urgido me ves? -Me arrepentí en cuanto hice esa pregunta. Desee con toda mi alma que no la respondiera.

 

Miré el incienso que se consumía pasmosamente lento para el olor tan pesado que desprendía. Sabía que el copal era un árbol milenario, aquellas personas que tenían talento para las propiedades psíquicas sobre todo, solían tener en su poder una varita de copal. Fuera de eso, ignoraba el uso para rituales de magia primigenia, en el libro sobre maderas para varitas había salteado ese capítulo porque quedaban un montón de maderas más y no quería entretenerme con lo que parecían nimiedades. Ahora me arrepentía de pensar así.

 

-¿Es este olor espantoso que desprende los sahumerios? Cuando trabajo con él no hay olor, como curiosidad, se marchita en el mes de mi cumpleaños y brota en el mes del tuyo. ¿No te parece interesante? Espero que no sea rencoroso y de verdad purifique las cosas malas que puedan salir, y que arreglarás con amarres -Di una sonrisa torcida, no dejando ver mi recurrente desconfianza.

 

No solía mostrarme amable a los elfos, pero fue gracioso ver a Breena vestida tal cual su ama, y se me escapó una sonrisa divertida, la única diferencia era que en ella el blanco si parecía un color inocente, como todos los elfos. En cuanto se retiró presté atención a los violáceos ojos de Valeskya y asentí a las rigurosas instrucciones que me daba sobre como sostener la taza y cuanto bebé. Parecía la ceremonia del té japonesa. Comencé dando un pequeño sorbo lento, con las palabras «amor» y «familia» rondando en mi mente. Incluso si la suerte no resultaba ser sobre mi vida amorosa y mi familia y resultaba ser sobre la vida amorosa de mi familia, también era ganancia.

 

-Estoy emocionado... -dije sin demostrarlo, eligiendo las diez cartas, números precisos en mi vida. Ahora todo estaba en las fuerzas del destino....

Editado por Joaquín Granger

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Escucha hablar a la muchacha sobre los dineros que la gente le ofrece, y debe ser que Grelliam no ha dejado de hacer ruido en su cabeza desde que entraron al local, pero el comentario de la muchacha le parece poco relevante.

 

―Me pregunto por qué será-, Garry hace ese gesto de fingido interés que hace en Baker cuando alguna chica enamorada acude a ellos para un tedioso caso de acoso. Entonces se deja de fijar en lo que ella hace o dice ahora, contando una a una las monedas en su mano como un crio pequeño para ver si le alcanza a comprar una bolsa de dulces, acciones que deja a un lado tras ver el siguiente movimiento de Nasha. ―Que fue…-, apenas murmura, algo más para sí mismo cuando no puede entender ninguna de las palabras que ella ha hecho.

 

Grell hace retroceder al muchacho de ella un par de pasos atrás cuando vuelve a hablarles sobre algo sobre lo que venden ahí no le será realmente útil a la muchacha americana, a lo que Garry apenas puede asentir, Grell se lo ha dicho ya, esto pareciera más bien algo para sacarle algo de dinero a los un poco más supersticiosos. Cuando ella vuelve a acercársele esta vez la criatura no le advierte de nada, seguramente es algo de lo que Garry no tiene por qué preocuparse.

 

―Pues-, sigue siendo bastante tranquilo cuando habla, quizá hay un asomo de confusión en su mirada. ―Me alegro por Yanna-, eso ultimo lo ha dicho como si estuviera lanzando palabras al azar, no muy convencido de que es de lo que está hablando la muchacha Nasha, y da un par de dudosas palmaditas en el hombro de ella, y solo se detiene después de darle una, claramente también fingida, sonrisa demasiado grande.

 

No ha comprendido aquella reacción acción de la muchacha, e incluso comienza a pensar que de verdad ha sido mala idea venir en compañía de alguna de las Smith. Sin decir nada más (ni siquiera sus motivos de por qué está ahí) comienza con rastro curioso a encaminarse en dirección a otra vitrina, en el instante en el que gira nuevamente para hablar con Nasha, apunto de insistirle en seguir buscando un poco más adelante, es que se da cuenta que junto a ella ha aparecido una extraña criatura.

 

―Pe-pero…-, el muchacho se ha quedado quieto tras todo lo que la criatura, la cual puede reconocer como un elfo doméstico. La criatura ha soltado aquello como si aquel se tratara de un local usual de venta de muebles o pociones. ―Pero que cosa tan linda-, con largos pasos Garry ha llegado hasta la elfina y se ha puesto en cuclillas para verle mejor. ―Eres muy bonita, tu ama debe estar muy contenta contigo oye-, pareciera entonces que el humor del muchacho se impusiera ahora sobre el de la criatura.

 

Por encima de su hombro le lanza una mirada animada a Nasha, mostrándose verdaderamente contento con lo mono que luce la elfina en ese traje.

 

― ¿Por qué no nos ayudas a buscar algunos medallones malditos? o quizá algunos talismanes, ¿Sabes? Estamos buscando algo que encaje como en la cerradura de un libro, si, de forma redonda, algo como una moneda grande o un botón ostentoso, ¿habrá aquí algo como eso? -, en lo que le da un momento a la criatura para darle une respuesta, el mago se pone de pie junto a Nasha. ―Hace un par de meses encontré un grimorio no tan antiguo, posiblemente el último de un mismo autor-, comenzó a explicar a Nasha. ―Pero Bel Evans no me deja jugar con él si no lo abro por las buenas-, hace un gesto de exasperación. ―Esperaba encontrar algo que la dejara tranquila…-, habla sin el menor de cuidado.

 

@ @@Valeskya Granger

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Nasha Montpellier

 

Por un momento ella había estado a la expectativa de ver en él alguna reacción interesante, pero decepcionada, termina por admitir que Garry es sólo un tipo bastante aburrido.

 

―Aburrido y virgen, de las peores combinaciones- susurró enfurruñada más para si misma antes de retomar el paso.

 

Está un tanto arrepentida de haberle ahorrado unos galeones al tipo diciéndole la verdad de los amuletos, pero segura que la tienda ofrecerá nuevas oportunidades, observa dos escaparates más hasta que repara en la inusual criaturilla que aparece junto a ella.

 

Es uno de esos elfos serviles de los que los ingleses les encanta usar, aprovechando la poca disposición a la libertad que naturalmente parece tener esa raza. Nasha ya ha visto trajes inusuales en ellos pero el traje de seda de la elfina termina colapsándola de risa, esfumando su mal humor.

 

La reacción de Garry por contraste ha sido llenarla de halagos, tan melosos que para Nasha no hay duda que nacen de algún interés del mago en que la elfina le colabore en algo poco transparente.

 

Es entonces que él casi que acribilla a la criatura a preguntas sobre las cosas que esta buscando (aunque a Nasha no se le ha escapado que usó un nos mientras lo hacía), cosas inesperadamente interesantes que le servirán para acceder a un objeto más interesante todavía.

 

― Esa esposa tuya a ratos pareciera más tu madre aunque con tu comportamiento de crío es lo lógico ¿en serio querías lanzarte hacia un libro oscuro sin preparación ni nada? ¿Crees un juego a las fuerzas de la oscuridad?

 

La muchacha niega de forma enfática con la cabeza. Sí , ella se burla de mucha gente, de sus sueños y esperanzas, pero jamás toma a juego lo que involucre magia oscura, verdaderas artes oscuras. Así que si el mago esperaba un poco de empatía en ella por la ligereza de su comentario, no la tendría.

 

― Traele lo que sea a este sujeto. A las finales, es solo cosa de trámite el objeto que te permita abrir el grimorio, y en todo caso, es evidente que necesita una mayor lección de las fuerzas de la oscuridad-. Sin siquiera darle una mirada soltó un suspiro y prosiguió- yo necesito una explicación más amplia del catálogo de pociones que ofrecen. Entendí que hasta dan pequeños frasquitos de muestras de cortesía¿no? - su mirada se entornó con cierto chispazo demencial- Así que me encantaría poder probar en ti sus efectos ¿es factible? Porque de no serlo no tengo intención de quedarme aquí y no creo que tu ama quede a gusto con que dos clientes se le vayan sin gastar un galeón y denunciado un mal trato ¿no?

 

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―Si bueno, Bel puede ser algo sobreprotectora-, se ha llevado las manos a los bolsillos, cada vez menos animado de la compañía de la chamán, posiblemente porque, quien sabe, ahora seguramente lo sermoneará con cosas sobre la prevención y los peligros de la magia oscura.

 

Le parece un tanto inquietante lo que aquella muchacha le cuenta, pareciendo tan afectada por los temas de la magia oscura y es que, si aquella chica decía tener una relación con Yanna, él cree que ella ya debería estar más que acostumbrada a cosas como estas; inusuales y suicidas)?. Era después de todo, lo único que Ollivander podría compartir con la Smith, quizá era por aquello que venir acompañado de la pequeña Nasha, no parecía tan mala idea en un comienzo. Ahora que la ha escuchado hablar y actuar, esta mujer debiera ser para Yanna lo que Bel Evans es para él.

 

Pero a cambio, lo que Garry obtiene es más un comentario sobre dejarlo hacer lo que le plazca. Bueno, la cosa no podría salir tan mal entonces, si solo no tuviera que escucharla hablar sobre lo infantil que pudiera el Ollivander ser.

 

―Yo ya se cómo abrir el grimorio-, suelta como en un resoplido, un poco confundido con lo que la muchacha le dice después, ―Lo que buscamos solo es, es…-, entrecierra los ojos y deja que Grell dibuje en su rostro una larga sonrisa. ―Algo para hacer tiempo-, suelta como si fuera una conversación cualquiera. Ladea su cabeza con pereza después de escucharla hablar todo aquello sobre las pociones, y que de verdad también ha conseguido llamar su atención, claro, las pociones solamente. ―No moleste a la elfina Nasha, mire que linda es-, el mago le sonríe nuevamente a la criatura. ― ¿Qué no ve que ella trabaja aquí? -, Garry finge un gesto ofendido, como si la muchacha acabara de discriminar a la criaturilla.

 

―Si la rompe, la paga-, le sonrió divertido. ― ¿Por qué mejor no usa uno de esos trucos suyos? Si, si, de esos para que la gente le de dineros-, el mago da un par de pasos para quedar plantado frente a la muchacha morena, quien bien lo conozca puede ver en sus ojos que aquella tarde el buen Ollivander no va solo. ―Si no puedes con una elfina entonces no es tan impresionante-, hace un gesto para enfatizar lo desagradable de sus cicatrices en el rostro.

 

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Nasha Montpellier


¿Buscamos? A Nasha inicialmente le cuesta entender el particular uso del pronombre hasta que recuerda la

condición del sujeto que tiene en frente. La bestia sí. Pensar en eso hace que por un momento olvide lo aburrido que le está pareciendo el hermanastro de Yanna ¿habría forma de hacer algo para averiguar como era ese otro lado de él? Ella está casi segura que aquella bestia, capaz de hacer que el molesto muchacho hable en "nosotros" debe tener una fortaleza que él no parece tener, y claro está, las personas de carácter fuerte, podría decir que hasta agresivo, son en cierta manera su debilidad.


¿No había sido acaso esa agresividad y vulgaridad con que se conducía por la vida Yanna lo que le atraía de ella, incluso ahora?


Precisamente mon beau-frère, porque ella trabaja aquí es que su misión es satifacernos en todo cuanto necesitemos ¿no es verdad pequeña?- el tono de su voz se ha ido suavizando del tono que empleó cuando se dirigía a él al que ahora adopta con ella meloso, cantarino y envolvente- y no hay nada "discriminador"- eleva sus manos y con sus dedos simula unas comillas imaginarias en el aire- en decírselo. Tu estás hablando de romperla, como si fuera una cosa. Eso tiene que ser peor- de vuelta con la criatura, sutilmente comienza a juguetear con las cuentas de su collar, sin dejar de observarla a los ojos, y sonríe al comprobar que la elfina, aunque se esfuerza por verle a la cara, no deja de ver el movimiento oscilante del collar- yo solo intento tratarte como una igual ¿comprendes? y lo que necesito ahora es que nos muestras las pociones.


Entonces junta las palmas de su mano y hace un solo aplauso. En el fondo, Nasha no puede culpar a Garry por pensar en esos términos de la elfina. Ella es una convencida que en realidad es la propia naturaleza servil de esos seres la que condiciona que sean tratados de esa manera por los magos. De seguro, cree, habrá una que otra excepción en los de su raza, pero hasta la fecha no ha tenido oportunidad de cruzarse con uno para poder evaluar el pésimo concepto que tiene de todos. Entonces, no siente el más absoluto remordimiento en lo que acaba de hacerle.


Lo curioso es que, justo después de haber lanzado aquel despectivo comentario, la morena nota como Garry recortando la distancia que hasta entonces había mantenido, se acerca a ella. En la expresión de él resalta la ancha sonrisa, que marca mucho más el reguero de cicatrices en su rostro, una sonrisa que no obstante, no se corresponde con las vivaces pupilas de colores dispares que se han iluminado al momento en que sutil, él ha sugerido que pruebe sus dotes con la elfina.


―No tengo porqué hacerte caso, yo hago lo que me da la gana- respondió enseguida la joven negando con la cabeza y el dedo índice alzado, dando media vuelta- igual y es muy pronto para intentar algo con ella, quizá sea una buena idea cuando tengamos las manos sobre esas pociones.


¡Ja! Vaya y podían ser hipócritas los británicos.¡Tratando bonito a la elfina por un lado y pidiendo por otro que usara sus poderes sobre ella! Posiblemente por ello era tan divertido mentirle al mago ahora. Sin ponerse de acuerdo, en realidad le ha dado la prueba que estaba pidiendo, pero ahora se pregunta si él será capaz de notar la conducta errática de la elfina, y lo presurosa que parece ir por delante de ellos, dejando atrás los escaparates, y conduciéndolos más y más abajo dentro de la edificación, asta que, en lo que Nasha calcula son por lo menos dos niveles por debajo del suelo, se detiene y tras una reverencia por demás exagerada señala:


― Aquí tiene las pociones señorita.


"Gracias" murmura Nasha entre dientes, asombrada con la disposición del lugar en el que pueden verse pociones agitándose solas y calderos hirvientes exhalando toda clase de olores y humaredas de distintos colores. Incluso el burbujeo en varios de ellos es como música en sus oídos. ¿Cuántas veces no le había dicho su abuela que esos sutiles detalles revelaban el cuidado de un mago para con sus "obras"? Sí, su abuela llamaba así a toda poción, "obras", y a ella le gustaba el término porque le hacía pensar que eran pequeñas obras de arte únicas, aun si eran hechas con los mismos ingredientes.


Está tan concentrada admirando el espacio que ni se ha percatado del enorme gabinete del fondo, donde seguramente, han de guardarse los ingredientes.



― Te dije que allí arriba no estaba lo interesante- murmura mientras con desparpajo coge uno de los recipientes y lo bebe sin mayor cuidado- se excedieron con el ajenjo en ésta, pero su olor- arrugó la nariz por encima del borde del envase- es delicioso. Aunque quizá a ti no te atraiga mucho ¿no? Poción matalobos ni más ni menos.



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-Qué fastidio hacer inventario- refunfuñaba mientras la vuela pluma anotaba todo lo que ella le indicaba.

 

-Aceite de árbol de te, 10 frascos; patas de cabra, 2; ancas de rana, 3, bueno 4 porque ni modo que la dejemos coja; también sembrar 2 árboles de pirul para las limpias. Ah y registrar a los elfos Pancho y Juana para que nos ayuden.

 

Oyó voces al frente y en algún otro lugar del local, pero sabía que Valeskya estaba allí, así que se dispuso a seguir con su labor. Bueno, lo intentaba, es que habían olvidado poner un buen sistema de ventilación y se sentía mucho calor. Y si a eso le sumaban los olores de los inciensos y aceites, pues el resultado era un ambiente que aletargaba.

 

Se quitó la túnica y mejor se vistió con un vestido blanco con flores bordadas al frente, lo había traído directamente de Yucatán, México. Era fresco e iba con el ambiente del lugar. Ya habían hablado que tratarían de usar vestimenta inspirada en los servicios a ofrecer. Aunque la vestimenta de Veracruz era distinta, lo importante era mantener la esencia e inspiración en el lugar de origen de cada servicio.

 

-Sería gracioso ver a Valeskya vestida como gitana al leer las cartas.

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A Valeskya le sorprendió el dato curioso que Joaquín acababa de darle acerca del copal, había olvidado por completo que él tenía un negocio de fabricación y venta de varitas mágicas, incluso desconocía lo bien informado que estaba; no creía que su hermano estuviera tan involucrado en ese negocio, pensaba incluso que no tenía otro tipo de oficio más que cuidar a su hijo en la mansión. ”Claro, no podía ser tan aburrido”, pensó la ojivioleta mientras observaba fijamente al Granger tomar la taza del café tal y como ella se lo había indicado minutos antes. Estuvo en silencio mientras veía cómo elegía las cartas del tarot y parecía concentrarse en algo que ella no pudo descifrar inmediatamente.


- No sabía que le pusieras tanto empeño o que siquiera fueras seguido a Ollivander’s – Dijo secamente la joven, pensando que era el único negocio de varitas mágicas que ella conocía. No podía equivocarse en su deducción. - Y no, no conocía esa propiedad del copal. Francamente me sorprende que tuvieras conocimiento acerca de los diferentes tipos de madera. – Suspiró, debía contener las ganas de molestar a su hermano en ese momento. - Una curiosidad que me alegra saber: represento la vida y tú la muerte. –


Lo había dicho y esperaba no desencadenar una pelea en esos momentos; por eso no dio lugar a que le respondiera e inmediatamente levantó una mano, como señal de que se mantuviera callado. ”Se le nota la emoción”, pensó la ojivioleta mientras veía las cartas elegidas con los ojos entrecerrados. Había llegado el momento de la verdad, con un movimiento de varita, desapareció el resto de las cartas y recordando perfectamente el orden en el que las había elegido, volteó la primera carta. Suspiró, daba igual que la lectura fuera acertada o no, no creía que su hermano fuera de las personas que siguieran al pie de la letra lo que dijera una carta.


- Seis de copas… en posición normal – Dijo la joven en un susurro, mientras observaba fijamente la carta. - Representa las raíces profundas del pasado. ¿Has escuchado que uno cosecha lo que siembra? De donde viene la idea de este negocio, esa frase suele decirse mucho. Si haces bien en el pasado, recibirás cosas buenas en el futuro y viceversa. – La bruja observó a su hermano, como intentando que comprendiera lo que acababa de decir. - Esta carta dice que lo que has hecho en el pasado, tiene influencia en lo positivo que estás recibiendo ahora. – Arqueó una ceja, dudaba que su hermano fuera del tipo generoso y pensaba en qué cosa pudo haber hecho de bueno en el pasado, si hacía poco tiempo que se había enterado de que había metido a una mujer en la mansión.


- Uuuu, el caballero de espadas – Exclamó en tono misterioso. - Representa la naturaleza de los obstáculos que podrías encontrarte en un futuro cercano, hermanito. – Y añadió inmediatamente. - No necesariamente significa que sea algo malo, puede ser inesperado… como recibir la ayuda de alguien impetuoso, como un extranjero – Valeskya se encontró con esos ojos azules que estaban frente a ella, tratando de buscar alguna reacción. - Espero que vayas encontrando sentido a lo que te voy diciendo, Granger… y obviamente que me lo hagas saber, al menos así descubro si soy un fraude o nací para estas cosas. – Dicho esto, volteó la siguiente carta:


- La Justicia – Continuó despreocupadamente. - Las piezas se unen y van de la mano… esto es bueno si has actuado bien, por el contrario, si has hecho cosas malas, ten cuidado porque se pueden revertir ¿En qué rayos te has metido, Joaco? – La pelinegra lo miró extrañada, sin poner atención que le había dicho Joaco y no Joaquín, como siempre lo hacía para molestarlo. - Tus intentos por equilibrar emociones, tendrán como consecuencia el hecho de formar alianzas armoniosas. –


-El As de Oros – Dijo inmediatamente – Por su posición, representa algo muy positivo. Algo muy bueno está a punto de pasar en tu vida, es un cambio que está por venir y que será beneficioso. Puede ser a nivel emocional, financieramente, un poco de suerte o quizás algún proyecto que vayas a hacer y que esta carta de augura éxito. – Se detuvo por un momento, parecía escuchar voces provenientes de la parte de arriba del local. Sin embargo, dedicó toda su atención a lo que estaba haciendo.


- ¡Vaya, vaya! ¡Al fin algo interesante y que no tenga que ver con todo ese cuento de hadas que te está saliendo en mis cartas! – Exclamó casi con euforia la ojivioleta, al tiempo que soltaba una risa entre divertida y maniaca (?). - ¡La reina de bastos! ¿Lo entiendes? Ah, claro que no, no entiendes nada… – Exclamó casi de forma arrogante. - Dice que eres independiente, trabajador, hogareño y considerado… pero por la posición en que salió, dice que pronto recibirás consejo de una influencia… femenina, pero muy capaz y lo mejor es que tendrás que seguir lo que te diga para asegurar tu éxito.- Dejó la carta y dio un golpe fuerte en la mesa. - ¡Clarísimo! ¿No lo crees? –


Breena. Elfina doméstica.


La elfina dio un paso hacia atrás, algo asustada, al ver a uno de los visitantes que se acercaba hacia ella. A pesar de tener muchos años sirviendo a la familia Granger y a su ama, le resultaban extrañas las muestras de afecto o el intento de hacerle cumplidos y no precisamente porque fuera maltratada, sino simplemente se había acostumbrado a hacerle silenciosa compañía a la joven ojivioleta. Solo abrió sus enormes ojos, asintiendo a las instrucciones del joven que se encontraba frente a ella; sin duda se trataban de personas con gustos refinados y exigentes.


- Disculpe joven amo… - Dijo Breena con algo de timidez. - Lamento decirle que no tenemos medallones malditos, sin embargo, contamos con antigüedades prehispánicas. – Señaló con sus largos dedos la vitrina que tenía a su derecha. - Ahí tenemos una serie de muñecos vudú, si les hacen cosquillas, se retuercen de forma graciosa. Sin embargo, hemos comprobado que pueden volverse agresivos e intenten atacar al que no sea el dueño original… no tienen dientes, pero seguro asustarán al intruso.-


La diminuta figura estaba dispuesta a añadir algo más a la conversación, para explicar el uso de las pociones y amuletos que tenían. Algunos eran de fantasía y otros eran realmente peligrosos, pero no tuvo tiempo de hacerlo, pues la señorita que se encontraba frente a ella, parecía tener una especie de fricción con el mago que la acompañaba; de forma entusiasta, pero a la vez precavida por tal comportamiento, accedió a mostrarle las pociones sin contar con que la chica se adelantaría a ella para beber una de las tantas pociones que tenían frente a ellos.


- ¡NOOO! – Chilló Breena, visiblemente asustada, volteó a ver al mago y desapareció al instante, buscando a Fiamma; finalmente la encontró sufriendo y contando varias de las cosas que aun tenia guardadas. - ¡S-S-S-Señorita Fiamma! ¡Una señorita ha bebido una de las pociones que tenemos y sin permiso! ¡Me va a matar, seguro me va a matar! – Continuó chillando la elfina mientras daba vueltas en círculos.
Editado por Valeskya Granger

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Siempre me había gustado dar impresiones equivocadas a la gente de mi entorno; sí, incluso a la persona de mayor confianza, como lo era mi hermana por más de que no nos viéramos nunca y pasáramos peleando. Aunque fueran pequeñas cosas como el hecho de verme un desinteresado absoluto por cosas que no fueran mis hijos, y que resultara que tenía conocimiento de las maderas del mundo y sus propiedades. Amaba jugar con el factor sorpresa, era mi mejor táctica de cacería y mi protección; mi as bajo la manga para resultar una persona interesante sin esmero alguno.

 

No pude alegar nada cuando la atractiva joven de ojos violetas dio a entender que se me veía como en realidad quería que se me viera y que respondió a la ironía tal como yo la había pensado. No había que meterse en su mente para saber que buscaba evitar una pelea, al fin y al cabo yo también sentía las voces en el piso de arriba. Pero estaba errada, no buscaba pelear, además no ponía demasiado empeño en mi local, incluso estando allí me mantenía al margen de lo que pasaba con los clientes y me limitaba al trabajo administrativo. Sonreí al comprobar lo que en efecto venía pensando.

 

Val suspiró y no es lo que esperaba en la primera tirada de cartas de mi vida, se lo habría remarcado de no ser porque mi cuerpo me traicionó y mis manos se cerraron como garras en la mesa circular, a la vez que mis ojos como platos se habían clavado en ella. Nunca había necesitado que me leyeran lo que me deparaba el futuro, si lo analizaba en aquel momento era porque simplemente había sido yo ocupándome de nadie más que de mí, y tenía una eternidad esperandome para que siguiera cometiendo errores y enterrándolos. Sin embargo ahora debía velar por dos criaturas, que si bien también tenían una eternidad por delante, no era para que se ocuparan de los errores que yo cometiera, sino para que se ocuparan de los suyos. Y uno de ellos era especialmente preocupante...

 

En cuanto la Granger leyó el significado de la primera carta, no pude menos que imitar su reacción, también arquee una ceja. No me quejaba de donde estaba ahora, tenía personas con las que compartía un lazo de sangre, a ellas las había buscado, si bien no estaba del todo satisfecho ya que no había conocido a mis progenitores. Así también habían llegado a mi vida otras personas con las que compartía los mismos lazos o similares, y ellos no habían sido buscados, ni soñados tan siquiera, pero sin dudas que habían llegado gracias a mis acciones. Y eso me lo tenía que agradecer. Era un raro equilibrio en el que estaba si de verdad se trataba de acción-reacción. Lo inquietante era que lo solo que podía llegar a sentirme también tenía una explicación, y el culpable era yo. Eran más de tres centenas para revisar mis acciones, y sin embargo sentía que lo importante había ocurrido estos últimos siete años.

 

Si había algo que no quería en aquella noche eran exclamaciones ni de sorpresa, y ya estaba frente a una. Mucho menos quería escuchar la palabra "obstáculos" la cual casi no conocía porque era fácil apartarlos o ignorarlos, pero lo más terrorífico de aquello era "ayuda" y "extranjero" y cuanto peor si era impetuoso. En mi pasado había un montón de extranjeros, viví en Francia, en Rusia, y estuve por casi todo el mundo; muchas de las personas que conocí a esas alturas no eran más que polvo y quizás ya ni eso, gracias a su ciclo vital, pero había al menos siete personas que todavía habitaban este mundo. Y por lo que más quisiera esperaba que no se refiriera a Gabrielle, no quería necesitar de ella y sus miradas de reproche por ser un desagradecido.

 

-Si pensamos que hace siete años volví, es natural que tenga conocidos en el extranjero. Son personas de las que no quiero ayuda, personas que quiero muy lejos. Son personas que forman parte de un pasado privado, que tú no quieres conocer y yo no quiero que conozcas.

 

No fue hasta que leyó la siguiente carta que se me vino a la mente otra persona que podría ser con quien formara "alianzas armoniosas". Si se suponía que obré bien y mi recompensa era una alianza, debía tratarse de la joven que sometí a mi control y de la que no quise alimentarme. ¿Quién más si no? Sin embargo, parecía poco probable, dado lo asustada que había quedado luego de que pasara el efecto y la encontrara metiendo las narices donde no debía. Quizás creyera más en todo aquello si el destino hacía lo suyo y volvía a toparme con la muchacha y no tenía sed en aquel momento. Aunque la verdad, ya no me apetecía como aquella vez, quizás su cuello estaría a salvo.

 

-Soy un vampiro, siempre ando metido en líos, pero algunas veces controlo mi sed si la persona vale la pena, supongo que la carta se refiere a ella... -Si no recordaba mal, yo había sido incluso el primer contacto con la joven. Esperaba que no fuera un error haber sido benévolo. Ya me había arrepentido una vez...

 

¿Cosas buenas? La siguiente carta era un poco de todo, podía ser dinero, que no necesitaba, éxito profesional con el que estaba cómodo, buena suerte, o amor... Amor, aquel insufrible sentimiento que me daba plenitud los primeros días y luego pasaba a ser como una soga al cuello, quitándome la respiración poco a poco, bueno, si fuera humano; o bien era una mortal estaca en el pecho cuando lo sentía de verdad y no era correspondido. No quería volver a sentirlo. De haber podido elegir, prefería que fuera buena suerte y ya. Lancé un disimulado suspiro cuando la imagen de una persona vino a mi mente; no podía pronuncia "amor" sin que la pensara. Era irónico que me asustara más con aquello que con "La Justicia".

 

Las exclamaciones y la euforia de mi hermanita me volvieron a la realidad en un estado alarmado, su risa divertida y maniaca no mejoró la situación, y la condenada mujer se tomó incluso más segundos para ser arrogante antes de quitarme el suspenso. Arquee una ceja sin ocultar mi indignación, no podía creer que las cartas pudieran ser tan explícitas, como para dejarme a merced de mi hermanita si quería buenos resultados. Bufé, ojalá hubiera sido Fiamma la que tirara las cartas. Como fuera ya era tarde para aquellos, y tenía que soportar las burlas de Valeskya sin hacer un escándalo.

 

-Clarísimo y tenebroso, la peor carta hasta ahora. No estoy acostumbrado a que me digan lo que debo hacer, pero la consecuencia que me dices parece ser nefasta si no lo hago. -Volví a suspirar y posé mi mano derecha en la frente.- Anda -hice un ademán con la mano- continua. A ver si se puede revertir esto.

Editado por Joaquín Granger

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- ¿Tenebroso? En lo absoluto, trata de no ver lo negativo de las cosas. – Lo explicó como si se tratara lo más obvio del mundo. - Recuerda Joaquín, las cartas nos dan una visión de tu futuro, de lo que puede pasar y lo que no puede pasar si tomas las decisiones equivocadas. Incluso, con la reina de bastos, que te indica claramente que puedo ser yo la influencia femenina que haga falta… Quizás si te digo que te avientes a un pozo sin fondo y tus problemas terminarían ¿No lo crees así? –


Valeskya exclamó con su habitual sarcasmo, burlarse de su hermano era uno de sus pasatiempos predilectos y no iba a perder oportunidad de hacerlo. Sin embargo, había algo de razón en lo que acababa de decir: si bien las cartas sacaban a relucir las consecuencias de su pasado, o su actitud en el presente, no debía olvidar que lo que estaban tratando de ver, era su futuro. No sabía si el Granger lo hacía a propósito, o de verdad se estaba pasando de ingenuo con las cosas que ella le decía. ”¿En verdad todo le dará igual?” Pensó la ojivioleta, con algo de malhumor, y sin embargo, decidió que lo mejor en ese momento, era continuar con la lectura de cartas.


- Termina de beber tu café, terminará por enfriarse. – Exclamó secamente, al tiempo que dejaba al descubierto la siguiente carta: - La torre… y no la de Azkaban precisamente. Representa complicación y conflicto, cambios bruscos, inesperados y algunas veces desagradable – Su tono cambió de indiferencia al susurro misterioso y trágico (?). - Tus ambiciones actuales, están construidas sobre cimientos débiles, promesas falsas… - Miró fijamente al joven y preguntó en tono de burla - ¿Tendrá que ver con la mujer que metiste a la mansión? Quizás no te convenga acercarte mucho a ella… nunca se sabe. –


- ¡Oh! ¡Un cuatro de oros! Dinero, dinero, el dinero lo mueve todo…- Dijo más para sí misma, que para el pelinegro que se encontraba frente a ella. - Indica estabilidad financiera, algún negocio, donación o herencia que predominarán en tu vida, y si me permites añadir, si esto es cierto, deberías compadecerte de la pobreza de la familia y donar un poco. Recuerda: poderoso caballero es Don Dinero (?)–


No le preocupaba que su hermano no entendiera esa frase, pero era algo que quería usar desde hacía mucho tiempo. Comenzaba a dudar si su lectura de cartas estaba mal enfocada, no salía nada con respecto al amor, o quizás era algo que a el no le preocupaba demasiado; ”qué aburrido”, pensó la ojivioleta, pues esperaba tener a su mano más herramientas con qué molestar al Granger. Suspiró y volteó la siguiente carta:


- ¡Aquí está lo que buscaba! – Dijo la ojivioleta en voz alta, tosió un poco para tratar de recobrar la naturalidad en su voz, así como si nada hubiera pasado. - Tres de espadas… Emociones interiores. Muestra que hay un dolor significativo en tu vida, un conflicto emocional. Autoengañarte con lo que verdaderamente sientes, puede traerte un conflicto interno que en un futuro puede resultar peor…. Hmmm… Todo un rompecorazones – La última frase la dijo con cierto desagrado que intentó ocultar.


- El caballero de bastos… la carta del incoformista. – Había llamado su atención, el hecho de que la mayoría de las cartas hubieran salido en posición normal. Sin duda, su hermano parecía tener muy buena suerte y no estaba totalmente consciente de eso. - Puede significar muchas cosas, pero lo principal que te trae, es un cambio: puede ser un viaje o simplemente un cambio de ambiente… por conocer a alguien. Y antes de que quieras llevarme la contraria, no necesariamente tiene que ser dentro del ámbito amoroso, aunque… se te puede conceder un deseo de una forma bastante inesperada. –


Bastante había hecho con decirle eso, si él no se animaba a preguntar, simplemente ella no le daría pistas sobre lo que podía significar. Solamente quedaba una carta por descubrir y probablemente la más importante; de Joaquín dependería el curso que pudiera llevar su destino, aunque ella estaría allí, para que su aparente indiferencia, no echara las cosas a perder. Además, si las cosas llevaban el curso que había visto en sus cartas, todo parecía prometer ser demasiado divertido y eso era algo que no podía perderse.


- La reina de copas… asociado con el aspecto emocional. Nunca debes olvidar quién eres y qué es lo que quieres. El mostrar indiferencia ante lo que te pasa, te ha traído muchos problemas y quizás lo sepas y no termines por aceptarlo. – No esperó a que el replicara. - Particularmente esta carta no me gusta, indica que solo debes elegir un camino, uno que te guía hacia el éxito profesional y otro hacia la satisfacción personal. Agitó su varita, para hacer desaparecer las cartas y quedarse solamente con la taza de café.


- Con esto concluimos, las cartas… aunque si me permites decirlo. Creo que para todo debe existir el equilibrio. No todo tiene que ser blanco o todo tiene que ser negro. Ten cuidado con lo que elijas, quizás lo mejor sea forjar un nuevo camino. Recuerda que las cartas no son un reglamento a seguir, siempre puedes cambiar de opinión en el camino. – Finalizó.

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